5/5 – Preparada para una crisis

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Un Corazón de Quietud

5/5 – Preparada para una crisis

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/preparada-para-una-crisis/

Leslie Basham: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Si siempre vives la vida de prisa, si tu vida está siempre rodeada de ruido y de desorden, entonces tiendes a entrar en pánico en medio de la crisis. Pero si tú has almacenado una reserva, un depósito de plenitud obtenido de pasar tiempo a solas con la Palabra,  encontrarás que tienes un pozo profundo para socorrerte cuando estás en medio de la crisis. Tú tienes un lugar a donde ir.

Leslie: Estás escuchando  Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy: Bueno, hemos llegado al final de nuestra serie sobre cómo tener un corazón en calma, basado en el Salmo 131, pero espero que sea solo el comienzo de tu aprendizaje de cómo caminar en silencio, en sencillez y en humildad delante del Señor.

Mientras veíamos este pasaje, he estado pensando en el himno de Francis Havergal, que se titula,  “Cual la mar hermosa”. Ese coro ha estado pasando por mi mente:

Cual la mar hermosa es la paz de Dios, fuerte y gloriosa, es eterna paz, grande y perfecta, premio de la cruz, fruto del Calvario, obra de Jesús.

En el gran refugio de la paz de Dios, nunca hay molestias, es perfecta paz, nunca negra duda pena ni pesar vejaciones crueles pueden acosar.

Ahora, eso no es solo un himno antiguo. Esa es la realidad actual. Cuando nuestros corazones están fijos mirando a Cristo, fijos en Cristo, podemos tener la tranquilidad y el descanso perfecto como dice el Salmo 131.  Lo cito de nuevo:

“Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma. Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová, Desde ahora y para siempre.” (RV60)

Quiero que nos enfoquemos en la última pequeña frase. Esa pequeña frase. Las diferentes traducciones lo expresan de diferentes maneras. La Reina Valera del 60 lo dice así, «desde ahora y para siempre», a partir de ahora y para siempre. ¿Sabes lo que me dice? Nunca hay una buena razón—no ahora, no mañana, no el próximo mes, no el próximo año, no cuarenta años a partir de hoy, no hay y nunca habrá una buena razón para que los hijos de Dios se preocupen, se enfurezcan, y se inquieten, o se turben y teman.  Nunca.

El reto no es cuando estamos todas sentadas aquí escuchando la Palabra de Dios con nuestras Biblias abiertas y tomando notas. El verdadero problema es cuando te metes en tu vehículo y te ubicas en el mundo real, algo que proporcionará una gran cantidad de oportunidades para que te preocupes, te turbes, te irrites, y temas. Ahí es cuando tenemos que aconsejar a nuestros corazones y decirles:   “Confía en el Señor desde ahora y para siempre”.

Quiero concluir esta serie dándote varias sugerencias prácticas sobre cómo cultivar corazón en calma y confiado. Estas son solo algunas de las cosas que han sido de gran ayuda para mí. La número uno es la importancia de un tiempo de devoción diario y tiempos sabáticos regulares—un tiempo de quietud diario acompañado de sabáticos regulares. Con esto quiero decir que tomes tiempo de manera regular para centrar tu corazón en el Señor.

Isaías capítulo 26 versículo 3 dice: «[Tú] guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en ti persevera» (RV).  Fija tu mente en el Señor. Tomando esos momentos de tranquilidad cuando estás sola, cuando estás lejos de la multitud, cuando estás fuera de tu trabajo, cuando estás lejos de otras responsabilidades, apaga la radio, apaga el televisor—toma tiempo para simplemente estar a solas con el Señor en Su Palabra y esto te preparará para tiempos de crisis.

Esto también te provee de un depósito de dónde puedes extraer. Si tu vida siempre la vives a la carrera, si tu vida está siempre rodeada de ruido y de desorden, entonces tiendes a entrar en pánico en medio de la crisis. Pero si tú has almacenado una reserva, un depósito de plenitud obtenido de pasar tiempo a solas en la Palabra, te encontrarás que tienes un pozo profundo para socorrerte cuando estás en medio de una crisis. Tú tienes un lugar a donde ir.

Algunas de ustedes que son madres, tal vez están pensando: «¿Cuándo podré conseguir un tiempo de silencio?» Escucha, te diré algo, si tomas los momentos, los minutos que tengas, yo creo que Dios te bendecirá y multiplicará esos minutos. Dale lo que tienes, cuando tienes solo unos minutos, cuando los niños van a dormir la siesta por ejemplo, antes de que se levanten. Y tú dices, «¡Cada vez que me levanto, mis hijos se levantan!»

Tus hijos deben llegar a esa edad bien temprano en sus vidas en las que pueden aprender a estar callados y quietos por un periodo de tiempo. Necesitan aprender a tener un corazón tranquilo. Así que tus hijos, desde pequeñitos, pueden aprender, incluso si es solo por unos minutos, 15 minutos, que tienen que estar en su habitación jugando tranquilamente, y mami se va a tomar el tiempo para pasar tiempo a solas con el Señor .

Puedes hacerlo también mientras estás amamantando al bebé. Hay maneras de encontrar esos momentos. Puede ser en una sala de espera en el consultorio de un médico. Yo guardo en mi bolso un nuevo testamento pequeño que siempre puedo sacar. Cada vez que tengo unos minutos puedo leerlo, y llenar mi mente y corazón con la Palabra de Dios.

En segundo lugar debemos eliminar el desorden innecesario en nuestras vidas. Si quieres tener un corazón tranquilo, elimina lo innecesario. . . Ahora, esa palabra es importante: el desorden innecesario de nuestras vidas. Por lo que yo no recomendaría salir de aquí e ir a vender a tus hijos. Pero si te puedo decir, que todas tenemos  desorden innecesario en nuestras vidas.

Veo a algunas mujeres hoy en día, y me veo a mi misma a veces cuando me miro en el espejo y veo en los ojos de la gente este aspecto de estar estresado. Veo a las mujeres corriendo de un lado a otro como sin rumbo, y pienso: «Yo no te puedo decir qué cosas eliminar de tu vida, pero ahí tiene que haber algo que produce un desorden innecesario».

Examina tu calendario para esta etapa de la vida. Analiza, «¿Hay algunas cosas que no necesitan estar en mi vida en este momento específico?» Y eso significa que a veces (y cuando estás haciendo un programa de radio cristiano odias decirle esto a la gente), pero a veces eso significa que va a ser necesario alejarte de tu radio.

No entres en tu casa y automáticamente enciendas el televisor o enciendas la radio. Estamos tan acostumbradas a tener ruido a nuestro alrededor todo el tiempo. No se puede tener un corazón en calma si siempre hay un entretenimiento sonando en tus oídos y delante de tus ojos.

Por cierto, tus hijos necesitan aprender esto también.  El hecho de que ellos siempre estén en frente de una pantalla de computadora o con videojuegos, no los va a inclinar a tener un corazón en quietud. De nuevo, elimina el desorden innecesario de tu vida.

Y luego, cuando vengan las presiones, las interrupciones, las distracciones, firmemente rehúsa agitarte, enfurecerte o irritarte. Disciplina tu alma. Disciplina tu corazón. Di: «No voy a dejar que esto me agite, que esto me encienda o me moleste.» Eso no quiere decir que nunca pasará, pero proponte en tu corazón que cuando estas cosas lleguen a tu vida, mantendrás un corazón calmado.

Aquí hay otra sugerencia. No trates de adormecer y medicar el dolor o la presión de las dificultades en tu vida con algún método que no sea Dios: como ir de compras, la comida, el entretenimiento, la TV, la música, el alcohol, las drogas, etc. Estas cosas pueden hacer que te sientas mejor y más tranquila durante unos minutos, pero el efecto pronto se va. Son de corta duración. Espera en el Señor.

Luego, ora por todoAsegúrate de que sea el primer recurso y no el último. Di: «Señor, ¿qué debo hacer?» Hay tantos ejemplos de esto en las Escrituras.

Pienso en el rey Josafat, cuando los moabitas y los amonitas vinieron contra la nación de Judá. Josafat  inmediatamente salió afuera a clamar al Señor, y le dijo: «Señor, no podemos hacer nada contra esta gran multitud que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero nuestros ojos están sobre ti. »

Haz de esto tu primer recurso. Recibes una carta con esa noticia. Tómala, y ​​ponla delante de Jehová, y dile: «Señor, ¿qué debo hacer?»

Entonces recuerda esto: Cuando se trata de mantener un corazón tranquilo, hay que seguir haciéndolo. Tienes que seguir haciendo lo mismo.

El otro día tuve una serie de llamadas telefónicas en el transcurso de un día, y al final del día (era un viernes) recuerdo sólo una multitud de pensamientos dentro de mi corazón. Sentía una pesadez en el pecho. Esto era más de lo que yo podía soportar.

Y dije: «Voy a dar un paseo.» Me levanté de la silla y salí afuera. Tenía el Salmo 131 en mi cabeza y en mi corazón, y yo empecé a citarlo, a recitarlo. Solo comencé palabra por palabra, frase por frase, a caminar a través del Salmo 131. Yo estaba meditando sobre esa Palabra.

Yo decía una frase, y luego oraba. Después cantaba un himno o una canción. Y dije en mi corazón: “Voy a caminar, voy orar, voy a citar y a cantar hasta que esta pesadez sea levantada y mi corazón esté tranquilo otra vez”.

Y todo esto me tomó cerca de una hora, seguí caminando, diciendo: «Señor, Tú tómalo. Yo confío en Ti. » Y pude empezar a sentir esta carga como se levantaba. Pero tienes que seguir haciéndolo, y hacerlo siempre.

Eric Liddell fue famoso por los Juegos Olímpicos del 1924, cuando él se negó a correr el domingo. ¿Te acuerdas que su historia fue mencionada en la película “Carros de fuego”?. Esa película no mencionó lo que creo que es la parte más importante de su vida, ya que el al final de su vida se convirtió en un misionero en China y fue encarcelado durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras Eric estaba en esa prisión, desarrolló un tumor cerebral y de hecho murió del tumor en el campo de prisioneros.

Cuando estaba en el hospital penitenciario, había un grupo de prisioneros con instrumentos musicales que iban por el campo tocando canciones e himnos. Cuando llegaron cerca del hospital donde Eric yacía moribundo de este tumor en el cerebro, el escribió una nota, se la entregó a una enfermera, y le pidió que lo entregara al líder de la banda.

La nota solicitaba que le  tocaran uno de los himnos favoritos de Eric Liddell. Y lo hicieron fuera de su ventana. Tú probablemente estás familiarizada con el himno.  la letra dice:

¡Calma mi alma! Contigo está El Señor; soporta con paciencia tu dolor. Deja al Señor que obre que lo veas en cada prueba. Él siempre será fiel.

Calma mi alma , tu amigo eterno es, te guiará a un lugar feliz,  calma mi alma, que Dios te guiará, en el futuro como en el ayer, fe y esperanza no debes perder, todo misterio al fin claro será. Calma mi alma, las olas,  los vientos Él rige con Su voz y Su poder. Calma mi  alma,   la hora  está  llegando  de  estar  por  siempre al lado del Señor, cesó el dolor las penas ya se han ido y Cristo reina con Su gran poder.  Calma mi alma, ya todo está en paz, ¡oh que gran gozo es vernos al final!

Así que díselo a tu alma, descansa en Él “Estate quieta, alma mía. Espera en el Señor desde ahora y para siempre”.

A medida que se inclinen nuestros corazones delante del Señor, ¿podríamos decirle a nuestra alma: “Estate quieta”?

Señor, oro para que cuando la gente mire nuestras vidas vean una paz, una tranquilidad, un descanso que el mundo no pueda entender y que no pueda experimentar, ya que no tienen el espíritu de Cristo que mora en nosotras. Creo que esta es una de las mejores maneras, Señor, que nuestra vida pueda ser una luz y un ejemplo y una bendición para el mundo agitado que nos rodea.

Creo que es una de las cosas más grandes y que pudiera atraer a más personas a Cristo. En un mundo lleno de terror, miedo y confusión, que puedan mirarnos y ver que hay paz en nuestras almas, y no porque no tenemos problemas, no porque no tenemos circunstancias difíciles, sino porque Te tenemos a Ti Señor. Tú eres suficiente para todas nuestras necesidades presentes y eternas.

Gracias, Señor, por hablar a nuestros corazones. Continúa haciéndolo y calmando nuestros corazones a través de Tu Palabra y por medio del poder de Tu Espíritu. Te lo pedimos en el nombre de Jesús,  Amén.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado ofreciendo una perspectiva práctica para ayudarnos a cultivar un corazón en quietud. Ella regresa en un momento con la segunda mitad del programa de hoy.

Hoy concluimos con la serie, Un corazón en quietud. Si deseas que tu espíritu sea gobernado por la tranquilidad y la calma, espero que escuches toda la serie. La puedes escuchar en línea en www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Hoy Nancy te mostró cómo tener un corazón tranquilo, incluso cuando estás estresada por temas como las finanzas. Estamos a punto de escuchar un ejemplo de una mujer que ha modelado lo que es tener un corazón en quietud durante décadas.

Jean Murphy asistió recientemente a una sesión de grabación de Aviva Nuestros Corazones, a sus 91 años. Su esposo Lloyd se fue con el Señor hace unos años. Esta pareja tomó la decisión  de invertir sus vidas en el ministerio, incluso cuando no estaba claro cómo lo harían económicamente.

