Jesús y su búsqueda de gozo

SEPTIEMBRE, 24

Jesús y su búsqueda de gozo

Devocional por John Piper

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)

¿Será que el ejemplo de Jesús contradice el principio del hedonismo cristiano? Ese principio consiste en que el amor es el camino al gozo y que uno debiera elegirlo por esa misma razón, no vaya a ser que nos encontremos obedeciendo al Todopoderoso de mala gana, o que nos irrite el privilegio de ser un canal de la gracia, o que estemos menospreciando la recompensa prometida.

Hebreos 12:2 demuestra de un modo bastante claro que Jesús no contradice este principio.

La mayor obra de amor de todos los tiempos fue posible porque Jesús iba en pos de un gozo mayor de lo que podamos imaginar, es decir, el gozo de ser exaltado a la diestra de Dios en medio de la asamblea de un pueblo redimido: «por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz».

Al decir esto, el escritor tiene la intención de poner a Jesús como otro ejemplo, junto con los santos mencionados en Hebreos 11: aquellos que estaban tan entusiasmados y confiados en el gozo que Dios les ofrecía, que rechazaron los «placeres temporales del pecado» (11:25) y que eligieron ser maltratados con tal de estar alineados con la voluntad de Dios.

Por lo tanto, no es contrario a la Biblia afirmar que lo que sostuvo a Cristo en las horas oscuras en Getsemaní fue la esperanza del gozo que hallaría más allá de la cruz. Esto no cambia la realidad y la grandeza de su amor por nosotros, porque el gozo en el que su esperanza estaba puesta era el gozo de llevar muchos hijos a la gloria (Hebreos 2:10).

Su gozo radica en nuestra redención, que redunda en la gloria de Dios. La posibilidad de abandonar la cruz y, por lo tanto, abandonarnos a nosotros y renunciar a cumplir la voluntad del Padre, presentaba un panorama tan horroroso a la mente de Cristo que él rechazó esta posibilidad y abrazó la muerte.


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, páginas 132-134

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Esperanza para el peor de los pecadores

SEPTIEMBRE, 23

Esperanza para el peor de los pecadores

Devocional por John Piper

Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión del que tendré compasión. (Éxodo 33:19)

Moisés necesitaba tener esperanzas de que Dios en realidad podría tener misericordia de un pueblo de dura cerviz, que acababa de cometer idolatría y de menospreciar al Dios que lo había sacado de Egipto.

Para darle a Moisés la esperanza y la confianza que necesitaba, Dios dijo: «Tendré misericordia del que tendré misericordia». En otras palabras: «Mis elecciones no dependen del grado de maldad o bondad que hay en el hombre sino únicamente de mi voluntad soberana. Por lo tanto, nadie puede decir que es demasiado malo para que se le muestre gracia».

La doctrina de la elección incondicional es la gran doctrina de la esperanza para el peor de los pecadores. Lo que esto significa es que, a la hora de recibir o no la gracia, nuestro pasado no influye en absoluto sobre la decisión de Dios.

Si ustedes no han nacido de nuevo y no han recibido la fe que es para salvación en Cristo Jesús, no se hundan en la desesperanza ni piensen que la corrupción o insensibilidad excesiva de su vida pasada es un obstáculo insalvable para la obra de la gracia de Dios. Dios se deleita en magnificar la libertad de su gracia al salvar al peor de los pecadores.

Vuélvanse de su pecado; clamen al Señor. Incluso al leer este devocional, él les está concediendo gracia y les está dando un fuerte incentivo para que acudan a él buscando misericordia.

«Venid ahora, y razonemos —dice el Señor— aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán» (Isaías 1:18).


Devocional tomado del sermón “Tendré Misericordia del que Tendré Misericordia”

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Nos pueden despojar de bienes y hogar

SEPTIEMBRE, 22

Devocional por John Piper

Pero recordad los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos; por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así. Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión. Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa. (Hebreos 10:32-35)

Los cristianos de Hebreos 10:32-35 ganaron el derecho de enseñarnos acerca del amor con sacrificio.

