PALABRAS PARA VIVIR

PALABRAS PARA VIVIR

Charles R. Swindoll

12 de octubre, 2018

Proverbios 1

La cultura hebrea reconocía que no toda oposición a la dirección de Dios es igual. Toda oposición es necedad, pero los sabios del Antiguo Testamento diagnosticaron las diferentes raíces de la estupidez espiritual y las presentaron de igual manera. Ayer examinamos la ingenuidad simple, la oposición de aquellos que sencillamente no han aprendido, personas que no han sido capacitadas. El día de hoy, consideraremos una forma más severa de necedad espiritual, una condición que puede llamarse «oposición estúpida». Aunque suene fuerte, el mejor término que podemos usar en este caso es necio.

El necio 
El idioma hebreo tiene dos términos principales para esta clase de necio: nabal y kasal.Ambos tienen el significado básico de «ser insulso» o «estúpido». El idioma árabe tiene un término similar a kasal que significa lento, insulso, estúpido o torpe. Pero no se equivoque. El necio tiene capacidad de razonar; simplemente, su lógica es incorrecta. Los necios están convencidos absolutamente de que pueden vivir sin Dios. Los necios crean una racionalidad que aparenta una lógica honesta. Sin embargo, no lo es. La verdad es que comienzan con conclusiones predeterminadas por ellos mismos y tratan de apoyarlas con su propio raciocino.

Un ejemplo de kasal tiene que ver con una persona que sufre una pérdida trágica y terrible. Se enoja intensamente con Dios y por eso decide que el creador no existe. Luego pasa su vida desarrollando un caso lógico en contra de la existencia de Dios, utilizando lo que parece ser un razonamiento creíble. Para poder seguir convenciéndose a sí misma y a los demás propone teorías alternas de cómo y por qué el universo existe para, de esta forma, reemplazar la cosmovisión bíblica.

Ciertamente, el ateísmo es sencillamente una forma moderna de idolatría; un rechazo voluntario de Dios favoreciendo un cosmos creado por el hombre. Quizás por esta razón es que la Biblia utiliza la palabra kasal con frecuencia para los idolatras. Esas personas crean sus propios ídolos y luego se convencen de que tienen poder sobrenatural. El profeta Isaías ilustró lo absurdo de esto con una historia de un hombre que cortaba un árbol:

«Quema parte del leño en el fuego y sobre él prepara carne asada, come y se sacia. Luego se calienta y dice: ‹¡Ah! Me caliento mientras contemplo el fuego›. Después, lo que sobra lo transforma en la imagen tallada de un dios. Se postra ante él y lo adora, y le ruega diciendo: ‹¡Libérame, porque tú eres mi dios!›»(Isaías 44:1617).

De manera similar, un nabal decide qué clase de comportamiento pecaminoso disfruta y luego lo racionaliza. Por ejemplo, una mujer que piensa abandonar a su familia debido a una aventura se pasa varias semanas preparándose mentalmente para esa ruptura. Se convence a si misma de que su esposo y su familia viven mejor sin ella, de que ella ha vivido mucho tiempo sirviendo a los demás y ahora es su tiempo de disfrutar de la vida, o que hay otro hombre que es en verdad su alma gemela y que Dios quiere que ella sea feliz.

¿Ve la relación? La mayoría de las personas modernas no crean estatuas para venerarlas como si fueran sus dioses. Más bien, las personas en la actualidad deciden lo que quieren creer y luego lo racionalizan sin consideración de que han puesto su confianza en mentiras que ellos mismos han creado. La Escritura reprende esta clase de oposición con términos muy claros y dice a los sabios que respondan de la siguiente forma a la necedad de los necios:

Apártate del hombre necio porque en él no encontrarás los labios del saber. La sabiduría del sagaz discierne su camino, pero la insensatez de los necios es un engaño(Proverbios 14:78).

El corazón entendido busca el conocimiento, pero la boca de los necios se apacienta de la insensatez (Proverbios 15:14).

El necio no toma placer en el entendimiento, sino solo en exponer lo que tiene en su corazón (Proverbios 18:2).

El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que camina en sabiduría estará a salvo (Proverbios 28:26).

