2/2 – Entrenando la próxima generación

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Nutriendo el corazón de tu hijo

2/2 – Entrenando la próxima generación

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/entrenando-la-proxima-generacion/

Carmen Espaillat: La hija de Missy Schrader aprendió a vestirse por sí sola hace varios años, pero aún necesita el consejo de su madre.

Missy Schrader: Si ella tiene puesto un conjunto yo puedo decirle “¿Qué piensas de esto? ¿Crees tú que es modesto? ¿Puedo ver tu piel cuando levantas tus brazos? ¿Es esta la primera y mejor opción de vestimenta para ir al colegio?”.

Carmen Espaillat: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Las madres tienen muchas preguntas prácticas. ¿Cuánta televisión debo permitir que mis hijos vean? ¿Cuál es la ropa apropiada? ¿Qué amistades son buena influencia para ellos?

Hoy obtendrás consejos prácticos que como madre vas a necesitar. Aquí Nancy le está hablando a varias generaciones de mujeres piadosas— Missy Schrader y Julie Tassy— y bueno empezaremos con la madre de ambas, Bobbie Wolgemuth, quien para la fecha ya se encuentra en la presencia del Señor.

Bobbie Wolgemuth: Una de mis obligaciones como madre es ayudar a mis hijos a identificar sus sentimientos, validarlos, dirigirlos en la dirección correcta.

Eso es rectitud, hacer las cosas que son correctas, en el tiempo correcto con la persona correcta y por las razones correctas . Cualquier otra cosa no daba en el blanco y no estaba dentro de la voluntad de Dios. Pudiera ser un hombre maravilloso pero el momento equivocado. O puede ser que estés motivada por razones equivocadas. “O, simplemente te gusta porque… ¡ay es tan gracioso!”.

Había otras cosas que hacíamos frecuentemente. Yo tenía una pasión por la pureza de Missy y Julie porque sabía lo importante que era. Yo sabía lo que era estar casada y solo haber tenido relaciones sexuales con mi esposo y nadie más. Sabía la importancia de esto, y quería darles a ellas ese regalo.

Así es que les relataba mi historia, o la experiencia espiritual de alguna otra persona que conociera. De la misma manera, está bien que una madre, en un ambiente protegido le haga a sus hijas historias sobre la pureza, ya sea de personas que admiramos que han estado casadas por un largo tiempo, o de las que guardaron su pureza hasta el matrimonio.

Era algo muy interesante. En ambas bodas de mis hijas, las personas venían donde mí y me decían, “¡Hay algo en esta boda! No puedo poner el dedo exactamente en lo que es pero hay como un brillo particular”.

Julie desfiló en su boda al tiempo que interpretaban el himno “Alégrense, los puros de corazón y Missy por igual, la marcha nupcial fue “Alma bendice al Señor”.

Había una razón para ese destello. Estas muchachas y sus esposos pudieron caminar hacia el altar con esa pureza. No hay mayor regalo que yo pudiera desearle a mis hijas que tuvieran.

Pero al mismo tiempo, a los amigos que tenían que dejaron atrás su pureza, quizás en la escuela secundaria, les animábamos diciéndoles que Dios siempre permite que tengas un nuevo comienzo.

Esta es la belleza del Evangelio. Puedes empezar de nuevo puro, puro como la nieve, porque Jesús te lava dejándote limpio. Así es que hay una nueva pureza.

Yo creo que debemos animar a la juventud que haya pasado por abortos o que hayan sido expuestos a la promiscuidad a saber que pueden tener su pureza restaurada.

Nancy Leigh DeMoss: Para las madres que están escuchando y diciendo “Bueno Bobbie, fue fabuloso para ti tener esa historia maravillosa que compartiste con tus hijas, pero yo no la tengo. Yo metí la pata. Yo no era pura cuando me casé”. Otras quizás pueden estar pensando, bueno, tremenda historia.

A través de los años yo he animado a las madres, ¿saben a qué? A que ustedes también tienen que compartir sus fracasos. “En el momento oportuno, en la situación adecuada, hablen de las consecuencias de las decisiones erradas y de qué tanto deseo ustedes tienen de que sus hijas experimenten algo diferente y mejor de los que ustedes tuvieron.

Bobbie: Lo que es interesante ahora es lo que oigo de las madres jóvenes, sobre sus hijos pequeñitos. Ellos que están en sexto grado, están escuchando muchas impurezas.

Nancy: Y aun los mucho más jóvenes.

Bobbie: Sí, pienso que es algo que debe ser abordado. Missy tiene niños en edades de escuela primaria, así es que ella puede estar muy al tanto de esto.

Nancy: Ese tipo de entrenamiento empieza en una edad temprana. Missy y Julie, yo sé que ustedes desean que sus hijos también tengan ese destello en sus bodas. ¿Cuáles son alguna de las cosas que están ustedes haciendo ya ahora para plantar esas semillas de pureza en la vida de sus hijos y de sus hijas?

Missy Schrader: Bueno te aseguro de que estamos hablando de eso con frecuencia y lo que quiero fomentar en mi familia es líneas abiertas de comunicación en esta área, para que no sea una súper gran cosa cuando tengamos que tener “ESA” conversación.

Pero si alguien tiene preguntas, se responden las preguntas. Y si esto no le es suficiente, si necesitan un poco más de información se les da un poco más , y no se convierte en un “caso federal”.

Eso era lo que mamá realmente hacía con nosotros, muy muy bien. Teníamos una pregunta, ella la respondía. Nada del otro mundo. Son cosas partes de la vida. No era como «bueno, te responderemos luego. No quiero hablar de eso ahora mismo”. Lo que provocaría un gran, «¡Oh, qué será eso!”. Como si fuera algo misterioso.

Nancy: Entonces surge la intriga de lo prohibido.

Missy: Sí. Abby es mi hija mayor, así es que a ella le hablamos más de lo que hacemos con los varones. Pero la idea de lo que trato de transmitirle es que ella es un regalo, y que se podrá entregar como un regalo a un hombre algún día, y que ese regalo necesita ser guardado y preservado. Yo creo que ahí es más o menos donde estamos ahora mismo.

Julie Tassy: Yo tengo una de cuatro y una de cinco años. Ahora mismo lo que quiero es que entiendan que Dios hizo sus cuerpos y que han sido creadas de manera sorprendentemente maravillosa, y que no se pertenecen a sí mismas; que le pertenecen al Señor.

