El catolicismo y el evangelio

Coalición por el Evangelio

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El catolicismo y el evangelio

 JAVIER DOMÍNGUEZ • JAIRO NAMNÚN • STEVEN MORALES

¿Qué significa ser un católico? ¿Qué creen los católicos? ¿Qué son los sacramentos? Aunque algunos piensan que los católicos y los evangélicos creen lo mismo, la verdad es totalmente al contrario. Lo que separa principalmente al evangélico del católico es lo que cree acerca de la salvación: cómo se cumple y quién la cumple. En este episodio de Coalición Radio, Jairo Namnún y Steven Morales conversan con Javier Dominguez sobre su experiencia en la Iglesia Católica y cómo usan muchas de las mismas palabras que los evangélicos, pero con significados muy diferentes.

Javier Domínguez es Pastor Presidente de la Iglesia CIA El Salvador, así mismo Presidente de la Fundación Véritas, dedicada la creación de instituciones educativas cristianas y fundador del ministerio “Regresando a la Palabra”, que a través de conferencias promueve el regresar a la suficiencia de las Escrituras y la preeminencia de Cristo Jesús. Actualmente se encuentra estudiando una maestría en Divinidades en el Centro Latinoamericano de Estudios Reformados (CLER), asociado al Centro de Postgrado Andrew Jumper de Brasil. Casado, padre de tres hijos. Puedes seguirlo en Twitter.


Jairo Namnún
 sirve como Director de Coaliciones Internacionales, y colabora de cerca con el equipo de Coalición por el Evangelio. Es parte del liderazgo de la Iglesia Bautista Internacional en República Dominicana, y tiene estudios en el Southern Baptist Theological Seminary (MATS, M.Div). Está casado con Patricia y tienen tres hijos. Puedes encontrarlo en Twitter.

Steven Morales es el director creativo de The Gospel Coalition. Dirige el equipo creativo, supervisando los esfuerzos de marca, medios y marketing para todos nuestros proyectos. Anteriormente se desempeñó como director de operaciones en Coalición por el Evangelio. Vive en Nashville con su esposa, Gabriela, y su hijo Joaquín. Puedes encontrarlo en Twitter Instagram.

No necesitamos más iglesias calvinistas

Coalición por el Evangelio

No necesitamos más iglesias calvinistas

Steven Morales

Recientemente estaba hablando con alguien sobre el estado del evangelicalismo en Guatemala. En medio de esa conversación, ambos llegamos a la misma conclusión: Guatemala necesita ser reevangelizada. Pero un momento después me di cuenta de que teníamos ideas muy diferentes de lo que esto significaba. Para mí, la iglesia en mi país debía regresar a un conocimiento sólido de las Escrituras y a una vida centrada en el evangelio. Me di cuenta de que él pensaba de manera diferente cuando respondió: “Pero…¿sabes lo que realmente necesitamos? Necesitamos iglesias calvinistas”.

¿Es cierto eso?

Cristiano: tu identidad individual

Voy a ser honesto. Me encantan las doctrinas de la gracia y admiro, respeto y pertenezco a la tradición reformada. Las 5 Solas, los 5 puntos del calvinismo, y la soberanía de Dios en la salvación de los pecadores son cosas que con mucho gusto abrazo. Pero solo las abrazo porque en ellas el evangelio es claro, glorioso y hermoso. Podrías decir que funcionan como clarificadores para mi fe y mi identidad, pero no definen mi identidad. El error que muchos de nosotros cometemos es que elevamos los clarificadores sobre el objeto que clarifican: el evangelio.

En primer lugar, nuestra identidad está en el evangelio: la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, a través de quién los pecadores son salvos y reconciliados con Dios. Las doctrinas de la gracia son muy útiles para nosotros, ya que nos conducen hacia el evangelio. Nos dan una imagen bíblica de un Dios grande que salva a los pecadores pequeños. Hacen que el evangelio sea claro.