Reflexión: Es posible que hasta las personas sabias actúen como necios en algunos casos. ¿Cuándo fue culpable de racionalizar su comportamiento, sabiendo que era contrario a la voluntad de Dios? ¿Por qué protegió tanto ese comportamiento? ¿Qué necesidad o deseo satisface ese comportamiento en usted? Considere presentar esa necesidad a Dios, pidiéndole que él provea satisfacción a su manera y de acuerdo con su tiempo.

Los necios están convencidos absolutamente de que pueden vivir sin Dios.Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Tomado de: visionparavivir.org  

Disponible sobre el Internet en: https://visionparavivir.org/

 

PURA Y SIMPLE OPOSICIÓN

PURA Y SIMPLE OPOSICIÓN

Charles R. Swindoll

11 de octubre, 2018

Proverbios 1

Como pastor, me asombra la diferencia que existe entre los cristianos en lo que respecta a aceptar instrucciones. Algunos parecen no querer aprender nunca. Muchos creyentes se mantienen conscientes de la dirección de Dios y se someten a su voluntad. También hay muchos seguidores de Cristo que van a la iglesia, pero persisten en aprender de la manera difícil. Están expuestos a las mismas enseñanzas año tras año, pero la sabiduría parece no impregnarse en sus vidas. Para ellos, las muchas advertencias de su familia y amigos pasan desapercibidas. Algunos roces con el desastre no alteran su curso de acción. Y cuando están sufriendo las consecuencias del pecado, comúnmente se preguntan: «¿Por qué me sucede esto? ¿Por qué estoy sufriendo?»

La Escritura me muestra tres tipos de personas y de ellos descubro que tienen un problema en común: son personas de oposición: se oponen a la instrucción de Dios. Esta clase de rebeldes viene en tres variedades, cada una de ellas fue descrita en los proverbios de los sabios y de Salomón. Examinaremos cada uno de estos tres tipos de personas en los siguientes días.

Los de «mente simple»

El sustantivo hebreo peti se basa en un verbo que significa «ser abierto, amplio o espacioso». Conlleva la idea de ser completamente abierto, sin ningún discernimiento, incapaz o sin ninguna disposición de distinguir entre la verdad y la falsedad, de ser fácilmente encaminado hacia el error y de ser atrapado fácilmente. Esta persona es una presa fácil del engaño. Los ingenuos son susceptibles a la maldad y cualquier opinión fácilmente influye en ellos. Usualmente no pueden enfrentar las complejidades de la vida, especialmente si la situación requiere mucho esfuerzo mental.

En la cultura hebrea, se espera que los niños sean ingenuos. Ellos no tienen educación, experiencia ni capacitación para discernir. Por lo tanto, los padres tienen la actividad sagrada de proteger a sus hijos del engaño y capacitarlos para la edad adulta. Son muy pocas las personas que toleran a los adultos ingenuos. Con excepción de la incapacidad mental, aquellos adultos que se mantienen ingenuos por elección merecen sufrir las consecuencias de su ingenuidad.

Al leer Proverbios, encuentro varios rasgos de una persona ingenua:

No son sensibles al peligro ni a la maldad:

Mirando yo por la ventana de mi casa, por entre mi celosía, vi entre los ingenuos y observé entre los jóvenes a uno falto de entendimiento. Él pasaba por la plaza, cerca de la esquina, y caminaba en dirección a la casa de ella. Era al anochecer; ya oscurecía. Sucedió en medio de la noche y en la oscuridad. En seguida se va tras ella, cómo va el buey al matadero, como un cordero al que lo ata; va como un venado (Proverbios 7:6-922).

No ven ni consideran las consecuencias de sus decisiones:

«¡Si alguno es ingenuo, que venga acá!». Y a los faltos de entendimiento dice: «Las aguas hurtadas son dulces y el pan comido en oculto es delicioso». No saben ellos que allí están los muertos, que sus invitados están en lo profundo del Seol (Proverbios 9:16-18).

Lo creen todo; les falta discernimiento:

El ingenuo todo lo cree, pero el sagaz considera sus pasos (Proverbios 14:15).

Nunca aprenden; vuelven a caer en el mismo error una y otra vez:

El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño(Proverbios 22:3).

