5/5 – Viviendo con gracia entre pecadores

Aviva Nuestros Corazones

Serie: (Salmo 37) Un corazón apacible en medio de un mundo turbulento

5/5 – Viviendo con gracia entre pecadores

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: Según Nancy Leigh DeMoss, cada una de nosotras ha sido confrontada por elecciones perjudiciales hechas por otras personas.

Nancy Leigh DeMoss: Aquellas circunstancias en las cuales soy ofendida o afectada por la maldad, me ofrecen una increíble oportunidad para manifestarle a los incrédulos, a los creyentes, a mi familia, a mis compañeros de trabajo — todas ellas me brindan una oportunidad para manifestarle a mis amigos lo extraordinariamente puro y perfecto que es el Hijo de Dios.

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Cada una de nosotras ha tenido que enfrentar personas difíciles. Las acciones y palabras malvadas afectan nuestra nación y nuestras ciudades. También afectan nuestras relaciones y nuestras familias.

A medida que estudiamos el Salmo 37, Nancy nos ha estado enseñado como abordar a los malvados. Escucharemos a Nancy en unos minutos.  Comenzará conversando con algunas de las mujeres que han estado escuchando esta serie.

Kathy Helvey: “El secreto cristiano de una vida feliz”. Es un clásico.  Disfruté cada capítulo de ese libro, pero hacia el final hay un capítulo  del libro que habla de las carrozas de Dios.

La autora compara cosas que suceden en nuestra vida, parecidas a las que hemos mencionado.  Puede ser ese jefe para el cual trabajamos que nos está volviendo locas, una crisis en nuestra familia, una muerte,  cosas grandes o cosas insignificantes.  La autora dice que podemos decidir que sea lo que ella llama un camión monstruoso,  lo que hoy llamaríamos una aplanadora que rodara sobre nosotras.

En este capítulo ella describe de manera hermosa cómo esas carrozas de Dios, cómo todas las carrozas de Dios están forradas de amor, cada una de ellas de manera particular.  Hay cientos de ellas cada día para venir y rescatarnos.

Pienso en ese versículo de Isaías 40:31, “pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.” Para mí esto significa que yo debo hacer la elección de montarme en las carrozas de Dios, si mantengo la calma y vuelo sobre las circunstancias.

Hace como año y medio Dios fue muy fiel conmigo.  Leí ese capítulo una semana antes de ser diagnosticada con leucemia.  Cuando el doctor me dio el diagnóstico fue algo que le tomo 20 minutos y pensé: “Oh Dios no permitas que esto se convierta en un gigante en mi vida.  Recuérdame que esta será Tu carroza, que sea Tu carroza en mi vida.”

Ahora bien ustedes pensarán que con cáncer, con un diagnóstico de leucemia, yo pondría las cosas en perspectiva. Las cosas realmente importantes son pocas.  Ese ha sido mi mantra por el último año y medio. Es verdad, pero en mi humanidad, porque será que todavía— bueno, es por mi humanidad.

Esas pequeñeces— la persona que hiere a mi hijo, el chisme que dijeron de mi o cualquiera que sea la razón que me está haciendo un nudo en el estómago—  pensarían que a la luz de lo que es realmente importante, esas cosas no me molestarían.  Pero les confieso que  si me molestan.

Tan solo porque sé estas cosas no significa— o tan solo porque todas conocemos esta verdad no significa que siempre vamos a vivir en ese plano. Pero lo que resulta reconfortante para mi es que tenemos la posibilidad de elegir.  Podemos hacer una elección y cada vez la verdad nos hará libre.  Mujeres, esa carroza está disponible.

Nancy: Estas son carrozas divinas que nos llevan hacia Dios, nos llevan al cielo, nos levantan sobre el plano de nuestra humanidad y de la mundanalidad y en última instancia nos conducen al cielo.

Así que Dios utiliza esas circunstancias, esos malvados y aun hasta el mal en este mundo para  convertirlo en algo que en vez de destruirnos, sea un medio para conocer mejor a Dios, acercarnos a Él y experimentar más de su llenura y su gracia en nuestras vidas. Las carrozas de Dios. Es una gran ilustración.

¿Alguien más?

Mujer 2: Me siento muy molesta y frustrada con la presión de los medios de comunicación que empujan a mis hijos a desear, ver y  jugar constantemente los videojuegos.  Soy la madre así que me veo en la necesidad de tomar las riendas y decir: “Ok, vamos a fijar una hora de tranquilidad durante el día.”   Creo que esta es mi aplicación sobre esto.

Mis hijos observan esto en mí.  En la noche me encierro en mi habitación, cierro las puertas y me pongo a leer y lucho para cultivar ese corazón tranquilo ya que estoy consciente que de ello depende mi vida.  Dios me ha llevado a un lugar donde Su Palabra es muy preciada y mi tiempo de comunión con Él es esencial para mi vida.  De manera que debo enseñarle a mis hijos. Ellos me ven pero es necesario que les demuestre cómo hacerlo y buscar el tiempo para que esto suceda.  Esto es algo que he podido aprender de todo esto.

Nancy: A medida que se convierten en adultos, tus hijos te van a agradecer el haber aprendido a tener un corazón callado, un corazón en quietud, reconociendo la necesidad de estar quietos delante de Dios.

Mujer 3: Ha medida que usted hablaba me recordé de una situación en la que me encontré el año pasado con un compañero de trabajo que estaba muy enojado.  Muchas veces yo misma reaccione de una manera airada.  El Señor me llevo a Proverbios, y continuamente leía acerca de la persona iracunda y necia.  Pensaba: “Soy igual que esta mujer.” Estoy reaccionando como ella  y realmente esta no es la manera cristiana de hacerlo.

De manera que le pedí a Dios que empezara a trabajar en mi corazón.   Y así él lo hizo, ayudándome a responder de una manera amorosa y en ocasiones a no responder.  Muchas veces me enseñó que  la manera de Él responder era no respondiendo.

Fue algo muy difícil ya que me di cuenta que con frecuencia ella le chismoseaba de mí con una de mis compañeras de trabajo.  Pero sucedió tal y como usted dijo, no tienes que defenderte a ti misma pues estas personas te conocen.  Tan solo debes vivir una vida de integridad y el tiempo se encargará de mostrar lo que es realmente cierto. Esta fue una experiencia reconfortante y apacible ya que no me vi en la necesidad de preocuparme para defenderme.

Nancy: ¿Alguien más ha visto este pasaje ilustrado en su vida o la de otra persona?

Mujer 4: Acabamos de pasar una temporada de campaña.  Hay algunas personas que defienden sus valores cristianos, y por el contrario vemos otras personas que no apoyan los mismos valores.   Así que me frustro y tengo la tendencia a pensar como esto afectará la generación de mis hijos. Me pregunto cómo afectara a las demás personas.

Así que literalmente me desperté y me pregunté: “Dios mío, ¿Qué puedo hacer?” Necesito orar. Necesito empezar a interceder.  Dios me dio esta escritura y la he estado leyendo una y otra vez estos últimos meses.

Por supuesto que esto se aplica a tantas áreas de mi vida.  Dios también me ha mostrado que en realidad no he estado confiando en Él, aunque digo: “Confío en Dios.”.  Sin embargo debo admitir que, no importa lo que suceda, si miramos a largo plazo,  tal y como usted dijo hay algo bueno al final del camino, y no debo preocuparme.

No importa la dirección política que tome nuestro país.  No debo preocuparme acerca de ello.  Tan solo debo confiar y no inquietarme.  Así que Él continúa enseñándome de tantas formas diferentes, y hoy esta ha sido una de las formas en que lo ha hecho.

Han ocurrido tantas cosas en esta semana que me han frustrado y no he leído las Escrituras. De repente reaccioné: “¡Oh Dios mío! Realmente me has estado mostrando esto una y otra vez.”  Así que fue una buena forma para animarme.

Nancy: Esto no significa que, no nos importa lo que está sucediendo,  que simplemente lo ignoramos, o pretendemos que no está pasando o que no nos involucramos mentalmente en ello.

Existen cosas y otros pasajes de la Escritura que nos hablan de ocuparnos de los asuntos de justicia social y enfrentar las fechorías.  Esto es balancear la verdad.

Creo que lo que el Salmo 37 está diciendo es que al responder al mal no debemos nosotras hacer el mal.  Pero cuando nos ponemos a la defensiva o perdemos la  compostura, empezamos a adquirir las características de aquellos con los cuales estamos enojados, y entonces pecamos. Nos convertimos en malhechores y renunciamos a la oportunidad de influenciar a los malvados de forma piadosa. Renunciamos a la oportunidad de ser redentores.

Piensen en el matrimonio, por ejemplo. Recibimos correos electrónicos de muchas mujeres que dicen: “Estoy casada con un hombre iracundo” o “Él está sumergido en la pornografía.” O “No está proveyendo para la familia.” A propósito, también puede ocurrir lo contrario, no son tan solo los hombres que pecan en los matrimonios, las mujeres también.  Pero  escuchamos a las mujeres decir que los maridos son los pecadores en el matrimonio.

Estos asuntos se pueden manejar bíblicamente, de manera apropiada y correcta.  Enfrentándolos hablando la verdad, involucrando al liderazgo piadoso, los ancianos de la iglesia o si se está infringiendo la ley a las autoridades humanas o cívicas. Hay maneras de lidiar con estas cosas. Pero lo que se está  diciendo en el Salmo 37 es que a medida que lo enfrentamos debemos cuidarnos de no convertirnos en mujeres llenas de ira.  No utilices las herramientas del enemigo para enfrentar al enemigo.

Las armas de nuestra milicia no son humanas, no son físicas, aunque son las que normalmente tendemos a utilizar. Son las espirituales. Dios usa Su Palabra, Su Espíritu, Su gracia, Su poder trabajando a través de nosotras para bregar con la maldad en la cultura, en nuestros hogares y donde trabajamos.

Nos está diciendo que guardemos nuestro corazón.  Asegúrate que tu corazón está atado a lo que Dios es, que estás viendo la situación a largo plazo.  Asegúrate que no estás levantando tus brazos diciendo: “Oh pobre de mí. Estoy angustiada.” “Todas vamos a morir.”  Esta sensación de pánico es pecado.  Es angustiarte.

Arrepiéntete de la ansiedad. Arrepiéntete de pecar.  Después mira adelante y hacia arriba, y entonces estarás en una posición en la que Dios te pueda usar en muchas de estas circunstancias para hacer algo al respecto.

Estoy pensando en William Wilberforce al cual Dios uso de forma increíble para hacer algo con la trata de esclavos en Inglaterra. Era un hombre con una misión. Él era un hombre intencional, utilizado por Dios para enderezar algunas malas acciones.

Pero tuvo que hacerlo a la manera de Dios con los medios de Dios.  Este hombre amaba la Escritura. Sabía que se estaba poniendo bajo la autoridad de Dios y siendo un instrumento de Dios para afectar la justicia de sus tiempos.

La ira del hombre no obra la justicia de Dios. En Proverbios capítulo 22 versículo 8 está ese versículo que dice: “El que siembra iniquidad segará vanidad, y la vara de su furor perecerá.” Piensen en esto cuando estén disciplinando a sus hijos.  Si vas a ser un padre piadoso o una madre piadosa, hay momentos cuando es apropiado, bíblico y necesario disciplinar a los hijos.  Pero si lo haces con ira fallarás porque te conviertes en un pecador disciplinando a un pecador.

Esto aplica en todos los ámbitos y relaciones, en el mundo político. Cuando miramos la injusticia social que nos rodea,  cuando miramos los matrimonios y divisiones dentro de la iglesia no peques enojándote o poniéndote nerviosa porque si lo haces no podrás conseguir los objetivos piadosos de Dios.

Mujer 5: Tan solo un comentario para señalar que a veces somos el único ejemplo de Jesús que algunas personas podrán ver.  Cuando nos enojamos y explotamos, podemos perder nuestro testimonio. Quizás te tome toda una vida para poder enmendar las cosas.  Por eso pienso que como mujeres cristianas nosotras debemos ser cuidadosas. Debemos guardarnos de este tipo de cosas, explotando así de esa manera.

Nancy: Creo que hay personas que rechazan el cristianismo y rechazan a Cristo por la manera en que han visto a los cristianos tratar a aquellos que están en desacuerdo con ellos.Por eso dicen que los cristianos son personas iracundas; personas vengativas.

Nuestro mensaje ya de por sí es duro.  Si lo empacamos con el enojo, no cumplirá la justicia de Dios.Las personas van a rechazar la verdad, pero no deberían rechazarla porque vino de los labios de personas enojadas. ¿Pueden captar la diferencia?  Muchas veces es como envolvemos la verdad lo que hace que la gente rechace la verdad.

Holly Elliff: Te digo Nancy, mientras te escuchaba enseñar, lo que impactó mi corazón como dijo Kathy anteriormente es que siempre tenemos una opción.   Aunque mi vida ha sido un poco alocada recientemente,  en los últimos dos años ha estado más loca que nunca.  Me he dado cuenta que mientras  lucho con Dios acerca de las cosas que vienen a mi vida, si no tomo la decisión de no inquietarme, entonces lo que hago le está exhibiendo al mundo el hecho de que Dios no es suficiente para mis circunstancias.

Así que si no soy cuidadosa, le estoy diciendo a mis hijos que Dios no es suficiente para estas circunstancias.  Sí, Él fue suficiente el año pasado, pero no es suficiente este año. Así que debo hacer la elección consciente de aquietarme lo suficiente, con la frecuencia suficiente para alcanzar ese punto de fe.

Un pasaje que el Señor ha usado todo este año es cuando Cristo llevó a los discípulos a la tormenta y lo primero que dijo cuando lo despertaron fue: “¿Dónde está su fe”?  Esta es una pregunta que me ha hecho el Señor una y otra vez por los últimos dos años porque cuando la cosa se pone dura, ¿puedo aplicar lo que tengo en mi cabeza en cada momento de mi vida?  ¿Es suficiente?  ¿Es Dios lo suficientemente grande cuando las circunstancias se ponen más grandes?

