Sep 25 – La muerte trae vida (y otras verdades fundamentales)

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Quince cosas que he aprendido en 50 años

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Sep 25 – La muerte trae vida (y otras verdades fundamentales)

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Carmen Espaillat: Cuando sirves, ¿lo haces con un deseo de que la fama del nombre de Cristo sea esparcida?

Nancy Leigh DeMoss: Donde sea que Dios nos tenga, no se trata de nosotras. No se trata de mi conveniencia. No se trata de mi comodidad. No se trata de mi felicidad. No se trata de mi éxito. No se trata de mi reputación. Todo, todo, todo se trata de Su gloria.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Hace dos años Nancy celebró cincuenta años en el Señor. Por lo que ha estado reflexionando en las cosas más importantes que ha aprendido desde que conoció al Señor. Ayer, comenzó una serie llamada “Quince cosas que he aprendido en cincuenta años”. Ella compartió las primeras cinco verdades fundamentales. Puedes escuchar ese programa en www.AvivaNuestrosCorazones.com si te lo perdiste. Continuaremos donde nos quedamos ayer.

Pero antes quiero invitarte a conectarte con nosotras en la conferencia Revive 15, que se está celebrando desde ayer en Indianápolis, Indiana. Visita nuestra página para más información.

¡No te pierdas de esta oportunidad!

Nancy: Mi lema desde que nosotros iniciamos Aviva Nuestros Corazones por radio es “Nosotros somos débiles pero Él es fuerte”. Yo soy débil pero Él es fuerte. Sí, yo soy débil, sí, yo soy indefensa, yo no puedo hacer esto sin Él, pero Él es fuerte y Su fuerza es mostrada a través de nuestra debilidad.

Nuestras limitaciones no son un obstáculo para Su poder. Durante tantas, tantas veces a lo largo de los años he tenido este intercambio con el Señor, muy similar a lo que la joven María de Nazaret tuvo con ese ángel cuando el vino y le dijo: “Tú vas a tener a este niño” y ella le contestó: ¿cómo puede ser esto?, yo le he dicho eso al Señor no sé cuantas veces, millones de veces: ¿Cómo puede ser eso? ¡Yo no puedo hacer eso! Dios lo sabe y es por eso que el elige a los débiles, a los necios, a los menospreciados, no a aquellos que son alegres, brillantes, capaces y talentosos, o sí, algunos como esos, pero no muchos. Pablo dice: “De manera que pueda ser visto que la excelencia del poder es de Dios”. El ángel le respondió a María en ese intercambio y le dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Esa es la gracia de Dios.

Tú también estás allí, tú no puedes hacer eso, es humanamente imposible amar a esa persona, perdonar a esa persona, servir a esa persona o criar ese niño o amar a esa pareja, amar a esa suegra, cualquier cosa, tú no puedes hacerlo, pero Dios te dice: “Yo lo sé, pero el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra”. Su gracia es suficiente.

Número seis: Necesitamos Su Palabra más de lo que necesitamos la comida física. Necesitamos Su Palabra más que cualquier otra cosa que traiga consuelo a la criatura. No podemos vivir sin la Palabra de Dios. ¿Has escuchado que “eres lo que comes”? Bueno, en el reino espiritual ciertamente es verdad. Tú eres lo que comes, lo que te alimentas. Y así muchos cristianos, me parece, están comiendo de la miseria de este mundo, y están desnutridos porque no están comiendo la Palabra de Dios.

Tenemos que sumergirnos en la Palabra de Dios. Necesitamos la Palabra. La necesitamos más de lo que necesitamos comer. Y no podremos lograrlo si no pasamos tiempo consistente en la Palabra de Dios. Esa es nuestra vida, es pan, es agua.

Y aprendí algo acerca del agua esta semana que yo debería haber sabido pero realmente no lo entendía. Y esto no es una nueva modalidad. Pero el lunes de esta semana terminé en la sala de emergencia de nuestro hospital local severamente deshidratada con una infección viral y me desmayé en mi casa. No tenía tiempo para eso esta semana; solo puedo decirles eso. Y luego, como estaba deshidratada, no podían sacarme sangre. Pasaron una hora tratando de encontrar un lugar para poder sacarme la sangre. Necesitas agua. Necesitamos agua.

Necesitamos el agua de Su Palabra. Nos lava, nos limpia. Hace que nuestra sangre fluya. Y espiritualmente, ¿cuántas de nosotras estamos deshidratadas? Nos estamos desmayando. No podemos lidiar con la presión. Estamos débiles y nos estamos cayendo a pedazos. Y también las personas a nuestro alrededor están espiritualmente desnutridas. Están espiritualmente deshidratadas. Necesitan el agua y el pan de la Palabra de Dios, porque todas los necesitamos.

Número siete: Nos necesitamos los unos a los otros. Hay tanto material en las Escrituras acerca de esto: el poder que da el ánimo, la exhortación, el rendirnos cuentas unos a otros, la seguridad que se encuentra en la multitud de los consejeros.

Tengo un grupo de mujeres con las que periódicamente me reúno y oramos juntas. Nos llamamos “la hermandad”. Y estábamos en una llamada y eso fue el lunes en la noche yo acababa de salir del hospital y tuvimos esta conferencia telefónica y compartimos lo que Dios estaba haciendo en nuestras vidas y cómo podemos orar las unas por las otras.

Estas son mujeres que están involucradas en diferentes tipos de ministerios. Una de estas mujeres tiene un ministerio público muy exitoso y ella comenzó a llorar. Comenzó a sollozar y derramó su corazón al decirnos que su familia había estado bajo algunas presiones recientemente y compartió lo que estaban pasando. Y aquí estaba este grupo de mujeres en el teléfono que vinieron a su alrededor y oraron y la levantaron y la animaron. Y yo he estado ahí y las demás mujeres en esa llamada también han estado ahí. Tú has estado ahí.

