8/8 – Cristo: La cabeza sobre la iglesia

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

8/8 – Cristo: La cabeza sobre la iglesia

John MacArthur

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Al regresar esta mañana del estudio de la Palabra de Dios, llegamos al mensaje final en nuestra serie especial acerca de la anatomía de una iglesia. Y al concluir la serie realmente hemos llegado al mensaje más importante. Hemos tratado de ver la iglesia en la analogía de un cuerpo, hemos hablado del esqueleto, verdades fundamentales básicas con las que la iglesia debe estar comprometida; hemos hablado de los sistemas internos, actitudes espirituales que deben existir en los corazones de su pueblo, de su congregación. Hemos hablado del músculo, la función del ministerio, y hemos hablado de la carne, la forma que adopte ese ministerio; pero en ningún cuerpo estará completo sin su cabeza. Y entonces en nuestro estudio en esta mañana quiero que veamos la Palabra de Dios, para adquirir un entendimiento de la cabeza del cuerpo quien no es ningún otro que el Señor Jesucristo.

Ahora hemos estado hablando mucho de cosas que tenemos que hacer en la iglesia, y han respondido de una manera tan maravillosa que ha sido un gran aliento para mí, un aliento tremendo; y han oído cosas que nos han confrontado mucho, y han sido muy directas y nos han motivado en nuestros corazones, y he visto al Espíritu de Dios dar frutos ya en estas áreas. Realmente nos hemos concentrado durante siete semanas en lo que debemos estar haciendo, lo que debemos estar creyendo, lo que debemos estar pensando, lo que debemos estar planeando; y estaría muy desequilibrado si no llegáramos hablar de la cabeza quien es Jesucristo, y lo que Él está haciendo en su iglesia. Y esto, por cierto, amados, es el consuelo definitivo.

Como puede ver, el consuelo definitivo es saber que con todas las cosas que hacemos y las hacemos de una manera tan inadecuada, quedamos tan cortos de lo que debiéramos hacer; con todas las cosas que dejamos de hacer, con todos los errores que cometemos, y todos los pecados en los que caemos con tanta facilidad en la carrera por hacer la voluntad de Dios, tenemos esta confianza suprema de que Cristo está edificando su iglesia; ese es un aliento tremendo y queremos hablar de eso. Pablo habló de esto en Efesios capítulo 4, Él dijo que “todos estamos creciendo en Aquel que es la cabeza”; la cabeza que es Cristo, y después Él dijo esto, escuchen de Él: “De quien todo el cuerpo viene unido por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, recibe su crecimiento en amor; conforme cada parte cumple con su trabajo”. En otras palabras Pablo dijo: “Tenemos que dar todo lo que tenemos, tenemos que esforzarnos por hacer todo lo que podamos hacer, y ser todo lo que podemos ser en el conocimiento pleno que realmente es el poder de Cristo lo que hace que todo esto funcione”, esto, amados, es la paradoja divina ¿no es cierto?

Hacemos el esfuerzo supremo, y si algo es hecho es de Dios, y es consuelo supremo el saber que donde fracasamos Él tiene éxito; y entonces quiero que en esta mañana nos enfoquemos en el que es nuestra cabeza, sin el cual no podemos hacer, ¿qué?, nada, dice Pablo, nada. Y conforme estaba pensando en un pasaje que pudiéramos examinar, me había traído la bendición majestuosa en la conclusión de la Epístola a los Hebreos. ¿Será tan amable en abrir su Biblia en Hebreos 13 versículos 20 y 21? Y realmente quiero usar este versículo simplemente como un punto de contacto con la verdad para llevar los otros pasajes en el Nuevo testamento que van a enriquecer nuestro entendimiento en la obra del Señor para su iglesia. Hemos hablado durante siete semanas acerca de lo que debemos hacer, y ahora vamos hablar de lo que Cristo hace por su iglesia.

Realmente ésta debería ser una serie en sí misma, pero nos vemos presionados a condensarla en un mensaje. Por cierto, es una bendición, una doxología majestuosa; se incluye las palabras de conclusión de esta gran Epístola. Dice: “Y el Dios de paz que resucitó de  los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

Hermosa doxología, hermosa bendición. Pero en una manera esa bendición concluye en forma de resumen la obra de Cristo; de hecho inclusive cierra en forma de resumen el mensaje de la Epístola a los Hebreos, pero no la vamos a ver de manera particular desde ese ángulo; la doxología tiene la intención de ser una alabanza de conclusión para el Dios de paz, y Él es llamado así debido a que a través de la sangre de Jesucristo Él ha hecho la paz con hombres pecaminosos. Él es el Dios de paz quien fue una en una ocasión el Dios de ira, el Dios de guerra, el Dios de juicio, el Dios de furia, pero Él se ha convertido para nosotros el Dios de paz; no siempre un Dios de paz, sino para nosotros Él se vuelve el Dios de paz a través de la sangre de Jesucristo, cuando Él hace la paz y Él hizo la paz, Él hace la paz con nosotros. Entonces es una doxología para alabar al Dios de paz, pero en alabar al Dios de paz delinea cómo Él se convirtió en el Dios de paz a través de la obra de Jesucristo; comienza con la afirmación que Él es el Dios de paz, comienza con la afirmación que Él debe ser glorificado por los siglos de los siglos; y el medio para ello está a la mitad de la obra, la maravillosa obra del Señor Jesucristo. ¿Qué es lo que Cristo hace por su iglesia? Está aquí en este pasaje que obtenemos un vistazo de ello conforme comenzamos a verlo.

En primer lugar, Él es el salvador de su iglesia. Hay varias cosas en este texto que apuntan a la obra salvadora de Cristo en favor a su iglesia. La primera que señalé fue su nombre Jesús, Señor Jesús en el versículo 20, Jesús debía ser su nombre dice Mateo 21: “Y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará su pueblo de sus pecados”, ese nombre significa “Jehová salva”, es  Jeshua, Joshua, del Antiguo testamento, significa” Jehová salva”; entonces su nombre mismo es el nombre de uno que salva.

Antes el escritor de Hebreos en el capítulo 2 en el versículo 9 y 10 escribió: “Pero vemos a Jesús que fue hecho un poco menor que los ángeles para el sufrimiento de la muerte, coronado con gloria y honra, para que Él por la gracia de Dios gustara de la muerte por el hombre. Porque convenía a Él para quien son todas las cosas, y por quien son todas las cosas, al llevar a muchos hijos a la gloria, el hacer al capitán de su salvación perfecto mediante sufrimientos”.  Jesús es el que gustó la muerte para todo hombre, Jesús es el que se volvió el “arquegos”, el pionero, el capitán, el líder, el que abrió la brecha, el que comenzó la salvación; Él fue hecho perfecto en su propia ofrenda de sí mismo. De hecho el nombre Jesús habla de nuestra salvación tanto, que el escritor en Hechos 4:12 dice: “Que en ningún otro hay salvación bajo el cielo, por el cual podamos ser salvos en el nombre de Jesús”, entonces su nombre mismo, aquí habla de su obra salvadora. Y entonces ahí hay una nota de alabanza aquí, conforme a la bendición comienza, simplemente en el nombre de Jesús el Salvador, pero hay mucho más porque el versículo 20 dice que: “Él llevó acabo su obra salvadora mediante la sangre del pacto eterno”, esa es una frase maravillosa, “la sangre del pacto eterno”.

Como puede ver, los judíos siempre supieron que el pecado tenía que ser expiado por la sangre, no había otra manera, y eso es parte del mensaje de este libro de Hebreos. Allá atrás en el capítulo 9, y el versículo 18, leemos esto: “Así como ni el primer pacto o el primer testamento, –ese es el antiguo, el que estuvo bajo Moisés–, fue dedicado sin sangre”, todo judío sabía que la rectificación del antiguo pacto, en Levítico 17:11 fue por sangre. El antiguo pacto fue inaugurado y ratificado por el derramamiento de sangre, porque fue por el diseño de Dios que debía haber derramamiento de sangre para enfrentar el pecado.

Moisés fue el agente de Dios para rociar esa sangre, para ratificar ese pacto, para echarlo a andar; porque cuando Moisés había hablado todo precepto a todo el pueblo según la ley, Él tomó la sangre de corderos y cabras con agua y lana escarlata, hisopo, y roció tanto el libro como a todo el pueblo diciendo: “Esta es la sangre del pacto de testamento que Dios ha hecho con vosotros”. Además Él roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio; Dios está presentando algo importante aquí;  había sangre por todos los lados, sangre por todo el libro de la ley, sangre por todo el pueblo, había sangre por todo el tabernáculo, y los utensilios en el tabernáculo; era un desastre sangriento, sangre por todos lados.

Dios estaba diciendo que no hay pacto hecho conmigo sin el derramamiento de sangre, pero todo eso únicamente era simbólico del derramamiento definitivo de sangre que podía llevar a los hombres a la paz con Dios. Entonces dice en el versículo 22: “Casi todas las cosas por la ley son limpiadas con sangre, y sin derramamiento de sangre (¿qué?), no hay remisión, no hay perdón, no hay paz con Dios”. Esa es la razón por la que Jesús ratificó el nuevo pacto, en Mateo 26:28 al decir esto: “Esta es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados”, y Él de hecho estaba diciendo mi sangre será lo que inaugura un nuevo pacto, entonces los pactos eran hechos en sangre; y si un hombre iba a  tener paz con Dios sería mediante el derramamiento de sangre, y ningún sacrificio animal podía llevar acabo efectuar esa paz verdadera; tenía que venir el sacrificio definitivo de Cristo, del cual todos los sacrificios animales únicamente eran adelantos y retratos. Si usted vuelve a ver lo que dice en Hebreos 13:20, dice: “Es la sangre del pacto eterno”, el pacto mosaico, el antiguo pacto no fue eterno, fue un pacto temporal, sólo fue una sombra de cosas venideras; es reemplazado por el pacto eterno porque Jesucristo, mediante una sola ofrenda, perfeccionó para siempre a los santificados. Él, mediante ese acto único de sacrificio, trajo una salvación eterna.

En Hebreos 9:12 dice: “Ni la sangre de carneros, ni cabras, sino por su propia sangre É|l entró una vez al Lugar Santo, habiendo obtenido la redención eterna”. El sacerdote entraba una y otra, y otra, y otra vez, y había sacrificio, tras sacrificio, tras sacrificio, tras sacrificio. Cristo entró una vez y nunca volvió a salir. Él compró para nosotros la redención eterna. Entonces vemos en este pasaje que Él es el Salvador de su iglesia, que ese es su nombre, y que esa fue su obra en la cruz.

Después vemos otra frase ahí al principio en el versículo 20 cuando dice: “El Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo”. Ese también es un elemento muy  esencial en su obra salvadora, porque cuando el Padre resucitó a Jesús de los muertos, fue el sello de aprobación por parte del Padre a favor de su obra terminada. Pensamos en la resurrección como un medio para nuestra propia resurrección, pensamos de la resurrección como el conquistar la muerte que nosotros también disfrutaremos, y todas esas son maneras correctas de pensar en ella, pero no incluye en todo; debemos ver la resurrección de Jesucristo    como la afirmación más importante, más grande de aprobación por parte de Dios a favor de su obra salvadora.

Cuando Él lo resucitó de los muertos, Él estaba afirmando que Él había cumplido lo que Él había hecho hacer a la cruz. Entonces la obra salvadora de Cristo viene a nosotros de manera clara a través del  versículo 20; Jesús mediante su sangre nos mete en un pacto eterno, y en respuesta, el Dios de paz lo resucita de los muertos. Es Cristo quien Pablo dice en Efesios 2: “Es nuestra paz, Él es nuestra paz, Él ha hecho la paz”. En Colosenses 1:20 dice que: “Mediante la sangre de su cruz”, y creo que esa es la razón por la que Lucas 10 creo que es el versículo 6: “Somos llamados hijos de paz”. Entonces Él es el Salvador de su iglesia.

Ahora, amados, permítanme decirles lo que esto significa: Esta iglesia no es una organización humana, ni lo es ninguna iglesia de Jesucristo. Usted no entra en esta iglesia al apuntarse, usted no nada más se convierte en un miembro por   que a usted le gusta el tipo de gente que está aquí, o cree que será bueno para sus negocios, o podría elevar su estilo de vida, o podría meterse en algunas de las cosas divertidas que hacemos, o podrá disfrutar la música, o lo hace sentir mejor acerca de usted mismo, no; usted entra a la iglesia en base a la muerte sacrificial del Señor Jesucristo, y la entrada le pertenece aquellos que son redimidos y lavados mediante su sangre preciosa. No estamos edificando la iglesia, Él la está edificando, es su iglesia; Él es el Salvador de su iglesia, Él trae gente a su iglesia. Hablemos de eso. Hay dos elementos de esto de los que quiero hablar.

En primer lugar, Él ama su iglesia. Su obra salvadora está edificada sobre su amor salvador, lo amamos porque Él nos amó primero, es Dios quien predeterminó la relación de amor con nosotros aún antes que de que nosotros llegáramos a existir, y nos amó mientras que nosotros lo odiábamos. Inclusive cuando éramos enemigos de Dios, a través de su gran amor, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo; Él nos ama, y fue su amor lo que nos redimió, fue su amor lo que hizo entregar su sangre preciosa, más preciosa que cualquier cosa humana.

En Efesios capítulo 5 hay una afirmación maravillosa en el versículo 2, con la que sin duda alguna está familiarizado, dice: “Andad en amor, así como Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios como olor fragante”. Cristo nos amó tanto que se entregó a sí mismo por nosotros. ¿Y sabe una cosa? Es maravilloso saber que usted es amado, es maravilloso saber eso; Él ama a la iglesia, Él ama a la iglesia tanto, que se entregó a sí mismo por la iglesia.

Cuando nosotros en el proceso de estar ministrando y entregando nuestras vidas, y haciendo lo mejor que podemos hacer, y nos preocupamos porque la iglesia no es todo lo que debería ser, y vemos a la gente que no está donde debe estar, y deja de venir y nos preguntamos por qué no salen las cosas como debieran salir, nos decimos a nosotros mismos como hombres de Dios o ministros o aquellos que guían: “Señor, esta es mi vida, esta es mi pasión, estoy entregando todo lo que soy, lo que tengo a esto, me preocupa esto, vivo para esto, y no es todo lo que quiero que sea”,  que nuestra tristeza sea ahogada por el hecho de que Él la ama infinitamente más de lo que nosotros la amamos. ¿Acaso mi propio corazón no es consolado en el hecho de que cuando yo estoy entristecido por aquellos que no hacen lo que debieran hacer, y no responden como deberían responder, y estoy entristecido debido a eso,

pienso en cuánto Él, quien ama la iglesia mucho más de manera infinita, se entristece? Y sin embargo Él ama, Él ama a su iglesia, y habiéndolos amado dice en Juan 13: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta la perfección”.

Él no deja de amar a su iglesia porque fallan, Él no deja de amar a su iglesia porque fracasan, Él no deja de amar a su iglesia porque son indiferentes, porque no aprovechan las oportunidades, los recursos y los privilegios, Él no deja de amarlos; y también nosotros debemos recordar que el conoce todo en manera infinita, no deja de amar aun cuando la gente que Él conoce tan bien            , y nosotros somos confortados, consolados en el hecho de que Él ama a su iglesia; Él predeterminó establecer su amor sobre ellos antes de que el mundo comenzara, y Él de hecho cumplirá eso hasta que el mundo vuelva a nacer en la eternidad futura; Él nos ama tanto que Él se volvió pecado por nosotros, el que no conoció pecado para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él.

Él está llevando a cabo su obra en su iglesia, amando a su iglesia y amándolos mientras que están en la iglesia, su amor está elevándose a Dios, dice en E         fesios 5-2: “Como olor fragante”, para la nariz del Santo, es tan confortante que Cristo ama a su iglesia. Eso me dice que necesito amar a su iglesia a pesar de las cosas que pasan, también me dice que no tema porque si estoy preocupado por la iglesia que yo amo, Él está infinitamente más preocupado por la iglesia que Él ama. Si yo creo que yo tengo un derecho de estar preocupado porque he entregado tanto de mí mismo a la iglesia, entonces cuánto de sí mismo Él ha dado a la iglesia que Él debería estar también preocupado y mucho más que yo.

En Apocalipsis capítulo 1, versículo 5, simplemente hay una afirmación hermosa ahí que dice – y de nuevo,es una doxología de alabanza, es una bendición gloriosa, majestuosa, y lo que dice es esto: “Aquel que nos ama y nos lavó de nuestros pecados en su propia sangre, nos ha hecho sacerdotes para Dios, incomprensible”, Él ama a su iglesia –tiempo presente por cierto–, ¿y quién nos separará de ese amor: tribulación, aflicción, persecución, hambre, peligro, desnudez, espada? ¿Qué hay acerca de la vida, muerte, ángeles principados, cosas presentes, lo porvenir, potestades, lo alto, lo profundo? Ninguna otra cosa creada.  Nunca, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los ama Él hasta la perfección. Es tan confortante para mí, simplemente me aferro a esto; Él ama a la iglesia mucho más de lo que yo amo a la iglesia, eso dice que Él va a atender, eso dice que Él le va prestar atención al objeto de su amor.

En segundo lugar, cuando usted piensa en Él como un salvador de la iglesia, usted tiene que recordar que Él edifica la iglesia; como el que salva, Él es el que edifica, Él los mete, Él añade a su iglesia, Él hace que crezca como un templo santo para sí mismo. Me encanta Mateo 16, uno de mis pasajes favoritos: “Yo edificaré mi iglesia”, qué gran pensamiento. No estamos preocupados por edificar la iglesia, Él sí está preocupado; no es mi trabajo el edificar una iglesia o la de nadie más, no es nuestro trabajo inventar medios o planes, estrategias de sabiduría humana para edificar una iglesia, Él va a edificar su iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella, eso es un eufanismo hebreo para la muerte. La muerte es el arma definitiva que está en la mano del adversario, según Hebreos 2, ¿quién tiene el poder de la muerte? ¿Satanás? Lo que Él está diciendo es que “Yo edificaré mi iglesia, y lo peor que puede pasar, matarlos, no prevalecerá contra ella”. Usted mata a la iglesia, y lo único que está haciendo es poblar la gloria, eso es todo.

“Yo edificaré mi iglesia”. Simplemente quiero ser parte de la iglesia que Él está edificando, eso es todo. Simplemente quiero ser una parte de la iglesia que Él está edificando, esa es la razón por la que yo estoy tan comprometido con el hecho de que tenemos que hacer las cosas según el libro de Dios. No queremos hacer nada que va confundirnos, no queremos estar usando todos los planes humanos para edificar la iglesia, porque entonces no sabremos si nosotros la edificamos o Él la edificó; yo no quiere vivir con eso, yo simplemente quiero ser una parte de lo que Él está haciendo. Me encanta lo que Él dice aquí: “Yo edificaré, no la iglesia, sino que yo edificaré mi iglesia”. ¡Qué gran verdad! Él es el poseedor.

Con frecuencia se me pregunta ¿quién es dueño de tu iglesia?, me gusta esa pregunta, ¿quién es el dueño de la iglesia? Es el Señor Jesucristo, Él la compró con su propia sangre preciada. Él es dueño de ella, Él la edifica; de hecho, ¿sabe una cosa?, Él añade a la iglesia diariamente los que han de ser salvos; Él está ocupado en edificar a la iglesia. En Juan 10 Él dice: “Yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, oyen mi voz, me siguen mis ovejas”,  me gusta eso, le pertenecemos a Él; Él es el constructor, el dueño, el comprador, la principal piedra del ángulo, el cimiento, el poseedor, es su iglesia. Está siendo edificada con una certeza, encerrada en la promesa de que Dios no puede fallar; en contra de toda la oposición, en contra de todas las amenazas, en contra de toda la carnalidad, en contra de toda la  ineptitud humana, en contra de toda la indiferencia, apatía, apostasía, neoliberalismo, denomicionalismo, y cualquier otro ismo y demás, y el resto, Él está edificando su iglesia. Él está edificando su iglesia. 1ª de Corintios 3:9 dice: “Vosotros sois edificio de Dios”. Efesios 2 dice: “Habéis sido edificados como templo santo, una habitación del Espíritu”. Pablo le dice a Timoteo: “Te estoy diciendo cómo debes conducirte  en la iglesia del Dios viviente”, su iglesia. Entonces Él es el salvador, y Él ama y edifica su iglesia.

En segundo lugar, en Hebreos 13:20, Él es el Pastor. Es un pensamiento hermoso, hermoso. Él es el gran pastor de las ovejas, dice, como el salvador Él ama y edifica, y como el pastor Él tiene algunas funciones excepcionales y especiales también. Pero, en primer lugar, lo que queremos señalar es que Él es el gran pastor, en contraste a todos los pastores que simplemente son terrenales, Él es el gran pastor. El salmo 77:20 dijo de Moisés: “Tú guiaste a tu pueblo como un rebaño, por mano de Moisés y Aarón”, y ellos fueron pastores, pero no grandes pastores. Tres veces en el Nuevo Testamento llama Jesucristo el Pastor. Juan 10: “Él es el buen pastor”.  1ª Pedro 5: “Él es el príncipe de los pastores”, y Hebreos 13: “Él es el gran pastor, buen pastor, príncipe de los pastores y gran pastor”. ¿Y sabe una cosa? En las Escrituras conté más de una docena de lugares por lo menos en donde la Biblia identifica a personas impías como naciones con este título, eran como ovejas, ¿sin qué?, sin pastor. Entonces si somos creyentes, somos ovejas, ¿con qué?, con un pastor.

Estábamos reuniendo como una semana atrás con nuestros hombres, y estábamos hablando y discutiendo y tratando de desarrollar una manera de hacer un mejor nuestro trabajo de pastorear, y salgo de momentos así pensando porque la gente dice: “Estas personas no están involucrándose, no le estamos dando seguimiento a estas personas, y estamos perdiendo algunas personas por acá y tenemos a personas que no hemos visto por mucho tiempo y nos preguntamos dónde fueron, y estamos tratando de encontrarlas”, tenemos todos esos asuntos logísticos que tratamos de resolver, que usted se va y dice: “Señor, ¿cómo vamos a mantenerle la pista a estas personas?”. No vienen por una cuantas semanas, dónde están o están enfermas o no sabemos, o escuchamos de una tragedia y no hemos hablado con las personas para ver si realmente están avanzando con el Señor, si su salvación realmente es genuina, hay ansiedad en sus corazones y usted se preocupa por ello. Y le digo, algunas de estas veces voy a casa y me encuentro a mí mismo mirando el techo con mi mente llena de pensamiento “cómo podremos pastorear a las ovejas”, pero somos confortados en esto amados, que el gran pastor está pastoreando a sus ovejas.

Creo que a veces pensamos que si una persona se salva y no se mete en algún programa de seguimiento van a perder su salvación, tenemos que ayudarle al Espíritu Santo. Usted no puede dejar a la gente en manos del Señor, tiene que meterlos en el programa; no estamos desequilibrados en eso, siempre y cuando entendamos que queremos tener todas las herramientas. Pero el Señor es el pastor y no me voy a preocupar por sus ovejas, voy a hacer lo que pueda por involucrarme, pero son sus ovejas; y quiero ser fiel con lo que Él me da, pero no puedo mantener mi mente con juicio cabal si siento que yo tengo la responsabilidad definitiva. Yo le voy entregar mi corazón entero a ello, no porque creo que depende de mí. ¿Quiere una perspectiva? Entienda esta perspectiva: No sirvo al Señor Jesucristo, enseño su Palabra o lo que sea, ninguno de nosotros como ancianos o líderes de la iglesia, pastores, ninguno de nosotros hace eso porque sentimos que somos responsables por la iglesia.

No sé usted, pero yo lo hago porque quiero ser parte de lo que Cristo está haciendo, eso es todo. ¿Y sabe una cosa? Él edificará su iglesia con o sin mí, es correcto.  Escuche, si las puestas del Hades no pueden prevalecer contra usted, ¿cree usted que John MacArthur pudiera? Él edificará su iglesia sin mí; pero yo pierdo, y mi servicio de todo corazón a Cristo, y nuestro servicio entero de todo corazón a Cristo no es para ayudar a Dios lo que de otra manera Él no podría ser, es para hacer parte de lo que Él está haciendo. ¡Qué gozo! Y entonces pastoreamos con todo nuestros corazones de la mejor manera que podemos, pero cuando se nos acaban los recursos y no sabemos qué hacer o qué decir, no nada más no sabemos cómo cuidar de la gente y satisfacer sus necesidades como debieran ser satisfechas. Digo tenemos que dar un paso atrás y decir: “Pero el gran Pastor, es el pastor”, ¿no es cierto?

Se me contó ayer de una señora que dio a luz a un niño en nuestra iglesia, ella murió, y el niño es prematuro, está conectado a máquinas; y en periodo de tiempo sin oxígeno con el cerebro y todo esto, el padre se ha quedado sin esposa con un niño así, dice usted: “¿Qué digo?”. Y usted está pensando y tambaleándose, y usted regresa al hecho de que el gran Pastor pastorea sus ovejas, ¿no es cierto? Ahí es donde los recursos humanos llegan a un fin, pero el Señor es el gran pastor, el príncipe de los pastores, el buen pastor como tal.     Veamos dos cosas que Él hace. E           n primer lugar, Él equipa; observe en el versículo 21 que: “El gran pastor de las ovejas, mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para     que hagáis su voluntad”. Él nos está equipando para hacer su voluntad, es tan maravilloso; Él usa la palabra “moldearnos”, conformarnos a su voluntad.  Las Escrituras dicen en 2ª de Timoteo 3:16: “¿Para qué se dieron las Escrituras? A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado, enteramente preparado para toda buena obra”. Entonces Él nos ha dado su Palabra, y después Él nos ha dado a hombres dotados.

Efesios 4: “Dios dio a unos apóstoles, a otros profetas, y evangelistas, y pastores, maestros o pastores que enseñan, a fin de perfeccionar para equipar a los santos”; entonces Él da la Palabra y Él nos da la Palabra, y no sólo a la Palabra sino algunos hombres dotados de manera excepcional, hombres de Dios que pueden entregarnos esa Palabra. Después Él nos da maestros, y después según 1ª de Pedro 5:10 dice: “Después de que habéis sufrido, mientras que el Señor os perfecciona, Él nos da pruebas que pueden llevar a cabo una obra”. En el Evangelio de Juan capítulo 15, dice que la Palabra es como un cuchillo y nos poda; entonces usted toma la Palabra que nos es traída individualmente, y nos es traída  a través de hombres dotados; y después el Señor entra y trae sufrimiento, “después de que habéis sufrido por un poco de tiempo, el Señor nos hace atravesar por pruebas y tentaciones y sufrimiento doloroso”. ¿Por qué? Porque ese es el contexto en el que somos forzados en aplicar la Palabra.

Como puede ver, cuando yo estoy en la lucha, cuando he estado luchando con el pecado, y luchando con el sufrimiento, enfrentando la ansiedad y el dolor y la tristeza en mi vida, cuando estoy enfrentando los momentos de aflicción, esos son momentos cuando veo que está hirviendo dentro de mí lo horrendo de mi propia pecaminosidad y aprendo a odiar más el pecado; esos son los momentos cuando puedo cuestionar a Dios y dudar, y aprendo a odiar mis propias dudas y mi propia pecaminosidad más; esos son los momentos cuando soy llevado a mis rodillas y eso es bueno, los momentos en los que quiero aferrarme de Dios y eso es bueno, los momentos cuando anhelo el cielo y liberación de este mundo y eso es bueno. Entonces el sufrimiento lleva a cabo algo bueno. Entonces el Señor trae el sufrimiento, nosotros traemos la Palabra.

Los predicadores no deben traer el sufrimiento, no se confunda con cuál es su deber. El Señor se encargará de eso, usted traiga la Palabra. Entonces el Señor equipa, edifica, fortalece, Él nos da el poder del Espíritu Santo, Él dice: “Pero me seréis testigos, después de que el poder del  Espíritu venga sobre vosotros”,  en Hechos 1-8, “en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra”. “Para salir” dice en Juan 15: “Van a dar mucho fruto de vuestro interior”. En Juan 7: “Fluirán ríos de agua viva”. Entonces Él está equipando su iglesia. ¡Es tan maravilloso!

Tenemos clase de preparación, hemos estado hablando de esto; tenemos discipulado, tenemos que estar involucrados en el evangelismo, y todo el tiempo estamos trabajando tan duro como podamos trabajar; y mientras que hacemos esto, estamos recordando en nuestra mente que el Señor está equipando a su iglesia, Él lo está haciendo a través de la Palabra, a través de pruebas, a través del poder del Espíritu de Dios; eso es tan maravilloso y no depende de nosotros. Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo porque queremos ser parte de lo que Él está haciendo. No puedo pensar en un mayor privilegio.

En Efesios 5:26 un versículo que normalmente es usado para hablar del matrimonio, pero quizás realmente más que cualquier otra cosa habla de la iglesia, dice: “Ningún hombre jamás aborreció su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, así como el Señor a la iglesia”. El Señor sustenta y cuida la iglesia, dos palabras hermosas; sustenta significa alimentar, y cuidar significa calentar con calor corporal; será como una madre que está lactando. El término sustenta es usado de una madre que alimenta a su bebé lactando. 1ª de Tesalonicenses 2:7, es como si el Señor toma a sus amados y los sustenta y los calienta; significa calentar con calor corporal, suavizar o derretir, aquí hay intimidad. El Señor viene y nos pastorea alimentándonos y calentándonos y derritiéndonos, para volvernos a moldear, para volver a darnos forma; es un hermoso pensamiento. Él está llevando a cabo su obra. Eso es algo consolador.

Cuando a mí se me han acabado los recursos, cuando se me han acabado las ideas, cuando estoy frustrándome en mi mente y digo: “Señor, cómo hacemos que la gente esté más comprometida, cómo los hacemos que avancen, que estén más equipados, que sean más fieles, que estén creciendo, que estén madurando. Señor necesitamos nuevas maneras de hacerlo, no hubo niveles de compromiso”, y soy confortado en el hecho de que Él lo está haciendo, Él está moviendo a su iglesia a lo largo del proceso, del progreso espiritual, Él está equipando a su iglesia, Él está sustentando, cuidando a su iglesia; es un gran consuelo.

En segundo lugar, como pastor Él intercede por su iglesia, así como un pastor salía y peleaba contra el lobo, el Señor Jesucristo pelea contra el adversario que viene constantemente delante del trono de   Dios a acusar a los hermanos, Él viene delante del trono de Dios para acusarnos como acusó a Job; y Jesús viene a nuestro rescate y nos defiende. Él es nuestro defensor, Él es nuestro intercesor, Él es nuestro abogado, Él empatiza con nosotros, Él es nuestro sumo sacerdote; qué gran pensamiento.

Usted lo ve en Juan 17 conforme ora al Padre, dice: “Padre, no oro por lo que están en el mundo, sino por los que tú me has dado para que sean uno. Padre, oro para que sean uno conmigo, así como yo soy uno contigo”,  y uno ora por los suyos en ese maravilloso pasaje, lo ve continuando a lo largo del Nuevo testamento su obra Sumo sacerdotal que Él comenzó.

1ª de Juan 2 dice que “si alguno pecare, tenemos abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo”. En otras palabras, cuando usted peca, y la acusación de su pecado es traída delante del trono de Dios, Jesús se pone de pie como su abogado y dice: “Padre, ese pecado ha sido pagado, ese pecado ha sido pagado, mi sangre pagó por ese pecado”, y esa es la razón por la que ningún pecado puede ser traído en contra de los elegidos de Dios.

¿Acaso Dios va acusarlo a usted como a su elegido, cuando Él lo ha elegido a usted? ¿Acaso Él va acusarlo con ese pecado, cuando Él ya lo ha justificado? ¿Acaso Dios lo volverá a justificar? ¿Acaso Dios que lo justificó a usted, va acusarlo de algún pecado? ¿Hay una información que Él no tenía o hay una corte más elevada que Dios? ¿Acaso Cristo lo condenará, Él, quien llevó su pecado en su propio cuerpo en el árbol, en el madero? ¿Acaso Él, quien expiró de manera perfecta todo su pecado, tendrá más pecado en contra de usted? Entonces Él es el Cristo que intercede siempre, siempre.

Entonces Él intercede por su iglesia, Él habla con el Padre acerca de nuestras necesidades también porque tenemos muchas necesidades. Él no es un sumo sacerdote que no puede ser tocado, que no puede simpatizar, que no puede compadecerse con nuestras debilidades, sino que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Él sabe exactamente lo que enfrentamos. Y entonces Él puede fortalecernos, como dice en Hebreos 2:18: “Él es un sumo sacerdote perfecto”. Hebreos 7:25 dice: “Quien vive perpetuamente para hacer intercesión por nosotros”. Él  tuvo hambre, Él tuvo sed, Él fue vencido por el cansancio, Él durmió, Él fue instruido, Él creció, Él fue amado, Él fue odiado, Él amó, Él odió, Él fue sorprendido, Él se maravilló, Él estuvo tuvo gusto, Él estuvo triste, Él estuvo enojado, Él se indignó, Él fue sarcástico, Él se entristeció, Él se afligió, Él fue superado por los acontecimientos futuros, Él ejerció fe, Él leyó las Escrituras, Él oró toda la noche, Él derramó su corazón por el dolor de los hombres, y Él lloró cuando su propio corazón se dolía; Él ha estado ahí siendo compasivo, mostrando empatía, defendiéndonos; es un gran pensamiento. Él es nuestro sumo sacerdote fiel, siempre intercediendo.

Entonces lo vemos como pastor por otro lado, alimentando en un tipo de relación que sustenta y cuida para equipar a su iglesia para hacer su voluntad. En otro sentido, Él intercede a favor nuestro, asegurándose de que nunca haya algo en contra de nosotros. Su sangre continúa limpiándonos de todo pecado, 1ª de Juan 1-9. Salvador de su iglesia, pastor de su iglesia.

En tercer lugar, Él es soberano en su iglesia. Observe de nuevo el texto, y observe la Palabra Señor, 92 veces “curios” es usada en el Nuevo testamento. Y podemos hablar de muchos matices y significados de la palabra, pero una cosa es clara, muy clara: cuando es usada en el Nuevo testamento en referencia al Hijo de Dios significa soberano, significa controlador, significa el que está con autoridad completa; Él es el Señor, Él es el soberano de su propia iglesia. Nos dice en Efesios capítulo 1 que Dios ha colocado todas las cosas bajo sus pies, y lo ha dado a Él por cabeza sobre todas las cosas sobre la iglesia, la iglesia la cual es su cuerpo, la plenitud de Él que lo llena todo y en todo. Él está a cargo.

Colosenses capítulo 1 dice esencialmente lo mismo, en el versículo 19 dice: “Por cuanto agradó al Padre que habitase en Él toda la plenitud en la deidad”, porque en el versículo 18 dice que Él es la cabeza de la iglesia, Él es el comienzo, el principio, Él es el “protótocos”, el preeminente, para que en todo Él tenga la preeminencia; entonces el concepto del Señor tiene que ver con  el hecho de que Jesucristo es el soberano. Ahora, eso se manifiesta a sí mismo en la iglesia, de nuevo, en dos maneras que quiero enfatizarle.

En primer lugar, Él gobierna su iglesia; como el Señor de su iglesia, Él gobierna su iglesia. Permítame decirle algo, si alguien le preguntara quién está a cargo de Grace  Church, usted dígale: “Jesucristo”. Eso no es dicho de broma. Jesucristo es la cabeza de esta iglesia. Efesios 5:23 dice que Él es la cabeza, la palabra usada ahí es “kefale”, básicamente tiene que ver con la idea de ser primero, o ser prominente, o ser supremo, ser el determinador, el que está a cargo, el soberano; es la idea, de nuevo, Él es la cabeza de su iglesia, eso es repetido varias veces en el Nuevo testamento. Y como la cabeza, Él tiene la autoridad en su iglesia, Él gobierna su iglesia. Lo ve en Apocalipsis 1, y Él está moviéndose entre los candeleros, cada uno de los cuales representa su iglesia, y Él está manteniendo alumbradas las lámparas, y Él viene con pies de fuego y con ojos penetrantes conforme Él escudriñe el pecado que necesita ser aplastado y sacado de su iglesia. Él es el Señor de su iglesia.

Esa es la razón por la que en Mateo 18, en donde usted tiene el proceso de disciplina y el pecado está siendo enfrentado ahí, dice que “cuando dos o tres están congregados ahí estoy en medio de ellos”; no es dos o tres en una reunión de oración, son dos o tres testigos que confirman el pecado de alguien en una disciplina, el pasaje entero trata de disciplina, y Él no vacila en hacerlo porque cuando usted ha llamado a los testigos correctos, y ha afirmado el pecado, no necesita detenerse porque estoy ahí en medio de eso haciéndolo con ustedes. Entonces ustedes solo están atando en la tierra lo que ya ha sido atado en el cielo, y sólo están soltando en la tierra lo que ya ha sido soltado en el cielo; entonces usted actúa a favor de Cristo, es una gran verdad. Él gobierna su iglesia, y Él gobierna mediante una pluralidad de hombres piadosos como siempre lo ha hecho, y  esta es la razón por la que tenemos más de 50 ancianos en Grace Church y tenemos una meta, nuestra meta única es hacer lo que Cristo quiere que hagamos.

Ahora, sabemos mucho de lo que Él quiere que hagamos porque está escrito aquí, y donde la Palabra de Dios no habla y donde no tenemos información en las Escrituras que hablen de algún punto en particular, depende de nosotros discernir la mente de Dios en oración pensando en paciencia, esperar hasta que Dios abra para nosotros lo que quiere que hagamos; esa es la razón por la que siempre hemos estado comprometidos con el hecho de que todo lo que decidimos más de 50 hombres es unánime o no lo hacemos, es unánime, porque Dios sólo tiene una voluntad, y depende de todos nosotros que servimos como pastores, bajo la autoridad de Jesucristo, el saber cuál es su voluntad; depende de nosotros saber lo que Cristo quiera hacer en su iglesia; y vamos a buscar su meta hasta que todos nosotros lleguemos a un entendimiento de cuál es esa mente.

Cristo gobierna esta iglesia. No quiero la responsabilidad ni ningún otro humano que piensa con claridad; es bastante malo tener que responder por su propia vida sin tener que responder por una multitud de otras vidas. Entonces buscamos la mente de Dios mediante la oración hasta que el Espíritu de Dios revela su voluntad, pero Él es el que gobierna su iglesia. Lo único que queremos hacer es discernir su voluntad, eso es todo lo que queremos hacer, queremos discernir su voluntad. Esta es la razón por la que vivimos según este libro, eso lo simplifica.

En segundo lugar, conforme pensamos en el Señor Jesucristo en su iglesia, Él no sólo gobierna su iglesia sino que le enseña a su iglesia, esto es parte de su gobierno. Él tiene la autoridad de ejercer en todo asunto, y Él tiene la autoridad de revelar toda la verdad. Él es nuestro maestro, su voluntad de revelada a través de su Palabra, su voluntad es revelada a través de instrumentos humanos; pero Él es el maestro. De hecho Él les dijo a los discípulos, en el Evangelio de Juan, varias veces que este sería el caso. En Juan 14, creo que es el versículo 20, donde dice: “Sabrán que yo estoy en mi Padre, que ustedes están en mí, y yo en vosotros”, van a saber estas cosas, van a saber muchas cosas, ¿cómo van a saberlo?, versículo 26: “El Consolador, el Espíritu santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, Él traerá a vuestra memoria lo que yo os he dicho”. Versículo 26 del capítulo 15: “Cuando el Consolador venga a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, quien procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Él les va hablar de mí, Él les va decir lo que necesites saber”. Capítulo 16, versículo 12: “Tengo muchas cosas que deciros que no puedo sobre llevar ahora, no obstante cuando el Espíritu de verdad venga, Él los guiará en toda la verdad. Él no hablará de sí mismo sino que todo lo que Él oiga eso Él hablará, y Él os mostrará las cosas que vendrán, y Él me glorificará porque recibirá de mí y os lo dará a vosotros”.

Como puede ver, entonces el Señor mantiene el control en su lugar, Él gobierna, y Él alimenta, y Él enseña en su iglesia a través de la Palabra y el Espíritu; entonces cuando vamos a la Palabra de Dios vemos lo que es claro en la Palabra y dependemos del Espíritu, esa es 1ª de Juan 2:20 y 27, dice: “Pero nosotros tenemos una unción de Dios”, no necesitamos maestros humanos, tenemos un unción de Dios; eso es terrenal, maestros humanos fuera del reino que no conocen la Palabra de Dios, no necesitamos ese tipo de sabiduría porque tenemos una unción de Dios, y la unción no es ninguna otra que el Espíritu Santo. Entonces tenemos la Palabra de Dios y al autor del Espíritu de Dios entregando la verdad a través de hombres dotados de Dios, y de esta manera Cristo está guiando su iglesia.

No estoy aquí para darle mi opinión de nada. Si llegara yo hacer eso, por favor sáquenme de la ciudad; no estoy aquí para darle mi opinión de nada, no estoy aquí para hablar de asuntos sociales que no se relacionan con la Palabra de Dios, estoy aquí para abrirle la Palabra de Dios para que usted pueda conocer la mente de Dios y el corazón del Salvador, para que Él pueda enseñar a su iglesia. He dicho esto antes y lo vuelvo a decir: “Yo solo soy un mesero, yo no cociné la comida, yo sólo tengo que entregarla sin echarla a perder, y traérsela a usted caliente”.

Finalmente, Él no sólo es el Salvador quien ama y edifica su iglesia, y el pastor que equipa e intercede por su iglesia, y el soberano que gobierna y enseña a su iglesia, sino que Él es santificador que purifica y glorifica a su iglesia. Él el santificador que purifica y glorifica a su iglesia. Observe el versículo 21: “La meta definitiva es haciendo Él en vosotros lo que es agradable”. Eso es tan bueno. Como puede ver, es tan bueno saber que Él está haciendo su obra en nosotros, ¿no es cierto? Él es el santificador, Él es el que nos está apartando del pecado, Él es el que nos está purificando, y también es el que nos está guiando para darle gloria por los siglos de los siglos. Él es el santificador, purificador, glorificador; nos preocupa y usted también. Usted ve a alguien que es un cristiano, pero hay pecado en su vida y usted simplemente se preocupa por ello y quiere verlo salir de ello y los confronta, y quizá se lleva a cabo el proceso de disciplina.

Hablamos hoy acerca de un hombre que simplemente continúa metiéndose en pecado, y él dice que va a dejar de hacerlo, y después se vuelve a meter, y después sale y dice que está adentro y afuera, y aquí estamos de nuevo necesitando de regresar y atravesar por el proceso de disciplina; usted llega a estar tan triste en su corazón por este tipo de cosas, y el único consuelo que tiene es que si Él pertenece a Jesucristo, Él es el purificador de su iglesia; quizás Él purificará su iglesia quitándolo, quizás Él purificará su iglesia con la muerte de un creyente que es infiel como en 1ª de Corintios 11, y 1ª de Juan 5, y quizás Él purificará su iglesia al fortalecer a ese cristiano y al llevarlo a la santidad pero eso depende de Él. Pero su meta es hacer eso.

Eso es lo que dice en Efesios 5, escuche lo que dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la iglesia y se entregó así mismo por ella”. ¿Por qué hizo eso? ¿Por qué lo hizo? Para santificarla, apartarla del mundo, y limpiarla con el lavamiento del agua por la Palabra. Él quiere a su iglesia pura y limpia para que Él, en últimas, pueda presentársela a sí mismo a una iglesia gloriosa, esa es la gloria de la iglesia. Él la purifica para llevarla a la gloria, para que Él tenga una iglesia que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin mancha. Entonces Él es el purificador y el glorificador, Él purifica; en últimas Él glorifica, y glorificar es simplemente purificación definitiva, ¿no es cierto? Algún día seremos para la alabanza de la gloria de Dios, y a través de Jesucristo, el Dios de paz recibirá Gloria por los siglos de los siglos –amén– de nosotros.

Cristo purifica, y Él está llevando a cabo su obra purificadora, limpiando – eso es tan confortante saber eso, y nos está llevando a la gloria. Cuando lleguemos allá arriba todos seremos perfectos, sin manchas, sin arruga. Espero que eso lo llene tanto de esperanza a usted el oír todas estas cosas como me llena a mí, que no estamos solos en esto; y permítame repetir lo que dije hace un momento, este es un pensamiento clave, escuche: “No estamos lo que Cristo no puede hacer, no estamos edificando la iglesia porque Él necesita que nosotros la edifiquemos, si Grace Church explotara el día de hoy, –y espero que no pase así–, si así fuera, la iglesia de Jesucristo avanzaría; si yo cayera muerto, y cada uno de nuestros líderes en la iglesia muriera, la iglesia avanzaría. Él no nos necesita para edificar su iglesia. Dice usted: “¿Por qué estamos trabajando tan duro?”, le voy a decir por qué, porque no hay algo más maravilloso, más emocionante, más glorioso, que produzca más gozo, que satisfaga más al alma, que ser parte más de lo que Jesucristo esté edificando para su gloria eterna.

Un reportero se acercó al lugar de construcción de la Catedral de San Pablo en Londres hace muchos años atrás, él estaba escribiendo un reportaje del edificio de esa gran catedral, y le dijo un hombre ahí que tenía muchas piedras en su mano. Él le dijo: “¿Qué estás haciendo?”, él dijo: “¿No puede ver lo que estoy haciendo? Estoy metiendo aquí piedras para construir esto”, simplemente más piedras todo el tiempo, simplemente cargando estas piedras.

Él se acercó a un segundo hombre y a él le dijo: “¿Qué estás haciendo?”, él dijo: “Me estoy ganando la vida, tengo una familia y muchos hijos, me estoy ganando la vida”.

Y se acercó a una tercera persona y le dijo: “¿Qué estás haciendo?”, él dijo: “Estoy ayudando a Sir Christopher Wren a construir la Catedral de San Pablo”. Esa es una perspectiva diferente, ¿no es cierto? ¿Qué está haciendo usted? “Estoy metiendo estas piedras por aquí”, “Tengo que hacer esto, usted sabe”, “Estoy ganándome la vida, después de todo soy cristiano y tengo que hacer algo espiritual”, no; soy parte de la edificación de Cristo de su reino eterno. Qué gloriosa perspectiva.

Padre, te damos gracias porque nos ha dado tu Palabra y no nos ha dejado con dudas, y sin confusión, para saber lo que significa para nosotros y lo que demanda de nosotros. Sin embargo, también Tú te has dado a nosotros y realmente es tu obra. Hazlo Señor, hazlo para tu gloria, y permítenos ser una parte no porque Tú nos necesitas, sino porque queremos ser una parte de algo que es eterno; queremos mostrar nuestro amor, queremos trabajar contigo, queremos conocer el gozo y la emoción y la bendición que viene a los obedientes y fieles y diligentes. En el silencio de este momento puede ofrecerle al Señor gratitud por el Salvador que lo amó y lo hizo parte de su iglesia, por el pastor que lo equipa, que intercede por usted, por el soberano que gobierna y lo instruye a usted, por el santificador que purifica y en últimas lo va a glorificar a usted.

Su corazón simplemente debería estar lleno de gratitud. Algunos de ustedes ni siquiera conocen al Señor, y quizás el Espíritu de Dios se está moviendo en su corazón y lo está motivando a usted a decir: “Quiero que Cristo quite mi pecado, quiero que Él sea el Señor en mi vida, quiero entregarle el destino de mi vida a Él”, búsquelo en esa área, sométase a Él en respuesta a la motivación del Espíritu de Dios. Otros de ustedes quizás perciben la necesidad de pertenecer a un grupo de comunión, a volverse parte de esta iglesia o cualquier iglesia en donde Cristo es exaltado y levantado, y puede servir su nombre Santo. Que su corazón se someta al Espíritu de Dios.

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7/8 – Los músculos y la carne, 2ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

7/8 – Los músculos y la carne, 2ª Parte

John MacArthur

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Esta mañana, llegamos a nuestro tema, “La Anatomía de una Iglesia”. Durante las últimas seis semanas, básicamente he estado compartiendo a partir de mi corazón, creo yo, lo que ha sido un entendimiento útil de la iglesia del Señor Jesucristo. Hemos estado tratando de reexaminar quiénes somos, y lo que hemos sido llamados a ser, y hacer, y decir.

El Señor realmente me ha motivado semana tras semana, con la idea que esto es algo necesario. Y entonces, hemos tenido un gran sentido de confirmación por parte de Él, de que estamos exactamente en el lugar en el que quiere que estamos, conforme hemos compartido estas verdades.

Mi vida es la iglesia, en muchas maneras. No tengo un trabajo de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Nunca termina. Usted nunca deja de hacer lo que hace cuando ministra en el reino del Señor Jesucristo. Y, como creyente usted tampoco. La vida para mí es la iglesia de Jesucristo. Todo momento consciente de mi vida, pensamientos, en mi mente tienen que ver con su reino y su obra, y su pueblo, y su Palabra. Es una saturación total.

He sido llamado a un llamado único. Y, entiendo eso y con gratitud expreso mi gratitud a Dios. Y, mientras que hay gozo tremendo y gran emoción, y también hay un privilegio maravilloso involucrado. También hay una responsabilidad seria y de peso.

Y, con frecuencia recuerdo varios pasajes que escudriñan mi corazón en las Escrituras, como Santiago 3:1, que dice: “Dejen de ser tantos maestros, porque recibirán mayor condenación”. Y, Santiago nos está diciendo: “No se apresuren por esta en un lugar de responsabilidad espiritual, a menos de que esté listo, de enfrentar la consecuencia del fracaso”.

Y, también recuerdo Hebreos 13:17, en donde dice que velamos por las almas de los hombres, como aquellos que deben rendir cuentas al Señor. Y, hay un factor de rendición de cuentas en el ministerio. Hay un factor de rendición de cuentas en pastorear. Hay un factor de rendición de cuentas en guiar a la iglesia de Jesucristo, que es muy serio. Y, mientras que la vida, por un lado, está llena de gozo y felicidad y bendición, siempre está esa realidad permanente de las seriedad inmensa, con la que uno trata con la iglesia.

En 1 de Corintios capítulo 4, hay un texto que quizás nos pueda dar una perspectiva, con la cual comenzar. Abra su Biblia, si es tan amable ahí, en 1 de Corintios capítulo. El apóstol Pablo está expresando a los creyentes corintios, su propia perspectiva de su lugar en el ministerio. Y, él dice en el versículo 1: “Así ténganos los hombres”. En otras palabras, “que esto sea lo que los hombres dicen de nosotros”. O, “que esta sea la evaluación de ellos de nosotros, que éramos siervos de Cristo”. Él usa la palabra hupēretēs, lo cual significa un remero de abajo, el más bajo de los esclavos. “Que sea dicho de nosotros cuando todo sea dicho y hecho, y cuando seamos evaluados, que éramos esclavos de nivel bajo de Cristo, y administradores de los misterios de Dios”.  Los misterios de Dios son esas grandes verdades impartidas a Pablo en el Nuevo Testamento. Y, un administrador es alguien que administra lo que no es de él, para alguien más.

Y, entonces él dice: “Que sea dicho de mí, que yo fui un esclavo de nivel bajo de Cristo, en el nivel más bajo de la esclavitud. Y, que fui un administrador            que no fue dueño de nada, si no que administró bien las cosas. Esto es, los misterios de Dios”.

“Pero, es necesario”, dice, el versículo 2: “Que los administradores sean hallados fieles”. Fieles, dignos de confianza. Pablo dice: “Esto es lo que quiero de mi vida, ser un esclavo fiel, manejar lo que Dios me da, y que Él diga: ‘Él es digno de confianza. Él es fiel a la causa y al llamado’”.

Y, él dice en el versículo 3: “Conmigo, yo tengo en muy poco. El que sea juzgado por vosotros o por el juicio de los hombres, sí, ni siquiera yo me juzgo a mí mismo”. Él dice: “Por cierto, en el proceso de hacer esto, no estoy buscando alguna evaluación humana. Me importa muy poco lo que la opinión pública piensa de mí. Me importa muy poco lo que ustedes piensen de mí. Realmente me importa muy poco, para mí cuál es mi opinión de mí. La verdad es que no conocen mi corazón, y realmente no conozco mi corazón tampoco. Debido a que en mi pecaminosidad estoy ciego a algunas de mis debilidades. Entonces, en últimas, ni ustedes ni yo podemos  estar en el lugar de juicio verdadero”.

Versículo 4 dice: “Y, aunque no sé nada en contra de mí mismo” – en otras palabras – “no puedo encontrar algún pecado exterior abierto, que pueda encontrar. Aunque no pueda encontrar eso, no por eso soy justificado. Eso no me hace estar bien. Pero, el que me juzga es el Señor”. Serio, ¿no es cierto?

Él dice: “Estoy en el ministerio, y que sea dicho que yo fui un esclavo de Cristo, y un administrador de los misterios de Dios. Y, que no estoy preocupado con el juicio de los hombres. Ni estoy preocupado con mi propia evaluación personal. Porque los hombres no conocen todos los hechos, y quizás sean tendenciosos. Y, yo soy tendencioso, y no conozco todos los hechos. El que me juzga es el Señor”.

Y, toda persona que sirve a Cristo, será juzgado por Él. Porque todos tenemos que aparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o inútiles. Todos nosotros.

Entonces, en el versículo 5 él dice: “No juzguéis nada antes de tiempo”. Y, ¿cuándo es el tiempo? Es el tiempo cuando el Señor viene. Y, cuando Él venga, Él traerá a la luz las cosas escondidas de las tinieblas, y hará manifiesto los consejos de los corazones”. En otras palabras, lo que realmente importa, es lo que está dentro de usted. Quizás no sea lo inteligente que fue usted o que tan buen predicador fue usted, o que tan dinámico fue como líder. Pero, lo que Dios va a evaluar es su corazón. Y, los hombres no pueden ver su corazón, y usted ni siquiera siempre puede ver la verdad. Solo es entonces cuando todo hombre recibirá si alabanza de Dios.

Entonces, le confieso que la iglesia conlleva una gran cantidad de seriedad para mí. Estoy bajo doble condenación por fracasar, como todos aquellos que administran y enseñan la Palabra. Debo rendir cuentas a Dios, por cómo he pastoreado las ovejas y he alimentado al rebaño, y en última, seré juzgado por el Señor mismo. Y, no quiero vivir bajo alguna ilusión de que puedo estar satisfecho por la evaluación amable y de gracia por parte de los hombres, ni por la tendencia de evaluarme a mí mismo de una manera positiva.

Entonces, estoy compartiendo con usted mi corazón, porque estas son cargas que llevo y que todos los que sirven a Cristo llevan. Y, simplemente necesito que todos ustedes la compartan conmigo, que compartan la carga. Y entonces, hemos estado hablando de las cosas que Dios quiere que seamos como iglesia. Y, es tan importante que entendamos, que esto no es algo opcional.

