El sufrimiento que aplasta la fe 

Julio 31

El sufrimiento que aplasta la fe

Devocional John Piper

Marcos 4:16:17: «No tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan»

El sufrimiento destroza la fe de algunos, en lugar de edificarla. Jesús sabía esto y lo describió en la parábola del sembrador y los cuatro terrenos. Algunos escuchan la Palabra y la reciben con gozo, pero luego el sufrimiento hace que se aparten.

Así que la aflicción no siempre hace la fe más fuerte. A veces aplasta la fe. Y entonces las palabras paradójicas de Jesús se vuelven ciertas. Como dice en Marcos 4:25 » al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará»

Esto nos llama a soportar el sufrimiento con una fe firme en la gracia venidera, de tal forma que nuestra fe se haga más fuerte, y no se acabe demostrando que es vana (ver 1 Corintios 15:2). En Marcos 4:25 dice también: » Porque al que tiene, se le dará». Conocer el diseño de Dios en el sufrimiento es uno de los medios principales para crecer a través del sufrimiento.

Si crees que el sufrimiento no tiene sentido, o que Dios no tiene el control, o que es caprichoso o cruel, entonces el sufrimiento te apartará de Dios, en lugar de apartarte de todo lo demás que no es Dios, como debería hacerlo. Así que es crucial que la fe en la gracia de Dios incluya creer que el da gracia a través del sufrimiento.

Traducido de http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/suffering-that-crushes-faith

El sufrimiento que fortalece la fe

Julio 30

El sufrimiento que fortalece la fe

Devocional John Piper

Santiago 1:2-3: «Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia»

Aunque parezca extraño, uno de los propósitos principales de ser zarandeado por el sufrimiento, es hacer que nuestra fe sea más inamovible.

La fe es como el tejido muscular: si la esfuerzas al límite, se hace más fuerte y no más débil. Eso es lo que Santiago quiere decir en estos versículos. Cuando tu fe es amenazada, probada, y estirada hasta el punto de casi romperse, el resultado es una capacidad mayor para resistir.

Dios ama tanto la fe que la probará hasta el límite para conservarla pura y fuerte. Por ejemplo lo hizo con Pablo, como dice en 2 Corintios 1:8-9,

Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

Las palabras «para que» muestran que había un propósito en este sufrimiento extremo: era para que Pablo no confiase en sí mismo o sus recursos, sino en Dios, específicamente en la gracia venidera de Dios en resucitar a los muertos.

Dios valora tanto una fe de todo corazón que, en su gracia, quitará todas las demás cosas del mundo en las que nos podemos sentir tentados a confiar, incluso la vida misma. El objetivo de Dios es que nuestra confianza en que Él mismo es todo lo que necesitamos, se vuelva más profunda y fuerte.

Dios quiere que podamos decir junto con el Salmista (en Salmos 73:25-26): «¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre».

Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/suffering-that-strengthens-faith

El plan de Dios para los mártires

Julio 29

El plan de Dios para los mártires

Devocional John Piper

Apocalipsis 6:11: «Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos»

Durante casi trescientos años, el cristianismo creció en una tierra humedecida en la sangre de los mártires.

Hasta el emperador Trajano, alrededor del 98 después de Cristo, la persecución estaba permitida pero no era legal. Desde Trajano a Decio (alrededor del año 250), la persecución era legal, pero mayormente local. Desde Decio, que odiaba a los cristianos y temía el impacto de estos en sus reformas, hasta el primer edicto de tolerancia en el año 311, la persecución no fue solamente legal, sino extendida y generalizada.

Un escritor nos describe la situación en este tercer periodo así:

El terror se esparcía por todas partes a través de las congregaciones, y el número de los lapsi (los que renunciaban a su fe cuando eran amenazados) era enorme. Sin embargo no había escasez de aquellos que se mantenían firmes y sufrían el martirio antes que ceder. Y mientras la persecución se hacía mayor y más intensa, el entusiasmo de los Cristianos y su poder de resistencia se hacía más y más fuerte.

Así que durante trescientos años, ser cristiano fue un acto de un inmenso riesgo para tu vida, posesiones y familia. Era una prueba de aquello que amabas más. Y el extremo de esa prueba era el martirio.

Y sobre el martirio estaba un Dios soberano que decía que había un número asignado. Estos mártires tenían un papel especial que jugar en la implantación y el fortalecimiento de la iglesia. Tenían un papel especial a la hora de acallar la boca de Satanás, que constantemente dice que el pueblo de Dios le sirve solamente porque hace su vida mejor (Job 1:9-11).

El martirio no es algo accidental. No es algo que tome a Dios desprevenido. No es algo inesperado, y desde luego, no es una derrota estratégica para la causa de Cristo.