El error que veo que muchos de nosotros cometemos es revertir ese pensamiento y convertir el evangelio en una especie de “peldaño” hacia la tradición reformada. Debemos preguntarnos: “¿Amo a las doctrinas de la gracia porque me conducen al evangelio, o amo el evangelio porque me conduce a las doctrinas de la gracia?”. Hay un océano de diferencia entre esas dos respuestas.

Ser apasionado sobre las 5 Solas o la tradición reformada es algo muy bueno, siempre y cuando no creas que el evangelio no es suficiente en sí mismo. Si piensas que es necesario agregar algo más convincente al evangelio, entonces estás reclamando que el evangelio está incompleto, y estás dando un mensaje anatema (Gálatas 1:8).

No es necesario añadir algo al evangelio. Es el poder de Dios para la salvación de todos los hombres (Romanos 1:16-17), es de primera importancia (1 Corintios 15:3), y ha sido confiado para que lo proclamemos sin excusas (1 Corintios 9:16). Entender la verdad central del evangelio da una base a través de la cual podemos entender otras verdades importantes de la Biblia. Aún así, las otras verdades importantes nunca son más importantes que el propio evangelio.

La definición de un cristiano comienza con Cristo, no el calvinismo. Un cristiano ha sido perdonado de sus pecados y reconciliado con Dios por la fe en la vida, muerte, y resurrección de Jesús. Como cristianos, olvidamos fácilmente esto y tratamos de sustituir nuestra identidad en Cristo con otras cosas, incluso cosas buenas como la sana doctrina. Necesitamos poner cada cosa en su lugar. Piensa en tu propia vida: ¿llegaste al conocimiento de Cristo por las 5 Solas, o porque escuchaste y creíste el evangelio? Ahora, profundizar en las verdades del evangelio con toda probabilidad te llevarán a las 5 Solas.

Iglesia: tu identidad colectiva

El problema con decir algo como “Necesitamos iglesias calvinistas” es que confunde un buen clarificador con la cosa que está clarificando. Las 5 Solas son buenas flechas para apuntar al evangelio. Son lentes que clarifican, pero no son el evangelio. Si confundes el clarificador con el objeto que clarifica entonces empiezas a asumir el evangelio y decirle a la gente, “si no eres un calvinista, no eres un cristiano”.

Es similar a lo que  sucedió con los cristianos en Corinto (1 Corintios 1). Algunos decían seguir a Pablo, otros a Cefas y Apolos, y otros a Cristo. Pero sabemos que incluso los cristianos que afirmaban seguir a Cristo no estaban en realidad gloriándose en Cristo, sino en ellos mismos por hacerlo. Ya es hora de dejar de identificarnos orgullosamente en los “ismos” y comenzar a vernos con humildad como realmente somos a la luz del evangelio: pecadores necesitados de la gracia de Dios.

El factor determinante que decidirá la unidad de la iglesia es la identidad de la iglesia. Cada iglesia se centrará en algo, y nada trae humildad, la unidad, el poder, y gozo a un grupo de discípulos como el evangelio.

Veamos esto un poco más. Cuando una persona es salva, no solo se une a Cristo, sino también a cualquier otra persona que se une a Cristo. Efesios 2:14-16 explica que ser reconciliado con Dios significa reconciliarse con todos los demás que se han reconciliado con Dios. También somos “conciudadanos” y “miembros de la familia de Dios” (v.19); nos “unimos” con Cristo en un “templo santo” (v. 21). Hebreos 2:11 describe la naturaleza de nuestra relación con otros creyentes, “Porque el que santifica y los que son santificados, todos tienen una fuente”. Todos los creyentes genuinos pertenecemos al mismo Dios, y la Iglesia es un grupo de hermanos pecadores, enemigos naturales, que han sido reconciliado con el mismo Dios y adoptados en la misma familia.