Nancy: El hecho es que Dios sí es lo suficientemente grande.  Oswald Chambers tiene una cita maravillosa que me ha estado convenciendo de pecado por años.  Él dice,“Nuestras circunstancias son el medio para manifestar cuán maravillosamente perfecto y extraordinario es el Hijo de Dios.”

Verán, cada vez que respondo a una circunstancia, que reacciono a un malhechor, que reacciono ante alguien que me está haciendo una maldad o a un ser amado. Cuando reacciono ante eso, les estoy dando una impresión de Cristo a los demás.   Esta es una oportunidad para mostrar al Cristo que ama al pecador,  aquel que no se defendió, aquel que no tomó represalias, aquel que escogió no enojarse o inquietarse, sino que escogió mirar hacia arriba, mirar hacia adelante hacia el gozo que fue puesto delante Él.

Ese es Cristo.De esa manera respondió a los malvados y malhechores.  Mi circunstancia,  cuando estoy siendo ofendida o estoy siendo afectada por la maldad de los demás esto presenta una oportunidad increíble para manifestarle al mundo, a los no creyentes, a los creyentes, a mi familia y a mis compañeros de trabajo. Es una oportunidad para manifestarle a mis amigos lo maravillosamente perfecto y extraordinariamente puro que es el Hijo de Dios.

•       Si Cristo está respondiendo en y a través de mi,

•       Si me ven confiando en el Señor y haciendo el bien aunque esté rodeada de aquellos que hacen maldad,

•       Si estoy en mi trabajo y todos los demás están chismeando y yo no,

•       Si me ven deleitándome en el Señor en vez de dejarme deprimir por mis circunstancias.

•       Si me ven comprometiendo mis caminos con el Señor en lugar de perder el sueño,

•       Si me ven quieta ante el Señor en vez de andar frenética o corriendo como una gallina sin cabeza tratando de resolver los problemas del mundo.

•       Si me ven esperando pacientemente al Señor

Porque eso es sobrenatural.  Esto les motivará a levantar su mirada; a mirar hacia arriba.  

Y se preguntarán ¿Qué está mirando ella? La pregunta realmente es ¿a quién está mirando?  Entonces sus ojos, sus corazones serán atraídos hacia Cristo, atraídos hacia Dios.  Entonces podrán ver hacia adelante.  Así es como ilustramos la eternidad en los corazones de las personas.

Es así como forjamos en nuestros hijos un corazón que viva por la eternidad y no para el momento, viéndolos mirando adelante hacia la meta y manteniendo sus ojos en el galardón sin dejarse atrapar por la maldad que nos rodea.

Así que, esta es una forma de evangelizar.  Es una forma de discipular.  Es un medio de ser mentora de otros hacia los caminos de Dios.  Es un medio de tener paz mental y de corazón mientras los que nos rodean están perdiendo la suya.

Kim Wagner: Pienso que muchas veces tenemos una ira subyacente sin ni siquiera darnos cuenta. Estoy agradecida de una querida amiga mía un día que conversamos.  Esto fue hace años al encontrarnos en una situación de división en la iglesia donde se estaban formando bandos. Usualmente cuando se forman bandos pensamos que el nuestro es el que está en lo correcto, ya que si no no estuviéramos en ese bando.

Yo vi a mi amiga esforzarse para no pertenecer a ninguno de los bandos y ser mansa.  Un día en que estábamos hablando de los asuntos de la iglesia,  ella me miró.  Esta era una buena amiga.  Habíamos pasado mucho juntas.  Me miró con mansedumbre y me dijo: “Kim ¿estás enojada conmigo? Y esto afligió mi corazón y pensé: “Lo estoy.  Estoy enojada con ella.”

No me había dado cuenta que estaba enojada con ella hasta que no lo mencionó.  Santiago en el capítulo 1 versículo 20 dice, “La ira del hombre no obra para la justicia de Dios.” Me di cuenta que al estar enojada le estaba impidiendo a Dios obrar en esa situación en mi vida. Y debido a mi enojo también podría estar impidiéndole a Dios obrar en Su iglesia.

Esto es confrontar en amor. Así que la mansedumbre no es siempre mantenerse en silencio.  Sino que de forma amable y delicada debemos preguntar de manera que la otra persona considere, “¿Estoy cometiendo pecado?”

Nancy: Vamos a cerrar esta sesión leyendo el pasaje que hemos estado estudiando durante estos últimos días, y al hacerlo permitamos al Espíritu de Dios hacer esas preguntas a nuestras consciencias.

Cuando hablamos de la ira, es fácil pensar en personas que conocemos que son iracundas.  Quizás la pregunta que Dios desea hacernos es: ¿Estás enojada?  Así que  vamos a permitir  que Dios nos limpie con el agua de su Espíritu.

Salmo 37, de los versículos 1-11:

1No te irrites a causa de los malhechores; no tengas envidia de los que practican la iniquidad. 2Porque como la hierba pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde. 3Confía en el SEÑOR, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. 4Pon tu delicia en el SEÑOR, y Él te dará las peticiones de tu corazón. 5Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en Él, que Él actuará; 6hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. 7Confía callado en el SEÑOR y espérale con paciencia; no te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas. 8Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo. 9Porque los malhechores serán exterminados, mas los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra. 10Un poco más y no existirá el impío; buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí. 11Mas los humildes poseerán la tierra,  y se deleitarán en abundante prosperidad.

Y los últimos dos versículos (Salmos 37:39-40) 39Mas la salvación de los justos viene del SEÑOR; Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.40El SEÑOR los ayuda y los libra; los libra de los impíos y los salva, porque en Él se refugian.

Oh Padre, oro  para que nuestros corazones estén atados a ti, atados a Tu amor, atados a Tu fidelidad, atados a Tu bondad y que nuestras emociones no sean víctima de  los altibajos y de las buenas y malas acciones de las personas que nos rodean.

Señor yo sé que hay mujeres escuchándome en  sus casas que viven con personas impías  y con personas que hacen cosas que no agradan a Dios.  Otras trabajan en lugares donde están rodeadas de impiedad.  Así que Señor, guarda nuestros corazones.

Que no seamos como los malvados cuyas obras nos provocan.  Que al contrario seamos provocadas a amarte y a confiar en ti, inclinándonos  hacia Ti, mirando hacia arriba y adelante.  Que nuestras vidas reflejen a este mundo lo extraordinariamente perfecto que es el Hijo de Dios.  

Que nuestras vidas irradien y reflejen el corazón y el Espíritu de Jesús, el Hijo de Dios que dio su vida por los pecadores,  que estuvo dispuesto a ser herido para que por sus llagas fuésemos sanadas.  Gracias Señor, que Él quiso recibir las heridas, resistir Tu ira, ser la víctima de toda culpa para poder traernos ante  Dios como nuestro Pastor.

Señor te amamos y oramos para que nuestras vidas sean un reflejo de esa faceta de Cristo al mundo. Oro en el nombre de Jesús, amén.

Leslie: Cuando  enfrentamos la maldad con amor, los demás están mirando. Los estarás motivando a hacer buenas obras. Nancy Leigh DeMoss nos ha estado ayudando a ver el valor increíble de responder en amor y paciencia.

Este programa le da fin a la serie llamada,  Un corazón apacible en  medio de un mundo turbulento. Si no has escuchado la serie completa visita nuestra página, www.AvivaNuestrosCorazones.com. Allí podrás encontrar los demás programas de esta serie.

Si perdieras tu cartera en algún lugar, ¿no harías todo el esfuerzo del mundo por localizarla para obtener tus documentos importantes? Tu relación con Dios es mucho más valiosa que tu cartera. ¿Lo estás buscando a Él con afán y con intensidad? Descubre el gozo y los beneficios de buscar a Dios desesperadamente, en la serie que estaremos comenzando a partir del próximo programa: Buscándole a Él. Empezaremos hablando sobre el avivamiento.

Y para ayudarnos en las próximas doce semanas, nuestros amigos de Moody han hecho disponible el libro de estudio en formato digital justo a tiempo para el inicio de la serie que comenzamos el lunes. Estará disponible en tres módulos: lecciones 1-4, 5-8, y 9-12. Para más información sobre precios y sobre cómo puedes adquirirlo, visita www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

4/5 – Mira hacia adelante

Aviva Nuestros Corazones

Serie: (Salmo 37) Un corazón apacible en medio de un mundo turbulento

4/5 – Mira hacia adelante

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: Cuando ves a gente exitosa que alardea de su pecado, recuerda que, según los Salmos, esa prosperidad es temporal. Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Entonces David dice: “No le tengas envidia de los malos. Pueden tener algunas cosas ahora que tú no tienes. Pero van a tener cosas a largo plazo que tú no quieres. Y tú vas a tener cosas a largo plazo que son bendiciones que los malos nunca, nunca, nunca van a experimentar (Salmo 37, parafraseado).

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia Saladín.

Algunas personas son famosas por su mal comportamiento. En lugar de ser castigados por el pecado, pareciera que se vuelven más populares. Bueno, en lugar de copiar sus hazañas o desanimarnos, tenemos que ver el cuadro completo. Nancy está aquí para ayudarnos a hacer eso.

Nancy: Hemos visto algunas riquezas del Salmo 37 en los últimos días. Al cerrar esta serie hoy, espero que continúes meditando durante los siguientes días en este salmo hasta que estos pensamientos sean una parte integral de tu vida.

Y quiero animarte; estos primeros 11 versículos del Salmo 37 son una maravillosa porción para memorizar.

¿Qué hemos estado aprendiendo cuando miramos alrededor y vemos la maldad en este mundo? Que vemos malhechores. Y esos malhechores pueden estar haciendo cosas que tú estás viendo o escuchando en las noticias de cada noche. Pueden estar sucediendo aun en tu propio hogar o en tu trabajo o aun en tu iglesia.

Dices: “¿Hay malhechores en la iglesia?” Sí, los hay. Eso es porque somos seres humanos. Y hay gente que, en lugar de centrar sus vidas en Cristo, hacen lo que quieren hacer y a veces hacen cosas malas y pecaminosas.

¿Entonces qué haces? Tal vez estás viviendo con una persona así. Tal vez tienes un hijo joven adulto que está tomando decisiones necias y haciendo tu vida miserable. Tal vez tienes padres inconversos que están pecando contra el Señor y te hacen la vida difícil.

El Salmo 37 nos dice qué no hacer y también nos dice lo que tenemos que hacer. Lo que no debemos de hacer es lo que somos más propensos a hacer, y es que no debemos de irritarnos. No debemos de estresarnos No te acalores.

Ahora supón que la razón por la que yo sigo diciendo esto y la razón por la cual este pasaje habla a mi corazón de esta forma es porque soy una persona propensa a airarme. Claro, no es que sea propensa a tirar cosas cuando me enojo, sino que soy propensa a hiperventilar, a estresarme por las cosas, y a ponerme ansiosa. De repente empieza a hervir dentro de mí una especie de de ira que, si no la manejo a la manera de Dios, puede expresarse en formas de hablar y de actuar que no agradan al Señor.

“Irritarse solamente lleva a hacer el mal,” dice la Escritura (v. 8 parafraseado). Si tú te irritas en respuesta a la maldad, te conviertes en un malhechor. Vas a empezar a actuar de la misma forma que lo hacen las personas que te producen irritación.

Entonces él dice: “No te irrites.” (v. 1). En lugar de ello, debemos de mirar hacia arriba. Debemos de “confiar en el Señor, y hacer lo bueno (v. 3). Deleitarnos en el Señor. Y “encomendarle al SEÑOR tu camino,” “confía callado en el SEÑOR y espérale con paciencia” (vv. 4, 5, y 7).

Hemos estado hablando sobre atar nuestras vidas al Señor. A mirar hacia arriba. Él nunca cambia. Conecta tu corazón con Él.

Y luego quiero que veamos en este pasaje un tercer aspecto a la hora de responder a los malhechores, y esto es: no te irrites, mira hacia arriba, y luego mira hacia adelante. Para hacer eso quiero regresar al versículo 2. Vimos el versículo 1, “No te irrites”. Vimos los versículos 3-8 acerca de mirar hacia arriba. Pero saltamos el versículo 2, y quiero que lo retomemos ahora, en el Salmo 37.

Aquí nos dice por qué no debemos de irritarnos. Y eso es porque hay algo que viene en el futuro con lo que podemos contar. Todos los males van a ser corregidos. Las cosas se van a arreglar. Van a cambiar.

Mira el versículo 2… Déjame retomarlo a partir del versículo 1. “No te irrites a causa de los malhechores.” No te estreses. “No tengas envidia de los que practican la iniquidad.”

Luego el versículo 2: “Porque como la hierba pronto se secarán.”

¿Quiénes son ellos? Ellos son los malhechores, los que practican la iniquidad. Muy pronto se marchitaran y se secarán como la hierba verde.

El punto es que no van a durar. Ahora tú dices: “Bueno, es que ya duraron bastante tiempo. A mí me parece un tiempo muy largo. Nada parece indicar que pronto vayan a desaparecer.” Como dijimos en la última sesión, necesitamos el sentido del tiempo de Dios. Dios no trabaja por relojes y calendarios como nosotros.

Decimos: “Wow, han pasado tres semanas o tres meses o tres años o 33 años.”

Y Dios dice: “Vives en la eternidad; 33 años no es mucho tiempo.” Necesitamos adquirir la perspectiva de Dios. “Como la hierba pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde” (v. 2).

Mira el versículo 9. Ves este tema a través del Salmo 37. “Los malhechores serán exterminados, más los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra.”

Versículo 10: “Un poco más y no existirá el impío; buscarás con cuidado su lugar, pero él no estará allí.”