Puede que se vea como una derrota, pero forma parte de un plan del cielo. Un plan que ningún estratega humano podría jamás concebir o diseñar. Y triunfará para todos aquellos que perseveran hasta el final por fe en la gracia de Dios.

Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/god-s-plan-for-martyrs

Por qué no desmayamos

Julio 28

Por qué no desmayamos

Devocional John Piper

2 Corintios 4:16: «Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día»

Pablo no podía ver igual de bien que antes, y no había gafas. No podía oír igual que antes, y no había aparatos de audición. Tampoco se recuperaba de los azotes igual que antes, y no había antibióticos. Sus fuerzas al caminar de ciudad en ciudad no aguantaban igual que antes. Podía ver las arrugas en su cara y en su cuello. Su memoria no era igual de buena, y él admitía que todo esto era una amenaza para su fe, su gozo, y su ánimo.

Pero no desmayaba ¿por qué?

No desmayaba porque su hombre interior estaba siendo renovado. ¿Cómo?

La renovación de su corazón viene de algo muy extraño: viene de mirar hacia lo que no puede ver.

2 Corintios 4:18 dice:

No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Esta es la forma en que Pablo no desmayaba: mirando lo que no se puede ver. ¿Qué es lo que veía?

Unos cuantos versículos más tarde, en 2 Corintios 5:7 dice: «porque por fe andamos, no por vista». Esto no quiere decir que saltaba hacia la oscuridad sin ninguna evidencia de lo que habría allí. Lo que significa es que, las más preciosas e importantes realidades en el mundo están más allá de nuestros sentidos físicos.

Miramos esas cosas invisibles a través del Evangelio. Fortalecemos nuestros corazones y renovamos nuestros ánimos fijando nuestra mirada en la verdad invisible y objetiva que podemos ver en el testimonio de aquellos que vieron a Cristo cara a cara.

Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/why-we-don-t-lose-heart

Si no luchas contra la lujuria

Julio 27

Si no luchas contra la lujuria

Devocional John Piper

1 Pedro 2:11: «absteneos de los deseos carnales que batallan contra el alma»

Cuando confronté a un hombre acerca del adulterio en el que estaba, intenté entender su situación y le rogué que volviese con su esposa. Luego le dije, «Ya sabes, Jesús dice que si no luchas contra este pecado con el tipo de seriedad que está dispuesta a sacarse un ojo, irás al infierno, y sufrirás allí para siempre».

Como él profesaba ser cristiano, me miró con una incredulidad completa, como si no hubiese escuchado nunca en su vida nada igual, y dijo: «¿Quiere decir que piensa que una persona puede perder la salvación?».

Así que he aprendido una y otra vez, por experiencias de primera mano, que hay muchos que dicen ser cristianos y tienen una visión de la salvación que los desconecta de la vida real, una visión que anula para ellos las amenazas de la Biblia, y que pone a la persona pecadora que dice ser cristiana más allá del alcance de las advertencias bíblicas. Creo que esta visión de la vida cristiana está haciendo sentir cómodas miles de personas que están en el camino ancho que lleva a la perdición (ver Mateo 7:13).

Jesús dijo que si no luchas contra la lujuria, no vas a ir al cielo. No dijo que los santos siempre lo consigan. El asunto es que nos propongamos luchar, no que lo consigamos de forma perfecta.

Lo que está en juego es mucho mayor que si el mundo explota por mil misiles de largo alcance, o si los terroristas ponen una bomba en tu ciudad, o si el calentamiento global funde el hielo, o si el SIDA arrasa las naciones. Todas estas calamidades solamente pueden matar el cuerpo. Pero si no luchamos contra la lujuria, perderemos nuestras almas.

Pedro dice que las pasiones de la carne libran guerra contra nuestras almas. Lo que está en juego en esta guerra es mucho mayor que lo que hay en cualquier amenaza de guerra o terrorismo. El apóstol Pablo hizo una lista en (Colosenses 3:5-6) «Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia» luego dijo «cosas por las cuales la ira de Dios viene». Y la ira de Dios es inmensamente más terrible que la ira de todas las naciones juntas.

Que Dios nos de gracia para tomar en serio nuestras almas y las de otros, y para mantener la lucha.

Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/if-you-don-t-fight-lust

Lo que significa amar al dinero 

Julio 26

Lo que significa amar al dinero

Devocional de John Piper

1 Timoteo 6:10: «porque raíz de todos los males es el amor al dinero»

¿Qué quería decir Pablo cuando escribió esto? No puede ser que quisiera decir que el dinero siempre está en nuestra mente al pecar, porque hay un montón de pecado que sucede cuando no estamos pensando en dinero.