¿Sabe una cosa? Cuando el apóstol Pablo congregó a los ancianos efesios en Mileto, camino de regreso a Jerusalén, vinieron a visitarlo mientras que su barco estaba en el puerto. Y, él hizo que lo rodearan, y él les dijo estas palabras muy importantes: “Mirad por vosotros”. En otras palabras: “Conforme guían a la congregación, en primer lugar, realicen un inventario de su propia vida”.

“Mirad por vosotros, y después el rebaño de Dios, sobre el cual Él los ha hecho obispos, para alimentar a la iglesia de Dios”. En otras palabras: “En primer lugar, realicen su propio inventario espiritual. Después, examinen en dónde está su iglesia, la iglesia que el Señor les ha dado para guiar y alimentar”.

Y, después él dice: “¿Qué iglesia es? La iglesia de Dios, la cual Él ha comprado con su propia sangre”. Y, ahí se encuentra la médula. No estamos tratando con una trivialidad cuando tratamos con la iglesia. No estamos tratando con algo que llega fácil y se va fácil. Estamos tratando con lo más preciado que existe en toda la eternidad. Porque es comprada con la sangre del Hijo de Dios. El precio fue infinitamente alto por la iglesia. Y, cuando esa iglesia es colocada bajo el cuidado del pueblo de Dios, debe ser cuidada con un sentido de lo asombroso que fue el precio que se involucró.

Y entonces, he tratado de compartir un poco la carga y compartir el corazón, mi corazón, y el corazón de nuestros ancianos y pastores con todos ustedes. Para que juntos con nosotros, pueden entender qué es lo que Dios quiere que seamos. Y, para que nuestra rendición de cuentas ante Él, pueda agradarle a Él.

Y, conforme hemos estado viendo a la iglesia y lo que la iglesia debe ser, hemos estado usando la analogía, la cual es una analogía paulina de un cuerpo. Y, hemos estado tratando de ver a la iglesia como un cuerpo, aunque hemos estado usando una analogía paulina, la hemos estado viendo de una manera no paulina, de una manera temática. Y, hemos dicho que un cuerpo básicamente podría ser dividido en cuatro elementos: El esqueleto, los sistemas internos, los músculos y la carne. Y, así también con la iglesia.

En primer lugar, debe haber un esqueleto. Esto es, aquello que le da forma y fundamento. Esas son las verdades fundamentales medulares no negociables básicas, sobre la cual debe estar formada y debe estar estructurada.

Y, después dijimos que fluyendo dentro de la iglesia debe haber ciertos sistemas internos. Los llamamos actitudes espirituales, y hablamos de esos durante varias semanas. Y después, la última vez comenzamos a hablar acerca de los músculos. Y, los músculos representan función. Y, ahora que todos entendemos nuestra función y tenemos nuestro cimiento, y fluyendo están las actitudes espirituales correctas, ¿qué debemos hacer? Y, los músculos es como comenzamos a funcionar.

Y, quiero terminar eso y hablar un poco acerca de la carne el día de hoy, y después el próximo día del Señor. Y, quiero terminar la serie con un mensaje especial acerca de la cabeza del cuerpo, quien es Cristo. Y, cómo Él hace que todo esto funcione.

Pero, hablemos de los músculos, la función de la iglesia, cómo se mueve, ministra y opera. La semana pasada dijimos, en primer lugar, que una de las funciones, una crítica es predicación y enseñanza. Predicación y enseñanza.

En 2 de Timoteo 4:2, Pablo instruyó a Timoteo: “Que prediques la Palabra”. Y, él también dijo en ese mismo versículo: “A tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Entonces, predicación, enseñanza, función básica para la iglesia.

En segundo lugar, la semana pasada también hablamos del evangelismo y las misiones. Que se nos manda ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura. Que somos llamados, como aquellos que conocen el terror del Señor, a persuadir a los hombres. En otras palabras, debido a que podemos ver la condenación inminente sobre los impíos, somos mandados a salir y advertirles. Y entonces, somos llamados a las misiones y al evangelismo como función.

En tercer lugar, hablamos de la adoración, tanto individual como colectivamente, debemos ser un grupo adorador. Debemos adorar en el corazón, como Filipenses 3:3 lo dice. La cual es la mejor definición de un cristiano que conozco en la Biblia: “Somos la circuncisión, los que adoramos a Dios en espíritu, nos regocijamos en Jesucristo, y no tenemos confianza en la carne”. Debemos ser los verdaderos adoradores, Juan 4, que adoran en espíritu y en verdad.

Entonces, individualmente somos llamados a ser adoradores. Y, también colectivamente somos el templo del Espíritu de Dios, y Dios mora dentro de las alabanzas de su pueblo redimido. Y entonces, adoramos no solo individual, si no también colectivamente. Y, Hebreos 10 nos dice que nos acerquemos a Dios con manos limpias y un corazón puro.

Y, después en cuarto lugar, dijimos que nuestra función también demanda oración. Debemos estar funcionando en oración. Esa es una prioridad, amados. Cuando usted va a Efesios 6:10-18, y Pablo describe la armadura de un creyente, y él explica toda la secuencia de elementos de la armadura. Y finalmente, termina al final, después de todo él dice: “Orando siempre”, la cual es el arma definitiva, el arma definitiva. Porque eso dice: “Con todo lo que tengo disponible para mí, todavía soy totalmente dependiente de Dios”. Y, con toda mi armadura puesta, y un conocimiento de la Palabra de Dios y la espada en mi mano, quiero orar. Porque no importa lo que pueda conocer o lo que pueda hacer, no puedo funcionar de manera independiente de la fuente de poder. Orando siempre.

Y, en la primera Iglesia, los apóstoles dijeron: “Miren, vamos a entregarnos continuamente a la oración”. Eso es primero. “Y, al ministerio de la Palabra”. La prioridad es la oración, ¿por qué? Porque siempre debemos estar infundidos de Dios. Digo, no tenemos energía, si no estamos dependiendo de Dios, y la carne no puede hacer nada bueno. Esa es la razón por la que, “en primer lugar”, le dice Pablo a Timoteo, al ordenar a la iglesia. 1 de Timoteo 2: “Quiero ante todo que súplicas, oraciones, rogativas, oraciones, peticiones, y acciones de gracias” – todos los hombres en todo lugar deben estar levantando manos santas en oración. En primer lugar, exhorto ante todo. Somos llamados a orar.

Ahora, quiero hablar de algunas otras funciones el día de hoy. Y, vamos a verlas rápidamente. Podremos pasar mucho tiempo, pero, las he enseñado una y otra vez. Simplemente las voy a mencionar. Las siguiente es discipulado. Esta es una función de la iglesia.

En Mateo 28:19-20, nuestro Señor dijo: “Id por todo el mundo y haced discípulos”. Mathēteusate, haced discípulos. La palabra mathēteuō, es la palabra discípulo o aprendiz. Hagan aprendices, hagan discípulos, bautizándolos, así es como usted comienza con ellos. “Ensenándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Así es como usted los mantiene funcionando”. Discipular entonces, es traer a la gente a Cristo, y llevarlos en Cristo a la madurez. Ese es el proceso de discipulado.

Me encanta lo que dice en el libro de Mateo, cuando dice que Jesús discípulo de José de Arimatea. El texto de hecho dice: “José de Arimatea, quien fue discipulado por Jesús”. Qué pensamiento tan maravilloso.

Todos estamos en ese proceso. En Hechos 1:1, Lucas escribe: “En el tratado anterior que he hecho, Teófilo” – refiriéndose al Evangelio de Lucas – “la Escritura anterior”, él dice, “escribí acerca de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar”. ¿No es eso algo maravilloso? Él dice: “Mi otra carta, fue todo acerca de lo que Jesús comenzó. Y este, el libro de los Hechos, esa acerca de cómo siguió esa obra. Jesús discipuló a doce, y ahora en el libro de los Hechos, encontramos lo que los doce hicieron con su generación. Y, el libro de los Hechos, es simplemente el seguimiento de lo que Jesús comenzó. Y, aquí estamos usted y yo 2000 años después. Y, todavía continuamos con lo que Jesús comenzó.

Alguien les dio la estafeta. Los apóstoles, ellos se la dieron a alguien más, y alguien más, y alguien más, y alguien más no las dio a nosotros. Y, estamos en la misma sucesión, de haber oído estas cosas, para ser encomendadas. 2 de Timoteo 2:2, para transmitirlas hombres fieles, que sean aptos de enseñar también a otros. Como puede ver, todo cristiano está en una carrera de relevos. Él toma estafeta y entrega la estafeta. Y, ninguno de nosotros está en un esfuerzo solo. Digo, todos estamos en el flujo y alguien invirtió en nosotros. Y, necesitamos invertirlo en alguien más, lo cual es decirle a un creyente: “Debes estar siendo discipulado y estar discipulando”.

Dice usted: “No conozco mucho”. Encuentre a alguien que conoce menos que usted y enséneles, dígales lo que usted sabe. Encuentre a alguien que conoce más que usted, y escúchelos. Métase en el flujo en algún punto. Métase, sea enseñado y enseñe. Digo, yo derramo     mi corazón en algunas personas, y en el proceso de discipulado, estoy sacándolo de alguien más. Todos tenemos que estar en el flujo en algún punto. No somos personas aisladas, que están ahí afuera. Estamos en el flujo, somos una cadena, estamos todos ligados, y todos somos eslabones.

De regreso a 1 de Corintios 4, en donde estuve hace un momento. Creo que usted tienen un principio indirecto maravilloso, acerca del proceso de discipulado aquí. Pablo está escribiendo una carta, que básicamente es una reprensión a la iglesia Corintia, la cual él mismo hizo que existiera, por la gracia de Dios y el poder del Espíritu. Y, ellos se han apartado en muchas maneras de las primeras cosas que deberían haber sido básicas para su fe. Y, se han metido en todo tipo de cosas pecaminosas.

Entonces, Pablo les escribe para corregirles. Y, él comienza en el versículo 14, con un buen principio, para ayudarnos a entender la relación de un discipulador con su discípulo. En el versículo 14 él dice: “No escribo estas cosas para avergonzarlos, si no como mis hijos amados les advierto. Porque aunque tengan a diez mil paidagōgous” – lo cual significa guardianes morales o personas que les están dando consejo espiritual en Cristo. Sin embargo, no tienen muchos padres. “Porque en Cristo Jesús yo os he engendrado, mediante el evangelio”.

Ahora él incluye esto, porque ya para ahora ellos están diciendo a sí mismos, después de cuatro y medio capítulos de reprensión: “¿Quién cree que es este hombre? ¿Qué le da el derecho de hablarnos así?”

Él se detiene y dice: “Aquí está la razón. En primer lugar, yo soy su padre espiritual. Esto es, yo los hice existir”. Eso es lo primero acerca del discipulado.

La gente dice: “Bueno, tu iglesia está metida en el discipulado, ¿cuál es tu perspectiva del evangelismo?” Usted no puede discipular, a menos de que usted evangelice. ¿A quién va a discipular usted? Tiene que dar a luz, antes de que pueda edificar, ¿verdad? Tiene que haber un bebé antes de que pueda crecer. Claro que estamos comprometidos con eso. Y, el mejor lugar para el discipulado en donde comenzar, es guiar a alguien a Jesucristo, y va a haber un eslabón ahí, que no existe cuando usted no fue esa persona clave. O, puede ser bastante fuerte con otros. Pero, hay algo maravilloso acerca de ese eslabón de regeneración.

Cuando Dios lo usa a usted para traer a alguien a Cristo, hay un endeudamiento y un sentido de responsabilidad, y un sentido de amor a usted por parte de ellos, que los une y lo capacita para decir cosas a ellos, que quizás se sienta algo incómodo en decirle a alguien más. Pero, cuando ellos saben que usted es el agente de Dios para traerlos a Cristo, hay algo maravilloso ahí que los une. Entonces, el discipulado comienza con el evangelismo.

Ahora, todos nosotros hemos recogido a alguien más. Usted sabe, al niño de alguien más que está pateando y gritando en algún lugar, que nadie están dispuesto a discipular. Y, los hemos adoptado. Y, eso es maravilloso. Eso es maravilloso. Y, necesitamos seguir haciéndolo. Seguir haciéndolo. Pero, el eslabón entre dos personas, uno a quien guio al otro a Cristo, es maravilloso. Todo comienza en el evangelismo.

Y, después el discipulado se mueve. Observe el versículo 14, él dice: “Amados, mis hijos amados”. La actitud en la cual el discipulado ocurre, es una actitud de amor. Y, el amor como he dicho, no es una emoción, si no que es un compromiso de servicio humilde, de sacrificio personal a uno en necesidad. Y entonces, usted tiene un ambiente de amor, el cual dice: “Te entrego mi vida, te entrego mi tiempo, entrego mis oraciones por ti, entrego mi conocimiento por ti, me entrego a ti”. Como puede ver, si usted no se preocupa por una persona, y si usted no está dispuesto a sacrificar, usted nunca realmente tiene el proceso de discipulado operando en su potencial más rico.

Y, después en tercer lugar, en el versículo 14 él dice: “Os amonesto”. Y, esa es la palabra noutheteō, lo cual significa amonestar o advertir a la gente con miras al juicio, si no cambian su conducta. Es correctivo. Y, eso es lo tercero acerca del discipulado. Primero comienza con salvación, existe en un aura realmente de amor. Y, está marcado por la advertencia. Es simplemente como un niño. Usted tiene que advertir a sus hijos de qué deben mantenerse alejados. Usted no solo puede dar instrucción positiva a sus hijos. Usted tiene que dar también instrucción negativa. Esa es la razón por la que Pablo le dijo a los ancianos efesios, en ese mismo pasaje, en Hechos 20 en Mileto: “No he cesado durante tres años, día y noche con lágrimas, de amonestaros”. Advertirles. Advertirles. Advertirles.

Se me preguntó hace una semana atrás: “¿Qué tan importante es para ti un ministerio de advertencia?” “Es esencial”.

Y, en el discipulado, tenemos que decirle a la gente: “No puedes seguir haciendo eso. Tienes que dejar de hacer eso”. Tienes que levantar las barreras, levantar las rejas”. Y, eso es parte del discipulado.

Y, después la clave, creo yo, a todo esto, está en el versículo 16: “Por tanto os ruego que me imitéis”. Usted necesita decirle al discípulo: “Mira, tienes que ser como yo”.

Dices: “Oye. Ahí es donde yo renuncio. ¿Tienes que ser como yo?”

Es correcto. En otras palabras, usted tiene que estar adelante en el camino de lo que ellos están en su desarrollo espiritual. Tiene que poder proveer algo de liderazgo. Ahora, nuestro Señor no está pidiendo perfección. Es dirección lo que Él está buscando. No es que usted ha alcanzado la perfección. Simplemente que va en la dirección correcta. Y, el otro lo va a seguir. Y, su imperfección puede simplemente reforzar lo importante que es seguir.

Si usted fuera perfecto, no sé usted, pero, yo renunciaría. Yo no trataría de seguir a una persona perfecta. Sería muy difícil. Es la imperfección de la persona que yo sigo, que me ayuda a entender el camino. Y entonces, necesita haber ejemplo, a veces el punto entero. Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo” – ¿de quién? – “de Cristo”.

Entonces, usted necesita poder decirle a alguien: “Quiero que me sigas, por el camino en el que yo estoy siguiendo a Cristo”. Y, usted lo dice, ¿qué? Humildemente, entendiendo su propia debilidad.

Y, hay otro elemento en el discipulado, en el versículo 17 él dice, él va a enviar a Timoteo. Y,  ¿qué va a hacer Timoteo? “Él va a recordarles mis caminos, los cuales son en Cristo, como enseño en todos lados”. Y, Timoteo iba a venir y enseñar. Y, ese es otro ingrediente. Debe haber una impartición de verdad divina, porque la gente funciona a partir de la verdad.

Entonces, el discipulado significa traer alguien a Cristo, edificar una relación de amor sacrificial con esa persona, amonestar esa persona a cambiar esa conducta. De lo contrario van a llegar al punto de disciplina, o van a perder la bendición. Establecer un modelo o patrón que pueden seguir, y darles la verdad de Dios. Y, eso es lo que Pablo dice: “Estoy tratando de hacer con ustedes, esta es la razón por la que hablo como hablo”. De hecho dice: “Si ustedes no se alinean cuando yo venga, voy a traer una vara conmigo”, en el versículo 21. Ahora, él dice: “Si ustedes se corrigen, voy a venir con un espíritu de amor y mansedumbre”. Entonces, él realmente estaba criando a hijos espirituales, ¿no es cierto?

Ahora, amados, con esto estamos comprometidos. Este siempre ha sido el corazón de nuestra iglesia. Y, Jesús dijo: “Y, cuando un hombre ha sido discipulado plenamente, él será como su maestro”. ¿No es eso bueno? Cuando un hombre es discipulado plenamente, dice en el Evangelio de Lucas: “Él será como su maestro”. Estamos tratando de reproducirnos a nosotros mismos. Reproducirnos a nosotros mismos. Como puede ver, una de las características de la vida, es que se reproduce. La vida que no se reproduce, no es vida, es muerte.

La vida se reproduce. Y, usted está reproduciéndose a sí mismo en alguien más. Quizás en un cónyuge en el matrimonio, quizás hijos, quizás un querido amigo, quizás la persona usted guio a Jesucristo. Quizá a varios pequeños que tienen un grupo. Quizás una clase de fundamentos de la fe. O, cristianos que son recién nacidos. Quizás amigos en el trabajo. Quién sabe. Pero, está entregando su vida, ¿se da cuenta? Y, en ese proceso hay una rendición de cuentas, ¿verdad? Porque si usted tiene a alguien que lo está viendo y diciendo: “Enséname cómo. Enséname cómo. Enséname. Muéstrame cómo”. Tiene usted que vivir de manera apropiada. Y, la rendición de cuentas es buena.

Y, el fin definitivo, claro, es 1 de Juan 2:6. Si decimos que pertenecemos a Cristo, si decimos que estamos en Él, tenemos que andar como Él anduvo, ¿verdad? Entonces, nuestro modelo es Cristo, y estamos tratando de nutrir a la gente a lo largo del caminar con Cristo. Nuestra iglesia está comprometida con esto. Siempre hemos estado comprometidos con esto. Siempre hemos deseado hacer esto. Y, esta es una función que debemos cumplir cada uno de nosotros. No, no es opcional. No es opcional. Todos tenemos que salir y traer a personas al conocimiento del Salvador, y comenzar el proceso de nutrición y desarrollo. Todos tenemos que recoger a aquellos que el Señor trae a nuestro camino, que necesitan ser discipulados. Y, puede haber todo tipo diferente de relaciones involucradas en esto.

Siempre he dicho que el discipulado no es nada más que edificar, construir, cultivar una verdadera amistad con un centro espiritual. Eso es. De tal manera que usted no es amigo de alguien, porque a ambos les gusta el béisbol. O, no son amigos porque a ambos les gusta la misma música, o ambos trabajan en el mismo lugar, o tienen ciertos gustos semejantes, o no les gusta lo mismo, o tienen el mismo pasatiempo, o ambos conocen a alguien de Indiana. No soy amigos por algún tipo de cosa espiritual, son amigos y es muy profundo. Porque en la médula de esa amistad, hay una apertura acerca de asuntos espirituales, y eso es lo que lleva el discipulado.

Como puede ver, lo que usted básicamente está haciendo, es enseñarle a la gente un estilo de vida piadoso. Está enseñándoles respuestas bíblicas. Y, siempre he dicho que la madurez espiritual es cuando usted tienen respuestas involuntarias que son piadosas. Cuando sus reacciones involuntarias son virtuosas, entonces usted sabe que el superintendente de Dios, tiene control. Y, cuando estamos tratando de llevar a la gente al punto en el que no tienen que pensar para actuar de manera correcta, ellos reaccionan de manera correcta. Ese es el proceso.

Y, ¿sabe una cosa? A lo largo del proceso, usted va a tener algunos fracasos, algunas fallas. Yo pasé una hora, 6:30, 7:30 de la mañana, toda mañana durante seis meses, con un hombre, un doctor en filosofía, un profesor de la universidad de UCLA. Dijo que vino a Cristo, quería conocer la verdad. Él dijo: “¿Podrías reunirte conmigo?” Me reuní una hora cada mañana, 6:70, 7:30 de la mañana los martes, cada semana, durante seis meses. Y, al final de ese tiempo, él dijo: “Bueno, he oído todo lo que quiero oír”. Y, se fue. Y, él ahora es un rector episcopal en algún lugar.

Y, usted mira atrás en ese tiempo y dice: “¿Cuál fue el punto de todo ese esfuerzo, este tiempo?” Si no hay nada más, usted tuvo comunión en los sufrimientos de Cristo, quien le pasó algo peor. Uno de los suyos, lo vendió por 30 piezas de plata, para ser crucificado. Y, si no fue por nada más, usted tiene un nuevo entendimiento maravilloso de los sufrimientos de Cristo. Nada más de una manera muy pequeña, comparado con su discipulado.

Hay otra función en la que la Iglesia debe estar involucrada, y ese es el pastorado. Y, podremos hablar mucho de eso. Pero, permítame tan solo decir que estamos comprometidos con el hecho de que usted tiene ovejas, y tiene pastores, y básicamente dice que todo mundo tiene que cuidar de todo mundo. Tenemos que estar involucrados en cuidar de manera mutua y satisfacer las necesidades unos de otros.

Jesús le dijo a Pedro: “¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas?”

Pedro dice: “Tú sabes que sí. Tú sabes que sí. Tú sabes que sí”.

Y, Jesús dice: “Alimenta mis ovejas, alimenta mis corderos. Alimenta mis ovejas”. Pastoreo. Cuidar, cuidar de la gente. Y, básicamente es alimentarlos y guiarlos. 1 de Pedro nos dice eso. Alimentad al rebaño, supervisen. Hechos 20:28, lo mismo. Alimentar y guiar. Alimentar y guiar. Simplemente como un pastoreo. Y, queremos ser eso. Porque, ¿cómo podemos decir que amamos a Dios, cuando vemos a nuestro hermano tener necesidad, y cerramos nuestro corazón? ¿Verdad? ¿Cómo es que el amor de Dios mora en vosotros, si no se preocupa por la gente, si no se preocupa por sus necesidades?

Y, quiero decirle que todos tenemos que estar involucrados en el proceso de pastoreo. Digo, usted está ahí, está con las ovejas codeándose. Tiene que descubrir en donde les duele algo. Satisfacer sus necesidades cuidadosamente. Si tiene suficiente alimento en su plato para alimentarlo, si no tiene nada, comparta su alimento. Si tiene suficiente conocimiento, como para compartir con ellos, y están perdidos y están desviados, tráigalos de regreso. Como puede ver, el proceso de pastoreo se lleva a cabo otra vez. 1 de Pedro dice que el Señor es el Príncipe de los Pastores. Y, la implicación es que estamos bajo su supervisión y todos estamos involucrados en cuidar de las ovejas. Es tan esencial.

Y, ¿sabe una cosa? Queremos pastorear. A veces es difícil. La gente queda desatendida muchas veces. No hay duda al respecto. Siempre rompe mi corazón, sabe una cosa, cuando alguien dice: “Bueno, ¿sabes una cosa? Nadie me llamó, estaba enfermo, o tuve un problema y nadie me llamó. A nadie parezco importarle”. Algunas veces recibo una carta de personas afligidas y dicen: “¿Sabes una cosa? Tal y tal pasó, y no nos llamaste, y no te importó, y nadie de la iglesia vino”. Y, mi corazón simplemente se duele cuando oigo eso.

Y, no sé, algunas veces las expectativas de la gente van más allá de la realidad. Y, esperan quizás que pueda estar en todos lados. Tanto como me gustaría, ser algo que me gustaría hacer, eso no es posible. Pero, eso normalmente no es el caso. Normalmente no es que estuve ahí. Normalmente es que nadie estuvo ahí. Digo nadie pareció entrar en ese momento. Y, esto con mucha frecuencia sucede cuando la gente tienen muerte en la familia. Y, tan pronto como la muerte ocurre, todo mundo rodea a la persona, y hay un refuerzo tremendo. Y, después del funeral es de regreso a la vida como normal, y hay una depresión tremenda, y toda la fortaleza y el apoyo se ha disipado. Y, todo mundo está de regreso a la normalidad. Y, la persona se queda sola, simplemente en el momento en el que realmente la verdadera tristeza comienza a llevarse a cabo, y perdemos ese toque sensible.

Como el pastor, usted sabe quién dice en Juan 10, él dijo: “Yo soy el pastor”. Y, él dijo: “Yo soy la puerta”. Lo que eso significó, fue que el pastor estaba ahí acostado frente a la puerta. Toda oveja que entraba o salía, tenía que pasar por encima de Él. Y, Él bajaba su cayado cuando entraban, y paraba a cada una de ellas y las revisaba, para ver si tenían alguna herida o algún problema. Y, cuando había una necesidad, Él tomaba aceite y lo colocaba. De eso habla cuando dice: “Mi copa está rebosando, y tu vara y tu cayado me infunden aliento”, en el Salmo 23. Y, el pastor cuidaba de sus ovejas. Esa es la responsabilidad de pastoreo.

Y, ¿sabe una cosa? Reconozco también que hay algunas personas maravillosas, personas que en silencio no son pastoreadas, porque simplemente están allá afuera, y son personas que guardan silencio, y no sabemos de ellas. Y, reciben un pastoreo mínimo. Y, después hay algunas personas que siempre están en pecado y están de cabeza, y tienen pastores que están a su alrededor, todo el tiempo en grupos, tratando de enderezarlas. Digo, esa es la verdad.

Tenemos reuniones de comité y hablamos de algunas personas. Ocho ancianos, “¿qué vamos a hacer con ellos?” Bueno, hablamos de una en esta mañana en nuestro tiempo de oración. “¿Qué vamos a hacer con este hombre? Este hombre es infiel a su esposa. Esta es la vez número ya perdimos la cuenta. Y, cada vez que tenemos que atravesar por este proceso, lo vuelve a hacer. ¿Qué vamos a hacer con él?” Entonces, en oración lo trajimos a Dios. Y, ¿sabe una cosa? En cierta manera nos rendimos en la esfera humana. Pero digo, él recibe el pastoreo.

Él ni si quiere ser pastoreado, él simplemente quiere que nos salgamos, que nos vayamos de su vida.

Y, ahí hay otras personas queridas, que están ahí llorando en silencio, diciendo quizás: “Por favor, vengan a mi vida”. Y, no lo sabemos. Y, me doy cuenta de eso y lo reconozco. Y, esa es la razón por la que como puede ver, no podemos llevar la carga. Todos tenemos que vernos a nosotros mismos como ovejas y también como pastores, en un sentido, cuidándonos de otros. Y, realmente queremos pastorear. Tenemos que rendir cuentas a Dios acerca de esto. Es su iglesia, ustedes saben, no es la iglesia de John MacArthur, es la suya. Es la iglesia de Cristo. Él le ha dado esa administración. Es suya y mía, y de todos nosotros, y todos tenemos que cuidar unos de otros, y tenemos que rendir cuentas.

Y, el pastoreo es una función de cuidado mutuo, de satisfacer necesidades, de asegurarnos de que la gente va avanzando por el camino espiritual. ¿Cree que al llenar su tarjeta de asistencia el domingo, simplemente es un ejercicio? Esas tarjetas la ven un grupo de personas queridas, toda semana, y son enviadas a personas que pueden llamar, a los que están ausentes durante un período de tiempo, para tratar de pastorear a esas personas, investigar por qué no están aquí. ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son sus problemas? Eso es esencial.

Lo primero que hice en Grace Church, la primera semana que viene a esta iglesia, allá en una pequeña iglesia, en la parte de enfrente de la capilla, fue desarrollar una manera en la que pudiéramos pastorear a la gente. Sabía que podíamos alimentarnos. Simplemente quería asegurarme de que pudiéramos guiarlos, porque el pastor alimenta y guía. Y, guiarlos a la semejanza a Cristo.

Hay otra función, y esa es la función de edificar familias, edificar familias. Creo que la familia es la unidad de Dios, para transmitir la justicia de una generación a la siguiente. Creo que esto es abundantemente claro en Deuteronomio capítulo 6, que Dios ordena a la familia, como la unidad básica de la preservación justa en el mundo. Y, debe transmitir su verdad de una generación a la siguiente.

Ahora, usted sabe, también como yo, que lo que Dios ha ordenado, Satanás lo ha atacado, ¿verdad? Lo que Dios ha hecho para preservar la justicia, Satanás ataca. Y básicamente, eso se reduce a tres cosas: La familia, la iglesia y el gobierno. Y, en donde Dios ha ordenado un gobierno para el castigo de los malhechores y el bienestar de los que están bien, Satanás va a destruirlo si puede. Y, cuando hay una iglesia en donde Cristo es exaltado y la Palabra es proclamada, él va a atacar eso. Y, en donde hay una familia que transmita justicia, él va a hacer lo que pueda por desintegrar eso. Esas son las unidades básicas de la preservación en la sociedad: La familia, la iglesia y el hogar, y el gobierno.

Y, la gente dice: “¿Crees que hay una conspiración para destrozar a nuestro gobierno?” Claro que lo hay y está teniendo éxito. Nuestra sociedad va hacia abajo, ¿por qué? Porque la masa de nuestra sociedad es impía, son personas impías, y entonces de manera natural son los instrumentos de Satanás, y el sistema se va a colapsar.

Y, ¿crees que está atacando la iglesia? Bueno, claro. La iglesia, está llena de liberalismo, está convulsionándose. Leí esta semana acerca de la nueva Biblia no sexista, que el Concilio Nacional de Iglesias acaba de publicar, en donde ha quitado todos los términos sexistas, tales como Cristo el Hijo de Dios. Él ya no es el Hijo de Dios en esta Biblia. Él es el niño neutral de Dios. Es no sexista. No tiene preocupación en absoluto con que el Espíritu Santo dijo que Él es el Hijo de Dios. Y, eso simplemente ataca – ese es el Concilio Nacional de Iglesias, Iglesias.

Y, después la familia desintegrada y destrozada por todos lados, por ataques por parte de una sociedad inmoral, llena de lujuria, difícilmente puede sobrevivir. Y, la iglesia está en un lugar vital, de preservar esa unidad de la sociedad, la familia. Y, estamos comprometidos con eso, como una función, ¿verdad? Estamos comprometidos a enseñarle a los niños y enseñar cuando los jóvenes en secundaria, la preparatoria, los jóvenes de universidad, estamos comprometidos con discipularlos. Estoy tan contento por ver a hombres, a personas discipulando de uno a uno a pequeños, niños de sexto de primaria. Me emociona ver a personas que están trabajando con nuestros jóvenes, porque son los que van a preservar esto en la próxima generación. Quiero que conozcan cuáles son los estándares de Dios para el matrimonio y la familia. Es maravilloso que tenemos consejeros, que tenemos a ministerios de familia. Un centro de familia por allá y muchas cosas que operan hacia la preservación, la edificación de una iglesia piadosa de familias.

Efesios 5, usted sabe, dice: “No os embriaguéis con vino”. Y, el texto, claro, en el 5:18 está hablando de la embriaguez religiosa, las personas de las sectas del día del apóstol Pablo, solían pensar que podían ascender a tener comunión con las deidades, si podían emborracharse lo suficiente. Y, se emborrachaban como las personas en el oriente, las personas entraban en un estado de éxtasis, como en el Oriente lo hacen las personas con drogas, para tener comunión con Dios, para ascender a un plano más elevado. Y, en su embriaguez pensaban que estaban teniendo comunión con los dioses, a través de sus orgias llenas de lujuria, con prostitutas del templo. Y, Pablo dice: “Si creen que pueden comunicarse con Dios, no va a ser a través de la embriaguez. Va a ser a través de la llenura del Espíritu de Dios. Así es como tienen comunión con el Dios vivo”.

Y, como resultado de eso, una de las cosas que van a suceder, es que van a someterse unos a otros. Y, ¿cómo se manifiesta eso? Las esposas se van a someter a sus maridos. Los maridos se van a someter a sus esposas, al amarlas con un amor que las sustenta, las nutre, las purifica. Los hijos se van a someter a sus padres, y los padres se van a someter a las necesidades de sus hijos, al no provocarlos a ira, si no a criarlos en la disciplina y amonestación en las cosas de Cristo. Todo eso fluye de una vida controlada por el Espíritu. Y, eso es lo que queremos ver. Una función de la iglesia entonces es, llevar a las familias al control del Espíritu de Dios. En donde usted puede ver sumisión, porque solo en sumisión las relaciones pueden ser significativas y bendecidas. En donde usted tiene a todo mundo peleando por su supremacía, y peleando por sus propios derechos, usted desintegra la posibilidad de alguna relación significativa. Y entonces, la familia es una función. Usted debe sustentar, fortalecer la familia, unos de otros. Usted debe ayudar a los hijos de otros, orar por los hijos de otros. ¿Ora usted por sus amigos cuando ve algún niño que es desobediente, que no vive como debe ser? ¿Cuál es su reacción? ¿Ora por ellos? ¿Llama a las personas y les dice: “Me gustaría ayudarte, si hay algo que pueda hacer por trabajar con tu hijo”? Tiene que cuidar por la familia, es una función.

Otra función es preparación. Preparación. Y, con esto quiero decir, preparar a la gente, equiparlos para un ministerio, equiparlos para una tarea. “Y, Él dio a unos apóstoles, a otros profetas, evangelistas, y pastores, maestros”, Efesios 4:11 dice: “A fin de perfeccionar o llevar a la perfección, o llevar a un lugar de utilidad, a fin de perfeccionar a los santos, equiparlos. A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio”, Efesios 4:12.

Estamos tratando de preparar a personas para el ministerio. Ese es nuestro deseo. No solo darles verdad espiritual en términos generales, si no preparar a personas para que puedan usar eso. Y, usted toma un curso en evangelismo, y toma todos esos versículos que están flotando en su cabeza y los aterriza, y tiene un plan para saber cómo funcionan. Y, sale con un nuevo celo y denuedo, porque tiene confianza, porque sabe cómo la presentación debe de hacerse.

O, quizás siente en su corazón el llamado al ministerio al campo misionero, y usted va con alguien y dice: “Hombre, Dios me está llamando al campo misionero”. No vamos a meterlo a usted y mandarlo en un barco la próxima semana. Vamos a pasar unos cuantos años preparándolo. Para que cuando usted salga, usted equipado al máximo nivel. La iglesia tiene que ser un ministerio de preparación, de entrenamiento, entrenando de manera constante a la gente.

Tenemos cursos – no sé si usted sabe esto – en nuestra iglesia, para preparar a personas, prepararlos en últimas para ser diáconos y ancianos. Hay cursos aquí para preparación en evangelismo, y hay cursos de preparación en misiones. Tenemos muchas cosas. No sé si usted lo sabe. Pero, Logos tienen un programa de segundo año, para preparar a la gente para trabajar con jóvenes. Ese es un curso de un año completo en ministerio de jóvenes. Preparar a la gente en el seminario para predicar la Palabra de Dios, y enseñar. Preparar a los jóvenes para el ministerio en la iglesia, a través de Logos. No solo darles generalidades, si no ayudarles, de tal manera que puedan ser preparados. Y por otro lado, sean preparados y estén listos, y estén equipados. La iglesia tiene que funcionar en el área de preparación. Tenemos que preparar a los niños y también a los padres, para que sepan cómo ser el padre correcto. Para que sepan cómo deben ser como cónyuges cuando se casen. Para que sepan cómo ser el tipo correcto de líderes en la iglesia. Es preparación. Eso es tomar la enseñanza y colocarla de una manera que le da a una persona, una idea de cómo puede moverse, de estar en un lugar no desarrollado, de utilidad mínima, a un lugar de utilidad máxima. La preparación es esencial. Y, equipar a los santos, es parte de eso. Debe estar involucrado en eso, debe estar siendo preparado para alguna tarea específica, que sea coherente con sus dones.

Otro – me gustaría poder decir más de eso, pero, el tiempo se está acabando. Otro, es dar, ofrendar. Esa es una función de la iglesia, dar. Esa es una función. Digo, hágase usted la pregunta: “¿Está usted involucrado en el pastoreo? ¿Está funcionando en el pastoreo? ¿Está funcionando en la oración? ¿Está funcionando en el discipulado? ¿Está funcionando en ayudar a la familia, para que sea fortalecida como Dios quiere que lo sea? ¿Está usted funcionando al preparar o ser preparado? ¿Está funcionando al dar?”

Yo me hago esa pregunta: “Señor, ¿quieres más? ¿Estoy haciendo lo que quieres que haga?” Y, quiero oír al Espíritu de Dios, conforme él motiva mi corazón acerca de todas estas cosas, para ser más fiel. No estoy tratando de quedarme con nada de ella. Hasta el último día que Dios tenga para mí aquí, quiero terminar haciendo lo que deba hacer. No quiero estar lleno de energía e irme al cielo, como Henry Martyn dijo; “Déjame arder para Dios”. Solo quiero irme cuando ya esté agotado, cuando ya no tenga nada más que dar. Pero, quiero aprovechar eso al máximo.

Y, veo a tantos cristianos que en cierta manera, de manera tentativa andan jugando en la superficie, y no hacen una inversión grande en la dinámica de la función y el ministerio. Y entonces, no hay sentido de mérito, de logro. Y habrá, no obstante, un tiempo de rendición de cuentas, y van a perder algunas cosas.

¿Qué acerca del dar? Los macedonios dieron abundantemente, a partir de su pobreza profunda. Nunca es cuestión de cuánto tiene usted. No tiene nada que ver con eso. La gente dice: “Si tuviera más, daría más”. No, eso no es verdad. Porque no es cuestión de cuánto tiene usted. Es cuestión de su corazón, ¿no es cierto?

Y, Pablo dijo en 2 de Corintios 9: “El que siembra escasamente, cosechará escasamente”. Siembre abundantemente y recogerá abundantemente. Usted da un poco, y va a recibir un poco de regreso. Usted da mucho, va a recibir mucho de regreso. En otras palabras, lo que usted da, Dios le regresa a usted con intereses. Usted invierte con Dios. Usted realmente no da, usted simplemente invierte. Jesús dijo: “Dad y se os dará. Medida buena rebozando”. Y entonces, Dios está tratando de enseñarnos que podemos confiar en Él con nuestras cosas. ¿Entiende eso? Es simplemente lo opuesto de lo que Él está pidiendo. Él da cosas y Él dice: “¿Puedo confiar en ti con estas cosas?” Y, usted prueba que Él puede confiar en usted con las cosas. Entonces, usted puede confiar en Él con las cosas, y usted se lo devuelve.

Como puede ver, la mejor lección que jamás aprenderá usted, en términos de administración, es que usted no es dueño de nada. De nada. Nada de lo que usted tiene, es de usted, es de Él. Solo debe ser administrado para probarse usted. Es un administrador digno. Eso es todo. Eso es todo. Y, si usted no puede administrar eso, Él no le va a dar a usted las riquezas verdaderas. Eso es lo que dice en Lucas.

¿Qué acerca de dar? Algunos de ustedes no dan en absoluto. No dan en absoluto. O, quizás lo que les sobra. Pero, no dan. No sé por qué, pero, no dan. No necesitamos su dinero. Yo no quiero su dinero. Grace Church no está cayéndose. Pero, usted se está perdiendo de algo maravilloso, porque usted está perdiendo el lugar de la obediencia, y el lugar de la bendición multiplicada.

Y, algunas personas dan poco. Digo, avientan ahí un par de dólares, o dan de manera mínima, y no pueden dar más que eso, porque están gastándoselo todo en cosas que se van a quemar. Y, eso es algo triste, eso es realmente triste. Y, me entristezco, no por nosotros, si no por ellos. Espero que usted esté dando generosamente, porque quiero que esté en el lugar de la bendición. No solo le aviente a Dios algunas monedas.

David dice: “No le voy a dar a Dios lo que no me cuesta nada”. Eso es una burla. Tiene que aprender primero que no le pertenece a usted, y después una vez que usted lo suelte, usted está libre. Y, después usted simplemente lo administra, y si alguien más lo necesita más que ustedes, es de ellos. Y, es el espíritu del libro de los Hechos. Tenían todas las cosas en común, y estaban vendiendo y dando, conforme ellos tenían necesidad.

¿En dónde estamos en eso? Uno de los hombres me mostró algo. Una iglesia que tiene la mitad de la gente que nosotros tenemos, y recibe el doble que nosotros en ofrenda. Y, él dijo: “¿Qué piensas que es esto? “

Yo dije: “No sé”. Y, conforme comencé a pensar en esto, pensé: “Bueno, podrá ser por los motivos incorrectos, quizás están bajo algún sistema legalista, en donde tienen que dar. Y, si ese es el caso, no importa lo que dan. Porque si todo es dado por la razón equivocada, ¿cuál es la diferencia, verdad?” Porque no les trae de regreso ninguna bendición.

Pero, por otro lado, si lo están dando, a partir de un corazón abundante de amor, es bastante emocionante. Pero, esto es lo que sé. Hay muchas personas en esta iglesia, que no están haciendo lo que deben. Y, semana tras semana, dice: “Apártenlo, el primer día de la semana. Tengo que examinar mi propio corazón”. Porque hay semanas en las que no debo lo que debía haber hecho tampoco. Y, no soy obediente al Espíritu de Dios, y quiero luchar con eso cada semana. Cada semana.

Dar es una función. Y, no solo dar, para que se pueda llevar a cabo la obra aquí. Pero, dar más allá de aquí. Como puede ver, la única razón por la que queremos un ministerio aquí, es para extender el reino más allá de aquí. ¿Entiende el panorama? Digo, lo que entra aquí, vuelve a salir. No estamos tratando de acumular una fortuna. Estábamos hablando esta mañana, este auditorio básicamente – simplemente la parte del auditorio de estas instalaciones, este auditorio fue construido y amueblado por unos $750,000 dólares. Un poco más, quizás. Eso es bastante bueno. Digo, usted no necesita muchas cosas santas aquí, muebles santos en todos lados, ¿verdad? Ventanas emplomadas y todo eso. No necesita todo eso. Y, el dinero que tenemos, tratamos de ser buenos administradores de ello y enviar el resto, preparar a la gente para que salga a alcanzar a personas que tienen necesidad. Digo, Dios dio, ¿no es cierto? Cristo dio. ¿Cómo es que el pueblo de Dios en la iglesia de Cristo no va a dar? Sea coherente.

Finalmente, la comunión es una función. Y, yo sé que usted cree que es una esencial. La comunión simplemente significa una vida común juntos. Y, creo que en cierta manera resume todo lo que hemos dicho. Simplemente tener comunión, simplemente estar juntos, amarnos unos a otros, compartir la vida unos con otros. Es sentarse en una mesa y oír a alguien descargar su corazón. Es orar con alguien que tiene una necesidad. Es visitar en un hospital. Es sentarse en una clase. Es ir a un estudio bíblico en casa. Es cantar un himno con alguien a quien a usted nunca ha conocido. Es de tener el mismo himnario y quizás hablar de lo que Cristo significa para usted. Son nuevos cristianos compartiendo su gozo. Es compartir una petición de oración acerca de un ser querido que está enfermo. Es todo tipo de cosas. Es la vida en común. ¿Se da cuenta? Es la vida en común. Es tener todo en común. Todo. Eso es comunión. Y, esa es una función.

¿Pertenece usted a algún lugar? ¿Tiene comunión? ¿Abre su vida? ¿Se expone a sí mismo con todas sus cicatrices, todos sus problemas a algunas personas que pueden tener cicatrices y problemas también, para que juntos puedan ministrar? Comunión.

Entonces, ¿cuáles son las funciones? Bastante simples, realmente. Predicación, enseñanza, evangelismo, misiones, adoración, oración, discipulado, pastoreo, familia, preparación, ofrendar, dar, comunión. Todas estas son las esenciales. Ahora escuche. Dice usted: “John, hemos hablado de esqueletos”. Es correcto. “Hemos hablado de actitudes internas”. Correcto. “Hemos hablado de función. ¿Qué hay acerca de la carne?”

¿Quiere saber algo? Realmente no importa. Realmente no importa. Digo, si yo puedo tomar mi analogía del cuerpo. El hombre ve la apariencia externa. Dios ve, ¿qué? El corazón. ¿Quiere saber algo? Una iglesia es una iglesia en su corazón. Lo que quiero saber acerca de una iglesia es, ¿cuál es su esqueleto? ¿Está comprometida una iglesia con un alto concepto de Dios? ¿Con la prioridad absoluta de la Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal, y autoridad espiritual? Y, ¿cuáles son las actitudes que están fluyendo en su interior? ¿Obediencia y amor, y servicio, y unidad, y todas esas cosas? Y, ¿cuáles son sus funciones? Y después, realmente, no va a importar cómo se ve por fuera, cómo se manifiesta, cómo encarna, qué forma adoptan sus programas. ¿Entiende eso?

Cuando Dios por su gracias maravillosa me trajo a Grace Church, yo en mi propio corazón dije: “En primer lugar” – y después le dije a los hombres: “Dios, yo sé esto. Que si vamos a hacer lo que tú quieres que seamos, no vamos a tener problema en ministrar eficazmente”. Porque lo que somos, es lo que importa. La carne, eso es simplemente el caso. Y, tantas veces como lo hemos dicho en esta serie, cuando los pastores vienen, como esta semana, a nuestra iglesia, están buscando algo de carne para regresar, implementarla en su iglesia, y no va a mantenerse en pie, no va a vivir, porque no tienen todas estas cosas que están en su vida, atrás de lo que usted ve. ¿Se da cuenta? Y, si todas estas cosas están ahí, la carne realmente no es importante. No es tan importante cómo se ve por fuera, es la belleza de lo que está en su interior que habla de su realidad.

Encarnamos nuestros ministerios. Permítame tan solo pensar en la carne por un minuto. ¿Cuál es la carne? ¿La manifestación externa de nuestra predicación y enseñanza? Bueno, se lleva a cabo todo el tiempo. Domingo por la mañana, domingo por la noche, miércoles por la noche, estudios bíblicos en casa, nuestros grupos, grupos de comunión, clases, Logos, nuestra escuela cristiana, nuestro seminario. Digo, estamos enseñando, enseñando, enseñando. La predicación, predicando aquí, predicando en las cárceles, predicando en las misiones de rescate, predicando por cinta, predicando en la radio. Digo, se lleva a cabo todo el tiempo, en cualquier domingo dado, muchos de nuestros ancianos están allá afuera predicando en otros lugares. Constantemente estamos haciendo eso.

Y, ¿qué hay acerca del evangelismo y las misiones? Tenemos evangelismo por nuestro estilo de vida. Tenemos evangelismo amistoso, estudios bíblicos de personas que quieren saber de la vida cristiana, fundamentos de la fe, para aquellos que acaban de nacer; discipulado de evangelismo, programas de preparación. Están todos estos tipos de cosas. Nuestros servicios de bautismo, básicamente son un testimonio de la gracia de Dios. Y, la salvación de almas y una motivación para evangelizar más.

Vemos las misiones y vemos el desarrollo de una estrategia para todos alrededor del mundo. Tenemos un grupo de preparación de personas que están en proceso de reunirse mes tras mes. Un grupo grande, listo para ir al campo misionero, cuando Dios haya preparado todo para que se vayan. Estamos desarrollando radio en el extranjero, en las Filipinas y en Guam, alcanzando con centros de cintas en Singapur y Bombay. Y no sé, en Manila, estamos en Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda, Europa. Digo, en lo que en carnal tiene que ver en cómo se ve. Se lleva a cabo. ¿Se da cuenta? Y, ahora entiendo que han traducido la serie de la familia a japonés. Y, todas las iglesias evangélicas en Japón van a oírme en japonés. Difícil de imaginarlo.

Estamos desarrollando video ahora. Vamos a comenzar a desarrollar video, porque la iglesia en Liberia, el cual es un país que hablan inglés en África, ha pedido si podemos enviarles materiales y personas, equipos a Liberia, para preparar a los evangélicos de la nación de Liberia. Y, todas estas cosas, simplemente se manifiestan, son la encarnación de todo esto. Y, puede suceder en todo tipo de maneras, si el corazón está bien. ¿Se da cuenta?

Adoración colectiva. Adoramos en el día del Señor. Nuestro servicio en la mañana, es para exaltar el nombre de Dios, alabar Su nombre, alabar el nombre del Salvador; cantar canciones acerca de Su gloria, Sus atributos, y todo lo que Él es para nosotros. Y, adoramos en Su mesa. Adoramos en servicios especiales. Nuestra música está dirigida a la adoración.

Como pastor, en la oración del domingo, trato de ser un sacerdote, que los levanta a Dios, para que puedan entrar a su presencia y adorarlo. Y, toda la enseñanza que le damos, es para que usted pueda conocerlo mejor, y a partir de ese conocimiento, pueda salir la adoración. La oración se lleva a cabo todo el tiempo.

Todo martes por la mañana, de toda semana, los pastores se reúnen, y pasamos una hora en la Palabra de Dios, y después una hora en oración y adoración, llevándole a Dios las necesidades de la iglesia.

Los ancianos se reúnen todo domingo por la mañana para orar. Y, hemos hecho eso a lo largo de los años, y años, y años, llevando las cargas de la gente. Y, a lo largo de la semana, hay grupos de oración aquí y allá, y por todos lados; en casas, grupos de personas, y aquí en nuestros líderes y pastores.

El discipulado se lleva a cabo en todos lados. Todo grupo en nuestra iglesia está comprometido con un proceso de discipulado, todo grupo. El discipulado, discipulando a los líderes y discipulando a las personas de todo grupo, de los niños más pequeños, a los adultos mayores, a través de grupos de estudio bíblico, en todos nuestros ministerios.

Y, ¿cómo es que el pastoreo se manifiesta? Con ancianos y diáconos, y diaconizas que cuidan de la gente. Con nuestro amor y ministerio en acción. Y, usted puede llamar si tiene una necesidad. Tenemos a personas que satisfagan esa necesidad. De hecho, a través de nuestros estudios bíblicos, usted sabe, tenemos un sistema entero ahora, implementado en donde si una persona tiene una necesidad, nos lo hacen saber, y podemos buscar alguien en su área que se haya ofrecido como voluntario para satisfacer ese tipo de necesidad. Todo, desde arreglar una transmisión, a llamarle a alguien en el hospital. Todo eso es parte de pastorear.

La familia, todo tipo de clases y preparación significa trabajar con sus hijos, y sus bebés, y los ministerios en el centro de familias, la Gracia de Toda Mujer, ministerios de mujeres. Tenemos clases para mujeres, cuyos maridos no son cristianos. Y por cierto, cuando uno se convierte en cristiano, tienen una fiesta de graduación, y hay una gran celebración cuando una persona se gradúa de esa clase. Todo tipo de cosas. Programas de Proverbios para Padres, preparación para padres, para enseñarles a cómo ser un sacerdote de familia. Clases prematrimoniales – un curso maravilloso para aquellos que se van a casar. Realmente los prepara para cosas que necesitan saber. Preparación para evangelismo y para el trabajo en las cárceles, y trabajos de misiones. Y, simplemente sigue y sigue en el área de preparación, todo tipo de cosas que están pasando.

En el área de la ofrenda, nuestras ofrendas de domingo. Y, en el momento en el que usted da, y todo el esfuerzo que usted da, al sacrificar tiempo y energía al dar, no solo en dinero, si no tiempo, energía, dones y servir a Cristo, todo se lleva a cabo todo el tiempo.

Comunión. La comunión se manifiesta en todo momento en todo lugar. Los grupos de comunión el domingo son un gran enfoque para eso, es un gran enfoque. Los grupos de comunión, muchas otras cosas, estudios bíblicos. Realmente ese no es el punto. La manifestación externa, simplemente se lleva a cabo, cuando todo lo que está adentro está bien.

Yo creo que Dios ha llamado a nuestra iglesia para que exista, y es un lugar único, es un lugar excepcional. Rara vez, no pasa un domingo en el que yo voy a una recepción de visitas que vienen por primera vez, y un grupo no se acerca y dice: “Oh, somos de tal y tal”. La semana pasada fue de Florido, de Michigan. La semana pasada fue Michigan. Y, la semana anterior a esa, fue Florido, viceversa. Y, dijeron: “Somos de, digamos Michigan”.

“Oh, qué gusto. ¿Están visitando?”

“No, nos acabamos de mudar a aquí”.

“¿Oh, sí? ¿Por qué?”

“Para venir a esta iglesia”.

“¡Oh!”

Y, después dicen: “¿Conoce un lugar en donde podamos encontrar un lugar donde quedarnos, una casa, y quizás un trabajo?”

“¿Me quieres decir que acabas de empacar y dejaste todo y veniste?”

“Sí. Queríamos venir a Grace Church”.

Y, muchas veces no hay tan solo uno o dos, si no que hay una cantidad de pequeñitos. Y, dicen: “¿Tienes a alguien que pueda ayudarnos a encontrar un lugar donde quedarnos? Simplemente creemos que la vida se centra en torno a la iglesia, no al trabajo”.

Y, eso sucede. Y, se me hace un nudo en la garganta. Y, yo digo: “Señor, mantennos siendo lo que Tú quieres que seamos”. ¿Se da cuenta? Muchas personas, muchas personas ven eso. Viven así. Queremos ser Su iglesia, edificada a Su manera, para Su gloria. ¿Amén?

Gracias Padre, por nuestro tiempo en esta mañana. Un buen tiempo. Canciones dulces de la fe, que resuenan en nuestros oídos. Y, el pensamiento de que Tú estás en este mismo lugar. Y, debido a que Tú estás aquí, hay bastante amor para todos nosotros. Bastante gozo, bastante esperanza, bastante poder para disipar cualquier oscuridad. Oh, qué pensamiento tan emocionante es ese. Gracias por lo que has hecho en nuestra comunión y en esta iglesia, por todo lo que es bueno, que Tú has hecho. Y, todo lo que es menos que eso, lo hemos hecho. Ayúdanos a dejarte llevar a cabo Tu obra a Tu manera.

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6/8 – Los músculos y la carne, 1ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

6/8 – Los músculos y la carne, 1ª Parte

John MacArthur

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Esta mañana vamos a estar hablando nuestro tema de las últimas cinco semanas de “La Anatomía de una Iglesia”. El Señor nos ha guiado, creo yo, a una discusión de lo que – qué es lo que Él desea que sea característico de su iglesia. Dios nos ha bendecido tanto aquí. Dios ha edificado aquí, creo yo, una iglesia que desea en el corazón de su congregación, el ser todo lo que él quiere que seamos. Ciertamente, ese el caso en los corazones de los líderes, y sé que también es el caso en sus corazones. Dios nos ha bendecido en maneras únicas y maravillosas, maravillosas. Somos tan ricos en cosas espirituales, como cualquier iglesia podría serlo. Y es importante para nosotros, mientras que disfrutamos estas cosas, entender los cimientos, entender las causas, por así decirlo, que traen la bendición de Dios, que nos permiten recibir de Él lo mejor que Él tiene por dar. Y entonces, estamos haciendo, como lo he llamado, algo de arqueología espiritual. Y, escarbando para entender nuestros cimientos, para ver con qué estamos comprometidos. Dios nos ha dado a tantas personas nuevas, y lo alabamos y bendecimos su nombre por ellos; y muchos de ustedes que han venido en los últimos años, quizás no han tenido la oportunidad de entender que es Grace Church, en qué consiste, qué la hace diferente, con qué estamos comprometidos. Y entonces, estamos regresando y en cierta manera, regresando a algunas cosas que conocemos muy bien.