También nosotros queremos que ellas vean un afecto sano, que nos vean a mi esposo y a mí abrazarnos, que nos vean “apachurrarnos” como decimos en nuestra familia, para que ellas en sus mentes piensen, “eso es lo que yo quiero”.

Pueda ser que una de las cosas más poderosas que como madres podamos hacer es pedirle al Señor que nos dé un amor inmenso por nuestros esposos que nuestros hijos puedan ver y decir, “Yo quiero eso, y estoy dispuesta a esperar. Estoy dispuesta a decirme NO a mí misma, y tener auto-control y ser sabia para tener luego eso que quiero”.

Missy : Si por ejemplo de lo que hablamos con gran énfasis a las niñas es sobre la modestia. Lo importante es que se guarden a sí mismas como un regalo, y tienen que envolver su cuerpo como si fueran un regalo. ¿Envueltas con cuello alto y bufanda? No. Hemos estado haciendo un devocional juntas que trataba específicamente sobre la modestia lo cual nuevamente trajo el tema de la conversación.

Si ellas tienen puesto un conjunto yo puedo decirles con tranquilidad, “¿Qué piensas sobre esto? ¿Crees que es modesto? ¿Se puede ver tu piel cuando levantas tus brazos? ¿Es tu mejor elección lo que tienes puesto para salir a la escuela?”

Nancy: Aquí en Aviva Nuestros Corazones, el Señor ha puesto ese peso en nuestros corazones también, el proveer recursos a las madres que están entrenando sus hijos y a sus hijas en la pureza. Y en la medida en que estás hablando esto pensando cómo algunos de nuestros recursos han tenido participación en sus vidas en el desarrollo de estas áreas.

Uno de ellos es “¿Realmente le importa a Dios como me visto?» Sobre la modestia de las pre-adolescentes y las adolescentes. Es un tema sobre el cual las madres pueden conversar con sus hijas.

También tenemos otros recursos relativos a la pureza. Las quiero animar a buscar más información en Aviva Nuestros Corazones sobre estos recursos.

Bobbie ahora es abuela, y Missy y Julie madres jóvenes, permítanme preguntarles cómo han manejado ustedes todo este asunto de las cosas a la que sus hijos han estado expuestos en los entretenimientos, las películas, la televisión, la música. ¿Qué filosofía han adoptado para hacerlo?

Bobbie: Bueno las cosas realmente han cambiado mucho. Yo voy a decirles lo que les ha sucedido a Missy y a Julie, quienes ahora están en los treinta. El asunto más importante con el cual tuvimos problemas cuando eran más jóvenes fue la música. La televisión realmente no era algo tan importante, porque crecieron con películas como “La casa de la pradera” y los programas eran relativamente decentes en ese entonces.

En cuanto a la música, cuando ellas se retiraban a sus habitaciones en la noche, era mi requisito que si iban a escuchar música en su habitación que fuera clásica u otro tipo de música instrumental o inspiracional, pero no la última canción de rock o algo de esa naturaleza. Pienso que la música es algo importante para nosotros.

Ahora bien, Missy y Julie, y la generación actual de adolescentes y de niños, además de la televisión manejan una gran cantidad de tecnología que llenan la mente y sobre eso francamente no sé. ¿Cómo lo manejan ustedes?

Missy: Bueno nosotras estamos en un medio ambiente bastante protegido y no nos sentimos ahora mismo avergonzadas por ello. Los padres del colegio, nosotros somos parte de un colegio pequeño, todos vemos las cosas de la misma manera. Somos bastante protectores de lo que oyen y ven y de las cosas que pueden ejercer influencias en ellos. Realmente los profesores no son animados a conversar con ellos cuando comparten temas sobre películas o cualquier cosa que hayan visto en la televisión, para que esto no se convierta en una distracción.

Para las películas que vamos a ver, antes de hacerlo siempre las chequeo en la página de web cristiana y chequeo si tienen una crítica buena o mala, o si tiene algo cuestionable y luego hablamos sobre ello antes de tomar una decisión.

Un beso podría ser algo cuestionable. No es que siempre les permito ser expuestos a cualquier cosa.

Julie: Recuerdo una película que vieron mis hijos en la cual alguien dijo “¡Cállate!”. Y luego escuché a Harper mi pequeña de cinco años decir “¡Cállate!».

Yo le dije, “Excúsame…”

Ella dijo “Oh yo no se lo dije a nadie. Fue que lo escuché en esa película”.

Yo le respondí, “Bueno, solo porque en una película lo diga, no quiere decir que tú estás permitida a repetirlo”.

Ellos van a escuchar cosas de los vecinos, aun de los niños de la iglesia. Hay niveles y estándares diferentes en cada hogar, y solo porque oigas algo no significa que vale la pena repetirlo.

Pienso yo, que eso es algo que debemos de fomentar en nuestros hijos, a decir “Vamos a pensar cuando oigamos algo que otros digan, que la Palabra de Dios sea nuestro estándar en todo lo que nos propongamos hacer”. “Que ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca”, Efesios 4:29 dice así. Debes de preguntarte «¿Cómo califica con la Palabra de Dios lo que he oído en una película o algo que mi amigo o vecino ha dicho?”.

Nancy: Lo que escucho de madres jóvenes y de padres y también de ti Bobbie cuando estabas educando tus hijas, es que sencillamente no permitiste que otros formaran a tus hijos. No estás permitiendo que el mundo le de la formación a tus hijos. Tú estás siendo intencional y dices, “Quiero llenar su mente y su corazón con la Palabra de Dios y con todo lo que es puro justo amable y verdadero (Filipenses 4:8) De manera que ellos lleguen a tener un apetito por lo que sea sano y de buen nombre”.

Me he dado cuenta de que crecí en un hogar donde estaba muy protegida, en términos de la influencia externa, de ninguna manera en términos de superioridad espiritual, pero habían cosas que no podían entrar en nuestro hogar. No había mucha influencia de la cultura de afuera en nuestro hogar.

Algunas personas pensaban que quizás no era la mejor forma de educar a los hijos. Pero esa fue la forma en que mis padres consideraron que Dios quería que nuestra familia creciera. Y esto lo pude sentir cuando estaba lista para ingresar en la Universidad.

Cuando estaba en los primeros años universitarios fui transferida a la Universidad del Sur de California a la edad de diecisiete años. Había estado en este hogar piadoso, en un ambiente muy protegido, y ahora me encontraba en la costa oeste, a todo un continente lejos de mi familia y en un sentido realmente pude haber hecho lo que yo hubiese querido.