La situación parece ser la siguiente: poco tiempo después de su conversión, algunos de ellos fueron encarcelados por su fe. Los demás se vieron obligados a tomar una decisión difícil: ocultarse en subterráneos para estar «seguros», o visitar a sus hermanos y hermanas que estaban en prisión y poner en riesgo su vida y bienes materiales. Ellos escogieron el camino del amor y aceptaron pagar el precio.

«Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes».

Pero ¿resultaron ser perdedores? No. ¡Perdieron bienes materiales pero ganaron gozo! Aceptaron las pérdidas con gozo.

Por un lado, se negaron a sí mismos. Pero por otro lado, no lo hicieron. Eligieron el camino del gozo. Evidentemente, estos cristianos se vieron motivados a ejercer el ministerio en las prisiones del mismo modo que los macedonios (en 2 Corintios 8:1-9) tuvieron el deseo de suplir las necesidades de los pobres. Su gozo en Dios se desbordó en forma de amor por los demás.

Miraron sus propias vidas y dijeron: «La misericordia de Dios es mejor que la vida» (ver Salmos 63:3).

Miraron todas sus posesiones y dijeron: «Tenemos una posesión en el cielo que es mejor y más duradera que cualquiera de nuestros bienes materiales» (véase Hebreos 10:34).

Luego se miraron el uno al otro y dijeron:

Nos pueden despojar

De bienes, nombre, hogar,

El cuerpo destruir,

Mas siempre ha de existir

De Dios el reino eterno

(Castillo fuerte, por Martín Lutero).


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, páginas 130-131

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Municiones contra la ansiedad

SEPTIEMBRE, 21

Municiones contra la ansiedad

Devocional por John Piper

Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. (Filipenses 4:6)

Cuando siento ansiedad respecto de que mi ministerio pueda resultar inútil o vacío, lucho contra la incredulidad con la promesa de Isaías 55:11: «Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mi vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié».

Cuando me ataca la ansiedad y me siento demasiado débil para hacer mi trabajo, batallo contra la incredulidad con una promesa de Cristo: «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9).

Cuando estoy ansioso por las decisiones que tengo que tomar acerca del futuro, batallo contra la incredulidad con la promesa: «Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti» (Salmos 32:8).

Cuando me siento ansioso por tener que enfrentar opositores, lucho contra la incredulidad con la promesa: «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (Romanos 8:31).

Cuando estoy ansioso por el bienestar de las personas que amo, batallo contra la incredulidad con la promesa de que si yo, siendo malo, sé dar cosas buenas a mis hijos, mucho más el «Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden» (Mateo 7:11).

Y lucho para mantener el equilibrio espiritual recordando que todo el que ha dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o tierras, por causa de Cristo recibirá «cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna» (Marcos 10:29-30).

Cuando me ataca la ansiedad a causa de la enfermedad, batallo contra la incredulidad con la promesa: «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor» (Salmos 34:19).

Y recibo con temblor la promesa de Romanos 5:3-5: «la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado».


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 60-61

Ni siquiera cerca del verdadero hedonismo

SEPTIEMBRE, 20

Ni siquiera cerca del verdadero hedonismo

Devocional por John Piper

No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban. (Mateo 6:19-20)

El mensaje que hace falta gritar desde las casas de altas finanzas es: «Hombres seculares, ¡no están siquiera cerca de ser verdaderos hedonistas!».

Dejemos a un lado la satisfacción que nos brinda el escasa ganancia del cinco por ciento de los placeres, que son devorados por las polillas de la inflación y con la herrumbre de la muerte. Invirtamos en el seguro de primera clase, de alta rentabilidad y con aseguración divina, que es el cielo.

Dedicar toda la vida a las comodidades e ilusiones materiales es como tirar el dinero a una ratonera. Por el contrario, invertir toda la vida en la labor del amor produce dividendos de gozo insuperables y sin fin:

«Vended vuestras posesiones y dad limosnas; [y de ese modo] haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún ladrón ni la polilla destruye» (Lucas 12:33).