Nos necesitamos las unas a las otras. Necesitamos relaciones invasivas en nuestras vidas. Las mujeres lo necesitan. Yo no le predico a los hombres, pero estoy muy segura que los hombres se necesitan unos a otros también. Hay un gran peligro en vivir en aislamiento. Aun si estás en medio de una multitud, puedes estar viviendo una vida aislada. Nos necesitamos las unas a las otras. Esto es algo grande que he aprendido durante mis cincuenta años de caminar con Dios.

Número ocho: El Evangelio verdaderamente es Buenas Nuevas. De hecho, es la noticia más grande, la mayor noticia. Necesitamos escuchar y volver a creer el Evangelio cada día de nuestras vidas. Ahora, eso no significa que volvemos a ser salvas todos los días de nuestras vidas. Pero necesitamos escucharlo de nuevo y necesitamos creerlo de nuevo. Y donde nos hemos desviado, necesitamos arrepentirnos de nuevo.

El Evangelio realmente es Buenas Nuevas. No es solo un mensaje para que lo escuchen los incrédulos. Necesitamos ser recordadas cada día de la gracia de Dios, de Su perdón, de Su poder para transformar nuestras vidas, de Su promesa de vida eterna, de que Él es un Dios que redime y que está haciendo nuevas todas las cosas, que es un Dios que guarda Su pacto y todo esto es un recordatorio de que la vida cristiana es imposible de vivir.

Yo no puedo vivirla. Tú no puedes vivirla. Yo conozco a personas que leen mis libros y me escuchan en la radio y piensan que vivo esta vida cristiana. Y te diré, no soy yo que vivo, sino Cristo quien vive en mí. Cristo que vive en ti. Porque Jesús es el Único que tuvo éxito en vivir esta vida y por eso necesitamos creer el Evangelio todos los días de nuestras vidas.

Número nueve: Y este está en el corazón del Evangelio, y es que la muerte trae vida. La muerte trae vida. La mayoría de las personas pasan sus vidas esquivando la muerte en todas sus diferentes manifestaciones. Pero la muerte, la cruz, es algo que debemos abrazar porque al pasar por la muerte, salimos por el otro lado a la vida.

La muerte de Jesús nos compró vida eterna. Y a través de nuestra muerte con Él entramos a Su vida abundante y mientras estemos dispuestas a rendir nuestras vidas y a morir por otros, ellos a su vez podrán experimentar la vida de Cristo. Jesús dijo, “el que quiera salvar su vida, la perderá. Pero si la pierdes, la salvarás. Tendrás verdadera vida”.

Y me encanta una cita de Ugo Bassi, no recuerdo cuándo vivió él pero fue hace muchos años. Él dijo, “Medid vuestra vida por la pérdida y no por la ganancia; no por el vino tomado sino por el vino derramado. Porque la fuerza del amor reposa sobre el sacrificio del amor y el que sufre más tiene más que dar”.

Algunas de ustedes hoy tienen mucho que dar de su vida porque han estado dispuestas a rendir su vida, a abrazar la cruz, y a decir “sí, Señor” a lo que sea que Su guión haya sido para su vida. Como resultado, hay una fragancia, hay un resplandor, una belleza y hay poder.

Quiero estar cerca de ustedes y quiero conocer al Jesús que brilla a través de muchas de sus vidas. Y eso es porque la muerte trae vida. No es algo a lo que debamos temer. Ríndete. Suéltalo. La semilla entra a la tierra y muere y trae mucho fruto para Su gloria.

Número diez: Nunca, nunca te equivocarás en el camino de la humildad. Y tendríamos mucho que decir acerca de eso. Dios se aleja del orgulloso. Tener un corazón humilde es tener un espíritu enseñable para siempre estar aprendiendo de otros. Lo opuesto de la humildad es el orgullo que nos impide tener una comunión genuina con Dios. Nunca te equivocarás en el matrimonio, en la vida, en la vida de la iglesia.

“Solamente por el orgullo viene la contienda”. Y me gustaría que ese versículo no estuviera en la Biblia, pero sí lo está. “Donde hay contención hay orgullo”. Así que nunca podrás equivocarte al ser la que corre a la cruz. Mira a ver si puedes llegar tú primero. Humíllate. Yo estoy aprendiendo eso en mis relaciones y en el ministerio.

Número once: la mayor libertad se halla en la esclavitud a Cristo. La mayor libertad se halla en el corazón que dice, “Sí, Señor. Tengo este contrato en la mano Señor y estoy poniendo mi firma en la línea que aparece abajo antes de saber lo que dice el contrato. Mi vida es tuya. Te pertenece, Señor. Toma mi vida, Oh Señor y que sea consagrada solo a ti, llena Tú los detalles. Lo que sea, Señor, yo digo, ‘sí Señor’.”

Mientras venía en el avión el miércoles, tuve una conversación con una joven graduada de Harvard que ahora está en la escuela de negocios en la Universidad de Virginia. Ella llegó a conocer al Señor en su adolescencia, a los trece años, viniendo de una familia no-creyente y leyendo la versión Reina Valera de la Biblia. Así ella fue salva. Ha caminado con el Señor y busca agradarle a Él, pero no ha tenido a su alrededor muchas personas que la nutran en su fe.

Y estuvimos hablando todo el viaje de dos horas y media. Ella acababa de terminar una relación que sabía que no era lo que Dios tenía para ella. Apenas hacía una semana y todavía se encontraba en un lugar doloroso. Pude hablar con ella acerca de la libertad. Yo le dije, “Soy prácticamente una anciana hablándote a ti que tienes veinticinco años de edad. Pero quiero decirte y dije su nombre, “la mayor libertad se encuentra en decir ‘sí, Señor’. Lo que sea que eso signifique, como sea que eso se vea, en cualquier edad, en cualquier temporada de la vida. Todos somos esclavos. La pregunta es: ¿de qué? o ¿de quién?”