No estamos tratando de decir cosas nuevas. Simplemente estamos tratando de enfatizar cosas que son parte de nuestro cimiento. Para darnos una perspectiva de aquello en lo que consiste nuestra iglesia. Y, creo que cuando terminemos – y, esperamos que sea el próximo domingo – tendremos un pequeño paquete de cintas que le vamos a poder regalar a la gente cuando venga a nuestra iglesia. Y, cuando pregunten: “¿En qué consiste esta iglesia? ¿Qué es lo que hace que esta iglesia sea lo que es? ¿Cuáles son los énfasis de esta iglesia?” Y, podremos decirles: “Aquí están las cosas con las que estamos comprometidos”.

Ahora, permítame decirle, conforme comenzaos el día de hoy, que me regocijo en el Señor, porque veo la obra de Dios en ustedes. Y, cuando le hablo a usted así, no es que estoy reprendiéndolo, porque no veo estas cosas, es porque veo estas cosas y quiero que continúen, y que se vean aún más. Como Pablo, cuando él escribió y dijo: “Se que nadie necesita enseñarles a amar, porque Dios les ha enseñado, Él mismo les ha enseñado a cómo amar. Pero, que su amor abunde aún más y más”, él dice. Y en cierta manera, esa es la perspectiva con la que vengo a ustedes. No para decir que estas cosas no existen, si no que existen y necesitan existir aún más y más. Creo que mi temor es que conforme la iglesia crece y avanzamos, y nos alejamos más del cimiento que Dios usó para bendecirnos, y sobre el cual Su Espíritu ha edificado. Que perdamos de vista estas cosas y después comencemos a declinar, en lugar de ascender, en términos de Su utilidad y Su bendición. Pero, veo en los ministerios de esta iglesia y en los corazones, y en sus vidas estas virtudes y gracias, y cosas que el Espíritu de Dios ha logrado, y solo quiero llamarlos a un mayor compromiso del que antes han tenido.

Y simplemente, en términos de decirles cómo son vistos por otros, tengo tres cartas en mi mano, que escribieron pastores que vinieron a nuestra Conferencia de Pastores, y están reaccionando a lo que vieron aquí; y les podría interesar su reacción. Esta carta fue escrita a Dick Mayhue, y les dicen:

“Quiero tomar el tiempo para agradecerle por sus muchas horas de trabajo, al arreglar todos los detalles, organizar los detalles para tener una Conferencia de Pastores tan exitosa. Esta fue mi tercer conferencia. Y, cada vez que he ido, he entendido más y me ha ayudado más en el ministerio. Gracias por su fidelidad y el corazón que tiene de siervo que hizo esto posible. También lo quiero felicitar, quiero felicitar a Grace Community Church y su congregación, por su demostración continua de ser una congregación que sirve a aquellos de nosotros que asistimos. Una de las cosas más sorprendentes acerca de Grace Church, es el espíritu mismo que permea, desde el nivel más alto de los pastores, hasta las personas que trabajan en la cocina. Por favor, dígale a esas personas cuánto valoramos el trabajo que hacen. El consejo de nuestra iglesia ha hecho un compromiso por asegurarse que cada uno de nuestros miembros asistan a la conferencia de pastores, y los veremos entonces en el futuro. Gracias de nuevo por dejar que el Espíritu de Dios los guíe, por abrir la puerta a hombres a lo largo de la nación y por todo el mundo, para que aprendan más acerca de cómo aplicar principios escriturales en la atmósfera de la iglesia local. Que Dios continúe ministrando a ustedes y a través de ustedes”.

Una de las metas que tenemos cuando tenemos una Conferencia de Pastores, una conferencia de radio, simplemente es exponer a la gente, a ustedes. Y entonces, los alentamos a que los inviten a cenar, que vayan a sus casas, que los conozcan. Queremos que sepan que hay cosas que están pasando en sus vidas, que honran al Señor Jesucristo. No tenemos nada que esconder. Oí el otro día, que debido a que la Olimpiada en Los Ángeles iba a ser aquí en 1984, había un movimiento en la ciudad de Los Ángeles, buscando quitar a todos los vagabundos, la gente que vive en el calle en Los Ángeles, y reubicarlos en Newhall durante la Olimpiada. La idea era que nadie de afuera supiera que tuviéramos este tipo de personas en nuestra ciudad, a menos de que visitaran Newhall, lo cual es muy poco probable. Bueno, tenemos 250 pastores aquí, y nuestra idea no es quitar a toda la gente de nuestra iglesia, que nos preocupa, y colocarlos en otro lugar. Realmente creemos que Dios está operando en las vidas de nuestra congregación, y que estas personas que vienen a ver nuestra iglesia, y descubren si realmente lo que decimos realmente cambia las vidas, si queremos exponerlos a la gente, para que esas cosas puedan ser verificadas. Y, este pastor que escribió esa carta del estado de Washington quedó alentado por ver en los corazones de la gente, que realmente se están cumpliendo las cosas que estamos enseñando.

Tengo otra carta que viene de un pastor joven en Mississippi, y él escribe:

“Simplemente una línea para agradecerle, porque le han permitido a Dios hacer lo que ha hecho conmigo esta semana. Estoy aprendiendo más acerca de la gracia de Dios, Su obra y demás, a través de los ministerios aquí en Grace. Esta semana en la Conferencia de Pastores, ha reforzado de manera total y permanente en mi espíritu el compromiso, el gozo, y el deseo de conocer a mi Señor, a través de Su Palabra. Y, para darlo a conocer a través de Su Palabra. Gracias, un millón de veces – a veces los predicadores exageran – por su hospitalidad y amabilidad esta semana. Todos realmente han vivido el mensaje de su vida”. Qué pensamiento tan maravilloso. “Todos han vivido verdaderamente el mensaje de su vida, en precepto y en ejemplo han mostrado el corazón de un siervo, y hemos llegado a amarlos a todos profundamente”.

Hombre, eso es tan alentador. Oír que alguien de afuera viene a Grace Church, conoce nuestra congregación, está aquí una semana, y dice: “Están viviendo su mensaje”. La felicitación más grande. Y, después esto de un pastor en Michigan:

“Mientras que reconozco que deben recibir muchas cartas como esta, después de cada Conferencia de Pastores, aun así tengo el deseo de escribir y expresar mi profunda gratitud por ustedes y el ministerio en Grace. He oído de su iglesia, desde mis días en la Universidad Bíblica, y he tenido el deseo de ver su ministerio. Cuando mi pastor estuvo de acuerdo con enviarme a la conferencia, inmediatamente comencé a percibir que el Señor me iba a bendecir de una manera muy especial. Él ya había estado trabajando en mi corazón, acerca de dejar nuestro ministerio aquí, y llegar al pastorado de mi propia iglesia. Sin embargo, él no ha había abierto ninguna puerta de oportunidad. Ahora sé por qué. Nuestro ministerio de jóvenes aquí, había sido visto como algo muy exitoso. Muchos jóvenes habían sido salvados, y mi enseñanza los domingos por la mañana, siempre ha sido práctica y orientada a necesidades.

No obstante, después de tres años y medio, mi esposa y yo compartimos un desánimo, en base a un sentimiento de que alguna manera estábamos perdiéndonos algo en el área de ministerio bíblico. Estar con ustedes y con su personal de pastores, me mostró el problema básico. Habíamos cultivado una relación tremenda con nuestros jóvenes, y tenían un verdadero sentido de emoción y compromiso con nuestro departamento en la iglesia, pero, no tenían un compromiso con la Palabra de Dios, a nivel personal o práctico. Nos habíamos equivocado en la base del ministerio. La triste realidad, es que realmente no creo que jamás habíamos sido expuestos a una iglesia, que de hecho tuviera esta meta. Claro, la verdadera raíz del problema, era que nosotros mismos no estábamos en la Palabra, como deberíamos haber estado. Permítame compartirle cómo es que el Señor nos reveló esto a nosotros.

Durante la conferencia, mi esposa y yo nos estábamos quedando con amigos. Se nos había pedido que ensenáramos en el ministerio de universidad de su iglesia, el domingo por la mañana, y entonces planee en no estar en su servicio de domingo por la mañana. Pero, toda la semana estaba oyendo lo importante que era estar en el servicio de adoración. Y entonces, finalmente el domingo por la tarde le dije a mi amigo que iba a regresar a Grace Church, el domingo por la mañana. A la mañana siguiente mi esposa y yo entramos al centro de adoración, sin saber realmente qué esperar. Usted necesita entender que ambos tendemos a ser algo escépticos hacia ideas nuevas. Ya para cuando dejamos el servicio, ambos nos dimos cuenta que acabábamos de experimentar algo totalmente diferente a nuestra idea del ministerio. Mi esposa lo resumió muy bien, cuando ella comentó que nuestras iglesias, la gente viene a la iglesia, llega apenas respirando, simplemente con lo suficiente para acabar la semana, y esperando otro arreglo para llevarlos al siguiente servicio. Pero, parece que con su congregación llegan ya llenos, porque han sido llevados a estar en la Palabra por sí mismos. Cuando vienen llegan para recibir más, pero, particularmente para adorar. Con tristeza digo que nunca antes habíamos visto eso.

Estoy agradecido, por decir que desde esa mañana nuestras vidas han sido diferentes. Diariamente hemos estado en la Palabra y cuando enseño, predico lo hecho versículo a versículo. Nunca sabía que podía haber tanto gozo y satisfacción en el ministerio. He aprendido tanto en tan poco tiempo. La gente se ha acercado y ha preguntado qué pasó en nuestras vidas en California. Todo se oye tan fácil, lo he oído toda mi vida. Desafortunadamente, nunca antes lo había visto. Ahora estamos confiando en el Señor, que pronto proveerá un lugar en el que podamos establecer, implementar algunos de los principios que el Señor nos ha revelado a nosotros de una manera plena. Muchas gracias por el impacto revolucionario que su ministerio ha tenido en nuestro ministerio”.

Y, recibí una carta de ese joven, apenas un mes atrás, diciendo que él ahora es el pastor de su propia iglesia. Y, él estaba escribiendo para ver si podíamos cargarlo con algunas cosas que pudiera usar para comenzar. Lo que es tan maravilloso acerca de eso, es que, que ellos están respondiendo estos hombres, a la vida total de la iglesia. No están escribiendo diciendo: “Oh, fue un gran seminario, fue una gran clase, o tuviste algo profundo que decir acerca de esto o aquello”. Si no que era un ministerio entero para ellos, que se lleva a cabo hacia ellos, a través de esta iglesia. El miércoles por la noche, Moishe Rosen estaba con nosotros, y yo estaba ahí en el pasillo hablando con él, antes de que viniera a hablar, y él dijo: “Acabo de regresar de Londres”. Él está a cargo de los Judíos para Jesús, y dijo: “Estuve en Londres y fui a varios lugares, y en cada lugar había una persona que se me acercó y me dijo: ‘Eres de California. ¿Sabes de Grace Community Church?’ Y, en cada caso dije, lo sé.” Y, ellos dijeron: “Bueno, ¿podrías contarnos de cómo es?” Él dijo: “Me sorprende cómo la reputación de su congregación se ha extendido a todo lugar al que voy”. De hecho, él dice: “Tengo envidia de que tienen una congregación así”. Bueno, eso es lo más maravilloso. Y, yo le dije: “Yo me pellizco todo el tiempo y digo: ¿Estás seguro que tienes aquí el hombre correcto, Señor, en este ministerio tan maravilloso, bendecido por Dios?”

Tenemos una gran, gran responsabilidad para con aquellos que nos ven, para ver en aquellos lo que quizás no han visto en ningún otro lugar. Y, realmente creo que hay razones por las que Dios ha bendecido. Yo creo que hay principios que nos colocan en la posición de bendición máxima. Y, no es nada más que somos grandes, es la actitud que la gente tiene, son los compromisos que ellos adquieren. Son esas cosas que existen en nosotros como creyentes comprometidos que ven, que no siempre ven en otros que nombran el nombre de Cristo.

Entonces, hemos estado regresando en nuestra serie diciendo, bueno, ¿qué es entonces lo que hace que una iglesia sea todo lo que una iglesia puede ser? Digo, ¿qué es lo que debemos tener? Muchos de ustedes son nuevos en nuestra iglesia, y quizás se están preguntando lo mismo. Quizás quieren en cierta manera alinearse y decir: “Bueno, estas son las cosas. Aquí están las cosas con las que necesitamos estar comprometidos, tenemos que esforzarnos por trabajar en esto. Aquí están las cosas que queremos enseñar y proclamar, y discipular en otros. Y entonces, estamos regresando a estas cosas. Son cosas muy básicas.

De hecho, en cierta manera, me siento como si esta fuera una clase de fundamentos de la fe grande. Y, estoy hablando de territorio muy conocido. Y, continuamente le digo a mi esposa, después de cada domingo: “¿Sabes una cosa? Todo parece tan básico, todo parece tan básico. Yo espero que sea lo correcto”. Y, ella me afirma diciendo: “Bueno, hay muchas personas que no es tan básico como lo es para ti”. Y, necesito eso de mi esposa, de vez en cuando, algo de aliento, porque estoy en la dirección correcta, porque parece ser tan, tan básico. Sin embargo, tenemos que regresar y volver a establecer ese cimiento, ¿no es cierto?

Recuerdo las palabras de Pedro y quiero acordarles de estas cosas. Ahora, no que no las sepan, ya las saben. Pero, quiero asegurarme de que se acuerden de ellas. Tienen que mantenerse en esta dirección. Usted sabe, comenzamos por la dirección correcta y de pronto usted se desvía y comienza a en otra dirección. Simplemente, continúa estableciendo esos rieles de nuevo, para que sepamos hacia dónde vamos. Y entonces, hemos estado viendo la iglesia, y hemos usado la analogía del cuerpo. Hemos dicho, en primer lugar, que una iglesia para ser lo que Dios quiere que sea, debe tener un esqueleto. En otras palabras, cimiento, lo cual le da forma. Y básicamente, dijimos que hay algunas verdades fundamentales, no negociables, medulares. Y, hemos sugerido cinco de ellas, un alto concepto de Dios, la prioridad absoluta de las Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal, y autoridad espiritual. Y, ligamos todas estas y dijimos que eso en cierta manera era nuestro esqueleto.

Ahora, pasando de eso, a la segunda dimensión de nuestra analogía, dijimos que un cuerpo debe tener sistemas internos que fluyen dentro de él. Esos son los sistemas de vida, eso es lo que le da su vida y capacidad para actuar y reaccionar. Y en la iglesia, debemos tener sistemas internos, y esos creo yo, son las actitudes espirituales correctas. Lo que está fluyendo en las vidas de la gente tras bambalinas, es lo que importa. Le dijimos a los pastores todo el tiempo que vienen y ven a nuestra iglesia: “No solo llévense lo que ven en la superficie y traten de incorporarlo. Detrás de eso, detrás de esa carne, por así decirlo, están fluyendo ciertas actitudes espirituales que tienen que cultivarse en los corazones de la gente, antes de que el ministerio pueda ser lo que Dios quiere que sea. Y, les di una lista entera de esas. Permítame tan solo recordárselas brevemente. Obediencia, humildad, amor, unidad, servicio, gozo, paz, gratitud, disciplina personal, perdón, dependencia, flexibilidad, rendición de cuentas, crecimiento, fidelidad, y esperanza. No espero que escriba todas ellas. Ya las tiene. Pero, simplemente para refrescar su mente. Esas son las actitudes que creo que debemos cultivas entre nosotros, mediante nuestra predicación y enseñanza, y discipulado, y todo lo que hacemos para inculcar en nosotros ese tipo de actitudes fuertes, actitudes espirituales.

Ahora, cuando el esqueleto está bien y el tipo de actitudes correctas están fluyendo, estamos listos para pasar a la dimensión número tres. Y, vamos a hacer eso y eso es la función o los músculos en el cuerpo. El cuerpo ahora tiene forma y tiene vida, y ahora, ¿qué debe hacer? ¿Cuál es función? ¿Cuál es la responsabilidad de la iglesia en el mundo? ¿Qué debemos hacer? O, en términos simples, ¿cuál es nuestro ministerio? Si alguien le dijera a usted: “¿Qué es lo que la iglesia debe hacer?” Usted tiene una iglesia que está comprometida con la adoración de Dios, la autoridad de las Escrituras, doctrina, doctrina sana. Las vidas de la gente, de la congregación están bien. Están preocupados con la santidad personal. Están bajo autoridad espiritual de aquellos que Dios ha colocado sobre ellos en el Señor. Han cultivado en sus corazones las actitudes correctas. Tienen todo este poder fluyendo en ellos, este flujo de vida. ¿Qué es lo que deben hacer?

Si usted fuera a mandarle a la iglesia cuál es su responsabilidad, ¿cuál sería? Eso es lo que queremos ver ahora, y llamo a esto los músculos. Esto es función. Esto nos hace movernos. Y, quiero pasar el día de hoy y la próxima vez hablando de esto, y después simplemente vamos a concluir con la carne, brevemente la próxima vez también. Creo que podemos hacerlo en dos semanas. Pero, para esta mañana, quiero darle cuatro cosas que creo que son funciones prioritarias. Y, son tan básicas, que usted las conoce bien. Pero, permítame tan solo refrescárselas, para que entienda, quizás de una manera fresca las cosas con las que estamos comprometidas.

La primera es predicación y enseñanza. Y combino esas dos, porque ambas tienen que ver con la proclamación de verdad bíblica, predicación y enseñanza. Eso, como yo lo veo, es la función primordial de la iglesia. La iglesia es el receptor de la revelación de Dios, y por lo tanto la iglesia debe ser el diseminador de la revelación de Dios. Si Dios se ha revelado a sí Mismo a nosotros, es para que podamos entenderlo. Tenemos entonces que ser oidores de la Palabra, y los proclamadores de la Palabra. Y entonces, cuando usted viene a aquí, va a oír la Palabra de Dios. Cuando usted va a un estudio, va a oír la Palabra de Dios. Cuando va a una clase, va a discutir y estudiar la Palabra de Dios, porque primordialmente la iglesia debe ser un lugar donde la Palabra de Dios es predicada y enseñada. Ahora, estoy comprometido con eso, como una prioridad absoluta en la iglesia. Esa es una función de la iglesia. Debemos estar concentrados en proclamar la Palabra de Dios. A mí me entristece en mi corazón, tanto sermoncillos que vemos. Y, algunos de ellos son útiles, algunos son buenos. Lo llamo consejedad desde el pulpito, lo que se lleva a cabo. Hay muchos asuntos éticos que se tratan en la iglesia. Hay muchas pequeñas clases que se congregan, en donde todo mundo saca a colación su ignorancia, porque nadie sabe nada. Simplemente, tratan de adivinar lo que la Biblia significa. Pero, la iglesia como una función prioritaria, tiene la proclamación clara, comprensiva, directa, con autoridad de la Palabra de Dios. Y entonces, Grace Church siempre estará comprometida con un énfasis fuerte en la predicación y enseñanza. Un énfasis fuerte en la predicación y enseñanza.

Ahora, acompáñeme por un momento a dos epístolas escritas por Pablo a Timoteo. Ahora, estas epístolas fueron escritas, creo yo, para ayudarnos a entender el ministerio. Para ayudarnos a entender el ministerio, tanto desde el punto de vista del ministro, como de su congregación. De hecho, inclusive nos dice en 1 Timoteo 3:15, que ésta epístola fue escrita para enseñarnos a cómo conducirnos en la casa de Dios, la cual es la iglesia. Entonces, aquí hay una epístola que nos dice cómo debemos conducirnos en la iglesia, cómo debemos funcionar en la iglesia, cómo debemos operar en la iglesia. Yo creo que el énfasis tanto de 1 como de 2 de Timoteo, es que debemos operar primordialmente en el área de proclamar la doctrina sana, predicar la Palabra de Dios. Ese mismo capítulo, 1 de Timoteo 3 versículo 16, es un versículo interesante. Resume la maravilla de la encarnación de Jesucristo. Dice que indiscutiblemente, eso es sin debate alguno o argumento, esta es una realidad que el misterio de la piedad es algo maravilloso, es algo grande. Y, ¿cuál es el misterio de la piedad? Que Dios fue manifestado en carne. Eso es algo simplemente increíble. Nadie va a discutir que esa es una gran verdad, ¿no es cierto? Que Dios fue manifestado en carne. Ese es el corazón, la médula, la sustancia de nuestra fe cristiana, ¿no es cierto? No tenemos nada, si Dios no se ha manifestó a sí Mismo en la carne de Jesucristo, ¿verdad? Murió y resucitó. Entonces, ese es el corazón mismo de nuestra fe. Indiscutiblemente, esa es una gran, gran verdad revelada. Pero, observe que dice: “Él fue manifestado en carne. Fue justificado en el Espíritu. Fue visto por los ángeles. Fue creído en el mundo y fue recibido en gloria”. Y, después metido a la mitad, “predicado a los gentiles”. Y, si usted ve el versículo 16 de 1 de Timoteo 3, veo algunas cosas esenciales en la encarnación. Y, una de ellas es predicación. La predicación es un elemento esencial en Dios manifestándose a sí Mismo en la carne. Lo que sucedió debe ser predicado. Eso es lo que Él está diciendo. Debe haber proclamación del mensaje. La predicación es algo particular al cristianismo, y es el elemento maravilloso que la iglesia lleva a cabo. Que hombres santos de Dios hacen, que nada en el mundo puede llegarle. Digo, el mundo puede tener sus películas y puede tener sus libros, y el mundo puede tener muchos medios diferentes de comunicación, pero, la predicación me parece es algo tan excepcional, conforme a hombres de Dios, quienes reciben dones del Espíritu, y el conocimiento de la Palabra, para proclamar su verdad. Y, creo por lo tanto, que en el corazón de la iglesia está la encarnación, y en el corazón de la encarnación está la proclamación de esa encarnación. Y entonces, la predicación encuentra un lugar central en la vida de la iglesia.

Ahora sigue entonces, que Pablo va a enfatizarle al joven Timoteo. Conforme sale en su ministerio, que él de hecho debe ser fiel a la predicación. Y, usted notará en el versículo 6 del capítulo 4, que inmediatamente Pablo dice: “Si esto enseñas a los hermanos”. Y, él acaba de hablar con él de algunas cosas, y él dice: “Tu trabajo es recordarle a la gente esto. En primer lugar, Timoteo, eres un maestro, eres un maestro. Lo que has recibido del Espíritu de Dios, tú lo das. Y, que la iglesia esté en el lugar en donde las cosas le son enseñadas”. La verdad de Dios es enseñada. ¿Sabe lo maravilloso que es que en un mundo en donde la gente está buscando la verdad, la tengamos? ¿Usted entiende eso? ¿Sabe qué maravilloso es estar en un lugar en donde la gente no se le puede garantizar que algo es verdad? ¿En donde la moralidad es establecida por la mayoría? ¿Donde todo mundo determina lo que es verdad, y su opinión es la que reina, donde la verdad no se encuentra? ¿Donde los hombres están a la merced de su propia filosofía, para tratar de entender el significado en la vida? Podemos ponernos de pie y decir: “Esto es la verdad”. Digo, inclusive Pilato, el cínico de cínicos del Nuevo Testamento dijo: “¿Qué es la verdad? ¿Qué es verdad? Conocemos la verdad. Conocemos la verdad”. Jesús dijo en Juan 17 al Padre: “Tu Palabra es verdad”. ¡Oh, pero qué legado! Y, eso es lo que debemos impartir, eso es lo que debemos impartir.

Y, Dios ha bendecido esta iglesia, creo yo, porque su función primordial siempre ha sido en parte el proclamar la verdad, la Palabra de Dios, no hablar acerca de la Biblia, si no hablar a partir de la Biblia. Y, no le puedo decir cuántos cientos, inclusive miles de personas a lo largo de los años, nos han hablado o escrito, y han dicho que vienen a Grace Church, porque se les alimenta la Palabra de Dios. Siempre es lo que oímos y ese es nuestro compromiso, esa es nuestra función, y no es nada más mi trabajo. Es el trabajo de todo mundo. Debemos ser aquellos que proclaman y predican, y enseñan la Palabra. Algunos dotados, claro, de manera única. Versículo 11, siguiendo con el mismo pensamiento de capítulo 4 versículo 6, él dice: “Eres un ministro, serás buen ministro si tú estás nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina, de la sana doctrina”. En otras palabras, si tienes la verdad y se las estás entregando a tu congregación. Él dice en el versículo 11: “Esto manda y enseña”. En otras palabras, enseña con autoridad. Enseña con autoridad.

Me acuerdo, estaba en la graduación de la Academia de Policía en una ocasión, y yo estaba al lado con una persona que me estaba hablando de los varios egresados que se estaban recibiendo, se estaban graduando de la Academia de Policía de Los Ángeles. Y, él dijo: “Tuvimos que reprobar un hombre, debido a su voz”. Le dije: “Eso es interesante”. Él dijo: “Sí. Simplemente no puedes ir atrás de un ladrón y decirle: ‘Levanta las manos, estás arrestado. Detente en el nombre de la ley’”. Digo, eso simplemente déjalo afuera, ¿no es cierto? “Bueno, eso es interesante”. “Sí’, él dijo, “debe haber cierta autoridad en su voz”. Y, yo comencé a pensar acerca del hecho de que su autoridad básicamente era la ley, ¿no es cierto? La ley era su autoridad. Y, si yo me oigo como que hablo con autoridad, así es, porque es la autoridad de la Palabra de Dios. No hablo con autoridad, porque doy mi opinión. Si no que hablo con autoridad en base a la Palabra de Dios. Y, eso es lo que él está diciendo aquí en 1 de Timoteo 4:11: “No solo la enseñas, la mandas. En otras palabras, llamas a la gente a un mandato de responsabilidad”.

Y entonces, versículo 16, él dice – versículo 13, más bien él dice: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. Después él le dice cómo hacerlo. Lee el texto, explica el texto, y aplica el texto. Lectura: Eso es simplemente, léeles el texto. Exhortación: Eso es aplícalo. Doctrina: Eso es dales la doctrina o la enseñanza. Entonces, él dice: “Abre el texto, se los lees, se los explicas. Eso es doctrina, y los exhortas a vivirlo. Y, no descuides”, versículo 14, “no lo descuides. Medita en esto”, versículo 15. “Pon atención”, versículo 16, “y, continúa en ello”. En otras palabras, somos llamados a obedecer la Palabra, y a proclamar la Palabra: Predicación, enseñanza, proclamar, instruir. Qué responsabilidad tan emocionante.

Ahora, en el capítulo 5 versículo 17, él llega a otra dimensión. “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble paga, doble respeto, doble honor”. Probablemente incluye todo eso. Pero, los que trabajan bien, deben ser honrados doblemente, especialmente los que trabajan en predicar y enseñar. De nuevo, el enfoque de liderazgo en la iglesia, está en la predicación y la enseñanza, en esas funciones. Esa es nuestra función. Esa es nuestra función. Esa es nuestra función.

Estamos aquí para proclamar la Palabra de Dios. He oído a gente que critica a Grace Church y dice: “Bueno, Grace Church está desequilibrada en el área de la enseñanza. Hay demasiada predicación, demasiada enseñanza, y no hay suficiente de esto o de aquello”. ¿Sabe una cosa? Yo no veo que usted jamás podría tener demasiado de eso. Digo, a menos de que usted haya dominado toda la revelación de Dios. Y, esa es una imposibilidad total. No puede haber demasiado. Podría estar desequilibrada si no obedeciéramos la enseñanza. Pero, la razón por la que domina nuestras vidas la enseñanza, es porque la enseñanza es lo que echa a andar todo. Tenemos que conocer, saber lo que la Biblia dice acerca de algo, antes de que podamos cumplirlo. Y entonces, la enseñanza es el sine qua non de todo. Tenemos que saber lo que debemos hacer. No podemos saber cómo adorar, a menos de que sepamos lo que la Biblia dice. No podemos saber cómo orar, a menos de que sepamos lo que Biblia dice. No podemos saber cómo evangelizar. No podemos saber cómo discipular o pastorear. No podemos saber cómo preparar a personas. No podemos saber cómo ayudar a personas y a sus familias. No podemos hacer nada, a menos de que sepamos, entendamos lo que Dios dice. Entonces, predicamos, enseñamos, predicamos, enseñamos.

Al final del capítulo 6, Pablo le dice a Timoteo: “Guarda lo que se te ha encomendado”. En otras palabras, creo que se está refiriendo al depósito de verdad, la revelación de Dios, la fe, por así decirlo, el contenido de la doctrina verdadera. Guárdalo y mantente alejado de la basura del mundo, las filosofías, y las teologías errantes, y el supuesto conocimiento de los hombres que realmente no conocen nada. Aférrate ahí, con las cosas correctas. No queremos desviarnos de eso. No queremos ser empujados y llevados, arrastrados por los pensamientos de hombres que están lejos de Dios. 2 de Timoteo merece una breve mirada. Versículo 15 del capítulo 2, él dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad”. En otras palabras, tienes la Palabra, estás comprometido con ella, ahora úsala correctamente.

De regreso en el versículo 13 del capítulo 1, él dice: “Retén la forma de las sanas palabras”. Entonces, lo primero que haces es, te aferras a ello. Después, lo entregas de manera apropiada. Te aferras a la verdad, y lo presentas como debe ser, para que seas aprobado por Dios. Y, de nuevo lo dice en el versículo 16 en adelante: “Mantente alejado de la basura del mundo. Mantente alejado de sus errores y herejías, y filosofías, y apégate a la verdad de Dios”. Ahí en el versículo 24 capítulo 2, él dice: “Cualquiera que ahí en la iglesia, que es un siervo del Señor, debe ser apto en su enseñanza, apto en enseñar”. Y claro, ese gran pasaje en el capítulo 3, en donde dice que toda la Escritura es inspirada, para que podamos ser perfeccionados. Entonces, lo que puede ver, conforme Pablo instruye a Timoteo, con respecto a la iglesia, es este énfasis tremendo en la predicación en la enseñanza.

Ahora, vaya al capítulo 4 y vamos a cerrar esto. Capítulo 4, 2 de Timoteo versículo 1. Y, aquí hay un mandato que se le da a Timoteo, uno de los realmente grandes en el Nuevo Testamento. “Te encomiendo”, te hago responsable, mando esto, por lo tanto, debido a que la Palabra de Dios puede perfeccionar, debido a que la Palabra de Dios puede salvar, como dice en el 3:15-17. Debido a que la Palabra de Dios puede ser todas estas cosas, debido a que puede darte la salvación que has recibido. Debido a que puede darte todo lo que necesitas para ser perfeccionado en Cristo, entonces: “Te mando delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino”. Ese es un cargo muy sólido. Solemne. Él dice, te hago responsable delante de Dios y Jesucristo. Te hago responsable delante del Padre y el Hijo. Versículo 2, para hacer, ¿qué? ¿Qué? “Que prediques la Palabra. Que prediques la Palabra”. Es la Palabra lo que hace que la gente sea sabia para salvación. Es la Palabra lo que perfecciona, lo que trae doctrina, reprensión, corrección, instrucción y justicia. Que hace que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Es la Palabra lo que hace eso. Entonces, él dice: “Timoteo, para resumirlo, te hago responsable ante Dios el Padre. Te hago responsable ante Dios el Hijo. Hombre, predica la Palabra. Proclama la Palabra y sé diligente en ello. Trabaja duro en esto. Aférrate, se fiel. Hazlo a tiempo y fuera de tiempo, cuando parezca apropiado, inapropiado. Cuando parece como que alguien pueda ser ofendido o no, tú síguelo haciendo todo el tiempo, a tiempo y fuera de tiempo”. Significa todo el tiempo. O estás a tiempo o fuera de tiempo.

Y, después él dice esto, y es interesante, ¿no es cierto? Él no dice consuela y aliento. Él dice: “Redarguye, reprende, exhorta”. En otras palabras: “Preséntalo, confróntalos Timoteo”. ¿Por qué dice eso él? Porque, él sabe que inclusive los cristianos básicamente tienen que luchar con su pecado, ¿verdad? Y entonces, él dice, la predicación tiene que confrontar. Tiene que reprender. Tiene que redargüir. Tiene que exhortar. La más suave de esas palabras es exhortación, lo cual significa alentar un cambio de conducta, en vista del juicio que viene, si no se conforman. En otras palabras, sigue haciéndolo como lo haces. Dios va a tener que lidiar contigo. Entonces, la predicación debe tener ese elemento ahí. Confronta, confronta. Te convence de pecado. Escudriña tu corazón. Quebranta tu corazón. Es lo que él le dice. “Predica de esa manera y que el contenido de tu ministerio, sea lo que demuestra paciencia”. Entonces, predicas con mucho celo. Predicas con gran convicción. Confrontas a la gente. En cierta manera, los azotas contra la pared, y tienen que decidir sí o no a lo que dijiste. Los haces ver a su corazón, ver en donde están fallando en su vida, y reconoce esto, que no van a cambiar de la noche a la mañana. Entonces, en el proceso, ¿sé qué? Paciente. Sé paciente.

Entonces, él dice, y no solo paciente, si no que en este proceso él dice, y esta es una palabra tan importante: “Hazlo con mucha paciencia y doctrina”. Enseñanza, el corazón de ministerio, amados, es enseñar pacientemente la Palabra de Dios, de una manera que confronta, que confronta a la gente para que se examine a sí misma, para que su vida puede ser llevada a rendirle cuentas delante de Dios. Esa es la función de la iglesia. Cuando usted llega a aquí, usted es llamado a rendir cuentas de esa manera. Cuando usted va a un grupo de comunión, una de las cosas que usted es llamado a hacer en la enseñanza de la Palabra de Dios, es esta: ¿Estoy respondiendo de manera apropiada a esta Palabra? Usted va a un estudio bíblico y alguien abre la Biblia, y usted es llamado por la autoridad de la Palabra de Dios, al lugar en donde usted dice: “Estoy haciendo eso o no lo estoy haciendo”. Y entonces, usted es reprendido, exhortado de manera paciente, hasta que su vida pueda ser lo que Dios quiere que sea.

Entonces, conforme Pablo sale del ministerio y Timoteo entra para llevar su estafeta, él dice: “Timoteo, todo está resumido en esto, hijo. Predica la Palabra. Predica la Palabra”. Dice usted: “¿Por qué?” Porque es la Palabra en la mente lo que genera la conducta. Es la Palabra que entra a la mente, lo que genera la conducta. Y, esa es la razón por la que la Biblia dice en Efesios 4:23: “Renovaos en el espíritu de vuestra mente. Renovaos en el espíritu de vuestra mente, de vuestro entendimiento”. Transformación, Romanos 12: “No os conforméis a este siglo, si no transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Y, esa es la parte de su pensamiento. Debe tener la Palabra en su pensamiento, para que pueda comenzar a hacer lo que hace que la conducta opere. Eso es lo que activa la conducta. Entonces, enseñamos y predicamos la Palabra, y no hay sustituto para eso.

Una segunda función es evangelismo y misión. Evangelismo y misión. Y, uso esos dos términos, para darle una perspectiva amplia. El evangelismo parece hablar de cosas personales. Y, misiones parece hablar de algo muy grande. Y entonces, debido a que esos términos son vistos de esa manera, vamos a usarlos. Debemos estar comprometidos con el hecho de que nuestra iglesia no existe para su propia causa, si no por causa del mundo, ¿verdad? Que la razón por la que queremos ser lo que Dios quiere que seamos, es para que podamos ser una luz que brilla en medio de una generación oscura y perversa. Queremos ser todo lo que Dios quiere que seamos, para que Él a través de nosotros alcance a otros. Como puede ver, la meta definitiva de todo el ministerio, es que alcancemos a alguien para Cristo. Y entonces, tenemos que estar enfocados en el evangelismo, evangelismo, evangelismo. Básicamente lo cumplimos de dos maneras: Mediante el ejemplo de vida y la Palabra. Y, como lo hemos dicho tantas veces, son nuestras vidas aquí lo que hace que nuestro testimonio sea creíble o increíble. Digo, si tenemos una iglesia en donde Cristo es exaltado, donde la congregación está viviendo vidas justas. Donde estamos enfrentando el pecado de manera honesta delante de Dios. Donde estamos esforzándonos por caminar en obediencia en sus propósitos santos. Si tenemos ese tipo de iglesia, entonces vamos a establecer una plataforma, sobre el cual el testimonio individual pueda ser creído.

Es lo que usted es allá afuera en el mundo. Eso es lo que es tan maravilloso cuando la gente viene a aquí y dice: “Oye, tu congregación vive tu mensaje. Tu congregación realmente obedece la Palabra de Dios”. Eso es tan emocionante, porque eso es lo que hace que el cristianismo sea creíble. ¿Se da cuenta? Digo, ¿por qué cree usted que en lugar de que Satanás simplemente llegue al mundo y simplemente haga que desaparezcan las iglesias, él viene al mundo y hace que proliferen iglesias por todo el mundo, que no tienen credibilidad? ¿Por qué? Porque eso ataca el mensaje entero. Digo, ¿cómo es que la gente dice: “Oh, es que fui a una iglesia por allá? Realmente fue un lugar excepcional, porque habían muchos hipócritas ahí, demás”. No les importa nadie por allá, por qué el pastor se fue, hizo esto, él era un criminal, se robó dinero de la iglesia y demás. Como puede ver, todo lo que tiene que hacer Satanás, es simplemente mantener a la iglesia teniendo un hombre, corromper lo que es hecho de una manera que ataca la integridad del mensaje de la iglesia. Satanás no quiere eliminar iglesias, él simplemente quiere corromperlas, para que no haya un cimiento sobre el cual el testimonio individual pueda ser creído. Y, realmente creo que hemos sido llamados a vivir una vida en la comunidad, que es una vida de evangelismo.

Se resume como usted sabe – hemos estudiado esto en años pasados, en Mateo 5, en donde nuestro Señor dice que son dos cosas. “Vosotros sois la sal de la tierra”, Mateo 5:13, “y si la sal perdiera su sabor, ¿con qué será salada?” Ustedes son la sal de la tierra. Digo, ustedes simplemente están ahí como el preservador. Ustedes simplemente están ahí para refrenar. Son distintos, tienen un sabor diferente de ellos. Digo, están ahí y son únicos. Esa es la razón por la que amados, como pueden ver, llamamos a la gente a vivir una vida separada, apartada. Esa es la razón por la que llamamos a la gente a vivir una vida pura. Esa es la razón por la que me preocupa tanto en mi espíritu que ustedes vivan una vida justa, piadosa, virtuosa. No solo para la gloria de Dios, desde el punto de vista de ustedes, si no para la gloria de Dios desde el punto de vista de otros que los ven, y son atraídos a ese tipo de pureza. En donde usted pueda ser usado como ejemplo. Usted es la sal.

Y, después en el versículo 14: “Vosotros sois la luz del mundo”. Y, si la luz está escondida, no va a ser vista. Y, estar escondido, estoy seguro, es una indicación de pecado, de nublar el testimonio de su vida. Pero, si usted está ahí afuera y usted está brillando fuerte, usted es sal que realmente es salada. Ahora usted va a tener un impacto en el mundo. Y, es por lo que usted es, antes de que usted pueda decir: “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Digo, me sorprende a veces. ¿Sabe una cosa? Conozco mucha gente en circunstancias muy interesantes. Y, algunos de ellos están muy apenados en las circunstancias cuando me ven, porque digo: “Oh, no te conozco”. Y, no le puedo decir cuántas personas han tratado de tragarse un cigarro cuando me ven. Realmente es simpático. Digo: “Hola”. Y, bup. Puedo estar en un restaurante y alguien puede tomar algo, y se paran de maneras raras, y yo simplemente sonrío y, y muevo la mano. Y el, y el pánico instantáneo los inunda. Y, no dije nada. En algunas ocasiones, inclusive de una mesa, y he saludado simplemente como un recordatorio, de que para los cristianos hay cierto estándar de vida, por causa de aquellos que nos ven. Me acuerdo en un restaurante, en una ocasión, algunas veces cuando usted llega y está esperando, y está ahí una mesera, y viene esta mesera, y se acerca y dice: “¿Le gustaría? O no, ¿verdad? No le gustaría”. Yo dije: “No, no me gustaría”. “Usted me parece conocido”. Y después: “Oh, tengo que disculparme como puede ver”. Y, empieza a hablarme a darme esta historia. Pero, fue bastante interesante, porque en su corazón ella sabía que estaba fuera de la realidad, de dónde debería estar como cristiana, simplemente viviendo en el mundo. Y, se avergonzó por verme. Y, yo pensé: “Debería ofenderle más a ella, que los incrédulos la ven haciendo algo que no es como Cristo, en lugar de que yo la vea. Yo puedo soportar eso”.

Tenemos un cimiento de credibilidad que establecer con nuestras vidas, y es tan importante, y entonces, él lo resume, ¿no es cierto? En Mateo 5:16, cuando dice: “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo”. ¿Sabe una cosa? Deben ver su vida y decir: “Mira, solo Dios podrá hacer una vida así”. Digo, solo Dios podrá hacerle algo así a alguien. Qué vida tan maravillosa. Y entonces, establecemos un cimiento de evangelismo.

Y, después más allá de eso, necesitamos hablar. Necesitamos hablar. Necesitamos proclamar el mensaje. Digo, necesitamos estar listos para hablar, dar una razón por la esperanza que hay en nosotros. Proclamar a Jesucristo. Nuestros labios deben ser abiertos. Alguien una vez dijo que la mayoría de los cristianos son como el Río Ártico, que está congelado en la boca. Y, es desafortunado que en muchos casos eso es verdad. Por alguna razón nos resistimos a hablar. O, cómo deberíamos estar prontos a hablar acerca del Señor, como somos prontos a hablar acerca de algunas cosas mundanas, superficiales. Y entonces, para que entendamos la responsabilidad de evangelizar, de testificar, de alcanzar a otros, tenemos que entenderlo. Parte de eso es conocer a personas que no son cristianos y eso es difícil para algunos de nosotros. Muy difícil, porque nuestro mundo es estrecho. Alguien dijo que es como una pirámide. Entre más alto esté usted, menos personas usted conoce que no son cristianas.

Y también, conforme proclamamos, debemos asegurarnos de que tenemos el mensaje correcto. Y, esa es la razón por la que pasamos tanto tiempo hablando del Evangelio aquí, asegurándonos de que usted entienda los términos que Cristo ha dado. Esa es la razón cuando llegamos al joven rico, pasamos tiempo viendo cómo Cristo evangelizó, el Sermón del Monte, de dónde llamó a los hombres, y a qué los llamó. Y, ¿cuáles son los términos bíblicos verdaderos del evangelismo? Porque yo conozco bien las iglesias de nuestro país y nuestro mundo, y están llenas de personas que no son salvas, pero, creen que lo son.

Y entonces, estamos comprometidos con el evangelismo. Y, ahora más allá de eso, a las misiones. Digo, eso es a nivel mundial, alcanzar más allá de lo que Dios nos va a permitir hacer por todo el globo. Recibí una carta esta semana de un pastor en las Filipinas. Él dijo: “He estado oyendo de su iglesia. Quiero edificar mi iglesia como Dios quiere edificarla. ¿Me podría mandar algo de ayuda para que comience a moverme en la dirección correcta?” Y, ahora tenemos a personas que están planeando y estableciendo una visión, para que nosotros alcancemos más allá de nuestras paredes, hasta donde podamos. A nivel mundial, hasta donde el Señor permita. Porque Él dijo: “Id por todo el mundo”, ¿no es cierto? Y, queremos ir tan lejos conforme podamos ir, hasta donde nuestros recursos nos permitan ir. Y, lo que estamos haciendo aquí, es preparar a personas para que puedan ir y hacerlo de manera más eficaz. Y, estamos comprometidos con eso, a ir a predicar, a bautizar, enseñar hasta donde podamos, tan lejos como podamos llegar.

Hay una tercera función aquí, y usted conoce ésta bien. Entonces, no voy a pasar mucho tiempo en esta. Adoración. Adoración colectiva. Hemos hecho una serie recientemente, espero que haya leído el libro La Adoración, la Prioridad Definitiva. Somos llamados a la adoración colectiva. Somos aquellos que adoran al Señor en espíritu. No tenemos confianza en la carne. Pablo le dijo a los Filipenses: “Somos los verdaderos adoradores”, Juan 4, “que adoran al Padre en espíritu y en verdad”. Hemos sido llamados, como aquellos que son sacerdotes, a ofrecer nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios, en un acto santo de adoración, sacrificio espiritual. Somos adoradores, somos un sacerdocio que ofrece sacrificios a Dios, dice Pedro.

Estábamos hablando el otro día en una de nuestras reuniones de pastores, acerca de la preocupación que tenemos. Hay muchas personas que vienen al servicio de adoración, pero, ¿cuántas de ellas realmente adoran? ¿Cuántos corazones realmente son levantados a Dios? ¿Cuántos corazones realmente están llenos de alabanza y adoración? Y, ¿cuántos están pensando acerca del tiempo? ¿Cuándo va a terminar? O, ¿qué van a hacer hoy? O, ¿a dónde van mañana? O, lo que sea. Y, somos bombardeados por la inteligencia de los medios masivos de Satanás en el mundo. Vemos imágenes de fotos en nuestras mentes, y oímos música de comerciales, y somos atacados por las cosas que continuamente vemos pasando frente a nuestros ojos. Y, tratar de sentarse y sacar eso de nuestra mente, y meditar en las cosas de Dios, casi tiene que irse a un monasterio para filtrar su cerebro, y limpiarlo de nuevo.

Entonces, qué difícil es venir y realmente pensar en las canciones que estamos cantando, y oír le Salmo cuando es leído, y nos llama a adorar y meditar en las cosas de Dios, que vienen a través de la enseñanza y predicación. Pero, necesitamos cultivar eso. Necesitamos ser una congregación que adora. No solo estar aquí. Este es un catalizador. Simplemente para hacernos adorar en todo momento. Así como tratamos de decir hace algunos meses atrás, en esa serie, adoramos mejor cuando obedecemos más. Adoramos mejor, cuando respondemos a Dios, en obediencia dispuesta. De tal manera que la obediencia es la definición básica de la adoración. Cuando obedecemos, estamos adorando en alabanza. Hacemos de manera obediente lo que él dice. La obediencia y la adoración, sinónimos en un sentido, se convierten entonces en un estilo de vida, en lugar de que simplemente sea un ejercicio el domingo.

Pero, yo creo que somos llamados a acercarnos a Dios. ¿Sabe lo que eso significa, acercarse a Dios? Hebreos dice: “Acercaos a Dios”. Santiago habla acerca de acercarse a Dios. “Y, Él se acercará a vosotros”. Qué grandes pensamientos son esos. Digo, ¿cuando usted realmente se acerca a Dios, lo hace no de manera apresurada? Cuando usted simplemente deja que su corazón y mente asciendan, por así decirlo, en las palabras de los himnos, y en las palabras de las Escrituras, o en momentos de devoción profunda y oración. ¿Cuándo medita usted? La palabra casi no tiene significado para nosotros. Fuera de ver algún gurú extraño, sentado por algún lugar. No entendemos lo que es meditar. Pero, yo creo que funcionamos en la adoración, funcionamos en adoración.

Pablo le dijo a Timoteo, que los hombres levanten manos santas en oración, y que la iglesia se congregue con ese propósito expreso de alabanza. Debemos ser una congregación que adora. Y, emociona mi corazón que tantos, tantos como este joven que escribió de Michigan, vienen a nuestra iglesia, y nunca han experimentado una adoración como esta. Sus corazones siempre han estado listos, pero, nunca se les ha provisto ese tipo de ambiente, que pueda levantar el corazón a Dios. Y, quizás podríamos hacer un mejor trabajo de lo que hacemos. Quizás podríamos hacer algo mejor.

Aquí hay una última función, que la iglesia debe tener. Y, quiero hablar de ésta en esta mañana. Vamos a terminar a la próxima vez. Y, eso es oración. Y, no necesito decir mucho de esto. Simplemente necesito recordarle. Simplemente quiero colocarle en su memoria. No necesito ser redundante, fuera de decir que yo creo, amados, creo esto con todo mi corazón. La oración es el ejercicio espiritual más difícil en el que nos involucramos, por dos razones. Razón número uno: Es trabajo duro. Es trabajo duro, porque es abnegado. La verdadera adoración se extiende para incluir al reino de Dios. “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad”. Se extiende para incluir al reino de Dios, y se extiende para abrazar al pueblo de Dios. “Danos el pan de este día. Perdónanos nuestras deudas. No nos metas en tentación”. No hay un yo en la oración de los discípulos, de Mateo 6:9 al 12. Incluye el reino de Dios en su gloria. Incluye las necesidades de su pueblo. Y entonces, la oración es un ejercicio no egoísta. Solo la gente humilde no egoísta, puede abandonarse a sí misma, abrazar, a incluir la voluntad de Dios, el reino de Dios, las necesidades de la gente.

Y, cuando Pablo dice en Efesios 6:18: “Orando en todo tiempo por todos los santos, con toda oración y suplica”. Él nos está llamando al tipo de oración que cambia la dirección de nosotros, a abrazar los propósitos gloriosos de Dios, y las necesidades del pueblo de Dios. Y, es abnegada, no es egoísta. Entonces, es limitada a personas no egoístas. Es trabajo duro, porque usted está ahí, y está derramando su corazón a favor de Dios, a favor del pueblo redimido de Dios, a favor de sus propósitos y sus necesidades. Y, usted va más allá de usted mismo.

Encontramos, por otro lado, que la oración es muy fácil, cuando nos toca a nosotros. Cuando tenemos algo que nos molesta, o cuando tenemos una enfermedad debilitante en la familia, o perdemos un ser querido, cuando uno de nuestros hijos se desvía del Señor, o cuando nuestros hijos están tomando decisiones acerca de con quién se van a casar, o cuando enfrentamos una tragedia, o nos encontramos en medio de una situación deshonesta, o algún acto inmoral; inmediatamente debido a que estamos nosotros en juego, nos encontramos de manera muy fácil siendo atraídos a la oración a favor de nosotros. Pero, eso no demuestra la fortaleza de la oración. Eso demuestra la debilidad de la oración. La fortaleza de la oración es abandonar mi vida en oración incesante, a favor de la extensión y la gloria de Dios en su reino eterno, y las necesidades de su pueblo redimido más allá de mí mismo. ¿Se da cuenta? Y, esa es la razón por la que es tan difícil. Digo, yo no tengo duda alguna de que en Lucas 11, yo podría ser el hombre que está golpeando en la puerta, recibiendo el pan, si yo tuviera hambre, yo estaría tocando toda la noche, hasta que el hombre me diera el pan para deshacerse de mí. La pregunta es: “¿Puedo golpear la puerta toda la noche por el pan para alguien más? Esa es la pregunta.

Digo, podemos tener una reunión de domingo por la noche y tener helado, y puedo tener a tres mis personas que vienen a aquí que están comiendo mucho helado. Puede convocar una reunión de oración, y tiene que sacar los binoculares para encontrar a la gente, como puede ver, porque la oración es tan abnegada. Es abrazar cosas que van más allá de nosotros, en su sentido más puro y verdadero. No estoy diciendo que usted no ora. No estoy diciendo yo no oro. No oro como debiera orar. Y, todos nos sentimos así, ¿no es cierto? Vamos a tener una reunión mensual de oración el miércoles por la noche, cada mes, y vamos a llamar a la gente a orar, y yo creo que Dios responde a la oración. Yo dije en una entrevista en la radio en Chicago ayer, que uno de los beneficios de envejecer – y, hay algunos – es que comienza a tener una lista más larga de cosas que Dios ha demostrado en su poder, al responder a la oración. Y, entre más envejece usted, más ve usted a Dios hacer cosas que solo Él podría hacer. Y, entre más larga se vuelve esa lista, más confianza tiene usted en sus oraciones. Y entonces, yo creo que la gente mayor ora mejor que la gente joven. Por lo menos en ese sentido, porque tienen un registro más largo de probar la respuesta de Dios.

La segunda razón por la que la oración es difícil, no solo porque es abnegada, si no porque esta tan privada. Es tan privada. Y, esto en cierta manera es como la idea de ser abnegado, de no ser egoísta. Pero, cuando usted ora, usted ora solo, y nadie lo sabe. Entonces, debe tener la disciplina personal y la fortaleza de hacerlo, sin la presión de otros o la aprobación de otros. Digo, hay muchas cosas que hacemos, porque sabemos que la gente va a saber que las hicimos, ¿verdad? Vamos a un estudio bíblico, porque la gente va a decir: “Él va a un estudio bíblico”. Y, leemos la Biblia porque alguien va a decir: “Oye, he estado leyendo esto. Bueno, he estado leyendo esto y aquello. Hombre, el otro día leí esto y aquello”. Sí. Y, usted simplemente lo lee, para asegurarse de que cuando la plática salga, usted pueda decir que leyó.

Como puede ver, la oración es difícil, en primer lugar porque es abnegada, no es egoísta. Y en segundo lugar, porque no tiene recompensas visibles. Y, usted no tiene ninguna presión de otros. Nadie lo ve a usted orar, y hacemos las cosas mucho mejor cuando sabemos que la gente está a nuestro alrededor. Mire, escuche, realmente preparo para mis sermones, porque tengo a toda esta gente que me está oyendo. Me parece mucho más fácil no orar. En Hechos 6:4, dice que los apóstoles se entregaron a sí mismos a la oración y al ministerio de la Palabra. Me parece mucho más fácil entregarme al ministerio de la Palabra que a la oración, porque no tengo mucha opción acerca del ministerio de la Palabra. No tengo muchas alternativas. Si me aparezco aquí el domingo por la mañana y no tengo nada que decir, estoy en problemas serios. Pero, puedo no orar y nadie va a saber, o eventualmente ustedes van a saber. Pero, no van a saber inmediatamente. Y, esa es la razón por la que la oración es trabajo tan difícil. Esta es la razón por la que la Biblia habla de prevalecer en oración. Porque es algo que en primer lugar es abnegado, no egoísta. Y en segundo lugar, no tiene recompensas visibles de manera inmediata, en términos de la afirmación y la aprobación de la gente.