Nancy habló con la señora Murphy acerca de la provisión de Dios.

Nancy: Jean, tú y Lloyd han visto como el Señor les proveyó de una manera sorprendente en los últimos años. ¿Puedes contarnos? porque hay mucha incertidumbre económica actualmente, y la gente está preocupada por cómo van a cumplir con sus compromisos financieros. Solo quiero que animes a las mujeres que nos escuchan acerca de cómo Dios ha suplido para tus necesidades a través de los años.

Jean Murphy: La verdad Nancy es que nunca hemos tenido un deseo o una necesidad que Dios no haya suplido. Claro no siempre ha sido lo que hemos pedido, pero siempre ha sido lo que hemos necesitado.

Recuerdo cuando el gobierno inició la Seguridad Social, y la entidad a la que Lloyd y yo pertenecíamos nos sugirió que nos uniéramos a esto. Eso representaba un costo de $300, y nosotros no teníamos ni siquiera  $100. Así que nos arrodillamos. Lloyd oró primero, y luego lo hice yo, y qué crees que ocurrió, mientras orábamos, el timbre del teléfono sonó.

Escuchamos al otro lado de la línea una voz que decía: «Queremos establecer una oficina allí en Goshen, en la sede, y nos hemos estado preguntando si Jean Murphy pudiera hacerlo, estamos dispuestos a pagarle $300».

Leslie: Se trataba de una iglesia en la que pastoreaba Lloyd. . .

Jean:  Sí, claro, allí estuvimos alrededor de cinco o seis años.

Leslie: Esta pareja solo devengaba un pequeño sueldo y nunca recibió un aumento.

Jean: Vivimos con ese mismo sueldo desde que llegamos hasta que nos fuimos de allí, pero Dios suplió todas nuestras necesidades, como siempre lo ha hecho y estoy convencida de que continuará haciéndolo.

Mi misión era la enseñanza de la Biblia, y mi gran satisfacción es que pude enseñar a  muchas mujeres y muchos jóvenes cuando llegamos allí, antes de irme al hogar de ancianos, imagínate que los jóvenes se me acercaban para preguntarme si podían tener conmigo un estudio de la Biblia, y sabes cúal era mi respuesta siempre: «No hay nada mejor que yo pudiera hacer que tener un estudio de la Biblia».

Nancy: ¿Y estabas dando esta enseñanza en tus 80´s?

Jean: Sí, sí.  Yo estaba en mis 80 años. Pero lo extraordinario era que ellos disfrutaban escuchar a esta pobre vieja enseñándoles.

¿Sabes algo Nancy? Guardo muchas cartas en mi archivo que dicen, «Querida señora Murphy… Y a veces me pregunto»¿Por qué será que me han amado tanto, nunca lo sabré, pero Dios lo sabe, Dios no solo suplió mis necesidades, sino que me dio sabiduría aun en mis años de vejez para que yo pudiera enseñar, y todo para Su honra y Su gloria.

Nancy: ¿Cuánto tiempo estuviste casada con Lloyd?

Jean: Estuvimos casados sesenta y seis años y medio. Y mis últimas palabras para éñ fueron: «Sabes Lloyd que te quiero mucho.» ¿Y sabes lo que el me contesto? «Pero yo te quiero más.»  «¿Por qué lo dices le pregunté?» Él me dijo: «Porque hay más amor de mí para ti.»

Nancy: ¿Cómo hacer Jean que un matrimonio dure tanto tiempo?

Jean: Bueno en nuestra segunda cita le advertí que yo le había hecho una promesa al Señor de no salir con nadie con quien no pudiera orar. Y ¿sabes lo que me contesto?:  “Yo no voy a orar solo porque quieres que lo haga”. Entonces yo dije:  “Bueno, eso dependerá de ti”. Pues sabe que para mi sorpresa en nuestra próxima cita, él inclinó su cabeza sobre el volante, y empezó a orar y eso fue antes de que nosotros empezáramos la relación, luego a través del tiempo,  hemos orado siempre juntos a lo largo de nuestro matrimonio.

Me gustaría dar un consejo.  Aprende a orar con tu marido. Eso tiene un gran significado ante Dios. Lloyd y yo Oramos durante todo nuestro matrimonio. Una de las últimas cosas que me dijo antes de morir fue: «Cariño, ¿quieres orar conmigo?» eso me dio mucha paz y pude superar muy pronto mi soledad .Yo lo amaba mucho, muchísimo.

Nancy: Y ahora que has estado sin él tres años. ¿Cómo ha suplido  el Señor tus necesidades ahora como viuda?

Jean: Bueno, no tengo dinero, tú lo sabes, tampoco tengo ahorros pero la realidad es que no los he necesitado. Dios prometió que Él supliría todas mis necesidades. Nunca me ha fallado, y tengo muchos, muchos amigos que están orando por mí. Eso es muy importante, Dios ha provisto, he recibido bendición tras bendición tras bendición de parte de Dios. Solo le pido que hasta el último día de mi vida yo pudiera continuar sintiendome sostenida por Él.

Leslie: Jean Murphy no solo invirtió en una multitud de mujeres en su rol de esposa de pastor y profesora de estudios bíblicos. Ella también ha invertido en ti.  Ella ha apoyado fielmente Aviva Nuestros Corazones a través de los años por medio de dar sacrificialmente.  Más importante aún, ella ha orado constantemente por este ministerio.

Dios toma las oraciones y las ofrendas de nuestros oyentes y los multiplica en las vidas de las mujeres que necesitan escuchar Su Verdad.  Nancy nos da un ejemplo: Janiece de San Antonio, Texas.

Nancy:  Ella dijo:

Escribí a Aviva Nuestros Corazones hace unos años. Yo estaba luchando terriblemente. Yo estaba en una relación inmoral y me sentí demasiado atada, adicta, para salir de ella. Tengo 22 años de edad.  [Esta mujer nos escribió hace un año, cuando tenía 21 años.]

Soy soltera y hay tantas cosas que no sé. Pero Aviva Nuestros Corazones ha sido una de las principales herramientas que Dios ha usado para enseñarme.

Cuando escribí hace un año, no pensé que obtendría una respuesta, pero la tuve, una respuesta llena de gracia que incluso incluyó recursos para ayudarme.  ¡Muchas gracias!

Yo solo quería escribir para informarle al ministerio que Dios realmente me ha respondido.  Mi corazón ha sido cautivado por mi Rey con «R»mayúscula.  Vengo de padres incrédulos, de un pasado horrible, la gente me clasificaría como una niña urbana, creo.

Pero Dios en su misericordia ha cautivado mi corazón y mi alma. Yo camino en una nueva vida con un corazón totalmente sometido a mi Rey. Mis pensamientos, mi corazón, mis deseos, mis metas y mis ambiciones han cambiado milagrosamente. ¡Gracias, Jesús!

Solo quería escribir y decir: «¡Gracias, gracias, muchas gracias!» Estoy orando  y pensando en convertirme en una colaboradora del ministerio. No estoy segura exactamente cómo, pero voy a explorar la página para informarme.

Nancy:  Gracias, hermanas, de verdad gracia y paz.

¿No es esto una bendición? El poder del Evangelio para cambiar vidas. Cuando empezamos este ministerio, una de las cosas que dije hace diez años, ya que íbamos a estar en al aire fue: «Señor, ya hay demasiados—sin duda suficientes, quizás demasiados— libros, programas de televisión, programas de radio, no necesitamos otro. Pero si Tú eres el que nos está guiando a comenzar este programa para las mujeres en la radio, ¿Podrías ungir nuestros esfuerzos para que se produzcan frutos sobrenaturales y vidas transformadas?

Ha sido tan valioso ver cómo, durante estos años, el Señor ha contestado esa oración. Los correos electrónicos que recibimos de la gente que dice, “tuve que detener mi coche a un lado de la carretera, porque estaba llorando y fue tan difícil escuchar esto” o “me arrodillé en el piso de mi cocina y me arrepentí por lo que Dios me había mostrado que le había dicho a mi esposo esa mañana”. O simplemente ver cómo el Señor las detiene y les hace dar media vuelta de sus caminos.

Estoy  muy agradecida por el poder del Espíritu Santo y por las personas de nuestro equipo y por nuestras colaboradores y por mujeres que apoyan este ministerio.

No hay manera de que yo pueda llegarle a una niña urbana. Yo no hablo el mismo idioma. No tengo ese tipo de experiencia o de trasfondo o el conocimiento de cómo son ellas. Pero verdad que eso no es lo que le llega a la gente.  Es el poder del Espíritu Santo , es el poder de la Verdad lo que los hace libres.

Las animamos a escribirnos con sus propias historias de cómo Dios ha usado este ministerio para bendecirlas. Visita AvivaNuestrosCorazones.com y contáctanos por esa vía.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado compartiendo su agradecimiento a Dios por cómo ha usado Aviva Nuestros Corazones para cambiar las vidas de las mujeres.

Te animamos a orar por el ministerio y a compartir el mensaje con otras mujeres en tu círculo de influencia.  Agradecemos tu ayuda en la divulgación del mensaje de este ministerio.

Te esperamos la próxima semana con una nueva entrega de Aviva Nuestros Corazones.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Like a River Glorious, Bronn Journey, Earth Song ℗ 2000 Phileo Music.

Voz adicional: Jean Murphy, en la voz de Viola Núñez de López.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

4/5 – ¿Por qué tienes tanto miedo?

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Un Corazón de Quietud

4/5 – ¿Por qué tienes tanto miedo?

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/por-que-tienes-tanto-miedo/

Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss pregunta, ¿Qué es más grande, tu tormenta o tu Dios?

Nancy Leigh DeMoss: No sé cuál sea tu tormenta el día de hoy. No sé cuál sea tu dificultad económica. Si estás en un proceso de cambio. Quizás estés batallando con un hijo acerca del cual no se ha escrito un libro de texto que te ayude. No sé cuál sea tu tormenta, pero sé que Jesús lo sabe; Dios lo sabe. Y Él nos dice a nuestros corazones, “¿Porqué tienes tanto miedo? ¿Dónde está tu fe?” Bueno, mi fe a veces no es muy grande, pero déjame decirte una cosa, ¡mi Dios siempre es muy grande!

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy:  Estamos hablando de cómo tener un corazón en quietud, y una hermana que está presente en la grabación se me acercó durante el receso y me dijo, “Esto es exactamente lo que necesito el día de hoy. Mi casa está medio empacada,  todo está en cajas, y estamos preparándonos para mudarnos”. Si algún día te has encontrado en esta situación, es ahí donde necesitas un corazón en calma. En cada circunstancia y temporada de la vida. Estamos tentadas a inquietarnos, a tener nuestro corazón en crisis.

Pero estamos viendo un texto que nos anima a elegir, aun en medio de la tormenta, el tener un corazón en quietud: y es el  Salmo 131. Espero que lo estén leyendo, memorizando, meditando en él, y haciéndolo parte de sus vidas. El salmista dice,

Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron;    ni anduve en grandezas,    ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre. (RV 60)

Siempre me ha gustado leer las biografías de cristianos del pasado. Una de las razones es porque, al leer acerca de sus luchas y como ellos confiaron en Dios en medio de la tormenta, eso llena de valor mi propio corazón, y pienso, “caramba, Dios vino a su rescate. Sé, que ese Dios vendrá a mi rescate también”.

He estado leyendo un libro durante los pasados meses. Lo estoy sosteniendo en mi mano en este momento, mis radioescuchas no podrán verlo, pero ¡es un libro enorme! Tiene aproximadamente 750 páginas, creo, y con una letra chiquitita. Es un libro que  acaban de volver a publicar. Se trata de la autobiografía de George Mueller,  quien fue el fundador de los orfanatorios en Inglaterra donde en cierto momento estaban alimentando a más de 2,000 huérfanos cada día; alimentándolos, vistiéndolos, educándolos.

George Mueller sentía que, en su caso, Dios no quería que él le dijera a nadie acerca de las necesidades de su ministerio; el costo de mantener a estos huérfanos, porque él quería que la vida en esos orfanatorios fueran una demostración al mundo de la grandeza de Dios y de Su fidelidad y de Su poder.

Quiero leerte algunos extractos de cómo Dios capacitó a este hombre para que cultivara un corazón en quietud.

[Él dijo:] “No tengo ni un simple centavo en la mano para los huérfanos. En un día o dos muchas libras serán necesarias para cubrir las necesidades. Mis ojos están en el Señor.”

[Aquí hay otra cita:] “El Señor en Su sabiduría y amor, aún no ha mandado ayuda. De dónde ha de venir; no debe de ser mi preocupación. Creo en Dios que Él lo hará, en el tiempo exacto, Él mandará la ayuda.”

[Y en otra ocasión él dijo] “Nunca habíamos estado tan bajos de provisiones como ayer y hoy. Aún así mi alma da gracias al Señor, estuvo en perfecta paz tanto ayer como hoy.”  [¡Este es un hombre con un corazón tranquilo! Él dice:] “Mi corazón no está en angustia. Estoy seguro que, en la mejor manera y tiempo, Dios mandará ayuda.”