Versículo 11: “Mas los humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante prosperidad.”

De manera que ves este contraste entre el futuro de los malhechores y el futuro de los que son mansos y justos. ¿Qué está diciendo el salmista? No solamente hay que mirar hacia arriba, también hay que mirar hacia adelante. Piensa a largo plazo. Mira el futuro. No veas solo el aquí y ahora. Mira hacia adelante por fe; Y Dios te dice lo que sucederá.

El largo plazo es lo que está más adelante. Es lo opuesto a la vista inmediata. La vista inmediata es lo que puedes ver por vista. Es lo que parece ser cierto. Y lo que parece ser cierto es que los malhechores están ganando y los mansos están siendo aplastados. Los mansos están terminando en último lugar y los malhechores están llevando la delantera.

Esa es la vista inmediata. Pero el salmista  dice: “No veas la vista inmediata. Mira hacia delante. El largo plazo es lo que ve la fe —no por vista, sino por fe. La vista a largo plazo dice que a los que son justos les va a ir bien. Van a ser bendecidos. Se van a deleitar en la abundancia de paz. Van a heredar la tierra. A largo plazo los malos van a ser cortados. No van a durar para siempre.

Entonces si no hay Dios y el presente —el aquí y ahora— es todo lo que hay, entonces los que se afirman a sí mismos, los que se promueven a sí mismos, los que se empujan a sí mismos, los que le pasan por encima a los demás, ellos serán entonces los ganadores si todo lo medimos en el aquí y ahora.  Y los mansos serán los perdedores.

Pero hay un Dios, y esto no es todo lo que hay. Hay un final a esta historia. Y el final no es igual que lo que podemos ver aquí.

Entonces necesitamos hacer dos cosas. Haremos una caminata, le echaremos un vistazo a este Salmo 37. Necesitamos recordarnos a nosotras mismas del fin de los malvados y necesitamos regocijarnos en el fin de los justos.

Ahora bien, para hacer esto, quiero enseñarles algo —y espero que tengan ahí sus Biblias porque va a ser más fácil seguir esto si las tienen. He revisado el Salmo 37 —hay 40 versículos— y he puesto una pequeña “X” en el margen. Por cierto, no hay nada malo con marcar tu Biblia. Mi Biblia está bien marcada, particularmente pasajes como este que he estudiado. Escribo las cosas. Subrayo; hago círculo; hago notas; dibujo figuras que me ayuden a regresar. Por ejemplo, “no te irrites” aparece tres veces. Circulo cada vez que aparece para que mi ojo pueda simplemente pasar sobre la página y ver lo que es la perspectiva general de este pasaje.

Entonces he puesto una “X” en el margen justo a cada frase o cada versículo que me dice acerca de cuál es el fin de los malos.

Lo que vas a ver es que su prosperidad es corta. Parece que los malos prosperan, pero su prosperidad es corta. Dice: “Como la hierba pronto se secarán. . . . Un poco más y no existirá el impío” (vv. 2, 10). Ellos piensan que van a conquistar y a vencer por siempre, pero su prosperidad es temporal y van a experimentar las consecuencias de sus decisiones.

De manera que puse una “X” junto a cada lugar que me dice lo que le va a suceder a aquellos que son impíos, a los que son malos.

Versículo 2: “Pronto se secarán, y se marchitarán como la hierba verde.”

Versículo 9: “Porque los malhechores serán exterminados.”

Versículo 10: “Un poco más y no existirá el impío.”

Versículo 13: “El Señor se ríe de él, porque ve que su día se acerca.”

Versículo 15: “Su espada penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados.”

Versículo 17: “Porque los brazos de los impíos serán quebrados.”

Versículo 20: “Pero los impíos perecerán, y los enemigos del SEÑOR serán como la hermosura de los prados; desaparecen, se desvanecen como el humo.”

Versículo 22: “Los maldecidos por [el Señor] serán exterminados.”

Versículo 28: “La descendencia de los impíos será exterminada.”

Versículo 36: “Luego pasó, y he aquí, ya no estaba.”

Y versículo 38: “Los transgresores serán destruidos a una.”

Ahora, cuando vez esta lista, ¿alguien quiere ser malo? ¿Alguien quiere ser injusto?

¿Te das cuenta?  Vemos a la injusticia y la impiedad en este mundo y en lo inmediato —a corto plazo— parecería que ellos se divierten. Pero mira hacia delante, a largo plazo. Mira hacia adelante y date cuenta que el final de los malos es el juicio. No van a durar. Van a ser castigados. Van a experimentar las consecuencias de sus decisiones.

Y por cierto, eso debe de ser un recordatorio aleccionador para cualquiera de nosotras que está tomando decisiones malas o viviendo vidas malas, impías y pecaminosas. Y no me refiero con esto a que tengas una relación amorosa ilícita o que acabas de asesinar a alguien, necesariamente.

Si tu vida no está bajo el control de Cristo y si estás resistiendo a Cristo como tu Señor en cualquier área de tu vida, entonces estás viviendo de forma malvada y Dios no da ni una esperanza para tu futuro. Este es un pasaje aleccionador para aquellos que están viviendo vidas malas e impías que no están centradas en Cristo.

Pero también es un pasaje de mucho ánimo para aquellos que están siendo aplastados por los malos hoy en día, y pueden decir: “Su día viene” (versículo 13, parafraseado). No van a seguir oprimiendo a los piadosos para siempre.”

Recuérdate a ti misma  el final de los malos. Tarde o temprano todo el mal va a terminar, y todos los malhechores serán detenidos. Ellos serán juzgados.

Ahora, tal vez tú no llegues a ver el cumplimiento de esto durante tu vida. Pero al final, al final será una realidad. Entonces mantén tus ojos en la meta. Recuerda lo que va a pasar. Esto te va a ayudar a no irritarte, sino a confiar en el Señor.

También, no solo hagas memoria del final de los malvados, regocíjate en el resultado final de los justos. Y junto a cada una de estas frases, pongo una pequeña cruz en mi Biblia, un pequeño signo de más, una cruz pequeña.

Recuérdate—regocíjate en el resultado final de los justos. Mira algunos de estos versículos.

Versículo 4: “Pon tu delicia en el SEÑOR.” Y, ¿cuál es el resultado? “Él te dará las peticiones de tu corazón.”

Versículo 5: “Confía en Él.” Y, ¿cuál es el resultado? “Él actuará.”

Versículo 6: “Hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.”

Versículo 9: “Los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra.”

Versículo 17: “El SEÑOR sostiene a los justos.”

Versículo 18: “El SEÑOR conoce los días de los íntegros, y su herencia será perpetua.”

Versículo 19: “No serán avergonzados en el tiempo malo, y en días de hambre se saciarán.”

Versículo 22: “Los que son bendecidos por el SEÑOR poseerán la tierra.”

Versículo 23: “Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre.”

Versículo 24: “Cuando caiga, no quedará derribado, porque el SEÑOR sostiene su mano.”

Versículo 25: “No he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.”

Versículo 26: “Su descendencia es para bendición.”

Versículo 27: “Apártate del mal y haz el bien, y tendrás morada para siempre.”

Y es que si estás viviendo una vida justa por medio de Cristo, tienes esperanza. Tienes algo que anticipar. Podrás estar desanimada ahora, pero mira hacia adelante. Pon tus ojos en la meta.

Versículo 28: “[El Señor] no abandona a sus santos; ellos son preservados para siempre.”

Versículo 31: “No vacilan sus pasos.”

Versículo 33: “El SEÑOR no dejará al justo en [las] manos [de los impíos].”

Versículo 34: “Él te exaltará para que poseas la tierra.”

Versículo 37: “Porque el hombre de paz tendrá descendencia.”

Ahora mira estos resultados, no son aquí y ahora; son a largo plazo. Mantén tus ojos en el largo plazo, no solamente mirando hacia arriba, sino también mirando hacia adelante.

Luego ve los versículos 39 y 40. Qué versículos tan maravillosos estos para cerrar el pasaje.

La salvación de los justos es del Señor; Él es su fortaleza en tiempo de angustia. El Señor les ayuda y los libra; los libra de los malos y los salva, porque ellos se refugian en Él.

Ahora escuchen este pasaje. ¿Qué preferirías ser? ¿A largo plazo? ¿De los malos o parte de los piadosos?

Entonces David dice:

No le tengan envidia a los malos. Pueden tener algunas cosas ahora que tú no tienes. Pero van a tener cosas a largo plazo que tú no quieres. Y tú vas a tener cosas a largo plazo que son bendiciones que los malos  nunca, nunca,  nunca van a experimentar. (Salmo 37, parafraseado).

¿Ves? Una perspectiva eterna —mirar hacia adelante. Afecta la forma como vemos esta vida terrenal. El ver la vida desde una la perspectiva de la eternidad nos ayuda a enfrentar y a soportar las dificultades y las injusticias de esta vida.

Les dije en una sesión anterior que he estado meditando en el libro de Apocalipsis y espero algún día hacer una serie sobre el libro de Apocalipsis. Pero estoy nada más estudiándolo y habitando en él, meditando para mí misma.

Me he estado memorizando los capítulos 19 y 20. Y esta es la parte de la Escritura que nos cuenta el final de la historia, lo que podemos anticipar. Al llegar a estos últimos capítulos, vemos que los reyes de la tierra y la bestia y el falso profeta conspiran juntos para destronar a Dios.

Digo, es como si todo el mundo estuviera en rebelión contra Dios; el planeta está unido en rebelión contra Dios. Y los reyes de la tierra se unen para conquistar al Señor, para venir a enfrentar a sus ejércitos.

Luego tienes a los creyentes que se rehúsan a doblar su rodilla ante Satanás. Ellos no aceptan la marca de la bestia. Y  los que son justos en Cristo, ¿qué les pasa a ellos? Son perseguidos. Son martirizados.

Mientras vas leyendo, llegando al final de esta historia, parecería  que el mal está ganando. Parece que Satanás está ganando. Parece que a los que siguen a Cristo les tocó una mala jugada. Parece que Satanás ha triunfado y Dios está siendo derrotado.

Pero tienes que leer el final de la historia. Y eso es lo que ves en Apocalipsis capítulo 18-22. Si yo pudiera dar un resumen de lo que sucede allí, la bestia, el falso profeta, Satanás, esa serpiente antigua, el dragón, y todos los que les siguen son echados al lago de fuego que arde con azufre. Son echados al juicio eterno.

Los malos son echados al juicio eterno en el lago que arde con fuego y azufre. Y ellos van a ser atormentados día y noche por siempre y siempre. Ese es el fin de la historia para ellos.

¿Y cuál es el fin de la historia para aquellos que fueron perseguidos, martirizados, atormentados, decapitados, en algunos casos, por su fe? ¿Cuál es el fin de la historia para ellos?

Apocalipsis capítulo 20 versículo 4 “También vi. . . las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca sobre su frente ni sobre su mano.”

¿Qué les pasó a ellos?

“Volvieron a la vida y reinaron con Cristo” (v. 4).

Mira hacia adelante. Mira el final de la historia. Tú dices: “¿Pero por qué Dios no hace nada? Toda esta angustia en el mundo, todas estas cosas horribles que están pasando con el terrorismo y la violencia y la inmoralidad; ¿por qué no hace algo Dios?”

Dios está haciendo algo. Dios está trayendo a este mundo a su consumación donde Cristo va a reinar por siempre y siempre. Pero Dios también está dando tiempo a los pecadores impenitentes para que se arrepientan. Dios está mostrando misericordia y  les está dando tiempo para arrepentirse.

Segunda de Pedro capítulo 3 versículo 9 dice: “El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.”

¿Entonces qué haces tú mientras tanto? La guerra ya empezó. Y la guerra se está poniendo más intensa, no menos. ¿Qué haces tú?

•           No tomes los asuntos en tus manos.

•          No llegues a la desesperación

•           Espera a que Dios cumpla sus propósitos eternos.

•           Pídele a Dios que te dé una perspectiva eterna que te ayude a no irritarte a no estresarte, a no enojarte en medio de esta situación difícil, en medio de la batalla.

•           Luego mira hacia arriba.

•           Pídele a Dios que te ayude a confiar en Él, a deleitarte en Él, a encomendarle tu camino, a estar quieta delante de Él, a esperar en Él.

•           Luego mira hacia delante. Mira hacia delante. Recuerda el final de los malos y regocíjate en el resultado de los justos. Aférrate a las promesas de Dios. Aférrate a  él y mira hacia delante.

Algunas de ustedes conocen el himno “Be Still my Soul” (Descansa mi alma). Ese era el himno favorito del atleta olímpico, Eric Liddell, quien se hizo famoso en 1924 por no competir el día del Señor. Finalmente Liddell se hizo misionero. En la Segunda Guerra Mundial fue capturado y de hecho murió de un tumor en el cerebro en un campo de prisión. Le enseñó este himno “Be Still My Soul” (Descansa mi alma) a sus compañeros de  prisión en la cárcel.

Dice la historia que al estar muriendo de ese tumor en el hospital del campo de prisión, le pidió al grupo musical de la prisión (un pequeño grupo de músicos que habían hecho una banda) que vinieran a tocar esta canción en su ventana. Solamente les quiero leer las palabras porque resume lo que hemos estado viendo en el Salmo 37.

Descansa mi alma, Dios está contigo pacientemente

Llevarás tu cruz deja que Dios ordene
Y provea en todo cambio fiel se mantendrá

Descansa mil alma tu mejor amigo te guiara hasta el feliz final

Descansa mi alma, Dios se encargará

De tu futuro, como lo ha hecho ya

Nada perturbe tu confianza en Él

Todo misterio brillara cual sol descansa mi alma

Viento y mar conocen, la voz del que la tempestad calmó

Descansa mil alma ya se acerca la hora cuando estarás

Siempre con el Señor

Con penas miedos y depresión pasados, no habrá tristeza

Solo habrá el amor

Descansa mi alma, lágrimas ya secas
Dichosos los veremos al final

No te irrites, mira hacia arriba y luego mira hacia adelante.