Y el privilegio es ser esclavas de Jesucristo. Porque no hay ningún amo como Él. Y allí es donde encontramos nuestra libertad y nuestro mayor gozo.

Número doce: Somos bendecidas para ser de bendición. No somos bendecidas solo para que podamos disfrutar las bendiciones de Dios para nosotras mismas, aunque no hay nada malo en eso, pero somos bendecidas para ser un canal de bendición para otros. Dios nos ha colocado aquí con un propósito y ese propósito no es para desperdiciar nuestras vidas, para acumular cosas a la derecha o a la izquierda o solo para sobrevivir o para realizarnos. Ninguna de estas cosas son propósitos de vida que realmente tienen valor. Nuestro propósito en la vida es permitir que las bendiciones de Dios fluyan a través de nosotras hacia los demás, dejar un legado de piedad, invertirnos en las vidas de los demás.

Esta joven estudiante de postgrado me dijo el otro día, “¿dónde están las mujeres mayores que serán consejeras y que nutrirán a las jóvenes en su fe – mujeres como yo?”. No sé, ¿Dónde están? ¿Dónde estoy yo? ¿En qué estoy gastando mi vida, mi tiempo, mis recursos? Yo he sido bendecida para ser bendición.

Número trece: No puedes dar más que Dios. Esto es algo que mi papá y mi mamá, porque estaba casada con mi papá, creyeron y practicaron con todo su corazón. Si hay un don espiritual para dar, mi papá lo tenía y mi mamá lo apoyaba. Nunca llegará el punto en el que digas, «puedo dar más que Dios, de mis tesoros, de mi tiempo, de mi talento, de mi vida». Proverbios capítulo 11:24 dice, “Hay quien reparte y le es añadido más, y hay quien retiene lo que es justo, solo para venir a menos”. Esas son las matemáticas divinas, esa es la paradoja de Dios sobre el dar.

Y estoy absolutamente convencida que cuando lleguemos al Cielo no va a haber ningún santo a través de todas las edades que diga, “hay algo que di de lo cual me arrepiento de haber dado”. Sí creo que cada una de nosotras, aún la persona con el corazón más generoso dirá, “A la luz de lo que Jesús hizo por mí para traerme aquí a la eternidad, cómo me gustaría haberle dado más”. Estoy convencida de esto. Entonces por qué no dar ahora y poder entrar a esas habitaciones eternas libres de todas las cosas que se nos pegaron. No puedes dar más que Dios.

Ahora la número catorce: El tiempo es corto, la eternidad es larga y Jesús viene. Y esta es una manera de pensar que nuestro padre nos inculcó a mis hermanos y a mí durante los veintiún años que estuvo con nosotros. Él murió el fin de semana de mi cumpleaños número veintiuno. Este concepto y muchos de estos son un legado para mí.

Aquí tengo un pequeño pisapapeles que era de él que ahora tengo en mi estudio. Y a propósito, por motivo de mi cincuenta aniversario de haber conocido al Señor, pusimos un pequeño mostrador con recuerdos de mis primeros años de caminar con el Señor y algunas fotos y cosas que fueron significativas para mí. Y tenía unas líneas de ese conocido himno con el que quizás estás familiarizada, que dice, “Solo una vida pronto pasará. Solo lo que es para Cristo durará.” Y luego ese versículo de Filipenses capítulo 1, que dice, “Porque para mí el vivir es Cristo”.

Dentro de las cosas que había en exhibición también había un juguete Slinky y eso fue una parte importante en todo nuestro crecimiento en nuestra familia y me acordé de él cuando pensé en este principio.

Mi papá conoció al hombre que inventó el Slinky. El slinky es una especie de resorte y el nombre del señor que inventó esto se llamaba Dick James. Él era un joven ingeniero y él inventó este juguete que ahora prácticamente todos conocen. El haberlo creado lo llevó a la fama y a la fortuna de un día para otro. Y aquí estaba un hombre que había estado buscando felicidad y de repente tenía todo este dinero. Él podía viajar por todo el mundo. Podía hacer lo que él quisiera, pero todavía estaba vacío. Y eso lo puso en una búsqueda que al final lo llevó a la fe en Cristo.

Bueno, este hombre, cuando fue salvo, realmente fue salvo. Quizás has leído otras cosas acerca de él en otros lugares. Y te aconsejo que no creas todo lo que leas. Porque quizás no obtendrás la historia completa en la versión secular de esto. Pero él, para hacer la historia corta, decidió convertirse en un misionero en Suramérica. No recuerdo en qué país pero él básicamente regaló todo lo que tenía.

Encima de eso un tío murió y le dejó una herencia y él también la regaló. Él decidió que iba a ir allá y que iba a servir por fe. No quería depender de ninguna otra cosa ni de nadie más que no fuera el Señor. Mi papá nos recordaba. Ahora, Dios no llama a todos a hacer esto. Pero en el caso de Dick James, eso fue lo que él sintió que fue su llamado, el llamado de parte de Dios. Lo hizo, se fue y pasó el resto de su vida como misionero en un país en Suramérica.

Él confesó que cuando fue allá había resistido a Dios en un aspecto. Él se llevó con él el molde original del Slinky. Pensó que si tal vez Dios le fallaba, él podría comenzar a hacer los juguetes allá y abrir mercados completamente nuevos. Bueno, pues luego escribió y compartió el gozo increíble que experimentó el día que tomó ese molde y se fue al océano pacífico y lo tiró al océano y dijo que ese día se había convertido en un hombre libre.