Pero en mí había un sincero amor por las cosas santas, verdaderas y buenas. Encontré que estas cosas a las cuales de manera repentina estaba siendo expuesta allí en el sur de California no tenían ningún atractivo para mí.

Ahora bien, esto no quiere decir que nunca fui tentada a pecar; lo fui. Pero encontré que la cultura no tenía para mí ese brillo que las cosas de Dios sí tenían. Pienso que esto fue así por la inmensa exposición que tuve a la Palabra de Dios y que para mí era una realidad encontrar la fe cristiana sumamente interesante.

Eso suena mucho a lo que estás buscando hacer con tus hijos.

Missy: Sí claro Nancy, mira yo prefiero que mis hijos tengan juegos imaginarios, y se disfracen, o quizás yo les lea o juegue con ellos. Eso es siempre más entretenido que simplemente sentarnos frente a una televisión o a una computadora, bueno. Esto es lo que yo como madre escojo hacer.

Si ellos quieren jugar en la computadora siempre les tenemos límites. Si quieren jugar, es solo por un poco de tiempo. Pero me doy cuenta de que cuando ven la TV o juegan en la computadora sus mentecitas, al tener que concentrarse en lo que están viendo, se embotan, sus mentes parecen como que puf se apagan.

Así es que me encanta verlos en sus diferentes juegos e imaginaciones de personajes.

Julie: Yo les digo a mis hijos, “Sus mentes se van a convertir en papilla de tanta televisión que ven, especialmente en la mañana”.

Nancy: Yo sé que ambas y específicamente, Bobbie como madre hace unos años atrás escogió entre la prioridad de ser esposa, madre y de formar un hogar. Son mujeres inteligentes, capaces y talentosas que hubieran podido tener una carrera profesional aparte de su familia.

Pero ustedes escogieron en maneras diferentes enfocar esas energía en sus hogares, en sus esposos en sus hijos durante esos años de formación. ¿ Esta decisión fue una decisión difícil de tomar? Realmente es una decisión totalmente contracultura y contraria a lo que el mundo piensa. ¿Qué fue lo que las motivó a escoger esto?

Julie: Debo tener cuidado porque no quiero dejar la impresión de que fui yo misma que supe lo que debía escoger. Puedo decir que diariamente fue una lucha para mí. Nunca me visualicé como una profesional, pero sí soy muy emprendedora, y tengo diariamente una idea de un negocio que algún día quisiera hacer algo que me encantaría hacer.

Está presente constantemente. Y quizás sea ese el “aguijón en la carne” al cual Pablo hace referencia (2 Corintios 12:7).

Nancy: “ Eso” es el deseo en sí mismo…

Julie: El deseo de administrar una compañía, de empezar un negocio, de ir a trabajar y tener éxito a los ojos del mundo.

Nancy: Y tú puedes hacer todas estas cosas.

Julie: Bueno, no lo sé; creo que sí. Pero es una batalla constante.

Te voy a decir cuando fue que me di cuenta de qué tanto valor tiene el quedarse en casa siendo una esposa y madre. Recientemente tuve un fuerte deseo de abrir mis alas y volar. Estaba conversando con una amiga que está embarazada y trabaja. Este es su primer bebé.

Y ella me decía. “No sé que voy hacer. Mi esposo no quiere que trabaje después de que nazca este bebé”. Y se puso a llorar. Ella dijo, “Yo no quiero perder mi personalidad”.

Quise llorar con ella, y lo hice. Yo pensé, Bueno, de eso es que se trata. Y entonces dices, “Señor quita de mi todo lo que no sea de Ti, y lléname de Ti’.

Yo miro hacia atrás con mucho agradecimiento por todas las oportunidades en que invertí tiempo en mis hijos en lugar de invertir mi tiempo en un negocio. Estoy segura de que me lamentaré de aquellos momentos en que decidí chequear mi correspondencia en la computadora en lugar de sentarme a leer un libro con ellos.

Ahí es cuando tenemos que tener la gracia de Dios. Y decir, “gracias Señor, gracias porque tus misericordias son nuevas cada mañana”.

Nancy: Y yo estoy aquí pensando en lo que Jesús dijo—El que pierda su vida la ganará (Mateo 16:25). ¿Cuántas mujeres han dicho, “me aferro a mi vida para preservarla, mis intereses, mi realización?”.

Y esas mismas son algunas de las mujeres que nos escriben diciéndonos, “He perdido mi matrimonio. Mis hijos no tienen un corazón para Dios”.

Con esto no quiero decir que si una mujer tiene una carrera fuera de su hogar, necesariamente su matrimonio va a fracasar y que sus hijos van a fallar. Pero, sí les digo que si queremos preservar nuestras vidas, Jesús dice que la perderemos.

Él dijo que si entregas tu vida, sea lo que sea que esto signifique, como quiera que esto se vea en las diferentes etapas de la vida de una persona, entonces la ganarás. Ese es el camino de la cruz, la resurrección sigue a la crucifixión.

Pero no hay resurrección sin crucifixión. No hay ganancia sin entrega.

Bobbie: Nancy, estoy aquí sentada y me doy cuenta que tengo la posición ventajosa de mirar hacia atrás. Realmente fue duro. Es decir lloro con Julie porque yo estaba exactamente en su misma etapa cuando tuve que tomar esa misma decisión.

Yo quería ser cantante. Y ahí fue cuando conocí a Robert. En un momento él me llegó a decir, “Dejo mi trabajo y me siento en primera fila y tu vete a ser cantante. Eso era lo que hacías cuando yo te conocí.

Y hoy tengo aquí estas dos niñas, sentadas aquí, porque dije, “¿Sabes qué?” Yo no voy a tener otra oportunidad… Yo solo tengo esta oportunidad para hacer esto. Yo quiero ser el tipo de mamá, que cuando mire hacia atrás, pueda decir, “Señor yo les di lo que Tú requerías que le diera. Yo alimenté tus ovejas”.

Lo más interesante de todo, y quiero animar a las madres jóvenes aquí como Julie. Yo tengo cincuenta y siete. A los cincuenta años empecé clases de arte. He escrito muchos libros y he tenido proyectos musicales desde que las niñas crecieron y ahora tienen los suyos. No quiere decir que si no lo haces en tus 20, 30 o tus 40 nunca lo harás.