Oh, Señor, gracias gracias por estas palabras de consejo a nuestras almas. Oro que aun mientras nos has estado hablando a nuestros corazones en estos momentos, que haya algunas de las que escuchan que confiesen un corazón de irritación, un corazón de ansiedad, de enojo, de tratar de controlar las cosas.

Señor, llévanos a arrepentirnos allí donde hemos sido irritadas en lugar de confiar. Solamente oro que en un acto de nuestra voluntad—aun en estos momentos—que miremos hacia arriba, que atemos nuestros corazones a ti, que confiemos en ti, que aprendamos a deleitarnos en ti, que encomendemos a ti nuestro camino, que estemos quietas delante de ti.

Y luego, Señor, danos la gracia para mirar hacia adelante. Gracias por habernos permitido echar un vistazo de lo que podemos anticipar. Y por fe nos aferramos a Tus promesas. Sabemos que todo, todo va a estar bien en ese día final, y todo está bien hoy porque Tú estás en tu trono. Entonces danos ojos, ojos de fe y corazones de entrega para confiar en Ti, para hacer el bien, para vivir en la tierra y para alimentarnos de Tu fidelidad. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss nos ha estado ayudado a mirar hacia delante en la historia. Tu fidelidad va a ser recompensada y el mal va a ser castigado aun si tú no puedes ver la evidencia de eso hoy.

Muchos de los mensajes que escuchamos a través del día se enfocan en el corto plazo. ¿Qué está pasando hoy? ¿Qué cosa peligrosa acaba de ocurrir?

Estoy agradecida por la mirada a largo plazo de la Escritura, y también estoy agradecida por los recordatorios prácticos durante el día, como esta enseñanza de Nancy. Me ayuda a tomar la esperanza de la Escritura y aplicarla a todo lo que oiga y experimente. Es un mensaje que muchas mujeres necesitamos.

Nancy ha escrito un folleto que te va a ayudar a entender cómo mirar el futuro de acuerdo a las Escrituras en lugar de vivir en el temor del momento. Se llama “Esperanza en tiempos de incertidumbre.” Puedes descargarlo visitando www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Cuando alguien te lastima, ¿cómo respondes normalmente? Nancy te va a mostrar cómo glorificar a Dios cuando eres lastimada.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

3/5 – La Verdadera Seguridad

Aviva Nuestros Corazones

Serie: (Salmo 37) Un corazón apacible en medio de un mundo turbulento

3/5 – La Verdadera Seguridad

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Esperar en las Escrituras, es algo activo. No es tomar una siesta larga o entrar en modo de hibernación mientras Dios dirige el universo. No, permanecemos conectadas con Él. Estamos atadas e Él de manera que nuestro bienestar, nuestro futuro y nuestra esperanza estén totalmente conectadas con lo que Dios hace. Y Dios lo hace todo bien.

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMosss en la voz de Patricia de Saladín.

Cuando tienes que esperar, puede ser inquietante. La vida está en suspenso hasta que este gran asunto en tu vida cambie. Encontrarás algo de aliento y esperanza en tus tiempos de espera mientras nos unimos a Nancy Leigh DeMoss.

Nancy: Estamos viendo el Salmo 37, uno de los pasajes más añorados del Antiguo Testamento, pero uno de los pasajes menos vividos, creo yo. Tiene que ver con todo este tema de la maldad y el mal en el mundo y cómo debemos de responder a ello.

Nos ha recordado que no debemos irritarnos por la maldad. Hemos dicho que irritarnos es mucho más que preocuparse. Irritarse tiene que ver con calentarse. No te calientes. No te enojes por lo que está sucediendo. Veremos que existe una ira que es justa, pero la mayoría de las veces nuestra ira no es justa. “Pues en la ira del hombre no obra la justicia de Dios.”(Santiago 1:20).

Así que lo que no debemos hacer es inquietarnos. Lo hemos visto en varias ocasiones en este pasaje. También hemos visto lo que sí debemos hacer, y es mirar hacia arriba,  enfocar toda nuestra energía, nuestra atención, nuestro esfuerzo, nuestra respuesta en el Señor.

He utilizado la frase de «atar nuestros corazones y nuestras mentes al Señor.» Si quiero estar segura tengo que atar mi mente mi corazón, mis emociones y mi vida a algo o a alguien que nunca puede ser removido. Ese puente, ese lugar seguro, es Dios mismo.

El salmista David dice en el salmo, no ates tu corazón a los malhechores. No dejes que tu sentido de bienestar suba y baje dependiendo de ellos.

¿Tú sabes cómo hacemos eso? He visto como mis propias emociones pueden ser tan afectadas por alguien a mi alrededor que esté haciendo algo malo. Estoy diciendo, ¿cómo es que todo mi futuro puede estar atado a si esa persona está haciendo bien o mal?

Tengo que atar mi corazón a Dios mismo. Ahí es donde vemos estas exhortaciones, comenzando en el versículo 3, que nos dicen mira hacia arriba, no te irrites. ¿Cuál es la cura para la ira y la inquietud? Mirar hacia arriba.

En la última sesión vimos la primera de las tres exhortaciones. ”Confía en el SEÑOR,   deléitate en el SEÑOR, encomienda al SEÑOR tu camino.»  Ahora llegamos a la cuarta de estas, y se encuentra en el versículo 7, donde la Escritura dice:» Confía callado en el Señor. »

Algunas versiones dicen: «Descansa en el Señor.» La traducción literal es: «Guarda silencio ante el Señor.» La palabra hebrea traducida es «quieto» o «descanso» o «silente»—significa ser como tonto, pero no como alguien que no tiene inteligencia, sino en el sentido de no poder decir nada.

La implicación es de asombrarse, quedarse sin palabras, paralizado, callado o quedarse quietos. Guarda silencio ante el Señor.Mantente en silencio delante del Señor. Que estés tan asombrada en Su presencia que toda tu rabia, tu ira, tu hiperventilación, tus pensamientos de ansiedad y tus palabras ansiosas cesen. Guarda silencio ante el Señor.

Eso no es solo algo que hacemos hacia el exterior, sino que es algo que empieza como un asunto del corazón. El salmista está diciendo:

•       No murmures.

•       No te quejes.

•       No te resistas a lo que está sucediendo a tu alrededor.

•       Sométete en silencio a Dios y a Su trato en tu vida; date cuenta de que —en última instancia— es Dios quien está a cargo de todo lo que está sucediendo en este mundo.

No hay nada pasando en tu vida que Dios no controle o no pueda cambiar, si Él decide hacerlo. Así que deja de luchar contra Él. Estáte quieta.

Algunas de ustedes tienen niños de dos años de edad o los han tenido, y saben que cuando se les mete algo en la cabeza —quizás tener una rabieta o estén determinados a hacer su voluntad— van a patalear, van a quejarse y van a  lloriquear. Y tú les dices, «¡Ya basta!» A veces lo que deseas hacer es poner tu cuerpo encima del niño y solo decir: «Cálmate, no te irrites tanto.» ¨

Bueno, muchas veces nosotras pudiéramos enloquecer emocional, espiritual o mentalmente también. La Palabra de Dios nos dice: «Estáte quieta».

•       Deja de agitarte.

•       Deja de resistirte.

•       Deja la rabieta —internamente o externamente.

•       Estáte quieta.

•       Sométete tranquílamente.

•       Cultiva un corazón tranquilo.

Eso es algo que es muy difícil de lograr para la mayoría de nosotras en este mundo. Si no estás en el hábito de hacerlo regularmente, de cultivar un corazón tranquilo, encontrarás que cuando te encuentres en la presencia de la maldad o de malas acciones, o cuando las cosas alrededor de ti estén como un torbellino, hallarás que tu propio corazón, en lugar de estar atado a Dios, está atado a esa circunstancia agitada.

Una amiga me escribió un correo electrónico recientemente, y dijo algo con lo que me identifico y con lo cual la mayoría de nosotras podemos identificarnos. Ella me dijo: «Durante mi tiempo con el Señor, tengo una tendencia de levantarme cada pocos minutos para atender algo: el lavado de la ropa, el fregar los platos, el enviar correos electrónicos, buscar algo por Internet, añadir a mi lista de tareas pendientes… O lo que sea.» Déjenme decirles yo me relaciono tanto con eso, cuando estoy en mi tiempo de quietud de repente, me entra ese anhelo de limpiar todo lo que está sucio en mi casa y  a mi alrededor.

Mi amiga me contaba esto, y decía: «Esta mañana cuando me senté en mi tiempo con el Señor, puse la alarma a sonar en 30 minutos y me propuse no levantarme de allí hasta que el reloj sonara. Quiero cultivar el hábito de estar realmente tranquila y callada con el Señor y ser menos distraída.» Esas son unas sabias palabras.

Por la mirada de las que están aquí puedo ver que esto es algo que todas tenemos que cultivar: quietud de corazón. Estamos tan estiradas de aquí para allá, tan distraídas. La mayoría de nosotras sufrimos de una especie de variación del déficit de atención de los adultos. Que esta cultura  ha cultivado esto en nosotras.

Lo vemos en actividades familiares —y nos metemos en muchas más actividades de lo que cualquier familia debería— haciendo cosas, ocupadas, en continua actividad, pensando continuamente, hablando, haciendo ruido. Nos metemos en el coche, prendemos la radio. Llegamos a la casa, y prendemos la televisión. Nos levantamos a primera hora de la mañana y revisamos nuestro correo electrónico. Eso no es la manera de cultivar quietud de corazón.

No podemos hacer que el resto del mundo se tranquilice, pero por la gracia de Dios si podemos hacer que nuestro propio corazón lo haga. Estáte quieta ante el Señor.

Blaise Pascal dijo: «La única causa de la infelicidad del hombre es que él no sabe mantenerse en quietud en su habitación.» Creo que hay mucho de verdad en eso. No sé si es la única causa, pero es una gran causa.

Y esto empieza con los niños pequeños y con los adolescentes —siempre tienen que estar haciendo algo. Por cierto, madres de niños pequeños: es importante enseñar a sus hijos a estar quietos. No siempre tienen que estar haciendo algo. Ellos seguro piensan que debe ser así. Seguro se quejarán de aburrimiento,  pero deben de enseñar a sus hijos a aprender cómo tener contentamiento de corazón aun cuando no estén ocurriendo muchas cosas.

Lee un libro. Toma una siesta. ¡Piensa —algo que el mundo no hace mucho hoy en día! Estad quietas. Aprende a quedarte en silencio en tu habitación.

Estamos tan inquietos hoy en día, y como resultado nuestras almas están empobrecidas por nuestro movimiento y actividad incesantes. Se necesita tiempo para estar en silencio.

Tú dices: «¡Pero tengo seis hijos! No hay manera de que pueda estar tranquila. “Puedes tener un corazón tranquilo. Mi amiga Vivian me está mirando y sonriendo. Puedes tener un corazón tranquilo en una casa llena de niños, porque no es una cuestión de lo que está sucediendo a tu alrededor. Es cuestión de lo que está pasando dentro de ti.

Eso significa que debes sacar provecho de las oportunidades, cuando las tengas, para estar quieta y en silencio delante del Señor. Deja de correr de aquí para allá todo el tiempo.

A veces es necesario hacer un montón de cosas, y aún así Dios puede darte un corazón tranquilo. Pero necesitas controlar —hasta el punto que puedas hacerlo— el desorden y el ruido en tu vida para que cultives un corazón tranquilo. No vayas ahora a casa a decirle a tus hijos que te he mandado a deshacerte de ellos.  Hay algo de desorden que es una parte necesaria de la vida; una parte apropiada y buena de la vida. Pero muchas de nosotras permitimos ruidos extraños, ruidos extras e innecesarios y muchas actividades y desorden. Tenemos que estar haciendo algo siempre y esto un signo de un alma enferma, de un corazón empobrecido. «Estad quietos, reconozcan que yo soy Dios.  Cesa de esforzarte.»  Suelta. Relájate. Deja que Dios sea Dios.

“Estad quietas ante el Señor”, y luego otra vez en el versículo 7, «espérale con paciencia.» Esa palabra significa esperar con anhelo, que lo esperemos. Estamos hablando otra vez de atar nuestros corazones al Señor. Verás este tema a lo largo de todo el Salmo 37.

El versículo 9: dice “…los que esperan en el SEÑOR poseerán la tierra”

Versículo 34: “Espera en el SEÑOR y guarda su camino”

Esa palabra esperar en los versículos 9 y 34 es una palabra que difiere un poco de la que vemos en el versículo 7. Esta palabra significa «atar por medio de retorcer», es como hacer una trenza; atar algo para que se convierta en una cadena en lugar de hilos separados, «Es agruparse, unirse, juntarse, esperar», Significa «esperar algo con paciencia.»  También quiere decir «tener confianza, confiar, y tener perseverancia.»

Charles Spurgeon en su comentario sobre los Salmos, dice acerca de este versículo: «esperar con paciencia santa el momento en el que se aclaren las dificultades de la Providencia.”  ¿Qué significa eso? Hay cosas que no podemos ver ahora; hay cosas que no entendemos.

Entonces, ¿qué hacemos? Tenemos la tendencia a irritarnos. “¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? ¿Por qué sucede esto? ¿Qué pasa con esto? ¿Qué voy a hacer con esto?”

El salmo dice: No te irrites. Estáte quieta. Espera en paciencia al Señor. ¿Qué estás esperando? Estás esperando pacientemente el día en que Dios hará que todas las cosas se aclaren. Por el momento, confía en que Él sabe lo que está haciendo. Confía que Él está en Su trono, que Él está a cargo para que no te turbes, ni seas un manojo de nervios, ni te aires.  Espera pacientemente en el Señor.

Ahora bien, esa espera no es algo pasivo. En las Escrituras esperar es algo activo.