Le doy gracias a Dios, por esas personas no egoístas que oran. Y, oro a Dios porque tengamos más de ellas en nuestra congregación. Tenemos un grupo de pequeño de personas mayores que oran el domingo. Están envejeciendo más y más, conforme pasa el tiempo. Pero, el Señor no los deja morir, porque no sé a quién va a colocarlos en el lugar de ellos. Es un puñado de personas. Han estado orando por años, por más de diez años, y oran. Y, Dios oye y responde sus oraciones, y disfrutamos de la fidelidad de ellos. Que Dios nos ayude a ser fieles en nuestras oraciones. Como he dicho en el pasado, la oración es el nervio que mueve los músculos de la omnipotencia. No entiendo cómo funciona, simplemente sé que Dios oye y responde la oración. “Y, la oración eficaz del justo puede mucho”, dice Santiago. Y, quiero ser ese hombre justo que ora, porque quiero ver a Dios hacer todo lo que Él puede hacer, y darle a Él toda la gloria. Entonces, debemos estar comprometidos con la oración.

Y, Pablo no podía haberlo dicho de una manera más clara, que cuando lo dijo en 1 de Tesalonicenses 5. Y, él dice en el versículo 17: “Orad”, ¿qué? “Sin cesar”. Decimos: “¿Qué significa eso?” Bueno, simplemente significa que usted ora todo el tiempo. Lo cual significa que usted vive consciente de Dios. Usted, su vida entera es ofrecida como una oración. Usted todo el tiempo está consciente de Dios. Todo el tiempo usted piensa, actúa, responde, habla consciente de que Dios está ahí. Todo, todo acto de la vida, todo pensamiento de la vida es ofrecido como una oración. Como si dijera: “Voy a hacer esto. ¿Está bien, Señor? Oh, te veo en esto”. En otras palabras, usted interpreta la vida como si estuviera viéndola a través de la mente misma y el corazón de Dios. No es que usted anda por todos lados haciendo ruidos con sus ojos cerrados. La oración es simplemente la manera de vivir en la presencia, consciente de Dios. De tal manera que todo es ofrecido a Él. Todo es en comunión con Él. La oración es algo doble, algo de dos direcciones. ¿Se da cuenta? Usted siente la guía del Espíritu de Dios. Le ofrece sus peticiones y sus pensamientos, y sus gozos, y sus problemas. Es vivir la vida de una vida consciente de Dios. Y entonces, nuestras funciones son muy, muy fundamentales. Predica y enseñar. Evangelizar y extender el Evangelio al mundo. Adoración. Orar. Le voy a dar el resto la próxima vez. Oremos juntos.

¿Qué podemos decir, Señor? ¿Qué podemos decir? Nos has bendecido tanto. Nos has bendecido con salvación. Nos has bendecido con la Palabra, el Espíritu. Nos has bendecido con la congregación de tu pueblo redimido y amado. Nos has bendecido con amigos, con familia, con cónyuges que te amen. Nos has bendecido con un lugar maravilloso en donde podemos congregarnos y adorar. Nos has bendecido con canciones hermosas, que podemos cantar. Instrumentos que podemos escuchar, que hacen que nuestros corazones se regocijen. Nos has bendecido con la belleza de tu creación, la cual solo nosotros, los que somos redimidos podemos apreciar, valorar de manera plena, como un regalo de Tu amor, a diferencia del mundo, que lo ve como algún tipo de accidente cósmico. Nos has dado tanto. Padre, es nuestro deseo en Grace Community Church, funcionar como quieres que funcionemos, predicación, enseñanza, evangelismo, adoración, oración. De regreso a esas cosas básicas, y saber que no es tan importante cuáles son los programas. Solo es importante lo que hacemos como individuos, en ser fieles en estas áreas. Gracias por refinar nuestro enfoque en estos días. Que seamos fieles en responder, conforme vemos la verdad. Oramos en el nombre de Cristo. Amen.

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5/8 – Los sistemas internos, 4ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

5/8 – Los sistemas internos, 4ª Parte

John MacArthur

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John MacArthur entaciones más poderosas y maravillosas del cordero digno del Hijo de Dios es dado en Apocalipsis, capítulo 1. Y al llegar al estudio de la Palabra de Dios en esta mañana, me gustaría invitarlo a que abra su Biblia en Apocalipsis, capitulo 1, y quiero compartir con ustedes la primera visión del Señor Jesucristo dada en esta gran revelación. Comenzando en Apocalipsis, capitulo 1, versículo 9, leemos: “Yo, Juan, vuestro hermano y coparticipe vuestro en la tribulación, en el Reino y en la paciencia de Jesucristo. Estaba en la isla llamada Patmos por causa de la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta que decía, ‘yo soy el alfa y el omega, el primero y el último, escribe en un libro lo que ves y envíelo a las siete iglesias que están en Asia, a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia, y la Odisea. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo y vuelto, vi siete candeleros de oro. Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve. Sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno, y su voz como estruendo de muchas aguas. Tened en su diestra siete estrellas, de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.” Juan tiene una visión increíble y lo que él ve no es a ningún otro que al Señor Jesucristo, el alfa y la omega. Y el ve a Cristo en esta visión, moviéndose entre siete candeleros de oro. Representan a las siete iglesias en el versículo 11. Las siete estrellas en su mano, según el versículo 20, son los siete ministros de esas iglesias.

Entonces, ¿qué es lo que usted ve aquí? Usted ve a Cristo moviéndose entre Sus iglesias. Y las siete iglesias de Asia Menor, enlistadas aquí, a quienes escriben cartas en los capítulos 2 y 3, representan a todo tipo de iglesias a lo largo de toda la historia de la iglesia. Y aquí usted tiene un retrato del Señor moviéndose entre Sus iglesias, moviéndose entre Su pueblo, cuidando de la iglesia que Él compró con Su propia sangre preciada. Y eso no ha cambiado. Yo creo que el Señor esta tan vivo y activo en Su iglesia en la actualidad como lo estuvo en ese entonces. Y la visión que Juan tuvo no es solo una visión para ese lugar y ese entonces, sino una visión para todo el tiempo de la iglesia. Que Cristo siempre está vivo y moviéndose en Su iglesia, y notaran el versículo 13 que Él esta vestido con una ropa que le llega hasta los pies, ceñido con un cinto de oro. Si usted ve de cerca eso, encontrara que ese podría ser el atuendo de un profeta, podría ser la vestimenta de un sacerdote, podría ser la vestimenta de un rey, y ¿no es apropiado que Él, de hecho, es rey, profeta y sacerdote, moviéndose en Su iglesia como el soberano, moviendo en Su iglesia como el que habla por parte de Dios y quien lleva al pueblo a Dios?

En el versículo 14 vemos que su cabeza y cabellos son blancos como la lana, blancos como la nieve, indicando su santidad absoluta y pura. Y entonces el Hijo Santo de Dios, el sacerdote, rey, profeta perfecto se mueve en Su iglesia. Y conforme Él se mueve en Su iglesia, dice en versículo 14: “Sus ojos son como llama de fuego.” Esa es una mirada penetrante, conforme Él se mueve en la iglesia, sus ojos están escudriñando sus fortalezas y debilidades. Sus ojos están penetrando detrás de lo que parece verse en la superficie afirmando aquello que realmente está sucediendo. Oh, que cosa tan maravillosa es saber que Cristo está vivo en Su iglesia, que esta no es nuestra obra, en Su obra, que no está determinada por nuestra inteligencia, o somos dejados a nuestra inteligencia para tratar de entender lo que se hace, para saber si está bien o lo que debe ser hecho, sino que Cristo está vivo en Su iglesia, y el escudriña con una mirada penetrante y Sus pies, semejantes al bronce bruñido refulgente como en un horno y Su voz como estruendo de muchas aguas. Y estos son los pies de juicio, la voz de juicio. Cuando Él encuentra en la iglesia aquello que le desagrada, Él viene en juicio. Él le habla en juicio a esa iglesia.

Dice usted: “¿Por qué está leyendo esto?” Porque creo que es un buen lugar en donde comenzar el día de hoy para recordar esto, que somos la iglesia que Cristo está edificando, ¿verdad? Somos el candelero que Cristo está cuidando. Somos la luz, por así decirlo, que Cristo está avivando. Y lo hace con una mirada penetrante, y Él busca encontrar en nosotros aquello que no está bien y traer en contra de eso de relámpago, el trueno de Su propia voz, la fortaleza de Su propio juicio que disciplina, porque Él busca refinarnos. Y si resistimos el proceso de refinamiento, entonces Él va a quitar Su bendición, y uno de los pasajes mezclados en todas las Escrituras es Apocalipsis 2 y 3, en donde usted encuentra algunas iglesias que son felicitadas, reconocidas, pero la mayoría de ellas son condenadas, porque el Señor no encontró ahí lo que buscaba encontrar. Grace Church está, en un sentido, en Apocalipsis 1. Y Cristo se mueve en Su iglesia y yo creo que Él reconoce y condena, yo creo que el escudriña y bendice. Yo creo que Él escudriña y disciplina. Conforme Él descubre cosas que son confirme a Su voluntad y cosas que no lo son, y entonces es mi oración que conforme estoy en estos días compartiendo con ustedes los pensamientos de mi propio corazón, y simplemente estoy compartiendo mi corazón, pero realmente creo que conforme estoy haciendo esto, estoy en un lugar en donde Cristo estaría de pie. Estoy en nombre de Él hablándole lo que Sus ojos que escudriñan querrían ver. Y algunas veces ve y otras veces no ve.

Ahora, no estoy viviendo en una ilusión que soy un profeta ungido de Dios, distinto de cualquier otro, simplemente creo que el espíritu de Dios nos ha llevado a este momento en nuestra iglesia y al Espíritu de Dios nos ha motivado a estudiar esta serie en particular. Cuando comencé a hablar acerca de una anatomía de una iglesia hace cinco semanas atrás, realmente no sabía porque lo estaba haciendo, simplemente me sentí motivado a hacerlo. Peor que eso, no tenía idea de lo que iba a decir. Escribí un pequeño bosquejo y todavía estoy trabajando a partir de ese bosquejo y pidiéndole al Espíritu de Dios que me capacite, por así decirlo, para hacer el instrumento de Cristo conforme la iglesia es examinada para tratar de ayudarnos a ver qué es lo que Él ve.

Y ustedes han respondido tan bien, que sé que es del espíritu. Sé que es de Dios de lo que hemos hablado. Lo ha visto en su respuesta. He recibido más correo motivado por los últimos sermones que cualquier otro que jamás he predicado. Y creo que el correo se extiende en el espectro. Recibí dos cartas que me vienen a la mente más que ayer, quizás cinco o más, pero dos de ellas me parecieron interesantes. Una de ellas decía: “Me encantaría que esta fuera una iglesia de gente de color para que pudiera ponerme de pie y gritar ‘Predícalo, hermano, predícalo’.” Y eso está bien. Ustedes saben, he estado en iglesias de color donde se ponen de pie y gritan: “Toca tu trompeta”, y usted sabe, digo eso significa que usted se emociona y su usted ya no está emocionado para comenzar. Digo, desde ese tipo de respuesta, también vi una carta ayer de una persona querida que dijo: “Estoy avergonzado, estoy avergonzado, estoy avergonzado y estoy avergonzado.” Y firmada por un arrepentido. Habiendo enfrentado la realidad de quedarme corto de lo que Dios quería que Su iglesia fuera, no sé dónde usted está en la fila de pie, gritando, ‘Predícalo, hermano’, sintiéndose bastante avergonzado, pero he visto a Dios tocar nuestros corazones y el mío también, a través de esto.

Y entonces quiero regresar esta mañana nuestros pensamientos acerca de la anatomía de una iglesia, y dejar que Cristo penetre en nuestra iglesia un poco más, con mayor profundidad, y nos revele cosas que necesitamos ver. Ahora, ya hemos hablado del esqueleto, hemos hablado que nosotros como un cuerpo, si estamos usando la analogía de un cuerpo— y somos como un cuerpo. Tenemos que tener un esqueleto, y hablamos de esas cosas esqueletales: un alto concepto de Dios, la prioridad absoluta de las Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal y la idea de autoridad espiritual. Y después entramos a los sistemas internos, el fluyo de principios de vida. Como en un cuerpo, el cuerpo depende para su vida de que fluya en él esos sistemas. Entonces dependemos de ciertas actitudes espirituales. Y esas actitudes deben fluir por el cuerpo, y le he estado presentando las actitudes que son más críticas. Hemos hablado de obediencia, la cual me parece que es la actitud más importante de manera suprema. La actitud de humildad, de amor, de unidad, de servicio, gozo, paz, gratitud, disciplina personal, rendición de cuentas. Y creo que la última vez terminamos con perdón.

Ahora todas estas actitudes deben ser cultivadas en el pueblo de Dios y cuando el Señor se mueve en su iglesia, yo creo que esas son las cosas que él busca. Ver una congregación que tiene una actitud de amor, una actitud de paz, una actitud de disciplina, una actitud de obediencia, de servicio, de gozo, de gratitud, de paz, todas esas cosas. Escudriñando más allá de lo exterior para ver qué hay en el corazón, porque el Señor escudriña el corazón. Y ya hemos hablado de 11 y le voy a dar las cinco que quedan en esta mañana y quiero concluir con ellas en esta mañana, entonces voy a tratar de cubrir esas cinco.

Número dos en mi lista, no que eso importa, es dependencia. Dependencia. Si usted quisiera expresarlo en términos negativos seria la actitud de insuficiencia o el sentido de que usted no es suficiente y entonces en usted hay una dependencia básica. Y esto no es fácil para gente capaz, no es fácil para iglesias eficaces, bendecidas por Dios, como la nuestra. Como puede ver nuestra iglesia, en cierta manera, es como una maquinaria que está bien aceitada, en un sentido. Digo, la maquinaria se mueve, las cosas se hacen, tenemos a gente competente, tenemos a gente que trabaja duro, tenemos a gente creativa. Hemos pasado por un desarrollo de programas que dice: “hombre, lo estamos haciendo”, ¿se da cuenta? Y podemos llegar al punto en donde perdemos el sentido de insuficiencia. Perdemos el sentido de dependencia porque hemos entendido como hacerlo y lo que usted realmente haciendo si no es cuidadoso, es eliminar a Dios. Y usted llega al punto en su ministerio en donde, debido a la fortaleza de su fuerza de trabajo y su gente creativa y el programa que ya está operando, usted simplemente le dice a Dios: “Adiós”, y despega. Y quizás no están fácil hacer eso si usted resulta estar en un pequeño grupo de creyentes detrás de la cortina de hierro que están viviendo diariamente, con temor de la muerte, sin ningún recurso en absoluto. Pero para nosotros que tenemos tanto, tanto, que hemos sido tan bendecidos por Dios como Israel en la antigüedad como mencionamos, que hemos entrado a la tierra y hemos heredado una tierra por la que realmente no trabajamos y hemos disfrutado de fosos que no escarbamos. Olvidamos a Dios y simplemente estamos en una corriente de actividad y grandes ideas y esperanzas brillantes y pensamientos desafiantes. Creo que lo q  ue estoy diciendo, es que realmente no queremos hacer nunca algo jamás que no creamos que es el propósito perfecto de Dios para nosotros y entonces debemos mantener una actitud de dependencia, dependencia.

Y podríamos hablar de esto desde muchos ángulos diferentes, en el salmo que leí esta mañana, el salmo 19 David dice: “Guárdame de los que me son ocultos.” Es tan fácil, simplemente salí corriendo sin que realmente dependamos de Dios, sin escudriñar el corazón de Dios y la mente de Dios. Podría sentarse en una junta y decidir hacer esto y decidir hacer aquello. ¿Y dónde está la oración? ¿Y dónde está la paciencia? ¿Y dónde está la comunión perseverante con Dios? Hasta que el corazón no solo tiene la libertad de hacerlo sino que tiene el sentido de hacer la obra de Dios. Siempre a lo largo de todo mi ministerio he temido que haga algo de lo que Dios no era parte, siempre me he querido asegurar de que simplemente voy al mismo paso, en la misma dirección, con la misma meta que Él tiene porque Cristo está edificando Su iglesia y no quiero competir con Él. Ese es un perdedor pero podemos meternos de una manera tan fácil en pecados ocultos presuntuosos.

Una gran idea y salimos corriendo. Me acuerdo cuando estuve en el seminario, en el seminario Talbot, todo el mundo tenía que predicar en esos días, dos veces en la capilla. Tenemos más alumnos ahora, no creo que todo el mundo tiene que hacerlo. Pero todo mundo tenía que hacerlo y cuando predicábamos la facultad entera se sentaba en la plataforma, atrás de nosotros. Y tenían unas hojas de crítica y mientras que usted estaba predicando la estaban llenando, lo cual era un buen ejercicio para ellos, porque los mantenía despierto durante los sermones más aburridos, creo yo. Pero se sentaban ahí y usted oía el papel que se movía y ya habían pasado 10 minutos y el hombre ya estaba volteando su página, usted sabía que estaba en problemas, ¿verdad?

Pero hacia su mejor esfuerzo para predicar y se me asignó segundo de Samuel, capítulo 7. Y en segundo de Samuel, capítulo 7, nunca lo he olvidado. Digo, quería que ese sermón estuviera tan bien trabajado cuando lo predicara, que me memoricé todo, inclusive mis pausas, inclusive creo que hasta mi respiración la había memorizado. Realmente iba a tener cuidado en ese y entré al capítulo y David ve su palacio y dice: “Tengo este palacio hermoso” y ve la casa de Dios, Dios estaba viviendo en un tabernáculo en esos días. Usted sabe, en una tienda. Y él dice: “No es apropiado que Dios more en una tienda mientras que yo moro en este palacio enorme.” Él dice: “Voy a construirle una casa a Dios.” Es algo digno de reconocimiento, ¿verdad? Digno de reconocimiento. Y entonces va con Natán, el profeta y le dice: “Natán es mi deseo” y Natán le dice: “Digno de reconocimiento, ve y haz lo que está en tu corazón David; gran idea.” Y Dios detuvo a Natán y le dijo: “Natán, ¿no verificaste conmigo? ¿Quién te dijo que le dijeras eso? Él nunca construirá mi casa porque él es un hombre de manos sangrientas.” Fue Salomón quien edificaría la casa. Pero cuando Dios quitó algo, Él colocó algo en su lugar y le dio a David una promesa maravillosa. Entonces prediqué acerca del pecado de suponer que Dios quiere que hagas cosas, de atreverte a hacer cosas en las que Dios no está interesado.

Realmente fue una experiencia que cambio mi vida, porque ese mensaje se quedó en mi mente a lo largo de los años. Sin embargo, una nota a pie de página fue que conforme me iba, el doctor Fineberg me entregó su hoja de crítica, él era el director. La dobló y me sentí tan bien por el mensaje, porque habló a mi corazón y la abrí y él no se molestó por revisar nada, ningún punto. Él simplemente escribió en la parte de enfrente: “No entendiste el punto del pasaje.” Ese fue un mal día, un día muy malo y una muy buena lección. Él pensó que debía haber predicado acerca de la promesa del reino, fue una opción. Sabía que el pasaje prometía el reino pero sentí que mi propio corazón necesitaba oír, de ser presuntuoso. Porque yo tiendo a ser ese tipo de persona que corre rápidamente en una nueva dirección y quizás tiene grandes ideas, una gran visión por lo que podría ser hecho, y necesito retroceder al punto de dependencia. Percibir una insuficiencia que me motiva a buscar el corazón y la mente de Dios. Lo único que tiene que hacer es comenzar algo por usted mismo en lo que Dios no esté involucrado y simplemente salir en esa dirección y ver como se cae varias veces, le ayuda a curarlo.

De lo que realmente estoy hablando es de la oración. La iglesia debe tener un espíritu de dependencia. Yo sé que no hemos llegado al punto máximo, yo sé que no somos perfectos, digo, caminamos, tenemos todas estas cosas y venimos aquí, esta para nosotros listo, todos esos programas y ministerios maravillosos y tenemos la idea de que simplemente no necesitamos depender de Dios. ¡Ya! Pero puede terminarse eso rápidamente, debe haber una dependencia sostenida. Acompáñeme por un momento al Juan 14, simplemente para hablar de este concepto de la dependencia desde otro ángulo. En Juan 14, usted conoce la situación, estoy seguro. En Juan 14, el Señor se va, es el aposento alto, el último discurso de nuestro Señor con Sus discípulos y Él les está prometiendo todo tipo de cosas maravillosas porque realmente tienen miedo. Han dependido de Él para todo, todo, lo han seguido por 3 años. Él les dio alimento que los alimentó, Él pescó peces para que pudieran pagar sus impuestos. Les dijo todo lo que necesitaban saber acerca del reino, de Dios, del hombre, del pecado, de la justicia. Dependían de manera total de Él y ahora encima estaban afligidos, ellos estaban sumamente afligidos porque dependían de Él en todo, lo necesitaban desesperadamente. Digo, inclusive cuando él estaba ahí, ellos continuamente tambaleaban, ¿no es cierto? Y entonces conocían su dependencia.

Y cuando Él les anunció que se iba, era un momento de pánico, realmente un momento de pánico. Pero en medio de todo eso, Él les hace una promesa que es tan maravillosa. Está en el versículo 13 y 14 de Juan 14: “Y todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, yo lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidierais en mi nombre yo lo haré.” Usted no puede recibir una mejor promesa que esa, ¿no es cierto? Cualquier cosa que pidamos en Su nombre, Él lo hará. Dice usted, bueno que quiere decir entonces, ¿cualquier cosa que pidas? Bueno no, todo lo que pida usted en Su nombre. Dice usted: “Bueno, ¿qué quiere decir eso? ¿Simplemente meter al final de tu oración ‘En el nombre de Jesús, Amen’ y Dios lo tiene que hacer? Algunas personas creen eso. Eso no es lo que significa. En el Antiguo Testamento Dios dijo: “Mi nombre es Yo soy el que soy.” En otras palabras, mi nombre es todo lo que yo soy. Y el nombre de Cristo es todo lo que Él es. Entonces cuando usted pide algo que es coherente con quien es Jesús y cuál es su obra, y cuál es su voluntad, y cuál es su deseo, y cuál es su plan, y cuál es su propósito y Él lo hará. No significa que usted puede pedir cualquier cosa y simplemente meter al final de su oración esto y lo va a obtener. Significa que cuando usted pide de manera coherente con Su voluntad y Su propósito, entonces Él lo hará.

Y entonces necesitamos aprender como creyentes, vivir en una vida de dependencia constante la oración, la cual es: “Oh, Señor, lo que sea Tu voluntad hacer, hazlo, hazlo.” De tal manera que no hay amargura si no recibes lo que quieres, si no se hace, si no sucede, si dependemos de Él para activarlo y cumplirlo solo si está en línea con Su voluntad perfecta. Y como puede ver, esta es la manera en la que el Padre es glorificado, porque entonces el Padre está haciendo lo que el Padre quiere hacer para su propia gloria. Y después el ministerio que está siendo cumplido, es el ministerio de Dios en el nombre del Hijo.

Y amados, eso es lo que yo quiero en esta iglesia. No quiero el ministerio de hombres inteligentes, no quiero el ministerio de personas creativas, queremos el ministerio del Espíritu de Dios, en el nombre del Hijo de Dios para la gloria de Dios mismo, ¿no es cierto? Y le estoy hablando a usted simplemente desde un punto de vista general, pero necesita ver en nuestros corazones un sentido de insuficiencia, de saber qué hacer y como mejor hacer, lo que nos motiva la dependencia de Dios en donde en medio de nuestras oraciones podemos clamar por aquello que             Jesús quiere que se haga. Es tan importante esto. Es el corazón de la oración de los discípulos en Mateo 6, francamente, cuando vinieron a Jesús y le dijeron: “Enséñanos a orar” y él dijo: “Oren así: ’Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea Tu nombre.’” En otras palabras, glorioso sea Tu nombre, santo sea Tu nombre, apartado sea Tu nombre, único sea Tu nombre. En otras palabras, Señor, lo único que realmente queremos es que Tú seas glorificado, que Tu nombre sea exaltado, por todo lo que Tú eres, y toda Tu voluntad, y todo Tu deseo, que se haga. Después, venga Tu reino. Tú haz Tu obra a Tu manera en Tu reino. Hágase que Tu voluntad en la tierra como en el cielo. Y entonces la oración comienza a no con danos, danos, danos; sino; santificado sea Tu nombre, venga a Tu reino, hágase Tu voluntad, y hasta que tengamos esa perspectiva en su lugar correcto, no tenemos el derecho de pedir nada.

Y entonces se nos enseña, creo yo, a orar de una manera dependiente. En un sentido de insuficiencia, que clama que Dios haga Su trabajo, Su obra, a Su manera. Y ese siempre ha sido nuestro deseo aquí. Siempre ha sido nuestra meta. Es que Cristo este edificando Su iglesia y que nosotros simplemente seamos parte de eso. Y me preocupo algunas veces porque nos orientamos tanto a los programas, nos volvemos tan buenos en lo que hacemos y avanzamos tanto en nuestros planes que la oración no tiene parte alguna, excepto cuando enfrentamos el desastre, después del hecho. ‘Hombre, sácanos de esta, Señor’, y probable no estaremos en esta si hubiéramos preguntado. No se usted, pero yo no quiero nada para mí que Dios no quiera para mí. ¿Y usted? Nada. Y entonces creo que debe hacer una actitud de dependencia, y gracias a Dios, simplemente los aliento para que haya más de esta actitud. Hemos dependido de Dios, hemos dependido de Su Palabra, hemos dependido de la oración, pero necesitamos más. Creo que quizás estamos atrapados en medio de este cristianismo contemporáneo, en donde trabajamos mucho y oramos muy poco. No hay nada más maravilloso que haber pasado tiempo en oración, entrar en algo y percibir esa libertad tremenda que viene al corazón, que conoce, que está caminando por un camino, lado a lado del Salvador, cuya voluntad está siendo expresada.

Esa es la razón por la que dije porque, ¿saben una cosa? No siempre sucede así, pero cuando comencé esta serie, realmente no sabía adónde nos iba a llevar el Señor, ni siquiera sé lo que voy a decir hasta que lo digo. Pero he tenido ese sentido de compañerismo de Jesucristo paso a paso a lo largo de todo esto porque realmente creo en mi corazón, que conforme lo busqué para saber que era lo que nuestra iglesia necesitaba para este momento, y que era lo que Él quería hacer en nuestra congregación para estos días. Él me llevo por este camino y esta es la expresión de su corazón para nosotros y entonces, este es Él moviéndose, por así decirlo, en medio de los candeleros, dependencia. Hacemos muchas cosas bien, no tan bien que queremos hacerlo en la carne, ¿verdad?

Permítame darle otra actitud que necesite estar en la iglesia, flexibilidad, flexibilidad. No voy a tomar mucho tiempo para hablar de esto, pero es importante, flexibilidad. Esto es, necesitamos poder cambiar. Alguien escribió un libro, dijo que las últimas palabras de una iglesia es: “Nunca lo hemos hecho así antes” y eso realmente es verdad. Algunas personas han sustituido lo que Jesús dijo en Mateo 15, ¿se acuerda? El confrontó a los Fariseos y Escribas vinieron a él, lo confrontaron y dijeron: “¿Por qué tus discípulos violan los mandamientos de los hombres al no lavarse sus manos?” Estaban comiendo, usted sabe, sin aplicar— no la limpieza física sino el ritual ceremonial y él dice: “¿Por qué sus discípulos violan el mandamiento de los hombres o la tradición de los hombres, las tradición de los ancianos?” Él dice, Jesús dice: “¿Por qué sus tradiciones violan los mandamientos de Dios?” Ahora permítame decirle algo, todos hemos vivido esa experiencia. Las iglesias pueden perderse con una pila, con un montón de tradiciones que se convierten en un bloque, en un muro para lo que dice la palabra de Dios, ¿verdad? Sucede todo el tiempo. Bueno, nosotros ciertamente no podemos hacer eso en nuestra iglesia, tenemos esta tradición como puede ver. Las iglesias pueden tener una organización que es totalmente anti Bíblica, pueden tener un estilo de ministerio que es totalmente anti Bíblico. Y cuando usted trata de meter lo que Dios quiere bajo el mandato divino de un mandamiento de Dios mismo, va en contra, choca con la pared de la tradición. Y entonces debe existir la actitud en la iglesia de flexibilidad.

Ahora si usted ha estado mucho tiempo en Grace Church usted tiene que ser flexible. Digo, simplemente continuamos cambiando, la gente dice” “¿Cómo es que tu iglesia esta tan organizada? ¿Podrías mandarnos una tabla de la organización?” Recibimos cartas así todo el tiempo, realmente es una broma, tendría que ser una película de 16 mm, tendría que estarse moviendo así. No podemos meterlo en una caja y capturarlo, porque Dios trabaja a través de personas y entran y salen y son fuertes y débiles y comprometidos y menos comprometidos y más gente aquí y allá, tenemos que hacer algo al respecto. Y entonces, hay una función orgánica, por así decirlo, cambiante, constante, que creo que es tan maravillosa porque nunca nos deja realmente detenernos y administrar. Simplemente nunca se puede sentar y sacar los papeles, siempre es gente, y siempre es fortalecer esto y recoger esto y cambiar aquello. Y es maravilloso porque nunca nos confundimos, eso esperamos. La diferencia entre la rutina y la realidad, no queremos confundirnos con eso, digo, no queremos sustituir lo falso por lo verdadero simplemente porque siempre lo hemos hecho así.

Mi esposa tenía una tía ya de edad que falleció no hace mucho tiempo, una pariente distante creo, realmente no una tía. Pero bueno, solíamos verla en la época de las vacaciones y le llevábamos galletas y demás, y entonces la última vez que la fuimos a ver, era la época de Navidad y ella dijo: “Bueno, John”, ella va a la iglesia metodista y ella dijo: “¿Tienes un servicio del 24 de diciembre?” Le dije: “No, no tenemos un servicio de 24 de diciembre.” Ella dijo: “¿No?” Yo le dije: “No, simplemente animamos a la gente a que se vaya a casa, este con su familia y hable del significado de la Navidad y el nacimiento del Señor, pero no tenemos un servicio así.” Ella dijo: “¡Oh! Eso es muy malo.” Ella estaba muy triste, ella dijo: “Sabes, en nuestra iglesia, siempre hemos tenido un servicio el 24 de diciembre.” Le dije: “¿En serio?” Y ella dijo: “Oh, sí.” Yo le dije: “¿Fuiste?” Y ella dijo: “Oh, nadie va, pero siempre hemos tenido un servicio del 24 de diciembre.” “Nadie va“, le dije. Ella terminó la conversación diciendo: “Oh bueno, es simplemente muy triste que ustedes no tengan un servicio de 24 de diciembre.” Hombre, le digo, somos criaturas de habito, ¿sabe eso? Es tanto bueno como malo, ¿usted tiene buenos hábitos? Y es algo bueno que usted es una criatura de hábito pero usted también tiene hábitos malos, son difíciles de romper, ¿no es cierto? Tiene un grupo de personas juntas que básicamente están creados con tendencias a cultivar hábitos y se meten en cierta manera de hacer las cosas y trata de moverlos y es sorprendente cuanto resiste la gente a hacer eso. Pero algunas veces simplemente tiene que cambiar las cosas para que la gente no se confunda entre la rutina y la realidad. Entonces necesita ver algo de cambio, algo de flexibilidad, todos necesitamos ser así. Y cuando usted une esto con el punto anterior que hemos comentado al iniciar el mensaje, acerca de la dependencia, tenemos que ser flexibles porque dependemos de Dios y Dios puede estar haciendo diferentes cosas.

Entristece mi corazón cuando un pastor joven llega a una iglesia y tiene un gran deseo por enseñar la Palabra y aplicar la Palabra y choca con una pared de tradición y la gente no lo deja moverse. Ellos dicen: “Bueno, realmente tenemos problemas y tratamos de hacer eso porque tenemos esto por acá.” Hombre, esto va a molestar a mucha gente pero, pero, ¿por qué está dejando que las tradiciones de los hombres estorben los mandamientos de Dios? Como puede ver eso es algo tan maravilloso acerca de esta iglesia, cuando comenzamos años atrás a descubrir la palabra de Dios decíamos: “Oye, esto está en la Biblia, tenemos que cambiar eso y tenemos que cambiar aquello. Tenemos que cambiar, tenemos que alinearnos con esto.” Y Grace Church siempre ha sido así, es tan maravilloso. Algunas veces enviamos a nuestros jóvenes y regresan golpeados y sangrando, seis meses después diciendo: “Me he estado golpeando contra esta pared de tradición en esta iglesia, no sé si jamás va a cambiar”, pero tenemos que ser flexibles.

Y también se reduce a vida personal, siempre pienso en Hechos 16, si Pablo era un tipo de hombre que salía y hacia las cosas, ¿verdad? Creo que nunca se sentó, simplemente se seguía moviendo todo el tiempo y terminó su ministerio en Galacia y en Frigia, esa es el área moderna de Turquía. Y él decidió que íbamos a ir a Asia, al sur hacia Asia, ese gran lugar, hombre, un lugar significativo, las siete iglesias de Asia Menor ahí en esa área. Él comenzó a ir ahí, la Biblia dice en Hechos 16, 6 al 10, que, “el Espíritu Santo lo estorbó, lo detuvo.” Ahora no sé cómo es que el Espíritu Santo lo hizo, pero de alguna manera lo detuvo. Dijo: “No, no es por ahí Pablo.” ¿Qué cree usted que hizo Pablo? Se regresó a casa y simplemente dijo: “Bueno, ¿no quieren mi ministerio? ¿No hay apertura en el ministerio en Asia?” No. Él dijo: “Muy bien, no podemos ir. Ya hemos estado en el este, no podemos ir al sur, vayamos al norte. A Bitinia, caballeros, aquí vamos, vayamos a Bitinia.” El Espíritu Santo dijo: “No, no puedes ir ahí.” Oh bueno, veamos, ya hemos estado en el sur, ya hemos estado en el este, no podemos ir al sur, ni al norte. Oeste, vamos al oeste. Al océano. Entonces se va a dormir y debió haberse quedado dormido, quizás orando acerca de donde quería que Dios fuera, porque en medio de la noche tuvo una visión. Y había un hombre de Macedonia diciendo: “Ven” y ¿qué? “Ayúdanos.” Y él fue y el Evangelio se volvió más que una secta del Medio Oriente, tocó el mundo. Flexibilidad, flexibilidad.

Marty Wolf es uno de nuestros ancianos, escribí acerca de esto en mi libro, acerca de la voluntad de Dios. Y me acuerdo cuando él iba a un lugar, él tenía una carga por alcanzar a gente judía, siendo judío él. Y su carga era ir a Francia y alcanzarlos en Paris, y esta era su gran meta. Y entonces se involucró con la Unión de Misión Bíblica Cristiana sirviendo en Francia y hombre, era emocionante. Y se preparó y demás y colocamos una placa en la iglesia, era la iglesia de mi papa y decía: “Marty Wolf Francia” y llegó el día cuando fue a Canadá, ahí fue, había judíos también que hablaban francés en Montreal. Dios tenía un lugar diferente, flexibilidad. Así es el servicio a Cristo y la iglesia necesita esa flexibilidad, ese sentido de dependencia, ese sentido de flexibilidad que dice: “Dios, dependemos de la manera en la que Tú nos guíes.” Y vamos a ser flexibles cuando Tú seas flexible, eso es tan importante. Permítame tan solo alentarlo cuando las cosas en la iglesia cambien y se mueven, simplemente ore con nosotros porque Dios nos ha llevado en esa dirección y sea flexible para moverse, con esa actitud tan importante.

Permítame darle otra, crecimiento, actitud de crecimiento, actitud de crecimiento. Creo que esta es tan importante como el resto, que siempre esté fluyendo en nosotros el deseo por crecer, el deseo por crecer, de estar en el proceso de crecer. Primera de Pedro 2-2 lo resume diciendo: “Desead como niño recién nacido de la leche espiritual no adulterada para que por ella”, ¿qué? “Crezcáis.” Ahora, esa analogía es maravillosa porque dice esto: “No es como la leche de la Palabra en contraste a la carne”, esa es una analogía diferente, primera de Corintios 3. Lo que él está diciendo aquí, como lo dice Pedro, de la misma manera en la que los bebes desean la leche, ustedes deben desear la Palabra para crecer. Ahora, ¿cuánto desea un bebe la leche? ¿Ha estado usted cerca de un bebe últimamente? Ellos gritan, lloran, patean, se enojan hasta que usted le da lo que quiere, ¿verdad? Digo, básicamente un bebe se preocupa solo por dos cosas: dele leche y enfrente las consecuencias. Este es el principio, el final de todo el asunto. Es esa devoción única, es ese deseo consumidor por una cosa, que es lo que está buscando Pedro. ¿Qué tan fuerte es su deseo por la palabra? Puede tomarlo o dejarlo, ¿está un poco aburrido con lo que está pasando esta mañana? ¿Está viendo su reloj diciendo: “Tengo que salirme de aquí”? El sol está brillando por primera vez en cinco días, digo, ¿realmente tiene hambre por la Palabra? ¿Es algún tipo de ejercicio, una especie de tiranía que usted tiene que abrir la Biblia para leerla? ¿O hay magnético en ella que atrae su corazón? ¿Realmente percibe que está creciendo? Digo, eso es tan importante. Ahora no todos tenemos las mismas capacidades para crecer, pero sea cual sea la capacidad que tengamos, necesitamos crecer hasta ese punto.

Y crecemos al alimentarnos de la Palabra de Dios. ¿Saben ustedes? Tenemos un ministerio maravilloso en nuestra iglesia para algunas de las personas que están discapacitadas mentalmente y algunos de ellos son buenos amigos míos, excelentes, buenos amigos. De hecho, creo que veo a Rodney por ahí en la segunda fila. Rodney es mi buen amigo, ¿verdad? Bueno, yo me acuerdo cuando Rodney fue bautizado. ¿Te acuerdas cuando fuiste bautizado, Rodney? Eso fue hace un tiempo atrás. Entonces él dijo, “Si”, dijo, “quiero ser bautizado. Y quiero bautizarme porque él dijo: ‘John bautiza a todo el resto de la gente que tiene a Jesús en su corazón. Y yo tengo a Jesús en mi corazón y quiero ser bautizado’.” Entonces le dije a Greg Barshak: “Muy bien.” Y entonces estábamos por ahí y le dije: “Rodney, solo quiero asegurarme de esto”, probablemente no se acuerda de esto. Yo le dije: “Rodney, nada más vas a salir y vas a dar tu testimonio.” Y yo dije, “Ahora, simplemente dime, ¿quién es Jesucristo?” Él me vio así de manera extraña y dijo: “¿Me quieres decir que tú ni siquiera sabes eso?” Yo dije, “Bueno, que pregunta tan torpe, claro que se eso, yo soy el predicador, yo soy el ministro.” Y fue bautizado y dio su testimonio de su amor por el Señor y después tuve la oportunidad de darle una Biblia porque su otra Biblia estaba toda desgastada y me dijo que él quería una Biblia con números grandes porque él podía ver el número del que estaba hablando. Y entonces, él podía ver el número de los versículos y demás y la gente le ayudó y unas semanas después, ¿no sé si te acuerdas de esto tampoco? Viniste al frente y me dijiste: “Siéntate.” Me dijiste ‘siéntate’ después del servicio. Entonces dije: “Muy bien.” Y me senté ahí en los escalones y me dijo: “Tengo una sorpresa para ti” y recitó el salmo 23 y eso bendijo mi corazón.

¿Y sabe una cosa? Todos tenemos capacidades diferentes, pero el Espíritu de Dios opera en el corazón, ¿no es cierto? Para traernos amor por su Palabra y crecer al paso que podemos crecer. Y creo que lo que más temor hay en mi corazón es que si la iglesia jamás dejara de crecer, si la gente simplemente dijera: “Bueno, hemos recibido suficiente. Ya he recibido toda la teología que puedo recibir. He recibido tanta exposición, realmente se más de lo que quiero saber. Digo, ya ni siquiera puedo encontrar para las cintas, las tengo en el garaje, las tengo en la cajuela y yo simplemente no puedo encontrar a quien regalárselas porque todo el mundo las tiene. Digo, realmente ya no necesito conocer más, ya simplemente voy a levantar la tienda y me voy a ir a dormir.” ¿Pero sabe una cosa? Necesita ver esa hambre continua por crecer, ¿no es cierto? Simplemente ore a Dios porque nunca perdamos esa actitud. ¿Sabe una cosa? Pedro lo dijo de otra en su segunda epístola, capitulo 3 versículo 18: “Antes bien creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” No nada más estamos aprendiendo información en un libro, estamos creciendo en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. No estamos aprendiendo simplemente informaciones, estamos conociéndolo, ¿verdad? Como puede ver, cuando usted nace en la familia de Dios, primera de Juan 2-13, dice que usted es un bebe pequeño. Y usted conoce al papa, da-da, gu-gu, lo elemental. Y después se convierte en un joven espiritual, la Palabra de Dios mora en usted, usted es fuerte, usted vence al maligno.

Pero no termina ahí, primero conoce a Dios de una manera simple, después conoce la doctrina y después dice que se convierte en un padre espiritual, que lo conoce a aquel, que es desde el principio. No estamos aprendiendo para conocer doctrina, estamos aprendiendo para conocer a Dios. Y entre más conoce usted a Dios, la comunión es más enriquecedora. Escuche, piense en la persona más maravillosa en el mundo entero, la persona más maravillosa que jamás ha conocido. Piense lo maravilloso que seria, simplemente tener esa relación creciendo, creciendo y creciendo después compare eso con conocer al Dios Santo infinito del universo en una relación que va creciendo, va creciendo. Alimentarse de la Palabra. ¿Tiene usted un hambre por Él? ¿Medita en ella? ¿Sus verdades corren por su mente? ¿Es su alimento diario? ¿Puede decir con Job que usted ama la Palabra de Dios más que su alimento necesario? Deberíamos estar creciendo y usted dice: “Bueno, he estado aquí por mucho tiempo, conozco tanto.” Bueno, si usted ha llegado al punto en el que usted cree que conoce mucho, usted realmente está en el punto en el que realmente no conoce lo que debería conocer, y eso es que usted no conoce lo suficiente. O puede haber suficiente información, ¿pero me está diciendo que usted a Dios tan bien como a usted le gustaría conocerlo?

Como puede ver, cuando yo estudio un pasaje, siempre busco lo que puedo descubrir acerca de la persona de Dios ahí, para que pueda conocerlo mejor. Crecimiento. Permítame darle dos actitudes más. Fidelidad, fidelidad. Hombre, ¿sabe una cosa? Hay muchos cristianos que en cierta manera son corredores de velocidad espirituales. ¡Zoom! Ya acabaron. Suena el silbato de salida y salen corriendo y se acabó. Están buscando la jubilación espiritual y lo que Dios está buscando es maratonistas, corredores de distancia. Pero es necesario, primera de Corintios 4-2, que los administradores sean hallados, ¿qué? Fieles. Algo debe ser dicho por la perseverancia, el compromiso espiritual a largo plazo. Me encanta cuando la gente mayor me dice: “¿Sabes una cosa? Podría reducir la velocidad porque estoy teniendo dificultad en escribir mis notas.” Y alguien me dijo recientemente, en sus 80— me encanta eso, una persona de 80 años tomando notas, todavía emocionado, todavía fiel a la palabra de Dios, la verdad de Dios, la vida de Dios, la iglesia de Dios, el ministerio. Digo, no han aventado la toalla y hay personas así, que enseñan año tras año tras año, que discipulan año tras año tras año, que hacen compromisos a largo plazo y los cumplen. Realmente son los baluartes de la fe, las columnas. Porque como puede ver, lo que hace no está basado en una apelación emocional, no está basado en una respuesta inmediata, está basado en la virtud. Y la virtud tiene esa cualidad perseverante.

Hay muchas personas que vienen a Grace Church cuando pueden, y cuando no vienen, normalmente es porque tienen otras cosas que hacer. Pero hay otros que simplemente se mueven de manera fiel ¿O cuánto necesitamos el espíritu de fidelidad? La marca de la virtud real es el compromiso perseverante, el compromiso perseverante. Observe segunda de Timoteo, permítame usar a Pablo quien, claro, es un modelo en esto. Y en segunda de Timoteo 4, versículo 6 él dice: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado.” Y él sabía que iba a ser sacrificado. “Y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe.” Hombre, que gran afirmación. ¿Sabe lo que él está diciendo? Dios, ya me puedo morir, ya terminé, ya acabé, lo he cumplido, he terminado la carrera, he peleado la batalla, he guardado la fe. Oh, ¿sabe una cosa? Eso es tan maravilloso.

Creo que es algo triste cuando usted ve a un Santo envejecer y se vuelve indiferente. O alguien que pertenece a Cristo y pasan los años y se amarga. Y algunas veces inclusive, ve a predicadores o maestros o quizás obreros cristianos, envejecen y se vuelven personas amargadas, centradas en sí mismas o lo que sea. Y simplemente usted se pregunta, ¿qué pasó? ¿Qué salió mal? Pero cuando usted tiene esa gracia dulce que va creciendo en una vida de servicio fiel, es algo tan hermoso, un espíritu tan hermoso. Fidelidad, fidelidad. Usted tiene una responsabilidad y está ahí y la cumple. Y cuando el pueblo de Dios se reúne, ahí está usted. ¿Sabe una cosa? Siempre hemos dicho que si toda persona que dice que va a Grace Church, de hecho viniera, sería sorprendente, maravilloso. Digo, conozco a personas así en todos lados, todos lados, no importa en dónde. Si voy al supermercado con mi esposa y empujo el carrito, ella compra las cosas, alguien se acerca y dice: “Oh, yo lo conozco. Usted es John Mac Arthur. Yo voy a su iglesia.” “¿En serio? Que maravilloso. No lo he visto ahí.” “Oh bueno, voy. Sí, yo voy. En serio.” “¿Estuvo ayer domingo?” “Oh no, no estuve el domingo, no. Ha pasado un rato, pero nos encanta, nos encanta estar.” “Oh, qué bueno, que bueno.” Eso es algo triste, ¿no es cierto? Me hace sentir algo mal. O escucho “Oh, bueno cuando vamos siempre, vamos a Grace, nos encanta, lo disfrutamos.” Fidelidad, fidelidad. Simplemente estar ahí para adorar de manera constante, para servir constantemente, para orar constantemente todas estas cosas. Y es una sociedad tan distraída, en la cual todos somos jalados en múltiples direcciones, es difícil mantener las prioridades en orden.

Una última, me gustaría que pudiera decir más de eso, pero se acabó el tiempo. Una última actitud, es esperanza, esperanza. Oh, que gran palabra, esperanza. Significa seguridad para el futuro. Significa que no tememos la muerte, significa que de hecho, vemos hacia adelante para lo que nos espera en la vida y la muerte. De hecho, me encantan las expresiones en Romanos 12-12: “Gozosos en la esperanza.” Hombre, ¿la muerte no nos da miedo? Digo, tenemos un servicio funeral por aquí y es una celebración. Y nos regocijamos y alabamos a Dios, porque alguien al que amamos ha pasado de este valle de lágrimas al lugar en donde todas las lágrimas son secadas para siempre. Un lugar de enfermedad a un lugar en donde ya no hay enfermedad. Un lugar de muerte a un lugar donde ya no hay más muerte. Un lugar de límites a un lugar de realización sin límites. Vivimos en esperanza. Hemos estado aprendiendo eso en Romanos 8: “Fuimos salvos en esperanza.” Somos salvados en esperanza y esperamos con gusto a la eternidad para ser como Cristo. Esperamos el cumplimiento de la promesa de Romanos 8, que tendremos un cuerpo redimido para que vaya con nuestra alma redimida y seremos a imagen de Jesucristo, vivimos en esperanza. Hombre, tenemos que tener una actitud de esperanza. Y lo que eso nos dice a nivel práctico es esto, no nos enredamos demasiado en lo que está pasando aquí, ¿verdad? Digo, entendemos cuando Jesús dijo: “No hagáis tesoros en la tierra donde la polilla y el orín corrompen, donde ladrones minan y hurtan. Sino haceos tesoros en el cielo, donde la polilla y el orín no corrompen y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro ahí estará también vuestro corazón.”

Entonces, si nuestro corazón está esperando la eternidad, nuestro tesoro va a estar ahí, y todo lo demás va a estar ahí. Espero que no esté viviendo para el día de hoy, espero que no esté viviendo para lo temporal, espero que no esté viviendo para lo pasajero. Escuche, debemos estar viviendo en esperanza y la esperanza significa que nuestro compromiso es mayor con invertir en la eternidad, de lo que invertimos en el tiempo y en lo temporal. Y entonces nuestras energías y nuestros pensamientos y nuestras oraciones y nuestros sueños y nuestras visiones y nuestro dinero y todo lo que poseemos es simplemente un medio para invertir en una realidad eterna. Vivimos en esperanza, vivimos a la luz de la eternidad. Es un día maravilloso conforme vemos hacia adelante ese futuro.

Ayer fui al hospital. Jack Colman, quien fue nuestro director de coro, un hombre maravilloso, cálido, gentil, amoroso y estaba teniendo problemas de corazón y fui y entré al cuarto y oré con él y con Sara y él dijo: “Hace 3 días casi muero.” Y él dijo: “Yo sabía que me quedaban unos cuantos respiros y todavía estoy aquí.” Y Sara dijo: “¿Sabes qué? Cuando él estaba a punto de morir hace 3 días atrás, él decía continuamente, le pego con la derecha y le pego con la izquierda, y le pego con la derecha—con la izquierda.” Y ella dijo: “No sé qué está diciendo, él no boxea, ¿sabes?” Entonces él le dijo, después de que salió, ella dijo: “¿Que estabas haciendo?” Él dijo: “Estaba pegándole al diablo y lo noqueé.” Como puede ver él tenía la idea de que el diablo estaba tratando de llevárselo antes y todavía tenía unas cuantas cosas que hacer. Y él me dijo: “Te escribí una carta, y quería asegurarme de que pudiera escribirte esa carta y mandarte una foto.” Bueno, digo, probablemente esa es una de muchas cosas que él no había terminado de hacer y entonces no estaba listo para decir, ‘ya terminé mi carrera, he guardado la fe, ya terminé. Sácame de aquí’. Entonces en su mente él pensó que estaba en una competencia de boxeo con el diablo, quien estaba tratando de sacarlo antes. Ahora, no conozco todas las ramificaciones espirituales de eso, si de hecho eso fue verdad. Pero así lo percibió y—pero nos regocijamos juntos y oramos juntos porque si él se va a estar con el Señor, esa es la promoción definitiva, eso es esperanza. ¿Le gustaría vivir en este mundo sin eso? Entonces bendiga a Dios por nuestra esperanza, ¿verdad? Y si tenemos esa esperanza, Juan dice que es una esperanza purificadora, primera de Juan 3-3: “El que tiene esta esperanza en sí mismo se purifica a sí mismo.” Escuche, si realmente vive para la eternidad, va a cambiar dramáticamente la manera en la que usted existe en el tiempo. Así es en realidad. O actitudes fluyendo en la iglesia, va a ser lo que Cristo quiere que sea.

Inclinémonos.

Padre nuestro, te damos gracias porque de nuevo nos has dado una palabra tan clara. Nos has llamado a la obediencia y humildad y amor y unidad y servicio y gozo y paz y gratitud y disciplina personal y redición de cuentas. Nos has llamado al perdón, dependencia, flexibilidad, crecimiento, fidelidad, esperanza. Y Señor, esto para que podamos ser Tú iglesia magnificando, glorificando, alabando Tu nombre. Y para que Tú nos puedas bendecir en respuesta a esto. Muévete en medio de nosotros, O Cristo, y mantén la lámpara con luz. Escudríñenos. Ve en donde estamos débiles y trae la mano amorosa de disciplina a nosotros para conformarnos a Tu propósito santo. Se nuestro sacerdote y profeta y rey; nuestro ejemplo de santidad pura. Y que seamos una iglesia en la cual Tú seas glorificado.

Usted ha escuchado a John Mac Arthur, maestro bíblico de Gracia a Vosotros. Para más información y acceso gratuito a todos los mensajes y acceso gratuito a todos los mensajes de John, así como una lista de libros incluyendo La Biblia de estudio, visite la página web en gracia.org. Gracia a Vosotros y el Pastor John Mac Arthur se reservan toda protección y el derecho de autor bajo la ley que esté vigente. La información de derechos de autor está disponible en gracia.org, que incluye instrucciones para limitar la duplicación de este archivo digital. Gracia a Vosotros es una organización sin fines de lucro, dedicada a desarrollar recursos desde las enseñanzas del Pastor John Mac Arthur, las cuales ofrecen la verdad de las Escrituras. Por otra parte, estimado oyente, su apoyo en oración y sus donaciones al ministerio nos ayudan a lograr este propósito para equipar a miles de personas de habla hispana. Si desea hacer una donación u ofrenda puede hacerlo utilizando su tarjeta Visa, MasterCard, Discovery o American Express. Si vive en Estados Unidos o Puerto Rico puede llamarnos al 1-866-5gracia. Esto es 1-866-547-2242 o desde cualquier otro lugar ingresando a nuestra página web en gracia.org. Y de antemano, gracias por su apoyo.

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4/8 – Los sistemas internos, 3ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

4/8 – Los sistemas internos, 3ª Parte

John MacArthur

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Bueno, como ustedes saben, si han estado con nosotros en las últimas semanas, nos hemos estado esforzando por compartir con ustedes una pequeña serie, como un intermedio en nuestro estudio de Mateo titulado La anatomía de una iglesia y simplemente retroceder y observar nuestro propio cimiento. Muchas veces conforme crece una iglesia, en cierta manera crece como la Torre de Piza que se inclina. Simplemente comienza a inclinarse hacia un lado o el otro y en algún punto a lo largo del proceso necesitamos dejar caer la plomada y asegurarnos que hemos estado edificando de manera derecha a partir de nuestro cimiento. Y eso realmente lo que hemos estado esforzándonos por hacer en esta serie breve. El regresar y hacer algo de arqueología y escarbar y ver nuestro cimiento y descubrir que es lo nos ha hecho distintivo desde el principio, que es aquello con lo que realmente estamos comprometidos.

Tengo un gran deseo por que la iglesia sea lo que Cristo quiere que sea. Ese es mi gran pasión. Esta semana fui entrevistado por un caballero quien es el editor de una revista publicada por Los Navegantes y el título de la revista es Discipulado. Es una buena revista y me preguntó cuál era mi deseo real para la iglesia y le dije, “Mire, yo, para la iglesia, es que la iglesia sea lo que Cristo diseñó que fuera”. Es la pasión de los corazones de nuestros ancianos y yo sé que también se ustedes.

Y entonces para mantenernos en el rumbo correcto y para poder retomar las cosas que hemos olvidado y para reafirmar las cosas que hemos recordado, estamos regresando a lo largo de algunos de los elementos básicos de la anatomía de una iglesia. ¿Cuál es el diseño de Dios para la iglesia?