Mi papá tenía una carta, una carta de Dick James que le escribió a sus amigos incluyendo a mi papá y solo compartió el gozo increíble y la libertad que él experimentó viviendo en este país golpeado por la pobreza, pero él, totalmente libre para amar y servir a Jesús.

El tiempo es corto, la eternidad es larga, y Jesús viene ya. Eso significa que debemos tomar decisiones ahora de las que no nos arrepentiremos en la eternidad. Debemos preguntarnos a nosotras mismas, “¿Valdría la pena morir por aquello por lo que estoy viviendo?” ¿Tiene valor eterno? Debemos mantener nuestros ojos puestos en la línea final. Eso es lo que nos da el poder para mantenernos en la carrera.

Y soy de las que a menudo se detiene en la carrera. A menudo quiero tirar la toalla. No puedo decirte cuántas veces en mi mente, he renunciado a varios aspectos de la vida en el ministerio. Gracias a Dios que tengo relaciones confiables y por la gracia de Dios, Él me mantiene allí. Pero eso es mientras mantienes tus ojos en Cristo, mientras mantienes tus ojos en la recta final, mientras recuerdas que esta vida es corta y que la eternidad es para siempre y que Jesús viene ya. Eso es lo que nos da valentía y gracia para seguir adelante y nos recuerda que seremos recompensadas por cualquier labor que le ofrezcamos a Él ahora. Él es digno de todo y de todas las cosas que perdamos por Su nombre.

Bueno, y finalmente la número quince: No se trata de mí. Todo se trata de Él. Y fue más o menos por allí donde comenzamos en Romanos 11:36: “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén”. La meta de nuestras vidas es que toda la tierra sea cubierta con la gloria del Señor, que la fama de Su Nombre sea esparcida, y por eso vale la pena decirle “no” a nuestra carne.

Y no estoy solo hablándole a aquellas en el ministerio vocacional. Estoy hablándoles a todas las mujeres. Porque estos son principios que son verdaderos para todas nosotras donde sea que tú le sirvas al Señor, en tu negocio, en tu hogar, con esos pequeñitos, con esos nietos, en ese rol de cuidadora, quizás de tus padres ancianos, donde sea que Dios te haya colocado. Porque no se trata de nosotras. No se trata de nuestra conveniencia. No se trata de nuestra comodidad y no se trata de mi felicidad. No se trata de mi éxito, no se trata de mi reputación. Todo, todo, todo es para Su gloria.

Cada vez que entras por la puerta principal de nuestro Centro Nacional de Ministerio en el suroeste de Michigan, pasas por una fuente que está rodeada de ladrillos que tiene un gran globo terráqueo colocado encima de esa fuente. Y en las temporadas en que tenemos deshielos allí en Michigan, lo cual no es muy a menudo, la fuente corre sobre el mundo en cada lado.

A cada lado de esa fuente tenemos versículos de las Escrituras como aquellos que nos recuerdan que la gloria del Señor cubrirá la tierra como las aguas cubren el mar. Y cuando paso por esa fuente y entro al edificio, a menudo me encuentro orando o siendo recordada, de que esa es nuestra visión. Para eso estamos aquí. Esa es la meta: “que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla…y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:10-11).

Así que en nuestras luchas, en nuestra pruebas, en nuestras dificultades, en nuestros desafíos, en nuestra confusión, sí, también tenemos esas, pero santifican, ¿no es verdad? Y no estoy siendo simplista al respecto. Yo sé que hay personas aquí que tienen un peso grande en su corazón. Pero hay un propósito en ese sufrimiento. Hay propósito en hacerlo una ofrenda para el Señor. Hay un propósito en las labores donde sea que le sirvas al Señor.

Y el propósito es que la gloria del Señor cubra la tierra como las aguas cubren el mar.

Y, oh Señor, te doy gracias por los dulces recuerdos, los recuerdos de mis cincuenta años – que no se sienten así – de haber sido conocida por Ti y de conocerte y de haber sido separada para Ti. Gracias, gracias, Señor. Gracias por ver la sangre del Cordero inmolada, derramada por mi pecado y pasar de largo. Gracias porque nunca experimentaré Tu ira. Hemos sido librados de la ira de Dios.

Y gracias porque nos has salvado para algo y para alguien más grande y mayor que nosotras. Su nombre es Jesús. Por eso le amamos. Te amamos. Y oramos, Señor, que estas cosas que he dicho, con las que lucho, las que enfrento y a menudo fallo en creer, enraízalas profundamente, Señor, en nuestros corazones y recuérdanos para quién es y para qué es. Y que Tu reino venga y Tu voluntad sea hecha aquí en la tierra como se hace en el Cielo. Oramos en el nombre de Jesús, amén.

Carmen: Ella es Nancy Leigh DeMoss. Ha estado compartiendo quince cosas que ha aprendido en cincuenta años de caminar con Dios. Si te perdiste alguna de las quince cosas, puedes visitar a www.AvivaNuestrosCorazones.com y leer la transcripción del programa de ayer y del programa de hoy.

Te esperamos en nuestra próxima entrega la semana que viene. Que tengas un bendecido fin de semana!

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de Las Américas a menos que se indique lo contrario.

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Sep 24 – Cómo aquietar tu corazón

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Quince cosas que he aprendido en 50 años

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Sep 24 – Cómo aquietar tu corazón

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Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss dice que cualquier cosa que nos hace necesitar a Dios es una bendición.

Nancy Leigh DeMoss: El sufrimiento nos separa de las cosas terrenales y enfoca nuestros corazones en lo eterno. Separa nuestro corazón de este mundo presente y lo conecta con el cielo y la eternidad.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín.