Entonces, ¿qué es lo que alimenta y empodera la unidad de los creyentes? ¿Qué impulsa a la misión de la iglesia? ¿Qué permite la adopción de pecadores rebeldes como hijos justos? Desde luego, es el evangelio, no una tradición. Así que, por supuesto que debemos abrazar cosas como el calvinismo que nos ayudan a ver al evangelio más claro y brillante, pero no bajo la bandera del propio calvinismo, sino bajo la bandera del evangelio. Como Iglesia, no crecemos por enseñar una y otra vez las 5 solas: crecemos por el estudio de las Escrituras y el evangelio. Y el profundizar en las Escrituras y en la belleza del evangelio nos ha de llevar a enseñar las 5 Solas y a otras verdades profundas.

Entonces, ¿qué tipo de iglesias necesitamos?

Espero que entiendas que no estoy argumentando en contra del calvinismo y la tradición reformada. ¡Todo lo contrario! Son guías para un mayor amor, aprecio, y comprensión de lo que Jesús ha dicho y hecho por mí. Clarifican al evangelio, y espero que muchos lleguen a apreciarlas de la misma manera en que yo lo he hecho. Sin embargo, mi mayor esperanza es que no nos concentremos en los clarificadores, sino en el objeto que clarifican.

Entonces, ¿qué tipo de iglesias necesitamos? No necesitamos iglesias calvinistas. Necesitamos iglesias centradas en el evangelio; que sean alimentadas, impulsadas ​y sostenidas por el evangelio. Necesitamos iglesias que sean más de Jesús que de cualquier tradición, ya sea el calvinismo, arminianismo, o cualquier otra cosa. Necesitamos iglesias compuestas de individuos que permanecen en Cristo por encima de todas las cosas. Como John MacArthur explica:

“El enfoque sencillo de mi vida es ser como Cristo. Es por eso que tengo que dejar que la palabra de Cristo habite en mí ricamente, como dice Colosenses 3:16. Es por eso que tengo que contemplar la gloria de Cristo, 2 Corintios 3:18, de modo que pueda ser cambiado en su imagen. Por eso Cristo debe ser formado plenamente en mí, Gálatas 4:19. Es por eso que si digo que permanecemos en él, tengo que andar como él anduvo, 1 Juan 2. Debo ser como Cristo. Este es el objetivo de mi vida”. —John MacArthur, Huyendo de los enemigos.

Soli Deo Gloria.

La iglesia es una comunidad, no un servicio

La iglesia es una comunidad, no un servicio

Es prudente asumir que si no participas y permaneces dentro de un cuerpo local de discípulos (o como lo conocemos: la iglesia), entonces deberías de estar preocupado acerca de tu salvación. No te preocupes: no estoy intentando argumentar que tu salvación depende de tu asistencia a un servicio o de tu presencia dentro de un edificio. Ir a la iglesia no puede salvarte. De hecho, nada de lo que tú puedas hacer puede salvarte. Por eso Jesús tuvo que hacerlo, con su muerte en la cruz. Sin embargo, lo que me gustaría explicar hoy es que si bien ir a la iglesia no es la causa de tu salvación, ser parte de una es definitivamente un resultado.

No siempre lo entendí así. Recuerdo cuando era niño discutir con mis padres sobre el porqué tenía que ir a la iglesia. Incluso les dije una vez que prefería ir al primer servicio porque “podía salir pronto de ese asunto y continuar con los propios el resto del día”. Mis padres no estuvieron muy felices cuando dije eso. Aun de niño, ¡era un terrible pecador!

Creo que la razón por la cual no comprendía el propósito de ir a la iglesia era parcialmente porque eso era exactamente lo que comprendía (o entendía mal) sobre la iglesia: un lugar para ir o un servicio al cual asistir. Sin embargo, la descripción de iglesia que observamos en la Biblia no es nada de eso. Revisa Hechos 2:42-47:

Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración. Sobrevino temor a toda persona; y muchos prodigios y señales (milagros) se hacían por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.

Revisa también Hebreos 10:24-25:

Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.