Ese mensaje es una muy buena noticia: vengan a Cristo, en cuya presencia hay plenitud de gozo y deleites para siempre. Únanse a nosotros en la labor del hedonismo cristiano. Porque el Señor lo dijo: ¡es más bienaventurado amar que vivir en el lujo!


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, página 129

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Nuestro privilegio indescriptible

SEPTIEMBRE, 19

Nuestro privilegio indescriptible

Devocional por John Piper

Y dijo Dios a Moisés: Yo Soy El Que Soy. (Éxodo 3:14)

Una implicación del magnífico nombre, Yo Soy El Que Soy, es que este Dios infinito, absoluto e incondicionado se haya acercado a nosotros en Cristo Jesús.

En Juan 8:56-58, Jesús responde a las críticas de las autoridades judías. Les dice: «Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró. Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, Yo Soy».

Jesús no pudo haber pronunciado palabras más elevadas. Al decir: «antes que Abraham naciera, Yo Soy», tomó toda la majestuosa verdad del nombre de Dios, la envolvió con la humildad de la servidumbre, se ofreció a sí mismo para expiar toda nuestra rebelión y abrió un camino para que pudiéramos ver la gloria de Dios sin temor.

En Cristo Jesús, los que somos nacidos de Dios tenemos el indescriptible privilegio de conocer a Yahweh como nuestro Padre — Yo Soy El Que Soy — el Dios

  • que existe;
  • cuya personalidad y poder se debe únicamente a sí mismo;
  • que nunca cambia;
  • de quien fluye todo el poder y la energía del universo;
  • a quien toda la creación debiera conformar su vida.

Oh, que aquellos que conocen el nombre de Dios pongan su confianza en él.


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Devocional tomado del sermón “Yo Soy El Que Soy”

 

El gran banquete del alma

SEPTIEMBRE, 16

El gran banquete del alma

Devocional por John Piper

Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo.(Salmos 27:4)

Dios no hace oídos sordos al anhelo de un alma contrita. Él viene y nos quita la carga del pecado y llena nuestro corazón de alegría y gratitud: «Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría; para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada, oh Señor, Dios mío, te alabaré por siempre» (Salmos 30:11-12).

Pero nuestro gozo no solo surge de mirar hacia atrás con gratitud. También surge de mirar hacia adelante con esperanza: «¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez por la salvación de su presencia» (Salmos 42:5).

«Espero en el Señor, en Él espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza» (Salmos 130:5).

En el fondo, el corazón no anhela ninguno de los buenos regalos de Dios, sino a Dios mismo. Verlo, conocerlo y estar en su presencia es el gran banquete del alma. Más allá de esta búsqueda, no queda nada. Las palabras fallan. Lo llamamos placer, gozo, deleite. Pero estas palabras señalan pobremente a la experiencia inexpresable:

«Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo» (Salmos 27:4).

«En tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre» (Salmos 16:11).

«Deléitate asimismo en el Señor» (Salmos 37:4).


Devocional tomado del libro “Deseando a Dios”, página 87

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La única felicidad duradera

SEPTIEMBRE, 15

La única felicidad duradera

Devocional por John Piper

Por tanto, ahora vosotros tenéis también aflicción; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo. (Juan 16:22)

Jesús dice «nadie os quitará vuestro gozo» porque es la comunión con él lo que nos da gozo, y la resurrección de Jesús significa que jamás moriremos. Jamás seremos separados de él.

Como vemos, dos cosas tienen que ser ciertas para que nuestro gozo no nos sea quitado: la primera es que la fuente de nuestro gozo perdure para siempre, y la segunda es que nosotros mismos vivamos para siempre. Si nosotros o la fuente de nuestro gozo fuera mortal, entonces nuestro gozo nos sería quitado.