Algunas veces las verdades más simples pueden ser las más poderosas. Creo que serás recordada de esta realidad al escuchar el programa de hoy. Nancy inicia compartiendo con nosotras 15 cosas que ella ha aprendido en los últimos 50 años.

Es bueno meditar en los sucesos importantes que ocurren en nuestra vida. Nancy está a punto de contarte acerca de un evento que ella experimentó.

Nancy: Hace algunos años celebré mi 50avo aniversario de conversión. Y fue una celebración significativa en mi vida. Mi primer recuerdo consciente tuvo lugar el 14 de mayo de 1963, cuando, siendo solo una niña de 4 años de edad, me arrodillé junto a mi cama y con todo lo que yo sabía acerca de Jesús, en ese momento, me entregue a Él y conscientemente sentí Su llamado en mi vida.

Ese es el momento que marcó mi conversión, el momento en que Él atrapó mi corazón y me atrajo hacia Él. Yo no sabía casi nada acerca de teología, todavía no se mucho, pero supe… Quiero decir, yo tenía 4 años, pero solo sabía que el Espíritu estaba atrayendo mi corazón. Y yo miro hacia atrás y me digo, “Ese fue el momento en el que Él me hizo consciente de mi necesidad de un Salvador y ese era el Salvador que yo necesitaba”.

Hace dos años celebré 50 años de conocer a Jesús.

A mí me gusta celebrar las ocasiones y los eventos especiales y hago de estas cosas una gran ocasión. Dios les dijo a los hijos de Israel después de la Pascua, “Este es el inicio del año para ustedes. Cada año, recuerden esto. Cuéntenle esta historia a sus hijos. Tengan símbolos y cosas que les recuerden que todo esto es acerca de cuándo Dios pasó sobre ustedes en un juicio y tuvo misericordia de ustedes gracias a la sangre derramada del cordero. Recuerden esto. No lo olviden”.

Y tú piensas que nunca olvidarás, pero la realidad es que lo hacemos con mucha facilidad. Así es que busco oportunidades para recordar a Cristo y lo que Él ha hecho en mi vida. Y estoy muy agradecida. Y he estado reflexionando mucho este año respecto a mi trayectoria espiritual.

Hace un par de años en un evento de los Locutores Religiosos Nacionales (National Religious Broadcasters), escuché a Chuck Swindoll hablar sobre “Quince cosas que había aprendido en cincuenta años de ministerio”. Él había estado en el ministerio vocacional durante cincuenta años. Bueno y yo hoy quiero compartir contigo, de manera muy rápida, “Quince reflexiones en cincuenta años de caminar con Dios y conocer a Jesús”.

Ahora, quince, podría sonar como mucho, pero tú puedes estar agradecida porque en mi cuadragésimo cumpleaños espiritual, yo hice una lista de cuarenta cosas que eran un reflejo de caminar 40 años con el Señor. Bueno y ahora estoy haciendo listas más cortas, así que solo serán quince. Tú puedes anotarlas, son verdades que son muy fortalecedoras para mí.

Estas son cosas que he aprendido. Son cosas que, en la medida en que reflexiono en ellas, sé que son verdades, independientemente de si estoy viviendo como si lo fueran o no, independientemente de si siento que estas cosas son verdades o no, son verdad. Y esas son cosas que me gusta recordar.

Yo escuché a John Piper decir en una ocasión, “Yo solo tengo un mensaje y cualquier cosa que escriba, diga o haga, todas vuelven a ese único mensaje”. Y algunas veces me siento como una persona con un único mensaje también, pero voy a decirlo en quince formas diferentes, brevemente. Estas son cosas, que cuando vuelves y reflexionas sobre ellas, afirman tu corazón en un mundo inestable.

Como dice el himno, cuando tu propio corazón está propenso a vagar, sientes que está propenso a dejar al Dios que amas, regresa a esas cosas que son verdad. Tú sabes que tú sabes que tú sabes que esas cosas son verdad y esas son cosas por las que yo daría mi vida, pero esas son cosas que están protegiendo el castillo de mi corazón y han probado ser ciertas en mi vida a través de 50 años de conocer a Jesús.

La primera es esta: Puedes confiar en Dios. «Grande es tu fidelidad». Vivimos en un mundo lleno de un incalculable dolor, de miseria y confusión.

Recibí un correo de Joel Rosenberg y algunas de ustedes tal vez siguen su ministerio. El encabezado decía: “¿Está América enfrentando la inflación fiscal y espiritual?” Y él habló acerca de dos nuevas encuestas. Una de ellas, la encuesta Rasmussen y la otra, la encuesta de noticias del Wall Street Journal de la NBC. Ambas tienen números similares indicando que cerca del 80% de los norteamericanos creen que los Estados Unidos está en el camino equivocado y el otro 20% simplemente no sabe, pero está en el camino equivocado.

Y tú puedes ver que está pasando culturalmente y en nuestra nación, y también internacionalmente, en las otras naciones del mundo. El mundo está en el camino equivocado. Como dice el Salmo, el mundo está fuera de su curso. Nuestros propios corazones pueden llegar a ser inestables en medio de todo esto y no solo está pasando en el mundo, sino también en nuestras vidas personales.

He conversado con algunas personas que han compartido angustia y dolor y retos que han enfrentado en sus propias vidas. Tengo amigos que en estos momentos están atravesando toda clase de crisis personales, y al igual que tú, amigos batallando con el cáncer, amigos con hijos e hijas pródigos, amigos con retos y reveses financieros y de negocios. Y tú ves todo esto y tu propio corazón puede dar vueltas y hacerte sentir nerviosa y asustada.