No es como que tomas una larga siesta o entras en modo de hibernación, mientras Dios dirige el universo.  No, nos mantenemos conectadas a Él. Estamos entrelazadas a Él. Estamos atadas a Él, para que nuestro bienestar, nuestro futuro, nuestra esperanza esté totalmente relacionada con lo que Dios está haciendo. Y Dios todo lo hace bien.

Es por eso que puedes estar bien. Miro a mí alrededor en esta sala, y veo a mujeres que han pasado por circunstancias muy difíciles. Veo a mi amiga preciosa Kathy aquí, que ha pasado por una larga y penosa experiencia con la leucemia. He visto en Kathy una mujer —y en su familia, una familia que ha aprendido a esperar en el Señor, a estar quietos, a apoyarse en Él.

Kathy ha aprendido que hay algunas cosas en la vida que simplemente no importan tanto. Su perspectiva ha cambiado. Su sentido de las prioridades ha cambiado.Ella ha aprendido. Ha tenido que aprender a tener un corazón tranquilo.

He visto la hermosura de Cristo manifestarse  a través de esta mujer, y vemos una paz y una luz y un gozo que envidiamos, pero no queremos pasar por el proceso para llegar allí. Dios usa esas circunstancias. Dios usa el mal. Dios usa a los malhechores para lograr sus propósitos en este mundo si esperamos en Él.

La Escritura dice: «Nadie que Le espera será avergonzado» (Sal. 25:3, parafraseado).Y dice: «Por ti he esperado todo el día» (Sal. 25:5).

Ves, no nos importa esperar si Dios lo resuelve en unos cuatro minutos. Pero el salmista dice: «No, yo voy a esperar todo el día.» Y tú dices: «¿Cuánto dura el día?»

Con el Señor, un día es como mil años. Así que puede parecer una eternidad, pero en realidad no lo es. Es el día de Dios. Te espero todo el día. ¿Pero qué significa eso? No te rindas. No tires la toalla.

No digas: «He esperado tiempo suficiente, los caminos de Dios no funcionan. Me voy de este matrimonio; me voy de esta circunstancia.» No caigas automáticamente en la irritación o en la ira cuando Dios no cumple Su voluntad de acuerdo a tu calendario, cuando el malhechor no cambia y crees que ha transcurrido tiempo suficiente y que algo debe suceder.

Espera todo el día. Espera en el Señor. Hebreos 10 de los versículos 36 al 38 nos dice que » tienes necesidad de la paciencia, para que cuando hayas hecho la voluntad de Dios, obtengas la promesa.  Porque dentro de muy poco tiempo el que ha de venir vendrá, y no tardará.

Y tú dices, «pero no es poco tiempo.» Sí, sí lo es. No parece muy poco tiempo para ti, pero si pudiéramos ver las cosas desde el punto de vista de la eternidad, es muy poco tiempo. Su promesa es, Él vendrá y El no tardará. Así que espera al Señor.

Charles Spurgeon dijo, «El tiempo es nada para Él. Que sea nada para ti. Vale la pena esperar a Dios. En una historia esperamos hasta el final para que se aclare la trama. No debemos prejuzgar el gran drama de la vida, sino permanecer hasta la escena final».

Espera hasta el último capítulo. Ya ha sido escrito, pero Dios está en el proceso de revelarlo a nosotros, y eso es bueno. Vale la pena esperar. Quédate hasta el final de la historia.

Así que la diferencia entre estos dos tipos de respuestas en el Salmo 37 es realmente una cuestión de enfoque. Cuando nos inquietamos, nos centramos en nosotras mismas. Nos concentramos en nuestros sentimientos, nos centramos en los malhechores, nos enfocamos en el mal que está sucediendo alrededor de nosotras, y entonces vamos a vivir molestas, tensas, e irritadas.

Sin embargo, cuando nos concentramos en el Señor, y miramos hacia arriba. No te irrites. Mira para arriba. Confía en el Señor. Haz el bien. Deléitate en el Señor. Encomienda tu camino al Señor. Estate quieta delante del Señor. Espera en Él.

Orienta tu vida en torno al Señor y no en torno a los malhechores. Sé intencional sobre el redireccionamiento de tu mente, de tus emociones, de tu enfoque,  y de tu corazón.

Tendemos a pensar, «no puedo evitar lo que siento.» Sí, podemos. Alimentamos nuestras emociones de acuerdo a lo que permitimos que nuestras mentes piensen. Así que sé intencional al dirigir tu atención hacia el Señor y responde a Él en lugar de dirigir tu atención hacia las circunstancias.

¿Estará tu espíritu irritado y enojado, o será manso y tranquilo? Cuando me estaba preparando, haciendo algunos preparativos de última hora para esta serie, me encontré con una lista que mi amiga Kim Wagner me envió hace algún tiempo. Algunos de ustedes la han oído en Aviva Nuestros Corazones. Ella simplemente compara y contrasta el espíritu irritado con el espíritu tranquilo y manso, que es el contraste que vemos en el Salmo 37.

Permítanme leerles a ustedes algunas de esas comparaciones. Los que se irritan tendrán miedo de las tormentas de la vida, pero los mansos estarán en reposo durante las tormentas de la vida. Los que se irritan intentarán manipular a los individuos o las circunstancias, pero los mansos reaccionarán a las circunstancias con  confianza y paz.

Los que se irritan tomarán decisiones de la vida basado en las emociones o pasiones fugaces del momento, pero los mansos tomarán decisiones de vida basadas en principios bíblicos. La confianza del individuo que se irrita está en sus propias habilidades y en su poder de controlar a los demás o controlar los detalles, pero la confianza de la persona mansa está en la seguridad de las verdades de la Escritura y en la fidelidad de Dios.

La persona que se irrita encuentra su valor en sus propios logros y en lo que otros piensan de él, pero los mansos encuentran  su valor en saber quiénes son en Cristo. El que se irrita encuentra su fortaleza de carácter en sus propios rasgos de personalidad, pero los mansos encuentran su fortaleza de carácter en Cristo.

La irritación alimenta la tempestad  al dejar salir las pasiones y las emociones, mientras que la mansedumbre frena la tempestad de las emociones y las pasiones mandándoles y diciéndoles: «Paz. Estad quietos”.

El que se irrita es demasiado temeroso y débil para confiar en Dios, así que permite que sus emociones y pasiones pecaminosas gobiernen. Pero la mansedumbre nos da la fuerza y el coraje para luchar en la batalla y  para vencer nuestra ira pecaminosa y nuestras pasiones, confiando en la providencia del Dios omnipotente.

La persona que se irrita está  llena de sospechas, dudas y suposiciones basadas en sus emociones, y permite que esas imaginaciones determinen el curso de acción. La mansedumbre, por el contrario, impide que la mente divague con vanas imaginaciones o que habite en pensamientos que puedan inflamar las emociones volátiles y las pasiones.

Y la mujer que se irrita  siempre está sujeta a una montaña rusa de emociones, continuamente de arriba a abajo. Lo único consistente en ella es que nunca se sabe en qué estado de ánimo se encontrará. Pero la mansedumbre proporciona constancia y una serenidad constante y compostura en el espíritu y en el estado de ánimo. Esto refleja la estabilidad consistente de nuestro Señor, que es el mismo ayer, hoy y por siempre.

Entonces la Escritura dice: «No te irrites.»

•       No te inquietes.

•       No te calientes.

•       Confía en el Señor.

•       Mira hacia arriba.

•       Deléitate en el Señor.

•       Encomienda tu camino al Señor.

•       Está quieta delante del Señor.

•       Espera en Él pacientemente.

Luego el maravilloso versículo 11”Mas los humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante prosperidad.”

Permítanme decirles que pudieran estar haciendo todas estas cosas —confiando, deleitándose, encomendándose, estando quietas, y esperando con paciencia y pudieras estar pensando que «todavía no estoy heredando la tierra.» Déjame decirte, que si estás atada al Señor, tú heredarás la tierra. No puedes tener todas las cosas de esta tierra, pero tendrás suficiente para estar satisfecha.

Tendrás abundancia de paz en medio de la tormenta. Sin embargo, no tendrás todo lo que tu alma anhela y espera aquí y ahora, debido a que algunas de estas cosas aún están por venir.

Tu situación no puede cambiar de inmediato. De hecho, puede ser que no cambie en esta vida. Y es por eso que no solo tenemos que mirar hacia arriba, sino también mirar hacia adelante, para mantener nuestros ojos en la meta.

Eso es lo que quiero hablar en el próximo programa a medida que continuamos revisando el Salmo 37. No te irrites, mira hacia arriba, y luego mira hacia adelante.

Oh, Padre, cuánto te pido que tomes nuestras emociones salvajes y errantes que suben y bajan y que causes que nuestros corazones permanezcan atados, no a las circunstancias que pueden cambiar, sino a Ti. Tú eres firme. Tú eres inmutable Tú eres constante. Tú eres estable. Tú eres fiel. Podemos confiar en Tí. Que nuestros corazones permanezcan conectados, atados a Ti mientras miramos hacia arriba, y mientras miramos hacia delante y creemos en Tus promesas de que los mansos heredarán la tierra y se deleitarán en abundante paz. Y todo esto lo  pedimos en el nombre de Jesús, amén.

Leslie: ¿Estás atado a Dios, firme y constante? Nancy Leigh DeMoss nos ha dado mucho que pensar. Espero que te hayas tomado el tiempo para asegurarte de que tu sentido de seguridad no se ha alejado de la Persona que es verdaderamente segura.

Dios siempre ha cuidado Aviva Nuestros Corazones. Él es verdaderamente nuestra seguridad. Estamos agradecidas por la manera en que Él ha provisto a través de las oraciones de nuestros oyentes y las ofrendas de Su pueblo.

Pero antes no queremos cerrar sin recordarles que la semana que viene estaremos comenzando con la serie Buscándole a Él y nuestros amigos de la casa de publicación Moody nos dieron una maravillosa noticia. El libro Buscándole a Él (Seeking Him, como se le conoce en ingles) estará disponible en formato electrónico, justo a tiempo para el inicio de la serie que comienza la semana próxima. Estará disponible en tres módulos: lecciones 1-4, 5-8, y 9-12. Para más información sobre cómo puedes adquirir tu material, visita http://www.AvivaNuestrosCorazones.com.

¡Descarga las primeras cuatro lecciones ya para que puedas ir avanzando con nosotros cuando comencemos a partir del lunes próximo!

Bueno, se nos dice que el pecado trae consecuencias. ¿Por qué entonces parece que algunas personas hacen alarde de su conducta terrible año tras año y aún continúan teniendo éxito? Hablaremos de esto la próxima vez  en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

2/5 – Llena tu mente con la Palabra de Dios

Aviva Nuestros Corazones

Serie: (Salmo 37) Un corazón apacible en medio de un mundo turbulento

2/5 – Llena tu mente con la Palabra de Dios

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: ¿Qué llena tu mente cuando te vas a dormir?  Aquí esta Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Me encanta tener la Escritura en mi mente cuando me voy a dormir en la noche y cuando despierto en la mañana —también si  despierto durante la noche.  Te diré que las veces cuando no lo hago  y pienso en las cosas que me perturbaron durante el día en lugar de meditar en la Escritura, esas cosas se vuelven muy grandes.

Leslie Basham: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Ahora tienes acceso a las noticias 24 horas al día de múltiples maneras, pero no tan solo porque puedes hacerlo quiere decir que debas hacerlo.  En un mundo donde las malas noticias tratan constantemente de captar tu atención, Nancy te ayuda a enfocarte.

Nancy: Estamos viendo los primeros once versículos del Salmo 37 durante unas cuantas sesiones.  Quiero animarte a que vayas leyendo estos versículos.  Han sido de gran bendición en mi vida.  Me encuentro regresando a esos versículos una y otra vez, particularmente cuando me enfrento con cosas inquietantes en este mundo. Y hay mucho en este mundo que nos inquieta.  No puedes vivir con otros seres humanos y no ser confrontado por la maldad —en nuestros corazones— pero también en las vidas de otros.

Nuestra tendencia natural cuando somos confrontados con el mal que otros hacen es irritarnos.  Como vimos en la última sesión, eso quiere decir “airarse, enojarse, estar desconcertado, molestarse, el tener nuestra paz perturbada.”  Estamos viendo en este pasaje que la Escritura nos dice que lo único que no debemos hacer es lo que estamos más propensos a hacer— no debemos irritarnos.  Tres veces se nos dice eso: en el versículo 1, en el versículo 7, y en el versículo 8.  No te irrites.  No dejes que te moleste.  No te irrites.

Mientras vemos estos versículos, hoy vamos a ver que hay unas cosas que debemos hacer cuando nos enfrentamos con los hacedores de maldad.  Debemos mantenernos calmadas.  La pregunta es: ¿Cómo nos mantenemos calmadas?  Tú dirás “Me molesta. El comportamiento de esa persona –—de esa persona que trabaja en el cubículo justo a mi lado me irrita; el de esa persona que vive en mi casa que tiene un hábito tan irritante, o que está tomando decisiones incorrectas.  ¿Cómo puedo mantenerme calmada?”

Solo déjame resumir estos próximos versículos diciendo que la cura para la irritabilidad y para el enojo es el mirar hacia arriba.  ¿Hacia arriba? ¿Hacia dónde? Mira hacia Dios.  Dirige tu respuesta hacia Dios en lugar dirigirla hacia los malhechores.  Lo que nos lleva a impacientarnos, a enojarnos, es que estamos muy enfocadas en la gente a nuestro alrededor y en lo que están haciendo mal.  Tu enfoque está en el lugar incorrecto.  Redirige tu respuesta; redirige tu enfoque.  Escoge el mirar hacia arriba en lugar de mirar hacia los malhechores.  Orienta tu vida alrededor del Señor.  Amarra tu corazón a Él.  Ancla tus emociones en Él.