Por último, revisa 1 Juan 3:11-18:

Porque éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos, no se maravillen si el mundo los odia. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él. En esto conocemos el amor: en que El puso Su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanosPero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

¿Observas el modelo? La iglesia nunca fue algo a lo que los cristianos tenían que ir a, y no deberíamos de enseñar eso, especialmente si también creemos que el solo atender a un servicio o entrar a un edificio podría de alguna manera mediar en nuestra relación con Dios.

Ahora bien, si la iglesia no es un servicio o un edificio, entonces ¿qué es? Yo soy parte de un grupo que está plantando una iglesia en Guatemala y hay una frase que nos gusta usar para describir nuestras reuniones:

No somos un evento al que asistimos, somos una comunidad a la que pertenecemos.

La iglesia no es un edificio y tampoco es un servicio. El término “iglesia” viene de la palabra griega, ekklesiaEkklesia era una palabra que se usaba con frecuencia para expresar “asamblea” o “una reunión de personas”. Sin embargo, su uso en el Nuevo Testamento es un poco diferente. Para Pablo, la iglesia no era un edificio ni era una reunión de personas (o lo que podríamos llamar hoy, un servicio de iglesia). La iglesia eran los reunidos (o mejor dicho “los que han sido llamados a reunirse”), las mismas personas. Nuestra identidad como iglesia debe ser como la de una comunidad que está enraizada en la persona y obra de Jesucristo, en quien mora la plenitud de Dios. La iglesia son las personas. Ninguno es perfecto. En realidad, esa es la mera razón por la que podemos ser una comunidad. Podemos venir de una gran variedad de trasfondos, pero todos tendremos dos cosas en común: todos somos pecadores, y más importante, todos tenemos a Jesús.

De manera que, los cristianos no deberíamos entrar a una comunidad de discípulos esperando encontrar perfección, sino esperando ver a Jesús operando en los corazones de sus miembros. Incluso entonces, ¿es perfección lo que realmente queremos ver? ¿Cuántos de nosotros nos sentiríamos completamente fuera de lugar, inseguros e inadecuados si nos uniéramos a una iglesia y nos diéramos cuenta que nosotros somos los únicos imperfectos? ¡No nos sentiríamos bienvenidos, nos sentiríamos condenados! Sin embargo, muchos de nosotros tratamos a la iglesia de esta manera: como una reunión de domingo donde todos pretendemos ser perfectos mientras el resto de la semana nos estamos ahogando en pecado preguntándonos cómo los demás lo hacen y parece que están bien. La verdad es: nadie está bien. Cuando Jesús murió en la cruz, él hizo evidente que nadie es perfecto. Así que en lugar de actuar como que lo somos, admitamos que nadie lo es y hagamos lo que estamos llamados a hacer: amarnos los unos a los otros y buscar la santidad. Toma tiempo crecer en una iglesia. Toma más que solamente entrar al edificio, sentarse durante un servicio, y salir cuando éste ha terminado. Después de todo, no solamente requiere que compartamos el evangelio: debemos compartir nuestras vidas (1 Tes. 2:8).

El Señor ha preparado Su iglesia para ti, llena de creyentes quebrantados y que son llamados a amarte, enseñarte y ayudarte en tu caminar con el Señor. Y ¡tienes que devolverles ese amor!

Quizá es de suma importancia que recordemos que la comunión con los otros en la iglesia es otra forma de comunión con Cristo. John MacArthur lo expresa mejor cuando dice, “Cualquiera que está en comunión con Cristo debería también estar en comunión con cualquier otro que también está en comunión con Cristo”.

Por lo tanto, mi oración por ti hoy es que en respuesta al amor de Cristo y el poder del evangelio, no solo asistas a la iglesia, pertenezcas a la iglesia.

 

Steven es uno de los pastores de Iglesia Reforma. Sirve como el director de operaciones de Coalición por el Evangelio. Él vive en Guatemala con su

esposa, Gabriela. Escribe para su blog Cultiva y habla sobre temas de fe, cultura y teología en su podcast Confesiones. Puedes encontrarlo

en Twitter Instagram.