Pero nosotras tenemos que recordarnos a nosotras mismas que, contrario a todo lo que vemos pasar a nuestro alrededor, tenemos un Dios digno de confianza. Él es soberano. Él es sabio. Él es amoroso. Él es bueno. Él es inmutable. Él nunca cambia. Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Todas las cosas en este mundo se dirigen hacia el cumplimiento de Su voluntad, Su plan eterno, Su buena voluntad. Y eso es un ancla para mi alma. Es un ancla para nuestras almas.

A menudo digo que me encanta vivir bajo la providencia y me encanta ver pequeños destellos de la providencia de Dios en Su obrar. Me encanta ser recipiente y beneficiaria de Su gracia misericordiosa, de Su bondad, de Su providencia y darme cuenta de que Dios nunca, nunca, nunca comete un error, que en Él se puede confiar.

Alguien dijo que la voluntad de Dios es lo que nosotras elegiríamos si supiéramos lo que Dios sabe. Si nosotras estuviéramos escribiendo el guión, lo habríamos escrito diferente, pero habríamos hecho un gran desastre de eso. Y comprendo que nosotras podemos estar en paz porque Él sabe lo que está pasando y está en control de eso. Él es suficiente. Y Sus promesas son verdaderas y Él mantiene Sus promesas y Él conoce nuestras necesidades y Él se preocupa. Todas estas cosas que son verdades acerca del carácter de Dios, la naturaleza de Dios de mantener el pacto; en Él se puede confiar.

Cuando todo lo demás en torno a mi alma se desploma, Él entonces es toda mi esperanza y mi soporte. En Dios puedo confiar.

Bueno, y podemos estar en esto por largo tiempo, pero tenemos quince de estos, así que número dos – cosas que aquietan mi alma – y es esto: Nada ni nadie más que Jesús puede satisfacer las necesidades y anhelos más profundos de nuestros corazones y esto va para todas nosotras en cualquier etapa de la vida.

Tenemos tantos sustitutos baratos que perseguimos en nuestras vidas. Tenemos una cultura que se entretiene hasta morir y algunas veces le seguimos el juego ya sea en la búsqueda de la plenitud o de la satisfacción para nuestras almas y nuestro significado. Quiero decir, seguir Facebook, tú pensarías que la cosa más duradera en este mundo son ciertos equipos deportivos – dependiendo de qué temporada del año es –basquetball, volleyball, football, Los Óscares – lo que sea que esté en ese momento, American Idol, creemos que estas son cosas que pueden realmente satisfacer y entonces vamos tras ellas. Sin embargo, todavía nos dejan anhelantes y hambrientas porque estas cosas no nos satisfacen de manera profunda y duradera.

Y esto es porque nosotras fuimos hechas para Alguien y Algo más grande que todo eso. Todo lo demás es una sombra. Él es la sustancia. Y es solo cuando comprendemos lo que tenemos en Jesús que dejamos de pasarnos la vida en una búsqueda excesiva y descuidada de cosas y personas que nunca nos podrán satisfacer.

Así que eso va para las mujeres solteras que anhelan una pareja. Y eso va para las casadas que anhelan una pareja que ame a Jesús o una pareja diferente. Eso va para las parejas que no han podido tener hijos y luchan con ese deseo de tener un niño. Nosotras tenemos dentro de nuestra audiencia a algunas de ustedes recientemente han perdido sus parejas porque han partido al cielo y tienen dolor, tiene anhelos, eso es muy humano, pero en última instancia, no es cierto que todas nosotras, cada una en la etapa de la vida en que se encuentra, ha tenido que decir, “Señor, no hay nada ni nadie en esta tierra ni en el mismo cielo que pueda satisfacer las más profundas necesidades y anhelos de mi alma más que Jesús”.

Y eso no significa que no recibamos y disfrutemos las buenas cosas que Él nos da, pero no las hacemos ídolos. No las hacemos ídolos. Nosotras comprendemos que por quien realmente anhelan nuestras almas es por Cristo. Él es la sustancia.

Bueno y ahora la número tres: El mundo entero se ve diferente cuando lo miras a través de los ojos de la alabanza. El mundo entero se ve diferente cuando lo ves a través de los ojos de la alabanza. Todo esto es algo propio de la actitud de gratitud.

Yo tengo un querido amigo, un miembro de nuestro consejo asesor, un hombre de negocios de mi edad, que fue diagnosticado con leucemia aguda hace un tiempo atrás. Mientras Scott estaba atravesando por las primeras semanas de quimio, ordenó una copia de la versión en audio del libro “Sea agradecido: Su camino al gozo”. Él no estaba en capacidad de leer mientras estaba siendo debilitado a causa de la quimio, pero durante siete semanas, él escuchó cuatro veces el libro completo porque él decía, “yo quiero que la gratitud sea el sello, la marca mientras caminemos a través de esta crisis”.

Ellos no saben cuál será el resultado, humanamente hablando, pero ellos saben que en la economía de Dios, el resultado solo será maravilloso. Que solo será mejor que ahora. Y él está aconsejando y entrenando a sus cinco hijos adolescentes a tener una actitud de gratitud mientras caminan en medio de esta crisis.

Tuve otra amiga que quizás algunos de ustedes conocieron a Bobbie Wolgemuth cuyo esposo es un agente literario. Ella estuvo batallando contra el cáncer durante algunos años y ella dijo, “Los pájaros no se preocupan. Ellos cantan” y ese fue su lema. Ahora, no es como si nada estuviera pasando, esto es difícil. Pero estas personas están cantando; están cantando himnos; están cantando himnos de fe. Ellos decidieron decir, “Mira, nosotros podemos preocuparnos, o podemos cantar; quejarnos o adorar”. Todo se ve diferente cuando lo vemos a través de los ojos de la alabanza.