Reflexión

Hay un viejo dicho que dice: «Si te burlas de mí una vez, la vergüenza es para ti; si te burlas de mi dos veces, la vergüenza es para mí». ¿Qué tan bien aprende de sus errores? ¿Puede ver la conexión entre sus decisiones y las consecuencias de esas decisiones? La meta no es condenarse a sí mismo, sino más bien un examen cuidadoso de aquel sufrimiento pasado que le dará una responsabilidad personal. ¿Tiene esta disciplina de madurez?

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Tomado de: visionparavivir.org  

Disponible sobre el Internet en: https://visionparavivir.org/

EL AFÁN DE LA OPOSICIÓN

EL AFÁN DE LA OPOSICIÓN

Charles R. Swindoll

10 de octubre, 2018

Proverbios 24

¿En qué pensó cuando vio la palabra «oposición» en el título del capítulo? ¿Pensó en alguna resistencia interna externa a sus esfuerzos o a su propia resistencia interna a la dirección de Dios? ¿Cuál de las dos resistencias cree que sería mayor «afán»?

Cuando hablo de oposición, no me refiero a la resistencia externa de los demás sino más bien a la resistencia interna, a nuestra propia oposición a las cosas de Dios. Ciertamente, nos enfrentamos con fuerzas externas, con personas y circunstancias que frustran nuestros esfuerzos, pero eso, probablemente, no nos destruirá. Pienso más bien en la forma en que nosotros nos resistimos de manera personal a la dirección de Dios, a su disciplina, a su voluntad y a su sabiduría. Hay personas que están acostumbradas a esa oposición interna y, por lo general, no aprenden las lecciones que el Espíritu de verdad quiere señales. Aunque otros aprovechan el mensaje de Dios y siguen sus principios, muchos se resisten a su guía.

Todos nosotros, en algún momento, somos culpables de esa oposición interna. Por ello, debemos hacernos dos preguntas importantes:

¿Con qué frecuencia resistimos la obra de Dios dentro de nosotros?

¿Esa resistencia amenaza con volverse un hábito?

Estas son preguntas vitales y su respuesta determinará su futuro inmediato así como la eternidad después de la muerte. Lo que quiero decir es que Dios redime y transforma a las personas. Y aunque la Biblia afirma que Él cumplirá lo que está determinado a hacer, también apela a la voluntad de cada individuo, invitándonos a escuchar la voz de la sabiduría, a arrepentirnos de nuestra rebelión y a buscar la dirección de Dios, sometiéndonos a su guía.

Reflexión

¿Ha tomado la decisión de seguir la guía de Dios en cada detalle de su vida? Nadie hace esto de manera perfecta, pero en términos de la orientación que sigue su vida, ¿prefiere hacer las cosas a la manera de Dios de acuerdo con su voluntad, sus métodos y su tiempo? Si no es así, ¿Por qué se opone a ello? ¿Qué es lo que más teme? Le invito a que no se resista más; es un buen momento para comprometerse a seguir la dirección de Dios.

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

SABIDURÍA, PRUDENCIA Y CONOCIMIENTO

SABIDURÍA, PRUDENCIA Y CONOCIMIENTO

Charles R. Swindoll

8 de octubre, 2018

Proverbios 24

Salomón y los sabios de Israel decían que la sabiduría, la prudencia y el conocimiento son metas valiosas en la vida. De hecho, cuando tuvieron la elección entre la sabiduría y la riqueza material, optaron por la sabiduría en todas las ocasiones. Para ellos, un pensamiento claro tenía la clave del éxito en todas las áreas de la vida.

Es mejor adquirir sabiduría que oro fino, y adquirir inteligencia vale más que la plata (Proverbios 16:16).

Te guardará la sana iniciativa y te preservará el entendimiento (Proverbios 2:11).

Los labios del justo apacientan a muchos pero los insensatos mueren por falta de entendimiento (Proverbios 10:21).

Fuente de vida es el entendimiento al que lo posee, pero el castigo de los insensatos es la misma insensatez (Proverbios 16:22).

Analicemos las definiciones de sabiduría, prudencia y conocimiento.