Hace unos años atrás cuando enseñe eclesiología, la doctrina de la iglesia, en el seminario de Talbot, les pedí a los alumnos que leyeran un libro llamado Peregrinos de Dios que olvidan. Ese libro es un libro interesante, escrito por Michael Griffiths de Inglaterra. Y en el libro, entre muchas cosas útiles, él dijo esto, y en cierta manera esto quedó en mi mente, y cito: “Los cristianos, de manera colectiva, parecen estar sufriendo de una amnesia extraña. Una gran proporción de personas que van a la iglesia se han olvidado de qué sirve todo. Semana tras semana asisten a servicios en un edificio especial y viven en una rutina que han honrado por mucho tiempo, una rutina en particular, pero piensan poco en el propósito de lo que están haciendo. ¿Para qué es?  La Biblia habla de la novia de Cristo, pero la iglesia en la actualidad parece ser una Cenicienta en harapos. Esta entre las cenizas, se ha olvidado que ella debe crece hasta ser una dama hermosa.” Él tiene razón en muchas maneras. La iglesia, como la vemos en términos amplios en Estados Unidos, la cual supuestamente debe ser la novia de Cristo, en cierta manera es una Cenicienta en harapos y necesitamos reafirmar los no negociables, los elementos esenciales de la iglesia. Necesitamos regresar a lo que Dios ha diseñado que seamos y eso es lo que estamos esforzándonos por hacer en esta serie breve, en particular. Simplemente regresar a los principios primordiales sobre los cuales la iglesia debe actuar.

No queremos entrar a la situación de evaluar de manera incorrecta. En otras palabras, evaluar la iglesia mediante los términos equivocados, los principios equivocados. Gene Getz señala que esto se hace con frecuencia. Es su libro, La medida de una iglesia describe estas cosas. Y cito: “Algunos dicen que una iglesia madura es una iglesia activa. Evalúan el progreso por el número de reuniones de servicios que tienen cada semana y el número de diferentes tipos de programas que tienen. Algunos dicen que una iglesia madura es una iglesia creciente, siempre en cuando nuevas personas estén viniendo y se queden, creen que solo una iglesia que está madurando. Siempre en cuando los pastores estén creciendo, creen que todo está bien. Algunos dicen que una iglesia madura es una iglesia que da. Siempre cuando la gente este contribuyendo financieramente al programa continúo de la iglesia y patrocinando sus muchos programas, creen que es una iglesia que está madurando. Algunos creen que una iglesia madura es una iglesia que gana almas, dicen que esto es una prueba positiva, cuando la gente está trayendo a otros, cuando podemos contar profesiones regulares de fe y bautismo regulares, entonces seguramente tenemos un iglesia del Nuevo Testamento. Algunos dicen que una iglesia madura es una iglesia que piensa en misioneros, una iglesia que apoya la las misiones por todo el mundo, designando un gran porcentaje de sus presupuesto general al evangelismo a nivel mundial. Algunos dicen que una iglesia madura es una iglesia que no tiene problemas, una iglesia cuya maquinaria esta tan bien aceitada a nivel organizacional con todo grado de regularidad, es una iglesia que está bien sintonizada con descripciones laborales, con días de ocho horas, con descansos para tomar café, y para registrar las tarjetas, todo el mundo hace aquello para lo que se le contrató y de manera eficiente, y hay aun otros que dice una iglesia madura es una iglesia llena del espíritu. Este es la iglesia que es entusiasta y dinámica y tiene mucha emoción, todo el mundo conoce cual son sus dones y los usan de manera regular. Y finalmente algunos dicen que la marca definitiva de madurez es la iglesia grande con miles de personas que vienen el domingo por la mañana a la escuela dominical y van a la iglesia todos los domingos. La madurez para ellos se representa con un personal grande que recibe un sueldo, muchos autobuses que recogen niños, programas múltiples de radio, televisión, una guardería cristiana, una universidad y seminario cristiano, y claro, una imprenta para preparar su propia literatura. Desafortunadamente”, dice Getz, “algunas personas realmente creen que lo que he dicho, de hecho son marcas bíblicas de madurez.”

Bueno, no hay nada de malo con esas cosas, no hay nada de malo con iglesias grandes que crecen, que dan, que ganas almas, que piensan en misiones, que no tienen problemas, que están llenas del espíritu, pero usted podría hacer todo eso y ser una secta. Usted podría hacer todo eso y ser una secta. Ese no es el corazón de una iglesia. Esas no son las entrañas de una iglesia, esa es la razón por la que estamos retrocediendo para dejar la carne y entrar a la anatomía para ver lo que esta tras bambalinas, lo que hay adentro, y como le dije hace unas semanas atrás con tanta frecuencia cuando vienen los pastores aquí, quieren conocer las cosas externas pero queremos hablarles de los que hay adentro, de lo interno. Eso es lo que realmente importa y de eso estamos hablando. No de actividades, estamos hablando básicamente de actitudes. Actitudes, los sistemas de vida que fluyen en el interior de la iglesia. Esos son la clave, esos son la clave.

Ahora, al principio hablamos del esqueleto, ¿no es cierto? Hablamos de lo importante que es que afirmáramos los puntos no negociables, lo que forma la iglesia, lo que es el cimiento. Esas cosas, como un alto concepto de Dios, la prioridad absoluta de las Escrituras, la claridad doctrinal, la santidad personal, la autoridad espiritual. Dijimos que esos son los conceptos no negociables que forman el esqueleto y tenemos que tener esos. Y después de haber establecido el esqueleto en su lugar, dijimos que la iglesia debe tener ciertos sistemas internos. Esto es como un cuerpo, tiene fluyendo dentro de él los sistemas que son subidas y la iglesia debe tener fluyendo a través de ella ciertos sistemas. Estas son actitudes y como puede ver, es lo que generalmente buscamos. No queremos que la iglesia sea mecánica, no queremos que sea rutina externa, un ritual, un desempeño, no sea que oigamos por parte de Dios lo mismo que el pueblo de Israel oyó a través de Amós, el profeta, quien dijo: “Aborrezco, rechazo vuestros festivales, no me deleito en sus asambleas solemnes, aunque me ofrezcan holocaustos, y ofrendase grano, no los voy a aceptar, ni si quiera voy a ver sus ofrendas de paz. Quítenme el ruido de sus canciones, ni siquiera voy a oír el sonido de sus arpas, sino que la justicia corra como las aguas en justicia, como una corriente que siempre fluye.”

Y Oseas dio la misma verdad, él dijo: “¿Que hare contigo, Efraím? ¿Qué hare contigo, Judá? Porque tu lealtad es como una nube de la mañana y como roció que se va temprano. Por tanto los he destrozado por los profetas, los he matado con las palabras de mi boca y los juicios que tienen ustedes son como luz que sale porque me deleito en lealtad más que en sacrificio y en el conocimiento de Dios, más que en holocaustos.” O las palabras de Isaías: “Que son vuestros sacrificios multiplicados para ti”, dice Jehová. “Estoy hastiado de vuestros holocaustos de carneros y de la grosura de vuestros rebaños. No me agrado en la sangre de los bueyes y corderos y cabras, cuando vengan a aparecerse delante de mí, ¿quién demanda esto de ustedes, que pisen mis atrios? No me atraigáis más ofrendas que no valen nada. El incienso me es una abominación. Nueva luna y el día de reposo, el llamado de asambleas, no puedo tolerar la iniquidad en las asambleas solemne, aborrezco los festivales de nuevas lunas de festividades designadas, se han vuelto una carga para mí. Estoy cansado de llevarlas. Cuando levantéis vuestras manos en oración, esconderé mis ojos de vosotros y cuando multipliquéis vuestras oraciones, no escucharé.” En otras palabras, Israel era el culpable de tener una religión externa sin actitudes apropiadas y eso es lo que estamos viendo.

Realmente creo que el corazón y alma del ministerio es establecer ese cimiento de esqueleto y después pasar el resto del tiempo tratando de producir en la gente actitudes de corazón correctas. Eso es lo que hace que la iglesia sea una dama hermosa. Eso es lo que edifica a la iglesia para llegar a la estatura de la plenitud de Cristo. Ahora ya hemos visto varias de estas actitudes internas. Hemos hablado de la obediencia, la humildad, del amor, de la unidad, el servicio, el gozo, la paz y la gratitud. Quiero considerar tres más en esta mañana, y esto no nos va a llevar a terminarlas, pero quiero ver estas tres y creo que son muy, muy importantes. Esta es la número nueve en mi lista. No sé cuál es la suya, pero esta es una actitud muy esencial, llamémosla disciplina personal, disciplina personal, disciplina personal. Oh, que importante es que como cristianos entendamos la necesidad de conformarnos con un estándar divino, vivir la vida disciplinada. ¿Saben lo que es la disciplina personal? Es decirle no al pecado, es decirle no al pecado. Es decirle si a lo bueno, a la justicia. Esa no es una definición demasiado complicada, sin embargo captura la verdad. La vida disciplinada entiende la ley de Dios y le dice no a cualquier cosa que está afuera de los límites de ese estándar.

Ahora permítame ilustrarle esto, abra su Biblia en primera de Corintios, capítulo 9. Primera de Corintios, capitulo 9, versículo 24. Y Pablo retoma una metáfora que es muy conocida por nosotros en esta sociedad deportiva en la que vivimos, es la metáfora de una carrera, algo que todos entendemos. En el versículo 24, él dice: “no sabéis que todos los que corren en una carrera corren” esto es, en una carrera todo el mundo en la carrera corre, eso es bastante claro, pero solo uno recibe el premio. Ahora, en una carrera todo el mundo corre por un premio, corred de tal manera que lo obtengáis. Ahora, usted tiene que correr para ganar el premio, esa es la razón por la que usted está en la carrera. Entonces nosotros, como creyentes, hemos sido llamados a una carrera, por así decirlo, y esa metáfora es usada en varios lugares en las Escrituras. Estamos corriendo una carrera, no solo aquí sino en otras partes de la Palabra de Dios, esa misma imagen se nos presenta y conforme corremos esta carrera, tenemos en mente que estamos corriendo para ganar. Ahora, ¿qué es necesario para alcanzar esa meta? Bueno, el versículo 25 nos ayuda. “Y todo aquel que se esfuerza, compite en los deportes, se controla en todas las cosas.” ¿Qué quiere decir eso? Disciplina personal, disciplina personal. Él se controla a sí mismo y esa es la sustancia de la dedicación para la victoria. Digo, obviamente un hombre no puede meterse en una carrera para ganar. Quien tiene 15 kilos de sobrepeso, quien es una víctima de músculos que se atrofian. Digo, hay una disciplina tremendamente obvia involucrada. Cuando pensamos en las horas y horas diariamente, semana tras semana y mes tras mes y año tras año que los atletas invierten para llegar al nivel de la victoria, es sorprendente.

Dentro de un año, ya habremos visto la olimpiada de 1984 en nuestra ciudad y habremos sido expuestos por todos los medios masivos de comunicación a todas las maravillas del esfuerzo deportivo, a toda la disciplina personal de aquellos que se van a ir con el oro, la plata y el bronce, esas medallas. La victoria en el deporte a nivel mundial demanda un precio increíble. Y no es raro que los atletas como ellos, de ese nivel, entrenen de 6 a 8 horas diarias, durante 5 a 10 años de sus vidas, inclusive más, con una cantidad tremenda de dedicación. Literalmente van más allá del punto del dolor, saben lo que es hablamos del segundo aire, saben lo que es ir más allá del segundo aire. Ellos saben lo que es ir más allá del punto del dolor, e inclusive nos dicen que hay una euforia, que va más allá del dolor, que solo el atleta, el deportista puede experimentar. Y he estado bastante tiempo en el deporte, en mi trasfondo para experimentar algo de esa euforia. Usted habla de una euforia y un sentido increíble de libertad, un sentido increíble de energía que va más allá del punto del dolor. Es difícil explicarle a alguien que nunca ha pagado el precio, en un esfuerzo deportivo, pero Pablo está diciendo: “Miren, yo estoy en una carrera.” Y él está hablando de una carrera espiritual y él dice: “En esa carrera, yo sé que quiero ganar, y para ganar tengo que controlarme a mí mismo.” Entonces él añade: “Corro”, versículo 26, “no de manera incierta.” En otras palabras, realmente sé adónde voy, me mantengo en el curso. Es muy parecido como las palabras de Pablo a Timoteo en segunda de Timoteo 2, en donde dice que un hombre que se involucra en un esfuerzo deportivo, sabe que si va a ganar la corona él debe involucrarse a sí mismo. Y después él usa la palabra nóminos según las reglas. Él tiene que mantenerse dentro la ley, él tiene que mantenerse dentro de los límites, él tiene que mantenerse en el curso, no puede cruzar la línea, no puede salir del círculo, no puede salirse de los limites, no puede dejar la pista. En otras palabras, sea cual sea la conformidad de lo que demande ese acontecimiento, él debe mantenerse dentro de él para alcanzar la victoria.

Y eso es lo que Pablo está diciendo: “Quiero ganar y por ello hago un máximo esfuerzo.” Y el verbo usado aquí para esforzarse, para controlarse incluye disciplina personal, sacrificio personal, esfuerzo grande y eso lo alcanza mediante la disciplina personal e incluye la idea de mantenerse dentro de las reglas. Y después en el versículo 27, todo se une cuando él dice literalmente: “Mantengo mi cuerpo, literalmente lo mantengo bajo control, lo golpeo para se mantenga sumiso, lo sujeto.” Él dice: “No sea que habiendo sido heraldo para otros, predicando para otros, lo cual es mi carrera, yo mismo llegue a ser descalificado por algún pecado.” En otras palabras, no quiero estar pecando y perder la victoria espiritual. Así como un atleta no quiere pecar contra su cuerpo, en contra de su preparación y perder una victoria física. Y estos atletas invierten una cantidad tremenda de esfuerzo.

El lunes pasado estaba hablando con los delfines de Miami, fui a un estudio Bíblico con ellos y los llevé a donde quiero llevarlos ahora, Efesios, capítulo 6. Ya estaban a punto de salir al Coliseo, estaban listos para vestirse con su armadura y perder como terminó, contra los Raiders, y el proceso simplemente para ellos, algunos de sus tobillos y piernas ya estaban preparados y estaban listos para meterse en la batalla y tomé la oportunidad para compartir con ellos el hecho de que habían pasado años de su vida, una cantidad tremenda de tiempo para llegar al clímax de su desempeño atlético, en la cúspide de su desempeño atlético. Ahora ellos se pondrían su armadura, saldrían, estarán en una batalla y lo harían para obtener una corona corruptible, como Pablo dijo en primera de Corintios 9. Lo harían para obtener una corona corruptible, pero les dije que había una guerra mucho más importante que esa. Una guerra espiritual para una corona incorruptible, para una herencia eterna, establecida, guardada en la gloria que nunca se desvanece. Que había una batalla mucho más importante que cualquier juego de futbol americano en toda su vida. Y ahí, para esa guerra una armadura mucho más importante, que todo el equipo que se colocan en los hombros y en el pecho y en los brazos y los cascos y lo que se colocan en las caderas y el resto de cosas que usa. Que había una armadura diferente, una armadura vital si iban a conocer la victoria en la batalla espiritual.

Y les presente el versículo 11 de Efesios 6: “Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir las maquinaciones del diablo.” Tiene que ponerse su armadura les dije: “No van a poder salir ahí y pelear contra los Raiders de Los Ángeles en sus shorts de gimnasio, así como ustedes no van a poder pelear contra el enemigo de sus almas si no están preparados.” Porque no tenemos lucha, dice el versículo 12 contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales. Estamos en una batalla y la batalla realmente no es con los hombres, los hombres solo son instrumentos del mundo demoniaco invisible. La batalla real es con demonios.

Yo conozco eso bien, nunca olvidaré la batalla con la niña poseída por demonios. Una noche Jerry Mitchell y yo lo enfrentamos conforme ella pateaba y aventaba muebles en un cuarto. Y nunca olvidaré que entre al cuarto y la escuché que ella dijo: “Sáquenlo. Cualquier persona pero él, no él, no dejen que él entre.” Y salía de una voz que no era la de ella y me di cuenta que los demonios reconocían quien era, eso es algo aterrador. Cuando ella comenzó a decir, usted sabe, “Él no, él no.” Mi reacción humana fue: “Muy bien, ya me voy.” Pero después comencé a darme cuenta de que si ellos me conocían y no me querían, yo debía estar en el equipo correcto. Y estaba en el poder de Dios contra esa situación y pasamos horas de esfuerzo agonizante ahí, hasta que Dios en su gracia, mediante la confesión de ella de pecado, entró para limpiar y purificar pero desde ese entonces, nunca he dudado acerca de donde está la verdadera batalla. Sé dónde está la batalla real, es una batalla seria a nivel espiritual que es invisible. Los hombres como dije son los instrumentos en las manos de demonios y tenemos que entender la seriedad de la batalla que se lleva a cabo realmente en contra de Cristo y todos los que pertenecen a Cristo.

Entonces tenemos que vestirnos de la armadura dice, para poder resistir. Tenemos que estar listos para este esfuerzo. Y simplemente quiero señalar dos elementos en el versículo 14. En primer lugar, habiendo ceñido vuestros lomos con la verdad, el soldado romano ni siquiera habría pensado en entrar en la batalla con su túnica, simplemente como su tela ahí volando por todos lados en un combate mano a mano por la vida y la muerte. Él se habría vuelto alguien muy vulnerable, él habría sido jalado fácilmente o su ropa se habría metido en su camino y habría hecho que esto llevara a su propia muerte. Y entonces él se habría colocado un cinto y habría hecho que toda la ropa estuviera justa, para que no estuviera suelta, sino que estuviera pegada a su cuerpo y el Apóstol dice: “Ese es el cinto de la veracidad o la sinceridad.” ¿Realmente es compromiso de lo que está hablando? Él está hablando de disciplina personal, él está hablando de la persona que va a la batalla, que toma en serio la batalla, que haga que todos los cabos sueltos de su vida estén justos, que no tome a la ligera esto. Digo, si usted va a hacer lo que necesita ser hecho, realmente creo en este asunto de la disciplina personal que nosotros como cristianos necesitamos amarrar los cabos sueltos de nuestra vida. Necesitamos comenzar a decir: “Aquí está el camino estrecho, aquí está el camino por el que Dios quiere que caminemos, y por aquí caminaremos.” Y no es fácil, porque a lo largo del camino hay voces que nos están llamando a desviarnos, y si amamos el placer más de lo que amamos a Dios, si amamos la satisfacción personal más de lo que amamos a Dios en cualquier punto del proceso, entonces nos vamos a salir del camino y no habremos ejercido disciplina personal y entraremos en el pecado.

Entonces usted vea al Apóstol diciendo: “Esto es una guerra y más vale que lo tome en serio, más vale que jale su túnica, más vale que la mantenga justa en un acto de verdadero compromiso con la victoria.” Y después él pasa a hablar de la coraza de justicia. Un soldado romano usaba una placa sobre su pecho para proteger sus órganos vitales, y obviamente si no tenía esto, él era tremendamente vulnerable a una flecha que pudiera entrar a su pecho, a un cuchillo que pudiera ser metido en él de manera fatal. Él creía que su armadura, y la armadura es justicia o santidad, hacer lo que es correcto, disciplina personal a la Ley de Dios o de lo contario somos vulnerables. Estamos en una carrera para ganar y tenemos que disciplinarnos para ganar y tenemos que vivir una vida que es vivir en obediencia a la voluntad de Dios, en un asunto de pureza.

Eso es a lo que Pablo nos está llamando, él lo dice de otra manera en segundo de Corintios 7-1, él dice: “Teniendo pues, estas promesas es como si estuviera diciendo, ‘Dios les ha dado tanto, amados’.” Dios les ha tanto que ustedes como mis hijos e hijas dice el Señor Dios todopoderoso en el capítulo 6, versículo 18, digo, todo lo que es nuestro en ser hijos e hijas de Dios, viendo que tenemos todas estas cosas, amados, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Digo, pongámonos el cinto, pongámonos la coraza y corramos la carrera para ganar esto, mantengamos las reglas y mantengámonos dentro de los límites, hagamos un esfuerzo de todo corazón entero. Me entristece cuando veo a cristianos indisciplinados, me entristece cuando veo a cristianos que tienen tantos cabos sueltos en su vida. Claro, hay una línea de obediencia, pero siempre se salen de ella y lo entienden. No solo no están comprometidos con ello. Pablo lo dice de otra manera al final de Filipenses, en el último capítulo. En el capítulo 4, versículo 8. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza que, en esto pensad, escuche, su disciplina personal es una cuestión de donde coloca su mente, en donde coloca su mente, en donde coloca sus pensamientos porque, ¿cuál es su pensamiento en su corazón? Que, tal es él. Y una vida pura y una vida disciplinada es alcanzada mediante una vida que está saturada por la palabra de Dios.

Como puede ver la razón por la que le enseñamos y le damos la Palabra de Dios, es para que esté ahí adentro y cuando usted es confrontado con la tentación, el espíritu de Dios puede llevarlo de regreso a esa palabra que está implantada ahí. La razón por la que usted debe leer las Escrituras y meditar en las Escrituras es para que la Palabra resida en su corazón. Y después como David dijo: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar.” Y entonces su pensamiento debe estar controlado por la Palabra de Dios, la Palabra de Cristo, “amor en abundancia en vosotros”, dice Colosenses 3. Entonces esa es la fuente de disciplina personal. Después demanda un compromiso por parte de usted y me preocupa esto. Me preocupa que en el cristianismo en nuestra época haya una falta de disciplina. Dios no ha cambiado su estándar, Dios no ha cambiado el camino estrecho, no ha cambiado en absoluto. La Ley de Dios no se ha abierto más de lo que se abrió cuando originalmente Dios la dio y el estándar de obediencia es el mismo, pero los cristianos tienden a ampliarlo para sí mismo y han creado una tolerancia artificial y hemos escuchado a las sirenas del mundo llamándonos a salirnos del camino. Y es trágico.

Este mes, a principios de mes tuve la oportunidad de ir a Oregón, me llevé a Chris Mueller nuestro pastor de secundaria conmigo, y fuimos a hablarles a 3000 hombres ahí en el bosque. Tuvimos un gran tiempo, Dios bendijo el tiempo. Algunos hombres vinieron a Cristo otros fueron alentados en la fe y también para un compromiso mayor. Maravilloso, 3 días maravillosos y Chris y yo hablamos de muchas cosas camino allá. Él me contó algunas cosas que realmente me sorprendieron al trabajar con jóvenes de secundaria, que nos podrían ayudar a colocar el dedo en donde realmente estamos en nuestra sociedad cristiana. Por ejemplo, él hizo una pequeña encuesta en nuestro campamento de secundaria este verano. Tomó 54 jóvenes de secundaria y descubrió que 9 de los 54 nunca habían visto una película de clasificación R, para adultos; 45 sí. Él tomó a jóvenes, hombres de primero de secundaria y de 35 jóvenes de primero de secundaria, 25 habían visto una película para adultos. Estos son alrededor de 12 años de edad. Veintiséis habían estado leyendo, a un grado u otro, revistas pornográficas y 24 de esos 34, van a escuelas cristianas. Y él me dijo cuántos de ellos en su casa tienen televisión y han visto ahí en la televisión en su casa, en los canales de películas, toda la basura que viene con ello. Y realmente me molestó eso, realmente me molestó. Permítame decirle algo, usted no puede exponer a un niño de primero de secundaria a una película de adultos sin que tenga un impacto devastador en su vida, o en la de ella. No hay manera en la que una mente de primero de secundaria pueda digerir eso sin tener respuestas negativas. Usted no puede ver a personas desnudas de más de 6 metros de altura sin recordar esas imágenes. Y si usted cree que puede, usted tiene metida su cabeza en la arena tanto y si cree que su joven de secundaria puede enfrentar eso, usted está mal, necesita ayuda. Si usted le permite a su joven de secundaria que vaya a una película para adultos, usted está contribuyendo a su pecado, usted está metiendo en sus mentes cosas que no pueden digerir, usted les está permitiendo sentarse en casa y ver suciedad en la televisión.

No le sorprenda después si no tienen interés en las cosas de Dios, y no diga: “Bueno, lo llevamos a la iglesia todo el tiempo.” Es devastador. Permítame decirle otra cosa, si usted va a una película para adultos, usted está contribuyendo a su propia pecaminosidad, dice usted: “Bueno, es arte.” No, no es arte, es basura. Simplemente basura. Dice usted: “Bueno, tiene cierto valor social.” Digo, es un comentario acerca de nuestra cultura, claro, ¿usted no cree que va a ser promovido de esa manera? ¿De qué otra manera usted puede atraer a personas buenas, morales y contribuir a la destrucción de su pensamiento? Digo, ¿no hay lugar en la vida de un cristiano para las groserías que inclusive salen de una película para todo público, mucho menos la desnudez que sale de esas cosas sucias que llaman películas para adultos? Y si usted va, ¿sabe por qué va? Usted va porque ha sido aspirado de tal manera por el mundo que usted es una víctima, no solo de lo que usted ve cuando se sienta ahí, sino que usted es una víctima de su técnica de publicidad que lo llevó a usted para comenzar.

Y hablo de una manera fuerte en esto porque tengo una convicción tan fuerte en mi corazón que usted no puede esperar. Cultivar un pensamiento piadoso en personas que están viendo imágenes enormes e imágenes incesantes de basura o que están siendo promovidas a través de esas revistas, putrefactas, sucias. Usted no lo puede hacer, no podemos pelear con eso. Y padre, usted necesita establecer un ejemplo. Dice usted: “Bueno, nunca voy a dejar que los míos vayan, los voy a llevar.” Dios lo ayude si usted hace eso. Dice: “Bueno, no sé lo que él hace.” Eso es peor que todo. Más vale que sepa porque esa pequeña vida es una administración que Dios le ha dado a usted y Jesús le dio a usted esa pequeña vida. Y si usted está permitiendo que su hijo esté expuesto a esa basura, usted va a rendir cuentas por eso. Digo, 45 de 54 niños, jóvenes de secundaria, han estado en una película de adultos. Es sorprendente.

Dice: “Bueno, no puedo evitar lo que mi hijo hace.” O más vale que lo evite, y más vale que usted nunca vaya a una de esas cosas, más vale que usted nunca vaya a una de esas supuestamente buenas, donde hay groserías. Lo único que hace es que simplemente continuar rebajando, simplemente ataca el estándar, ataca el estándar, ataca el estándar, ataca. Y lo mismo con la música, simplemente continua atacando, atacando hasta que finalmente nuestro compromiso rígido con la pureza es devastado y está sucediendo de manera subliminal. No me voy a exponer a eso porque quiero aferrarme a la perspectiva de Dios de las cosas no del mundo. Y hay un sentido en el que usted tiene que aislarse a sí mismo. Dice usted: “Bueno, no sabes lo que está pasando.” Es correcto y no me importa. No tengo idea de lo que está pasando, nunca he estado en una película de adultos y nunca y nunca pretendo ir a una, y ni siquiera estoy interesado en ir a ver una película para todo público, ni nada más. Digo, para mí o es caricaturas o me olvido de todo, ¿me entiende? No estoy interesado en exponer mi mente a la basura del mundo. ¿Por qué voy a hacer eso?

Entristece mi corazón pensar que los niños pequeños digo, eso no ayuda a un adolescente. Eso no ayuda a un joven adolescente al tratar de enfrentar las luchas de la vida y desarrollar ideas sexuales e identidad, exponerlos a ese tipo de cosas. Y no estoy hablando de algún legalismo, estoy hablando de pecados, simplemente pecado horrendo. Digo: ¿qué más podría hacer el mundo el mundo que desfilar frente a los jóvenes suciedad? Y lo están haciendo en este momento, lo están haciendo de la manera en la que pueden. Este es un momento, amados, parar vivir de manera disciplinada. Este es un momento para vivir una vida disciplinada, este es un momento para dejar de ser una víctima, dejar de desviarse del camino por el que vamos. De dejar de escuchar las sirenas que están gritando: “Ven aquí, ven aquí. Te vamos a hacer feliz, te vamos a dar placer.” No hay lugar para eso.

Y le voy a decir algo, si usted va a esas cosas, entonces no me importa con qué frecuencia este en la iglesia. Usted todavía no ha entregado de manera plena, su vida al compromiso al que Dios lo llama. No lo ha hecho. En ese momento usted se ha abandonado a si mismo del camino disciplinado de la obediencia y si usted está rechazando esto en su pequeña mente, eso me muestra que usted está en la batalla y que está perdiendo, está perdiendo. Y ni siquiera es cuestión de que tan malo es porque supuestamente debemos pensar, no en las cosas que están mal, sino en las cosas que son, ¿qué? Buenas.

Bueno, permítame llevarlo a una segunda actitud que quiero tocar en esta mañana, esta es la actitud de rendición de cuentas, rendición de cuentas. Y simplemente quiero regresar a lo elemental en esta, es necesario que le enseñemos a la iglesia que tiene que existir en rendición de cuentas. En otras palabras, todos rendimos cuentas unos a otros. Esto es, nos debemos preocupar unos por otros. No por el color de la alfombra, ni por el tapiz o como este programa va o ese programa va o si nos gusta esto o aquello. Nos debemos preocupar unos por otros. Vaya a Mateo 7 por un momento. Permítame ver si puedo refrescar su mente acerca de lo que es la rendición de cuentas. En Mateo 7 simplemente quiero mencionar dos versículos, versículos 3 y 4 dice: “¿Y por qué ves la paja o el palillo por así decirlo, que está en el ojo de tu hermano? ¿Estas preocupado por esto, este palillo en el ojo de tu hermano?” ¿A qué se refiere eso? Bueno, es algún pecado, alguna falla, algo que está mal y debes estar preocupado. Pero dice: “¿Por qué estas preocupado por eso y no estas preocupado por esa viga enorme en tu propio ojo?” Versículo 4. O como le dirás a tu hermano, permíteme sacar el palillo de tu ojo y aquí tiene una viga en tu propio ojo. Digo, hay una hipérbola aquí, esto es ridículo. Si estuviera en una caricatura nos reiríamos, es torpe. Pero lo que está diciendo es: “Mira, ¿cómo puedes hacer lo que necesitas hacer por tu hermano si tu vida no está en orden?”

Ahora esto nos apunta algo muy importante, tenemos una responsabilidad unos a otros, de cuidar de esas cosas que están en el ojo unos de otros. Tenemos una responsabilidad de enfrentar el pecado unos en otros. Pero antes de que podamos hacer eso, ¿qué tenemos que hacer? Enfrentar nuestro propio pecado. Ahora, yo creo que la rendición de cuentas en la iglesia es algo muy importante. Yo creo que todos debemos cuidar unos de otros, pero antes de que yo pueda cuidarlo a usted, yo tengo que limpiar mi vida. Y entonces la rendición de cuentas tiene un efecto inverso. Cuando yo me doy cuenta de que mi responsabilidad consiste en cuidar de usted, entonces voy a asegurarme de que mi vida está bien. Ahora, permítame expresarlo de manera práctica, ¿Usted conoce a alguien que no viene ya a la iglesia? Piense por un rato y probablemente conoce a alguien. ¿Usted conoce a alguien que vino aquí por un tiempo y ya no viene? Tiene la responsabilidad de acercarse a esa persona y decirle: “Mira, estas dejando de congregarte, necesitas estar con el pueblo de Dios, necesitas estar menos comprometido con producir dinero, la maldición de hacer tesoros en la tierra y más comprometido con estar comprometido con estar con el pueblo de Dios.” Dice usted: “Bueno, ¿quién soy yo para hacer eso? Tengo problemas en mi propia vida.” Ese es el punto, limpie su vida, saque la viga de su propio ojo y entonces vaya y haga eso. Esa es la razón por la que digo que la rendición de cuentas es una realidad en la que usted purifica su propia vida, ¿se da cuenta? Conforme me preocupo por otras personas, yo como resultado tengo que estar preocupado conmigo mismo, porque no puedo enfrentarlo a usted hasta que haya enfrentado mi vida.

Gálatas 6 dice: “Mira, si un hermano es sorprendido en alguna falta, ustedes, qué los que son espirituales, restauradle.” Entonces si él está en un estado de desobediencia se va a necesitar a alguien que está caminando en obediencia para ayudarle. Entonces antes de que usted pueda ayudarle tiene que ayudarse a sí mismo. Mientras que usted tenga personas en relaciones de rendición de cuentas mutuas, esto tiene un efecto auto purificador. Muéstreme usted una iglesia en donde la gente no se le enseñe a cuidar de que otros caigan en pecado, en donde no se les enseñe a restaurar a otros, y le voy a enseñar una iglesia en donde la gente tampoco está expuesta a su propio pecado y pueden esconderlo y cubrirlo con mayor facilidad. Debe haber una rendición de cuentas y cuando yo le rindo cuentas a usted, yo me rindo cuentas a mí mismo y esto es tan, tan importante, esto es necesario.

Ahora vayamos a Mateo 18 y veamos como esto funciona. Si me he quitado la viga de mi propio ojo, ¿qué debo hacer con usted cuando usted cae en pecado? Muy bien, versículo 15 de Mateo 18. ¿Usted recuerda que lo estudiamos hace algunos meses atrás? Dice: “Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tu y el solos.” Entonces si él peca, usted va con él. Así lo hace. Una iglesia debe tener ese tipo de rendición de cuentas, digo, si usted conoce a alguien, por ejemplo, que tiene un negocio y sabe que no están haciendo algo que es correcto, no están tratando bien a sus empleados, no están tratando bien a sus socios, están siendo deshonestos en su negocio, tiene la obligación delante de Dios como su hijo, de ir con esa persona, quien es Cristiana, y decirle: “Estas en pecado”.  Y lo hace amorosamente. No puede decir: “No puedo hacer eso, tengo mis pecados”, entonces más vale que enderece sus problemas. Dice usted: “Bueno eso va a tomar mucho tiempo”. No, siempre cuando sea una oración de confesión. Y con un corazón puro y un espíritu amoroso, usted va con ese individuo y confronta ese pecado. Si usted conoce alguien que no está bien, que no está siendo fiel a su cónyuge en el matrimonio o padres que no están siendo fieles con sus hijos, haciendo lo que debieran, o hijos que no están haciendo lo que debieran hacer con sus padres, si usted conoce alguien que está fuera de línea en cual manera en la iglesia, su responsabilidad consiste en ir en amor a esa persona, y como puede ver, eso es algo que lo purifica también a usted. Lo que eso hace es que me purifica antes de que pueda ir. En segundo lugar, si todos comenzamos a hacer eso, entonces todo el mundo va a ver su vida y va decir, “Hombre, me tengo que asegurar de que mi vida este bien”. La iglesia realmente debe tener rendición de cuentas. Así debe ser. No importa quien sea. Digo, en Gálatas, capitulo 2, Pablo fue con Pedro y lo resistió cara a cara. Dice en el versículo 11 al 14: “Porque era de ser reprendido. Y lo confronté en público, realmente digo en público porque está en la Biblia y todo el mundo lo sabía. Nadie está exento. Pero los ancianos o aquellos que realmente están en una posición elevada son reprendidos ante otros para que los otros teman.”

Digo, recibí una carta esta semana, alguien quien me señaló algo en mi propia vida, un acto irresponsable en mi propia vida, algo que debería haber hecho y no lo hice, y me lo señaló. Y les escribí y les pedí perdón y les agradecí por señalármelo. Como puede ver, yo quiero saber eso tanto como usted quiere saberlo, pero si usted no me lo dice, entonces no me ayuda. Porque sigo cometiendo los mismos errores, sigo fallando, sigo cayendo en la misma trampa, una y otra vez, hasta que usted me confronte con eso. La iglesia debe tener ese tipo de rendición de cuentas y estoy hablando de rendición de cuentas en este nivel, donde realmente importa. A nivel de pureza. Marido, usted tiene que ayudarla a su esposa; esposa, usted tiene que ayudarle a su marido. No está bien que usted tolere su pecaminosidad. De manera amorosa, deben ser confrontados de manera amorosa, y usted debe ir. ¿Qué si no escuchan? Bueno, el versículo 16 dice: “Tomen dos personas con usted, una o dos personas, y si todavía no contestan, entonces dígale a toda la iglesia.” ¿Y que sucede cuando le dice a toda la iglesia? La iglesia entera los busca.

La última comunión mencionamos tres nombres de personas que han caído en pecado, y le dijimos a la iglesia entera. Me pregunto cuántos de nosotros hemos ido o hemos escrito una carta o tarjeta, quizás hemos llamado a la oficina de la iglesia y hemos conseguido la dirección para que podamos mandarle una palabra, de la Palabra del Señor, para animarlos, para que salgan de ese pecado. Esa es nuestra responsabilidad, rendición de cuentas, y mantiene a la iglesia pura. Es algo que lleva a purificarnos unos a otros. Me acuerdo cuando estuvimos aquí por primera vez comprometidos con hacer esto, cuando llegamos a Grace Church, y dos pastores me dijeron: “Vas a destrozar el lugar, MacArthur”. “Este es mi primer pastorado.” “Correcto.” Y dijeron: “No sabes lo que estás haciendo. No puede ser una iglesia y hacer eso, que todo el mundo esté buscando el pecado del resto de la gente. No puedes hacer eso. Lo vas a destrozar.” Yo dije: “Bueno, volvamos a hacer porque la Biblia lo dice y después dejaremos que Dios decida lo que le pasa. Mi trabajo no es tratar de construir la iglesia. Cristo dijo que Él edificaría la iglesia, yo no voy a competir con Él, ese no es me trabajo. Mi trabajo es tratar de hacer lo que pueda hacer para asegurarme de que la gente en la iglesia entienda lo que la Palabra de Dios dice y la viva. Después veremos adonde lleva Dios a la iglesia.”

Y en esos primeros años tuve una maravillosa ilustración, tuve una esposa me llamó y me dijo: “Mi esposo me acaba de dejar, se acaba de ir con otra mujer”. Yo dije: “¿Conoces el nombre de la mujer?” “Si, está por aquí. Va a vivir con ella en este momento. Dejó a su hogar y a sus hijos”. Le dije: “¿Cuál es el nombre de la mujer?” Me dijo el nombre y entonces fui al directorio telefónico, busque el nombre, encontré el número telefónico, llame y él respondió el teléfono. Yo le dije: “Habla John aquí en la iglesia” y fue un shock, digo, realmente le sorprendió. Y le dije, le dije que lo estaba llamando en el nombre de Cristo, usted sabe, llamándolo a la obediencia, a que se salía de ese lugar antes de que cometería un pecado en contra del Señor y su esposa y su iglesia y se fuera a casa. Y poco tiempo después él dijo que se iría. Y su esposa me llamó y dijo que él estaba ahí y el siguiente domingo cuando él me vio, me abrazó y me dijo: “Gracias, no querría estar ahí. Fui tentado, pensé que a nadie le importaba.”

Como puede ver, no lo aisló en absoluto sino que lo trajo de regreso porque eso es lo que necesitábamos. Como puede ver por un cristiano, eso no es lo que queremos hacer, ¿verdad? “Las cosas que quiero hacer”, dice Pablo, “no las hago. Las cosas que no quiero hacer, las hago. Es la carne.” Entonces la rendición de cuentas no es invadir la personalidad privada de alguien. Es ayudarlos en su batalla con su propia pecaminosidad, ¿se da cuenta? Debemos estar preocupados con la rendición de cuentas, esa es la razón por la que venimos a la mesa del Señor, como usted sabe, para corregir nuestras vidas, para sacar las vigas de nuestros ojos, para que podamos ayudar a otras personas, para que podamos restaurar a otros en amor, para que podamos estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras. Se reduce a los unos a otros de las Escrituras; digo, debemos exhortarnos unos a otros, reprendernos unos a otros, orar unos por otros, amar unos por otros, enseñarnos unos a otros, edificarnos, amonestarnos, todos los unos a otros, están por todos lados. Orar unos por otros, esa es la vida de la iglesia. Eso es lo que fluye en la vida de la iglesia.

Uno final, muy breve. Usted no puede enfrentar esto sin el siguiente: y eso es perdón. La iglesia no puede sobrevivir a menos de que haya perdón. Esa es otra actitud necesaria, porque somos humanos y fallamos. Digo, así es. Yo fallo y todo el mundo falla y vamos a fallar, pero si usted no puede perdonar y no puede perdonar particularmente el que le falla a usted o peca contra usted, entonces tiene un cáncer en usted y hay un cáncer en el cuerpo de Cristo. En Mateo, regrese al 6 por un momento, y voy a refrescarle la memoria con la oración de los discípulos, versículo 12: “y perdónanos nuestras deudas. Y todo pecado es una deuda que le debemos a Dios, que solo puede ser pagada por el sacrifico perfecto de Cristo. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” En otras palabras, perdónanos como también nosotros perdonamos a otros. Porque si vosotros les perdonáis a los hombres vuestras ofensas, vuestro Padre Celestial también nos perdonará. Pero si no les perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro padre os perdonará vuestras ofensas. En otras palabras, si usted no perdona, él no va a perdonar.

Ahora esto no está hablando de perdón redentor eterno, esto está hablando de perdón temporal paternal, el perdón redentor eterno es nuestro en Cristo. Pero ese perdón paternal temporal para el aquí y el ahora, ese tipo de perdón que mantiene limpias las líneas de la comunión, abiertas y puras y benditas, solo viene a nosotros sí perdonamos a otros. Entonces si usted no perdona a alguien, no me importa lo que le hayan hecho a usted, si usted no los perdona entonces tiene un cáncer en usted. Y yo creo que un corazón no perdonador es la razón por la que hay tanta tragedia, de hecho yo creo que el cuerpo se contagia de las enfermedades del alma y hay muchas personas que pueden estar muertas, quizás muertas de hecho o que tengan un cáncer real porque tuvieron un espíritu no perdonador. No estoy actuando o hablando en términos clínicos, simplemente sé que el cuerpo se contagia de las enfermedades de la mente y la culpabilidad es la enfermedad más severa de todas. Y un corazón no perdonador produce sentimientos amargos, amargos, amargos y también culpabilidad.

Entonces si usted quiere ser perdonado diariamente por el Señor para conocer la comunión clara, limpia, pura, dulce, que quiere que tengamos en esta vida, va a ser porque usted también perdonó a otros. Y hombre, ¿quién es usted para no perdonar, verdad? ¿Quién es usted para no perdonar? Se acuerda usted de la parábola en Mateo 18 del hombre que debía 10000 talentos y él vino y dijo: “No los tengo, no tengo nada que pagar”, y el hombre dijo: “Te perdono todo.” Y después salió y encontró un hombre que le debía 18 dólares y lo estranguló y lo aventó a la cárcel y dijo: “Quédate ahí hasta que me pagues.” Y el Señor estaba diciendo: “¿quién eres tú, a quién se te ha perdonado una deuda inestimable, imposible de pagar y no vas a perdona a alguien más 18 dólares?”

En Efesios 4-32: “Antes bien sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonadnos unos a otros así como Dios os ha perdonado en Cristo.” Escuche, debemos perdonar porque se nos ha perdonado. Se nos ha perdonado tanto, ¿podemos perdonar tan poco? O la iglesia necesita estar llena de personas perdonadoras, porque vamos a fallar, realmente vamos a fallar. Digo, yo voy a hacer cosas que puedan irritar a personas y otras personas van a hacer cosas que van a irritar a otros. Va a tener un problema quizás con alguien en la iglesia o algo, pero si usted puede perdonar usted está libre de eso. Usted está libre de la esclavitud, de esa amargura y está libre para ser perdonado y conocer la bendición de Dios. Pero si usted alberga un corazón no perdonador, usted tiene amargura. ¿Quién necesita eso? El perdón es algo tan hermoso. Entonces disciplina personal en mi vida, rendición de cuentas con otros y cuando pecan quiero estar ahí para levantarlos y también quiero perdonarlos. Inclusive si han pecado contra mí, aun contra mí. Y cuando usted tiene una iglesia que no perdona, usted tiene problemas terribles, problemas terribles.

Por cierto, solo la gente humilde perdona, ¿se acuerda de eso? Solo la gente humilde que no es tan orgullosa como para decir: “Hombre, me hiciste eso, nadie me hace eso a mí.” Pero personas que se humillan y dicen: “Hombre, tú eres más importante que yo, de cualquier manera yo quiero amarte en el amor del perdón.” Pues no hay más para la próxima vez.

Oremos. Padre, te damos gracia por lo que hemos aprendido acerca de las actitudes que quieres en Tu iglesia, obediencia, humildad, amor, unidad, servicio, gozo, paz, gratitud, disciplina personal, rendición de cuentas, perdón. Cosas hermosas que esta iglesia se ha caracterizada por estas cosas. Es un lugar tan maravilloso, personas tan maravillosas, vemos estas cosas en ellos. Gracias, Señor, por el perdón dulce que todos hemos disfrutado en esta congregación. Por la rendición de cuentas maravillosa que se manifiesta de una manera tan maravillosa. Y la disciplina personal que vemos en tantas vidas. Gracias, Padre, por su ejemplo, su patrón. Pero, Padre, simplemente recuérdanos estas cosas y la necesidad de continuar siendo fieles. Y por aquellos que quizás han visto todo esto como un deporte de espectadores, que compras un boleto y ves lo que pasa, Señor, aléjalos de eso. Que conozcan que estas son actitudes que Tú deseas, actitudes correctas fluyendo en medio de la congregación. Y que el espíritu de Dios sea liberado para cumplir el propósito Santo del Salvador para su pueblo redimido. Para que ninguno de nosotros exista en la orilla, sino que esté en el centro, conforme Tú edificas Tu iglesia para Tu gloria. Tan solo por un momento, si es tan amable, mantenga su cabeza inclinada antes de que cerremos y permítame tan solo decir que este sería un tiempo apropiado para que todos nosotros hagamos una oración de compromiso real con el Señor. Un tiempo para decirle: “Padre, deseo disciplinar mi vida. Hago un pacto Contigo en este momento para ser obediente. A pensar en cosas que son puras, a caminar por el camino estrecho y vivir una vida de disciplina personal, pura. A entrar en el área de la rendición de cuentas y ministrar y ser objeto del ministerio de otros. A ser un perdonador.” ¿Puede hacer ese pacto con Dios en su corazón?

Usted ha escuchado a John Mac Arthur, maestro Bíblico de Gracia a Vosotros. Para más información y acceso gratuito a todos los mensajes de John, así como una lista de libros incluyendo La Biblia de estudio, visite la página web en gracia.org. Gracia a Vosotros y el Pastor John Mac Arthur se reservan toda protección y el derecho de autor bajo la ley que esté vigente. La información de derechos de autor está disponible en gracia.org, que incluye instrucciones para limitar la duplicación de este archivo digital. Gracia a Vosotros es una organización sin fines de lucro, dedicada a desarrollar recursos desde las enseñanzas del Pastor John Mac Arthur, las cuales ofrecen la verdad de las Escrituras. Por otra parte, estimado oyente, su apoyo en oración y sus donaciones al ministerio nos ayudan a lograr este propósito para equipar a miles de personas de habla hispana. Si desea hacer una donación u ofrenda puede hacerlo utilizando su tarjeta Visa, MasterCard, Discovery o American Express. Si vive en Estados Unidos o Puerto Rico puede llamarnos al 1-866-5gracia. Esto es 1-866-547-2242 o desde cualquier otro lugar ingresando a nuestra página web en gracia.org. Y de antemano, gracias por su apoyo.

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3/8 – Los sistemas internos, 2ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

3/8 – Los sistemas internos, 2ª Parte

John MacArthur

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Esta mañana tengo en mi corazón el continuar compartiendo a partir de mi corazón con ustedes. Hace varias semanas atrás, sentí la necesidad simplemente de hablar de cosas que creo que son importantes para nuestra iglesia. Y les confieso que esto es algo que el espíritu de Dios ha puesto en mi mente, no tanto como sermón, sino como una pasión.

Y como dije cuando comenzamos, no siempre estoy seguro de cómo lo voy a decir, cómo va a salir, cómo el espíritu de Dios pueda dirigir mi pensamiento para bosquejarlo. Pero realmente creo que es necesario que hablemos de los ingredientes esenciales, los elementos esenciales en una iglesia que horna al Señor Jesucristo.

Dios ha bendecido a esta iglesia. Hay razones por las que lo ha hecho así. Su soberanía es una razón, pero otra es porque Grace Community Church ha estado comprometida, creo yo, a lo largo de los años de su existencia con las cosas correctas. Y con eso quiero decir las cosas de la Palabra de Dios. Y estamos tomando unas cuantas semanas, simplemente para reafirmar esas cosas.

Entonces, para aquellos de nosotros que quizás hayamos olvidado o para aquellos de nosotros que somos nuevos, podemos restablecer en cierta manera en dónde hemos encontrado nuestra fortaleza y nuestra bendición. Y he titulado esta serie breve: “La anatomía de una iglesia”. La anatomía de una iglesia. Hemos tomado la analogía bíblica de un cuerpo y hemos dicho que, básicamente, podríamos reducir el cuerpo a cuatro elementos. Esto no es clínico, esto es simplemente para efectos de analogía. Un cuerpo es esqueleto, sistemas internos, músculos y carne.

Y entonces, es una iglesia la que es el Cuerpo de Cristo. Debe estar el esqueleto, y hablamos de eso en nuestro primer estudio juntos. Y dijimos que hay algunas cosas que bosquejan y forman a la iglesia, sin las cuales sería una masa sin forma. Hay algunas cosas medulares, algunos elementos no negociables, algunos mínimos irreducibles, algunos cimientos. Algunas cosas que conforman el marco, algunas realidades que dan forma y sustancia, que deben estar en el centro mismo de nuestra vida como iglesia.

Y les presenté cinco. En primer lugar, está un alto concepto de Dios. Una iglesia, para ser lo que Dios quiere que sea, debe tener como su enfoque a Dios mismo. Y hay muchos otros enfoques posibles, por así decirlo, pero solo hay un enfoque apropiado y ese es Dios. En otras palabras, conforme nos enfocamos en Dios, todo encuentra su lugar apropiado. No puede haber concesiones cuando Dios es todo en todos. Y todo lo que hacemos es para su Gloria consumada.

Ahora, eso esencialmente es el significado de que lo que usted hace, sea que coma o beba, hágalo todo para la Gloria de Dios. Ese es el enfoque de todo. Y después dijimos, en segundo lugar, la prioridad absoluta de las Escrituras. Porque no podemos enfocarnos en Dios, a menos de que sepamos quién es. Y no sabemos quién es, a menos que entendamos su revelación, la cuál es la Palabra de Dios. Entonces, comenzamos con un alto concepto de Dios y afirmamos la prioridad absoluta de las Escrituras, la cuál revela Dios.

En tercer lugar, estamos comprometidos con la claridad doctrinal. Al ver a Dios a través de su Palabra, extrayendo la verdad de su Palabra. Y después, en cuarto lugar, con la santidad personal, aplicar esa verdad a la vida. Y después, en quinto lugar, la autoridad espiritual. Haciendo que la gente rinda cuentas por vivir esa verdad.

Ahora, estas son las cosas del marco. Alto concepto de Dios, lo cuál significa que estamos totalmente comprometidos con la revelación que Él ha dado de sí mismo. Lo cuál significa que debemos aclararla y presentársela a la gente de una manera práctica, comprensible, para que puedan aplicarla en el asunto de la santidad personal. Y después, traer todo eso bajo autoridad espiritual.

Esas son las verdades que conforman el marco de referencia. Por lo tanto, deben ser predicadas. Deben ser enseñadas, deben ser modeladas y presentadas como un patrón. Y continuamente, necesitan ser reafirmadas y esa es la razón por la que regresamos a esas cosas. ¿Y sabe una cosa? Cuando nos congregamos en el día del Señor y demás, una de las características muy esenciales de eso es una reafirmación continua de nuestros valores básicos. Nos congregamos para reafirmar las cosas con las que estamos comprometidos.

Y cuando nos reunimos en el día del Señor, ¿qué hacemos? Bueno, en primer lugar adoramos en canción y oración. Y en las Escrituras, que ofrecen alabanza a Dios. Y esa es la razón por la que siempre leo los Salmos. O casi siempre. Y después el coro canta grandes verdades de nuestro Dios glorioso. Y los instrumentos tocan para su alabanza, como dice el Salmo 150.

Y todo eso es para cultivar en nuestros corazones y para reafirmar un alto concepto del Dios santo. Y después, detrás de eso viene la Palabra de Dios, porque le damos la prioridad a la Palabra y por eso enseñamos las Escrituras. Y conforme enseñamos las Escrituras, extraemos la verdad o la claridad doctrinal. Y después, en el mensaje, conforme llega una conclusión, aplicamos eso al corazón en donde la santidad personal puede ser la respuesta. Y conforme usted sale de este lugar, esperamos que usted tome ese cuarto paso, la santidad personal. En donde usted sale, lo vive. Y después venimos detrás de eso con pastoreo. Lo cuál es la autoridad espiritual que le da supervisión al rebaño. Entonces, lo que hacemos no es solo hacer lo que se nos antoja, sino que es entrar en una línea coherente con estas realidades irreducibles que hemos afirmado.

Ahora, en segundo lugar y en nuestro último mensaje, comenzamos a ver estas. Y estaremos haciéndolo durante varios mensajes, porque hay varias de estas que quiero enfatizar. Hablamos de los sistemas internos. Un cuerpo tiene que tener sistemas internos. No solo puede tener un esqueleto y músculos, carne. De lo contrario, no tendría vida. Tiene que haber fluyendo en todos los sistemas del cuerpo, y creo que este es el caso en la iglesia. Usted no sólo puede afirmar cimientos doctrinales sólidos, tiene que haber un flujo de vida. Y yo creo que ese flujo de vida son actitudes apropiadas. Actitudes apropiadas. Hay una batalla por la mente. Realmente la hay. Es una batalla por la mente. Porque como el hombre, ¿qué?, piensa en su corazón. Así es. Es una batalla por la mente.

Y entonces, lo que estamos tratando de hacer en el ministerio es que usted tenga actitudes espirituales apropiadas. Cultivar en usted la manera de pensar correcta. Que usted pueda, expresado en términos paulinos, usted pueda ser renovado en el espíritu de su mente. Que usted pueda, como Pablo le dijo a los Filipenses: “Pensad en esto”. Que usted tenga una mente renovada, que usted se vista de la mente de Cristo, que usted piense espiritualmente. Todas esas son frases bíblicas.

En otras palabras, queremos que usted piense de manera correcta. Y siendo honesto con usted, no es cuestión de tratar de controlar su conducta. Es cuestión de tratar de ayudarle a pensar correctamente, lo cuál va a producir conducta correcta. A usted se le podría forzar a hacer cosas correctas, con pensamientos equivocados, y motivos, y razones, y actitudes equivocadas, y todas sus cosas correctas no son nada más que hipocresía. Eso es todo. Simplemente hipocresía.

Y entonces, no nos preocupamos por forzarlo a que se conforme externamente, sino que nos esforzamos por crear dentro de su pensamiento, actitudes espirituales correctas. Y cuando usted piensa correctamente, usted va a actuar correctamente. Entonces, no solo estamos interesados en programas. No solo estamos interesados en actividades. No solo estamos interesados en que usted se conforme a algún tipo de código externo, sino que más bien en cultivar actitudes internas que honran a Dios.