[Aquí hay otra historia:] “Durante los últimos dos días solo se produjo la vigésima parte de lo que se gastó.” [O sea que sus gastos fueron 20 veces más de lo que entró.] “Cuando pensé en la cantidad de lo que salió y de lo poco que entró, recordé las palabras en Isaías capítulo 26 versículo 4 “Confiad en el Señor para siempre, porque en Dios el Señor, tenemos una Roca eterna.” Y mi corazón respondió: ”en Dios el Señor, tenemos una Roca eterna, en Él confiaré.” Minutos después recibí una carta de Canadá, [a miles de kilómetros de distancia] que contenía una cheque bancario por £81 libras, 9 chelines.” Así que Dios mandó lo que se necesitaba, en la medida que él puso su confianza en el Señor.

[En otra ocasión escribió:] “Mientras escribo esto, el salario de estos cinco días ha sido tan pequeño, que no cubriría ni la quinta parte de todos los gastos de estos cinco días; pero de nuevo, estoy esperando una gran cantidad de dinero.” Aquí vemos un hombre que siempre se mantuvo esperando que Dios hiciera lo que se necesitaba.

“Es una bendición indescriptible, en realidad, conocer a Dios, caminar en amistad con Él; el poder ser capaces de hablarle a Él acerca de todo, y transferirle todas nuestras preocupaciones y cargas. De esta manera tan feliz y bendecida, he podido caminar por 44 años y no puedo describir el gozo que viene con esta vida de santidad, bendecida, independientemente de las circunstancias, eventos políticos, dificultades económicas, amigos, muerte, etc. Siempre y cuando podamos descansar en Dios, tenemos todo lo que podamos necesitar.”

[En otra ocasión escribió estas palabras:] “Dios no me ha fallado en ningún momento.”

Déjame insertar algo aquí, y lo escribiría en mi propio diario, en mi propia autobiografía. Mientras miro hacia atrás, en mi caminar de 40 y tantos años con el Señor, más de 25 de ellos en servicio vocacional cristiano, bastantes años en el ministerio Aviva Nuestros Corazones; miro hacia atrás y digo, “Dios no me ha fallado en ningún momento”.

Él continúa diciendo en su nota en el diario,

Cuarenta años he probado Su fidelidad, en este trabajo. No tengo ansiedad ni preocupación alguna.

Ahora, leo esto, y lo encuentro maravilloso—de un hombre quien cuida y alimenta a aproximadamente 2,100 huérfanos,  en un momento dado, y que pueda decir. “No tengo ansiedad ni preocupación alguna.” Bueno,  no es que no haya tenido ansiedad y preocupación alrededor de él; es que nunca dejó que habitarán en su corazón. Nunca hizo suyas esas ansiedades y preocupaciones.

La fe en Dios es lo que me permite transferir toda mi carga a Él; ya que tengo cientos de necesidades, aparte de las que tienen que ver con dinero. A cada momento veo a Dios siendo mi ayudador, mientras yo pongo mi confianza en Él, y le oro con una simplicidad de un niño, acerca de todo.

Y él en verdad así lo hizo. Al tú leer las 700 páginas de su diario, lo encuentras página tras página tras página diciendo, “Tenemos esta necesidad, así que oramos por ello. Tenemos esta necesidad, así que oramos por ello. Tenemos esta necesidad, así que oramos por ello”. Él oraba por todo.

Después él dice,

“Anímense, queridos compañeros, a tomar este camino tan bendecido y verán la paz y el gozo que produce.”

[Bueno, una nota más de su diario.] “¿Qué podríamos hacer ahora, querido lector, bajo estas circunstancias, cuando todo el dinero para los objetos arriba mencionados se había esfumado? Había ocasiones donde el ministerio no tenía ningún apoyo económico. [¿Qué debían hacer? Él contestó de la siguiente manera,] hacemos lo que hemos venido haciendo por 47 años, esto es, esperamos continuamente en Dios. Bajo cada prueba y cada dificultad, encontramos que la oración y la fe son nuestro remedio universal.

Fue verdad para George Mueller más de 150 años atrás. También es verdad para ti y para mi hoy día. Espera continuamente en Dios.  Bajo cada prueba y para cada dificultad, la fe y la oración son el remedio universal.

Bueno, George Mueller experimentó esto. David lo experimentó; estamos leyendo acerca de su experiencia en los Salmos. Jesús también lo experimentó cuando estuvo en la tierra.

Mientras me  preparaba para esta serie, pensé en este pasaje de Marcos capítulo 4 donde Jesús le dice a Sus discípulos. “Subamos a la barca y pasemos al otro lado del mar de Galilea.” Dejaron a la multitud, se subieron la barca.

En los versículos 37-38 dice, “Pero se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca. Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal.” Ahora, ¿cómo pudo Jesús dormir durante la tormenta? Creo que es porque Él conocía bien Salmo el 107. Sabía que Dios estaba en control. El Salmo 107:25 dice, “Él [Dios] habló, y levantó un viento tempestuoso que encrespó las olas del mar.”

Dios es Quien hizo que las olas se levantaran e hizo la tormenta. Pero fue Él Quien también, como dice el versículo 29. “Cambió la tempestad en calma y las olas del mar callaron.” Dios causa la tormenta; pero Dios también la calma. Jesús lo sabía, y es por eso que Él podía tener un corazón en quietud.

Los discípulos, en cambio, no tenían un corazón tranquilo. Marcos capítulo 4 versículo 38 dice, “entonces le despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que perezcamos?” Jesús estaba dormido, Su cabeza sobre un cabezal, descansando. Él tiene un corazón tranquilo porque Él sabe que Dios está en control. Los discípulos están intranquilos. Están alarmados. Están ansiosos y agitados. Y creen que a Dios no  le importa que perezcan.

Bueno pues, en los versículos 39-40 vemos, “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Cálmate, sosiégate! Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma.  Entonces les dijo: ¿Por qué estáis amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”

No sé cuál sea tu tormenta el día de hoy. No sé cuál sea tu dificultad económica. Si estás en un proceso de cambio. Quizás estás batallando con un hijo acerca del cual no se ha escrito aún un libro que te ayude. Estás enfrentando el vaivén quizás en la bolsa de valores, o es una situación de empleo de tu esposo o una situación laboral.

No sé cual sea la carga. Puede que hayas acabado de enterrar a alguien a quien amabas mucho, o puedes estar viviendo los últimos días de alguien a quien amas mucho. No sé cuál sea tu tormenta en el día de hoy, pero sé que Jesús la conoce. Dios sabe, y Él le dice a nuestros corazones, ¿Por qué tienes miedo? ¿Dónde está tu fe?”

Bueno, mi fe a veces no es tan grande, pero una cosa sí te digo, ¡Mi Dios es siempre muy grande! Él es el Dios de George Mueller; el Dios de David; fue Dios de Jesús; Él es mi Dios, y Él es tu Dios.

Pandita Ramabai era una mujer la India del siglo XIX quien rescato niños maltratados y no deseados y les dio un hogar. Ella dijo, “La vida consagrada a Dios no tiene nada que temer, nada que perder ni nada de qué lamentarse.”

Así que déjame leerte este salmo de nuevo, el cual se titula en una versión, “Simple confianza en el Señor”. Ese es el fundamento de todo. Es así como obtienes un corazón en quietud.

El salmista dice,

“Señor, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos; [esto es un corazón humilde. Después está el corazón simple:] no ando tras las grandezas, ni en cosas demasiado difíciles para mí;[después versículo dos, el corazón tranquilo:] sino que he calmado y acallado mi alma; como niño destetado en el regazo de su madre, como niño destetado reposa en mí mi alma.[ Después, versículo tres—llegaremos a eso en unos momentos—el corazón confiado:] Espera, oh Israel, en el Señor, desde ahora y para siempre” Salmo 131

Compartí anteriormente en esta serie que he estado leyendo un librito escrito por David Powlison acerca del estrés, el cual es, de hecho, una exposición del Salmo 131. En ese pequeño libro, que ha sido de gran aliento para mi, el Dr. Powlison escribe de nuevo el salmo de una manera opuesta. Si no tenemos un corazón tranquilo, es así como leería este salmo. En lugar de dirigirte al Señor, decimos “Yo misma”. Estamos centradas en nosotras mismas, en lugar de enfocadas en el Señor.

“Yo misma,

Mi corazón es orgulloso,

Y mis ojos son altivos (veo a los demás como a menos),

Y persigo grandezas demasiado difíciles para mí.

Así que por supuesto mi alma está inquieta y llena de ruido; es lo que viene naturalmente.

Como a un bebé hambriento quejándose en las faldas de su madre.

Como un infante hambriento, estoy intranquila con mis demandas y mis preocupaciones.

Pongo mis esperanzas en cualquier cosa todo el tiempo.

Según el Dr. David Powlison. Fue muy útil para mi, el ver que si no estoy viviendo conforme Salmo 131, comportándome y tranquilizando mi corazón y confiando en el Señor, entonces voy a tener un corazón orgulloso. Voy a estar persiguiendo cosas que están fuera de mi alcance. Mi corazón estará inquieto y alborotado por dentro. Estaré llena de inquietud por dentro por mis demandas y por mis preocupaciones. Y estaré colocando mis esperanzas en cualquier cosa todo el tiempo en lugar de confiar en el Señor.

Me recuerda el pasaje en Isaías capítulo 57 en los versículos 20-21 donde la Escritura dice: “Pero los impíos son como el mar agitado, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. ‘No hay paz’ —dice mi Dios— ‘para los impíos’.”  Algunos de nuestros corazones lucen así, ¿no es así? Agitados en la tempestad, no pueden estar quietos arrojando cieno y lodo. No hay paz porque nuestros corazones no son puros, ni están en calma delante del Señor.

Llegamos al versículo que es el fundamento de todo el salmo. “Espera, oh Israel, en el Señor, desde ahora y para siempre.” Este es un corazón confiado. Y te darás cuenta que este versículo está dirigido al pueblo de Dios, a Israel. Espera, Israel, en el Señor.

Pero no es solo para Israel. Es para mi. Tengo que poner mi nombre en ese versículo. Espera, Nancy, en el Señor. Tú pon tu nombre allí. Tu esperanza ha de estar en el Señor desde ahora y para siempre. Veo en este versículo una invitación, pero también una orden al mismo tiempo. Se me invita, se me exhorta a esperar en el Señor. Es una invitación. Pero también es una directriz. Espera en el Señor. No esperes en nadie más. Espera en Él.

Así que nos preguntamos, “¿Cuál es la manera de obtener quietud de corazón?” La manera es esperar en el Señor, poner toda tu confianza en Él,  apoyarte en Él. No puedo solo decirme a mi misma, “No voy a preocuparme más”, ¿no sería esto fantástico? Poder decir, “nunca más estaré ansiosa, ni tensa, ni estaré hiperventilando.”

No puedes esperar decir estas cosas y nunca más sentirte preocupada. Tenemos que deshacernos de esa inclinación, de esa tendencia a preocuparnos; pero para esto debemos sustituir la inclinación. La confianza en el Señor es lo que reemplaza la preocupación.

Así que en lugar de decir, “Ya no estaré ansiosa; no me voy a preocupar; no voy a tener esos pensamientos inquietantes en mi mente”—porque ahí te metes en otro remolino—mejor, cambia de enfoque. Confía en Dios. La confianza en el Señor reemplazará la confianza que tienes en tus circunstancias y  en las demás personas que buscas para encontrar satisfacción.

Así que, espera en el Señor vs cualquier otra cosa que estés buscando o esperando para devengar satisfacción. ¿Qué estás buscando para hacerte feliz, qué estás buscando para estar tranquila? Deja a un lado esas cosas. Deja a un lado esa confianza en esas cosas y espera en el Señor. La palabra esperar es una palabra activa.  A veces creo que la usamos más en un sentido más pasivo. Como por ejemplo, “espero que el clima mejore”, o “espero que mis hijos crezcan rápido”

Pero esta palabra en el lenguaje hebreo es una palabra activa. Significa el “esperar, ser paciente, permanecer, permanecer en algo, confiar en algo. Es una “esperanza activa, descansar, apoyarnos, esperar”.

Estoy pensando en ese viejo himno,  “Descansando en los brazos eternos,” poniendo mi confianza en Él. Le dije a alguien con quien estaba conversando el otro día, “El gobierno de este mundo está en Sus hombros.” Eso viene del libro de Isaías. ¿No crees que si los hombros de Dios son lo suficientemente grandes para cargar con el gobierno del mundo entero, que sus hombros no serán suficientemente grandes como para cargar con tus preocupaciones, con tus cargas? Espera en el Señor.  Echa tu carga sobre Él.

Una mujer me dijo el otro día mientras charlábamos y  mientras compartía algunos pensamientos de ansiedad dentro de ella conmigo, algunas  circunstancias que estaba enfrentando, “¿Cómo me deshago de esta ansiedad? Estoy enojada. Estoy desanimada. Estoy ansiosa. Sé que lo estoy.” Lo podía ver en su cara. Lo podía ver en sus lágrimas. Lo podía escuchar en su voz. Ella dijo, “¿Cómo me deshago de esto? Le dije, “Espera en el Señor.”

Isaías capítulo 26 versículo 3 dice: “Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.” Espera en el Señor. Eso es lo que dice Filipenses capítulo 4: piensa en las cosas que son puras, amables, buenas y verdaderas, para que la paz de Dios guarde tu corazón y tu mente, y te mantenga descansando calladamente en Cristo Jesús (versículo 8 parafraseado)

Lo que tienes que hacer es quitar los ojos del problema y ponerlos en el Señor. Yo le dije a esta mujer, “Ve al Salmo 131.” Le he estado diciendo a mucha gente esto recientemente. No sé cuál es tu circunstancia. Ve al Salmo 131. Memorízalo. Medita en él. Sigue repitiéndoselo al Señor.