Para los hebreos, la sabiduría (hakam) y sus derivados son los términos más comúnmente utilizados que denotan inteligencia.

Esta clase de sabiduría describe una percepción con discernimiento. La palabra original hebrea enfatiza la actitud y la capacidad de ver los que hay debajo de la superficie. Esta virtud representa una manera de pensar y una actitud que resultan en una vida prudente y sensible. «La sabiduría del Antiguo Testamento, sin embargo, es muy distinta a la de otras cosmovisiones antiguas. La sabiduría del Antiguo Testamento refleja la enseñanza de un Dios personal santo y justo que espera que aquellos que lo conozcan exhiban su carácter en todos los asuntos prácticos de la vida».1

El término hebreo de la palabra «prudencia» es tebuna, el cual denota inteligencia o discernimiento. Esta palabra describe nuestra capacidad de observar, aprender y discernir para así poder divisar un plan o tomar una decisión. Para poder obtener esta clase de capacidad mental, tenemos que investigar, buscar perspectivas múltiples, utilizar la lógica y formular ideas. Podemos llamar a esto una «sabiduría por experiencia», es decir, la clase de sabiduría que las personas mayores obtienen de la vida misma.

La palabra «conocimiento» viene del verbo hebreo yada que significa «saber». Esto quiere decir que es una comprensión basada en el entendimiento. Esta clase de conocimiento se basa en la experiencia personal de un asunto en particular. La Biblia utiliza esta expresión para caracterizar la familiaridad del Dios omnisciente con cada individuo y sus actitudes (Génesis 18:19; Deuteronomio 34:10; Isaías 48:2-8; Salmos 1:6; 37:18). En muchos contextos, denota la habilidad de discernir la diferencia entre dos cosas, sobre la base de la experiencia pasada (Génesis 3:5, 22; Deuteronomio 1:39; Isaías 7:15). Esa es una habilidad que no tienen los niños. El conocimiento, por lo tanto, es un aprendizaje que conlleva incluida una percepción. Incluye cosas tales como un deseo de aprender, una disposición de escuchar, un deseo de descubrir lo que hay y un conocimiento que siempre busca la verdad.

Salomón y los sabios de Israel catalogaban la sabiduría, la prudencia y el conocimiento como algo vital para vivir de manera prospera, Segura y eficiente. No obstante, reconocían los límites del pensamiento humano:

Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión: Teme al SEÑOR y apártate del mal (3:54).

Reflexión:¿De qué forma ha invertido en su educación hasta ahora? ¿Qué hará para continuar desarrollando (en el sentido hebreo de esas palabras) sabiduría, prudencia y conocimiento? ¿Cuándo enfrenta un desafío, qué forma emplea la sabiduría humana y la confianza en Dios? ¿En qué pone su confianza principalmente?

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos. 1. Louis Goldberg, “647 hakam” en Theological Wordbook of the Old Testament, (Apuntes teológicos del Antiguo Testamento), ed. R. Laird Harris, Gleason L. Archer Jr. y Bruce K. Waltke, electronic ed. (Chicago: Moody Press, 1999), 283.

TRABAJO VERSUS RECOMPENSA

TRABAJO VERSUS RECOMPENSA

Charles R. Swindoll

5 de octubre, 2018

Proverbios 24

Tal como lo descubrimos antes, Salomón y los sabios de Israel dijeron mucho acerca del valor de la diligencia y los peligros de la holgazanería. Cuando unimos todos estos proverbios, su mensaje es muy claro: si uno trabaja diligentemente, cosechará recompensas materiales; la holgazanería, en cambio, nos dejará en la pobreza. Aun en este aspecto, los proverbios nos piden equilibrio. En favor del trabajo, los sabios escribieron:

«El apetito del trabajador es lo que lo obliga a trabajar, porque su boca lo apremia» (16:26).

La palabra que en el texto se traduce como «apetito» viene del término hebreo que se usa para «alma». En este contexto se refiere al deseo humano de satisfacer nuestras necesidades básicas de supervivencia. Literalmente, una persona debe tener agua, alimento y protección. Esta necesidad biológica nos motiva a trabajar. En un sentido más amplio de la expresión, el sabio reconocía nuestra necesidad espiritual de realizar un trabajo significativo. Dios nos ha diseñado con esta «hambre» y reflejamos su imagen cuando cumplimos nuestro propósito divino (Génesis 1:28; 2:15).