Vamos a ver cinco exhortaciones en el Salmo 37 que nos dicen cómo mirar hacia arriba.  Déjame enseñártelas en orden, y luego iremos una por una.

La primera la encontramos en el versículo 3: “Confía en el SEÑOR.”

Luego el versículo 4: “Pon tu delicia en el SEÑOR”

Versículo 5: “Encomienda al SEÑOR tu camino.”

Versículo 7: “Confía callado en el SEÑOR” o, como una de las traducciones dice, “guarda silencio ante JEHOVA” (RV).

Luego también en el versículo 7: “Y espérale” — espera en el Señor.  Verás esa frase tres veces en este salmo: en el versículo 7 y luego en los versos 9 y 34.

Confía en el Señor; deléitate en el Señor; encomienda tu camino al Señor;  guarda silencio ante el Señor, y espera pacientemente en el Señor.  ¿Cuál es el denominador común en cada de esas cinco exhortaciones?  En el Señor.  Orienta tu vida alrededor de Él.  ¿Dónde está el hacedor de maldad aquí? Ni siquiera lo estás viendo; estás viendo al Señor.  Estás atando tu corazón al Señor, estás atando tus emociones al Señor por lo tanto tus emociones no suben ni bajan basadas en lo que los malos estén haciendo.

Ahora, vamos a verlo uno por uno estos versículos.

Número uno: “Confía en el Señor, y haz el bien; habita la tierra, y cultiva la fidelidad” (v.3). Confía en el Señor.  La fe es el punto de partida para cualquier relación con Dios.  No puedes tener una relación con Él si no estás ejercitando la fe: “es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” Hebreos 11:6(RV).

Tienes que confiar que hay un Dios en esta circunstancia y que el malhechor no tiene la última palabra. Hay un Dios y  ese Dios es soberano, ese Dios reina sobre todo, y ese Dios está sobre todos los hacedores de maldad. Tienes que confiar que Dios es sabio, que Él lo conoce todo.

Tienes que confiar que Él es bueno, que Dios está obrando Sus propósitos en este mundo, que Él tiene un plan, y que el plan de Dios no ha sido coartado por este malhechor, por esta persona que está haciendo tu vida o este mundo imposible.  Tienes que confiar que Dios conoce tu situación, que Él no está ciego a ella, que Él no te ha abandonado, y que Dios tiene cuidado de ti.

Así que mientras ves lo que este malhechor está haciendo –quizás la persona en cuestión tiene un mal temperamento, o está siendo inmoral, o está tomando decisiones imprudentes  o poco éticas, y está haciendo tu vida imposible. Quizás dirás, “Mi esposo está llevando nuestra familia a la deuda financiera,” o “mi jefe está llevando este negocio al suelo y haciendo mi vida miserable.”  Pero no te enfoques en el malhechor.

No estoy diciendo que el malhechor no existe, sino que Dios todavía sigue siendo Dios, y Dios está bien –— más que bien. Él está allí; Él está en control; a Él le importa.  Así que confía en el Señor. Confía en Él.  Pon tu enfoque en Él.

Esta fe que debemos tener no es una fe pasiva, o algo como, “solamente pretenderé que no está pasando nada malo.”  Es una fe activa, la fe siempre se presenta a sí misma con buenas acciones, si estás confiando en el Señor, entonces no te vas a comportar como una necia cuando estés tratando con un necio que te está haciendo la vida imposible. El incrédulo, el hacedor de maldad – él hace maldad.  Y eso es porque su corazón es malo.  Su inclinación es a lo malo.

Así que no te sorprendas cuando los pecadores actúan como pecadores.  Lo que debe sorprendernos es cuando los cristianos actúan como pecadores.  Nosotros somos los que debemos estar haciendo el bien porque tenemos un nuevo corazón, una nueva naturaleza.  Tenemos la capacidad de hacer el bien porque Cristo vive en nosotros.  Nos hizo nuevas criaturas.  No tenemos que hacer lo malo para responder a los malos. Podemos hacer el bien.  Podemos hacer lo bueno porque Cristo vive en nosotras.

Así que, “Confía en el SEÑOR, y haz el bien; habita en la tierra y cultiva la fidelidad.”  Habita en la tierra.  Permanece allí.  Establécete en el lugar donde Dios te ha puesto, y no siempre andes corriendo en búsqueda de pastos más verdes.  Muchas de nosotras pasamos mucha de nuestras vidas tratando de escapar circunstancias difíciles, pero Dios nos dice, “No trates de huir.  Quédate allí.”  Habita en la tierra donde Dios te puso.

Ahora, esta verdad tiene que ser balanceada con otros principios de la Escritura que dicen que a veces es apropiado removernos de la presencia del mal.  Pero si Dios te ha puesto en una situación, entonces quédate allí hasta que Dios te saque.  Quédate allí hasta que Dios te deje ver claro que es tiempo de irte.  Habita en la tierra; quédate allí.  No siempre andes buscado maneras de escapar.

La gente cambia de trabajos, cambia de iglesias, cambia de matrimonios, y lo que hacen es que se encuentran con más hacedores de maldad. Dondequiera que vayas, los vas a encontrar.  Así que Dios dice que habites allí — establécete, habita en la tierra — y luego está esa frase “cultiva la fidelidad.”  La versión Reina Valera  dice, “te apacentarás de la verdad,” y a mí me gusta la versión Reina Valera-Antigua;  que dice, “en verdad serás alimentado.”

Habita en la tierra. ¿Cómo no morir de hambre en esta tierra pecadora?  Alimentándote de Su fidelidad.  Permite que sea Su fidelidad la que te satisfaga.  Permanece donde estás, y satisfácete con el pensamiento de la fidelidad de Dios.  Confía en el Señor y haz el bien.

Número dos, y encontramos este en el versículo 4: “Pon tu delicia en el SEÑOR, (dos veces) y Él te dará las peticiones de tu corazón.”  Deléitate en el Señor.  El diccionario Strong dice que esa palabra deleite significa “estar feliz, tomar deleite exquisito.”  Deléitate en Jehová.

Toma en cuenta el contexto aquí.  Estamos tratando con hacedores de maldad; estamos tratando con maleantes.  Estamos tratando con una situación donde nuestra tendencia es de molestarnos, de exaltarnos, de enojarnos, de preocuparnos.  En esa situación, él dice, “Pon tu delicia en el Señor.”

Deja que Él sea tu premio.  Él es la perla de gran precio.  Deja que Él sea tu posesión amada, tu anhelo, eso que tú buscas.  Atesora a Cristo.  Atesóralo a Él. Dí, “Señor, a pesar de lo que está pasando a mi alrededor, a pesar de lo necias que son estas personas en mi vida, a pesar de las dificultades que me provocan, levanto mis ojos. Y Te  veo a Ti, y Tú eres asombroso.  Eres maravilloso.”  Deléitate en Él.

He estado memorizando y meditando en el libro de Apocalipsis en los últimos meses, y me encanta el capítulo 1— esa increíble, asombrosa  imagen del Cristo resucitado.  Deléitate en eso.  Deléitate en Él.  Él está en su trono.  Él es el León de la tribu de Judá; Él es el Cordero de Dios.  Sus ojos son como llamas de fuego.  Habla acerca de lo hermoso que Él es, de lo poderoso, y de lo majestuoso que Él es.  Él nos ama; Él nos ha libertado de nuestros pecados por Su sangre.  Deleita tus ojos y tu corazón en Él.  Deléitate en Él.  Deja de estar mirando a la gente, y deléitate en el Señor.

El problema con nosotras es que pasamos mucho tiempo meditando en lo que los  malhechores están haciendo, allí es donde está nuestro enfoque.  Es lo único en lo que podemos pensar, y eso es lo que nos hace enojar.  Eso es lo que nos calienta la cabeza y nos molesta.  Eso es lo que nos exalta.  Al irte a dormir en la noche, en lugar de meditar en lo que esa persona te hizo ese día que te hirió  —haciéndolo más grande de lo que es–— quita tus pensamientos de eso  y conscientemente e intencionalmente pon tus pensamientos en el Señor.  De paso, allí es donde aprenderse la Escritura es de mucha ayuda: medita en el Señor.

Me encanta tener la Escritura en mi mente cuando me voy a dormir en la noche y cuando despierto en la mañana — también si despierto durante la noche, tener la Escritura en mi mente.  Te diré que las veces cuando pienso en las cosas que me perturbaron durante el día en lugar de meditar en la Escritura, esas cosas se vuelven muy grandes.  Es como si se me olvidara que Dios está allí, y entonces se me empieza a calentar la cabeza con pensamientos en lugar de deleitarme en el Señor.

Él dice que si nos deleitamos en Él, Él nos concederá los deseos de nuestro corazón.  ¿Qué quiere decir eso?  Si nos deleitamos en Él, Él mismo se dará a nosotros, porque Él será lo único que verdaderamente vamos a querer.  Él será lo que vamos a desear, lo que anhelamos, lo que atesoramos, por lo que vivimos.  No hay lugar para perder. Es como si te elevaras a un plano donde puedes vivir por encima de las luchas, por encima de los malhechores, para encontrar deleite en el Señor.

Confía en el Señor, deléitate en el Señor, y luego para el número tres, mira el verso 5: “Encomienda al Señor tu camino.”  Esa frase “encomienda tu camino” significa “que muevas tu camino hacia Dios, que lo traslades a Él, transfiérelo a   Él.”  Un escritor dice que significa “trasladar la carga de tus hombros para entregársela a Dios.”  “Señor, esto no es mío para cargar; es Tuyo para que Tú lo cargues.”

Encomienda tu camino. “Señor, Tú ves mi camino. Tú sabes con lo que estoy tratando.  Tú conoces esta persona difícil; Tú conoces esta circunstancia difícil.”

Nosotros nos enfrentamos con eso en Aviva Nuestros Corazones. Nosotros tenemos una posición firme sobre algo.  Y tratamos de exponerla con amor y con gracia,  lo más agradablemente que se puede, pero en ocasiones recibimos correos electrónicos diciendo, “estoy disgustada con ustedes.”  Hemos tenido algunos de esos durante los últimos dos días, diciendo, “No puedo creer que dijiste eso. No puedo creer que fuiste tan fría y poco amorosa al decir eso.”  Si tú conciencia está limpia, ¿Qué haces?  Tú encomiendas tu camino al Señor.  Tú dices, “Señor, este correo electrónico es para Ti.  Tú trata con eso.  Te lo estoy pasando a Ti.”

Yo creo que el apóstol Pedro probablemente estaba pensando en este versículo cuando él dijo en 1 Pedro capitulo 5, en el versículo 7, “echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” No tiene sentido que me quede despierta toda la noche preocupándome sobre esto, o que me turbe por ello, o me ponga nerviosa por ello. Porque Dios tiene cuidado de mi.  Deja que Dios trate con eso.

Ríndete completamente a Él.  Encomienda tu reputación a Él: “Señor, mira lo que ellos dicen —y la gente esta creyendo lo que están diciendo, y otra gente cree que es verdad.”  No te defiendas.  No protejas tu reputación.  Encomienda tu camino al Señor.  Encomienda tu senda al Señor.  Traslada toda tu situación a Él, cuando lo hagas, ya no te vas a estar quejando por la carga.

Así es como te liberas del enojo.  Así es como te liberas de la irritación. Tú confías en el Señor, tú te delitas en el Señor, y encomiendas tu camino al Señor.  Tú le trasladas tu camino al Señor.  Dice, “Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en El” —y allí está de nuevo— confía en Él “y Él actuará”.  Permítele a Dios actuar.  Él hará lo que sea necesario hacer en esa situación.

Yo creo que una de las razones por las que somos tan propensas a molestarnos, a dejar que se nos caliente la cabeza, y a enojarnos es porque sentimos que Dios no está actuando; sentimos como si Dios no estuviera haciendo nada.  Como mujeres, no podemos aguantar ver que nada suceda. Es como, “Alguien tiene que intervenir.  Alguien tiene que hacer algo, y si nadie más lo hace, yo lo haré.”  Empezamos a cargar todo el peso del mundo sobre nuestros hombros.  Amigas, no es nuestra responsabilidad arreglarlo todo.  Un comentarista dijo, “Él cumplirá todo lo que tu fe haya puesto sobre Él.”  Dáselo, y deja que Dios obre.

Ahora bien, tienes que dejar que Dios actúe a Su manera y a Su tiempo.  Uno de nuestros problemas es que nos frustramos cuando Dios no actúa a la manera que nosotros pensamos que Él debe actuar, y cuando Dios no arregla las cosas al momento que nosotras pensamos que Él debe hacerlo.  Pero ten en cuenta que Dios tiene más cosas en mente que solo arreglar tus problemas.  Dios quiere cambiarte; Dios quiere cambiar a esa persona; Dios quiere exhibir Su gloria en este mundo.  Y a veces Dios recibe más gloria al dejar que ese problema permanezca en tu vida que si lo removiese de ella.

Así que tienes que decir, “¿Es mi meta final cambiar esta situación, o es mi meta que Dios sea glorificado?  ¿Estoy dispuesta a quedarme en esta situación si eso es lo que le agrada al Señor para Su gloria?  Entonces estoy dispuesta a hacerlo.”

“Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en Él, y Él actuará.”  Él actuará — en Su tiempo y a Su manera.  Quizás no lo resolverá en los próximos 28 minutos, como pasa en programas de televisión.  Quizás no lo resolverá en la forma que tú lo hubieras hecho.  Pero dale gracias a Dios que es Él quien escribe el guión — que Él no actúa en la manera en que yo pienso que Él debe de actuar. Mi visión es muy corta. Yo no sé cuál es el panorama completo.  Dios si tiene la imagen completa en Su mente.  Él sabe lo que realmente se necesita.  Confía en Él, y Él actuará.