Entonces, debe estar fluyendo en el cuerpo los sistemas. Así debe ser. Y el cuerpo es un todo y es saludable, productivo y dinámico. Y representa de manera apropiada su cabeza, el Señor Jesucristo. Ahora, permítame tan solo repasar lo que dijimos en nuestro último estudio juntos. La actitud más importante y la primera que necesita ser cultivada es la actitud de la obediencia. La obediencia. Es el sine qua non de todas las actitudes. Es la actitud que permea todo. Es la actitud que dice: “Voy a obedecer a Dios a costa de lo que sea”. Es la actitud que no hace concesiones. Es la actitud que dice: “Si Dios lo dice, eso es todo. Lo voy a hacer”. Es la actitud que no negocia con Dios, que no justifica el pecado pero que siempre busca, y únicamente busca, hacer la voluntad del Señor.

Es mejor que el sacrificio, esto es. Es mejor que cualquier acto externo de adoración. Es obediencia interna. Y todas las actitudes correctas espirituales comienzan ahí. Si usted no está dispuesto a obedecer a Dios para comenzar, nada va a ir más allá de eso. Más que dificultad, pruebas, circunstancias negativas.

La segunda actitud de la que hablamos fue humildad. Humildad. Obediencia y humildad. Y eso, básicamente, es la actitud que piensa que el resto de la gente es más importante que yo. Usted es más importante que yo, sus necesidades son más importes que las mías. Sus deseos son más importantes que los míos. Su felicidad es más importante que la mía. Su gozo es más importante que el mío. Su lugar es más importante que el mío. Su reputación es más importante que la mía. Todas esas cosas. Es la abnegación del Señor Jesucristo, quien se humilló a sí mismo, Filipenses, capítulo 2. Esa es una actitud esencial, porque el orgullo es algo tan devastador.

En tercer lugar, hablamos de la actitud del amor. Y el amor es humildad en acción. El amor es simplemente humildad haciendo cosas. La humildad y el amor son inseparables, como pueden ver, porque solo la gente humilde pude amar. Yo no puede entregarme a mi mismo a usted, a menos de que me preocupe usted más de lo que yo me preocupo por mí. Yo no puedo abandonarme a mí mismo a sus necesidades, a menos de que realmente sea humilde. Y entonces, la humildad es una plataforma para el amor. Si la humildad es abnegación, entonces el amor es servicio abnegado. Es el dar de manera abnegada.

Y después, en cuarto lugar, hablamos de la unidad. Cuando usted tiene a personas comprometidas con la obediencia, y usted tiene a personas comprometidas con el amor, porque tienen corazones que son humildes, usted verá el resultado, lo cuál será la unidad. La humildad lleva al amor y el amor lleva a la unidad. Porque en donde la gente se está entregando a sí misma a otras, hay una unidad maravillosa. Usted satisface mis necesidades, yo satisfago las suyas. Y sigue y sigue. Y ese tipo de intercambio es lo que construye una unidad de un corazón, una mente, una alma. De lo cuál habla la Biblia. Pero emana de la humildad. Ese es un asunto tan critico.

Entonces, hablamos de esos primeros elementos. Y quiero leerle una carta que alguien envió en respuesta a esas primeras. Y creo que simplemente, es muy cálida y nos alienta a todos nosotros. Escúchela: “Sus últimos dos sermones acerca de la anatomía de la iglesia me han convencido de pecado. Estoy orando por que Dios use esta serie, porque lleva a cabo una gran obra en los corazones del rebaño en Grace. Esta mañana usted habló de la humildad. Me gustaría compartir cómo el Señor está trabajando en mi vida con respecto a este asunto”.

“A principios del verano, leí un libro escrito por Andrew Murray acerca de la humildad y comencé a orar, pidiéndole a Dios porque me enseñara a ser humilde. Bueno, usted sabe lo que pasa cuando oramos según Su voluntad. Unas cuantas semanas atrás, Él me dio la oportunidad de ejercer todo el conocimiento de las Escrituras que había estado aprendiendo aquí, en Grace. Me ofreció como voluntario con cuatro otras personas de Grace para ir a los basureros en Méjico, para administrarle a la gente que vive ahí. Fue una experiencia que nunca olvidaré”.

“Fuera de las condiciones de vida pobres, la suciedad era lo suficiente como para causarle a usted náuseas, mi trabajo una vez que llegamos ahí era lavar las cabezas de los niños que tenían piojos. Esto fue algo que nunca antes había hecho. ¿Se puede imaginar a veinticinco niños, formados frente a usted, con diferentes niveles de piojos? No por mencionar que no teníamos agua corriente. Simplemente, contenedores de agua que eran usados una y otra vez para todos los niños”.

“Estuvimos afuera, en el sol, y estaba a más de 100 grados Fahrenheit. Conforme estaba ahí, lavando cabeza tras cabeza, mis pensamientos iban de enojo a gozo. Un niño pequeño tenía tantos piojos que tenia llagas en su cabeza. Bueno, debo reconocer que al principio no estaba muy contento por tener que tocar esas llagas. Sin embargo, comencé a pensar en cómo Jesús había lavado los pies de los discípulos y me humillé ahí, delante de Dios, reconociendo que esta necesidad de este niño era mucho más grande que mi comodidad”.

“Aprendí algunas lecciones grandes ese día acerca del sacrificio y considerar a otros más importante que yo mismo. Y oré por que Dios continuara a trabajar en mi vida para enseñarme las cosas que le traerían a Él gloria”.

Bueno, esa es una carta maravillosa. Y esa es la expresión de un corazón humilde. Esas es la expresión de un corazón amoroso. Hace sacrificios para satisfacer las necesidades de otros. Esas son actitudes por las que no hay sustituto. Y si va a haber una vida que está fluyendo en la iglesia, debe haber obediencia, humildad, amor, un sentido de unidad. Ahora, permítame continuar hablando de unas cuantas de estas actitudes.

Llamemos a la quinta, disposición a servir. Disposición a servir. Porque fluye de lo que acabamos de decir acerca del amor y la humildad y demás. Y realmente es otra manera de decir lo mismo. Disposición a servir. Alguien me dijo el otro día: “¿Sabes una cosa? Y ano vamos a tu iglesia, nos hemos ido a una iglesia pequeña que nos necesita”. La gente me dice eso a mí con frecuencia. Y está bien. Quizás el espíritu de Dios los guió, que Dios los bendiga, son personas queridas. Y estoy seguro de que el Señor los llevó ahí.

Pero no es que no lo necesitamos a usted. Digo, vea a todas estas personas. ¿Usted cree que no tienen necesidades? No es que entre más gente tiene, menos necesidad tiene. Lo que la gente parece querer decir es que tienen programas por aquí, y no tienen nadie que esté a cargo de ellos. Y necesitan a personas que les ayuden con el programa. Y eso podría estar bien.

Pero el ministerio no necesariamente está relacionado con programas diseñados con la iglesia. ¿Entendió eso? No es así. Digo, usted podría venir aquí y decir: “Bueno, tenemos la iglesia pero no hacemos nada. No cantamos en el coro, enseñamos una clase o no barremos el piso, lo que sea. No hacemos nada. Vamos ahí y simplemente no sabemos dónde hay una necesidad”. Observe a su alrededor. Todo tipo de personas con necesidades por todos lados. Todo depende de su perspectiva, ¿se da cuenta?

Vaya a 1 Corintios por un minuto, capítulo 4. Y quiero mostrarle algunas Escrituras y después llegar a una conclusión. 1 Corintios 4, y Pablo dice esto: “Así, pues, téngannos los hombres”. En otras palabras, cuando hablamos de emitir un juicio acerca de mí, los que están conmigo, cuando llegamos al punto de decir: “Bueno, ¿quién era este hombre?” Cuando hablamos de escribir mis últimas palabras después de que muera, por así decirlo, cuando hablamos de recitar qué contribución hice, cuando llegue el momento en el que yo sea reconocido, ¿sería tan amable de decir esto?: “Él fue un servidor de Cristo”. Me gusta eso. Puedo pensar por lo menos en media docena de palabras en el lenguaje griego para servidor. De la cuál, él usa la más baja, la palabra             uper ete es juper, significa “debajo de”. Eta es de la palabra remar. Un remero de nivel bajo.

En ese entonces, tenían esos barcos grandes de madera y en la parte de abajo tenían tres niveles. Tres niveles de esclavos que estaban encadenados a sus remos y jalaban esos remos grandes por los mares. Los hombres, en la parte de abajo, eran los remeros de abajo. Pablo dice: “Miren, cuando llegue el momento de evaluar al apóstol Pablo, por favor no nombren catedrales con mi nombre. No me den una ciudad en Minnesota con mi nombre”. Él dice: “No le pongan un nombre a una escuela que lleve mi nombre. No me den un doctorado honorifico”. Simplemente, digan: “Él fue un esclavo de galeón de tercer nivel”. Y gracias a Dios por ello, el jaló su remo.

Siervo. Mucha gente quiere ser una celebridad. Dios quiere gente que jale el remo. En el versículo 2, él dice: “La clave para todo esto es que se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”. Fiel. Usted no busca un remero inteligente que inventó una manera nueva de hacerlo mientras que el resto de la gente se mete en problemas con sus remos. Usted quiere un remero fiel, eso es todo. Que se vea a sí mismo como un siervo, en el versículo 3: “Conmigo es algo muy pequeño, tengo en muy poca estima que yo sea juzgado por ustedes o por el juicio de un hombre”.

¿Qué estás diciendo? No estoy metido en esto buscando su opinión. No estoy haciendo esto para buscar reconocimiento. No estoy sirviendo al Señor Jesucristo para ser juzgado por ustedes, no puedo aceptar su juicio. Y entiendo lo que está diciendo, realmente lo entiendo. Como puede ver, la gente no siempre sabe lo que está pasando adentro. Podrían reconocerlo, alabarlo y puede tener motivos corruptos. Podrían maldecirlo y usted puede tener los motivos más puros en el mundo. Y está luchando en medio de eso con su propia humanidad.

Digo, a veces, realmente, a veces usted predica con todo su corazón y sabe que fue terrible. Le fue mal. Lo hizo mal. Y he tenido esos momentos, y me he ido con lagrimas porque simplemente no hice lo que pensé que honraba a Dios. Y se va y alguna alma querida le dice: “Maravilloso. El sermón más grande que jamás has predicado”. Y usted sonríe y estrecha su mano y le dice: “Gracias”. Y usted sabe que ellos no saben.

Y otras veces, hombre usted simplemente ha estado volando como águila. Y baja y alguien dice: “No te sientes bien hoy, ¿verdad?”. Y usted dice: “¿Qué? Hombre, nunca antes me había sentido mejor”. “No, no, parece como que no estabas bien, como que fallaste”. Después la gente lo critica, lo evalúa, lo alaba, y lo culpa, y lo bendice y lo maldice a usted.

Pablo dice: “Yo no me voy a meter en ese juego. Yo solo quiero jalar mi remo, eso es todo”. Y realmente, no estoy interesado en lo que la gente dice. Él dice: “Ellos no conocen los hechos”. Y me gusta esto, al final del versículo 13: “Ni siquiera yo me juzgo a mí mismo”. ¿Sabe eso? Ni siquiera puedo confiar en mi propio juicio, porque soy tan tendencioso a favor mío. Él dice en el versículo 4: “Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado”. Quizás no esté descubriendo todas las rocas en mi vida. Quizás piense que estoy haciendo lo bueno. Eso no me justifica. El que me juzga es, ¿quién?, el Señor. El Señor.

Y entonces, no voy a juzgar nada antes de ese día cuando Él venga y manifestará las actitudes del corazón, los motivos del corazón. Y cuando Él ve ahí el corazón de un siervo, eso es lo que yo quiero. Entonces, Él nos ha llamado a ser esclavos de galeón, de tercer nivel. Que jalemos nuestro remo, que seamos fieles. Que no tratemos de buscar una reputación, ni siquiera evaluarnos a nosotros mismos de manera favorable. Simplemente, jalar nuestro remo y dejar que el Señor juzgue.

Esa es la razón por la que en Hechos 20, él dice: “Sirviendo al Señor con toda humildad”. Regresamos a esa humildad. Estas cosas están íntimamente ligadas. De hecho, usted simplemente podría tomar cualquiera de estas actitudes y si usted ha cultivado esa actitud en su vida, el resultado sería el resto de estas actitudes que tendrían que ocurrir. Usted no puede tener amor sin humildad. No podría tener humildad sin amor. Usted no podría tener unidad verdadera en la comunión sin amor y humildad. Usted no puede servir verdaderamente con el corazón de un siervo, sin amor. Usted no podría servir verdaderamente con el corazón de un siervo sin amor. Y usted no podría ser un siervo con el corazón de un siervo sin humildad. Todo está íntimamente ligado. Es como si el Señor estuviera hablando del mismo asunto desde diferentes ángulos. Y si Él tan solo pudiera hacer que nos aferráramos a uno, y nos concentráramos en eso, lo demás encontrará su lugar apropiado.

Dice usted: “Bueno, ¿qué quieres decir con una disposición a servir?”. Simplemente quiero decir esto. No estoy hablando de programas de la iglesia. Acompáñeme a Romanos, capítulo 12, por un momento. Hemos hablado de motivo, ahora hablemos de función. En Romanos 12:4, retomamos esta analogía del cuerpo de nuevo, y dice: “Así como tenemos muchos miembros en un cuerpo y todos los miembros no tienen la misma función, entonces nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Teniendo entonces diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, puede tenerse ahí”.

Entonces, tenemos este cuerpo, ¿verdad? Y el cuerpo tiene miembros diferentes, como un cuerpo humano. Y la iglesia es igual. Cada uno de nosotros tiene dones diferentes. Y después, Él demanda de nosotros: “Si usted tiene dones de profecía, entonces profetice. Si de ministerio, entonces ministre de enseñanza, entonces enseñe. Si de exhortación, entonces exhorte. Si de dar, entonces de. Si de administración o si de guiar, hágalo con diligencia, mostrando misericordia, hágalo con gozo”. En otras palabras, él dice: “Adelante, hombre, no necesitas un programa”. Si eres un creyente, tienes una capacidad dada por Dios para administrar y necesita fluir de tu vida.

Y puede ser dentro de una estructura. Gracias a Dios, esa es un amanera maravillosa. Puede ser muy, muy personal, pero un creyente que no está administrando es una contradicción de términos, porque un creyente es alguien que es morado por el espíritu de Dios, capacitado por el espíritu de Dios para servir. Y no servir, es crear un cuello de botella en algún lugar.

Y venir a una iglesia y decir: “Bueno, vine ahí, pero tienen a todas esas personas y realmente no sé dónde puedo servir”. Escuche, hombre. Si usted está lleno del espíritu de Dios, Él quiere cultivar a través de usted a un ministerio que es absolutamente esencial. Ahora, aquí él usa la palabra profecía y después habla acerca del ministerio. Esos son términos muy amplios. Enseñar, muy amplio, exhortar, dar, gobernar, mostrar misericordia, muy amplios. Eso, ralamente, no son cosas pequeñas, estrechas, aisladas, sino que son categorías. Dentro de la categoría de dar hay todo tipo de maneras de dar. Dentro de la categoría de mostrar misericordia hay multitud de maneras de mostrar misericordia. En la categoría de predicar y enseñar hay multitud de maneras de predicar y enseñar y estilos y demás.

El punto es este, estas son categorías de dones y en su vida y en a mía el Señor ha mezclado, de todas esas categorías, una mezcla perfecta y nos ha dado un don que es nuestro de manera única. Y es la mezcla perfecta de esas categorías de don. Hay otras enlistadas en 1 Corintios 12, también. Entonces, las veo como categorías y a partir de ellas, el Señor toma una dimensión y las mezcla unas con otras y otras. Yo veo mi vida misma y digo: “Obviamente, Dios me ha llamado a predicar y enseñar, y a guiar, y a exhortar, y a demostrar el don de conocimiento, quizás”. Entonces, Él ha tomado esto y aquello y esto y Él los mezcla, de tal manera que cada uno de nosotros se vuelve un copo de nieve espiritual. No hay dos iguales.

Y si usted no funciona, si usted no sirve de la manera simple que usted pueda, no es la actitud que Dios quiere. Y entonces, es fácil generar una especie de actitud espectadora y no es así. Esta iglesia nunca ha estado contenta con ella. Me acuerdo años atrás, cuando la revista Moody Monthly promovió un artículo de nuestra iglesia. Lo publicó y todavía estábamos en la capilla. Pero tenemos a gente que estaba por todos lados y querían hacer un artículo de nosotros. Y realmente, no los conocía en esos días. Fue mucho tiempo antes de que hubiera yo escrito libros para Moody Press y demás. Y salieron. Y luego el Sanders hizo un artículo de nuestra iglesia, después de estudiarla, y evaluarla y entrevistar a personas. El título del artículo fue: “La iglesia con novecientos ministros”. Porque teníamos a novecientas personas en es época y él dijo: “Todo el mundo está sirviendo”.

Teníamos menos programas de los que tenemos ahora, en términos de programas formales, pero todo el mundo estaba sirviendo, Lo estaban haciendo. Simplemente, lo estaban haciendo, administrando con sus dones. La gente llamaba y decía: “¿Hay alguien en el hospital a quien yo pueda visitar, pueda ayudar? En el cunero, ¿puedo ir ahí? ¿Y ayudar a esas queridas damas que están persiguiendo a esos pequeños por todos lados en la alfombra? ¿Pudo mover sillas, puedo limpiar baños, puedo lavar ventanas? Simplemente quiero usar el don que ayuda. ¿Hay un lugar en el que puedas usar a alquilen que quiera enseñar? Me encantaría aprender, si me enseña. ¿Hay un lugar donde pudiéramos colocar a alguien que quiera alcanzar a la gente con el Evangelio? Me gustaría ayudar”.

O llegábamos a escuchar: “Hombre, tenemos un ministerio aquí y es maravilloso. Y Dios lo está bendiciendo, estamos usando nuestro dones, Gloria a su nombre y demás. Así debe ser en la iglesia. Quizás, cuando crece, todo el mundo cree que alguien más lo va a hacer. Pero entre más crece, mayor es la necesidad. Y simplemente necesitamos a más personas que se involucren.

Pero no es solo eso, no es que necesitamos hacer algo para “construir a la iglesia”, o cubrir con alguna meta de un programa. Si usted es cristiano y usted está en el cuerpo de Cristo, usted tiene que estar haciendo su parte. SI usted quiere conocer gozo, si quiere conocer la bendición, si quiere ser obediente, hay tantas necesidades. Simplemente comience a usar sus dones. No importa. Usted no tiene que analizar su don. Quizás nunca sepa cuál es. No se cuál es mi don, fuera de que se que debo predicar, enseñar, hacer unas cantas cosas. No necesito catalogarlo. No necesita una impresión de computadora para saber cuál es su don. Eso es ridículo, la computadora no sabe.

Me he estado viendo por mucho tiempo y no estoy seguro de cuál es la manera en la que Dios me ha mezclado. ¿Cómo ha mezclado todo esto? Básicamente, sé que la manera en la que entiendo mi don es que cuando comienzo a ministrar, y simplemente volteo y miro atrás, y digo: “Ah, eso es lo que hago”. Y cuando usted entra al flujo del ministerio y el poder del Espíritu de Dios, usted va a ver lo que Dios va a hacer a través de usted.

¿Y sabe una cosa? No hay necesidad. No hay fin para la necesidad. Acabo de oír el otro día que el setenta por ciento de la gente de más de dieciocho años de edad, en el Valle de San Fernando, son solteros. ¿No es eso increíble? Muchos hogares simplemente están desmoronándose, ¿no es cierto? Setenta por ciento. Esta es la época de los divorcios, de los padres solteros. Hablamos de necesidades, hombre, tenemos necesidades. Hay necesidades por todos lados. Hay necesidades por todos lados en nuestra iglesia.

Y voy a decir otra cosa acerca de los solteros, mientras que estoy hablando de esto. Creo que a veces los solteros piensan que lo único en la vida para ellos es casarse. Permítame decirle algo, ustedes tienen una alternativa, algo mejor que eso, lean 1 Corintios 7. Pablo dice que sólo se casen si tienen que casarse. Digo, si no pueden salirse de la opción. Y si no tienen el don de soltería y simplemente están ardiendo, y simplemente tienen que casarse, cásense. Pero hombre, si pueden quedarse solteros, quédense solteros. Yo creo en nuestra iglesia que los solteros proveen probablemente el recurso más grande para el ministerio espiritual, porque no están siendo estorbados por nada.

Dice, en 1 Corintios 7:35-36, todo eso del 32 en adelante, que la gente soltera se preocupa por las cosas del Señor. La gente casada se preocupa por la familia, sus esposas, sus cónyuges, y todas las cosas necesarias que tienen que cuidar. No está mal eso. Es simplemente que si usted puede ser soltero, disfrútelo y piense en todos los solteros que necesitamos alcanzar.

Escuchen, hay muchas cosas. Simplemente cultiven el ministerio que Dios ha colocado en su corazón y para el que Dios lo ha dotado. O quiero tan solo presentarle a dos personas, que son de mis favoritos, que son un poco oscuros. Colosenses 4:12. El nombre de este hombre es Epafras. Epafras, escuche esto. Me encanta. Dice: “Epafras, quien es uno de vosotros”, ¿no es eso bueno? ¿Quién es? ¿Un doctor en filosofía? ¿Un doctor en divinidad? ¿Un doctor medico? ¿Un ingresado de seminario Phi, Beta, Kappa? No, no. ¿Ordenado? No, no. “Epafras, quien es uno de vosotros”. Simplemente, personas. Gracias a Dios por él. Él es “un siervo”, ¿de quién?, “de Cristo”. ¿No es eso maravilloso?

Digo, pensé en eso hace años atrás. Pensé que sería algo maravilloso colocar en la tumba de alguien que simplemente fue un cristiano amado, maravilloso. Simplemente, digan su nombre. Uno de nosotros, un siervo de Cristo. Simplemente, uno de nosotros. Es un llamado muy elevado. Él lo saluda. ¿Cuál fue su ministerio? ¿Gran predicador, gran orador? No, no. ¿No, cuál fue su ministerio? Oh. Él siempre ha estado laborando al punto de quedar agotado de manera apasionada por vosotros en oración. ¿No es eso bueno?

Dios, danos más Epafras. Algunos Epafras. Él es suplemente uno de ustedes. Él le dice a los Colosenses: “Simplemente, uno de ustedes y siempre está orando de manera apasionada”. Entonces, ¿por qué está orando? Él está orando porque puedan ser perfectos y perfectos en toda la voluntad de Dios. Aquí hay un hombre que lleva en su corazón la carga del desarrollo espiritual de todo el mundo. Yo creo que este es el don de fe. El don de la fe está ligado a la oración. Aquí hay un hombre con el don de la fe y no sé qué otros dones estaban mezclados ahí. Pero digo, él simplemente lo ejerció. Él no necesitaba un programa organizado. Él simplemente se puso de rodillas y se quedó ahí. Oró. Oró.

Hay otro hombre, en Filipenses 2:25. Su nombre, noten, es cercano al que acabamos de ver. Epafrodito: “Mi hermano y colaborador, en trabajo, con siervo, pero vuestro mensajero”. En otras palabras, ustedes me lo enviaron. ¿Y qué hace? Oh, él ministró a mi necesidad. ¿Qué era? Él era un compañero. ¿Sabe cuánto valor tiene el tener un compañero? ¿Sabe lo que significa simplemente tener a alguien cuando usted está en la batalla? Simplemente, ser un amigo amado. Alguien que pueda tomar la espada y pelear con usted. Muchas personas necesitan eso. Y él ministró a mi necesidad. Él anhelaba estar con ustedes. Él estaba muy cargado porque ustedes oyeron que estaba enfermo.

Dogo, esto es increíble. El hombre está molesto. Él está cargado, tiene un corazón cargado. ¿Por qué? Porque él sabe que su iglesia se enteró de que estaba enfermo. Él piensa que van a estar tristes por ello. Y él está tan triste porque están tristes, porque él está enfermo. Él no está tiste porque él esté enfermo. Él está triste porque están tristes, porque él está enfermo. Qué hombre. Él no está regresando del campo diciendo: “Oren por mí, estoy enfermo”. ¿Se dan cuanta? Él está triste porque ellos están tristes, porque él está enfermo. Qué relación tan amorosa estas personas debieron haber tenido, ¿verdad? Y él estaba enfermo.

Versículo 27: “Él estaba tan enfermo que casi murió”. Él se enfermó y casi murió. Dice usted: “Bueno, ¿cómo se enfermó?”. Oh, versículo 30: “por la obra de Cristo él casi murió”. Él estaba tan ocupado tratando de proveer su servicio a favor mío. No sé. Creo que cuando lleguemos al Cielo, gente como esta va a sobresalir. Vamos a tener que buscar mucho para encontrar algunos de los que conocimos mejor. Gracias a Dios por él.

Entonces, en el versículo 29, él dice: “Recibidle”. Se los estoy enviado. Simplemente, “recíbanlo y tengan en alta estima”. Oh, pero ¿qué hizo?. Oh, él fue un compañero. Él fue un ayudante. Como pueden ver, es cuestión de ser espontáneos. Es cuestión de lo que hay adentro. Si usted tan solo tiene una disposición para servir, simplemente va a salir. Digo, si usted siempre está sentado allá atrás, diciendo: “Bueno, no quiero involucrarme en eso, no sé si me van a aceptar, no sé cómo va a ser trabajar con ellos”. Usted podría jugar así todo el tiempo que quiera, o simplemente servir. Servir.

Permítame darle otro. Gozo. Gozo. Esa es la sexta actitud espiritual interna. En nuestras reuniones en las ultimas noches, Ken Poor simplemente estaba hablando de este asunto del gozo. Disfrutamos de un gran tiempo pensando en esto, hablando de esto. Y disfrutamos mucho de esto, creo también. ¿Qué queremos decir con gozo? Bueno, el gozo es algo así como una exuberancia externa. Es la respuesta del corazón, el alma, la mente, el cuerpo, la persona entera a la relación con Jesucristo. Y una de las cosas que nos hemos esforzado por cultivar en esta iglesia es gozo.

Hay una seriedad en la Palabra de Dios. Oh, claro que la hay. Hay una seriedad en tratar con el Dios infinitamente santo y sabio, soberano, con quien tenemos que ver. Hay una gran seriedad en luchar en medio de las presiones terribles y ansiedades de la vida y la muerte. Y todo lo que la humanidad trae a nuestra vida. Hay muchas cosas que nos traen dolor, pero al mismo tiempo estamos llenos de gozo. Y ese es un entusiasmo del alma profundo. De que todo está bien. Y en últimas, todo va a ser glorioso.

Yo creo que el gozo viene de la Palabra de Dios. Yo creo que, conforme estudiamos la Palabra de Dios, conforme obedecemos la Palabra de Dios, el gozo es nuestro. “Estas cosas os he escrito”, 1 Juan 1:4, dice: “para que vuestro gozo sea”, ¿qué?, “cumplido”. Y el reino de Dios, dice en Romanos, es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Jesús dijo que él vino a darnos gozo. Pablo dice: “Regocijaos siempre. De nuevo digo regocijaos”. Y yo estoy convencido que el gozo está ligado a este asunto entero de una disposición a servir. Yo veo a gente involucrándose en cosas del Señor y haciendo cosas y usando sus dones. Y hay gozo. ¿Por qué? Porque el gozo viene en entregarse a sí mismo a otros. A otros.

La gente que es introspectiva, bueno, tratan de recogerlo todo, tratan de recibirlo todo y satisfacer sus propias necesidades. Y resolver sus propios problemas. Y satisfacer sus propios deseos. Se vuelven personas que se contemplan a sí mismos y se vuelven seres humanos miserables. Es la gente que entrega su vida, que está llena de gozo. Y queremos una iglesia que está llena de gozo.

Digo, me emocionan cosas. Y no dejo que las cosas roben mi gozo. Peleo por mantener mi gozo. Algunas personas tratan de robarse mi gozo. Así es. Vienen y dicen: “John, tenemos un verdadero problema aquí. Muy serio, muy serio”. Yo digo: “Bueno, ¿qué es?”. Y me hablan de algo pequeño, usted sabe, algo que no es nada. Y yo simplemente digo: “Bueno, simplemente tendremos que ver si el Señor no va a resolver ese problema. Haremos lo que podamos”. Y algunas veces vienen y tienen un problema, que es un problema grande. Y simplemente he cultivado en mi propio corazón, simplemente algo que cultivo, que cuando tengo un verdadero problema, serio, instantáneamente reacciono diciendo: “Eso es realmente emocionante. Hombre, eso es maravilloso. Muchas gracias, estoy tan emocionado por ese problema”.

Algunos de ustedes, que han estado cerca de mí, saben que eso es lo que he estado diciendo: “Hombre, me da tanto gusto saber eso. Qué problema tan maravilloso”. Me ven, usted sabe, como que mi elevador no llegó al piso de arriba. Pero, como puede ver, si yo sé cuál es el problema, estoy un paso adelante, ¿verdad? Porque yo conozco al que resuelve los problemas. Pero si no sé cuáles son los problemas, realmente estoy en problemas. No tengo ningún problema si sé dónde están los problemas. Tengo gozo porque conozco al que resuelve los problemas.

Usted puede perder su gozo. Usted puede comenzar a buscar el montón de estiércol en toda pradera  si usted quiere. Usted puede vivir así. Digo, simplemente es una decisión, es una decisión que usted toma. Yo escojo estar gozoso. Yo escojo estar feliz. Yo escojo ser entusiasta. Yo escojo estar emocionado por lo que Dios está haciendo. Y no me importa lo que usted me diga, no va a afectar. Si yo puedo enfrentarlo en la fortaleza del espíritu de Dios, porque yo creo que la Biblia me manda regocijarme siempre. Y de nuevo, digo, regocijarme.

Y entonces, yo le digo a mi espíritu: “Regocíjate, MacArthur, regocíjate”. Regocíjate en el Dios que te redimió y te ama, a pesar de ti mismo. Regocíjate porque algún día vas a irte al Cielo. Claro que tienes problemas. Pero algún día vas a llegar al Cielo, vas a tener una congregación de personas perfectas. Van a tener un predicador perfecto y ya ni siquiera se van a necesitar el uno al otro. Así que vas a poder despedirte de la iglesia. Y todos se van a poder ir a casa.

Escuche, no deje que nadie se robe su gozo. Y si usted no tiene el gozo del Señor es porque está viendo las cosas equivocadas. El gozo está disponible. Podemos regocijarnos en cualquier cosa. Vamos a hablar de eso en esta noche. Todas las cosas son para bien, por lo tanto todo lo que viene es una fuente de gozo. Nunca he visto a personas que estén más felices que cuando saben que han resuelto un problema. Usted no puede llegar a ser así de feliz si usted no tiene un problema para comenzar.

Vamos a hablar de una sexta actitud. Paz. Paz. Esa es una palabra hermosa, ¿no es cierto? Paz. “Mi paz os dejo. No como el mundo la da. No se”, ¿qué?, “no se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo”. Jesús vino a darnos su paz. 1 Corintios 7:15, dice: “Dios nos ha llamado a paz”. “Y la paz de Dios llenará vuestros corazones”, Filipenses 4 dice. “Vivid en paz”, 2 Corintios 13:11. “Estad en paz entre vosotros”. 1 Tesalonicenses 5:13, “Paz. Si el gozo es la exuberancia externa, la paz es el contentamiento interno”.

Y cuando usted ve a personas que vienen al Señor, hablan de gozo y paz. ¿No es cierto? El gozo del Señor, y su paz profunda establecida. Paz. En otras palabras, es esa satisfacción interna que dice: “Todo está bajo control”. Todo está bajo control. Ahora, si eso no es verdad, hay pecado en su vida. Pero cuando usted está enfrentando el pecado y está andando en el espíritu, no importa lo que pase, hay paz. Nunca debemos permitir que alguien quite nuestra paz.

A lo largo de los años de ministerio aquí, hemos tratado de cultivar en el corazón una actitud de paz. Una actitud de reposo, una actitud de confianza en Dios. He estado derramando mi alma durante semanas, ahora, en Romanos, capítulo 8, tratando de mostrarle que está seguro en Jesucristo y que el resultado de ese tipo de seguridad es un sentido de reposo profundo. Paz. Paz del alma.

No hay razón por la cual debe estar turbado. No hay razón por estar ansioso. Esa es la razón por la que Pablo dice: “Por nada que estéis afanados”. Nada. Que la paz de Dios gobierne su alma. Todos nosotros somos probados en ese punto. Claro. Y no vivimos de manera perfecta, en paz. Pero es una actitud que debemos tener. Una actitud de paz.

Permítame darle un corolario, y esto es lo que realmente quiero enfatizar. Podríamos decir mucho acerca de la paz misma. En Mateo, capítulo 5, Nuestro Señor dijo: “Bienaventurados los”, ¿qué?, “pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Los cristianos deben ser pacificadores. Amados, ustedes no podrían hacer algo más maravilloso para el reino de Dios, la iglesia de Jesucristo, que ser pacificadores. Que cosa tan maravillosa.

La naturaleza humana tiende a buscar el conflicto, ¿no es cierto? Simplemente, así como Job lo dijo: “El hombre nace para la aflicción así como vuelan las chispas hacia el aire”. Digo, la vida simplemente está llena de chispas, conforme la gente frota contra otras. Conflictos. Simplemente, sucede. Suceden personalidades, sucede simplemente continuamente. Y lo que porfiamos hacer que simplemente seria maravilloso es ser pacificadores. No fomenten la ansiedad. Suavícela.

Digo, yo oigo cosas. Alguien dice: “Bueno, ¿sabes qué? Algo está mal en Grace Church”. Hombre. Está pasando esto aquí. Y alguien más lo oye, y alguien más. Y de pronto viene esta gran ola, usted sabe, y me inunda. Y yo digo: “Espera un momento, creo que está un poco exagerado”. Y en lugar de que alguien, a lo largo de este proceso, sea un pacificador, tenemos esta fila de personas que en lugar de hacer la paz, están causando problemas. Y todos hemos sido parte de esto en algún momento. Todos caemos en esto.

En algún lugar en nuestros corazones tiene que haber ese compromiso con esa actitud que dice: “Estoy en paz, todo está bien, Dios está en control, Él todavía está en su trono. Voy a ser un pacificador”. Oh, qué cosa tan hermosa. Sé un pacificador. Sé un pacificador. Cada vez que usted tenga la oportunidad de enfrentar un conflicto, haga la paz. Reconcilie a dos partes para que puedan abrazarse la una a la otra. Sea un pacificador. No adopte una postura contra esta persona por acá. Trate de encontrar lo que es bueno en esta persona, bueno en esa persona. Elimine las coas que están mal en base a lo usted puede ver que está bien acerca de eso. Cultive relaciones apropiadas y sea un pacificador. Comience su propia familia.

¿Sabe una cosa? Hay algunas cosas, caballeros, que usted puede decir que van a hacer que su esposa salga de órbita. Y usted lo sabe. No diga esas cosas. ¿Por qué va a hacer eso? ¿Sabe una cosa? Hay algunas veces, en nuestra familia, cuando estoy bien. Mi esposa cree que estoy mal algunas veces, pero estoy bien. Algunas veces estoy mal, pero algunas veces estoy bien. Y hay algunas veces, cuando ella piensa que estoy mal, pero estoy bien, y Dios y yo quizás seamos los únicos que sabemos eso, pero estoy bien. Pero no voy a afirmar eso, porque eso no contribuye a la paz. No voy a hacer concesiones en convicciones, pero ciertamente no voy a defender mis derechos si no llevan a la paz. Porque la paz me es más importante que mi propia voluntad y hacer lo que yo quiero. No me es más importante que hacer lo que Dios quiere.

Y esa es la razón por la que voy a pelear algunas batallas continuamente contra aquellos que niegan la verdad de Dios. Pero voy a hacer la paz con aquellos que están en su familia. Debemos ser pacificadores. Oh, si tan sólo pudiera usted entender estas cosas. Cuán simple se volvería la vida. Una más, gratitud. Y estas son tan obvias. Esto es simplemente repaso. Estas son cosas tan básicas. “Dad gracias en todo”, 1 Tesalonicenses 5:18. Dad gracias en todo. “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros”.

La gente tropieza por tratar de encontrar la voluntad de Dios, busca la voluntad de Dios. Creen que Dios es un conejo de Pascua universal, quien ha escondido en los arbustos su voluntad y dice: “Más caliente, más caliente, te estás acercando”, conforme están buscando la voluntad de Dios. Acabo de leer un libro de cuatrocientas veinticinco paginas de cómo encontrar la voluntad de Dios. Encontré la voluntad de Dios en 1 Tesalonicenses 5:18. “Dad gracias en todo”. Tres palabras, simplemente estaré agradecido. Simplemente, esté agradecido.

La gente dice: “Oh, si  tan sólo tuviera un mejor trabajo. Si tuviera una mejor esposa, un mejor marido, una mejor familia, tuviera una mejor situación, un mejor auto”. Mejor esto, mejor aquello. Si no tuviera todos estos problemas. Todo. Esté agradecido. La gratitud es lo más poderoso en su vida. Si usted puede llegar a cultivar un corazón agradecido, usted puede resolver muchos problemas. Lo único que tiene que hacer es, continuamente estarle ofreciendo a Dios gratitud y alabanza y eliminará todos sus problemas. Usted simplemente ya no ve eso.

Digo, eso es lo que el salmista hizo. Él se metió en un problema, él estaba escondiéndose en algún lugar, debajo de una roca porque teme que Absalón lo va a matar. Digo, ¿este es David, verdad? Él no tiene a nadie que lo defienda. Está ahí afuera en el desierto, solo. Absalón está tratando de quitarle el trono. Él lo está persiguiendo en el desierto y él está sentado bajo una roca y él está clamando: “Oh, Dios, Oh, Dios”. ¿Por qué prosperan los impíos? ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Hasta cuándo Jehová voy a estar aquí? ¿Por qué no entras y los destruyes? Y sigue, y sigue. Y finalmente, él comienza a pensar acerca de lo que Dios ha hecho. Y él comienza a recitar todo. “Dios, oh Señor, tú hiciste esto, Señor, tú hiciste aquello. Señor, tú estás tan elevado, tú eres tan poderoso, tú eres tan glorioso. Oh, Señor, te doy gracias por esto, te doy gracias por aquello”.

Y cuando llega al final del Salmo, Señor, eso es maravilloso. Él simplemente está totalmente liberado, él está bajo la misma roca, Absalón está haciendo lo mismo, nada más que él ha cultivado una perspectiva totalmente diferente. Y si usted tiene problemas, usted está quejándose todo el tiempo, no tiene nada que ver con sus circunstancias. Tiene que ver con su incapacidad de estar agradecido por las cosa que Dios está haciendo, que son positivas.

Cultive la gratitud. Que sus labios estén llenos de alabanza. En el Salmo 30:4, dice que “deberíamos estar agradecidos por recordar la santidad de Dios”. En el Salmo 106:1, “debemos estar agradecidos por la bondad y misericordia que él nos da”. En 2 Corintios 9:15, “deberíamos estar agradecidos por el don de Cristo”. En Apocalipsis 11:17, “deberíamos estar agradecidos por el poder de Cristo y el reino venidero”. En 1 Tesalonicenses 2:13, “debemos estar agradecidos por la recepción y la obra eficaz de la Palabra de Dios”. En Romanos 7:23-25, “debemos estar agradecidos por el hecho de que Cristo nos ha librado del poder del pecado que mora en nosotros”. En 1 Corintios 15:57, “debemos estar llenos de gratitud porque se nos ha prometido la victoria sobre la muerte y la resurrección”.

En Daniel 2:23, Daniel estaba agradecido por sabiduría y fortaleza. En 2 Corintios 2:14, “debemos estar agradecidos por el triunfo del Evangelio”. En Romanos 6:17, “debemos estar agradecidos por la conversión de otras personas”. En Romanos 1:8, “debemos estar agradecidos por la fe mostrada por otros”, como Pablo lo estaba. Y en 2 Tesalonicenses 1:3, “Él estaba agradecido por el amor que vio en otros creyentes, por el trabajo duro por causa del reino”. En 1 Corintios 1:4, “Él estaba agradecido pro al gracia concedida a otros”. “Él estaba agradecido”, en 2 Corintios 8:16, por el Cielo, por Cristo que él vio en las vidas de otros”.

Digo, usted simplemente cultive y cultive la gratitud. En lugar de estar por todos lados quejándose por lo mal que están las cosa, diga usted: “Bueno, no estoy agradecido pero mi circunstancia”. No, no son sus circunstancias. Como pude ver, la razón por la que no está agradecido es muy simple. La razón por la que no está agradecido es porque no cree que usted recibe lo que merece. Es correcto. Y si usted recibiera lo que merece, usted estaría en el infierno. Así que elimine eso. Usted no quiere lo que merece. Usted ni siquiera quiere lo que usted quiere, a menos de que usted sepa que Dios lo quiere para usted. Esté agradecido. Tantas cosas. Cultive la gratitud. Eso va a quitar lo agrio de su vida.

¿Estas son cosas simples, no es cierto? Gratitud, paz, gozo, disposición a servir, unidad, amor, humildad, obediencia. Escuche con atención. Lo que voy a decir podría sonar como herejía, pero no es así. Aquí hay ocho cosas que le acabo de dar. Ahora escuche. Podría tomar cualquiera de ellas, simplemente cualquiera de ellas, y si eso estuviera reinando de manera suprema en su vida, el resto estarían también ahí.

Simplemente, tome la obediencia. Usted tiene una actitud de obediencia, se encarga de todo. Tome la humildad. Si usted es humilde, verdaderamente humilde, abnegado, entonces va a amar y va a encontrar entonces unidad. Y si usted ama sí, usted va a servir y a partir de ese servicio va a salir gozo. Y de ese servicio y ese amor, un sentido profundo de paz. Y cuando usted tiene un sentido profundo de paz y un sentido profundo de gozo, y su vida está llena de servicio significativo, usted va a ofrecerle a Dios, ¿qué?, gratitud.

Tome el amor. Si su vida está dominada totalmente por el amor, ¿que va a pasar? Bueno, en primer lugar, si me amáis, guardaréis, ¿qué?, mis mandamientos. Entonces, si usted simplemente ama a Dios, usted va a obedecer todo. Y si usted simplemente ama a Dios, usted va a ser humilde, y usted va a encontrar unidad. Y a partir de ese gran amor va a venir servicio, y gozo, y paz, y gratitud. Porque va a agradecerle al que usted ama, ¿no es verdad?

Y si usted está gozoso, usted va a tener paz en su corazón. En esa relación de amor contenta que tiene. O usted tan solo, usted podría tomar la unidad. Digo, si usted realmente buscara tener un corazón y una alma unido con todo creyente. Hombre, lo voy a decir una cosa. Eso, para hacer eso, usted va a tener que expresar amor, y humildad y obediencia. Es todo. No importa. Digo, es casi como si el Señor estuviera diciendo: “Mira, te estoy dando unas ocho mil maneras de ver esto, simplemente, escoge la que quieras”.

Es como Gálatas 5 dice: “Más el fruto del espíritu. No fruto, sino fruto, es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”.  Usted tiene todo o nada. Usted no puede decir: “Bueno, mi vida está llena de amor, amor verdadero de Dios, amor generado por el Espíritu Santo. Nd amás que soy miserable. No tengo gozo en mi vida”. No, no. La vida llena de amor va a ser gozo, y paz, y paciencia, y benignidad.

Digo, simplemente viene todo. ¿Se da cuenta? O digamos que usted simplemente decidiera que va a estar gozoso. Usted simplemente va a cultivar el gozo. A partir de su gozo, va a venir gratitud, y paz y servicio. Digo, ¿se da cuenta de lo que estoy diciendo? Entre en cualquier punto. Bueno, yo creo que entendemos la exhortación. Permítame ofrecerle una palabra de reconocimiento.

Alabo a Dios continuamente porque ustedes son obedientes. Y no estoy diciendo que no lo son. Y son humildes y amorosos. Y tienen una unidad hermosa. Una disposición a servir, gozo, paz. La gratitud definitivamente está en sus vidas. Lo veo. Alabo a Dios por ello. Los felicito, lo reconozco. Pero solo les recuerdo que deben reforzar esto en caso de que esas cosas quizás hayan bajado un poco.

No es que no tenemos esas cosas, las tenemos. Necesitamos más de esas cosas buenas que tenemos, ¿verdad? Y necesitamos a más personas que estén viviendo esto al máximo nivel posible. Y quiero cerrar con una carta que creo que es una bendición maravillosa. Y creo que usted también lo pensará.

Escuche: “Hoy cumplimos un años de aniversario de estar en Grace Community Church. Salimos en fe de nuestro hogar en Fort Lauderdale, en Florida. Saliendo del oeste para asistir a Grace Church ha sido el año más emocionante en la vida cristina de nuestra vida. Es como mudarnos a California buscando el oro, nada más que no es oro corruptible lo que estamos buscando, sino una riqueza incorruptible en la Palabra de Dios que está disponible de una manera tan abundante en Grace Church”.

“Aunque verdaderamente estábamos creciendo en la Palabra de Dios a través de su ministerio de radio que nos ha bendecido tanto, sentimos que era el momento de entregarnos a nosotros mismos en un ministerio de servicio para ayudar al cuerpo de Cristo a crecer e Grace Church”. ¿No es eso maravilloso?

“Mi marido y yo estamos involucrados en el ministerio de estudios. La misión de rescate, de unión, como también sirviendo en la recepción, como usted sabe. Y verdaderamente es un gozo ser parte de la iglesia que Cristo está edificando, sirviendo. Y sacando de ello”, ¿qué?, gozo”.

“También estoy abrumada al ver cómo la gente que trabaja ahí nos han ayudado, no solo ha crecer en el Señor, sino a satisfacer nuestras diferentes necesidades, tales como alimento y comida. Y ayudarnos a encontrar un hogar cuando llegamos aquí por primera vez. Nunca me he sentido sola durante nuestras pruebas porque los Santos fieles en Grace realmente han llevado nuestras cargas cuando estábamos en necesidad”.

“Y el Salmo 34 ha llegado a ser muy especial para toda nuestra familia. Cuando estuvimos en necesidad, clamamos al Señor y Él nos oyó. Y nos libró de todos nuestros temores a través de los Santos amados en Grace Church. Y hemos gustado y visto que el Señor es bueno. Y verdaderamente estamos felices porque hemos confiado en él de manera plena. No tenemos nada más que alabanza a Nuestro Señor por cómo Grace Church nos ha ministrado a través de sus Santos”.

“Tanto financiera como espiritualmente. Muchas gracias por amar a su congregación tanto como para enseñarles la Palabra de Dios. Y enseñarles a cómo aplicar las Escrituras a sus vidas diariamente. Nos acordamos sin cesar de su obra de fe y labor de amor y paciencia en la esperanza de Nuestro Señor Jesucristo, ante Dios, Nuestro Padre”.

¿Qué tipo de iglesia puede tener ese impacto? ¿Qué tipo de iglesia se necesita para tocar una familia así? Esa es solo una de muchas. Una iglesia que tiene las actitudes correctas. Actitudes correctas de corazón, como amor, humildad, servicio, gozo, paz, gratitud. Todas esas cosas. Esas son las cosas que cambian una iglesia. Y una iglesia así es lo que cambia un mundo.

Bueno, oremos. Padre, hemos venido esta mañana con corazones llenos de expectativa de que Tú vas a encontrarnos. Te adoramos. Levantamos tu nombre en nuestras canciones y alabanza y en nuestros corazones. Hemos visto tu Palabra y te hemos oído hablar. Y nuestras almas han sido convencidas de pecado. Queremos conformarnos más, querido Señor, con ese hombre perfecto, que es la plenitud de Cristo.

Llena nuestros corazones, Padre, con las cosas buenas. Que seamos aquellos que estamos agradecidos. Agradecidos por todo. Todo. Gozosos, en paz, dispuestos a servir, usando nuestros dones en donde sea necesario. Y que haya un deseo tan por la obediencia que literalmente sobreabunde con el amor y la humildad que caracteriza a personas verdaderamente comprometidas.

Y Señor, sabemos también que donde te representamos en el mundo, tu reino se extiendo y tu pueblo es bendecido. Con ese fin en mente, oramos en el nombre de Cristo. Amén.

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2/8 – Los sistemas internos, 1ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

2/8 – Los sistemas internos, 1ª Parte

John MacArthur

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El Día del Señor pasado, comencé a hablarle de mi corazón.  Acerca del tema que llamé “La anatomía de la iglesia”. Compartí con usted, en ese entonces, que siento que Grace Community Church se encuentra en un punto muy crucial en su historia. Dios ha hecho grandes cosas. Creo que hay cosas aún más grande por delante. Nunca en mi vida entera he estado más comprometido con esta iglesia y este ministerio, y con lo que Dios tiene para mí aquí. Estoy emocionado por el futuro. Sin embargo sé que hay un enemigo a quien le gustaría estorbar eso. Y se que tenemos una batalla espiritual en nuestras manos que va a intensificarse más que nunca en los días venideros.

Y entonces, simplemente sentí la necesidad en cierta manera de dejar la serie continua en Mateo y en cierta manera llevarlo a mi corazón un poco y compartir con usted en dónde creo que realmente está nuestra iglesia y lo que necesitamos reafirmar. Estoy tan agradecido por la respuesta del domingo pasado. Recibí muchas tarjetas, y algunas cartas, y llamadas telefónicas, y respuestas alentadoras por parte de personas en persona que dijeron: “Quiero reafirmar mi compromiso con el Señor, con esta iglesia y apoyar tu ministerio”. Y eso significa tanto.

Siempre estoy agradecido porque ustedes responden a la Palabra de Dios y al corazón del pastor que se las trae. Quiero continuar lo que comenzamos la última vez y creo que podríamos decir que esto, en cierta manera, es algo de arqueología espiritual. Algunos de ustedes han llegado aquí y no ven el cimiento. No estuvieron aquí en los años de construcción. Realmente, no entienden lo que está debajo de todo esto.

Y entonces, lo que estoy tratando de hacer es escarbar un poco y ayudarle a ver los aspectos elementales de aquello con lo que este ministerio realmente está comprometido. Y para ayudarnos a ver ese cimiento, para poder escarbar y descubrir lo que está en el fondo de Grace Church, yo quise tomar la maravillosa analogía de Pablo, del cuerpo. Y estamos hablando de la anatomía de la iglesia. Y le dije que hay cuatro características del cuerpo, que vamos a ver: el esqueleto, los sistemas internos, los músculos y la carne. Esa es una perspectiva más bien simplificada, pero nos ayuda, creo yo.

Dijimos la última vez que la iglesia debe tener un esqueleto. Eso le da su forma, eso le da su marco, eso le permite estar en pie. Ese es el cimiento no negociable, sustancial, básico, de lo cual todo depende y a través de lo cual todo lo demás se mueve. Y dijimos que nuestros principios de cimiento no negociables son estos cinco: un alto concepto de Dios, la autoridad absoluta de las Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal y un entendimiento de la autoridad espiritual. Esas son las cosas clave.

Debemos continuar exaltando a Dios, exaltando su nombre bendito, santo. Debemos continuar dándole la prioridad a la Palabra de Dios, hacerla todo, estudiarla, predicarla, enseñarla. También debemos estar comprometidos con extraer de ella la doctrina que es clara, precisa y se aplica a la vida. También debemos buscar con todas nuestras fuerzas en el Espíritu Santo, la santidad, la virtud, la piedad, la justicia. Y debemos entender la autoridad espiritual. Hay una gran responsabilidad en ser un líder espiritual y ser alguien que sigue a aquellos que guían.

Y entonces, de vez en cuando usted me va a oír hablar de Dios, de las Escrituras, la doctrina, la santidad y la autoridad. Y usted entenderá que necesito continuar colocando la estructura, el esqueleto, el marco de referencia. Y entonces, estos son los temas a los que usted regresa una, y otra, y otra vez. Y a veces, si se oye como el mismo sermón, podría ser, pero en la mayoría de los casos, podría no serlo. Si lo es, de vez en cuando siempre trato de gritar en diferentes lugares para que se vea diferente en la superficie. Pero es simplemente que son estas cosas, que tienen que ser reafirmadas para que, como vimos la última vez en donde Pedro dijo: “Quiero que se acuerden de estas cosas para que después de que yo no esté, todavía se acuerden de ellas”.

Todavía las va a recordar. Es lo mismo que Pablo, tenía en su corazón cuando le escribía a los Filipenses, y dijo: “Me da gusto por lo que veo cuando estoy con ustedes, pero me va a dar aún más gusto por lo que veo cuando yo esté ausente de ustedes, que están ocupados en su salvación, con temor y temblor”. No se cuánto el Señor me va a dar, o cuánto tiempo voy a estar en este lugar. Pero la satisfacción más grande que jamás puedo tener cuando yo no esté, si ese es el propósito de Dios al mirar atrás, si es posible de donde quiera que yo esté, no se si pueda mirar atrás desde el cielo, y pueda decir: “Siguen, todavía están comprometidos con las cosas con las que estuvieron comprometidos en mi presencia”.

Y para ayudarnos a refirmar estas cosas de cimiento, en cierta manera estamos estructurándonos a nosotros mismos. Ahora, yo creo que es esencial en la vida de la iglesia que estos no negociables sean enfatizados. Lo cual quiere decir que son parte del ministerio de predicación, una, y otra, y otra vez. En segundo lugar, deben ser parte del ministerio de enseñanza. Si usted enseña a un grupo de comunión, o a un grupo de estudio bíblico, o a una clase de niños, o una clase de jóvenes, o lo que sea, en donde quiera que esté, si usted está discipulando a alguien, estas son las cosas a las que tienen que regresar. Debe continuar colocando el esqueleto para tener el cimiento, tener la forma que es necesaria para que el cuerpo sea lo que Cristo quiera que sea.

Y entonces, debemos predicarlo y enseñarlo. Y después también, el ejemplo es la clave. Debemos modelarlo. Debe haber una demostración del compromiso con estas cosas, no solo en lo que decimos, sino en la vida que vivimos. Yo tengo que estar tan comprometido con la santidad personal, la claridad doctrinal, la autoridad de las Escrituras y demás en mi vida, como lo soy en mi predicación. De lo contrario, todo se va a perder. Y entonces, estamos comprometidos con estas cosas.

Ahora, eso me lleva a una segunda categoría. Los sistemas internos. Y quiero hablar de ellos en esta mañana y la próxima semana, y veremos si puedo terminarlas. Inclusive, en dos semanas. Pero quiero hablar de los sistemas internos. Yo creo que la iglesia debe tener fluyendo en ella ciertas actitudes espirituales. Un cuerpo físico tiene órganos y fluidos que fluyen adentro del él y hacen que el cuerpo pueda vivir y funcionar.