Y no solo ese pasaje, pero otros pasajes también. Cántaselos al Señor. Canta himnos. Canta salmos. Canta canciones espirituales. Estas cosas me ayudan cuando mi corazón está apesadumbrado. Y cuida en lo que te estás apoyando, en lo que estás buscando para saciar tus necesidades.

Charles Spurgeon dijo acerca de este pasaje, “ Recuerda que donde esté tu tesoro allí estará tu corazón. Si ese tesoro es removido, tu corazón va a sentir dolor”. Porque estás apoyándote o dependiendo de otras cosas que no es el Señor. Él dijo, “El hombre que depende solamente de Dios y cuya esperanza está en Él, no tiene ni siquiera la mitad de problemas que aquél que tiene su apoyo y su dependencia aquí y allá, ¡y otros 50 lugares más! Cada apoyo terrenal será la causa o el motivo de angustia en un momento u otro”.

Y podrás preguntar, ¿qué son los apoyos terrenales?

Pudieras estar tratando de satisfacer tus necesidades con tu esposo.

Pudiera ser tu hijo(a).

Pudiera ser tu trabajo.

Pudieran ser las compras.

Pudiera ser la comida.

Pudieran ser los amigos.

Cualquier cosa en la que te estés apoyando, lo que sea que estés buscando para que llene las necesidades más profundas de tu corazón—eso será ocasión de angustia en algún momento u otro; a menos que estés apoyándote en el Señor. Él nunca te fallará. Nunca te angustiará. Nunca te quedará mal.

Hemos estado viendo el Salmo 131, y quiero que vayamos atrás para ver el salmo anterior. Estos en realidad son como salmos gemelos. Vamos a cerrar viendo el Salmo 130, el cual solo  amplía más acerca de esperar en el Señor. Tú cumples a plenitud el versículo 3 del Salmo 131, esperando en el Señor, cuando vives lo que dice el Salmo 130.

“Desde lo más profundo, oh Señor, he clamado a ti. ¡Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas. Señor, si tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer? Pero en ti hay perdón, para que seas temido  Espero en el Señor; en Él espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza. Mi alma espera al Señor más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la mañana.”

Esa es la imagen del vigilante nocturno que está en el medio del turno de la noche, y trata de tener los ojos abiertos, tratando de mantenerse despierto hasta el final de ese turno. Él está viendo la primera luz del amanecer. O como la madre en medio de la noche con un bebé llorando. Ella está a la espera de que llegue la mañana. Así es como mi alma aguarda al Señor.

Oh Israel, espera en el Señor, porque en el Señor hay misericordia, y en Él hay abundante redención; Él redimirá a Israel de todas sus iniquidades.

Leslie: ¿Estás intensa y desesperadamente apoyándote en el Señor? Nancy Leigh DeMoss nos ha estado mostrando cómo luce la vida dependiente. Su mensaje es parte de la serie Un corazón en quietud.

Si te perdiste de los mensajes anteriores de esta serie, puedes escucharlos al visitar www.Avivanuestroscorazones.com

Esperamos que esta serie te ayude a anclar tu corazón en la Palabra de Dios.

Cuando pasas tiempo con el Señor en oración y en Su Palabra, es como si estuvieras guardando reservas en la alacena para tiempo de crisis. Entérate por qué, mañana en Aviva Nuestros Corazones. Aquí está Nancy para cerrar la sesión en oración.

Nancy: Señor, Gracias porque puedes ser confiado. Gracias porque Tú nunca nos fallarás. La mano humana siempre nos fallará. Cualquier cosa, o quien sea que busquemos que no seas Tú, nos fallará. Pero Tú, Señor, Tú eres fiel. Podemos depender de Ti. Podemos descansar en Ti.  Tú eres todo lo que necesitamos, Señor. Tú eres pan y agua y vida y aire, y todo lo que necesitamos está en Ti. Así que, Señor, ayúdanos a esperar en ti, a tener nuestra esperanza en Ti, a apoyarnos en Ti, a fijar nuestros ojos en Ti, a confiar en Ti, este día y cada día, para siempre. Oro esto en nombre de Jesús. Amén

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

3/5 – Paz sobre el futuro

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Un Corazón de Quietud

3/5 – Paz sobre el futuro

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/paz-sobre-el-futuro/

Leslie Basham: Esta es Nancy Leigh DeMoss

Nancy Leigh DeMoss: Amamos a Dios mientras Él esté dándonos cosas en nuestras manos sucias, mientras podamos arrebatarle  las cosas que nos gustan. Pero entonces Dios empieza a abrir nuestras manos para tomar algunas de esas cosas de nosotros y empezamos a gritar y a llorar y como consecuencia nuestro corazón está de repente inquieto, demostramos que estábamos amando a Dios por Sus regalos y no por Él mismo.

Leslie: Este es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy: Hemos estado hablando durante los últimos días sobre el Salmo 131, y si tú estás en un lugar donde puedas obtener una Biblia y seguirnos, permíteme animarte a hacerlo. Ya les he compartido que este salmo se ha convertido en mi nuevo salvavidas en la vida.

Dios ha estado usando este pasaje en mi vida en los últimos días en algunos de los vaivenes y de las tormentas que están sucediendo a mí alrededor. Porque la vida es así. Hay tormentas, y Dios ha usado este texto como un salvavidas para mí. Lo estamos lanzando en esta serie esperando que sea también un salvavidas para ti.

Tal vez no estás en una tormenta en este momento, pero llegará el tiempo en que estarás. Este es un gran texto con el que debemos familiarizarnos.

He estado animando a la gente con las que he estado hablando en los últimos días a leer este salmo en cada traducción que pueden encontrar—quizás escoger una que les guste de forma especial—para memorizarlo, y luego citarlo todo el tiempo.

La primera traducción que use para memorizar este salmo años atrás fue la Reina Valera, así que he estado citando de esta traducción, así como de otras durante esta serie.

Permítame citar de nuevo el salmo, y entonces estaremos viendo hoy una determinada frase en el versículo 2. El salmista dice:

Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas. Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma. Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová. Desde ahora y para siempre. (RV60)

Ahora, hay una gran cantidad de dinamita en esos tres cortos versículos. Empezamos en la última sesión analizando el versículo dos, que habla de un corazón tranquilo, la elección consciente de calmar nuestras almas, independientemente de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

“Ciertamente me he comportado y me he aquietado…” “He compuesto mi alma.” “Me he calmado.” “Estoy más tranquila.” Las diversas traducciones usan diferentes palabras allí. «Como un niño destetado de su madre.» Y hablamos en la última sesión acerca de lo que significa ser un niño destetado, sobre lo que implica tener un corazón que es como un niño destetado.

No suelo hacer lo que voy a hacer ahora en Aviva Nuestros Corazones, pero hoy tengo que hacerlo. Una querida amiga que sabía que yo estaba estudiando este pasaje me envió algo por correo electrónico recientemente que es tan bueno que lo tengo que leer. Es largo, pero es una bella descripción de esta imagen de un niño destetado.

Está escrito por Nancy Wilson. Su esposo es pastor. Ella y su marido son ambos autores y tienen unos tremendos recursos disponibles sobre el matrimonio y la familia. Pero ella tiene una pieza que se llama «Un niño destetado.» Déjame que te lo lea, y creo que va a pintar esta imagen aún más bella para ti.

[Ella dice] ¿Cómo es un niño destetado? Un niño destetado puede comer otro alimento que la leche. Él ha pasado de la etapa de quejarse y llorar por la leche. Él ya no llora o se queja, y es capaz de estar con su madre sin preocuparse por el pecho o por la botella.

¿Cómo puede nuestra alma compararse con un niño destetado de su madre?

Un alma destetada es un alma que está cómoda, llena de gracia, está callada y está llena de paz. Puede descansar en los brazos de Dios sin inquietarse, sin luchar, o desear. Es un alma que ha sido entrenada y disciplinada para estar en quietud.

[Ella continúa diciendo:] Cuando tu alma está turbada y perturbada, debes aprender a calmarla y tranquilizarla. ¿Se inclina tu alma al pánico y a la lucha a la primera oportunidad, o has disciplinado tu alma a inclinarse al descanso y a la paz?

El destetar es un proceso gradual. [Dice Nancy Wilson, y ella es una mamá, así que ella sabe.] La madre comienza a disminuir la leche hasta que el niño ya no la necesita. El niño mira más allá de la leche y está seguro con la madre misma. Poco a poco el niño se vuelve capaz de estar sin leche, y finalmente, un día es completamente destetado.

Esta es la forma en que debemos enfocar nuestras almas. Tenemos que aprender a decir «no» a las pasiones impías que brotan en nosotros. Tenemos que aprender a identificar las cosas que nos inquietan. Tenemos que aprender a hablarle a nuestra alma palabras para consolarla y calmarla y dirigir nuestra vista hacia Cristo.

[Ella sigue diciendo:] Tenemos que empezar por disciplinar nuestra alma cuando está descontenta, frustrada, cuando exige atención, o cuando está atribulada de alguna manera. Debemos asumir la responsabilidad por el estado de nuestra alma y tener el objetivo en mente de destetar a nuestra alma.

Considera estos ejemplos. Podrías despertarte en la noche y comenzar a preocuparte por algo. Medita en este versículo. ¿Está quejándose tu alma como un bebé infeliz? Tal vez tu marido está de viaje y te preocupa estar sola. ¿Puedes calmar tu alma recordándote a ti misma de las verdades de la Escritura y de la fidelidad de Dios?

Eso es lo que he descrito a menudo como el aconsejar a tu propio corazón, según la Palabra de Dios. A veces tengo que decir a mi alma: «Alma, ¡Dios es bueno!» Solo tengo que hablar la verdad a mi alma, acordarme de que Dios sabe lo que está haciendo. No estás a cargo del mundo. Suelta y deja que Dios se encargue.

David tuvo muchas pruebas y dificultades, sin embargo, fue capaz de calmar su alma. Deja que tu alma encuentre consuelo en Dios y no en todos Sus beneficios externos.

¿Y, acaso no es cierto? Y permítanme decir algo aquí. Tendemos a ser amantes por paga de Dios— Amamos a Dios mientras Él esté dándonos cosas en nuestras pequeñas manos sucias, mientras podamos arrebatarle las cosas que nos gustan: tesoros, bisutería, adornos, felicidad, experiencias buenas y familias felices. . . Siempre y cuando todo esté funcionando y Dios nos de lo que queremos y nada es difícil y nada nos está estresando o estirando, oh, nosotras amamos a Dios.

Pero entonces Dios empieza a abrir nuestros dedos apretados y nuestras manos y empieza a tomar algunas de esas cosas de nosotros y empezamos a gritar y a llorar y nuestro corazón está de repente inquieto, demostramos que estamos amando a Dios por Sus regalos y no por Él mismo.

Tú dices: «¿Por qué Dios nos quita cosas?» Porque Dios sabe que Él es más grande y más rico que cualquier otra cosa que nos podría dar. Él quiere que lo amemos a Él mismo, que lo  amemos por quien Él es, y que encontremos consuelo en Él mismo y no en todos Sus beneficios externos.

Nancy Wilson continúa,

Considera los tiempos de prueba como oportunidades para que tú destetes tu alma. Y sé agradecida. Aliméntate en las promesas de Dios, y no te quejes por lo que Él no te ha dado.

Una vez que entendamos este concepto, vamos a identificar nuestro propio comportamiento no destetado, sentiremos vergüenza de reconocer nuestra condición de niños no destetados. Pero entonces podremos empezar, de manera humilde, a calmar y aquietar nuestras almas y destetarlas de los cuidados y preocupaciones que tan fácilmente nos distraen. Entonces podemos unirnos al salmista cuando dice: “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, Como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.”

¿No es eso bueno? Eso realmente me ministró, y pensé que te ministraría a ti también. Así que tenemos que preguntarnos, en nuestras respuestas, nuestras respuestas naturales e intuitivas a las presiones de la vida y a los problemas y a los desafíos, ¿somos más bien como un niño no destetado, un niño que está siendo destetado, o un niño ya destetado?

Si nuestros corazones no están todavía destetados, vamos a querer esto y aquello, y vamos a luchar con Dios cuando no nos lo da. Y como resultado, no vamos a tener una buena relación con Dios.

Pero una vez que nuestros corazones han sido destetados, decimos: “Señor, yo te lo dejo a ti. Si eso es lo que te agrada, entonces eso es lo que me agrada.” Y entonces la lucha ha terminado. Nuestra alma se aquieta, y nos comportamos como niños destetados.

Cuando nuestros corazones son destetados, podemos confiar en que Dios envió a esa persona en mi vida y permitió a esa persona hacerme eso, eso que ha preocupado a mi corazón. Cuando mi corazón es destetado, puedo aceptar las palabras duras y cosas las desagradables que vienen a mi vida, y confiar que son filtradas a través de los dedos y de las manos amorosas de Dios. Entonces yo ya no estoy enojada.