Y esa es una verdad con la que necesito aconsejar mi corazón porque estoy crónicamente tentada, a través de cincuenta años de conocer a Jesús, crónicamente tentada a la murmuración, la queja, el temor, la duda, el desaliento. Estos son como pecados que me asedian en mi vida. Y es por eso que tengo que mantenerme regresando a la alabanza.

“Gracias, Señor, que cuando no puedo ver, yo sé que Tú eres bueno”. Es una posición de fe que se demuestra a través de la alabanza.

Número cuatro– y nosotros decimos esto frecuentemente en nuestro ministerio: Cualquier cosa que nos hace necesitarlo a Él es una bendición – cualquier cosa que nos hace necesitar al Señor es una bendición.

Yo entrevisté a un pastor y a su esposa hace algún tiempo. Ellos habían perdido un par de niños — no hacía mucho tiempo, uno había nacido muerto y algunos abortos involuntarios. Y recuerdo al pastor Mark diciendo, “Difícil, es difícil, pero difícil no es malo”. Difícil es difícil, pero difícil no es malo porque la verdadera bendición no es la ausencia de problemas, sino la presencia de Cristo con nosotros en medio de los problemas, en los momentos difíciles.

Ahora, a través de estos años, también cumplo treinta y cinco años de ministerio vocacional, lo cual es un gran privilegio. Y le agradezco al Señor por eso. Pero ha habido muchas, muchas veces, muchos lugares donde he pensado, si no hubiera sabido que Jesús estaba en la barca conmigo aquí mismo, no habría tenido la esperanza de sobrevivir a esta tormenta. ¿Has estado allí o esto es solo para mí? Y tú piensas, este bote se está hundiendo. Este negocio, esta familia, esta relación, esta situación se está hundiendo.

Y ha habido momentos desde que inició Aviva Nuestros Corazones en los que he dicho, “Señor, nosotras podemos hundirnos, pero hasta donde sé, estoy haciendo lo que Tú me pusiste a hacer en esta tierra, yo no tengo que sobrevivir, pero tengo que confiar. Tengo que obedecer. Yo no tengo que salir con vida. Si me estoy hundiendo, yo quiero hundirme sabiendo que estaba haciendo lo que Tú me pediste que hiciera aquí en esta tierra”.

Pero el hecho es que, a la larga, si Jesús está en la barca contigo, tú no te hundirás. Cualquier cosa que me haga necesitarlo es una bendición. Las presiones en la vida son inevitables. El sufrimiento es inevitable. Es lo que las Escrituras nos dicen una y otra vez.

Estuve leyendo en Tesalonicenses esta semana y Pablo estaba hablando acerca de sus aflicciones y él dice, “Nosotros estábamos destinados a esto”. Y quiero decir, este no es un mensaje para sentirse bien. Y él dice, “Y tú también”. Y cuando recibiste la Palabra de Dios, la recibiste como la Palabra de Dios capaz de sostenerte a través de estas tormentas y estas aflicciones y estas adversidades”.

Pero si es inevitable, también es hermoso porque el sufrimiento santifica. Las presiones santifican. Nos despojan de todas esas cosas que no son eternas que se nos pegan como lapas a nuestras almas. Que son pasajeras, y desvían nuestra atención de las cosas que son eternas. Los sufrimientos nos despojan de lo pasajero y enfocan nuestros corazones y los colocan en lo eterno. Él desarraiga nuestros corazones de este mundo y los une al cielo y a la eternidad.

Y quiero decirte y piensa en ello, si nunca nos lastimamos, si nunca lloramos, si nunca estamos profundamente dolidas, tú piensas que nosotras ¿podríamos sentir una gran necesidad de Dios? ¿No podríamos ser independientes y autosuficientes? El mayor crecimiento ocurre en las situaciones más duras. ¿Estoy en lo correcto?

Algunas de ustedes me han dicho hoy. Tú solamente has compartido conmigo lo que ha sido mi vida durante este año y dijiste, “Pero es donde estoy creciendo”. El lugar más difícil se convierte en el mejor lugar.

En nuestro ministerio nosotras a veces llamamos a esto “Momentos del Mar Rojo”. Estoy enfrentando una sesión de grabación y me digo, “Yo no puedo con todo esto”. O estamos llegando a una conferencia, y digo «es que no puedo con todo este mensaje». Yo simplemente no puedo hacerlo. Estoy enfrentando este Mar Rojo y hay todos estos obstáculos al frente, por todos lados y por detrás. Y entonces tú te quedas quieta y ves la salvación del Señor.

Cualquier cosa que me hace necesitar a Dios es una bendición. Ahí es cuando veo Su poder. Ahí es cuando nosotras aprendemos que Él siempre está en medio nuestro y que Él siempre provee un medio de salvación.

Bueno, la número cinco: Su gracia es suficiente. Y esta no es solo una teoría, esto no es solo de libros de texto, no es solo teología. Es buena teología, pero también es muy, muy cierto. Su gracia es suficiente. Es suficiente para cada necesidad. Es suficiente para cubrir cada pecado, cada fracaso.

Nosotras somos totalmente dependientes en cada momento de nuestras vidas, en cada respiro, somos totalmente dependientes de la gracia salvadora de Cristo, de la gracia santificadora de Dios, de la gracia fortalecedora de Dios, de la gracia de Dios que satisface, y de la gracia de Dios que nos capacita para servirle a Él y a los demás.