Esta necesidad, sin embargo, puede convertirse en una obsesión. El hambre nos hace trabajar, pero la ambición nos impulsa a trabajar demasiado. Dios nos llama a la diligencia, pero no quiere que nos volvamos adictos al trabajo. De acuerdo con el libro de la sabiduría, hay un tiempo para trabajar y un tiempo para disfrutar el fruto de nuestra labor.

Ordena tus labores afuera; ocúpate en ellas en el campo. Y después edifícate una casa (24:27).

La frase «edifícate una casa» tiene un doble significado: uno literal y otro figurado. Para edificar la casa de una persona, un hombre no solo erige la estructura en la cual va a vivir, sino que también establece un legado. Se casa, llena el hogar de niños, los cría hasta que son adultos y luego amplia la morada para acomodar a la siguiente generación. En este sentido, la casa de una persona representa su vida, la cual ha llenado con familia, amigos, riqueza y provisiones.

Una paráfrasis de este Proverbio seria: «¡Esfuércese mucho y luego disfrute la vida!».

Reflexión: ¿Cuál extremo tiende a exagerar: el proceso del trabajo o la recompensa del trabajo? ¿Qué puede hacer para mantener un equilibrio más saludable? ¿De qué forma puede involucrar a su familia y a sus amigos para que le ayuden a mantener ese equilibrio?

El hambre nos hace trabajar, pero la ambición nos impulsa a trabajar demasiado.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Vision Para Vivir

ADVERSIDAD VERSUS PROSPERIDAD

ADVERSIDAD VERSUS PROSPERIDAD

Charles R. Swindoll

4 de octubre, 2018

Proverbios 24

Aunque no se dé cuenta, la vida es una lucha perpetua para mantener el equilibrio entre varias fuerzas opuestas. Durante los siguientes días, examinaremos algunos extremos comunes que amenazan quitarnos ese equilibrio. El primero es la lucha entre la adversidad y la prosperidad.
Con respecto a los defectos de la adversidad, los sabios de Israel escribieron:

Si desmayas en el día de la dificultad, también tu fuerza se reducirá (Proverbios 24:10).

El término que se utiliza para «dificultad» en este texto describe un confinamiento o una contrición. Un lugar muy pequeño para que sea habitado cómodamente.

La expresión «entre la espada y la pared» es muy apropiada aquí. Este proverbio nos aconseja no desmayar o, de manera más precisa, no recaer.

Si lo hacemos, desperdiciamos la fuerza que nos ayudaría a escapar. En otras palabras, cuando cedemos a nuestros temores, permitimos que aquello que nos da miedo se convierta en realidad. Y de acuerdo con Proverbios 24:5, «más vale el sabio que el fuerte y el hombre de conocimiento que el de vigor».

Si me permite decirlo abiertamente, ceder es una tontería.

Cuando la adversidad nos presiona, pensemos en la supervivencia como nuestra meta principal. Ni siquiera piense en la idea de rendirse. Más bien, haga que esa adversidad genere en usted persistencia e ingenio para sobrepasarla. La adversidad hace que busquemos en nuestro carácter interior una solución. Con frecuencia un depósito de fortaleza interna.

Hay otro problema, y este es más sutil. El problema puede venir al encontrarnos con la prosperidad, lo opuesto a la adversidad. Cuando las cosas suceden fácilmente, cuando hay mucho dinero, cuando todos aplauden, cuando todo parece estar alineado y todo parece marchar bien, debemos ser más cautelosos. ¿Por qué? Porque en momentos de prosperidad, la vida puede, sutilmente, volverse complicada. La integridad es atacada. La humildad puesta a prueba. La fe desafinada.

Proverbios nos advierte diciendo:
«El que confía en sus riquezas caerá, pero los justos reverdecerán como follaje» (Proverbios 11:28).