Nancy: Sé que las personas que nos escuchan han sido tocadas por lo que han oído en esta conversación, así como lo he sido yo. Quiero darles las gracias a Julie, Missy y a Bobbie por su transparencia, por como Cristo brilla en ustedes, por compartirlo con nuestros radioyentes. Yo sé que esto ha traído ánimo y esperanza y al mismo tiempo un reto.

Bobbie, como la mamá y la abuela aquí, madre de estas hijas y abuela de estos cinco preciosos nietos. Me pregunto ¿orarías por las abuelas y las madres que nos escuchan? Pídele a Dios no solo que las bendiga sino que les de sabiduría, coraje, fe, ánimo para todo lo que ellas necesitan para ser las madres que Dios quiere que sean en esta etapa de sus vidas.

Bobbie: Me encantaría.

Padre que estás en el cielo, nos aferramos a Ti hoy. A Ti miramos, Tú eres el alto, exaltado y sublime. Eres un buen Dios, y Tú solo das buenas dádivas a Tus hijos. Yo te pido hoy por las madres, y las abuelas de los hogares que están representados y que nos escuchan hoy.

Yo Te doy las gracias por cada madre que sabe en su corazón que Tú la amas y amas a sus hijos. Yo Te pido que Tú les hables hoy a ellas, le hables sabiduría coraje y esperanza a su corazón. Ayúdalas a saber que Tú eres suficiente. Llénalas de Ti Señor.

Yo Te pido por las abuelas, que puedan salpicar a sus hijos y nietos con un amor y pasión por Ti. Gracias por las abuelas que los aman y que adoran y leen a los niños. Yo Te doy las gracias por esas abuelas que están orando por sus hijos.

Yo Te pido Señor que Tú nos des la gracia en esta tierra a medida de que entrenamos nuestros hijos a ser piadosos y establecemos fundamentos firmes para los hogares; que Tú nos concedas misericordia, y Tu gracia, Tu coraje, Tu sabiduría y la esperanza de todas las cosas que se encuentran en Tu eterna Palabra. Te damos las gracias en el nombre de Cristo Jesús. Amén.

Carmen Espaillat: El haber escuchado de dos generaciones de madres ha sido de mucha ayuda hoy. Esto nos ha recordado de lo importante que es estar involucradas en la vida de nuestros hijos. Nuestras invitadas han sido Bobbie Wolgemuth quien vivió esta verdad hasta que el Señor la llamó a su presencia hace un tiempo y sus hijas Missy Schrader y Julie Tassy.

Yo necesito este tipo de programa como el que acabo de escuchar. Es sólido bíblico y me mantiene enfocada en las cosas que verdaderamente son importantes. Si aprecias este tipo de enseñanza que alimenta tu alma y te ofrece los pasos prácticos, tienes a un grupo especial de personas a quien darle las gracias.

Nuestro equipo de este mes ha estado orando por ti y por los demás que escuchan. Ellos oran para que los corazones sean abiertos, y que Nancy hable claro y que Dios provea para este ministerio.

Nuestra amiga Elizabeth Grattan habló con uno de nuestros patrocinadores del ministerio para saber por qué invertían en Aviva Nuestros Corazones.

Elizabeth Grattan: Nuestros patrocinadores son aquellas personas que están comprometidas con la misión de llevar un mensaje contracultural, y para muchos ser asociados, ha venido a ser parte de una historia personal. Yo hablé con Mirta, quien nos comparte el por qué ella aceptó el reto.

Mirta: Antes que nada es saber que un ministerio como este no puede sobrevivir del aire. Nuestros fundamentos como cultura y aun la misma iglesia tienen grietas. Estamos llamadas a repararlas.

Yo veo que Aviva Nuestros Corazones proclama diariamente a la próxima generación el poder de Dios. Esto es lo que personalmente encuentro en las enseñanzas de Aviva Nuestros Corazones y estoy fuertemente comprometida a apoyar lo que ellos representan.

Elizabeth: Hay muchos testimonios de cómo Aviva Nuestros Corazones ha tocado un sinnúmero de vidas. Mirta compartió conmigo el suyo de como luego de una gran complicación física, el ministerio de Aviva Nuestros Corazones la pudo ayudar durante esta crisis personal.

Mirta: ¡Como habló esto a mi corazón! Yo era como una esponja seca absorbiendo agua. Cuando tuve mi problema físico el escuchar diariamente estas enseñanzas me traían reposo y me han ayudado a permanecer sostenida de Dios exactamente donde debía, en lugar de buscar lo que nuestra cultura y aun lo que la gente de nuestra iglesia tenía que decirme.

Elizabeth: Mirta compartió como el convertirse en patrocinadora del ministerio hizo una diferencia en su caminar y en involucrarse aun más con Aviva Nuestros Corazones.

Mirta: Siento que soy parte de una gran familia de Dios, y que puedo unirme a ella. Esto ha renovado mi devoción personal de una manera maravillosa. También, al ser parte del ministerio me pueden dar pautas de cuáles cosas específicas del ministerio debo llevar en oración.

También es muy personal. Es una gran organización, pero ellos mantienen una conexión contigo. Son muy personales en su trato, y sientes que tu pequeña historia o tus preocupaciones dentro de la gran importancia de otras cosas, son también importantes para ellos.

Elizabeth: Mirta compartió como convertirse en patrocinadora del ministerio hizo una diferencia en su caminar y en involucrarse aún más con Aviva Nuestros Corazones.

Para muchos como Mirta, el patrocinar el ministerio es simplemente una expresión de gratitud.

Mirta: Cualquier cosa que podamos hacer. Estamos tan agradecidas de que este ministerio existe.

Carmen Espaillat: ¿Te animas a ser una patrocinadora de Aviva Nuestros Corazones? Visita www.AvivaNuestrosCorazones.com para que te enteres de cómo puedes hacerlo o llama al 1-800-569-5959.

Acompáñanos en nuestro próximo programa el lunes , cuando iniciaremos una serie que hemos titulado, El hermoso diseño de Dios para la mujer: Viviendo Tito 2 del 1 al 5.

El mensaje de Nancy en esta serie sobre Tito 2 es poderoso y te animo también a que estudies Tito 2 por ti misma, pídele a Dios que te muestre Su diseño para tu vida, a través de su palabra. Te esperamos.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

1/2 – Esperanza para madres imperfectas

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Nutriendo el corazón de tu hijo

1/2 – Esperanza para madres imperfectas

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/esperanza-para-madres-imperfectas/

Carmen Espaillat: Como madre, podrías aprender algunas lecciones importantes solo escuchándote a ti misma. Aquí está Missy Schrader.