Si Dios decide traer mejores circunstancias a mi vida,le digo, “Gracias, Señor. ¡Qué bendición! Estoy muy agradecida.” Pero si Dios no cambia mi situación, le digo, “Gracias, Señor. Estoy bendecida. Estoy agradecida. Tú sigues siendo bueno.” De cualquier manera yo no culpo a Dios. No culpo Su providencia.

• No estamos hablando aquí solo de ser apático o indiferente.

• No estamos hablando de una vida fácil que está libre de problemas.

• No estamos hablando acerca de huir de nuestros problemas, enterrando la cabeza en la arena, o haciendo como que no tenemos problemas.

• No estamos hablando tampoco de solo medicar o anestesiar el dolor, como para no sentir nada, que es lo que muchas mujeres están haciendo hoy.

Permítanme citar una vez más el libro de François Fenelon que cité en la última sesión, su libro “El corazón que busca” (disponible en inglés), uno de mis libros devocionales favoritos. Él dice:

La paz interior viene con una absoluta rendición a la voluntad de Dios. Es necesario llegar a una simple quietud de espíritu que viene de entregarle todo a Dios. La razón por la que te sientes tan agitada es que no aceptas todo lo que te sucede con la plena confianza en Dios. En el momento que dejes de querer que las cosas sean a tu manera, estarás libre de tanta preocupación y pesar.

Déjame leer esta última frase una vez más: “En el momento que dejes de querer que las cosas sean a tu manera, estarás libre de tanta preocupación y pesar.

¿Podrías levantar tus manos al Señor y decir: “Señor, hazlo a Tu manera. Me rindo. Rindo control. Te doy estas cargas y preocupaciones. Renuncio. Tranquilizo mi corazón. Acepto lo que Tú traigas a mi vida este día como algo que viene de Ti. Me comporto y me calmo como un niño destetado de su madre.”?

Nancy: Quiero hablar sobre algunas de las cosas que intranquilizan nuestros corazones. Vivimos en un mundo en crisis, y solo aquellos que son hijos de Dios, quienes tienen a Cristo viviendo en ellos, pueden realmente tener un corazón pacífico y tranquilo continuamente en un mundo que está convulsionado. Tenemos dificultades y problemas en la vida de cada persona. ¿Cómo puedes tener un corazón en quietud?

Bueno, una de las cosas que ayuda es identificar las cosas que intranquilizan nuestros corazones. Nuestro corazón se inquieta fácilmente sobre el pasado, y a veces eso es lo que nos mantiene en agitación.

A lo mejor son ofensas que se han cometido contra nosotras. Puede ser algo que sucedió hace 30 años, pero todavía mantiene tu corazón en ese estado de agitación: la forma en que un padre te habló o te trató, la forma en que una madre te habló o te trató.

Pueden ser cosas del pasado que son tu propia culpa, los pecados que has cometido, cosas que lamentas, las cosas que hiciste hace años que te siguen atormentando y te siguen afligiendo, y tu corazón como resultado se inquieta. Nuestros corazones pueden ser intranquilizados sobre el pasado.

Pero nuestro corazón también se inquieta por las circunstancias presentes: circunstancias, tareas desafiantes que están más allá de nuestra capacidad humana. Eso es lo que siento acerca de Aviva Nuestros Corazones la mayor parte del tiempo. «Señor, yo no soy capaz de hacer esto.» Y dice Dios: «Sí, lo sé. Es por eso que me necesitas. Eres débil, pero Yo soy fuerte.»

El presente me inquieta. Nos inquietamos sobre las personas con las que tenemos que vivir, con las personas que tenemos que trabajar, con las decisiones que tenemos que hacer, por lo que está sucediendo en nuestro país, lo que está sucediendo en nuestro mundo.

Entonces también nos inquietamos, por el futuro, el «qué pasaría si», lo desconocido. «¿Qué va a pasar si la empresa de mi marido hace recortes y él pierde su trabajo? ¿Y si mi madre le da Alzheimer? ¿Qué pasaría si mi hijo termina en  drogas? ¿Qué va a pasar en el mundo? »

Algunas de estas cosas son temores muy reales. Quiero decir, algunas de estas cosas pueden suceder. Algunas de estas cosas van a suceder. No han pasado aún, pero vivimos con corazones inquietos acerca de «¿Qué sucederá si ocurren?»

He estado citando en esta serie del libro de Fenelon, “El corazón que busca”. Me encanta este libro devocional, y Dios lo ha utilizado muchas veces para calmar mi corazón.

En este libro, y por cierto, este libro fue escrito allá por la década de los 1600, pero estas palabras son tan poderosas y tan prácticas hoy también. Fenelon dice: «No estés tan preocupado por el futuro». Él escribió estas palabras, a propósito, a personas reales que estaba ministrando. Eran cartas, y a veces siento que él estaba pensando en mí y que conocía mis circunstancias de la vida cuando estaba escribiendo estas cosas. Él dice:

“No estés tan preocupado por el futuro. El futuro le pertenece a Dios. Él está a cargo de todas las cosas y se hará cargo de ti por completo. Si tratas de adivinar lo que va a suceder, solo te preocuparás y anticiparás problemas. Vive cada día como viene. Cada día trae su propio bien y mal, pero lo que parece malo se convierte en bueno si lo dejas en manos de Dios.”

Y él sigue diciendo, “Descansa en las manos de Dios. El futuro es de Dios. Vive con Dios en el momento presente. Vive tu vida cada día en la presencia de Dios. Él te dará todo lo que necesitas.”

Esas palabras suenan muy parecidas a unas que leemos en la Escritura.

El texto es Filipenses capítulo 4 versículos 6-7 dice.

No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará tu corazón y tu mente mientras vivas en Cristo Jesús. (Parafraseado, NTV).

Luego pienso en las palabras del apóstol Pablo al final del capítulo 8 de Romanos que dicen: “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (NTV, ver versículos 37-39)

Esas son las promesas de la Palabra de Dios. Tómalas, aférrate a ellas, agárralas. Deja que tranquilicen tu corazón.

Deja que tranquilicen tu corazón cuando la gente te ofenda, cuando otros hablen contra ti, cuando otros mientan contra ti, cuando hay más en tu lista por hacer que lo que puedes manejar. Cuando no sabes qué hacer, pídele a Dios. Deja que tu corazón esté tranquilo para que puedas oírlo hablar.

Aprende a tranquilizar tu corazón en cada circunstancia y etapa de la vida. Cuando tu computadora se descompone, como la mía lo hizo la semana pasada —y te voy a decir algo, yo no tuve un corazón en calma cuando esto ocurrió—pero ese es un tiempo para tranquilizar tu corazón de acuerdo a la verdad de la Palabra de Dios.

Tranquiliza tu corazón en la estación de la vida que es la soltería, mientras  estás esperando “El Príncipe Azul.” Tranquiliza tu corazón en la temporada de los niños, o tal vez cuando estás anhelando los niños, o cuando tienes niños.

Hablé con una mujer no hace mucho que había deseado niños durante años y no había podido tenerlos. Ella acaba de tener uno. Ella ahora tiene un bebé de 8 semanas de nacido, y ella dice: «Es un gran ajuste.» Ella tiene que calmar su corazón ahora con un bebe de 8 semanas de edad, al igual que ella tuvo que calmar su corazón cuando ella anhelaba tener niños y Dios no le daba ninguno.

Tranquiliza tu corazón en la temporada de la vida del nido vacío, cuando te puedes sentir inútil o innecesaria o insegura. En tiempos de pérdida de empleosde presión financieraen el dolor físico crónico, en el proceso de envejecimiento cuando ves esas canas y arrugas y la audición y la vista empiezan a no ser exactamente lo que eran. . . tranquiliza tu corazón.

Tengo una amiga que fue invitada a ir a bucear a las costas de Florida con un amigo de ella. Lo llamaré Pablo a él. En un momento en que estaban en el agua disfrutando de las muchas variedades de peces hermosos, mi amiga dijo (y yo voy a leer lo que ella me escribió acerca de esta experiencia):

“Vi un movimiento a varios pies debajo de mí, y volteando la cabeza, vi a un tiburón toro a mi derecha. Mientras toque el hombro de Pablo y señalé hacia nuestro nuevo compañero, me di cuenta de otros dos en el otro lado de nosotros. Luego me enteré que había cuatro.

Sin decir una palabra, Pablo tranquilamente tomó mi mano y me dirigió hacia la orilla. Los tiburones nos siguieron casi hasta la orilla. Cuando llegamos a la arena, de repente me di cuenta que no había sentido miedo. Yo tenía confianza en Pablo, que había estado buceando y nadando desde la infancia. Con él a mi lado, me sentía protegida.

La verdad es que por muy buen nadador y buceador que Pablo pudiera ser, él no hubiera podido salvarme si los tiburones hubieran atacado. A pesar de ello, tenía plena confianza en él. La verdad es también que Dios es todopoderoso, y Él controla todas las cosas. Al pasar por esta vida no hay razón para temer, aunque esté rodeada de “grandes tiburones” porque sé que Dios siempre está a mi lado.”

Ella termina diciendo: Quiero navegar por este mundo cerca de Él, con mi mano débil y pequeña, pero tomada de Su gran mano.

El salmista dice: “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma”. No sé qué «tiburones» están alrededor de ti en este momento, y si no hay ahora, habrá épocas en que si los habrá.

Pon tu mano en la mano de tu Padre. Él sabe lo que está haciendo. Los tiburones no son gran cosa para Él. Él puede manejar los tiburones. Él puede manejar los maridos. Él puede manejar los niños. Él puede manejar trabajos. Él puede manejar huracanes y tornados. Él puede manejar terroristas. Él puede manejar lo que está en Tu lista de cosas que hacer hoy que inquietan tu corazón. Él puede manejarlo.

Pon Tu mano en la suya, no lo sueltes. Confía en el Señor. Pon tu esperanza en Él, y llegarás segura a la orilla.

Leslie: No tienes que preocuparte por el futuro, solo tienes que confiar en la única Persona que realmente sabe lo que el mañana contiene. Nancy Leigh DeMoss ha dado un importante recordatorio de eso hoy.

Ella ha estado en una serie llamada, Un corazón en quietudEstos mensajes llegan a mujeres en una variedad de situaciones, muchas de ellas estresantes. Por ejemplo, una taxista llamada Darlene mandó un correo electrónico a Nancy.

Nancy: Eso fue tan dulce. Esta mujer estaba conduciendo su taxi un día y se encontró con Aviva Nuestros Corazones en la radio. Ella escribió y me dijo: “Nunca voy a olvidar ese programa”. Entonces ella seguía escuchando cada día de la semana, incluso cuando había pasajeros en el taxi.

Ella dijo: “Aviva Nuestros Corazones me ayudó en muchas situaciones y me abrió los ojos a nuestro Señor”.

Bueno, cuando grabamos una serie como Un corazón en quietud, no hay manera de que podamos anticipar todos los lugares donde el mensaje llegará, pero es muy alentador para mí pensar en una conductora de taxi y los pasajeros escuchando la Palabra de Dios en medio del bullicio de la vida del día a día.

Algunas de nuestras oyentes apoyan Aviva Nuestros Corazones en este proceso, y dan los fondos para que nosotros sigamos en el aire. Así que cuando tú contribuyes con Aviva Nuestros Corazones, no tienes ni idea de todas las vidas que se verán afectadas—en taxis y en muchos otros lugares también. Así que pídele a Dios que te dirija en la forma cómo pudieras contribuir con nuestro ministerio.

El número para llamar es el 1-800-569-5959, desde EE. UU. o Canadá, o si lo prefieres, simplemente visítanos en línea en www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Leslie: Es casi imposible hacer que dejes de pensar en algo a menos que un tema más interesante llegara a captar tu atención. Este concepto es importante a la hora de preocuparse. Descubre por qué mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Me Rindo Ante Ti, Esperanza de Vida, Me Has Hecho Libre ℗ 2007 CanZion Group LP.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

2/5 – Cómo elegir la calma en medio de la tormenta

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Un Corazón de Quietud

2/5 – Cómo elegir la calma en medio de la tormenta

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/como-elegir-la-calma-en-medio-de-la-tormenta/

Leslie Basham: Esta es Nancy Leigh DeMoss

Nancy Leigh DeMoss: No está mal preguntar por qué.

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín. Nancy continúa la serie llamada Un corazón en quietud.

Nancy: Quiero invitarte a que en estos días me acompañes a meditar en el Salmo 131, a internalizarlo, a hacerlo parte de tu manera de pensar, parte de tu respuesta. Son solo tres cortos versículos, pero ¡qué ricos son! Estamos estudiando estos versículos para aprender cómo tener y cómo mantener un corazón en calma.

Permíteme leer el pasaje. Salmo 131 versículo uno dice:

“Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; [Habíamos dicho que esa es la actitud de humildad, y luego vimos la actitud del corazón de sencillez y simpleza]. Ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma, espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre.” (RV 1960).

Estamos enfocándonos en la segunda parte del versículo 1, y esta es una frase que se ha convertido en una parte muy importante de mi vida. Es simplemente grandiosa, y vuelvo a ella una y otra vez. Yo no ando en cosas demasiado grandes o demasiado sublimes para mí. Quisiera que nos enfoquemos hoy en una ilustración del Antiguo Testamento, donde alguien aprendió de la manera más dura a no andar en cosas grandes o demasiado altas para él.