Este texto utiliza la palabra «confiar» dando a entender que se trata de una persona que se siente segura, que tiene confianza y depende de algo. Cuando sufrimos adversidad, nos volvemos introspectivos, analizamos nuestras motivaciones y decisiones tratando de satisfacernos a nosotros mismos y diciéndonos que no merecemos esas circunstancias poco placenteras. Pero cuando la vida va bien, tendemos a preocuparnos menos por nuestro comportamiento y, si no tenemos cuidado, podemos comenzar a sentirnos indestructibles. Nuestra prosperidad parece un escudo contra la calamidad. Hasta podemos caer en el error de creer que nuestra riqueza es la prueba de que Dios está de acuerdo con nuestro comportamiento y empezamos a desarrollar un sentido de arrogancia.

La sabiduría nos dice que nos enfoquemos en nuestras circunstancias, ya sean de adversidad o de prosperidad, sino que encontremos el equilibrio en hacer lo que es correcto. Los «justos», en el versículo 28, son aquellos que siguen y aplican constantemente los parámetros morales de Dios a pesar de las circunstancias.

Reflexión: Si usted es como la mayoría de las personas, su vida es una mezcla de adversidad y prosperidad. Haga dos listas: una que describa forma en que sufre la adversidad y otra sobre formas en las que se siente próspero. ¿De qué forma se siente tentado a abandonar el comportamiento justo en cada circunstancia? Tome ahora la resolución de hacer lo correcto como respuesta a cada tentación.

Vision Para Vivir

DESEQUILIBRIO

DESEQUILIBRIO

Charles R. Swindoll

3 de octubre, 2018

Proverbios 12, 13, 15, 19, 22, 26

Entre más viejo me hago, más me doy cuenta de lo fácil que una rutina se puede convertir en un estancamiento y lo fácil que es que las prioridades se conviertan en obsesiones. En los devocionales anteriores examinamos el afán de la holgazanería y encontramos formas de evitar convertirnos en perezosos. Pero la decisión de dar prioridad al trabajo y ser diligentes en nuestras responsabilidades puede llevarnos a extremos. Nuestra laboriosidad puede convertirse en una adicción al trabajo.

Cuando estamos a dieta, monitoreamos lo que comemos y las cantidades. Los doctores nos recomiendan que hagamos ejercicio de manera constante. Sin embargo, algunas personas se preocupan tanto por su peso que llegan a sufrir de desórdenes alimenticios. Algunas mujeres hacen tanto ejercicio que sus hormonas femeninas se bloquean y algunos hombres sienten la necesidad de inyectarse compuestos químicos para desarrollar sus músculos aun cuando esos químicos pueden causar cáncer. Preocuparnos por lo que comemos y ejercitarnos sabiamente es algo bueno. Lo malo es cuando lo llevamos a un extremo.

De la misma forma, he visto cristianos espiritualizarse a tal extremo que se alejan de cualquier vida pública normal. Leen la amonestación de Pablo de «orar sin cesar» literalmente y se pasan horas en meditación privada sin hacer nada más. Estudian la Escritura tanto tiempo que tienen muy poca oportunidad de practicar lo que aprenden. Asisten a todos los servicios de la iglesia, participan en todos los programas y nunca se pierden eventos, pero sus hijos y su matrimonio son ignorados. Una vez más le repito, son cosas buenas que se convierten en malas cuando no buscamos el equilibrio apropiado.

Debo admitir que, para vergüenza mía, veo extremos en mí mismo. Le pido al Señor que me mantenga equilibrado. Necesitamos equilibrio entre el trabajo y la diversión. Ese desequilibrio no es saludable.

Necesitamos equilibrio entre nuestro tiempo a solas y nuestro tiempo con los demás.
Necesitamos equilibrio entre la independencia y la dependencia. Cualquiera de los dos extremos puede llevarnos a un comportamiento extraño y hasta desórdenes mentales.
Necesitamos un equilibrio entre bondad y firmeza, entre esperar y orar, entre trabajar y obedecer, entre ahorrar y gastar, entre recibir y dar, entre querer demasiado y esperar muy poco, entre la aceptación y el discernimiento agudo.
Reflexión: Examine su propia vida. ¿En qué área necesita más equilibrio? Reflexione en estas últimas semanas. ¿Alguien cerca de usted se ha quejado de que está llevando al extremo una actividad, prioridad o perspectiva?