Algunas veces pienso qué haría Dios en nuestras circunstancias y en nuestras situaciones de la vida si realmente confiásemos en Él, y le encomendáramos nuestros caminos a Él, y si se lo permitiéramos.  Yo creo que Dios quiere hacer milagros en algunas de nuestras vidas — quizás en nuestras finanzas, quizás en esa pareja incrédula, quizás en ese hijo o en esa hija rebelde, quizás en ese jefe imposible, quizás en esa situación difícil en la iglesia.  Dios quiere hacer algo verdaderamente maravilloso y grandioso como Él mismo.

Me imagino que a veces que Dios está sentado arriba en el cielo diciendo, “¿Tú quieres tratar con esto? Está bien, hazlo tú.”  A veces pienso si Dios no se pondrá a sí mismo en un estado de inactividad —por así decir— porque somos tan intencionales en actuar por nosotras mismas.

“Sigue adelante; hazlo.  ¿Tú quieres ser Dios?”

“Bueno, no, no Señor.  No puedo.”

“Yo solo estaba esperando a que dijeras eso.  ¿Quieres que Yo actúe?”

“Sí, Señor, necesito que actúes.”

“Está bien, encomiéndame tu camino,  confía en Mi, y yo actuaré.”

Dios actuará.  ¿Qué es lo que Dios quiere hacer en tu mundo que quizás no está haciendo porque tú estás actuando, porque tu estas tomando el asunto con tus propias manos?  Confía en Él, y el hará.

Tenemos que ver el versículo 6: “hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.” Esa es una cosa que Dios hará.  Él hará brillar luz en la situación; El hará todo claro como la luz del día.  Él vindicará al justo.

Todos verán la verdad.  Si tú eres la parte inocente pero nadie más lo sabe o lo cree, encomienda tu camino al Señor.  Confía en Él.  Deja que Él vindique tu inocencia.  No te defiendas.  No trates de probar tu punto.  “Hará resplandecer tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía”.  Él hará todo claro.  Todos, con el tiempo, verán quien estaba en lo correcto.

¿Entonces, qué debes hacer?  Hay dos más en la lista.  Los tocaremos en la próxima sesión, pero mira los primeros tres: Confía en el Señor y haz el bien.  Deléitate en el Señor.  Encomienda tu camino al Señor; confía en Él, y Él actuará.

Oh Señor, te pido que hagas que nuestros corazones se aten a Ti, que orientemos nuestras vidas alrededor de Ti en vez de orientarlas alrededor de los hacedores de maldad; de los malvados.  Te pido que en lugar de enfocarnos en el mal que hay en el mundo y el mal que nos arropa y nos perturba —en vez de molestarnos, llenarnos de ansiedad e irritarnos— Señor, que podamos tener paz en nuestros corazones, calma; tener corazones firmes, y gozo durante este peregrinaje mientras nos deleitamos en Ti, mientras confiamos en Ti, mientras encomendamos nuestros caminos a Ti.

Gracias, Señor, que Tú eres Dios y eres bueno.  Aun en este momento, aunque haya cosas que nos halen; cosas que quieren robar nuestra paz y nuestro gozo, solo queremos decir intencionalmente, “nosotros escogemos confiar en Ti, oh Señor.”  En el nombre de Jesús, amén.

Leslie: Observarás a algunos malhechores hoy, sea en persona o en las noticias. Nancy Leigh DeMoss nos ha estado enseñando cómo responder bíblicamente. Es el tipo de programa que esperas escuchar de Aviva Nuestros Corazonesaplicación práctica de las verdades bíblicas.

Podemos proveer ese tipo de programa por oyentes que creen en el ministerio y que quieren compartirlo contigo.

Quiero decirle “hola” a Noemí, quien está escuchando desde Sídney, Australia.  Ella nos mandó un correo electrónico para decirnos que ella descarga los programas todos los días y ella los escucha después de su tiempo de devoción, mientras saca a su perro a caminar.  Ella le escribió a Nancy, “He estado orando por ti. Como esposa de pastor yo sé cuánto trabajo mi esposo le pone a cada sermón. ¿Cómo haces para preparar un mensaje diario? Continuaré orando por ti.“

Nancy, ¿Cómo lo haces?

Nancy: Preparar mensajes para Aviva Nuestros Corazones toma mucho tiempo, y tiene sus retos.  Me he visto, día tras día, semana tras semana, por los últimos diez años, pidiendo al Señor con desesperación que me de las fuerzas, la sabiduría y la habilidad para hacerlo. Por eso me anima saber que personas como Noemí están orando—orando por mí, orando por el ministerio.  Así que necesito las oraciones de todos nuestros oyentes.

Cuando la gente pregunta cómo puede orar por nosotros, yo les digo, “primero que nada, por favor ora que el ministerio sea un desbordamiento del trabajo que Dios está haciendo en mi propio corazón, de mi tiempo con el Señor, en Su Palabra, y que en mi vida yo pueda estar viviendo el mensaje que estamos compartiendo con otros.”

Yo le pido a las personas que oren también por “aceite fresco”, por el trabajo del Espíritu en mi corazón, en mi vida, y a través de mi ministerio, porque el Espíritu puede hacer un trabajo que es más grande, más poderoso que cualquier cosa que yo pueda hacer, apartada de Él.

Ora por vigor, físico, espiritual, mental y emocional; ora que Dios me mantenga perseverando y manteniéndome firme en este ministerio.  Finalmente, ¿podrías orar por nosotros que Dios provea los recursos que necesitamos para continuar transmitiendo este programa en tu comunidad?

Muchas gracias por orar y por asociarte con nosotros en este ministerio. Tus oraciones y tu apoyo significan mucho para mí y para este ministerio.. Más de lo que yo pudiera expresar.  ¡Muchas gracias!

Leslie: No dejes de visitar nuestra página y déjanos saber cómo estos programas han sido de beneficio para ti. Visítanos en www.AvivaNuestrosCorazones.com.

A ninguno de nosotros nos gusta esperar, pero el aprender a esperar en Dios puede ser una experiencia que nos llene de profunda satisfacción. Para aprender más de eso… bueno… tendrás que esperarte hasta el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

 

 

1/5 – No te impacientes

Aviva Nuestros Corazones

Serie: (Salmo 37) Un corazón apacible en medio de un mundo turbulento

1/5 – No te impacientes

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: Si tu mundo está en crisis, Nancy Leigh DeMoss te ofrece buenas noticias.

Nancy Leigh DeMoss: El capítulo final no se ha escrito. Dios está aún en Su trono. Dios está venciendo sobre el mal de este mundo. Y cuando la última palabra sea dicha, Dios habrá obtenido la victoria.

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Da la impresión de que siempre estamos oyendo de algún tipo de villano. Puede que sea un terrorista, un dictador, un magnate del entretenimiento de dudosa reputación o un ejecutivo de la Bolsa de Valores tras las rejas. Nancy te va a ayudar a pensar, desde el punto de vista bíblico, sobre aquellos que hacen lo malo en una serie llamada Salmo 37: Un corazón apacible en medio de un mundo turbulento.

Nancy: ¿Eres de las personas que en ocasiones quiere lanzarle algo al televisor cuando ves las noticias? O sea, ¿te encuentras discutiendo, debatiendo o gritando a la persona que está del otro lado de la pantalla?

Quizás no seas de las que reaccionan visiblemente, pero cuando escucho acerca de inmoralidades, violencia, crimen, abuso, terrorismo y corrupción en el mundo de hoy —muchas veces me siento abrumada.

Y pienso “¡Detengan eso! ¿Cómo puede ser? ¡Eso está mal! y quieres hacer algo al respecto. Dondequiera que miras te encuentras con autores, gente de la farándula y con políticos que —contrario a lo que dice la Palabra— promueven las atrocidades que ellos comenten. Promueven estilos de vida impíos: abortos, inmoralidad, la cultura del divorcio, filosofías feministas. Te das cuenta de que vivimos en un mundo caído que no mejora y que va cada vez de mal en peor. La oscuridad parece intensificarse cada día más.

Y no solo es en la cultura de allá afuera o en los asuntos internacionales. También a nivel personal, tenemos que lidiar con esto regularmente ya sea en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo y —lamentablemente— dentro de nuestras iglesias. Déjenme leerles algunas cosas que mujeres nos han escrito vía correos electrónicos; quizás te identifiques con algunas de estas. Una mujer dijo,

“Estoy comprometida con un hombre que está luchando con su ira. Al menos una vez a la semana peleamos intensamente y —usualmente— todo empieza cuando no lleno alguna de sus expectativas. Nunca me ha golpeado, pero me maldice y trata de justificarlo con un ‘todos nos quedamos cortos.’

Por cierto, después de haber leído ese correo, me comuniqué con nuestro departamento de correspondencia y le mandé a decir que terminara la relación. No te comprometas en un tipo de relación como esa. Ahora bien, si ya estás en un matrimonio, la solución no es tan fácil. ¿Qué haces en el caso de estar casada con un hombre iracundo, comprometida con un hombre iracundo?

Cuando oímos estas cosas, cuando vemos lo que está pasando en el mundo — algunas veces vivimos con ellas en nuestro entorno — ¿cuáles son algunas de las respuestas y emociones naturales que sentimos ante las personas que hacen lo malo, los malhechores, o lo que está mal hecho?

Esas cosas son las que nos pueden hacer sentir desamparadas, fuera de control, sepultadas, inundadas en la cultura que nos rodea. Podemos sentirnos abandonadas. Pienso que muchas veces aflora en nosotras un sentimiento de ira y agitación. Nos podríamos sentir —como dijo esa señora— asustadas, descorazonadas, desilusionadas. Todas esas son respuestas naturales al darnos cuenta de que vivimos en un mundo caído y desastroso, y todo esto nos llega por todas partes.

Por eso quiero que en los próximos días quiero que veamos un pasaje de la Escritura que nos dice qué hacer acerca de lo mal hecho en nuestra cultura, lo mal hecho en nuestros hogares, lo mal hecho en nuestras iglesias, lo mal hecho en nuestros lugares de trabajo; nos dice qué hacer al respecto.

Me refiero al Salmo 37. Es un salmo familiar para la gran mayoría. No vamos a ir con detalle por todo el salmo, pero he estado meditando en los primeros once versículos.

Me he detenido ahí y he estado morando en estos versículos, memorizándolos, citándolos, repitiéndomelos a mí misma, y aplicándolos a las diferentes circunstancias de la vida. Quiero que nos tomemos un tiempo meditando estos versículos, no tan profundamente como pudiéramos, pero si echarles un vistazo general a lo que debemos hacer cuando nos rodea intensamente la maldad.

Muchas de ustedes están familiarizadas con el Salmo 37 como dije. Trata con un asunto que el pueblo de Dios en cada generación ha tenido que enfrentar, y es la presencia activa de la maldad y de los hacedores de maldad en nuestro mundo; una maldad que no es pasiva. Una maldad que es activa. Que va en aumento. Que se mueve hacia adelante a nuestro alrededor. La pregunta es, “¿cómo debe responder el pueblo de Dios?”.

Más aún, este pasaje lucha con el hecho de que no solamente nos rodea fuertemente el mal, sino que misteriosamente o de una forma difícil de explicar, las personas que viven vidas piadosas sufren aflicciones mientras que las que viven vidas impías muchas veces prosperan. ¡Vaya usted a ver! ¿Por qué es eso? ¿Cómo podemos lidiar con esa realidad?

¿Y qué tal el gerente que miente, con ética profesional dudosa que pisotea a la gente y entonces, él es promovido? ¿Por qué prosperan los impíos?

¿Y qué del hombre casado que vive una relación adúltera abiertamente, sin preocuparse, divirtiéndose —y que aparentemente le va bien en la vida o por lo menos eso parece— mientras que su esposa y sus hijos sufren en la casa?

¿Y qué me dices de la gente que vive endeudada, que no paga sus facturas, que tienen de todo mientras que tú, siendo responsable con tus finanzas, con dificultad logras llegar a fin de mes? Hay muchas cosas que son inexplicables cuando miras a tu alrededor.

Ahora bien, el Salmo 37, no provee una explicación para esas aparentes injusticias, pero si reta a los creyentes a ver esta realidad bajo una luz distinta.

¿Cómo debemos verlo? Tenemos que verlo a la luz de la eternidad.  Este salmo nos reta a que respondamos ante estas injusticias a la luz de la voluntad y los propósitos soberanos de Dios.

No me cabe duda de que Jesús estuvo muy familiarizado con este salmo. Es posible que lo tuviera presente en medio del Sermón del Monte, cuando Él dijo “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (Mateo 5:5)

Cuando Jesús dio esas bienaventuranzas, Él puso la sabiduría convencional de cabeza. Las cosas que dijo fueron diametralmente opuestas a nuestra forma natural de pensar.

¿Felices son los pobres en espíritu? ¿Dichosos son los que lloran? ¿Bienaventurados son los mansos? O sea, el mundo piensa totalmente lo opuesto. Pero Jesús dijo que los mansos son bienaventurados porque ellos van a heredar la tierra.

Creo que Él con toda probabilidad estaba pensando en el Salmo 37 cuando dijo esas palabras porque —como algunos comentaristas han señalado— porque el Salmo 37 es una exposición de la tercera bienaventuranza. “Bienaventurados son los mansos”. El Salmo 37 es uno de ocho salmos acrósticos incluidos en el libro de los Salmos. Salvo unas pocas excepciones, a lo largo de este salmo, cada estrofa o copla empieza con una sucesión de letras del alfabeto hebreo.

Las Escrituras nos dicen, al inicio de este salmo, que fue escrito por David, un David ya maduro. ¿Cómo sabemos eso?

Mira el verso 25. David dice “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.”

Por lo que ya David es un hombre mayor. Ha vivido mucho. Ha visto mucho. Ha estado en muchos lugares y reflexiona acerca de lo que ha visto a lo largo de los años. Ha visto mucha maldad. De hecho, David muchas veces fue víctima de esa clase de opresión: el hijo que trató de quitarle su reino; Simei quien lo maldijo; gente traidora que lo traicionó. Él ha sido el receptor de todo esto.