Missy Schrader : Las cosas que salen de tu boca hacia tus hijos, a menudo pienso, esto es exactamente lo que el Señor me está diciendo a mí. Si digo, «¿No crees que voy a cuidar de ti? Ten paciencia». Como que wao, el Señor probablemente me lo está diciendo lo misma, «¿No crees que voy a cuidar de ti? Ten paciencia».

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

En ocasiones nos enfocamos en situaciones de la vida práctica: cómo lidiar con la depresión y amargura; cómo cultivar un matrimonio unido. Y hoy, hablaremos sobre la crianza de los hijos.

Ser madre es un reto, y ninguna de nosotras está verdaderamente capacitada para la tarea. Pero el Señor puede vivir a través de ti, dándote la fuerza para servir a tus hijos.

Cuando grabamos este programa escuchamos a Bobbie Wolgemuth quien ya se encuentra en la presencia del Señor una madre que entró en la crianza sintiéndose débil e insuficiente. Bobbie y su esposo tienen dos hijas, Missy y Julie, ellas también estuvieron compartiendo con nosotros.

Ahora escuchemos la conversación que ellas tuvieron con Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss : Quiero que tomemos este tiempo para hablar sobre cómo cultivar un corazón para Cristo en los corazones de tus hijos.

Tenemos muchas madres escribiéndonos a Aviva Nuestros Corazones, pidiéndonos opinión y ayuda en esta área.

Algunas son madres cuyos hijos son todavía jóvenes y receptivos, y ellas nos dicen, «Dennos algunos consejos y sabiduría sobre cómo podemos nutrir la fe de nuestros hijos». Otras son madres y abuelas que nos escriben con corazones rotos, diciendo: «Mis hijos no caminan con el Señor. ¿Qué podemos hacer?».

Por supuesto, mientras más pequeños son los niños, mejor y más fácil será moldear sus corazones, pero queremos darle a las familias esperanza y algunos consejos prácticos como abuelas y madres, así que aquí tenemos una familia que tiene un rico legado multi-generacional, desde los padres de Robert [el esposo de Bobbie]. Tus abuelos, Bobbie, influyeron en tu vida, a pesar de que tus padres no eran creyentes. ¿Estoy en que lo cierto con eso, verdad?

Bobbie Wolgemuth : Eso es correcto Nancy. Mis abuelos fueron firmes creyentes. Mis padres se apartaron de Jesús y realmente no sé por qué.

Nancy: Entonces Bobbie, creciste en un hogar donde, aunque tuviste la influencia piadosa y positiva de tus abuelos, también estuvo la influencia del mundo que veías en tu propia familia.

Bobbie :  , así es Nancy.

Nancy : Mientras te he escuchado hablar sobre esto, creo, en cierto sentido, que es una especie de aliento para las mamás que podrán decir, «No tengo esta herencia de una gran fe. Mis padres no eran cristianos, tal vez eran cristianos pero no grandes creyentes”. Pero has demostrado que es posible obtener la gracia de Dios y seguir adelante.

Bobbie : Cuán maravilloso es el Señor en darnos una oportunidad de comenzar hábitos generacionales que son positivos y piadosos. El Señor me animó cuando era una madre joven. Tuve mentoras. Entre ellas la madre de Robert, y las niñas recuerdan ver La casita de la pradera cada semana conmigo. Me encantaba Caroline Ingalls. Ella leía su Biblia. Asistía a la iglesia cada semana. Era amable con su marido. Así mi mismo el Señor me dio también otras mujeres en la iglesia que me enseñaron y me ayudaron a entender lo que es ser una madre piadosa. Estaba realmente criando con mucha necesidad. No sabía cómo lucia ser una buena madre.

Mi mamá falleció hace doce años, y ella no tuvo los recursos para guiarme espiritualmente como niña, para nutrir mi corazón. Tal vez es por eso que estaba tan desesperada por entender y nutrir los corazones de Missy y Julie, porque yo realmente quería que ellas conocieran a Jesús. Realmente quería conectarlas con Él, no solo conmigo.

Me di cuenta que no tenía que ser una madre perfecta. Tenía que ser una mamá que les mostrara a mis hijas hacia dónde ir para ser transformadas. No era una madre perfecta, pero yo sabía a dónde ir para ser transformada. Tal vez ese fue el punto de partida, donde me vieron luchar. Me vieron llorar. Me vieron desesperadamente tratar de levantarme y tener un momento de tranquilidad, porque sabía que esa era mi línea de vida. Ellas en cierta forma, maduraron conmigo. Creo que éramos un equipo, nosotras tres. Cantábamos juntas. Orábamos juntas.

Creo que la idea de ser una madre transparente es que nuestros hijos lo sepan… quiero decir, no es que sea una sorpresa para ellos, «Oh, mamá está enojada», o «Mamá ha tenido un mal día». Ellos lo ven. He oído a Missy decirles a sus hijos, «Mami necesita que ustedes la perdonen. Lo que acabo de decir no fue amable».

Nancy : Chicas ¿y ustedes se identifican al ver ese patrón en la vida de su mamá cuando ustedes eran niñas? ¿Cómo estaban viendo ese proceso, esa transparencia?

Julie Tassy : Creo que resulta más fácil ahora, como madre, el ser honesta con mis hijos sobre mis defectos y decir, «Sabes qué, cariño, estás pasando por un mal momento con el dominio propio. Mamá tiene dificultades con el dominio propio. Necesitamos orar juntas para que el Señor nos de Su Espíritu Santo, porque el fruto del Espíritu Santo es el dominio propio. No podemos sacarlo de adentro ni forzarlo, pero el Señor nos puede llenar, y entonces ese es el fruto que vemos».

Nancy, hablabas hace un rato de cultivar un corazón para Dios en nuestros hijos. Esa es una palabra tan perfecta, porque no podemos hacer que nuestros hijos amen al señor.

El año pasado pensé que sería una experiencia genial plantar un jardín con mis hijos. En lugar de ir y comprar una planta de tomate, decidimos empezar sembrando la semilla. Eso es mucho trabajo. Se convirtió en mi proyecto, porque los niños se sentían realizados. El primer día plantamos las semillas, y ellos esperaban y esperaban …

Nancy : Pero no tenían tomates para el mediodía, así que era demasiado tiempo de espera.

Julie : No, ellos estaban emocionados una vez creció el fruto, pero eso tomó muchos meses.

Nancy : ¿No es así mismo con la crianza?