Es el personaje del Antiguo Testamento llamado Job. Ya conoces la historia y no tengo que narrarte mucho de lo que le sucedió. Sabes que este es un hombre que soportó enormes sufrimientos, la pérdida de sus posesiones, la pérdida de su familia y de su salud. Y cuando todas esas catástrofes tocaron la vida de Job, su primera respuesta, según leemos en los primeros capítulos del libro que lleva su nombre, fue tener un corazón quieto y un corazón confiado.

Digo, es un ejemplo increíble. Él dijo, “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” Y dice la Escritura que en esos primeros días, Job no pecó con su boca. Él no acusó falsamente a Dios. Él dijo, “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? Dios es Dios. Él puede hacer como le plazca” (paráfrasis de Job 1:21-22; 2:10).

Eso es un corazón en quietud. Eso es un corazón confiado. Eso es lo que vemos en Job cuando inició su sufrimiento. Pero el reto a veces no está en la primera oleada de sufrimiento.

El padre de un amigo falleció repentinamente la semana pasada, y le pregunté, ¿Cómo estaba su madre? Él dijo, “Bueno, ahora mismo está muy bien. Porque está acompañada. Con ella está la familia y los amigos. Es una crisis. Es una emergencia. La adrenalina está alta. Ella está bien.

La prueba realmente es ¿cómo te sientes a lo largo del camino?

¿Cómo te sientes cuando el sufrimiento no cesa?

¿Cómo te sientes cuando tu cónyugue no regresa?

¿Cómo te sientes cuando se trata de un dolor crónico, o de un sufrimiento crónico, o de problemas crónicos?

Bueno, mientras Job se adentra en el sufrimiento y este continúa, él comienza a tratar de entender los propósitos de Dios para su sufrimiento y para su dolor. Mientras conversa con sus supuestos amigos, éstos comienzan despertar pensamientos ansiosos dentro de Job, y él termina muy agitado.

Job comienza con un corazón quieto, pero entonces comienza a cuestionar a Dios, a sus amigos, a sí mismo, y a cualquiera que le escuchara, todas esas preguntas que inundaban su mente. Todo se resume en la pregunta por qué. ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué esto? Lo que ocurre mientras continúa el libro es que Job comienza a tratar de entender cosas que son inimaginables. Y como no puede entender, en vez de contentarse con el misterio…

Pero ahora, siendo justos, ten en mente que él es un hombre que se encuentra en una gran miseria. Pero en lugar de abandonar sus preguntas y sus respuestas a Dios, él comienza a luchar con Dios. Él comienza a lanzarle a Dios sus preguntas una tras otra.

Lo frustrante de todo es que Dios no le responde. Así que él continúa haciendo preguntas. Esta situación se mantiene durante la mayor parte de los primeros treinta y tantos capítulos del libro. Finalmente llegamos al capítulo 38, a partir del versículo 1 , donde finalmente Dios le contesta a Job.

Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. (RV 1960).

Así que Dios responde a las preguntas de Job diciéndole, “Job, yo tengo mis propias preguntas. Ahora dime si conoces las respuestas.”

Comenzando desde el capítulo 38 en adelante, Dios le da a Job un examen exhaustivo. ¡Pero uno bien difícil! Allí hay 55 preguntas, y es una detrás de la otra. El otro día mientras las leía, me imaginaba esas máquinas de lanzar pelotas en la caja de bateo, donde las pelotas no paran de salir —a no sé cuántas millas por hora— ¡y vienen bien rápido! Es como que un niño pequeño esté recibiendo estas bolas a 80 millas por hora. Él no va a poder batear ninguna. Es simplemente imposible.

Las preguntas seguían llegando. Dios continuaba lanzándole a Job pregunta tras pregunta. “Job, ¿Dónde estabas tú cuando yo ponía los planetas en órbita? ¿Dónde estabas tú cuando yo plantaba los fundamentos de los océanos y de la tierra? Job, ¿Dónde estabas tú cuando yo encendí la luz? Job, ¿dónde estabas cuando todo era oscuridad?

Él comienza a hacer todas estas preguntas acerca de la naturaleza, acerca del mundo físico y sobre las cosas que vemos cada día y damos por sentado. “Job, ¿puedes explicar la lluvia? ¿Puedes explicar el granizo? ¿Puedes explicar cómo funciona el sol? ¿Puedes explicar el eclipse que sucedió anoche? Job, respóndeme a Mí esas preguntas.”

Y Job está sin palabras. Bueno, luego de las primeras 40 preguntas,  llegamos a Job capítulo 40 el versículo 1, “Además respondió Jehová a Job, y dijo: ¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto.” Es como si Job estuviera tratando de encontrar aliento. Comenzando con el versículo 3 del capítulo 40,

Job le responde al Señor, “He aquí que soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, mas no responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar.”

“¡Dios, ya puedes parar la máquina de lanzar pelotas!” Pero Dios no ha terminado. Aún tiene unas cuantas preguntas más. Él quiere asegurarse de que Job conoce quién es Dios y quién no; así que vuelve a lanzar las pelotas hacia Job. “Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás. ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?” (Job 40: 7-8)

Y ahora vienen 15 preguntas más, una tras otra, cada una más difícil que la anterior sobre el mundo creado, sobre toda clase de animales de los cuales nosotras no hemos oído ni sabemos cómo son. Dios lo que quiere es que Job vea que hay muchas cosas que no podemos comenzar a entender. No trates de pensar que puedes entender la razón de este sufrimiento.

Entonces llegamos a esa gran declaración de confesión y arrepentimiento en Job capítulo 42, comenzando desde el versículo uno.

Entonces Job le respondió al Señor y le dijo, “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. [Tú lo dijiste, oh Dios] ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. [Me dijiste] Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás.» (Versículos 1-4).

[Entonces Job le dice a Dios], “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.” (Versículos 5-6)

No está mal preguntar por qué, pero ¿estás tú preguntando con esa agitación y ese impulso que dice, “Dios, si no me explicas esto no te amaré, no confiaré en ti, no te obedeceré?” O estás haciendo la pregunta con ese corazón que busca diciendo, “Dios, quiero conocer más de ti. Quiero conocer más de Tus caminos, quiero entender lo que Tú quieres mostrarme a través de esto. Pero si tengo que vivir con el misterio y con las interrogantes, por el resto de mi vida, aun así voy a confiar en Ti, voy a obedecerte, voy a amarte.”

¿Acaso necesitas arrepentirte, como lo hizo Job, de andar tras grandezas y tras cosas demasiado sublimes para ti? Romanos capítulo 11 los versículos 33-36 lo dice de esta manera:

“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Y la conclusión es la doxología: Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (RV 1960).

¿Entonces, qué haces con tus dudas? ¿Qué haces con aquello que ignoras? Luchas y te afanas, o dices, “Señor, Tú eres Dios; yo no. Las riquezas de tu conocimiento y Tu sabiduría son demasiado grandes para mí. Son insondables e inescrutables. Yo no puedo conocer Tu mente. Yo no puedo aconsejarte. Tú no me debes explicaciones.

“Así que Señor, descanso en el misterio. Estoy contenta con el misterio, y sé que lo que sea que estés haciendo en mi vida con esta situación, viene de Ti; y por Ti y para Ti son todas las cosas. Lo que realmente me importa es saber que la gloria será tuya y confío en que así lo harás.”

Leslie: Nancy Leigh DeMoss nos ha invitado a ver la historia de Job. Su fidelidad te dará perspectiva en cualquier situación que estés atravesando. Este mensaje es parte de la serie llamada, Un corazón en quietud. Puedes escuchar la serie completa o leer la transcripción visitando www.AvivaNuestrosCorazones.com. Ahora Nancy regresa con la segunda parte del programa de hoy.

Nancy: No hace mucho que recibí un correo electrónico de una oyente que decía, “Mi vida es un desastre: mi relación con Dios, con mi esposo, en mi hogar, en el trabajo, en todo. No sé por dónde empezar. Estoy tan ansiosa que no puedo pensar claramente. ¿Podrías ayudarme?

¿Alguna de ustedes escribió ese correo? El pasaje que estamos estudiando en esta serie, solo un corto salmo, el Salmo 131, contiene una ayuda inmensa para personas como la mujer que escribió este correo, y para gente como tú y como yo.

Permíteme leer el salmo nuevamente, y luego volveremos a donde lo dejamos la última vez. El salmista dice, “Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron.” Habíamos hablado de la actitud de humildad. “Ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí.” Esta es una actitud de sencillez y simpleza.  Él continúa diciendo en el versículo 2, “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre, mi alma está como un niño destetado” Y luego el tercer versículo dice: “Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre.” (RV 1960).

Hoy, y en la próxima sesión, queremos enfocarnos en el versículo 2. “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre”. ¿Un corazón en quietud? El salmista dice, “He calmado y acallado mi alma.” Y muy frecuentemente eso es lo que necesitamos en este mundo tan ocupado, frenético y agitado en que vivimos. ¿Cómo puedes tener un corazón en quietud?

En este versículo yo veo que tener un corazón tranquilo requiere de una elección consciente. No es algo casual. Él dice, “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma”. Tomé una decisión. Fui proactivo en cuanto a esto. Le hablé a mi corazón. Es ahí donde necesitamos aprender a aconsejar a nuestros corazones para decirles, “Corazón, quédate tranquilo”. Es una elección consciente. Él dice, “En verdad,” como si hiciera un voto. Un escritor dijo sobre este salmo, “Él está obligado y decidido a luchar contra su alma rebelde”. Y me gusta eso, porque a veces mi alma se pone realmente rebelde.

Ahora, yo estoy aprendiendo algo y lo estoy viendo en este salmo, y es que tú tienes que aquietar tu propia alma. Nadie puede hacerlo por ti. Tenemos la tendencia a querer que venga alguien y lo arregle, o que nos ayude a mejorar. Y la gente nos puede animar; ellos pueden guiarnos hacia el Señor, pero al final de cuentas somos nosotras que tenemos que decirle a nuestras propias almas, “Alma, quédate callada. Tranquilízate. Espera en el Señor”.

Sabes,esta quietud tiene que suceder dentro de nosotras, a menudo tendemos a pensar, “Si las cosas externas a mí, las circunstancias externas en mi vida cambiaran —si solo mi esposo esto o aquello, o si tuviera un esposo, o si solo mis hijos tal cosa, o si nuestra casa estuviera en otro lugar, o si fuera de otro tamaño, o si mi trabajo fuera este, o si mi jefe fuera así, o si solo sucediera tal cosa —entonces no sentiría tanta confusión dentro de mí.” Pero, ¿sabes qué? La tormenta realmente se encuentra dentro de nuestros corazones. “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma”.

Ese es un cambio que tiene que ocurrir adentro, porque yo he aprendido que tú puedes cambiar todo tipo de circunstancias en la vida y, aún así, tu alma continuar en agitación. Y por el otro lado tú puedes tener toda clase de tormentas alrededor de ti, y aún así tener un corazón tranquilo, porque la paz depende de lo que pasa dentro del corazón.

Así que me estoy dando cuenta de que lo que tengo que hacer con mi propio corazón es decirle, ¡“Cállate”!¡Aquiétate! ¡Cálmate! ¡“Shhh”! Ahora, a veces nosotras tenemos la tendencia a pensar que no tenemos ningún control sobre nuestros corazones y que no podemos hacer nada respecto a cómo nos sentimos. Que no podemos hacer nada sobre lo que sentimos o pensamos.

Hay un libro que me ha sido de gran bendición durante años, y lo he leído en diferentes estaciones de mi peregrinar espiritual. Lo estoy leyendo ahora mismo nuevamente porque lo necesito otra vez. Su autor es un antiguo místico cristiano llamado Francois Fenelon. El libro se llama “The Seeking Heart”  (El corazón que busca—está disponible en inglés). Es uno de mis devocionales favoritos, y sus escritos solo abarcan una, dos, o tres páginas, y lo puedes leer en pequeñas dosis.

Una de las cosas que Fenelon dice en su libro, refiriéndose al no poder controlar nuestros pensamientos es:

“Ruega a Dios por calma y reposo interior. Yo sé lo que estás pensando —que controlar tu imaginación no depende de ti. Discúlpame por favor, ¡pero depende muchísimo de ti! Cuando cortas todos los pensamientos inquietos e improductivos que sí puedes controlar, vas a reducir enormemente aquellos que son involuntarios. Dios guardará tu imaginación si tú haces tu parte en no alentar tus pensamientos caprichosos.”

Tenemos que refrenar nuestras almas y bajo el control del Espíritu‍ Santo tomar las riendas y decir, “Alma, cálmate. Mente, cálmate.” No permitas que tu alma vaya allá. “No me voy a ejercitar en cosas demasiado grandes o demasiado sublimes para mí.”  Él dice, “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre. Como un niño destetado está mi alma”.

Piensa en un niño que depende de la leche de su madre, del pecho de su madre. Llega un punto, cuando el niño crece y madura, y entonces necesita ser destetado. Pero como sabrás si lo has hecho, el destete es un proceso. No es algo que sucede de la noche a la mañana. No siempre es fácil,  a veces implica una lucha.

El infante piensa. “¡No puedo vivir sin esto! ¡Necesito la leche de mi madre; necesito el pecho de mi madre!” así que en el proceso del destete, el niño podría quejarse y llorar; porque se le está quitando algo sin lo cual él cree que no puede vivir. El niño que no ha sido destetado, o aquel que está en el proceso del destete, puede ser muy demandante. Tiene que ser a su manera. Sabes que es inherente en los niños—y en los adultos que piensan como niños—el pensar naturalmente, “Lo quiero, y lo quiero ahora”, y no estar satisfechos hasta que se les de exactamente lo que quieren.