Pero el también reconoce, con humildad de corazón, que él ha sido el causante de algunas de esas cosas. Él fue el hombre que tomó a la esposa de otro hombre traicionando la confianza de dicho hombre.

Por lo que David ha sido el receptor y el que ha causado maldad en el mundo. Pero a medida que mira hacia atrás y reflexiona, piensa en cómo trata Dios con los justos y cómo trata con los malvados.

David piensa en el rey Saúl y en cómo por años él lo persiguió,  trataba de atacarlo y cómo parecía que Saúl ganaba— y cómo que tenía todas las de ganar. Pero entonces él mira hacia atrás, con la experiencia que le han dado los años, y se da cuenta de cómo Dios venció sobre todo, cómo Dios cuidó de él, de cómo Dios lo guió en medio de los ataques y lo protegió en medio de la oposición.

Se da cuenta de que la última palabra no se ha escrito.

•       El capítulo final no se ha escrito.

•       Dios está aún en Su trono.

•       Dios está venciendo sobre el mal de este mundo.

•       Y cuando la última palabra sea dicha, Dios habrá obtenido la victoria.

A David no le quedan dudas al mirar hacia atrás.

Ahora bien, a medida que avanzamos en este salmo, vamos a ver —ante la maldad de este mundo— algo que no debemos hacer y es en lo que nos vamos a enfocar el día de hoy. Luego, en los días siguientes, ya veremos lo que debemos hacer en respuesta a estos malhechores.

El pasaje empieza en cómo no debemos responder. Vas a ver ese mandato o exhortación tres veces, empezando en el versículo 1 y, luego  en el versículo  7 y en el 8. Y lo que no podemos hacer ante la maldad —ya sea cuando hablamos de algo de gran magnitud o algo pequeño—¿qué no debemos hacer? La única cosa que no debemos hacer es precisamente la que, por naturaleza, somos más propensos a hacer, y pienso que por eso lo dice tres veces. Salmo 37:1 “No te irrites a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que practican iniquidad.” Luego en el versículo 7: “No te irrites a causa del que prospera en su camino, por el hombre que lleva a cabo sus intrigas.” Y, en el versículo 8: “Deja la ira y abandona el furor.”

No te irrites. Ahora bien, cuando usamos la palabra “irritación” pensamos de inmediato en preocupación. “No te preocupes. No te impacientes,  No te pongas ansiosa.” Y ese es un significado de la palabra “irritar”.

Pero la palabra “irritación”, como la vemos en el hebreo original, como la he estudiado, sugiere algo más que simplemente el estar preocupada o molesta. Sugiere  más que eso.

Esta palabra en hebreo significa literalmente “No te acalores.” La palabra significa “quemarse; encenderse; enrojecerse de furia; indignarse.” Significa “el encenderse o enfurecerse; el incomodarse; el resabiar.” No te irrites. No te enfurezcas ante lo mal hecho. No te agites ni te enojes. No dejes que te hierva la sangre.

De hecho, en el versículo 8, se aprecia la conexión entre la ira y el enojo. Mira el verso 8 dice: “¡Deja la ira y abandona el furor! No te enfurezcas.”

En la poesía hebrea, tiene lo que se llama paralelismo, y eso implica que una frase se dice de manera ligeramente distinta, pero con el mismo significado—una detrás de la otra. Por eso dice: “deja la ira” y “abandona el furor”. Lo que se traduce en “no te irrites; no te incomodes.” En el diccionario dice “cesa la ira”. Significa, “déjalo; suéltalo.” Deja la ira significa “déjala atrás; aléjate de ella.” No te aferres a tu enojo. Suéltalo. Déjalo pasar. Apártate de él. Cesa. No te incomodes con eso.

Esa ira, creo, está dirigida primeramente a Dios. Aunque no lo hagamos conscientemente.

Dirás, “No, no yo estoy molesta con Dios. Es mi hijo de ocho años. O es mi marido que se comporta como un niño de ocho años. O es mi jefe que está siendo totalmente irracional.” “Estoy incómoda con la persona”. Pero, invariablemente, encontramos que nuestra ira —en cierta medida— va dirigida a Dios porque lo que estamos pensando (aunque sea a nivel del subconsciente) es “Si Dios está en control y Él es tan grande y Él es tan maravilloso, ¿por qué no está haciendo algo al respecto? ¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué no lo cambia? ¿Por qué no me saca de esta circunstancia? ¿Por qué no derrota a ese malvado dictador?”

Por lo que primero y ante todo, es ira hacia Dios y a Sus caminos. Ira debido a nuestras circunstancias.

Luego, el enojo se enfoca en otros, es cómo impactan nuestras vidas. Tendemos a incomodarnos porque vemos que nuestra obediencia y nuestro esfuerzo de vivir correctamente no parecen darnos ningún beneficio.

¿Para qué ser una mujer de Dios, para qué ser una mujer verdadera? No parece estar proveyendo alivio para mi dolor o para seguir viviendo en este mundo caído. Todavía tengo que darle la cara a esa gente. Somos propensas a incomodarnos. Tendemos a enfurecernos. Tendemos a hervir. Tendemos a ponernos tensas y a agitarnos. Pero la Escritura dice “¡Deja la ira, y desecha el enojo! No te enfurezcas; solo conduce a hacer lo malo.”

En algunas de sus Biblias la traducción dice “al mal” (NVI).  Pienso que en la Nueva Versión Internacional dice “conduce al mal” En hebreo es la misma palabra que se usa donde dice “no te irrites a causa de los malhechores.”

Verás, si miramos a nuestro alrededor y vemos a los hacedores de maldad. Y si reaccionamos agitadas, enojadas o enfurecidas a causa de los malignos, ¿sabes lo que pasa? Nos convertimos nosotras mismas en hacedoras de maldad. “Solo haríamos lo malo”.

Si te irritas y te incomodas con quienes te provocan o quienes provocan a Dios, terminas siendo el mismo tipo de persona que los que te están provocando. Y todas hemos visto eso en nosotras.

Quizás no lo externemos. Aunque algunas sí, pero la mayoría de nosotras lo hacemos internamente. Pero te conviertes en esa persona que te está llevando la contra. Si nos irritamos terminamos siendo hacedoras de maldad. Eso solo nos llevará a hacer lo malo.

De manera que las Escrituras dicen “No dejes que los malvados y aquellos que hacen lo mal hecho, te hagan pecar.” Es por eso que comienza con “No te impacientes. No te enojes. No te enfurezcas. No te abandones a la ira.” por eso debemos ser cuidadosas en no dejar que esta ira desarrolle raíces en nuestros corazones. Si hace raíz invariablemente nos llevará a pecar.  Por lo que ¡córtalo de raíz!

“No te irrites”. Habla de la actitud y condición del corazón. Antes de que se te zafe, antes de que explotes de ira, antes de que digas algo cruel o hagas algo  malo, trata con el enojo en tu corazón.

“No te irrites”. No dejes que florezca en tu corazón. No lo dejes echar raíces. No te incomodes”  Nuestra reacción ante los pecadores, ante las circunstancias y las providencias de la vida, esas respuestas revelan lo que hay dentro de nuestros corazones. Si empezamos a decir groserías, y si empezamos a hiperventilar o a hacer (lo que a veces hago yo) “¡Oh, no! ¡No puedo creer lo que está pasando!”

Si empezamos a proferir palabras, palabras llenas de ansiedad, eso refleja el hecho de que nos estamos incomodando en el interior de nuestro corazón. Nos hemos enfureciendo. Hemos llegado a estado de ebullición. Santiago capítulo  1 versículo 20 dice “porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Nunca vas a triunfar sobre lo malo, haciendo lo malo. Y cuando te impacientas y te incomodas te conviertes en una hacedora de maldad.

La razón por la que no tenemos que irritarnos es porque no somos Dios. Dios está en control. Él puede manejar este mundo. Él puede controlarlo. Él puede cambiar a los malhechores y lo va a hacer en Su tiempo. Eso es lo que vamos a ver en este Salmo.

Chambers dijo, “Toda nuestra irritabilidad y preocupación se debe a que calculamos sin tener en cuenta a Dios.” Y, podría añadir que —nuestra irritación, preocupación y furia— se debe a que tratamos de ser Dios, tratamos de tomar las riendas de algo que no nos corresponde. Dios es quien está a cargo.

Entonces, ¿cómo aplicamos esto cuando vemos la maldad en nuestra cultura— en nuestros políticos, en las noticias mundiales, las celebridades haciendo alarde de inmodestia e de inmoralidad? Y lo vemos, no solamente en la cultura, sino en nuestros hogares, en las iglesias y en los lugares de trabajo. Vemos cosas que sabemos están mal. ¿Qué se supone que hagamos?

Debemos contristarnos por el pecado. No nos debemos hacer inmunes ni enterrar nuestras cabezas en la arena —como el avestruz— y pretender que no existe. No dejes que te salga una úlcera. No te enojes. No dejes que lo mal hecho del otro te robe tu gozo y tu paz.

Si le respondemos a los hacedores de maldad con ira, nos convertimos en hacedoras de maldad nosotras también. Más aún, perdemos la oportunidad que Dios quiere darnos para influenciar e impactar a otros y para ayudarles a redimir sus vidas.

Escúchenme, amigas, las cristianas no debemos ser conocidas como personas reaccionarias y airadas. Hay muchas cosas en este mundo que son muy, muy graves y muy pecaminosas. Pero el mundo no debe mirarnos y pensar “Siempre están perdiendo los estribos por todo. Son personas reaccionarias y malhumoradas.”

No te irrites. No pierdas los estribos.  ¿Hay alguna situación en este momento que te tenga en ese estado? ¿Hay algo en tu vida que te está siendo problemático? Estás furiosa. A punto de estallar. Estás hirviendo por dentro y sientes la temperatura subir.

Es como cuando coces algo a fuego lento, pero si no lo retiras del fuego y dejas que se siga calentando. Va a llegar a punto de ebullición y —cuando llega a ese punto— se desborda.

¿Estás irritada con algo? ¿Te has enfurecido en tu interior al punto de exteriorizarlo agitadamente? ¿Te has convertido o te estás convirtiendo en el hacedor de maldad que te está abrumando tanto?

Piensa por un momento en tu matrimonio. Piensa en la dinámica, la química de ese hijo para quien nunca se ha  escrito un libro de texto. ¿Te estás poniendo a su nivel? ¿En tu lugar de trabajo, en esa relación tan tensa, has llegado al punto de ebullición?

Si ese es el caso, antes de que continuemos con este Salmo, el punto de partida es ponerte de acuerdo con Dios y decir.  “Si señor, tienes razón. Estoy equivocada. Me he estado incomodando. Hay furia en mi corazón. Me está devorando por dentro. Lo he dejado que me afecte. Estoy furiosa. Estoy rabiosa. He pecado contra ti al estar de resabiosa.”

Confiésalo. Arrepiéntete. Luego, durante los próximos días, veremos no solamente lo que no debemos hacer — perder los estribos por causa de los hacedores de maldad— sino que veremos lo que Dios nos manda a hacer de una forma positiva y redentora.

Leslie: El irritarse es un hábito arraigado en muchas de nuestras oyentes. Pero Nancy Leigh DeMoss te ha estado invitando a que te liberes de las preocupaciones en la serie llamada Salmo 37: Un corazón en calma en medio de un mundo turbulento.

Ella te estará enseñando cómo evitar la tentación de preocuparte e incomodarte en los próximos programas y espero que nos sigas acompañando.

Podemos traerte este tipo de enseñanzas bíblicas y prácticas gracias a las oyentes que contribuyen con Aviva Nuestros Corazones.

Nancy: De hecho, hay personas como esas escuchando el programa en el día de hoy. Esposas y esposos teniendo dificultades en sus matrimonios y con la necesidad de la intervención divina; mujeres descorazonadas que necesitan dirección, apoyo, ánimo y —algunas veces— ser confrontadas con la Palabra de Dios.

Escucha, estamos en una batalla espiritual y es por eso que tus oraciones son tan importantes para ayudarnos a llevar la verdad a estos corazones y para verlos responder a esa verdad diciendo “Sí, Señor.”

En adición a tus oraciones, también necesitamos el apoyo financiero del pueblo de Dios, de aquellos que tienen un corazón para este mensaje y que deseen ver cómo hacer una diferencia en las vidas de miles de radioescuchas en nuestro país y alrededor del mundo.

Por lo que gracias por sus oraciones, gracias por el apoyo financiero que el Señor les dirija a hacer para ayudarnos, para ayudarnos a continuar haciendo una diferencia en los corazones y en los hogares de su comunidad.

Leslie: Visita nuestra página de internet, www.AvivaNuestrosCorazones.com. Allí encontrarás recursos que pueden ser de tu interés y hacer una donación. También puedes llamarnos al 1-800-569-5959 desde EEUU y Canadá.

¡Tenemos buenas noticias para ustedes! Nuestros amigos de la casa de publicación Moody recientemente nos dieron una maravillosa noticia. El libro “Buscándole a Él” (“Seeking Him”, como se le conoce en ingles) está disponible en formato electrónico, justo a tiempo para el inicio de la serie que comienza la semana próxima. Estará disponible en tres módulos: lecciones 1-4, 5-8, y 9-12. Visita www.AvivaNuestrosCorazones.com para más informes sobre cómo adquirirlo.

No te pierdas la oportunidad de hacer este estudio junto con nosotros durante las siguientes 12 semanas. ¡Compra tu copia hoy y preparémonos para un avivamiento!

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Bueno, cuando tu mente está llena de las Escrituras, tus días y noches van a ser diferentes. Entérate por qué en nuestra próxima entrega cuando Nancy continúe con el Salmo 37. Te esperamos en Aviva Nuestros  Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

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Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.