 

La iglesia es una comunidad, no un servicio

En defensa contra la corrupción moral

Coalición por el Evangelio

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 En defensa contra la corrupción moral

Tony Flaquer

Recuerdo hace dos años hablar con varios pastores en la República Dominicana sobre la revolución moral ocurriendo en nuestras naciones, cambiándolas de una forma que ya no están tan fácilmente abiertas a principios cristianos, y van más y más abrazando perspectivas seculares sobre la familia, la sexualidad, y la moralidad.

Este patrón cultural continúa, y recientemente se ha visto aún más en las declaraciones de la embajada de Estados Unidos para apoyar la agenda gay en la República Dominicana. En respuesta a estas declaraciones, varias organizaciones cristianas han intervenido para defender el desarrollo social de su nación.

Esta semana tuve la oportunidad de corresponder con Tony Flaquer, presidente del Grupo Acción Cristiana RD, sobre su próximo evento, el papel del cristiano en la política, y la importancia de defender contra la corrupción moral de una sociedad.


Gracias por acompañarnos en Coalición. Este evento se titula “El gobierno, los líderes, y el rol de la iglesia en la esfera política”. ¿Por qué realizar este evento en este tiempo?

El mundo está experimentando una revolución moral, la cual está siendo promovida a través de las agencias de los centros de poder global, y mediante legislaciones que están siendo incorporadas en muchas naciones. Élites compuestas por minorías urbanas neopaganas están diseminando su cosmovisión para convertirla en un ordenamiento ético mundial. La herejía antropológica se ha tornado en el debate de estos tiempos, torciendo la verdad revelada por Dios sobre lo que es la masculinidad y feminidad bíblica, el matrimonio, la sexualidad, la autoridad paterna, y el derecho a disponer de la vida del no nato, etc.Las iglesias han sido arrastradas a un debate en la esfera política; la libertad de expresión de las iglesias para manifestar la voz de Dios a las naciones en donde se han implantado estas legislaciones está siendo coartada. El resultado ha sido una persecución abierta a la iglesia de Cristo. Los valores judeocristianos, que permearon nuestras leyes en occidente, están siendo desguazados para traer un enfoque amoral, individualista y hedonista al orden social.

La iglesia tiene que dar respuesta a estos retos de una manera bíblica, para no caer en dos extremos errados. Por un lado, el de dejar su rol primario de pastorear las almas de sus miembros, siendo columna y baluarte de la verdad, edificando a los santos para la obra del ministerio, y llevando el evangelio por todo lugar. Por otro lado, no ser una iglesia aislacionista fuera del debate de este tiempo. Esto último ha llevado a la iglesia a sufrir las consecuencias de ser golpeada por esta ola muy tarde, porque no se preparó para esta lucha, ni estuvo presente en los foros en donde se discutían estas cosas.

¿Hay lugar en la política para un cristiano?

Cristo es el Señor de todas las esferas de la vida, y la esfera política no es una excepción. El creyente está llamado a ser luz del mundo y sal de la tierra, y debe llevar la verdad y la justicia a todo lugar. No todos los creyentes deben involucrarse directamente en la política: esta requiere un llamado y dones que no todos poseen. Pero algunos serán llamados a este servicio.

No existe ningún texto bíblico que impida que un creyente con estos dones y vocación entre en la arena política, más bien Dios nos ha dejado ejemplos de hombres que hicieron un gran bien a su generación desde estas esferas. Daniel, Josías, Ezequías, William Wilberforce, y otros son ejemplos de lo que decimos. La diferencia en los creyentes llamados a la política debe ser, que su motivación allí sea la de servir con integridad a Cristo y a la patria. Lamentablemente algunos políticos llamados cristianos van a la política detrás de gloria, dinero y poder. Cuando esto ocurre es un vituperio al nombre del Señor, pero esto no debe disuadir a aquellos que con limpia conciencia van a glorificar a Dios desde allí.