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Desequilibrio

FRACASO

FRACASO

por Charles R. Swindoll

2 de octubre, 2018

Proverbios 12, 13, 15, 19, 22, 26

Un joven entró a una tienda y solicitó utilizar el teléfono. El gerente de la tienda escuchó lo que él decía:

—¿Necesita un joven honesto y trabajador en su negocio? (Pausa). Oh, ya consiguió un joven honesto y trabajador. Bueno, gracias de todas maneras.

El joven colgó el teléfono con una sonrisa y se dirigió a la puerta felizmente.

—¿Cómo puedes estar tan contento? —le preguntó el gerente—.
Te acaban de decir que ya tenían a alguien y que no te iban a contratar.

El joven le respondió:

—Ah, lo que pasa es que yo soy ese joven trabajador. Solo quería ver cómo andaba mi trabajo.

Si alguien le preguntara a su jefe acerca de usted y de su trabajo, ¿qué clase de respuesta daría? ¿Diría su jefe que es un buen trabajador? No lo haría si tiene los siguientes dos atributos de un perezoso:

El perezoso siempre renuncia

El negligente no alcanza presa, pero el hombre diligente obtendrá preciosa riqueza (Proverbios 12:27).

Esta ilustración revela una característica de la holgazanería: no hay consecución. Al perezoso. . .

• Le gusta pescar pero no quiere cocinar el pescado.
• Le encanta comer, pero detesta lavar los platos.
• Pinta un cuarto, pero deja que los demás se encarguen de la limpieza.
• Prefiere las buenas posesiones, pero no sabe cuidarlas.

Los perezosos no se preocupan por los detalles porque se sienten satisfechos con lo mínimo. Para ellos, la excelencia no se encuentra en su lista de prioridades.

El Perezoso vive de excusas

Dice el perezoso: ¡Afuera hay un león! ¡En medio de la calle seré descuartizado! (Proverbios 22:13).

Este dicho siempre me hace reír. Esos «leones en la calle» no son más que obra de la imaginación. Más adelante, en el libro de Proverbios, «el león» regresa:

Dice el perezoso: «¡Hay un león en el camino! ¡Hay un león en medio de las calles!». Como las puertas giran sobre sus bisagras, así también el perezoso en su cama (Proverbios 26:13, 14).

Estos proverbios utilizan una figura retórica llamada hipérbole: una imagen graciosa y exagerada que ilustra un punto válido. La primera hipérbole demuestra los extremos ridículos que un perezoso utilizará para evitar el trabajo. El perezoso capitalizará cualquier excusa, sin importar su irracional ni improbable. El segundo proverbio ilustra el único resultado posible de la naturaleza de una persona haragana. Una puerta no puede hacer otra cosa mis que abrirse y cerrarse. Al perezoso, su propia naturaleza no le permitir hacer ninguna otra cosa más que dormir.

Reflexión: ¿Tiene algún conocido haragán? Con frecuencia, estos conocidos se convierten en la excusa que necesitamos para sentirnos limitados. Reflexione en la clase de personas con las que ocupa la mayor parte de su tiempo. En la medida posible, escoja amigos diligentes y limite su tiempo con aquellas personas que exhiben los rasgos de un perezoso.

Los perezosos no se preocupan por los detalles porque se sienten satisfechos con lo mínimo.

— Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2015 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Caricaturas Evangélicas

17 Marzo 2018

Caricaturas Evangélicas
por Charles R. Swindoll

1 Corintios 6:9-11

¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o practican la homosexualidad o son ladrones o avaros o borrachos o insultan o estafan a la gente: ninguno de ésos heredará el reino de Dios. Algunos de ustedes antes eran así; pero fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. —1 Corintios 6:9-11

Para el mundo, los cristianos evangélicos representan una gran cantidad de conceptos confusos y contradictorios. Decimos que hemos «nacido de nuevo» pero rechazamos la reencarnación. Hablamos en voz alta con alguien que no vemos. Fundamentamos nuestra vida en un libro que creemos que Él escribió, aunque no lo vimos hacerlo.