Pero una vez que el niño ha sido destetado, se le puede ver contento. El niño está contento con cualquier cosa que la madre le provea. El niño está tranquilo. Porque él confía en que la madre le dará lo que él necesita. Ahora, no solo los niños necesitan ser destetados. Nosotros también necesitamos serlo— adultas, hijas de Dios, creyentes. Mientras crecemos espiritualmente, Dios comienza a través de un proceso a quitarnos cosas sin las que creemos que no podríamos vivir: objetos, comodidad, el deseo de que la vida funcione como yo entiendo. Ese instinto infantil que dice, “La vida tiene que funcionar a mi manera, y tiene que ser ahora.”

Dios tiene que destetarnos y llevarnos al lugar donde podemos vivir sin esas cosas de las que dependíamos como niños espirituales. Si nuestra alma es como la de un niño lactante, nuestra alma será demandante, impaciente; estará ansiosa y estresada. Nuestro interior se inquieta, y nuestras mentes se vuelven ruidosas, perturbadas. ¿Sabes lo que es tener un espíritu tumultuoso y sentirse inclinada a llevar un estilo de vida obsesivo?

Algunas de nosotras somos perfeccionistas: primogénitas, perfeccionistas, con esas tendencias obsesivas. Esas son tendencias de un niño lactante. “El mundo tiene que funcionar a mi manera”. Pero si tu alma es como un niño destetado, tu corazón estará calmado; estará tranquilo. La imagen ilustra el descanso que viene después de la batalla. Primero el conflicto, la batalla y luego “ahh” el descanso. Estoy contenta. Ya no estoy ansiosa.

Un escritor dijo, “Tú solías ser ruidoso, inquieto y demandante. Ahora te sientas tranquilo”. Esa es la figura de un niño destetado. Es simple, él no tiene que resolverlo todo. Ahora él confía.

Hace poco yo estuve conversando con una madre que sentía que tenía el peso del mundo sobre sus hombros, y ella estaba muy emotiva, compartiéndome algunas cosas de su vida y desahogándose conmigo. Mientras estábamos hablando, su hija de cuatro años se le acercó, inconsciente de lo que estaba sucediendo en ese mundo adulto. Ella simplemente se colocó debajo del brazo de su madre, y se anidó a su lado. Era un cuadro muy bello de confianza, descanso y contentamiento.

Luego que la niña se retiró, le dije a la madre, “Así es que Dios quiere que estés, tal como tu niña está contigo, anidada, confiada, descansada, descomplicada —con la fe simple de un niño”. Pero eso es muy diferente de como nosotros solemos manejar las situaciones, ¿no es así? Nosotros queremos el control; queremos resolverlo todo, manipularlo todo, y pelear.

Mi nueva palabra es “hiperventilar”. Así es como me encuentro frecuentemente. El caos en mi mente comienza a salir, y yo comienzo a hablar más rápido y a decir más; mi tono se eleva y el volumen también. Es así como se manifiesta mi estrés cuando me siento responsable de todo. Ese no es un corazón en quietud. Eso no es un niño destetado.

Un niño destetado significa aquietar mi corazón, estando tranquila en la presencia de mi Padre, confiando en Su sabiduría y amor. No es el tipo de confianza que imagina que los problemas no existen, sino la confianza en que nuestro Padre entiende lo que nosotras no entendemos; que Él puede ver lo que nosotras no vemos, y que Él puede manejar lo que nosotras no podemos. Es confíar en que Él tiene completo control de la situación.

Leslie: Nancy nos ha ayudado a ver cómo tener un corazón en quietud a pesar de las circunstancias. Si este mensaje o el mensaje general de Aviva Nuestros Corazones ha sido de ayuda y aliento para ti y quisieras colaborar con nosotros ayudándonos a continuar invirtiendo en la vida de las mujeres a través de estos programas, visítanos en www.AvivaNuestrosCorazones.com, o llámanos al 1-800-569-5959. De nuevo, gracias por tus oraciones, tus palabras de aliento, y tu cooperación económica, mientras llamamos a las mujeres a experimentar libertad, plenitud, y abundancia en Cristo.

¿Alguna vez te has preocupado por el futuro? Mañana, Nancy nos muestra cómo tener un corazón tranquilo, aun cuando no sabemos lo que está por delante. Por favor, regresa a Aviva Nuestros Corazones.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

1/5 – El corazón de humildad y simplicidad

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Un Corazón de Quietud

1/5 – El corazón de humildad y simplicidad

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/el-corazon-de-humildad-y-simplicidad/

Leslie Basham: Antes que comience el programa de hoy de Aviva Nuestros Corazones, Nancy Leigh DeMoss te dirá acerca de un recurso que ha aquietado su corazón.

Nancy Leigh DeMoss: Si tu vida es parecida a la mía, te encontrarás necesitando dosis frescas, mega dosis, de la paz de Dios día tras día, semana tras semana.  En un día como hoy cuando paso varias horas en el estudio y luego me reúno con nuestro personal por un par de horas más, necesito la paz de Dios para ayudarme a enfocarme mientras otras decisiones, demandas, y plazos me están presionando.

Hoy vamos a ir a la Palabra de Dios para encontrar esa paz en una serie llamada, Un corazón en quietud.  Estoy tan agradecida de que la Palabra de Dios provee una dosis diaria de la paz de Dios que todas necesitamos.

Leslie: Estás escuchando  Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Calmado.  En paz.  ¿Describen estas palabras tu corazón?  Podrían hacerlo cuando escuches a Nancy describirlo en una serie que comenzaremos hoy.  Se titula, Un corazón en quietud.

Nancy: No hace mucho tiempo estábamos pasando por algunos cambios en nuestro ministerio, por algunas dificultades.  Estos cambios estaban trayendo algunos retos, y yo estaba sintiendo como que las aguas estaban un poco agitadas.

Durante ese tiempo llegó a mis manos un pequeño folleto llamado “Estrés”.  El subtítulo era “Paz en medio de la presión”.  Está escrito por un amigo, alguien que me había ministrado antes. Así que lo leí; este folleto acerca del estrés era un mensaje o una exposición acerca de un salmo que yo me había memorizado hacía años.  Es un salmo que he amado a través de los años.

Pero mientras mi atención regresaba a este salmo, el Salmo 131, (siéntanse libres de buscarlo en sus Biblias), mientras yo leía este pequeño folleto, no tenía manera de saber lo que en unos días los vientos iban a soplar, y que pronto estaríamos bajo un fuerte ventarrón.

¿No es así como a menudo pasa en nuestras vidas?  No sabemos lo que se avecina.  No sabemos cuando los vientos se van a levantar.  No sabemos cuando estos vientos van a llegar.

Si pudiéramos predecirlos, podríamos quitarnos del camino.  Pero a veces estas tormentas simplemente llegan y te toman de sorpresa.  Por eso tienes que vivir con un corazón preparado y con la confianza de que el Dios en ti es el Dios de las tormentas.

Estoy tan agradecida de haber leído ese pequeño folleto y que mi atención fuera dirigida de regreso a este pasaje, porque en las semanas siguientes este pasaje ha sido un salvavidas para mí, una y otra y otra vez.  El Salmo 131.

Le he estado diciendo a las personas en las últimas semanas, “Busca el Salmo 131.  Ve a tu casa y léelo.  Léelo en cada traducción que encuentres.  Escoge una versión que especialmente te guste y memorízatelo.Y luego comienza a citar ese salmo, y cítalo una y otra y otra y otra vez hasta que se haga parte de ti.”

Confío que en este tiempo, este salmo se convertirá en un fundamento en tu vida.  Puede que estés en una tormenta ahora mismo, y encontrarás que estoy lista para tirarte un salvavidas.

Voy a hacer referencia a un número diferente de traducciones a través de esta serie, pero permíteme citarte el pasaje primeramente en la versión Reina Valera, que es en la traducción en la que originalmente me memoricé este salmo.

El Salmo 131 – son solo tres versículos, y es una oración dirigida al Señor.  David dice,

“Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.  Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre.”

Veo varias actitudes del corazón en este texto.  De hecho, estamos llamando esta serie Un corazón en quietud.  Pienso que es algo que necesitamos de manera muy especial en este mundo en que vivimos.

Si pudieras describir la mayoría de nuestras vidas como mujeres, no describirías a la mayoría de nosotras como teniendo un corazón en quietud. Tendemos a estar agobiadas, agotadas, frustradas, a estar frenéticas, desenfrenadas, frágiles y quizás algunos otros cuantos adjetivos agregados ahí que tú puedas pensar.

¿Pero un corazón callado, en quietud?  Quiero decir, ¡estamos tan ocupadas!  ¿Cómo podemos tener un corazón en quietud al paso que la mayoría de nosotras andamos? Y luego tenemos el dolor y el sufrimiento y los problemas y estas cosas que revuelven nuestro interior.  Así que este pasaje nos dirige a algunas cualidades que necesitan ser verdaderas si vamos a tener un corazón en quietud al responder a la vida en este planeta caído.

La traducción que estoy usando, titula este salmo: “Humilde confianza en Dios.”  Este salmo nos regresa a esa confianza simple en el Señor.  Así que vamos a ver en los primeros versículos la actitud de un corazón humilde.

También veremos en el primer versículo la actitud de un corazón sencillo.  Luego veremos cómo la humildad y la sencillez llevan al silencio, y eso será el enfoque del versículo 2.

El enfoque del versículo 3 es la confianza.  Confía en el Señor—ese es el fundamento. Tendemos a pensar en medio de las tormentas y de los problemas de la vida, “está bien, yo sé que necesito confiar en el Señor, pero necesito otra cosa.  Necesito algo más.  Eso no es suficiente.”

Quiero decirles a ustedes, amigas:  es suficiente porque Él es suficiente.  No hay tormenta que puedas atravesar para la cual la respuesta para ti no sea, “Confía en el Señor”.

Ahora, las Escrituras tienen muchas otras cosas que decir, muchas otras cosas que necesitamos comprender, principios que necesitamos aplicar y obedecer.  Pero, a fin de cuentas, ¿confías que Dios es Dios?  ¿Confías que Dios determinará cuándo levantar la tormenta?  ¿Confías que Dios va a decidir cuándo calmar la tempestad?  ¿Confías en el Señor?

Comenzaremos hoy en este pasaje, y luego seguiremos con el resto durante los próximos días.  Vemos la primera cualidad de humildad comenzando en el versículo 1: “Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron”.  Este salmo, esta oración, está dirigida al Señor.

Sería una cosa que yo te dijera, “yo no me he envanecido.  Soy humilde.  Mis ojos no se han enaltecido.  Mis ojos no están elevados”.  Pero tú no conoces mi corazón.  Te puedo decir que no soy orgullosa, que estoy confiando en el Señor, que estoy caminando con Él; pero tú no tienes manera de saberlo.  David se está dirigiendo a Aquél que conoce mi corazón.

Señor, tú lo conoces todo.  Tú lo ves todo.  Tú conoces la condición verdadera de mi corazón, y estoy dirigiendo esta oración a Ti.  A Ti no te puedo engañar.  No puedo taparte los ojos.

David le dice al Señor en este abierto y transparente derramamiento de su corazón, “Señor, como Tú ya sabes—y si no lo estoy viendo correctamente, yo sé que Tú me enseñarás —Señor, mi corazón no se ha envanecido ni mis ojos se han enaltecido”.

Yo veo aquí una humildad que va en dos direcciones: Primero, un corazón que es humilde hacia Dios, y luego un corazón que es humilde hacia los demás.  David le dice a Dios, “mi corazón no se ha envanecido.”  Esa es mi actitud de corazón hacia Dios.  Esa palabra envanecer quiere decir “elevarse, ser orgulloso; levantarse; elevarse a grandes alturas.”

David está diciendo:

Dios, yo sé quien soy comparado contigo, y yo sé que no soy nada comparado a Ti.

No me estimo por encima de lo que debo. Tengo una estimación apropiada de mi valor e importancia.

No estoy ensimismado.

No soy fácilmente ofendido.

No me deprimo cuando me pasan por encima o me maltratan.

No me exalto cuando otros me dan una palmada o me aprueban.

Mi felicidad, mi bienestar, no depende de la opinión de los demás.

Mi corazón no se ha envanecido hacia Ti.

No me agobio con ambición egoísta o con egoísmo.

“Señor, tengo un corazón humilde hacia Ti.”

Y luego “ni mis ojos se enaltecieron”.  Yo pienso que eso tiene que ver con la manera en que vemos a los demás.  ¿Tú conoces el pasaje de Proverbios capítulo 6 el versículo 17 donde habla de seis, y aun siete cosas que el Señor aborrece?  Una de esas cosas son los ojos altivos.  Es la misma frase usada aquí como “ojos enaltecidos”.Una mirada altiva —ojos enaltecidos— son  una abominación al Señor.

El salmista está diciendo aquí, “yo no menosprecio a los demás”.  ¿En qué maneras hacemos eso?

Mostrando desprecio.

Pasando juicio.

Envidiando.

Cultivando amargura.

Manifestando ira.

Teniendo un espíritu competitivo.

Siendo dominante.

Siendo rápida para encontrar faltas y señalar los errores de tu pareja o de tus hijos o de tu pastor.