Y entonces, no solo somos un esqueleto. Un esqueleto no está vivo. Le da forma al cuerpo, pero no está vivo. Tiene que estar fluyendo en él ciertas actitudes espirituales y eso es lo que veo como los sistemas internos de la iglesia. El esfuerzo pastoral, la meta de los ancianos, la meta de los líderes en la iglesia es generar en los corazones de la gente ciertas actitudes espirituales. No solo estamos tratando de hacer que usted haga ciertas cosas. No solo estamos tratando de decirle: “Necesita hacer esto y hacer aquello, y demás”. Sino que más bien, generar el tipo apropiado de actitudes espirituales que en sí mismas van a motivar el tipo apropiado de conducta.

Como puede ver, usted puede hacer lo correcto de manera externa y tener una actitud mala. Pero si usted tiene una actitud buena, usted va a hacer lo correcto externamente, emanando de una actitud correcta. Y entonces, trabajamos en el fruto del espíritu, por así decirlo. La motivación interna, la actitud interna. Algunas veces los jóvenes entran a un pastorado, llegan a una iglesia y ven que esa iglesia quizás no está organizada de la manera correcta. Y quizás no ven todas las cosas que les gustaría ver. Y entonces, su tentación invariablemente es reorganizar la iglesia. Y algunas veces van a llamarme o hablarme y me van a decir: “Hombre, queremos tener ancianos, queremos reorganizar esto y reorganizar aquello”. Y con frecuencia les digo: ¿Sabes lo que vas a tener cuando reorganices a la iglesia? Vas a tener a las mismas personas con las mismas actitudes en una estructura diferente”.

Me acuerdo cuando llegué por primera vez a Grace, tenía una idea entera de cómo hacer que la escuela dominical funcionara. Este era alrededor del primer mes que estaba aquí. Y escribí esto y se lo presenté al comité de educación y de manera unánime me dijeron que no. Dijeron: “¿Quién eres tú, niño? Hemos estado aquí por mucho tiempo. ¿De dónde saliste?” Prueba que puedes”. Años después, terminaron diseñando ese mismo sistema, simplemente era cuestión de cultivar, desarrollar las actitudes espirituales que llevaron, que dieron lugar al tipo correcto de respuestas.

Por otro lado, usted no puede preocuparse acerca de la estructura de la iglesia. Y si usted cultiva, infunde la actitud espiritual correcta, la estructura en cierta manera se va a encargar de sí misma porque la gente controlada por el espíritu, van a hacer cosas guiadas por el espíritu. Y lo que van a hacer es que van a estarse moviendo hacia la conformidad con el patrón bíblico de la iglesia.

Entonces, debemos tener un énfasis en la iglesia. En las actitudes. Tenemos que trabajar en lo que está dentro de usted. No estamos interesados en hacer que usted tan solo se conduzca de cierta manera. Asegurarse de que usted de su dinero, asegurarse de que usted se aparezca el domingo por la mañana, el domingo por la noche, el miércoles por la noche. Asegurarse de que usted ore cinco horas a la semana, lo que sea. Asegurarse de que usted lea su Biblia diariamente. Entregado al deber. Esa no es la idea.

Ahora, ese no es el enfoque. No estamos viendo las cosas de una manera legalista o superficial. Sino que el esfuerzo del ministerio siempre ha sido generar actitudes y algunas veces usted va a liar una batalla porque hay algunas personas que no vienen con las actitudes correctas. Y usted les quiere decir: “Hazlo en cualquier manera, inclusive con tu actitud mala. Pero usted tiene que dejar de hacer eso, porque usted no quiere terminar en las manos de la satisfacción que viene del legalismo”.

Y entonces, nos concentramos en actitudes. Y a lo largo de los años, estas son las actitudes que me ha preocupado ver en los corazones y vidas de los míos, en mi propia vida, como también en toda la gente aquí. En primer lugar, y sobre cualquier otra cosa, está la obediencia. Una actitud de obediencia. Ahora, esta es la actitud predominante de todas las actitudes. Esto dice: “Si Dios dice algo, lo voy a hacer”. Esto es, no hay un espíritu de concesiones cuando estamos hablando de esto, como lo vimos en el libro de Daniel un poco, unos cuantos meses atrás, en nuestro servicio de comunión. Esto no es concesión. Digo, si Dios lo dice, eso es todo. No está abierto a debate, no es algo con lo que usted discute. Usted lo hace. Obediencia. Esta es la actitud preeminente.

Y entonces, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, simplemente seguimos presentando la Palabra de Dios, metiéndola en las mentes y corazones de todos nosotros, con la implicación: “Si esto es lo que Dios dice, debes responder”. Debe hacerlo para la Gloria de Dios, y para su propia bendición y la salvación de almas y el ejemplo para otros cristianos. Por todas esas razones, obedecemos. Porque es correcto y glorifica a Dios, porque nos coloca en el lugar de la bendición, porque nos permite estar llenos del espíritu para que podamos alcanzar a otros. Y establecer el ejemplo para aquellos que nos ven, y ven cómo vivimos. La obediencia.

Dice usted: “Bueno, parece bastante obvio”. Claro. Porque usted fue salvo al afirmar el señorío de Cristo, ¿verdad?. Y eso es simplemente decir: “Tú estás a cargo, Señor. Yo voy a seguirte. Tú eres Señor, yo soy el siervo”. “¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?”. Jesús dijo: “Eso no tiene sentido. No me llamen Señor y después no me obedezcan”. Entonces, “Si Yo soy Señor, eso significa que ustedes hacen lo que digo, ¿verdad?”. Correcto. Eso es obvio.

Y eso es lo que Él quiso decir en el Evangelio de Mateo, capítulo 7, cuando dijo: “Es un camino estrecho, y una puerta estrecha, y un camino estrecho”. El camino es estrecho porque está confinado por la Voluntad de Dios, y la Ley de Dios, y la Palabra de Dios. Y entonces, “Venimos afirmando a Jesús como Señor”, Romanos 10: 9 y 10. “Venimos sometiéndose a su señorío y básicamente esto es una vida de obediencia”.

Y entonces, esta es la primera actitud y la más importante. Phil Johnson quiso compartir conmigo esta semana, ahí en el ministerio de radio, una cinta que había recibido de uno de nuestros oyentes, que escribió y dijo- O no, le envió, creo que una carta, junto con la cinta. Pero su cinta básicamente comunicaba el deseo de su corazón. Durante diez minutos, él habló de cómo había escuchado el programa, y apreciaba, valoraba el estudio de la Biblia y demás. Y después él entró en su problema. Él tenía muchos problemas en su Vida y el Señor estaba trabajando con él.

Pero una cosa en particular por la que él estaba curioso, él tenía curiosidad y tenía dudas, y se preguntaba cuál era nuestra perspectiva, era esto: Que él no sentía que en su vida, jamás, había tenido un sentimiento normal hacia las mujeres. Él no parecía sentirse como los hombres deben sentirse hacia las mujeres. Y se sentía de una manera muy fuerte hacia los animales de granja. Es correcto, animales de granja. Y él se preguntó lo que nosotros pensábamos acerca de esto. Y él dijo que él pensaba que no era un problema eso. Él no sentía ninguna culpabilidad, que él estaba haciendo cosas así. Y el pensaba que el Señor, en cierta manera, lo estaba refinando en otras áreas y que esa área no era un problema.

Y entonces, se le envió una carta de regreso. Cuatro páginas de largo, expresándole que eso de hecho era un problema. De hecho, si él hubiera estado viviendo en el Antiguo Testamento, él habría estado muerto. Porque si un hombre yace con una bestia, él es matado. Y procedimos a expresar en términos amables que Dios no divide la vida y dices: “Voy a enfrentar estos pecados y no me voy a preocupar demasiado por estos”. Todo pecado es un afrenta a su nombre santo.

Y entonces, todo tipo de referencias bíblicas le fueron enviadas de regreso al hombre. Y cuando recibimos otra cinta, y Phil tocó esta cinta, aquí está una cita de la cinta: “No creo que nadie entiende. Los cristianos están tan enredados en la Biblia y tan enredados en la Palabra, y tan enredados en lo que Dios dice, que realmente no entiende cómo Dios opera algunas veces, o cómo Dios se siente”. Es increíble. Los cristianos están tan enredados en la Palabra, en la Biblia y en lo que Dios dice, que no saben cómo Dios se siente. ¿De qué otra manera usted va a saber cómo Dios se siente si usted no lee la Biblia?

Lo que el hombre está diciendo: “Mira, no me acusen con la Biblia, yo no siento culpabilidad y no me va a molestar lo que Dios dice”. Mi pregunta acerca de este hombre es: ¿Es él un cristiano? No me importa si va a la iglesia todo el tiempo. 1 Juan: 2, dice: “El que guarda mis mandamientos, en él ciertamente el amor de Dios ha sido perfeccionado”. Por esto sabemos que le conocemos, ¿verdad? Si guardamos sus mandamientos, digo, usted puede cultivar ese tipo de abominación en su vida y decir que no le molesta en absoluto. Y después, simplemente, decir: “No quiero enredarme con las cosas de la Biblia, de manera independiente de la Biblia. Yo sé cómo Dios se siente”. Y usted tiene un problema.

Pero el pecado es así, como puede ver. Se vuelve algo en lo que nos justificamos a nosotros mismos. Obviamente, esa es una ilustración extrema. Pero simplemente apunta al hecho de que Dios nos ha llamado a la obediencia de Su Palabra. Sabemos cómo se siente porque nos dice cómo se siente en su palabra, ¿verdad? Y ese es el punto de fondo. Y gran objetivo y la gran meta del ministerio, escuche, es tan claro en las Escrituras. Es edificar a un grupo de personas obediente. Eso es lo que Dios quiere hacer con su pueblo en el Antiguo Testamento. Eso es lo que Él quiere hacer en el Nuevo, es producir a un grupo de personas obedientes.

Dios habla, obedecemos. Pero lo que es triste, con mucha frecuencia, cuando somos confrontados con la Verdad Divina, que nos convence de pecado de algo en nuestra vida, que no está bien, en lugar de obedecer, simplemente lo hacemos a un lado y seguimos con nuestro patrón de desobediencia. Quizás hay un mensaje del perdón y usted no ha perdonado a alguien. Bueno, en lugar de encargarse de eso, usted simplemente saca eso de su mente consciente y continúa con su espíritu amargado, no perdonador. Y entonces, realmente nada sucede. Y eso es desobediencia. Y eso se opone de manera total a todo lo que Dios quiere hacer en su vida.

Dice usted: “Bueno, voy a la iglesia, hago mi parte”. Bueno, ¿se acuerda de 1 Samuel: 15-22, donde Dios dice: “Obedecer es mejor”, ¿que qué?, “sacrificio”. El ritual nunca reemplazará la obediencia. Y en 1 Pedro, capítulo 1, Pedro escribe: “Teneos que ceñir los lomos de nuestro entendimiento”. En otras palabras, por favor, enderezcan su vida. Coloque sus prioridades en un lugar correcto, como hijos obedientes. No conformándose a las concupiscencias que antes tenían en su ignorancia. No vivan como solían vivir. Deben ser hijos obedientes. Lucas 11:28, Jesús dijo: “Bienaventurado es el que oye mi palabra y la guarda. Que oye mi palabra y la guarda”.

Pablo reconoce a los cristianos en Romanos 16:19: “Porque su obediencia ha llegado a todos los hombres, y me da gusto”. Eso hace que el corazón del pastor esté contento cuando la obediencia de su congregación es hecha manifiesta. Ahora, usted sabe algunas cosas si usted llega aquí, porque le han sido enseñadas a usted. Pero si usted no las aplica de una manera obediente, usted no va a madurar.

Prendí la radio esta semana, estaba manejando a algún lugar y salió Howard Hendricks. Y él dijo algunas cosas, pensé que eran muy interesantes. Él dijo que los cristianos de más de cincuenta años deberían ser los que son más leales al Señor, los que están más emocionados, los más comprometidos, los más puros, los más entusiastas y los que están más disponibles para el servicio. ¿Por qué? Porque han estado oyendo la Palabra de Dios por más tiempo. Han estado aplicando la palabra de Dios más tiempo. Han estado madurando por más tiempo y deberían estar mosteando el fruto de ese proceso, ¿verdad?

Digo, las personas más apasionadas, más entusiastas, emocionadas, disponibles, dinámicas, poderosas en una iglesia, la energía misma de esa iglesia deberían ser las personas que tienen más de cincuenta años de edad. Más de cincuenta y cinco, más de sesenta. Deberían ser la dinámica de la iglesia, el gozo, la emoción, la energía. Deberían estar a la vanguardia en el evangelismo. Deberían ser las personas que están a la vanguardia en la oración, ¿por qué? Porque han vivido con Dios por más tiempo. Han aplicado la Palabra. Y entonces, su patrón de obediencia se ha llevado a cabo durante más tiempo. Por lo tanto, maduran más que aquellos que tienen menos años porque han aplicado constantemente la verdad.

¿Pero con qué frecuencia ha oído usted esto? Estoy de acuerdo con Howard, exactamente con lo que dice. ¿Con qué frecuencia ha oído esto? Bueno, la cosa más maravillosa de nuestra iglesia es que hay tantos jóvenes, son la energía y la dinámica de la iglesia. Ahora, me gustan los jóvenes, yo soy uno, lo soy. Y estoy de acuerdo con eso. Digo, hay cierta dinámica en los jóvenes. Siempre he dicho que me gusta hablarle a los jóvenes porque por lo menos, si no están interesados, tienen la cortesía de decírtelo y de esta manera sabes de inmediato que no están interesados.

Y hay una dinámica con los jóvenes. Pero escuche, ese es un comentario triste de una iglesia. Cuando usted vaya a la iglesia y oiga a pastores jóvenes decir esto todo el tiempo: “Bueno, está llena de gente mayor”. Oigo eso: “Esa es una iglesia amable, y esa es una área buena, pero simplemente está llena de gente mayor”. Esa debería ser la dinámica de la iglesia. ¿Pero sabe cuál es la verdad? Que si usted es un cristiano, y si usted no aplica de manera continua lo que sabe, usted simplemente va a ser una de esas personas mayores. Y al no aplicar de manera constante la Verdad Divina, usted va a llegar a tener más de cincuenta años o lo que sea. Y simplemente va a guardar su tienda y se va a meter a dormir. Usted va a querer retirarse espiritualmente.

“Bueno, he servido muchos años. No sé, no quiero meterme en discipulado de evangelismo. Oh, yo soy ya mayor. Que los jóvenes hagan eso”. ¿Se da cuenta? Cuando vemos el Antiguo Testamento, vemos a líderes en Israel con cabezas blancas, con hombres y mujeres de cabello blanco que eran piadosos. Vemos a la primera iglesia y el dinamismo, la dinámica de esos santos maduros. Y vemos a la iglesia contemporánea, y tiene que encontrar su vida en niños jóvenes. Me gustan los niños, pero no estoy interesado en una iglesia de adolescentes. Creo que hay más en la iglesia que eso. Necesitamos la vida y la energía que los niños tienen, pero necesitamos el poder que los creyentes maduros tienen. Que han vivido las vidas por suficiente tiempo. De aplicar la verdad. Pero si usted puede oír la verdad y continuar con el mismo patrón de vida, sin hacer un esfuerzo consciente en el poder del espíritu por aplicar esa verdad, lo que sucedes es que usted simplemente envejece.

Eso es todo. Usted no se vuelve más poderoso. Usted no se vuelve más dinámico. Digo, debería ser que usted casi está en el cielo, simplemente al pararse, ¿no es cierto? Es casi una experiencia única porque hay tanta energía que está en usted, que usted se acerca a ese punto en la vida. Me gustaría que eso fuera verdad. Pero veo a tantas personas que van a la iglesia y conforme pasan los años, debido a que realmente no aplican las cosas que oyen, las oyen, entienden la doctrina, entienden muchas cosas, realmente nunca ha sido aplicada.

Entonces, su vida no ha cambiado. Se han endurecido en una especie de frialdad espiritual. Llenos de información, pero sin poder. No quiero que eso pase en mi vida. Digo, simplemente quiero seguir disparando. Si eso significa que necesito estar recogiendo mis dientes falsos, que se can del púlpito, hasta que finalmente usted sabe uno de estos días, quizás esté tan emocionado, pero no lo voy a hacer al mirar hacia atrás en mi vida. Y decir todo el poder, y toda la energía, y toda la dinámica se acabó, ya para cuando tenía cuarenta y cinco o cincuenta. No estoy esperando retirarme del servicio a Cristo. Y realmente siento que lo que pasa, cuando la gente en cierta manera se desvanece, es que han podido oír la Palabra de Dios sin aplicarla.

Ahora, en algunos casos realmente nunca han podido oírla. No han sido alimentados, no han sido instruidos. Pero aún en este caso, y entonces, debemos estar comprometidos con la obediencia. Oh, pero qué básico es esto, la obediencia, la Palabra de Dios. Si hay una verdad y usted la oye de manera consciente en el poder del espíritu, comience a aplicarla. Cuando usted es confrontado con convicción, no se la aplique a alguien más. No se vaya diciendo: “Hombre, me gustaría que tal y tal hubiera oído este sermón”. Aplíquela, aplíquela usted, porque usted está bajo el señorío de Cristo.

Y conforme usted obedece, usted progresa a lo largo del camino de la madurez, a un nivel de mayor utilidad a Dios. Me encantaría ver esta iglesia llena de personas de todas las edades. Pero la fortaleza y poder, viniendo de aquellos que han aprendido más y han aplicado más en un acto de respuesta, de obediencia.

Permítame darle una segunda actitud: humildad. Humildad. Esa es otra cosa que deseamos mucho generar en los corazones de la gente. Esta siempre ha sido una preocupación para mí. Digo, el orgullo es un problema para mí. Es un problema para usted, yo lo sé. El orgullo fue un problema serio para mí. Creo que todavía lo es. Pero quizás solía manifestarse más que ahora. Y siempre pensé, una vez que entendí las cosas de Dios, que Dios debería hacerme humilde. Es difícil porque, simplemente, cuando me decía finalmente eres humilde, se acabó. Entonces, es muy difícil aterrizarlo. Es muy difícil. Pero siempre es algo que he buscado guiar a la gente. A un entendimiento de la humildad.

Me acuerdo cuando construimos el gimnasio, y era un auditorio, y colocaron una plataforma y alguien ordenó cinco sillas grandes con cinco respaldos grandes. Y cosas así, que salían como coronas. Y que salían de esta silla así. Era para que yo me sentara en la del medio, la que estaba en medio era mía. Realmente, no les importaba quién se sentaba en las otras. Pero a mi me dieron la de en medio. Y traté de sentarme ahí, en esa silla de corona, un par de semanas. Y, simplemente, me sentía miserable. No podía hacer eso.

Entonces, me bajé y me senté en la fila de enfrente porque eso no era un acto de humildad. Simplemente, sentarse en el podio, ahí, con una corona en su cabeza. Hace algo que realmente no quería yo decir. Entonces, así fue. Y simplemente me dio una perspectiva de adorar, como al resto de ustedes. La única diferencia entre usted y yo es el hecho de que Dios me ha llamado a hacer esto. Y me da hacer esto. Y eso es todo. No tiene nada que ver con mi espiritualidad.

Y después, cuando Clayton vino y dijo: “¿Por qué te sientas ahí?”. Y yo le dije: “No sé, simplemente me siento cómodo aquí abajo. No creo que debas sentarte en la plataforma”. Entonces le dije: “No tenemos sillas”. Entonces, él volteó y encontró algunas sillas. Y el primer domingo que él estuvo aquí, teníamos todas las sillas allí arriba, y después él dice: “Eso no fue bueno, ¿verdad?”. Le dije: “No, te dije”. Entonces él me dice: “Puedes regresarte allí abajo”.

Bueno, eso es algo pequeño, pero eso es una actitud que yo creo que el espíritu de las Escrituras nos expresa. Y es una actitud de humildad, lo que buscamos. No es que lo hemos encontrado. Es que lo buscamos en la fortaleza de Dios. Cuando usted se convirtió en cristiano, usted no estaba bajo ninguna ilusión, espero yo, de que el Señor realmente lo necesitaba a usted. ¿O sí? ¿Oigo eso? Sabe, si el Señor tal sólo pudiera salvar a este hombre, tiene dinero, tiene talento. Digo, es un gran líder. Guau. El Señor simplemente lo podría usar. Eso es ridículo. El Señor podría salvar a quien Él quisiera, pero ese no es el punto. Como puede ver, básicamente, usted no tiene nada que ofrecer. No me importa quién es usted y tampoco yo.

Como el hombre en el capítulo 18, quien, cuando fue confrontado con su deuda de diez mil dólares, no podía pagarla. ¿Por qué? Porque él no tenía nada con qué pagar. Nada, nada, nada que ofrecer. O como Mateo, capítulo 5: “Cuando venimos para entrar en el reino”, dice, “venimos rogando en espíritu”. Venimos como mendigos, tan privados que ni siquiera podemos ganarnos la vida. Tenemos que rogar, no tenemos nada. No tenemos nada en de nuestra mano, no tenemos ningún talento para ganárnosla. Solo podemos rogar, solo podemos mendigar y así es como entramos, en bancarrota.

¿Y quiere saber algo? Si tenemos algo ahora, no es nuestro. Es que Dios, ¿qué? Nos lo dio. Lo único que tengo que regresarle a Dios es lo que Él me dio. Santificado por Su Salvación y Su Espíritu. Y eso no es para mi crédito, sino para Su Gloria. Entonces, ¿qué va a hacer que yo sea orgulloso? Nos hemos esforzado por resistir a las sectas de autoestima, el egoísmo de nuestra propia sociedad contemporánea. Apuntando el hecho de que Dios nos ha llamado a la mansedumbre, y a la abnegación, y a la humildad sacrificada. Y ese ha sido un énfasis importante. Y lo hemos abordado desde todo ángulo diferente.

Nos acordamos, ¿no es cierto?, Mateo, capítulo 10, cuando el Señor dice: “Niéguese a sí mismo, tome su cruz, deje la vida, gane la vida”. Y cuando Él dice lo mismo en el capítulo 16: 24 y 25: “Tomen su cruz, niégate a ti mismo, sígueme. Paga el precio de la abnegación, la humildad, la denigración personal, el colocarte debajo de otros”. Y hemos entrado a detalle muchas veces en Filipenses, capítulo 2, lo cuál dice: “Que cada uno vea por los otros. No lo suyo estimando a otros mejor que a sí mismo”. Siempre colocándose abajo, eres mejor que yo. Busco lo que satisface tu necesidad.

Esto es tan importante en la iglesia. Si usted tiene una iglesia, en done hay una lucha por que la gente llegue a lugares de autoridad, usted va a tener el mismo caos que tuvo entre los discípulos. Y todos ellos estaban buscando ser el mayor. Y eso es algo terrible. Todos estamos buscando ser el menor, y al mismo tiempo no significa que nos subestimamos porque en Cristo somos eternamente invaluables. Pero no es por nosotros, es por Él. La humildad simplemente dice esto: “Tú eres más importante que yo”. Eso es todo lo que dice. No anda por todos lados diciendo: “Soy un gusano, soy una rata, soy un vagabundo, soy nada, soy basura”. No dice eso. No dice: “Soy bueno para nada”. Lo es. Usted es de valor a Dios. Porque usted ha sido redimido, y santificado, y le ha dado cierto potencial para servirlo. Pero lo que la humildad dice es: “Tú eres más importante que yo para mí”.

Esa es la razón por la que dice: “Debe amar a su prójimo”, ¿cómo qué? “Como a ti mismo”. Usted debe darle a sus prójimo la misma devoción y compromiso que usted se da a si mismo al satisfacer necesidades. ¿Usted se acuerda de nuestro estudio de 1 Corintios? Cómo Pablo reprende de manera severa a la Iglesia Corintia por la manera jactanciosa, orgullosa, centrada en sí misma, egoísta en la que manifestaron sus experiencias extáticas. Y en cierta manera, colocaron moños espirituales como si fueran los más espirituales. Porque habían tenido los éxtasis más profundos. La humildad es aquello que Dios busca en su iglesia, y una actitud que debemos tener. Significa: no me voy a enojar si alguien tiene lo que yo no tengo, porque usted es más importante que yo. Así es. Significa que yo quiero asegurarme que hago a un lado algunas de mis prioridades para asegurarme de que sus necesidades sean satisfechas. Significa que yo digo no a mis libertades y digo sí a las suyas. Significa que yo no voy a violar la conciencia de usted.

Si comer carne le ofende, no voy a comer ninguna carne. Si beber le ofende, entonces no voy a comer ninguna carne, no voy a beber nada de eso. Nada que le ofenda a usted, por la razón simple de que el Reino de Dios no es comida y bebida, sino justicia, gozo y paz en el Espíritu Santo. Como Romanos 14 dice: “No voy a violar la consciencia de usted. No voy a hacerlo tropezar”. Yo voy a hacer un lado mi libertad. No voy a ofenderlo a usted. Voy a asegurarme de que si usted tiene una necesidad, voy a satisfacer esa necesidad. Me veo a mí mismo como alguien que tienen que cuidar de ustedes. Debo amarlos. Si ustedes se desvían del rebaño, como dice Mateo 18, voy a salir a buscarlo y traerlo de regreso. Eso es humildad. Y eso es algo como lo que dice en 2 Corintios 10:1: “La mansedumbre, gentileza de Cristo”. Eso debe verse reflejado en nosotros.

Y entonces, siempre ha sido mi deseo en la iglesia que no solo en un sentido general seamos personas obedientes. Sino que haya fluyendo en nosotros esta actitud de humildad, de mansedumbre y soledad y de abnegación en lugar de buscar nuestra propia gloria. Tantos problemas vienen cuando la gente busca su propia voluntad, busca su propia supremacía, por así decirlo. O buscan ser exaltados. Hay personas que constantemente se les tiene que decir lo maravillosos que son, lo grandes que son, en lugar de entregar sus vidas para alentar a otros. La humildad, bueno, podríamos decir mucho más de eso. Eso es siempre lo que digo cuando se me acaban las notas, ¿verdad?

En tercer lugar, tercer actitud, es el amor. Usted no puede hablar de la humildad sin hablar del amor, porque solo la gente humilde ama. Nadie ama más que la gente humilde. No estoy hablando del tipo de amor del mundo, que es falso, que está orientado en un objeto. Ven un objeto agradable, sienten cierto apego emocional. Esta es la razón por la que los matrimonios no duran. Porque ese tipo de amor es solo emoción. Y cuando se acaba la emoción o se apega alguien más, la relación se acaba.

Pero no estoy hablando del tipo de amor del mundo orientado en un objeto. No estoy hablando del tipo de amor que se alimenta a sí mismo. Para el mundo, el amor es grandioso por lo que yo siento cuando estoy enamorado, ¿verdad? No por lo que puedo dar. Es lo que yo recibo. Es la emoción. Y cuando se acaba la emoción, se acaba la relación.

Entonces, esa es la idea del mundo. Pero el amor en un sentido Bíblico es completamente diferente de eso. No es una emoción en absoluto. El amor es simplemente un acto de sacrificio, de servicio sacrificial. El amor es un acto. Es amor no es una actitud, es un acto. El amor siempre hace algo. Lea 1 Corintios, todo son verbos. El amor es benigno, el amor es paciente, todas esas son formas verbales. El amor es hacer esto, el amor es hacer aquello, el amor es hacer esto, el amor es hacer aquello. El amor actúa.

Ahora, permítame decirle algo. El amor es un acto de servicio de fluye de un corazón de humildad. Y el corazón de humildad dice: “Me importas más tú que yo”. Entonces, el amor es la respuesta. Y esta es la razón por la que digo que solo la gente humilde ama. La gente orgullosa no puede amar, porque lo único que la gente orgullosa quiere hacer es alimentarse a sí misma. El único amor que conocen es amor físico. El único amor que conocen es un apego emocional a ciertas personas. Y si usted no es una de esas ciertas personas, usted no va a sentir nada por parte de ellas. Inclusive, quizás no reciba nada de ellos. Tienen ese tipo de amor que realmente los atrae a ciertas personas que piensan como ellas y realmente disfrutan estar con ellas, pero los hace indiferentes a las necesidades de casi el resto de la gente.

¿Entiende usted la diferencia? ¿Sabe una cosa? Cuando yo llegué por primera ve a la iglesia, me parecía difícil amar emocionalmente a ciertas personas. Se me hacía difícil. Y me molestaba mucho porque me sentía responsable ante Dios por amar al rebaño entero. Y sin embargo, había algunas personas que sin importar lo difícil que tratara, realmente no las amaba emocionalmente. Digo, a usted simplemente no le importaba estar con ellas. Estaba con ellos, quizás, y decía: “Si nunca vuelvo a estar con ellos, está bien”. Y probablemente ellas decían lo mismo. Simplemente, ¿usted sabe? Realmente, no encajábamos. Y eso es verdad.

Digo, hay algunas personas, digo, podría vivir mi vida entera y morir e irme al cielo y pasar toda la eternidad y nunca pasar una hora con ellos, y realmente no voy a estar triste. Y hay muchas personas que se sienten igual acerca de mí. De hecho, sé que hay personas que van a encontrar un lugar agradable, lejos de mí en el cielo, de donde yo esté. Algunos, de hecho, están ansiosos por estar ahí. Porque no va a haber cintas en el cielo. No obstante, es razonable suponer que en nuestras relaciones humanas no podemos sentirnos atraídos a todo el mundo porque, simplemente, no somos así. Pero eso no es amor. Eso ni siquiera es importante. El amor simplemente dice: “Si tú tienes una necesidad, yo voy a satisfacer esa necesidad”.

Como puede ver cuando Jesús explicó que usted tiene que amar a su prójimo como a sí mismo. Y la pregunta que se le hizo: “Bueno, ¿quién es mi prójimo?”. Digo, ¿cómo sé de quién estás hablando?. Y entonces, Él contó la historia acerca del buen samaritano. Lo que

Él estaba diciendo era: “Tú estás caminando por el camino y un hombre que está ahí al lado del camino está golpeado y tiene una necesidad, y tú satisfaces esa necesidad”. Eso es todo.

¿Quién es tu prójimo? Cualquier persona en tu camino que tiene una necesidad. Eso es todo. ¿A quién debes amar? A cualquier persona en tu camino que tiene una necesidad. ¿Cómo lo amas? Satisfaces su necesidad. Quizás nunca se sienta sentimental. Quizás usted nunca se sienta atraído a la persona. Y hemos tratado de enfatizar eso a lo largo de los años. Que somos llamados un amor que fluye de la humildad, y la humildad dice: “Tú eres más importante que yo”. La ilustración clásica.

Y puedo acordarme cuando prediqué Juan 13, la ilustración clásica está en ese capítulo. Me acuerdo del domingo, me acuerdo del clima, me acuerdo de la escena en la capilla, me acuerdo cómo se veía la congregación. Fue grabada de manera indeleble en mi mente por el espíritu, estoy seguro, debido a su importancia. Y Jesús estaba ahí. Y todos estaban discutiendo acerca de quién iba a ser el mayor, el más grande. Y cuando llegó el momento de comer, ya habían comenzado a comer y era hora de comer. Y en esos días usted se reclinaba en la cena, lo cual significaba que su cabeza estaba unos centímetros de los pies de alguien, y era un acto de cortesía común el lavarse los pies antes de una ocasión así.

No puedo pensar en algo pero que no hubiera pasado eso. Pero nadie fue contratado para hacer eso. No había un siervo, ninguno de los discípulos quería hacerlo. Porque estaban discutiendo acerca de quién iba a ser el más grande. Y nadie quería hacer eso, inclinarse y ser un siervo. Entonces, el Señor se quitó su atuendo exterior, se colocó una toalla alrededor de su cintura, lavó los pies de ellos y les dio una lección inolvidable profunda. Entonces les dijo: “Ustedes deben amarse unos a otras como yo los he amado”.

¿Cómo los acababa de amar? ¿Al sentirse emocional? No. La única emoción que él sintió probablemente fue disgusto. Eran tan orgullosos, tan egoístas, tan nauseabundos, tan repulsivos. No fue emoción. Simplemente fue lo que era necesario. Lo que Él está diciendo es: “Cuando veas a alguien que tiene necesidad, satisfácela”. Alguien en su camino con una necesidad, y usted hace eso instantáneamente, de manera espontánea, involuntaria, casi como un reflejo. Porque usted tiene un corazón humilde. Un corazón humilde siempre se va a manifestar a sí mismo. Y no se manifiesta a sí mismo por alguien que está caminando por todos lados, con ropa en pedazos, diciendo: “Soy un gusano, soy un gusano, soy un gusano”.

Con mucha frecuencia, esa es una forma falsa de orgullo. Eso es engañarse a sí mismo, de Colosenses 2:18,     de humildad falsa. No. La humildad no anda por todos lados diciendo que es humilde. La humildad siempre puede ser vista, porque la humildad actúa en servicio hacia aquellos que están en necesidad. La humildad considera a otros mejor que a sí mismo. Y se convierte en amor inmediatamente, y el amor es una acción. Mantenga eso en mente.

1 Juan, dice: “¿Dices que el amor de Dios mora en ti?”. Hazte una pregunta simple. ¿Ves a tu hermano teniendo una necesidad? SI cierras tu corazón hacia esa necesidad, ¿cómo es que el amor de Dios mora en ti? Porque el amor de Dios se mueve para satisfacer la necesidad. No es una emoción. Es servicio hacia alguien en necesidad. Y si usted dice que pertenece a Dios, 1 Juan 2: 9-11, dice: “Y si usted no ama a su hermano, usted es un mentiroso, porque Dios produce en un cristiano amor verdadero”.

Entonces, esa es una actitud: amor, amor, amor. Y no es la actitud de emoción hacia personas que son atractivas. Es la actitud de servir a personas con necesidad. Recibí una carta esta semana que ilustra eso. Pensé que realmente fue maravillosa. “Querido Pastor John, esta carta estaba por llegar hacía mucho tiempo atrás, pero finalmente tomé el tiempo de escribirla. En mayo pasado, mi marido y yo tuvimos la oportunidad de tener comunión allí, en Grace Community Church, y quería decirle, desde el punto de vista de una visita, acerca de su iglesia y su congregación. Venimos de una iglesia muy grande también y nuestro lema es: “La iglesia donde está el amor”. Sin embargo, nunca en mi vida me he sentido tan bienvenida como en Grace Community. La gente era maravillosa. Nos trataron como si fuéramos reyes. A dónde quiera que íbamos, la gente nos rodeaba para darnos la bienvenida. Conocí a un caballero y me dio un tour temprano, por la mañana, de Grace Community Church”.

“Y después, durante el descanso entre el primer y segundo servicio, conocí a otro hombre. Hablamos por un tiempo. Me preguntó si me gustaría tener una cinta del servicio de la mañana. Le dije: “Claro”. Unas cuantas semanas después, no solo llegó una cinta, sino la serie entera acerca de la enseñanza de Jesús del divorcio. Muchos de mis amigos han escuchado esta serie de seis cintas, y se les han respondido muchas preguntas que habían hecho por años. Mi marido y yo vamos a volver a visitar Grace Community el dieciocho de septiembre. Esperamos con tanto gusto estar ahí. Simplemente, pensé que le gustaría saber lo maravillosa que es su congregación. Dios lo bendiga a usted”.

¿No es eso maravilloso? Resulta que conozco a esas dos personas. La primera persona que les dio el tour, realmente no tenía el tiempo de hacer eso porque tiene una responsabilidad tremenda. La segunda persona que les envió las cintas no tiene el dinero para hacerlo tampoco, pero lo hizo de todas maneras. Pero como puede ver, así actúa el amor. Porque el amor fluye de un corazón humilde. Y el amor no busca lo suyo propio, sino el consuelo, la satisfacción, el gozo de otros. Y siempre ha sido parte de esta iglesia. Oro a Dios porque siempre sea así. Que tengamos fluyendo, a través de nosotros, una actitud de amor, de amor abnegado, que fluye de un corazón humilde.

Le voy a dar un comentario final y después las siguientes doce, la semana próxima, o después de la semana próxima. Unidad. Unidad. Algo más que siempre ha sido de gran preocupación para mí es la unidad. Jesús oró en Juan 17: “Oh Padre, que sean uno. Así como tú y yo somos uno. Para que el mundo sepa que tú me enviaste”. Jesús responde mis oraciones. Me gustaría responder las de Él. ¿A usted no? Él oró por unidad. En el sentido más verdadero, la aplicación de ese texto es a la unidad de los creyentes que existe en la vida eterna en común que viene a nosotros en la redención. Pero extrayendo la aplicación de eso, es que Él desea, no solo una unidad redentora, sino una unidad en términos de vida y propósito en la iglesia.

Y Cristo realmente desea la unidad de su pueblo. Esa es la razón por la que en Efesios 4, versículo 3, el apóstol Pablo llama a los efesios y les dice que hagan esto: “Esforzándose por mantener la unidad del espíritu en el vínculo de la paz”. ¿Verdad? Él no dice: “Genere una unidad”. Ya la tienen. Simplemente, manténganla. Hagan lo que puedan por mantener la unidad. Y creo que esa es una parte tan importante de la vida de la iglesia. Y esa es la razón por la que Satanás la ataca de manera constante.

¿Alguna vez ha notado cuantas iglesias se dividen? ¿Cuántas personas se van de iglesias porque no están contentas? ¿Cuánta división puede haber? Estuve en Montermon esta semana, y una dama se me acercó diariamente, los primeros dos o tres días, y me dijo: “Por favor, tengo hablar con usted, por favor tengo que hablar con usted”. Y finalmente, nos sentamos y pasamos unos cuarenta minutos, y me abrió su corazón. Y ella dijo: “Oh, estoy en medio de una división de iglesia. La iglesia entera se está dividiendo por la mitad”. Y yo dije: “¿Por qué, por qué?”. Y ella me vio como sorprendida, me dijo: “No sé. Realmente, no podemos entenderlo. Realmente, no sabemos por qué. De alguna manera, ni siquiera importa el porqué. Hay tanta división y tantas personalidades, que están unas en contra de otras, que ya ninguno de nosotros sabe por qué”.

¿No es eso increíble? Simplemente, división. Ella dijo: “¿Qué debo hacer?”. Yo le dije: “Sé una pacificadora. Haga lo que pueda. Haga lo que pueda por mantener la unidad por causa del testimonio de Jesucristo”. “Bueno, algunas personas están diciendo que eso es la voluntad de Dios”. “Bueno, no es la voluntad de Dios. ¿Todos creen lo mismo?”. “Sí, todos creemos lo mismo. Es simplemente un conflicto de personalidades”. Eso es tan trágico, tan trágico.

Me acuerdo que Patricia y yo, en una ocasión, estuvimos en una conferencia bíblica con la hija del Doctor Criswell, en la primera iglesia bautista de Dallas, quien es una solista soprano muy capaz. Y estábamos hablando acerca de la vida de la iglesia. Y ella estaba diciendo que ella le llama “papi”. Es difícil para mí imaginar ese término para el Doctor Criswell, un hombre de tal dignidad, pero él es el papi de ella. Y ella dijo: “Papi enfrentó algo terrible, en donde un hombre llego, era parte del servicio de la iglesia, y trató de dividir a la iglesia”. Una gran iglesia como esa. Y ella dijo: “Él estaba tan cargado en su corazón, él podía verlo venir. Y entonces, después de un domingo, cuando él estaba en particular molesto por eso, él llamó a una compañía de construcción, de manera unilateral actuó sin consultar con el consejo, con nadie”. Y él dijo: “Quiero que antes del próximo domingo coloquen bancas con lugares donde podamos arrodillarnos en esta iglesia”.

Y entonces, llegó la gente. Y ya para el próximo domingo, cuando todo el mundo llegó, tenían bancas donde podían sacar una viga, en donde podían arrodillarse. Todavía están ahí, hasta el día de hoy, en la primera iglesia bautista de Dallas. Y se levantó y dijo: “En los cuarenta y cinco años del pastorado de George W. Truett, quien me precedió, y en los treinta y cinco años o los años que he estado aquí, nunca ha habido una división en esta iglesia. Y por la Gracia de Dios, nunca la habrá”. Y llamó a esas personas a bajar esas vigas, y tomó a la iglesia entera de miles de personas, y los llevó a sus rodillas en oración y Dios trajo sanidad en esa congregación.

Ahora, eso trae Gloria a Dios, ¿no es cierto? Eso honra su nombre. Y yo creo que el enemigo, de manera incesante, está tratando de dividir la iglesia. Y yo le doy gracias, y le alabo, porque los veinticinco años y más de ministerio de esta iglesia, nunca ha habido una división en la iglesia. Oh, hay algunas personas que se enojan y quieren irse por el color de las cortinas, que no les gusta, o porque algo no salió como pensaban que debía salir. Y con mucha frecuencia, podrían tener la razón. Pero la humildad y el amor no actúan de cualquier manera de esa manera.

Y entonces, nos hemos esforzado de alguna manera por cultivar en el corazón del pueblo de Dios y en mi propio corazón también la unidad. Satanás quiere despedazar las cosas. Simplemente, nunca se detiene. Quiere que alguien en el equipo de servicio, que no está contento, cause una división aquí. Y bendigo al nombre de Dios por la unidad dulce que hemos tenido en la historia d esta iglesia, en el quipo de servicio.

Digo, simplemente alabamos a Dios por ello y mantenemos abierto el ojo porque sabemos que el enemigo siempre quiere sembrar discordia. Siempre. Y de vez en cuando, alguien viene, usted sabe, y quieren causar algo de discordia por eso y aquello. Simplemente, le pedimos a dios: “Danos una congregación llena de pacificadores, que quieran asegurarse por mantener la unidad y no sembrar la discordia”.

Inclusive si tienen la razón. Simplemente porque usted tiene la razón, no siempre tiene que tener la plataforma, ¿verdad? Algunas veces, usted puede decir: “Dios, Tú sabes y yo sé que estoy bien, pero hagamos eso a un lado y busquemos la unidad”. Y nadie es perfecto. Siempre va a haber causa para desacuerdos, pero bendecimos a Dios por que cuando nos arrodillamos juntos podemos buscar la unidad vía el espíritu y el vínculo de la paz. Este es el deseo de los escritores del Nuevo testamento. Colosenses o 1 Corintios, dice, 1:10: “También os rogamos, hermanos”, y Pablo realmente está derramando su corazón a los corintios, “por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, no por mi causa, ni mi nombre, no por causa de mi reputación, o nada más, sino por causa del Señor Jesucristo, que todos habléis lo mismo. Que no haya división entre vosotros, estén perfectamente unidos con la misma mente y el mismo parecer”.

Él dice, en el siguiente versículo: “Oigo que hay contenciones entre vosotros. No puedo tolerarlo”, dice, “no lo puedo tolerar. “Acaso está Cristo dividido?”, dice él. No puede ser. Cristo no está dividido. Cristo no está dividido. Filipenses 1. Él dice: “Deben esforzarse por la unidad del Evangelio”. Unidad. Actitudes. ¿Las ve en su vida? ¿Su vida se caracteriza por la obediencia, de tal manera que hay una madurez progresiva? ¿Hay un grado de santificación que se incrementa conforme usted oye la palabra instantáneamente y de manera apropiada la aplica? ¿Puede ver crecimiento de tal manera que cuando usted llegue al final de sus años terrenales, usted esté llegando al clímax de si vida espiritual, en términos de dedicación?

¿Y qué hay acerca de la humildad? ¿Se ha abandonado a sí mismo por causa de otros, para que a partir de ese corazón humilde salgan acciones amorosas? ¿Y usted a costa de lo que sea y mediante sacrificio personal busca hacer la paz para mantener la unidad del espíritu? Esto es lo que buscamos. Esto es lo que buscamos. Y yo creo que esta es la voluntad de Dios para nosotros.

Inclinémonos en oración. Padre, te pido que comiences conmigo. Reavive en mi corazón una dedicación con la obediencia. Ayúdame por la Gracia del Espíritu de Dios a experimentar la humildad, que vea a otros, no a mí mismo. Y vea a otros mejor que yo mismo. Ayúdame a hacer sacrificios, a satisfacer necesidades, para cualquier en mi camino cuya necesidad yo puedo satisfacer. Y que no busque que me devuelva nada. Y a toda costa, Señor, con mi acción y mi lengua, que yo sea una fuente de unidad y no de discordia. Porque si no hay humildad, y no hay amor, y no hay una búsqueda de unidad, entonces realmente no hay obediencia tampoco. Y yo sería culpable, todos nosotros lo seríamos. De oír la verdad y no aplicarla. Y volvernos endurecidos, estancarnos, fríos.

Vamos a cerrar en oración en un momento, pero mientras que sus cabezas están inclinadas, me gustaría que todos en cierta manera hiciéramos un pacto juntos en nuestros corazones delante de Dios. ¿Sería tan amable en orar y pedirle al Señor que produzca en usted estas cuatro actitudes de las que hemos hablado en esta mañana? Ore en silencio, porque Dios le dio un corazón de obediencia, sin importar cuál sea el precio. Porque Dios quebrante su orgullo y le humille. Porque le de un amor que se extiende a aquellos que están en necesidad, y que le haga un pacificador que busca la paz a costa de lo que sea, por la unidad del cuerpo.

Si a usted se le ha hecho difícil orar por estas cosas, simplemente esto habla de lo endurecido que su corazón se ha vuelto. Si usted no lo quiso hacer, está aún más duro. Si usted ha oído y no ha obedecido, ya ahora ha desarrollado hábitos de desobediencia, que son tan difíciles de romper. Y quizás debe buscar en oración intercesora que su espíritu sea quebrantado, y que comience a cultivar un hábito nuevo de obediencia.

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1/8 – El esqueleto – Serie: La anatomía de la Iglesia

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

1/8 – El esqueleto

John MacArthur

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No sé qué tan real es esto, pero alguien me dijo esta semana: “La gente piensa de ti como una máquina de predicación y quizás realmente no sepan lo que hay en tu corazón porque rara vez estás desconectado de un texto”. Y yo dije: “Bueno, este domingo les va a ayudar entonces, porque simplemente voy a compartir mi corazón”.

Nosotros en nuestra serie, en Mateo, normalmente estaremos comenzando el capítulo 21, el cuál comienza la última semana de la vida de Nuestro Señor. Pero antes de que lleguemos a ese clímax glorioso, grandioso del Libro de Mateo, para el cuál todos hemos esperado unos cinco años, incluyéndome a mí mismo, tengo algunas cosas en mi corazón que quiero compartir con ustedes.

Cuando yo me voy y ministro en otros lugares, predico en otros lugares, le hablo a otras personas, paso tiempo en la oración, en la palabra y leo algunos libros y cosas que normalmente me permiten hacerme a un lado, dar un paso hacia atrás de la presión y pensar con claridad. Y cuando estoy aquí es difícil tener el tiempo para hacer eso. Y como resultado de eso el Señor parece hacerme ver ciertas cosas que son necesarias que yo entienda, que yo enfatice en mi propio corazón y vida y que yo comparta con ustedes. Y me preocupa nuestra iglesia y quiero que sepa que esta iglesia es mi vida. Es el corazón y el alma de mi vida. No creo que el ministerio ha llegado a un punto de estancamiento aquí. No creo que ya terminamos. No creo que estamos simplemente tratando de aferrarnos a esto. Creo que acabamos de comenzar y la energía que di en los últimos quince años es solo un preliminar en comparación con la energía que quiero entregar en los próximos, si el Señor se tardara quince años o el tiempo que Él quisiera.

Creo que el futuro todavía está delante de nosotros. Es emocionante, está lleno de gozo y expectativa y hay un potencial tremendo de posibilidades. Pero también creo que estamos en el punto, en nuestra vida de la iglesia, que estamos en un intervalo muy, muy crítico y puede haber un gran futuro para nosotros o puede no haberlo, dependiendo de lo que hagamos con el momento de oportunidad en el que nos encontramos en este momento.

Estaba jugando golf por primera vez en mi verano, el otro día y había esperado durante mucho tiempo el tener tiempo para hacer eso. Inclusive, mientras estaba de vacaciones, normalmente encuentro algunos lugares donde predicar mientras que estoy de vacaciones y toma algo de tiempo. Pero estaba jugando a golf con un pastor y él quería saber acerca de construir una iglesia. Y el tenía en su corazón el construir, el levantar una iglesia y realmente tenía hambre de levantar una iglesia. Había estado en nuestra conferencia de pastores y de hecho había estado aquí dos veces y había predicado yo en su iglesia allí, en la parte este. Y él dijo: “Hombre, realmente quiero ver a Dios hacer eso, quiero que una iglesia se levante” y demás. Y él me estaba preguntando acerca del ministerio y después él dijo: “Sabes, una iglesia como la tuya, ¿cómo es una iglesia tan grande como la tuya y con tantas cosas que están pasando, tantos ministerios y demás, es difícil?”.

La implicación de su pregunta era: “Ahora que estás ahí, ¿en cierta manera descansas?” Y yo le dije: “Déjame decirte algo”. Yo le dije: “Ser parte de edificar, de levantar una iglesia es fácil”, digo, “es como estar en un velero, alguien más está soplando el aire. Tú simplemente estás sentado ahí. Y yo, honestamente, le puedo decir que el crecimiento de Grace Church, los grandes años del crecimiento tan tremendo con el que comenzamos siendo cuatrocientas o quinientas personas y simplemente llegamos y crecimos y crecimos. Y todas estas cosas maravillosas estaban pasando, eso fue fácil”. Digo: “No sabía lo que estaba pasando, para ser honesto con usted. Llegaba aquí cada domingo, simplemente para ver lo que estaba pasando. De hecho, había tanto de lo que Dios estaba haciendo, era tan emocionante. Claro, hubieron principios que aplicamos a partir de la Palabra de Dios y hubieron énfasis, y hubo una motivación para buscar la excelencia y demás, pero esos fueron tiempos de euforia”. Digo: Esos fueron simplemente tiempos de éxtasis”.

A mí me gusta llamar a esos años, “Los años del descubrimiento”. Y llegué aquí, no sabia mucho y todas las semanas llegaba y estudiaba y aprendíamos juntos. Y después les decía lo que la Biblia decía, y todo el mundo decía: “Guau. Eso es lo que la Biblia significa aquí y eso es lo que nos está diciendo a nosotros. Y nos emocionamos por eso”. Y dábamos otro gran paso en términos de nuestro crecimiento y entendimiento espirituales. Y el Señor añadía la iglesia, simplemente seguía así. Realmente, era como una especie de luna de miel prolongada. Y había energía en todos lados, había emoción y entusiasmo y todo el mundo estaba emocionado. Y ni siquiera estábamos haciendo en esos años las cosas que estamos haciendo en la actualidad. Pero nadie jamás esperaba nada.

Y entonces, todo lo que vivimos fue simplemente maravilloso. Y mi meta, honestamente, cuando llegué aquí era simplemente mantener a la gente que ya estaba aquí. Evitar que se fueran. Esa era mi meta elemental. Si tan solo me puedo ir de aquí y no se van, eso va a ser una victoria moral. Nunca tuve una meta de tener esto, esa es la razón por la que he dicho que el versículo en la Biblia que ha llegado a ser el más real y ha estado más fresco en mi entendimiento en los años de ministerio aquí, es Efesios 3-20: “Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que podemos pedir o entender”. He visto a Dios hacer eso.

Pero en esos primeros años, todos estábamos emocionados. Había un éxtasis tremendo, había un sacrificio tremendo. Todo el mundo era parte del crecimiento, juntos. Uno de los miembros del personal me dijo hace un par de semanas atrás, él dijo: “Si ves a la historia, en casi cada área de la vida de la iglesia y en la vida del Pueblo de Dios, en cierta manera ha seguido un patrón muy interesante”. La primera generación pelea por descubrir y establecer la verdad, y eso es lo que hicimos. Digo, el primer flujo de años y descubrimiento y de establecer la verdad, hubo una emoción tremenda. Y después él dijo: “La segunda generación pelea por mantener la verdad y proclamar la verdad”. Y hemos visto eso. Lo establecimos en libros y en cintas. Y hemos comenzado a enviar a hombres a predicarlo en algún otro lugar y a traer a personas aquí y a enseñarles, a enviarles y trabajar con pastores. Y hemos comenzado a querer mantener la verdad y a proclamar la verdad. Y después él dijo: “A la tercera generación podría importarle menos, debido a que no fueron parte de la pelea en ninguno de los dos frentes”. Realmente, no tienen nada en juego, no tienen nada por qué luchar. Lo dan por sentado.

Y hombre, eso me aterra. Eso realmente me da miedo. “Lo más difícil”, le dije a este pastor, “lo más difícil con qué enfrentar en el ministerio es la indiferencia o la apatía. La complacencia”. Usted no puede enfrentarlo. No hay manera de enfrentarlo, fuera de hacer su mejor esfuerzo por enfrentarla al predicar y demás. Y es difícil. Alguien se me acerca y usted sabe, tenemos problemas como cualquier otra iglesia tiene. De hecho tenemos más de ellos, claro, porque tenemos más personas. Si no tuviéramos personas, no tendríamos ningún problema, usted entiende.

Pero cuando alguien se me acerca y dice: “Oh, John, tenemos un verdadero problema. Tenemos un problema real”. Ahora he regresado, he estado fuera he regresado varias veces este verano. Cada vez que regreso, alguien me dice: “Tenemos un problema, tenemos un verdadero problema. ¿Sabe usted lo que ha pasado? Tal y tal está en esta situación”. Y mi respuesta a eso es: “Maravilloso, hombre, eso es emocionante. Tenemos un problema y sabemos cuál es y podemos resolverlo con la verdad de la Palabra de Dios. Eso es maravilloso”. Digo: “Esa es la parte divertida del ministerio”. ¿A quién le gustaría tener una iglesia sin problemas?

Digo: “Si usted encuentra una iglesia”, yo le digo a los pastores jóvenes esto todo el tiempo, “si encuentras una iglesia sin problemas, no vayas ahí. Vas a echarla a perder”. Digo: “Qué cosa tan maravillosa es tener problemas porque los problemas pueden ser resueltos con la aplicación de la verdad divina”. Entonces, me emociona eso. Pero la complacencia, la indiferencia, la apatía, eso rompe el corazón. Y pensar que podemos nosotros producir una generación de personas, que ni siquiera fueron parte de la lucha, y quienes dan todo por sentado. Simplemente, entran y se apilan y se sientan. Y están ahí, en el perímetro exterior, y dicen: “Bueno, todo está aquí. Simplemente lo damos por sentado. Siempre estará aquí”.

Y debido a que no conocieron cuál fue el precio, ni siquiera pueden probar el dulce sabor de la victoria. Ni siquiera saben lo que es haber enfrentado la batalla entera. Digo: “Usted sólo tiene un oportunidad en la vida”. Y yo lo veo como si Dios me ha dado la oportunidad más grande, más maravillosa, emocionante que tengo. Me ha colocado aquí y no creo que todavía ha terminado. Pero lo que yo temo es que personas que no fueron parte del proceso de edificar, y el proceso de luchar, y descubrir, y establecerlo todo, establecer el cimiento, y hacer que todo empezara a moverse, y venir aquí, y no puedan valorar lo que Dios ha hecho.