Nuestras acciones son aún más inconsistentes. Nuestra lista de preocupaciones es larga, aunque decimos que Él lleva nuestras cargas. Tenemos poca paciencia con la mesera aun cuando ella nos vio orar antes de comer. La forma en que manejamos con frecuencia es descuidada y, en algunos casos, hasta ilegal, aunque tenemos una calcomanía que nos identifica como cristianos. Creo que eso debería hacernos sonrojar de vergüenza. Quisiéramos usar una máscara. Mejor aún, volvernosinvisibles.

Usted y yo definimos estos contrastes como una batalla espiritual con la carne. Aceptamos que existan tales contradicciones. Pero créame, el incrédulo no lo ve de esa forma. Él nos ve a través de un filtro distorsionado, compuesto de exageraciones, confusiones y realidades. Las caricaturas, debemos admitirlo, son exageraciones falsas y representaciones extremas. Pero se utilizan formidablemente cuando se toca el tema del cristianismo.

La respuesta no es intentar ser perfectos, (eso sería una pérdida de tiempo), ni tampoco quitar la calcomanía que dice: «Jesús es Señor» del auto (lavarse las manos), para que para que todas las caricaturas puedan ser borradas. Seamos realistas, algunas personas no van a cambiar sus ideas erradas acerca de los cristianos, aunque viviéramos como el apóstol Pablo. Hasta él mismo tuvo personas que le criticaron.

Entonces ¿qué hacer? Usted no puede cambiar el ejemplo de otros cristianos ni tampoco puede cambiar la opinión de los que no son cristianos. Pero puede hacer algo al respecto de la falta de carácter dentro de usted. La presencia de las caricaturas no importa tanto como la ausencia de carácter.

Adaptado de el libro por Charles R. Swindoll, Responde a Mi Clamor (Worthy Latino, Una división de Worthy Media, Inc., Brentwood, TN, 2014). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Mansedumbre

16 Marzo 2018

Mansedumbre
por Charles R. Swindoll

Gálatas 5:25
Gálatas 6:2

Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros. Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. —Gálatas 5:25-6:2

La mansedumbre parece ser una idea ajena al temperamento masculino. El hombre retratado por los medios de comunicación actuales es a menudo un tipo rudo, con la complexión física de un defensa de algún equipo de fútbol americano que conduce un auto deportivo y camina contoneándose. En los anuncios comerciales de cerveza, este hombre vive su vida a su manera. Con las mujeres, es todo un conquistador. En los negocios, un vencedor y hasta tiene una actitud desafiante frente a una rasuradora eléctrica. Si no me cree, pregúntele a los jóvenes quienes consideran un hombre así, su héroe, así de simple.

Ahora bien, debemos entender algo. Un hombre debe ser un hombre. No creo que haya muchas cosas que nos saquen de balance que un hombre que se comporta como una mujer o usa ropa que sugiere feminidad. Vivimos en una época donde el rol de géneros definitivamente se está erosionando.

La verdadera clase de rudeza debiera ser la fortaleza del carácter. Pero a la vez, la mansedumbre es igualmente importante. Es tan importante que Dios la coloca en la lista de las cualidades que deben caracterizar a un cristiano: «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio» (Gálatas 5:22-23).

La mansedumbre tiene tres compañeros íntimos en el Nuevo Testamento: el amor, la gentileza y la humildad (1 Corintios 4:21; 2 Corintios 10:1; Efesios 4:2). Es más, la mansedumbre es la actitud adecuada para enfrentar tres tareas difíciles: Disciplina en la iglesia, oposición personal y mantenerse abierto a la Palabra de Dios (Gálatas 6:1; 2 Timoteo 2:25; Santiago 1:21).

Recuerde, nuestro objetivo siempre debe ser el equilibrio. No solo parcial, sino todo en conjunto. La firmeza puede causar una imagen fría, distante, intolerante y hasta insoportable. El equilibro nos hace firmes y tiernos… audaces y gentiles, compasivos, considerados y con espíritu enseñable. Tal como Jesús.

La mansedumbre es la actitud adecuada para enfrentar tres tareas difíciles.—Charles R. Swindoll

Adaptado de el libro por Charles R. Swindoll, Responde a Mi Clamor (Worthy Latino, Una división de Worthy Media, Inc., Brentwood, TN, 2014). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.