Julie : Esa es la crianza. Estamos esparciendo las semillas. Estamos fertilizando. Estamos haciendo lo mejor, pero solo Dios puede hacer crecer una planta, y solo Dios puede hacer crecer el fruto.

Nancy : Y toma tiempo, y no ves el fruto a veces durante años y años.

Julie : Es cierto, y de vez en cuando puedo vislumbrar un fruto.

Tomé papel de colores e hice un árbol de papel color verde y marrón, lo mandé a laminar y lo coloqué en nuestra cocina, y cuando miro a las chicas haciendo algo en donde veo al Señor actuando en ellas, digo, «Oh, ¡veo un fruto!». Tenemos estas etiquetas en forma de frutas, y ellas van y pegan su calcomanía en el árbol.

Nancy : Excelente.

Julie : Ellas se han cautivado por eso, así que ahora preguntan, «¿Puedo poner una fruta en el árbol?» Y entonces les digo, «Bueno, necesito ver un poco de fruto» (riendo).

Nancy : «¿Viste eso que hice con humildad? ¿Puedo poner un pedazo de fruta allí?» .

Julie : Mi hija lo descubrió y me dijo, «Mami, te quiero. Eres bella. ¿Puedo poner un poco de fruta en el árbol?»

Nancy : Pero las estás entrenando para que piensen en términos desde la perspectiva de Dios y los asuntos del corazón y no solo en lo externo. El fruto es lo que ves que viene del corazón.

Julie : Sí. Y es todo obra del Señor. No podemos ser el Espíritu Santo para nuestros hijos.

Recuerdo a Missy llorando y diciendo: “Quiero ser el Espíritu Santo de mis hijos, y no puedo. Solo Dios puede ablandar sus corazones”.

Missy : Pero puedo orar.

Julie : Podemos orar por ellos y cultivar eso. Creo que esa es una palabra tan poderosa.

Missy : Ser madre es tan humillante, porque realmente ves tu propio pecado. Quiero decir, las cosas que salen de tu boca hacia tus hijos, a menudo pienso, esto es exactamente lo que el Señor me está diciendo a mí. Si digo, «¿No crees que voy a cuidar de ti? Ten paciencia». Como que wao. El Señor probablemente me lo está diciendo lo mismo , «No crees que voy a cuidar de ti? Ten Paciencia».

Pienso que en mi propio deseo de controlarlo todo a mi alrededor para que todo sea agradable y esté perfectamente acomodado, desearía ser el Espíritu Santo, pero no puedo. Creo que todo empieza para mí con esta hambre y deseo para agradar al Señor, y entonces eso es lo que le digo a mis hijos. «Esto es lo que quiero hacer. Quiero agradar al Señor, y ¿sabes qué? Me equivoqué, así que tengo que pedir perdón».

Quiero animarlos a que su objetivo número uno sea agradar al Señor.

Si un profesor viene y me dice, «Ellos están luchando con la lectura» y al mismo tiempo me dice que ha sido una bendición para el profesor en su atención y respeto, yo diría, «Oh, eso es mucho más importante. Vamos a trabajar en la lectura, pero lo más importante es que ustedes están agradando al Señor».

Creo que ese es el tema que intento explicarles. «Mamá quiere complacer al Señor, y mi deseo es que ustedes agraden a Dios. ¿Qué les parece?». Así que podemos hablar sobre eso. Siento que tenemos muchas conversaciones, nuestra escuela está a veinte minutos de distancia de la casa, así que tenemos mucho tiempo para cantar, conversar y simplemente expresar cómo nos quedamos cortos, y que realmente necesitamos al Señor y le pedimos que nos dé la fuerza para complacerlo.

Nancy : Ahora, las he escuchado a ambas, en realidad a las tres, hablar sobre conversaciones con sus hijos. Me parece, Bobbie, que lo hacías cuando tus hijas eran pequeñas y ahora, Missy y Julie, con sus hijos, a su vez, es tener muchas conversaciones con ellos. No solo están hablando con ellos, sino que la conversación es sobre asuntos espirituales.

Bobbie : Honestamente debo decir que tenía un déficit real en conversaciones sobre el corazón. Mi esposo y su familia me enseñaron mucho sobre el diálogo. Las relaciones no eran amplias en mi familia. Tuve una niñera a tiempo completo, y mi madre no pasaba mucho tiempo leyéndome o hablando conmigo. Así que entré en la maternidad, de verdad, me da vergüenza cuando miro atrás. Estoy más que avergonzada, me entristece el hecho de no haber pasado más tiempo leyéndoles a Missy y a Julie cuando eran pequeñas, y más tiempo hablando con ellas y escuchándolas.

Me encuentro ahora mismo, siendo abuela, y no soy muy buena para escuchar a menudo, y por eso siento que estar cerca de Jesucristo ha transformado quien soy.

Aun cometo muchos errores, es por eso que los himnos, «En la Cruz, en la Cruz, do primero vi la luz», o «Solo de Jesús la sangre».. Esos himnos significan mucho para mí.

Constantemente estoy diciendo, «Señor, necesito que tan solo puedas limpiar esa actitud que acabo de manifestar ante mi familia, porque estaba siendo egoísta cuando realmente no quería escuchar a esa persona. Ponme nuevamente en el camino, donde estoy mirando sus ojos, escuchando sus voces, tratando de escuchar la necesidad por debajo de la voz». Hasta ahí es donde quiero llegar. Quiero llegar al punto donde pueda afirmar, «Cariño, te escuché decir… esto», y luego retroalimentar sobre eso. Todavía se me hace difícil hacerlo.

Recuerdo haberle dicho a Robert recientemente, «Quisiera terminar con todos mis defectos de personalidad”.

Nancy : ¿No quisiéramos todas eso? «Señor, santifícame, ahora».

Bobbie : Sí. No sé por qué sigo teniendo que tratar con lo mismo, pero está bien, porque es en ese punto en donde Jesús sale a mi encuentro, porque no puedo hacerlo por mi cuenta.

Missy : Creo que las madres jóvenes—y me incluyo en esto y yo sé que tú también Julie— podemos castigarnos a nosotras mismas tanto porque no somos perfectas en esto. Cada día es un nuevo día y nosotras podemos pensar, gracias Señor, por tu nueva misericordia esta mañana y arrodillarnos. Anhelo tener mi tiempo de quietud. Entonces alguien se despierta y mientras está caminando por las escaleras, se cae y se lastima, se pone a llorar y eso provoca que se despierte otra persona.