“Mis ojos no se han enaltecido.”  ¿Eres rápida para asumir negativamente de los demás? Esos son ojos enaltecidos.

Me encanta esta cita de Charles Spurgeon que encontré mientras estaba estudiando este pasaje.  Él dice,

“Después de todo, hermanos y hermanas, ¡somos unos don nadie y venimos de una larga línea de don nadies!…Todos trazamos nuestra ascendencia a un jardinero que perdió su lugar al robar la fruta de su Amo— y eso es a lo más lejos que posiblemente pudiéramos llegar.”

Así que, ¿de qué tenemos que estar orgullosas?  ¡Mira de donde hemos venido!  Mira lo que somos comparadas a Dios.  No somos nada.  Así que, el nosotras estimarnos mejor que los demás es algo muy tonto.  Nunca tendrás un corazón en quietud si no tienes un corazón humilde.  Necesitamos que nuestro orgullo, que nos viene muy natural a todas nosotras, sea sometido y conquistado por  Cristo.

Pero un espíritu humilde es también la base para un espíritu pacifico.  Si tu corazón es humilde, entonces podrás estar callada y sosegada por dentro, aun como lo estaba el salmista.  Puedes tener un espíritu en paz. No serás tan fácilmente perturbada.

Pero si tu corazón es orgulloso hacia Dios o tus ojos se enaltecen hacia los demás, si tienes una opinión exaltada y elevada de ti misma, entonces vas a ser devastada por las tormentas.  Vas a vivir con agitación dentro de ti.

Vas a ser herida cuando alguien viole tus derechos o cuando no te traten como debe ser.  Cuando alguien se meta en tu espacio, no vas a tener un corazón callado, en quietud.  Vas a correr a defenderte o vas a correr a tomar represalia porque tu corazón es orgulloso y tus ojos están enaltecidos.

Así que David comienza diciendo, “Señor, me estoy acercando a Ti desde una posición de humildad.  Mi corazón no se ha envanecido.  Ni mis ojos se han enaltecido: ni he andado en grandezas, o en cosas demasiado sublimes para mí.”

Esta es una frase que se ha convertido en un lema para mí.  Me encuentro en tantas situaciones de la vida ahora donde solo puedo dar un paso hacia atrás y decir, “Esto es demasiado alto para mí.  Esto es muy grande para mi, así que no voy a dejar que mi corazón se atribule sobre esta cosa que es demasiado alta para mí”.

Hay muchas cosas así.  Queremos ser capaces de manejarlo todo.  Queremos ser capaces de controlarlo todo.  Queremos ser capaces de resolverlo todo.  Queremos saber por qué ocurre lo que ocurre. Queremos ser capaces de unir todas las piezas del rompecabezas.  Pero porque Dios es Dios y nosotros no, hay “miles y miles” de piezas del rompecabezas que tú y yo nunca seremos capaces de unir de este lado del cielo.

Estamos hablando en este salmo acerca de cómo tener un corazón callado, y una de las cosas que necesitas, como dijimos, es tener un corazón  humilde.  Pero ahora vemos que algo que necesitas es un corazón de simplicidad, un corazón simple que dice, “está bien si no puedo entenderlo todo. No tengo que conocerlo todo. No tengo que entenderlo todo.  No tengo que averiguarlo todo”.

“Ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí.”  He callado mi corazón.  No me atribulo.  No “ando”, la versión Reina Valera dice ahí, “en grandezas, o en cosas sublimes para mí”.

Mientras trabajaba en este pasaje, estaba teniendo algunos problemas con mi  computadora portátil y con mi módem, y decidí que quizás este versículo se aplicaba a esto, porque esas cosas son muy altas para mí.  Son demasiado sublimes para que yo las resuelva.  Pienso que esa es un área en que puedo aplicar esto, pero hay muchas otras áreas también.

Esta frase “cosas demasiado sublimes para mí,” “cosas muy altas para mí”— es una palabra que significa “cosas que son extraordinarias; cosas que son milagrosas o asombrosas; cosas que van más allá de los límites o el entendimiento humano; maravillas inaccesibles; cosas que son imposibles de descifrar”.

David dice, “No voy a gastar energía innecesaria tratando de resolver las cosas que no pueden ser resueltas”.  ¿Te acuerdas del pasaje de Proverbios capítulo 30 donde el escritor dice, “tres cosas que son incomprensibles para mi”— demasiado maravillosas para mí?  Es la misma palabra.

Y una cuarta [cosa] que no entiendo: el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente sobre la roca, el camino del barco en medio del mar, y el camino del hombre en la doncella (versículos 18-19).

Hay cosas que son simplemente misterios.  No las puedo descifrar.  No puedo sondearlas. A veces gastamos mucha energía, tiempo y frustración innecesaria, emocional y mental tratando de sondear las profundidades de algo que nunca podremos entender.

Quizás sea en la manera de tratar de tener ambición personal, tratar de ocuparnos con cosas muy altas para nosotros.  Jeremías en el Antiguo Testamento le dice a Baruc, “¿Estás buscando grandes cosas para ti?  No las busques”.

No trates de elevarte.

No trates de exaltarte a ti misma.

No te afanes.

No seas ambiciosa por una posición grande o por preeminencia, por grandes logros.

“Si tan solo pudiera hacer algo realmente de valor para el Señor.  Si solamente  pudiera realmente tener riquezas o posesiones.  Si tan solo pudiera tener mucha aprobación y reconocimiento humano”.

Esas son cosas que son más altas que lo que debemos estar aferrándonos.  Charles Spurgeon, y lo cito de nuevo, dijo,

Llena tu esfera, hermano, y  conténtate con ella.  Si Dios te mueve a otra, alégrate de ser movido.  Si Él te mueve a un lugar más pequeño, está dispuesto tanto a ir a un lugar menos prominente como a uno que es más.  Rinde tu voluntad a Él.  Sé un niño destetado que ha renunciado a quejarse, a llorar, a preocuparse y deja que su mamá haga lo que parece bueno ante sus ojos. Cuando hemos sido totalmente destetados está bien con nosotros — el orgullo se va y la ambición también se va.

Así que tú dices, “Esta compañía simplemente no me valora como debiera.  No tengo lugar en este organigrama.  Hay un techo de cristal aquí, y no me están dejando lograr lo que yo pudiera en esta organización.”  Quizás te sientas de esa manera en tu hogar.  “Simplemente no se me permite usar mis dones”.

¿Estás buscando grandes cosas para ti?  Nunca tendrás un corazón en quietud, callado, mientras lo estés haciendo.No las busques.  Deja que Dios sea Dios.  Deja que Dios te ponga donde Él quiere usarte y te tenga sirviendo en una manera que es agradable para Él y haciendo lo que sería Su voluntad para tu vida.

Esta es otra área donde tendemos a tratar de descifrar las cosas que no pueden ser descifradas, y hablo en relación a las verdades espirituales y teológicas.  No tienes que entender todas las profundidades de Dios, o entender todo acerca del pensamiento postmoderno y la filosofía para poder tener un ministerio efectivo o para ser una sierva efectiva del Señor en este día.

De nuevo, permíteme citar a Charles Spurgeon, que tiene una habilidad con palabras e imágenes de palabras.  Él dice que es como un niño pequeño que,

“Espera entender un libro acerca de trigonometría y llora porque no puede, o un niño que se impacienta y patea en los brazos de su nodriza porque no puede tener el [Océano] Atlántico en el hueco de su mano…. ¡Sin embargo, más fácilmente pudiera un niño sostener el Atlántico y el Pacífico en sus dos manos, sin que se derrame una gota, que tú y yo seamos capaces de sostener toda la Verdad de Dios revelada en el interior de nuestras mentes estrechas!”

La verdad de Dios es infinita. Nuestras mentes son débiles, son cosas pequeñitas fabulosamente hechas por Dios.  Pero no podemos comenzar a comprender la inmensidad de la verdad de Dios, del pensamiento teológico, de las Escrituras.  Por eso es que tú sigues buscando.  Sigues explorando, sigues escudriñando, pero también te estás dando cuenta de que, “Nunca podrás entenderlo todo”.

Y luego en el área donde a veces pienso que somos más propensas a ocuparnos en asuntos grandes o en cosas muy altas para nosotros tiene que ver con la providencia y las opciones de Dios para nuestras vidas.  “Está bien,” decimos, “No puedo entender todo acerca de la teología, pero es lo que está pasando en este momento de mi vida que no tiene sentido.  Tengo que entenderlo”.

Te diré algo.  Si sientes que tienes que entender y hacer sentido de todo lo que está pasando en tu vida, te volverás loca tratando.  No puedes comprender la providencia y las opciones de Dios para tu vida.

No hace mucho una mujer nos escribió.  Y ella dijo,

Soy viuda desde hace casi un año.  Mi esposo de 45 años de edad murió de repente, dejándome con nuestros 10 hijos, de edades de 3-22 años.  Ha sido realmente una prueba y una lucha para mi fe.  No entiendo la voluntad de Dios al llevarse a mi esposo. Éramos muy fieles en la iglesia. Estábamos muy involucrados. No tiene sentido para mí.

Estoy segura que es cierto.  Y hay cosas que no tienen sentido para ti.  ¿Por qué se llevo el Señor a mi papá cuando tenía 53 años de edad, de repente de un ataque al corazón, dejando a mi mamá de 40 años de edad viuda con siete hijos de edades entre 8-21 años?  No tiene sentido.  ¿Pero sabes qué?  No tiene que tener sentido para mí.

Tienes que llegar a un lugar en tu vida donde estás contenta con vivir con misterio.  Ahora, eso no quiere decir que no le preguntes a Dios cuáles son Sus propósitos, que no le pidas a Dios luz y entendimiento.  Y si Dios te lo muestra, ¡Amén, genial!

Pero quizás no te lo muestre.  Quizás nunca verás ni entenderás todos los propósitos. Nunca verás ni entenderás todos los propósitos que Dios tiene al hacer lo que Él hace en tu vida.

Spurgeon, de nuevo, dijo,

“[Es] tonto tratar de saber todas las razones de la Providencia Divina — ¿Por qué fue mandada esta aflicción y por qué aquello?… Cuando empezamos a preguntar, “¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?” ¡Qué tarea interminable tenemos para nosotros!  Si nos convertimos en un niño destetado no preguntaremos, “¿Por qué?” sino solo creeremos que en las dispensaciones de nuestro Padre celestial hay una sabiduría demasiado profunda para ser comprendida.

Eso es lo que las Escrituras dicen en Deuteronomio 29:29.  “Las cosas secretas pertenecen al Señor.”  Deja que Él las tenga.  Deja que haya algunas cosas que Dios sepa y tú no.

Ese pequeño folleto que leí acerca del Salmo 131 decía, “Mucho ruido en nuestras almas es generado por nuestros intentos de controlar lo incontrolable”.  ¿No es eso cierto?  Tratamos de manejar algo.  Tratamos de arreglar a alguien.  Tratamos de cambiar a alguien.  Tratamos de controlar a alguien.  Y terminamos con este ruido en nuestra alma; no tenemos un corazón callado, quieto, sino por el contrario uno agitado y atormentado.

Cuando llegamos a este punto, regresamos al Salmo 46 los versículos 10-11 donde dice.

“Estad quietos [deja de esforzarte], y sabed que yo soy Dios;  exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.  El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”.

Escucha, si Dios está contigo, si Él te rodea, si es Él es tu fortaleza, si tienes Su presencia en tu vida, no tienes que entenderlo todo.  Puedes estar quieta.  Puedes tener un corazón en quietud. No tienes que vivir en agitación porque Él es Dios.  Él está contigo, Él es tu fortaleza.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss te ha estado invitando a que sueltes cosas que no puedes controlar y que confíes en el Señor.  Ese mensaje inicia una serie llamada, Un corazón en quietud.

¿Te gustaría hacer un aporte a nuestro ministerio?  Puedes hacerlo en el internet visitando  www.AvivaNuestrosCorazones.com o llamando al 1-800-569-5959, desde EEUU  o Canadá.

¿Será posible tener un corazón callado aun cuando estés en medio de una tormenta?

Nancy: Tendemos a querer que alguien venga a nosotros y arregle las cosas, las resuelva o que nos anime. Nos pueden guiar al Señor, pero al final, tenemos que decirle a nuestra propia alma, “Alma, cállate.  Estate quieta.  Espera en el Señor”.  Esta tranquilidad es algo que toma lugar dentro de nuestros corazones.

Tendemos a pensar, “Si las cosas externas a mí, las circunstancias externas en mi vida cambiarán… si solo mi esposo … lo que sea… o si mi trabajo fuera esto, o si mi jefe fuera aquello, o si tan solo pasara esto, entonces no sentiría tanta agitación dentro de mi”.  Pero, ¿sabes qué?  La tormenta realmente está dentro de nuestros corazones.

“En verdad que me he comportado y he acallado mi alma”.  Es un cambio que tiene que pasar dentro de mí.  He aprendido que puedes cambiar todo tipo de circunstancias en la vida, pero tu corazón todavía estar  agitado. Y puedes tener todo tipo de tumulto pasando alrededor tuyo, y todavía poder tener un corazón callado porque la paz tiene que ver con lo que ocurre dentro de tu corazón.

Leslie: Mañana, Nancy explicará cómo mantener ese tipo de actitud maravillosa.  Por favor regresa a Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com