Y me acuerdo de un pasaje, me gustaría que abrieran su Biblia, Deuteronomio, capítulo 6. Creo que ahí hay una buena ilustración, un pasaje escrito para nuestro ejemplo de esta misma situación. Claro que Dios, en su gracia maravillosa, escogió a su pueblo, Israel; en su misericordia lo sacó de la esclavitud, los colocó en la tierra prometida. Literalmente los inundó con gracia y bendición divinas en abundancia. Y Él dice, en el versículo 3 de Deuteronomio 6: “Oye, pues, oh Israel, y guarda esto, para que te vaya bien y para que aumentes poderosamente, como Jehová el Dios de tus padres te ha prometido en la Tierra, que fluye con leche y miel”.

Él dice: “Más vale que guardes los mandamientos, más vale que seas leal a al Fe. “Oye, Israel”, versículo 4, “Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Lo primero que Él dice es: “Mira, si vas a ser fiel a la Fe, tienes que amar a Dios con todo tu corazón, alma y fuerzas”. Ama a Dios. Ama a Dios. Ama a Dios más de lo que amas al mundo. Ama a Dios más de lo que amas tu carro nuevo, tu casa nueva, tu trabajo, tu dinero, tu guardarropa, cualquier cosa, cualquier persona, cualquier lugar.

He estado leyendo esta semana pasada un clásico acerca de amar a Dios, escrito por Bernard de Clairvaux. Me redarguye profundamente. Profundamente. Él dice: “Tengo tres deseos en mi alma: acordarme de Dios, contemplar a Dios y amar a Dios”. Es un clamor bastante distante de algunos de nosotros. Si se nos preguntara que listáramos los tres grandes deseos de nuestra alma, me pregunto si estos serían. Acordarnos de Dios en todas las cosas, contemplar a Dios en todo momento y amar a Dios.

Y entonces Él dice: “Comienza con el interior”. Te coloco en una tierra con leche y miel, te coloco en el mejor lugar de bendición y vas a tener que meterlo en tu interior, un compromiso con amar a Dios. Después Él pasa al exterior, en el versículo 6: “Estas palabras que yo te mando hoy, estarán en tu corazón; y las enseñarás a tus hijos”. No solo en tu corazón, sino en tus labios, enséñaselas a tus hijos. “Habla de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te levantes, cuando te acuestes”.

¿Cómo es tu conversación? ¿Habla usted de la Piedad? ¿Habla usted acerca de Dios? ¿Habla usted acerca de Cristo? ¿Habla del espíritu Santo? ¿Habla de la Biblia? ¿Habla de la Virtud? ¿Habla usted de cosas que son buenas y honestas y puras? Digo, ¿usted va en un viaje con alguien durante el fin de semana y nunca habla acerca de Dios? ¿Nunca habla acerca de cosas espirituales? ¿Nunca habla acerca de cosas por las que usted va a rendir cuentas en términos de obediencia? Digo, ¿dónde está su conversación?

Como puede ver, si nos vamos a aferrar a estas cosas, tenemos que amar a Dios con todo nuestro corazón. También tenemos que hablar acerca de esto todo el tiempo, de tal manera que estimule nuestras mentes. Y necesitamos estar expuestos a eso. Yo creo que una razón por la que Dios ha levantado la radio cristiana en la actualidad, y ministerios de cintas y CD’s, es porque es la única manera en la que yo conozco en cierta manera de resistir el ataque de impiedad que enfrenta a la gente a través de la radio y la televisión.

Dígame un día en el que usted no era bombardeado en la sociedad por toda esa basura. Usted simplemente se iba a casa, hablaba con las personas, las personas que vivían ahí. Ahora usted tiene al mundo entero hablándole a usted. Vendiéndole filosofía impía desde todo ángulo posible. Y difícilmente puede llegar usted de domingo a domingo sin caer en términos de su propio compromiso espiritual.

Y entonces, el Señor ha levantado recursos. Debemos estar sepultados en ese tipo de cosas hasta que cultivemos una mente pura. Necesitamos hablar de esto todo el tiempo. ¿Es de eso de lo que usted habla? ¿Es esa su conversación? Digo, está bien hablando de los Dodgers de vez en cuando, pero no es lo que importa y lo demás no importa. Y después en el versículo 8, Él dice que hagan algo más. Que coloquen recordatorios. “Átalos como señal en tu mano, y colócalos entre tus ojos; y escríbelos en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

En otras palabras, Él dice: “Motiva, estimula tu memoria con algunos símbolos”. Digo, yo creo que los hogares cristianos y oficinas y  lo que sea, en donde quiera que estemos, necesitemos tener recordatorios para estimular nuestras memorias, para recordar las cosas en las que debemos estar pensando. Todas esas cosas, simplemente eran maneras en las que estimulaban su mente. Y recordar. Y hacerlos que recordaran las cosas con las que deberían estar comprometidos. Necesitamos tener esas cosas también para recordarnos de lo que olvidamos.

Entonces, comienza en el corazón y sale de los labios y debe ser estimulados en nuestras mentes mediante señales y símbolos. Dice usted, ¿por qué todo esto? Le voy a decir por qué. Porque será “cuando Jehová tu Dios sea traído a la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob darles, con buenas y grandes en ciudades que tú no construiste, y casas llenas de cosas buenas, que tú no llenaste, y fosos buenos que tú no escarbaste, y vides y árboles de olivo que tú no plantaste. Cuando tú hayas comido y estés saciado, entonces cuidado con que no te olvides de Jehová, quien te trajo aquí”.

Digo, la tendencia es que cuando usted no ha sido parte del proceso, usted da por sentado y se acostumbra a los resultados. Y creo que yo temo que algunos de nosotros, inclusive que hemos sido parte del proceso, podamos olvidar ese proceso. Podamos olvidar la mano de Dios, la manera en la que vimos a Dios moverse. Y muchas veces nuevas personas simplemente llegan, ustedes ni siquiera saben qué precio se pagó. Ustedes ni siquiera entienden el sacrificio de tiempo, y talento, y esfuerzo, y dinero que la gente hizo.

Me acuerdo de una pareja joven, que en el lugar de ir a su luna de miel, quisieron dar lo que tenían para su luna de miel. Digo, esa es simplemente una de miles de miles de ilustraciones. Pero algunas personas simplemente quieren entrar y todo está ahí, todo se hace bien, todo está bien hecho. Lo que sucede es que si cosas pequeñas salen mal, realmente adoptan una actitud quisquillosa. Y no entienden en donde está la verdadera batalla. Y no entienden la verdadera lucha y lo que realmente importa. Y se preocupan por el resto de las cosas. Es como un hombre que dijo en una ocasión: “Están volviendo a arreglar las sillas sobre la cubierta del Titanic”.

Y algunas veces, la gente me dice cosas insignificantes y mi respuesta interior, y no siempre lo digo, algunas veces lo digo, es: “¿A quién le importa? No me importa eso. ¿Por qué me importa esto?” Y dicen: “Oh, oh”. Concentrémonos en lo que realmente importa. ¿Por qué la gente quiere molestarse con cosas que no son esenciales? Adelante con el Reino. Algunas personas pasan su vida entera distrayéndose con cosas triviales. Cosas insignificantes, no entienden. Y creo que el niño de la apatía es la crítica. Y es tan fácil, como usted sabe. Llego al punto en el que usted da todo pos sentado, y se acostumbra, y se vuelve indiferente a todo eso. Y después comienza a criticarlo. Y todas las imperfecciones que puede ver.

Y usted sabe, como Tomás Hardy, él decía que él tenía un amigo que podía llegar a cualquier prado hermoso y encontrar de manera inmediata el montón de estiércol. Bueno, esa es una perspectiva. Esa es una perspectiva que usted no debe tener. Yo sé que Dios nos ha dado gente maravillosa. Y nosotros somos la iglesia más rica en el mundo en términos de la gente tan maravillosa que Dios nos ha dado. Y bendecimos a Dios por eso. Pero también se que hay muchas personas que sólo vienen cuando es cómodo. Los conozco, algunos de ustedes solo vienen cuando es cómodo. Fue cómodo hoy, entonces vino. Si no fuera cómodo, no hubiera venido.

Y usted ve a la iglesia como ve todo lo demás en la vida. Si satisface alguna necesidad que usted tiene, entonces usted va. SI usted puede encontrar algo que sirva a su necesidad mejor, usted va ahí. Digo, si usted cree que es mejor salirse, se sale. Si está bien ir a la iglesia, usted va a la iglesia. Para algunas personas es la menor de las alternativas cuando el presupuesto está bajo en el fin de semana. Para otras personas, vienen cuando quieren. No ven ninguna necesidad real para el compromiso y el domingo por la noche es simplemente en lo que nunca se van a involucrar. Ellos creen que un sermón a la semana es suficiente. Y si usted cree que eso es verdad, necesita doscientos sermones por lo menos esta semana. Quizás, en cierta manera, para sacarlo de su complacencia, de su satisfacción.

Como alguien dijo, creo que fue Kierkegaard quien dijo: “La gente cree que el predicador es un actor y supuestamente deben venir y ser sus críticos”. Lo que ellos no saben es que ellos son los actores y él es el que los está motivando, recordándoles sus frases perdidas. Entonces, es bastante fácil para nosotros llegar al punto en el que, usted sabe, vivimos en un mundo en el que todo es para usted. Digo, usted hace lo que quiere. Las cosas salen como a usted le gusta. Todo llega a usted, todo llega a usted. Inclusive nuestro mundo, llamado cristiano, promueve el mismo tipo de manera de pensar.

Y entonces, usted va a la iglesia y si tiene algo que ofrecer, usted se aparece. Usted no entiende la lealtad de apoyar al pastor cuando está ahí. O al hombre de Dios que está hablando. Y me preocupo, porque algunas veces cuando otros están hablando, cuando yo no estoy aquí, y la gente dice: “Bueno, es sólo tal y tal hablando. Vámonos. No vamos a ir”. Y usted entiende, claro, lo que eso le dice esa persona. No es tan ciego, no son torpes. Ellos entienden lo que eso significa. Y eso las expresa, ¿sólo eres tú, verdad? Y en cierta manera, ese es el tipo de actitud que da lugar a la complacencia en una iglesia, a la indiferencia. Y eso es lo que puede matar a un gran ministerio.

Como puede ver, ahí es en donde estaba Éfeso. Dejaron su primer amor y necesitaban ser motivados a recordar cómo era antes. ¿Han olvidado cómo era? Y entonces le dije a este pastor: “Levantar una iglesia es fácil. Es tratar de enfrentar con la grande, lo que es difícil. Es tratar de evitar que la gente se vuelva indiferente, apática, que de todo por sentado y no entiendan lo que tienen”.

Digo, la enseñanza aquí es tan buena y la música aquí es tan maravillosa, tan gloriosa. Simplemente, nos acostumbramos. Y la gente trabaja tan duro por cuidar de nuestros niños y enseñar a nuestros pequeños. Y todas las cosas que hacen. Y entonces es tan fácil para nosotros acostumbrarnos a todo y ni siquiera orar como debiéramos. Digo, ¿ora por mí regularmente? Algunas personas me dicen con mucha frecuencia, me encanta cuando la gente me dice: “Yo lloro por ti todo el tiempo”.

Yo me aferro a eso, porque usted no entiende, esto es una batalla. Yo sé, yo soy una máquina de predicación. Me paro y empiezo y aquí sale todo. Y ustedes lo evalúan del uno al diez, quizás. Y de vez en cuando uno es lo suficientemente bueno para mantenerlo regresando por otro, buscando otro bueno. Y está bien, yo entiendo eso. Pero ¿ora usted? ¿Qué hay acerca de los otros? ¿Ora por ellos también, los otros que enseñan y predican aquí? ¿Los otros que guían y sirven?

Digo, algunas personas son prontas para criticar y no tan prontas para orar. ¿Y qué hay aquellos de ustedes en liderazgo? ¿Están orando por las personas a las que guían? ¿O pensamos que todo está hecho tan bien que no necesitamos ya a Dios? Como puede ver, usted no entiende la batalla. Usted no entiende la batalla. Usted sólo ve el resultado. Y todo se ve tan fácil. Usted no entiende las lágrimas y el trabajo. Usted no entiende cómo los que estamos en liderazgo, en la iglesia, tenemos que unirnos unos a otros algunas veces para apoyarnos mutuamente, porque llega a ser muy difícil, muy doloroso.

Y sólo quiero que recuerde que necesitamos que usted se aparte de esto. Necesitamos que esté totalmente comprometido. Necesitamos que ore. Necesitamos que use sus dones, que sirva. Pensé en esto, creo de manera más fuerte, mediante una carta que recibí escrita por un pastor joven. Y quiero compartirla con usted. Realmente, es lo que motivó que simplemente le hablara de mi corazón esta semana y probablemente también la próxima semana. Pero mi gran gozo en el ministerio es ver a los jóvenes salir al ministerio.

Recibí una carta de uno que está pensando en salir y realmente quebrantó mi corazón. Y esto es lo que él dijo, y cito: “Le escribo esta carta por varias razones. Y aunque no nos hemos conocido personalmente, he leído algunos de sus libros y lo he oído por la radio varias veces. Permítame explicarle mi gran preocupación. Una que no he podido corregir y una que me está llevando a considerar dejar el ministerio. Quizás sus consejos los va a usar el Señor para darme algo de luz”.

“En primer ligar, mi posición. Firmemente creo que el liderazgo de la iglesia debe ser el mejor. No sólo en sus propias vidas espirituales, a nivel personal, sino también al establecer el ejemplo para la gente a la que guía. Ahora, me apresuro a añadir que no estoy hablando de perfección o de ningún tipo de súper humano. Simplemente una relación viva, creciente, personal con Nuestro Señor. Firmemente creo en eso. Si los líderes de la iglesia no presentan un estilo de vida de compromiso y dedicación a Su Señor, y al cuerpo local, aquellos que siguen tampoco lo van a hacer”.

“El problema, Pastor MacArthur, dos tercios de nuestros líderes elegidos asisten sólo a un servicio por semana. De nuevo, no estoy hablando de tener que estar ahí presente cada vez que se abren las puertas. Pero yo reo que fuera de situaciones imprevistas, enfermedades y vacaciones, yo creo que el liderazgo de la iglesia debe hacer un esfuerzo doble por estar presente en los servicios. Si no hay ninguna otra razón que alentar a los Santos y al pastor”.

“Me parece difícil en extremo el creer que el liderazgo apropiado, eso puede ser provisto cuando los líderes no pasan suficiente tiempo con su congregación como para saber dónde están sus heridas y temores. Yo voy a juntas y encuentro que, por mucho, la mayoría del tiempo se pasan asuntos que no tienen relación directa con las necesidades y heridas de la gente. Yo creo que debido a esto nuestra iglesia ha llegado a estancarse. Lo cuál es equivalente a retroceder en lugar de avanzar”.

“He traído esto a nuestro consejo varias veces y para ser honesto, ni siquiera todos ellos son fieles en su asistencia. Y he expresado mi preocupación sin resultado en absoluto. De nuevo, no estoy hablando de hombres y mujeres que simplemente no pueden cumplir con esto. Sino de aquellos que pueden pero no lo hacen. Recibo mis respuestas normales. Mi agenda está llena, estoy demasiado ocupado, estoy demasiado cansado al final del día. O ni siquiera presentan una excusa. Pero estas son las mismas personas que no temen recordarme con frecuencia que son el poder de la iglesia y sucede con frecuencia”.

“Pastor, he llegado al lugar e donde estoy. Si esto continúa en siguiente año, estoy listo para resignarme del pastorado. ¿Cómo es posible que un pastor dirija su rebaño, establezca los programas necesarios, desarrolle liderazgo espiritual si ni siquiera puede hacer que tenga a alguien que le apoye? Estoy abierto a su consejo. Yo creo que nuestra iglesia tiene muchas posibilidades, pero mientras que seamos tibios, el Señor no nos bendecirá. O nos usará”.

Esa carta podría haber sido escrita por miles de pastores diferentes. Porque eso es tan común, el volverse apático ante las cosas buenas que Dios nos ha dado. Y no quiero que ustedes hagan eso. No quiero que sean apáticos ante las bendiciones que Dios nos ha dado. No quiero que se olviden del Señor. Quiero que continúen temiendo Su nombre. Vayan conmigo por un momento al 2 Pedro, capítulo 1. Y simplemente les voy a decir en dónde estoy con las palabras de Pedro, en el versículo 12.

2 Pedro, 1-12: “Por tanto”, Pedro dice escribiéndole a su congregación en un sentido, “no voy a descuidar”, y puedo entender eso. A usted se le da una oportunidad por parte de Dios y usted no quiere echarla a perder. Es un llamado Santo, un alto llamado, un gran privilegio por el cual usted va a rendir cuentas. Por el cual usted es responsable. Pero él dice: “No quiero descuidar mi llamada”. Y entonces, “no voy a descuidar el traer siempre estas cosas a vuestra memoria”. Y estoy aquí, el día de hoy, para hacer lo mismo. No voy a decir nada nuevo. Voy a decir algunas cosas que son antiguas, viejas, que ustedes necesitan recordar. Él dice: “Quiero que se acuerden de estas cosas. Aunque ustedes las conocen y están establecidos en la verdad actual”, yo sé que ustedes las conocen. Simplemente, necesitan ser recordados. Simplemente, necesitan algo que estimule su memoria.

“Y voy a continuar haciendo esto. Mientras que esté en este cuerpo. Entonces, para que cuando me vaya de este cuerpo, este tabernáculo terrenal”, versículo 15, versículo 15 dice: “Ustedes se acuerden aún después de que yo esté muerto”. Hay cierta virtud en estar  repitiendo las mismas cosas elementales que no pueden ser olvidadas. Y eso es lo que me gustaría hacer. Simplemente, compartir mi corazón hablándoles de cosas que ustedes ya conocen.

Muchos pastores llegan aquí para descubrir, para tratar de entender por qué nuestra iglesia crece. Y qué es lo que estamos haciendo. Y normalmente vienen, esperando copiar algún programa que puedan llevar con ellos y aplicar en su propia iglesia. Y vienen a nuestra conferencia de pastores. Vamos a tener una en octubre. Espero que sean parte de ella. Vamos a tener a doscientos cincuenta pastores nuevos aquí. Y desean conocer lo que Dios está haciendo. Y normalmente vienen pensando que pueden copiar métodos, herramientas, programas, ideas, y llevarlos de regreso, implementarlos en su iglesia. Lo cuál sería como venir a un gran cuerpo y simplemente llevarse la piel con ellos.

Digo, están viendo cómo la carne se manifiesta en nuestro ministerio. Lo que no entienden es todo lo que hay a nivel interno. Y entonces, cuando vienen a al conferencia de pastores tratamos de enseñarles que hay muchas cosas que están debajo de la superficie que no ven, que son parte del cimiento para hacer que todo lo demás tenga sentido. Usted, cuando ve a un ministerio funcionando, operando. Se ve lo que está frente a usted. Pero lo que debe entender es que lo que está tras bambalinas, es lo que no puede ver.

Y entonces, me gustaría tomar una analogía del Apóstol Pablo, la analogía de un cuerpo. Y creo que podemos llamar a esto la anatomía de una iglesia. Pero creo que el cuerpo puede ser visto en cuatro características. Esto no es clínico, esto es simplemente para efectos de nuestra analogía. Huesos o esqueleto, sistemas internos, músculos y carne. Y una iglesia tiene que entenderse a sí misma de esa manera. Tiene que haber un marco, un esqueleto. Tiene que haber sistemas internos, a lo cuál yo llamo el flujo de ciertas actitudes. Y después, tiene que haber músculo, lo cuál es ciertos tipos de funciones que hacemos y después se manifiesta en la forma de nuestro ministerio.

Pero la forma no es suficiente. Usted no nada más puede reproducir o copiar la forma sin el resto. No va a vivir. No va a mantenerse en pie. No va a funcionar. Entonces, quiero que regresemos y comenzar desde el principio. Y esto es lo que yo creo que Cristo quiere que sea nuestra iglesia. Estamos comprometidos con esto. Y hemos estado comprometidos con esto desde el principio mismo. Y todavía estamos comprometidos con esto. Y el futuro es aún mayor del presente, por mucho, si realmente nos apegamos a estas verdades.

Digo, podemos ver a nuestro alrededor y decir: “Oye, esto está lleno. Escuche, estamos listos para construir un balcón. Tenemos la estructura para hacerlo. Estamos listos para levantarnos tan pronto como percibamos que hay necesidad de hacerlo”. Y debe haber una necesidad para ello. Tenemos un millón de personas aquí, en este pequeño valle, y en cualquier domingo dado. Inclusive, veinte mil de ellos están en una iglesia a donde van a oír la verdad. Y eso nos deja con muchos que no van a una iglesia, ¿verdad? ¿Quizás novecientos ochenta mil?

Podemos tener alguna perspectiva tendenciosa cuando pensamos que todo ya se ha hecho. Tenemos a personas aquí, a la vuelta de la esquina, quienes nunca han estado en la puerta de este lugar. Y queremos hacer lo que necesitamos hacer en el futuro, porque Dios nos ha dado el cimiento. No queremos decir: “Oye, construimos el cimiento.  ¿No este un cimiento hermoso?” Queremos continuar y terminar con la casa.

Entonces, pasando a esa metáfora paulina familiar, conocida, y tomándola, si puedo sacarla de su patrón bíblico, quiero hablar en primer lugar del esqueleto. Y creo que eso es de lo único que vamos a hablar en esta mañana. Simplemente eso, el esqueleto. Para que el cuerpo funcione y el cuerpo opere, tiene que tener un esqueleto. Tiene que tener estructura, tiene que tener forma. Es el esqueleto lo que proveé la estructura básica, la forma para el cuerpo. Ahora, yo creo que hay ciertas verdades, a nivel esqueleto, con las que debemos estar comprometidos. Estas son verdades no negociables. Estas son verdades inalterables. Son invariables. Estas son cosas en las que no vamos a hacer concesiones de ninguna manera y estas son verdades elementales a nivel esqueleto. Y yo creo que la iglesia debe estar comprometida con estas cosas.

Y cuando digo eso, amados, me refiero a ustedes. Usted, la iglesia es usted. No estoy hablando de alguna cosa nebulosa, estoy hablando de usted. Y, obviamente, estoy también hablando de mí. Permítame explicarle lo que yo creo que son los asuntos no negociables a nivel esqueleto.

En primer lugar, un alto concepto de Dios. Un alto concepto de Dios. Ahora, podría remontarme a todos los años, al pasado, y traer todo tipo de cosas que hemos tratado de enseñar acerca de esto. Pero voy a estimular su memoria, simplemente en algunas de estas cosas, y voy a hablar de algunas cosas generales. Es absolutamente esencial que la iglesia se perciba a sí misma como una institución para la gloria de Dios. ¿Entiende eso?

Ahora, eso es tan elemental que simplemente parece que ni siquiera tendría que decirse. Pero yo creo que la iglesia, en general en nuestro país, a descendido de ese nivel para convertirse en una iglesia que sirve para ayudar a los hombres. Y la iglesia cree que su meta consiste en ayudar a que la gente se sienta mejor acerca de sí misma. A jugar juegos psicológicos con ellos. A reglar, a parchear sus matrimonios, a darles placebos, usted sabe. Como parchear un matrimonio. Como Marabel Morgan dijo: “Para colocarse ropa interior negra, una rosa en sus dientes y meterse abajo de la mesa del comedor y guiñarle el ojo a su marido”. Ese tipo de cosas.

Digo, si usted tienen un matrimonio que está mal, usted puede hacer eso y todavía tener un matrimonio que está mal. Porque hay algunos cimientos bíblicos y hay algunas relaciones con Dios que se demandan entre personas, si es que van a tener relaciones correctas las unas con las otras. Y ese tipo de placebo realmente no son la respuesta. Pero hemos reducido la iglesia, desde un cuerpo, un organismo que tiene como meta conocer y glorificar a Dios, a una organización que tienen como objetivo hace que la gente se sienta mejor acerca de sí misma. Y ese no es el punto.

Si usted conoce de manera correcta a Dios, en últimas, va a afectarlo a usted y usted va a estar mucho mejor. La respuesta a todo en su vida es conocer a Dios, ¿verdad? Claro, el Señor es el principio de toda la sabiduría. Y cuando usted tiene una relación correcta con Dios, y usted toma en serio a Dios, y usted está en una relación correcta con Dios, entonces el resto de las cosas van a estar en su lugar correcto. Eso no quiere decir que no nos preocupan las necesidades de la gente. Nos preocupan, como también a Dios le preocupa. Como también a Cristo le preocupa.

Pero lo que quiere decir es que hay un equilibrio. Y todo comienza con un alto concepto de Dios. Debemos tomar a Dios seriamente. Como lo he dicho antes, algunas veces me gustaría que Dios matara a algunas personas durante la ofrenda. No me gustaría mucho que pasara eso, pero por que quizás yo sería la persona, pero digo, alguna manera dramática para ilustrar que Dios debe ser tomado seriamente.

Decimos: “Oh, sabes una cosa, alguien se muere o algo pasó. ¿Cómo es que Dios permitió que eso pasara?” Escuche, amigo. Esa ni siquiera es la pregunta. La pregunta es: ¿Qué es lo que usted y yo estamos haciendo vivos? Un Dios santo debería habernos matado hace mucho tiempo atrás. Ese es el punto. Y debido a que Dios es un Dios de gracia, no hay razón para que usted y yo seamos apáticos e indiferentes. Debemos tomar a Dios seriamente.

Yo me indigno en términos justos contra estos predicadores y demás, quienes arrastran a Dios, lo sacan de Su trono y lo convierten en algún tipo de siervo para los hombres. Quien tienen que hacer todas las cosas que demandan los hombres. Esta es una época irreverente, es irreverente. No sabe cómo adorar. Inclusive, lo que llama adoración, básicamente en muchos casos es simplemente inducir un sentimiento de calidez. Y creen que eso es adoración.

Conocen muy poco acerca de Dios. Y como dije, el hacer acerca de adoración, somos demasiadas Martas y no hay suficientes Marías. Estamos ocupados sirviendo todo el tiempo y no sabemos lo que es postrarnos y lavar los pies de Jesús. No sabemos lo que es temblar ante la Palabra de Dios. No sabemos lo que es tener una confrontación asombrosa con un Dios infinitamente Santo, que nos deja quebrantados por nuestra propia pecaminosidad y por lo tanto, útiles para Él, para la Gloria de Él.

Queremos sentirnos bien acerca de nosotros mismos. Queremos sentirnos bien. Queremos tener todo lo que necesitamos, que todos nuestros problemas sean resueltos. Y se nos vende una bolsa de psicología religiosa que se llama la iglesia. Escuche, realmente voy a dar un paso más hacia adelante y decir, podría profundizar y decir que usted puede tomar el noventa por ciento de todos los libros que se escriben en la actualidad y sepultarlos en el mar y no perderíamos nada. Porque simplemente son una multitud de placebos que atacan a nivel superficial los problemas que no pueden resolver.

Yo me remoto a la historia, a épocas cuando la iglesia era santa. Cuando tenían muy pocas cosas que leer. Pero las cosas que leían les decían cómo tener una relación con Dios. Tenemos millones de cosas que no parecen resolver el problema. Me sorprendió recientemente- me contaron en Moody, en la última conferenciad e pastores, que hicieron una encuesta de los pastores y dijeron: “¿En qué área necesita más ayuda que cualquier otra en su vida?” Y la respuesta fue: “La familia”. Y yo dije: “Espera un momento. No puede ser. ¿Me quieres decir que con todas las cosas que están allá afuera, todavía necesitas más cosas acerca de cómo  ayudar a familias?” No es eso. No es que usted necesita más material, es que con todo lo que se ha dicho, la gente no toma a Dios seriamente.

Entonces, no caminan  según sus leyes y se meten en los problemas en los que están. Y entonces, continuamos levantando a Dios. Esa es la razón por la que tuvimos la serie acerca de adoración y el libro ya se público. Y espero que lea el libro. Realmente lo espero, espero que lo lea. Y yo conozco a algunos de ustedes que dicen: “Lo compré, lo compré”. Yo sé. Espero que lo lea.

Sabe una cosa, Santiago lo dice: “Acercaos a Dios,” en Santiago 4-8, “y Él”, ¿qué?, “se acercará a vosotros”. Ahora, ¿qué podría ser mejor que eso? ¿Le gustaría vivir su vida con Dios cerca de usted? ¿Le gustaría eso? Bueno, claro. Usted se acerca a Dios y Él se acercará a usted. Die usted: “Sí, pero cuando usted se acerca a Dios, hombre, es algo que me pone nervioso”. Claro. Esa es la razón por la que él dice en la siguiente frase: “Pecadores, limpiad las manos”. Entre más se acerca usted a Dios, más ve usted su pecado, ¿verdad? “Humíllese a sí mismo, lloren. Vuestra risa se convierta en tristeza y demás”. Y ahí, cuando usted está hecho pedazos, dice: “El Señor lo levantará”.

Pero tomamos a Dios seriamente, y creemos que debe ser exaltado y levantado y no vamos a tener una iglesia centrada en el hombre. Queremos alcanzar a toda persona en el amor de Cristo, en el amor de Dios. Pero Dios va a ser el enfoque de nuestra adoración, de nuestra vida. Y no vemos la Biblia, por lo tanto, como un lugar en donde usted encuentra pequeñas fórmulas para resolver todos sus problemas. La vemos como un libro que revela a Dios. Revela a Dios.

Hay una segunda verdad no negociable. Y fluye de la primera, y esa es la autoridad absoluta de las escrituras. La autoridad absoluta de las escrituras. No vamos a hacer concesiones en este punto. La Biblia está siendo atacada de manera constante. El otro día leí una evaluación de un nuevo libro escrito por Louis Smith, en el Seminario de Fuller, en el cual él dice que está perfectamente bien si dos hombres homosexuales tienen una relación y eso está dentro de la tolerancia de Dios. Y si usted quiere aferrarse a esa perspectiva, lo único que tiene que hacer es eliminar la Biblia. Es muy, muy cómodo.

Y si usted es un profesor en un seminario, me parece algo incoherente el estar preparando a jóvenes para administrar la palabra de Dios mientras que usted la niega. Pero ahí es donde estamos. Ahora, ese es un ataque frontal. Yo creo que hay carismáticos que están atacando la Biblia al añadir todas sus visiones y todas sus revelaciones y todas la demás cosas como hemos compartido con ustedes en el pasado.

Y ellos, Jesús les está diciendo esto y Jesús les está diciendo aquello. Y Dios les está hablando por aquí y por allá. Y tienen todo este material que están apilando. Y de pronto, de manera sutil, han atacado la Biblia porque ya no es la única autoridad. Y les puede haber dicho: “Pero un hombre dice que Jesús viene al baño y le coloca el brazo en su hombro”, y dice él, “mientras me estoy rasurando”. Y mi respuesta a eso en mi mente fue: “¿Continúas rasurándote?” Porque si continúas rasurándote no es Jesús. Porque si el Dios Santo viniera al baño mientras que tú te estás rasurando, te matarías a ti mismo porque te habrías pegado tan fuerte en el suelo de la impresión.

Es algo terrible el confrontarse con un Dios infinitamente santo. Y después, ese tipo de torpeza y reciben estos pequeños mensajes especiales por parte de Dios. Escuche, nos vamos a aferrar a la Palabra de Dios como la autoridad absoluta. La Biblia siempre está siendo atacada. El peor ataque viene por parte de personas que dicen que la creen y no saben lo que enseña. ¿No diría usted eso? Ese es el peor de todos. Ese es el ataque más sutil que existe. Pero hay personas por todo Estados Unidos quienes dicen: “Yo creo en la Biblia de tapa a tapa”. No la conocen. Punto.

Simplemente, creen lo que no conocen, lo cuál es la cúspide de la ignorancia. Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Escuche, esa es la razón por la que soy un predicador expositivo. Si vamos a ser alimentados por toda palabra que sale de la boca de Dios, entonces debemos estudiar toda palabra. Y no creo que la predicación ha perdido eso. Y ahora la predicación es todo tipo de cosas diferentes. No enseñar la Palabra de Dios. Y tenemos que regresar a eso. Y tenemos que mantenernos en donde estamos. Necesitamos enseñar. Necesitamos enseñar toda palabra, toda palabra. Y si usted no tiene apetito por esto, no va a cambiar la manera en la que nosotros lo hacemos.

Dice usted: “Bueno, yo sé, no necesitamos otro sermón. Nos gustaría tener comunión”. Bueno, está bien, espero que encuentre algo de comunión. Simplemente vamos a continuar dándole la palabra, simplemente vamos a continuar alimentándole la palabra, porque sabemos que eso lo hace crecer. La comunión es importante, todo eso es muy importante, pero no como reemplazo para la Palabra de Dios. De hecho, si usted quiere conocer la verdad, yo encuentro que la comunión más dulce, más pura, la mejor y más gratificante siempre, se encuentra entorno a las escrituras. Siempre entorno a las escrituras.

La prioridad absoluta de la Palabra de Dios. Ahí es donde está mi corazón. Espero que ahí esté también el suyo. Y le voy a decir una cosa, dice usted: “Bueno, ya conocemos tanto, se nos ha enseñado por tanto tiempo”. Escuche, esa es la cúspide del orgullo, el decir eso. Digo, el proceso de descubrimiento nunca termina, nunca termina. Para mí no termina y lo he dicho en el pasado, el gran gozo de mi ministerio de predicación no es la predicación, la predicación es la parte de trabajo, el gozo está en la parte del descubrimiento. Entrar ahí y descubrir cosas que nunca antes había visto, nunca antes había conocido, nunca antes había entendido de manera plena. Y eso me casa cada semana de mi vida.

Ahora, esa es una aventura que nadie debe perder. Me acuerdo de un pastor, me dijo cuando estaba ahí, en Michigan, en una ocasión, y él dijo: “Bueno”, él dijo, “yo sólo pastoreo dos años en un lugar y después me voy”. Y yo le dije: “¿En serio?”. Él dijo: “¿Lo has estado haciendo por mucho tiempo? ¿Sí? Yo estuve dos años aquí, dos años aquí, dos años aquí, dos años aquí”. Y yo le pregunté: “¿Por qué?”. Él dijo: “Tengo cincuenta y dos sermones. Los predico dos veces y me voy”. “Eso es algo interesante”, yo le dije. “¿Qué hay acerca de todo el consejo de Dios?”. “No lo doy todo, simplemente la parte que creo que es importante”. “Oh, yo creo que toda palabra que sale de la boca de Dios es importante”. Eso es un “no negociable”.

En tercer lugar, y esto de nuevo fluye del segundo, doctrina sana. Usted comienza con un alto concepto de Dios, y si usted hace un compromiso con Dios, entonces se va a tener que apegar a Su revelación, Su palabra. Si usted hace un compromiso con Su palabra, usted va a aferrarse a lo que enseña y eso es doctrina. Doctrina sana. ¿Y saben una cosa amados? En el área doctrinal en el cristianismo, la gente es muy imprecisa, la gente es imprecisa. Hay sermoncitos para cristiancitos. Usted sabe, cosas útiles, agradables de oír, pequeñas.

No sé cuál es el propósito definitivo que cumplen, pero son agradables y algunas veces son interesantes y algunas veces lo hacen sentir sentimental a usted. Y siente sentimientos cálidos, si se siente triste o lo que sea. O se siente motivado y demás. Pero no hay doctrina sana. En otras palabras, nadie está gritando la verdad acerca de Dios, la verdad acerca de la vida, la muerte, el Cielo, el Infierno. La verdad acerca del hombre, el pecado, Cristo, los ángeles, el Espíritu Santo, la posesión del creyente, la carne, el mundo, lo que sea.

Digo, denme algo a lo que me puedo aferrar, denme una verdad. Esta es la razón por la que siempre hemos hablado de principalizar el texto. Usted toma un texto, usted descubre lo que significa y usted descubre lo que dice y después ve lo que significa. Usted extrae del mismo una verdad divina, y usted establece esa verdad en las mentes de las personas al repetir esa verdad en diez maneras diferentes. En caso de que usted no sabe, eso es lo que yo hago cuando predico. Lo llevo a lo largo del pasaje, extraigo una verdad divina y le hablo a usted de esa verdad en diez maneras diferentes.

A partir de este pasaje, este pasaje que se compara con este, y este pasaje con el otro pasaje y demás. Hasta que en su mente hay una verdad, una verdad sólida. Entendí eso cuando fui joven porque mi padre me dio una Biblia cuando salí de preparatoria. Y en la parte de enfrente me alentó a leer 1 y 2 Timoteo, y lo hice. Y continuamente oía a Pablo diciéndole a Timoteo: “Enseña doctrina sana, enseña doctrina sana, enseña doctrina sana”. Nutre tu propio corazón y comunícaselo a tu congregación. Doctrina sana.

Hubo un día cuando los pastores eran teólogos. Ahora no lo sé. Pienso del hecho cuando Dick y yo regresamos al congreso de Narrancy, en Chicago. No lo sé. Fue creo que hace un año atrás, ¿verdad Dick? Y habían tres pastores, creo, de cien eruditos. Bueno, cuatro incluyéndote a ti. Cuatro. Y noventa y seis hombres de universidades y seminarios. Y cuando reúnen a personas para discutir la Biblia, ni siquiera piensan en pastores. Y eso no necesariamente es un reflejo de que no hay ninguno. Simplemente, que no saben en dónde buscar a personas que puedan tratar con las escrituras.

Y francamente, ni siquiera yo sé por qué estábamos ahí. Pero creo que hemos perdido eso. Esa claridad doctrinal y ese aspecto distintivo en la predicación que realmente pertenece al púlpito. La gente necesita respuestas, respuestas sólidas de la Palabra de Dios. Nosotros, simplemente para efectos de curiosidad. Escribí una carta hace un par de semanas atrás a todos los diferentes ministerios que sabemos que están en la radio y les hice una pregunta. Respondemos a preguntas bíblicas todo el tiempo. Hicimos una pregunta simplemente para ver cómo respondían a preguntas. Una pregunta se envió y todo el mundo nos respondió con una respuesta diferente.

Entonces, si usted hubiera buscado consejería de todos estos ministerios, cada uno de ellos le habría dado a usted una respuesta diferente. Ahora, eso realmente es triste en un sentido. Hay tanta confusión acerca de las cosas que deberían ser, y de hecho, son claras en la Palabra de Dios. Estamos comprometidos con extraer algunas conclusiones bíblicas. Me acuerdo cuando estudiamos el Libro de Efesios, a principios del ministerio aquí, y establecimos la posición del creyente en Cristo, lo cuál fue parte del cimiento de esta iglesia.

Y el otro día yo estaba con mi entrenador de futbol americano de preparatoria. No lo había visto por mucho tiempo, fuera de una vez cuando él vino a la iglesia. Y él sigue con el Señor. Y ha enseñado la Palabra de Dios. Es un hombre maravilloso. Y estábamos recordando algunas de las cosas torpes que pasaron cuando jugábamos futbol en preparatoria y me dijo: “¿Sabes una cosa John?”. Él dijo: “Tú estableces en concreto, en mi vida, mientras que yo estoy vivo, estableces un entendimiento de la posición del creyente. Porque escuché las cintas de Efesios, capítulo 1, una y otra, y otra, y otra vez y después las enseñé año tras año, tras año a nuestros jóvenes”. Él dijo: “El entendimiento sólido de la doctrina de la posición del creyente en Jesucristo ha provisto el cimiento para mi vida entera”.

Y bueno, como puede ver, yo no me estoy reconociendo a mí mismo. Ese es el Libro de Efesios. Ese es el Espíritu Santo. Pero lo que estoy diciendo es que ese es el tipo de principios sobre el cual la gente establece su vida. Doctrina sana, sólida, sana. Y yo creo que debemos enseñar la Palabra de Dios y enseñarla con principios que son verdades divinas, que son parte del cimiento para la vida muy esenciales.

Así que, si usted quiere conocer algo de los ángeles, debemos tener verdad que es concreta y clara acerca de los ángeles. Si quieres saber acerca de los demonios, entonces debemos poder establecer lo que la Biblia enseña acerca de eso y por ello siempre estamos estableciendo contenido sólido.

Un cuarto elemento no negociable. Y usted conoce estas cosas, simplemente quiero que las recuerde. Un cuarto es santidad personal. Santidad personal. Me temo que todos somos víctimas de una sociedad absolutamente impía. Digo, simplemente gimo en medio de la sociedad en la que vivimos. La inmundicia, la suciedad, la basura que está siendo producida de manera interminable, no sólo a nivel filosófico, que corrompe la mente, que la aleja de Dios, sino las cosas inmorales. Simplemente, un mar que parece como si fuera un caño que está roto. Simplemente, de hecho el caño no solo está roto, está completamente despedazado y está inundando todo lugar.

No sé si esto es nuevo o no, pero siempre he tenido un problema con la música contemporánea, porque yo creo – No solo odio el estilo mismo, sino que tengo problemas con básicamente las insinuaciones sexuales de las palabras que son tan viles, impías. Y usted trate alguna vez de decirle esto a los niños: “Bueno, no entiendes, tú eres un hombre ya viejo. Qué sabes tú. Y tú no entiendes en dónde estamos, y las palabras están bien, y yo las tomo como quiero, y bla, bla, bla”.

Bueno, recientemente aprehendí a uno de estos ahí, en la televisión, uno de estos canales de música, de video. Y eso para mí cerró el asunto. Y cuando tocaron ese tipo de música, implementaron esa música en el área visual y esa inmundicia, es en primer lugar los tonos sexuales que simplemente son abiertos. Son descarados. Y en segundo lugar, está totalmente desconectado de cualquier forma de la realidad, lo cuál es divorciar a la gente de un razonamiento claro, saludable, lógico, y un entendimiento de la realidad. Es como tratar de inducir a una persona en un estado de control mediante drogas. Totalmente desconectado.

Vi una multitud de cosas absurdas, totalmente desconectadas, sin rima, sin razón, sin conexiones lógicas, entre lo que estaba pasando. De hecho, fue todo totalmente ridículo. Digo, yo puedo tener cuarenta y tres años de edad, pero no estoy en una situación en la que no pienso con coherencia. Y si usted coloca eso en términos visuales, y eso es lo que usted ve, eso es basura. Y después tiene una generación entera de personas, usted sabe, inundada por esto.

Escuche, tenemos que comenzar a trazar algunas líneas cuando hablamos de santidad personal y ser cuidadosos, en dónde nos exponemos a nosotros mismos y a nuestros hijos y a la gente que nos rodea. Usted no puede ir entrando y saliendo al cine y viendo cualquier cosas que sus ojos pueden ver. Y leyendo basura y exponiéndose a todo eso y no pagar un precio.

Simplemente, me impresionó eso y simplemente me dije a mí mismo: “¿Ahí es en donde estamos en nuestra sociedad?”. Yo no voy a ver películas, yo no veo ese tipo de cosas. Entonces, esto para mí me sacudió. ¿Ahí es en donde está nuestra sociedad? ¿Es esto lo que está pasando en las mentes caóticas de niños que están inundando sus celebros de eso? Creo que somos llamados a una pureza de vida y creo que no podemos negociar eso. No hay concesiones ahí. Ninguna. No vamos a hacer concesiones en eso y queremos implementar esa pureza, esa santidad, ese estándar de santidad.

2 Corintios 7, siempre viene a mi mente: “Así que, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. Queremos implementar eso. Esa es la razón por la que implementamos la disciplina en la iglesia. Esa es la razón por la que si alguien peca, tenemos que ir a ellos. Ustedes tienen que ir a ellos, yo tengo que ir a ellos. Tenemos que hacerlo. Tenemos que hacerlo.

Recibí una carta de alguien, y él me escribió y dijo: “Quiero decirte una cosa. Una de las personas de tu iglesia, de tu personal de la iglesia, es tal y tal, e hizo esto, e hizo aquello, e hizo aquello”. Y él me estaba hablando aquí de una de las personas que trabaja en la iglesia. Y yo le respondí, le dije: “Querido amigo, si tienes algo contra un hermano, acércate a ese hermano, no lo calumnies, no calumnies a ese hermano en frente de mí. Yo no acepto lo que acabas de decir. Tú te acercas si tienes el problema, tú lo resuelves. Y si eso está resuelto, yo ni siquiera necesito saber de ello. Pero no acuses a un colaborador de Jesucristo con el que ni siquiera has hablado”.

Bueno, él me respondió con una carta hermosa y confesó el pecado que había cometido. Y preguntó, me pidió que si lo podía perdonar. Y me dijo que había aprendido una lección para su vida. Bueno, eso está bien. Y que él debía resolver eso con el hermano. Que piensa que lo ha ofendido. No estoy ni siquiera seguro de que hubo una ofensa. Pero si usted cree que eso es ser duro, eso es simplemente ser bíblico. Simplemente, queremos que la iglesia sea pura, ¿verdad?

Y entonces, queremos enfrentar ese tipo de cosas en amor, claro, en amor. Por ejemplo, usted toma el área de santidad personal y usted puede ver cuánto hemos perdido en esa área. Digo, ¿qué hay acerca de nuestra vida de oración que cultiva esa santidad? ¿Cómo es? ¿Qué hay acerca de la Palabra de Dios? ¿Qué hay acerca de ayunar, de meditar? ¿Cuándo se sienta usted y medita en la Palabra de Dios? ¿Cuándo hace usted eso?

Dice usted: “Bueno, yo soy anciano. Yo soy un diácono. Yo preparo un estudio bíblico”. No. ¿Cuándo se sienta usted y medita en la Palabra de Dios? ¿Cuándo medita por un periodo de tiempo prolongado acercándose a Dios en un momento de oración que se extiende más allá de un momento? ¿En dónde estamos en términos de santidad? ¿En dónde estamos en términos de comunión real con el Dios vivo?

Como puede ver, no es sólo líderes. Son líderes. Soy yo y todo el resto del liderazgo, pero también ustedes. Digo, no solo podemos sentarnos y vivir vidas cristianas medio comprometidas y esperar que la obra de Dios se lleve a cabo a la manera de Dios. Bueno, solo hay una final. Y le voy a dar esta brevemente. Autoridad espiritual. Autoridad espiritual. Yo creo, con todo mi corazón, que una iglesia debe entender que haya una autoridad. Yo creo, con todo mi corazón, que una iglesia debe entender que hay autoridad sobre esas personas en esa iglesia y esa autoridad es Cristo, quien es la cabeza, quien media su liderazgo a través de ancianos piadosos. Eso es simplemente lo que la Biblia dice.

Digo, yo no inventé eso. La iglesia presbiteriana no inventó eso. Eso es lo que la Biblia dice. Que ancianos gobiernan sobre ustedes en el Señor. Es así de simple, tienen autoridad. Ahora, eso puede ser abusado. Hay hombres que se meten en ese asiento, en esa posición de autoridad y usan esa autoridad como si la autoridad se la diera la posición o su propia personalidad. Y no es así. Es la autoridad de la Palabra de Dios en las manos de un hombre piadoso.

En otras palabras, yo no tengo autoridad alguna para decirles: “Escuchen, quiero que construyan ese edificio ahí”. O: “Escuchen, quiero más vacaciones o que me aumenten el salario o demando que estas paredes se pinten de verde, porque yo tengo autoridad”. Yo no tengo ninguna autoridad sobre la pintura. Yo no tengo autoridad sobre esas cosas. La única autoridad que tengo es de hablar y aplicar la Palabra de Dios, ¿verdad?

Y cuando un hombre se sale de eso, él lo viola. Pero cuando viene a la Palabra de Dios, ahí hay autoridad. Ahí hay autoridad. Hombre, algunas personas están paranoicas por esto. Cuando estuve en Nueva York este verano, un hombre me dio un proyecto de veinticinco páginas y él me dijo: “Creo que te va a interesar leer esto”. Me dio este proyecto de veinticinco páginas y el título era “La herejía del Macarthurismo”. Y ni siquiera estaba hablando en general. “La herejía del MacArthurismo”.

Y entonces, quería ver cómo era yo un hereje. Y entonces, comencé. En primer lugar, cuidado con John MacArthur porque a nivel superficial, él parece ser un buen hombre. Pero aquí están los hechos. Uno: Él es anti-evangelismo. Dos: Él es anti-misiones. Y después de unas diez cosas, la última era: Él cree en ancianos. Eso es lo más letal de todo. ¿Se dan cuenta? Como si yo hubiera inventado a los ancianos como un hereje.

La realidad del asunto es que algunas personas simplemente no quieren estar bajo autoridad espiritual. Y quizás a favor de ellos, podríamos decir que en cierta manera son tendenciosos en su entendimiento de eso, porque algunos han abusado esa autoridad. Pero la iglesia debe entender, amados, que Dios le ha dado a la iglesia hombres piadosos que tienen la autoridad de representar a Jesucristo mediante el ejemplo y precepto en esa iglesia. Y la iglesia, de manera amorosa, debe someterse a su liderazgo y no van a ser perfectos, no van a ser perfectos.

Escuche, oramos constantemente de que seamos lo más cercanos a eso que podamos. Pero sabemos que va a haber fallas. Alguien dijo: “La única diferencia con los cristianos en su ejército es que le disparan a sus heridos”. Apuntando o queriendo decir que cuando alguien hace algo mal en el cuerpo cristiano, algunas veces son atacados de manera más bien cruel. No está mal hacer algo malo, esto es, está mal hacer algo malo, pero en últimas no es un desastre hacer algo malo cuando usted lo confiesa y sigue adelante. El problema es cuando usted continúa en eso.

Y entonces, cuando algo es hecho, que no es todo lo que debe ser, vamos a ser los primeros en querer saber eso y seguir adelante, glorificando al Señor. Pero tenemos que entender que en la iglesia se han establecido algunos, que son nuestros líderes. Y en 1 Tesalonicenses 5, dice que: “Debemos honrar a esas personas. Tenerlos en alta estima por causa de su amor. Amarlos y tenerlo en mucha estima y amor por causa de su obra”.

Y en Hebreos 13 dice: “Sométanse a ellos, porque ellos velan por vuestras almas. Sigan su ejemplo”. Y tenemos una pluralidad de líderes aquí. Yo simplemente soy uno de ellos. Dice usted: “Bueno, ¿cómo es que tú eres el hombre que siempre predica?”. Bueno, eso es simplemente como los dones se manifiestan. Digo: “¿Usted tuvo a doce apóstoles, verdad?”. Pero en cada lista de ellos, y hay cuatro listas, Mateo, Marcos, Lucas y Hechos. Y en toda lista, Pedro es siempre es nombrado primero. Y él siempre era el vocero.

Y así era. No quiere decir que él era mejor que alguien más. De hecho, si la verdad fuera conocida, probablemente es pero que muchos de ellos o la mayoría de ellos. Pero él tenía los dones en esa área y hay variación de dones. Pedro y Juan viajaron juntos. ¿Cree usted que Juan tuvo algo que decir? Piénselo. Él escribió Apocalipsis, 1, 2, 3 Juan, el Evangelio de Juan. Y sin duda alguna, con su intimidad con Jesucristo pudo haber dado grandes cosas. Pero cada vez que él está con Pedro, durante doce capítulos, él nunca abre su boca. ¿Por qué? Porque Pedro tuvo el don más fuerte. Vamos a llamarlo así, excepcional, en términos de hablar.

Cuando usted llega a Pablo y Bernabé, sabemos que Bernabé fue un gran maestro y un gran orador, y probablemente el que guió a la iglesia hasta que Pablo llegó. Pero cuando él y Pablo viajaron, inclusive los paganos dijeron que Pablo era el orador principal. Entonces, hay variaciones en los dones. Pero en la totalidad, hay una igualdad de autoridad espiritual y liderazgo dado a aquellos que la Biblia llama ancianos o pastores supervisores. Tenemos que entender eso. Y esta iglesia siempre va a estar bajo el cuidado de esas personas. Siempre.

Entonces, ¿qué hemos dicho? Si la iglesia va a ser el cuerpo de Cristo, tiene que tener la estructura correcta. Tiene que tener un alto concepto de Dios y esa debe ser su búsqueda. Conocerlo, conocerlo, conocerlo. Y al buscar conocerlo, debe tener un alto concepto de las Escrituras. Porque ese el lugar, el único lugar en donde Él puede ser conocido. Y entonces, vamos a tener ese alto concepto de las Escrituras y vamos a estar comprometidos con la claridad doctrinal, la doctrina sana, la santidad personal. Y vamos a someter nuestras almas al cuidado de aquellos que están sobre nosotros, que cuidan de nosotros en el Señor, en la autoridad espiritual.

Yo le digo a estos pastores esto todo el tiempo: “Si ustedes no tienen estas cinco cosas en su iglesia, el resto que van a tener van a ser cosas a corto plazo, superficiales, porque estas son cosas fundamentales”. Y yo les digo esto también: “Como pueden ver, caballeros, ustedes no pueden producir esto, ustedes no pueden implementar esto en dieciocho meses”. La permanencia promedio de un pastor ahora en una iglesia es 2.6 años. Dos años, seis meses. No lo puede hacer. Toma años establecer este tipo de cimiento y eso es simplemente el esqueleto.

Ni siquiera hemos hablado de los sistemas internos, y los músculos, y después la carne. Y quiero que sepa que yo sólo tengo una vida que vivir. Y yo creo que el espíritu de Dios quiere que la viva y la entregue en este lugar. Y no podría estar más feliz. Para mí la aventura apenas está comenzando. Y no estoy diciendo: “Oye, tenemos esto enorme y ahora dispersémonos y veamos aquí y allá, y hagamos todo esto”. No señor. Esta es la pasión de mi corazón, esta iglesia.

Y yo creo que Dios tienen un gran futuro para nosotros si podemos ver en dónde está la verdadera guerra. Que estemos comprometidos con las cosas que son los elementos del cimiento, y eso significa ustedes. Ustedes, como un individuo. Usted, usted es nuestra esperanza. Inclinémonos en oración.

Padre, realmente hemos tocado algunas cosas muy importantes. Quizás no siempre tan importantes para nosotros, pero deben serlo porque son las cosas más importantes para ti. Porque son importantes para ti. Tú eres Dios, y tu palabra es importante. Y lo que enseña es importante. Y la santidad es importante, porque eso es lo que Tú deseas. Y la autoridad espiritual es importante, porque Tú deseas gobernar en tu propia iglesia. En tu propio reino. Porque Tú eres el rey. Ayúdanos a considerar como algo importante lo que Tú consideras importante, y no pasar nuestro tiempo entero en cosas triviales, que no importan. O peor aún, volvernos apáticos o indiferentes porque nos hemos entregado a este mundo, porque nos hemos acostumbrado a las cosas que has hecho porque no fuimos parte de la batalla.

O quizás, Señor, fuimos parte de la batalla pero en cierta manera nos retiramos. Métenos de regreso ahí, Padre. Lleva a cabo una obra en mi corazón y en todo corazón que sea para tu Gloria.

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