Es decir, por un momento, eres perfecta, «Hoy va a ser el día en que voy a tener una voz suave». Solo toma un segundo, y tú simplemente lo estropeas. Creo que es ahí en donde podemos recordarnos mutuamente como madres que, Su gracia es suficiente.

Nuestros hijos están tan llenos de gracia para perdonarnos, y qué bendición son ellos para mí en su manera tan rápida para perdonar. Me enseñan. Le he pedido al Señor muchas veces, que a pesar de mis defectos, continúe cultivando un amor por el Señor en mis hijos y aun así que sigan creciendo para agradar al Señor y deseen más que nada agradarle y encontrar su identidad en Él, a pesar de mis propios defectos, porque los tengo. No importa cuántas veces piense, este va a ser el día en que voy a tener un espíritu agradable, todavía quedo corta cada vez que lo pienso.

Nancy : Bueno, eso nos lleva de vuelta a la Cruz, a Cristo, de vuelta a Su gracia. Todo lo que podamos hacer separadas de Cristo no tiene ningún valor eterno o valor duradero, y así para tus hijos el ver tu necesidad desesperada por Cristo, para tus hijos el ver eso, es algo bueno. Creo que a veces cuando criamos o ministramos o servimos o hacemos cualquier cosa en nuestras propias fuerzas, estamos entonces en nuestro punto más débil. Es cuando reconocemos nuestras debilidades que somos atraídas hacia Su fuerza para llenarnos.

Julie : Te digo, que como madre de dos niños pequeños, mi momento más glorioso es cuando los veo invocando al Señor.

Mi hija estaba tratando de romper un hábito. Era generalmente cuando ella estaba más cansada, que se chupaba los dedos. Habíamos intentado todo. «La recompensaremos. Vamos a castigarla. ¿Qué vamos a hacer? Tenemos que romper con este mal hábito».

Un día estábamos manejando y noto que empieza a meterse los dedos en la boca. Ella me mira y dice, «Mamá, ora por mí». Ella tiene tres años, y entiende que Dios no es un policía malvado, que la va a apresar cuando ella se porte mal. Dios la ama y quiere entregarse a ella y darle Su poder y Su fuerza, y entonces ella dijo: «Ora por mí». Qué momento más tierno y precioso ver a tu hijo invocando al Señor.

Mi oración es que ellos me vean haciendo eso. Lo que no quiero hacer es ponerme como una autoridad en todo, sino decir, «Mira a Jesús. Él es la fuerza. Él es nuestro Redentor. Él es a quien necesitamos. Así que no tengo todas tus respuestas. No lo entiendo todo. Todo lo que quiero que hagas es simplemente invocar a Jesús”.

Missy : Pienso que el diálogo, curiosamente, pone en evidencia la desobediencia. Por ejemplo, ella es capaz de decirle a su mami, «Ora por mí porque me estoy chupando los dedos». Ahora adelanta diez o quince años cuando ella esté enfrentando problemas de adolescentes, siendo capaz de ir a donde su mamá y su papá y decirles, «Estoy realmente luchando con esto», ya sea una actitud, una acción. Hablar de algunas de estas cosas contribuye a eliminar el misterio que hace que los jóvenes quieran rebelarse, por lo menos eso creo.

Nancy : Ustedes chicas, Julie y Missy, durante su adolescencia ¿ustedes sentían la libertad de ir y hablar con su mamá sobre sus luchas?

Julie : Yo realmente lo hice.

Missy : Bueno la gente decía, «¿Le dijiste eso a tu mamá?» Puedo recordar eso. Me encanta. Quiero eso para Abby y para mí. Quiero, que ella como mi hija, venga y comparta conmigo.

Nancy : ¿Qué piensan ustedes que creó esa sensación de libertad y de transparencia en su relación? No creo que la mayoría de las personas podrían decir que, como adolescentes, sintieron que era fácil comunicarse con sus madres, pero de alguna manera ustedes lo hicieron, lo lograron ¿Qué les dio esa libertad?

Missy : Pienso que había una seguridad allí, que nos permitía hacerlo. Sabíamos que mamá no iba a enloquecer con lo que dijéramos, sino que iba a ser capaz de manejarlo. Creo que la seguridad de saber que le voy a decir algo a mamá, y aunque quizás más tarde iría toda asustada con papá, ella aceptó lo que le dijimos y solo escuchó. No tenía miedo de ir y decirle algo a ella.

Julie: Cuando haces una mala elección, sabiendo que puedes acudir a tus padres para pedir perdón y ayuda… Recuerdo mi segundo año en la Universidad, fui a casa, estaba en casa durante el verano, y recuerdo que sentí la libertad de ir a donde papá y decirle, «Papá, me siento tan seca espiritualmente. Es que, no sé qué está pasando. Realmente me siento muy lejos del Señor». Lo que ocurrió durante ese verano fue tan dulce y tan enriquecedor.

Él dijo: «Bueno, vamos a hacer algo al respecto. Vamos a reunirnos a leer la Biblia y a orar juntos», y eso fue todo lo que hicimos. Él no me atacó y dijo, «Bueno, ¿qué fue lo que hiciste?» No intentó encontrar qué pecado en mi vida estaba causando esta distancia. Él solamente dijo: «Déjame conducirte y vamos juntos al Señor».

Ese verano siempre será un recuerdo especial para nosotros.

Nancy : ¿Y qué tal cuando se trataba de chicos? Cuando eran unas jovencitas adolescentes en la escuela secundaria, y cuando comenzaron a llegar…

Missy : Julie, tú puedes responder eso mejor que yo.

Nancy : ¿Acaso Julie tiene un poco más de experiencia en esto?

Missy : Sin resentimientos.

Nancy : ¿Ese era un tema fácil de abordar para sus padres?

Julie : Absolutamente. Solo recuerdo una de las cosas más importantes que mamá nos enseñó. Mamá estaba enamorada de nuestro padre. Contemplar eso fue tan poderoso y yo pensaba, «Quiero eso». Mamá fue honesta con nosotras acerca de lo que se requería de nosotras como hijas de Dios en cuanto a la pureza, el preservarnos y ocuparnos en lo que el Señor quería para nuestras vidas. Nos dio una meta muy alta de alcanzar, que vendría con una gratificación retardada, que vendría de esperar por nuestros esposos, siendo que Dios proveería lo que tenía reservado para nosotras.

Nancy : ¿Cuándo empezaron a tener este tipo de conversaciones?