“Separados de Mí,” dijo Jesús, “tú no puedes hacer nada.” Y cuando llegamos a ese lugar donde nos sentimos indefensas y sin esperanza y no podemos hacer nada… Dios me mantiene en un lugar de eterna necesidad. Y ¿me va a gustar estar allí? No, realmente no, ni a ti, ¿Pero es un buen lugar para estar? Sí, lo es, porque me recuerda constantemente que necesito postrarme ante Dios y Su gracia.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss ha estado compartiendo quince cosas que ella ha aprendido en cincuenta años de caminar con el Señor. Cuando tú llenas tu mente con verdades como estas y mantienes tu mente ocupada con la verdad día a día, esto tendrá un gran efecto en tu vida. Nancy está aquí para contarte acerca de una mujer que empezó a llenar su mente con la verdad día a día, y eso hizo una gran diferencia en sus pensamientos y en sus acciones.

Nancy: Quiero compartir contigo una historia alentadora acerca de cómo una ingeniera impulsiva y ambiciosa encontró libertad, plenitud, y abundancia en Cristo. En una de nuestras sesiones de grabación en Michigan nosotras nos estábamos moviendo por la sala para conocer a cada invitada en la audiencia y esta mujer se puso de pie y nos habló acerca de su experiencia como ingeniera.

Mujer: Yo crecí en los años 60 y 70 era una época en que las mujeres eran fuertemente alentadas a ir a la universidad y tener una buena educación para ser parte de la fuerza laboral. Entonces, me encuentro a mí misma trabajando como ingeniera en una gran compañía, siendo promovida rápida y exitosamente. Realmente, yo estaba muy, muy enfocada en lo que era mi propio éxito.

Yo creo que, probablemente, el mayor problema que reconozco ahora en retrospectiva, era el orgullo y una falsa sensación de control de que yo conseguiría cualquier cosa que quisiera y que de alguna manera sería feliz, pero yo no era feliz. Mi esposo se convirtió en cristiano al principio de nuestro matrimonio. Nosotros no nos casamos hasta que teníamos como 30 años y yo más o menos le dije que él iba a cocinar algunas noches de la semana y que íbamos a dividirnos las responsabilidades del matrimonio equitativamente.

Yo de hecho tracé y comparé nuestros salarios y me hice la meta de siempre estar por encima de él. Creo que eso nos hizo muy competitivos porque entonces trabajábamos en la misma empresa y el mismo cargo, pero esto realmente estaba minando nuestro matrimonio. Dios misericordiosamente le dio a mi esposo la paciencia para esperarme y eso tomó casi diez años más.

Bueno yo crecí en la iglesia y me llamaba a mí misma cristiana y Dios verdaderamente me habló y me dijo que yo era un fraude y yo sabía que Él estaba en lo cierto. En ese momento empecé a hacer planes para dejar el trabajo. Eso me tomó un tiempo, como unos seis meses. Al principio, mis hijos estaban muy preocupados porque nuestros ingresos estaban bajando y las cosas que eran comunes, como salir a cenar cada viernes por la noche, sabíamos que no podríamos continuar haciéndolas.

Sin embargo, muy pronto, se volvieron muy agradecidos de que yo estuviera en la casa y no lo habría querido de ninguna otra manera. Me encontré a mí misma, sabiendo que yo era una pecadora y aprendiendo más y más cada día acerca de cuán pecadora yo era, pero no teniendo muy claro cómo vivir una vida cristiana. Yo realmente no sabía cómo eso se veía.

Yo tenía mis hijos pequeños en ese entonces y estaba conduciendo por la ciudad y escuché a Nancy por la radio. Casi todo el tiempo yo la escuchaba y terminé llorando porque sentí como si ella realmente le hablara a mi corazón y apreciaba su transparencia. Yo pienso que ella fue el modelo de cómo ser una cristiana y cómo ser capacitada y tener la habilidad para estudiar las Escrituras y aprenderlas y aplicarlas.

Pienso que lo que me ayudo de Aviva Nuestros Corazones, y también de algunos estudios bíblicos y algunas mujeres cristianas que llegué a conocer, fue comprender cómo aplicarlo de manera práctica de modo que las Escrituras fueran un estilo de vida y no solo un libro que necesitaba asimilar.

Sé que algunas personas donaron para hacer posible Aviva Nuestros Corazones de manera que yo pudiera beneficiarme y escucharlo y estoy agradecida por sus sacrificios. Si no hubiera tenido eso, no puedo adivinar dónde estaría y estoy muy agradecida de poder hacer lo mismo.

Nancy: Esta mujer se dio cuenta que el Señor tenía para ella una prioridad mayor en esta etapa de su vida.

Me encanta escuchar historias acerca de cómo las mujeres experimentan la más grande libertad, plenitud y abundancia al conocer a Cristo. ¿No te sientes bendecida al escuchar esta clase de testimonios?

Bueno, cuando apoyas financieramente a Aviva Nuestros Corazones, contribuyes con esta clase de historias. Nosotras somos capaces de hablarle a mujeres como esta ingeniera gracias a oyentes como tú, que creen en este ministerio y quieren verlo continuar.

Estamos orando para que el Señor ponga en el corazón de nuestras oyentes el ayudarnos a alcanzar nuestra meta y superarla. Eso nos permitirá continuar con los ministerios actuales y estarás ayudando al ministerio a acelerar un movimiento de avivamiento y feminidad bíblica.

Así que si quieres hacer una contribución, llámanos al 1–800–569–5959, o visítanos a través de la página http://www.AvivaNuestrosCorazones.com. Si llamas, asegúrate de decir que deseas apoyar el ministerio hispano.

Carmen: No dejes de conectarte a la trasmisión en vivo de la conferencia Revive 15, que se está llevando a cabo en Indianápolis hoy y mañana. Visita AvivaNuestrosCorazones.com para más informes de cómo ser parte.

Bien, mañana Nancy volverá con “Quince cosas que he aprendido en cincuenta años”. Por favor, regresa con nosotros a Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones, con Nancy Leigh DeMoss, es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.

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