Mi sugerencia es que quería decir que todos los males en el mundo vienen de un tipo de corazón, es decir, del tipo de corazón que ama el dinero.

Ahora bien, ¿que significa amar el dinero? no significa amar los verdes billetes, las monedas de cobre o los siclos de plata. Para saber lo que significa amar al dinero, tienes que preguntarte ¿qué es el dinero? Yo respondería a esta pregunta así: El dinero simplemente es un símbolo que representa los recursos humanos. El dinero representa lo que puedes obtener de los hombres en lugar de Dios.

Dios trabaja con una divisa de gracia, no con dinero. Isaías 55:1 dice: «A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed». El dinero es la divisa de los recursos humanos. Así que un corazón que ama el dinero es aquel que pone su esperanza, busca sus placeres, y pone su confianza en lo que los recursos humanos pueden ofrecer.

Por tanto el amor al dinero es virtualmente lo mismo que la fe en el dinero, la creencia (la confianza, la seguridad) de que el dinero suplirá tus necesidades y te hará feliz.

El amor al dinero es la alternativa a la fe en la gracia venidera de Dios. Es la fe en los recursos humanos venideros. Por eso, el amor al dinero, o la confianza en el dinero, es lo que está detrás de la incredulidad en las promesas de Dios. Jesús dijo en Mateo 6:24: «Ninguno puede servir a dos señores …No podéis servir a Dios y a las riquezas».

No se puede confiar en Dios y en el dinero al mismo tiempo. Creer en uno es no creer en el otro. Un corazón que ama el dinero, que cuenta con el dinero para ser feliz, no cuenta con la gracia venidera de Dios para satisfacerse.

Traducido de: http://solidjoys.desiringgod.org/en/devotionals/what-it-means-to-love-money

La estrategia de Satanás y tu defensa

Julio 25

La estrategia de Satanás y tu defensa

Devocional de John Piper

1 Pedro 5:9: «al cual resistid firmes en la fe»

Los dos grandes enemigos de nuestras almas son el pecado y Satanás. Y el pecado es el peor enemigo, porque es la única forma en que Satanás puede destruirnos: haciéndonos pecar.

Puede que Dios le de cabida suficiente para tratarnos ásperamente, como hizo con Job, o incluso para matarnos, como hizo con los santos de Esmirna (ver Apocalipsis 2:10). Pero Satanás no puede condenarnos o robarnos la vida eterna. La única forma en que puede hacernos un daño definitivo es influenciándonos para que pequemos. Y eso es exactamente lo que trata de hacer.

Así que el principal negocio de Satanás es defender, promocionar, ayudar, hacer brillar y confirmar nuestra inclinación a pecar.

Lo vemos en Efesios 2:1-2: «estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, … conforme al príncipe de la potestad del aire». El pecado se conforma con el poder de Satanás en el mundo. Cuando consigue traer la maldad moral, es a través del pecado. Cuando pecamos, nos movemos en su influencia, y nos ponemos de acuerdo con él. Cuando pecamos, damos «lugar al diablo» como dice Efesios 4:27.

La única cosa que puede condenarnos en el día del juicio son los pecados no perdonados, ni las enfermedades, ni las aflicciones, ni las persecuciones, intimidaciones, apariciones o pesadillas pueden condenarnos. Satanás lo sabe. Por tanto su enfoque principal no es ver cómo asusta a los cristianos con fenómenos extraños (aunque existen bastantes), sino ver como corrompe a los cristianos con novedades inútiles y malos pensamientos.

Satanás quiere atraparnos en un tiempo en que nuestra fe no esté firme, cuando está vulnerable. Tiene sentido que la misma cosa que Satanás quiere destruir es también el medio para resistir sus esfuerzos. Es por eso que Pedro dice: «resistid, firmes en la fe» . Es también por lo que Pablo dice que el «escudo de la fe» puede «puede apagar todos los dardos de fuego del maligno» (ver Efesios 6:16).

La manera de atajar al diablo es fortalecer aquello que más quiere destruir: tu fe.

http://www.desiringgod.org/articles/satans-strategy-and-your-defense

Jesús guarda a sus ovejas.

Julio 24

Jesús guarda a sus ovejas.

Devocional de John Piper

Lucas 22:31-32: «Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos»

Aunque Pedro falló miserablemente, la oración de Jesús lo preservó de la ruina completa. Pedro fue traído a un llanto amargo y restaurado al gozo y la valentía de Pentecostés. De la misma forma Jesús está intercediendo por nosotros hoy mismo, para que nuestra fe no falle (ver Romanos 8:34).

Jesús prometió que sus ovejas serían preservadas y que nunca perecerían. Juan 10:27-28 dice: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano».