¡Y cuántos se han conformado solo con eso! Comamos, bebamos y celebremos, dicen, porque mañana moriremos, y eso es todo. La comida no dura para siempre, y tampoco yo viviré para siempre, así que aprovechemos la vida al máximo mientras podamos. ¡Qué tragedia!

Si se ven tentados a pensar de ese modo ahora mismo, por favor, consideren seriamente que si su gozo estuviera en la comunión con Jesús, «nadie os quitará vuestro gozo» —no ocurrirá en esta vida, ni en la próxima—.

Ni la vida ni la muerte, ni ángeles ni principados, ni lo presente ni lo por venir, ni ningún otro poder, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrá quitarnos nuestro gozo en Cristo Jesús.

El gozo en la comunión con Jesús es una línea ininterrumpida desde aquí hasta la eternidad. No se verá interrumpida ni por su muerte ni por la nuestra.


Devocional tomado del sermón “Gozo irrevocable”

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Dios proveerá a todas nuestras necesidades

SEPTIEMBRE, 14

Dios proveerá a todas nuestras necesidades

Devocional por John Piper

Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)

En Filipenses 4:6, Pablo dice: «Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios». Y luego en Filipenses 4:19 (solo trece versículos después), nos da la promesa liberadora de la gracia venidera, del mismo modo en que Jesús lo hizo: «Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».

Si vivimos por fe en esta promesa de gracia venidera, será muy difícil que la ansiedad prevalezca. Las «riquezas en gloria» de Dios son inagotables. Él realmente quiere que no nos preocupemos por nuestro futuro.

Deberíamos seguir el ejemplo de Jesús y de Pablo, y batallar contra la incredulidad propia de la ansiedad con las promesas de la gracia venidera.

Cuando estoy ansioso respecto de algún nuevo emprendimiento o reunión que conlleve un riesgo, batallo contra la incredulidad aferrándome a una de las promesas que uso más a menudo: Isaías 41:10. El día que me fui a pasar tres años en Alemania, mi padre me hizo una llamada de larga distancia y me dio esa promesa. Durante esos tres años, debo habérmela repetido a mí mismo unas quinientas veces para lograr atravesar períodos de tremenda presión: «No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia» (Isaías 41:10).

Cuando el motor de mi mente permanece en neutro, Isaías 41:10 se convierte en el ronroneo de los engranajes.


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 59-60

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Siete motivos para no preocuparse (Parte 3)

SEPTIEMBRE, 13

Siete motivos para no preocuparse (Parte 3)

Devocional por John Piper

Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.(Mateo 6:31-34)

Mateo 6 contiene al menos siete promesas que Jesús nos dio para ayudarnos a pelear la buena batalla contra la incredulidad y liberarnos así de la ansiedad. En las Partes 1 y 2 vimos las promesas de la 1 a la 4; hoy veremos las promesas 5, 6 y 7.

PROMESA 5: Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas (Mateo 6:31-32).

No pensemos que Dios desconoce nuestras necesidades. Él las conoce todas. Él es nuestro «Padre celestial». No mira con indiferencia y a la distancia; él se interesa por nosotros. Él obrará para suplir nuestras necesidades en el momento más apropiado.

PROMESA 6: Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas(Mateo 6:33).

Si nos entregamos a la causa de Dios en el mundo, en lugar de afanarnos por nuestras propias necesidades materiales, Dios se asegurará de que tengamos todo lo que necesitamos para hacer su voluntad y darle gloria.

Esta promesa es similar a la de Romanos 8:32: «¿Cómo no nos concederá [Dios] también con Él [Cristo] todas las cosas?».

PROMESA 7: Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas (Mateo 6:34).

Dios se encargará de que jamás seamos probados más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13). Él obrará por nosotros, de modo que se cumpla lo que la Palabra declara: «como tus días serán tus fuerzas» (Deuteronomio 33:25, RVR60).

Ningún día tendremos más problemas de los que podamos soportar; y para cada día habrá misericordia suficiente para sobrellevar la tensión de ese día (Lamentaciones 3:22-23).


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Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), páginas 56-59