Bobbie : Diría que a los cinco años de edad, quizás 4.Orábamos todas las noches por los maridos de Julie y de Missy cuando eran pequeñas. Realmente ellas se involucraron mucho en la oración porque recuerdo una noche que tuvimos…

Nancy : ¿Ustedes oraban para que ellas los escucharan?

Bobbie : Orábamos con las chicas cada noche antes de acostarnos y orábamos por sus cónyuges, donde quiera que se encontraran. Eso era lo que hacíamos. «Donde quiera que se encuentre el esposo de Julie, ruego que él obedezca a su mamá». Siempre tratábamos de mencionar una característica apropiada para esa edad, «Que obedezca a su mami, que sea un buen estudiante», cosas así, pero también orábamos, «Que él no coma dulces»… Esa la incluíamos también en ocasiones.

Julie : Para mí.

Bobbie : Una noche dijimos «Amén» y Julie dijo: «Espero que mi esposo no se haya caído de la bicicleta hoy», porque allí era donde su pequeña mente estaba.

Cuando se hicieron mayores, teníamos una prima que dijo: «Hice una lista de lo que quiero en un esposo algún día», y ella tenía una lista. Comenzaba así: que ame a Jesucristo. Número dos: que sea virgen. Tres: que ame a su madre. Hizo su lista. Entonces, no recuerdo bien qué edad ustedes tenían, chicas, probablemente eran adolescentes, talvez estudiantes de segundo año en la secundaria creo. Así que ellas dijeron: «Oh, sería divertido». Así que ambas hicieron sus listas.

Empezaba: que sea un hombre de Dios. Dos: que sea virgen. Tres: no sé, que ame a su madre.

Nancy : ¿Así que se les ocurrió hacer sus propias listas?

Bobbie : Sí Missy y Julie hicieron sus propias listas, pero siempre comenzaban así, que sea un hombre de Dios. Así que hicieron sus listas y las escondieron en algún lugar. Fue muy interesante. Missy y yo, después de que ella tuvo su segundo hijo, en una ocasión en que yo estaba en su casa, ella dijo: «Mira, mamá», y estaba en el cajón de su escritorio. Ahí estaba la lista de su esposo. Una de las cosas en su lista era «que ame a su madre». Pensé, «¿no es interesante que allí hubo algún tipo de dispositivo en las chicas, donde esa lista estableció un estándar?».

Si Julie y Missy salían con un chico de la escuela secundaria o de la Universidad que no reuniera los requisitos de una persona que me agradara, o una persona que amara a Dios con todo su corazón, entonces esa persona no reunía las condiciones de esa lista. Ya sea que se hablara abiertamente o no, ese pequeño dispositivo estaba ahí. Muchas veces hablamos sobre personas de carácter y personas que admiramos, que amen a Cristo con todo su corazón y ese era el tipo de persona hacia las cuales ellas eran atraídas.

Nancy : Una cosa es que tu mamá diga «Quieras casarte con un hombre que ame al señor, que sea virgen, que quiera a su madre», lo que sea, pero qué hizo que ustedes mismas quisieran estas cosas.

Missy : Me remonto a lo que Julie mencionó cuando dijo que vimos a mamá y a papá teniendo eso. Creo que mamá nos animó a desear lo mejor de Dios para nuestras vidas. Debe haber sido el Espíritu Santo, supongo, que lo puso ahí.

Bobbie : Absolutamente.

Missy: Puedo recordar estar leyendo mi lista y decir, «Oh, he olvidado algunas de las cosas que él tiene en mi lista».

Julie: Incluso ahora como madre, mi relación con mi esposo puede ser afectada debido a la carga de los niños. Utilizo la palabra carga cuidadosamente porque ellos son una bendición, pero en tu relación con tu esposo, puedes estar desgastada por toda la energía que has vertido en tus hijos todo el día, y entonces deseas tener algo, una sonrisa, para tu esposo cuando entra por la puerta.

Vienen a mi memoria, incluso ahora puedo pensar en algunos recuerdos. Mi papá tenía que trabajar hasta tarde una noche, así que mamá preparó una cena tipo picnic (campestre) y nos llevó a Missy y a mí al despacho de mi padre. Nos sentamos a cenar esta cena campestre, porque de lo contrario él no nos habría visto este día.

Esos recuerdos me ayudan, como madre, a humillarme y a no exigir mis derechos, a no exigir que deba tener un tiempo libre. Eso es algo muy difícil de hacer.

Bobbie : Pienso que otra cosa que siempre quería que las chicas tuvieran era una relación con su padre. Así que si ellas me decían, «papá hirió mis sentimientos. Él dijo… No sé, quizás algo acerca de sus zapatos o lo que fuera. Yo les decía, «Tienes que ir a donde tu papá y hablar con él sobre eso», porque el mejor regalo que podía darle a mis hijas (hablando de diálogo) era su capacidad para decirle a un hombre cómo se sienten y a expresar sus propios deseos y necesidades propias. Siendo capaz de expresar quiénes eran y qué necesitaban, yo sabía que esa relación con su padre sería más fuerte, y no necesitarían un novio para validarlas.

Carmen: Esa era Bobbie Wolgemuth quien para la fecha ya se encuentra en la presencia del Señor. Una madre muy sabia, aunque imperfecta. Ella nos habló de la debilidad que sentía cuando sus hijas eran más jóvenes y la gracia de Dios que permitió que ella madurara como madre. También hemos escuchado a sus hijas, Missy y Julie.

Si este último punto realmente llamó tu atención, sobre las mujeres jóvenes que a menudo sienten la necesidad de ser validadas por un novio, espero que obtengas el ejemplar de un libro muy útil de Nancy Leigh DeMoss y de Dannah Gresh. Se llama “ Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres”.

Nancy y Dannah exponen completamente la verdad que acabamos de oír. Por ejemplo, ellas abordan la mentira número nueve, «Necesito un novio» y la mentira número doce, «No puedo soportar la soledad de permanecer pura». También abarcan otras mentiras acerca de las relaciones, la fe, el pecado, los medios de comunicación y otros temas diseñados específicamente para las chicas entre trece y diecinueve años de edad.

Compartir este libro con tu hija es un paso que puedes tomar hacia la crianza con propósito de la cual hemos estado escuchando en el día de hoy.

¿Cómo guías a tus hijas a ser modestas en un mundo de inmodestia? Nancy y las invitadas que has escuchado volverán a hablar de ese tema en el próximo programa. Por favor, vuelve a sintonizar Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

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