La razón de esto es que Dios obra para preservar la fe de las ovejas: Filipenses 1:6 dice: «el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo».

No se nos deja solos a la hora de luchar la batalla de la fe. Filipenses 2:13 dice: «Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad».

La Palabra de Dios te asegura que, si eres su hijo, él te «hará apto en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo» (Hebreos 13:21).

Nuestra perseverancia en al fe y en el gozo está de manera decisiva y final en las manos de Dios. Sí, nosotros hemos de luchar, pero esa misma lucha es lo que Dios «obra en nosotros». Y ciertamente lo hará, porque como dice Romanos 8:30: «y a los que justificó, a estos también glorificó».

No perderá ninguno de los que ha traído a la fe y ha justificado.

https://www.desiringgod.org/articles/jesus-keeps-his-sheep

La batalla de recordar

Julio 23

La batalla de recordar

Devotional by John Piper

Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades… (Lamentaciones 3:21-22)

Uno de los grandes enemigos de la esperanza es olvidar las promesas de Dios. Recordar es un gran ministerio. Pedro y Pablo escribieron por este motivo (2 Pedro 1:13; Romanos 15:15).

El Espíritu Santo es principalmente el que trae a memoria (Juan 14:26); pero no seamos pasivos. Únicamente nosotros somos responsables por nuestro propio ministerio de recordar, y la primera persona que necesita que le hagamos recordar somos nosotros mismos.

La mente tiene este gran poder: puede hablarse a sí misma y hacerse acordar. La mente puede «traer al corazón». Por ejemplo: «Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan…» (Lamentaciones 3:21-22).

Si no «traemos al corazón» lo que Dios ha dicho acerca de él mismo y acerca de nosotros, languidecemos. ¡Oh, cuánto sé de esto por las experiencias dolorosas de mi propia vida! No se revuelquen en el fango de los mensajes paganos. Me refiero a los mensajes que están en nuestra propia mente: «No puedo…», «Ella no lo hará…», «Ellos nunca…», «Nunca ha funcionado…».

El punto aquí no es que esos mensajes sean verdaderos o falsos. La mente de uno siempre encontrará la manera de volverlos verdaderos, a no ser de que nosotros «traigamos al corazón» algo más grande. Dios es el Dios de lo imposible. Hacer razonamientos para salir de una situación imposible no es tan efectivo como recordarnos la manera de salir.

Si no nos recordamos a nosotros mismos la grandeza, la gracia, el poder y la sabiduría de Dios, nos hundimos en un pesimismo salvaje: «…entonces era yo torpe y sin entendimiento; era como una bestia delante de ti» (Salmos 73:22).

El gran giro de la desesperación hacia la esperanza en el Salmo 77 viene de las siguientes palabras: «Me acordaré de las obras del Señor; ciertamente me acordaré de tus maravillas antiguas. Meditaré en toda tu obra, y reflexionaré en tus hechos» (Salmos 77:11-12).

Esta es la gran batalla de mi vida; presumo que es la de ustedes también. ¡La batalla de recordar! Primero a mí mismo; luego a los demás.

Devotional excerpted from “The Ministry of Reminding — Myself”

http://www.desiringgod.org/articles/the-battle-to-remind?lang=es

Ayúdame en mi incredulidad

JUNIO, 12

Ayúdame en mi incredulidad

Devocional por John Piper

Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno. (Romanos 12:3)

En el contexto de este versículo, Pablo está preocupado porque las personas estaban pensando «más alto de sí que lo que debe[n] pensar». Según Pablo la cura para este orgullo es afirmar que no solo son los dones espirituales la obra de la gracia libre de Dios, sino que también lo es la misma fe con la que hacemos uso de esos dones.

Esto significa que no existe ninguna razón para jactarnos. ¿Cómo podemos jactarnos si hasta el requisito necesario para recibir los dones también es un don?

Esta verdad impacta de manera profunda nuestra forma de orar. Jesús nos da el ejemplo en Lucas 22:31-32. Antes de que Pedro lo negara tres veces, Jesús le dijo: «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos».

Jesús ora para que la fe de Pedro fuera sostenida incluso a través del pecado, porque sabía que es Dios quien sostiene la fe. Por lo tanto, deberíamos orar así por nosotros mismos y por los demás.

Por eso es que el padre del muchacho epiléptico clamó: «Creo; ayúdame en mi incredulidad» (Marcos 9:24). Esa es una buena oración: reconoce que sin Dios no podemos creer como debemos creer.

Oremos a diario: «Señor, gracias por mi fe. Sostenla. Fortalécela. Profundízala. No dejes que me falte. Hazla el poder de mi vida, para que en todo lo que yo haga seas glorificado como el gran Dador. Amén».

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org