Los pastores sin embargo no deben estar metido a políticos como ocurre en muchos lugares; su llamado es a pastorear la grey de Dios y a preparar a los santos para la obra del ministerio. Esto no impide que en momentos críticos de la nación, líderes y pastores se involucren en luchar por temas como la defensa de la vida, y en contra del matrimonio homosexual, lo cual aunque son temas políticos, porque afectan las políticas de una nación, no son necesariamente partidarios, es decir en abierto proselitismo de un partido especifico, lo cual debe ser evitado, porque puede ser divisivo en las iglesias.

¿Por qué es importante para los cristianos defender contra la corrupción moral de una sociedad?

La Gran Comisión del cristianismo no es moralizar un pueblo, sino predicar el evangelio para la salvación de las almas. Nosotros no creemos que la moral salve a nadie.

No obstante el grado de corrupción moral de una sociedad es un termómetro de cuán alejada está de Dios y de Sus leyes. Esto tiene un efecto en el buen desempeño de un gobierno, y en su desarrollo económico y social. Así se mostró en la Reforma protestante, en donde las legislaciones y constituciones políticas que resultaron de este movimiento ayudaron al desarrollo de esas naciones. En contraste a lo anterior, otras naciones que no adoptaron esta ética quedaron rezagadas económica y socialmente.

El grado de moral de una sociedad afecta el buen desenvolvimiento de la obra de la Iglesia en el mundo. Mientras más tinieblas hay, más oposición habrá al evangelio. Pablo nos exhorta a orar en I Timoteo 2:1-3 para que podamos vivir quieta y reposadamente, y esto es el resultado de una sociedad en donde impera la justicia. Sin un orden moral no es posible la justicia, y sin esta los pueblos van hacia la anarquía. En sociedades donde impera el mal y gobiernos corruptos, es difícil predicar el evangelio y propagar el mismo.

Las leyes de una nación son la expresión de su moral. La otra cara de la moneda es que las leyes se convierten en su moral. Si permitimos leyes que erradiquen la moral judeo cristiana que forjó la civilización occidental, y peor, sin el consenso de las mayorías, la nación terminará adoptando esas leyes como su código ético para todos. El resultado de esto será más tinieblas y más injusticia.

Finalmente, la moral no es posible sin el referente de un absoluto, y a la larga esto tiene que llevar a un pueblo a buscar ese absoluto en Dios, el soberano. Sin los absolutos de un Dios legislador a quien hay que dar cuentas, la ética entra en un relativismo absurdo como el que vemos hoy en día.

En Romanos 13, Pablo dice que los gobiernos están para castigar lo malo e incentivar lo bueno. Obviamente esta ética implícita en Romanos 13 viene de Dios, quien instituyó los gobiernos. El estándar ético de este código de castigo y premio era para aplicarse no solo a los creyentes sino a todos, aunque su origen era la ley divina.

¿Cómo pueden nuestros lectores participar en este conversación? ¿Qué pueden hacer para recibir más información e involucrarse en este tema?

El panel del día 14 de marzo del 2016 a las 6:00 PM AST titulado “Los gobiernos, los líderes y el rol de la Iglesia en la esfera política”, será transmitido por internet en vivo por Radio Eternidad. Pueden verlo en este enlace. Habrá abierto un cuarto de conversación (chat room) para los que deseen hacer preguntas a los panelistas.

Si quieres saber más del movimiento “Grupo Acción Cristiana RD “que auspicia este seminario, y conocer de su Misión, Visión y Manifiesto, puedes buscar información en nuestra página.

Muchas gracias por su tiempo, hermano.

Steven Morales

Steven sirve como el director de operaciones de Coalición por el Evangelio. Él vive en Guatemala con su esposa, Gabriela. Actualmente está realizando una Maestría en Divinidad en línea en el Southern Baptist Theological Seminary y es uno de los pastores de Iglesia Reforma. Puedes encontrarlo en Twitter.