El Liberalismo y la Gracia

static1.squarespace

El Liberalismo y la Gracia

Frank Chesser

alimentemos_el_almaLa gracia es el favor inmerecido de Dios que se otorga divinamente a la humanidad pecadora. La vida aparte de la gracia es una fantasía, no la realidad. La gracia no es un atributo exánime de la Deidad, sino es activa y se manifiesta al hombre de muchas maneras. La manifestación de la gracia es variada y tan vasta como la eternidad. Santiago señaló a Dios como la fuente de toda dádiva buena (1:17). Una descripción que abarca toda dádiva buena en la Tierra es una descripción de la gracia. Incesantemente, Dios exhibe Su gracia hacia el hombre al darle “lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones” (Hechos 14:17).

El hombre debe su propia existencia a la gracia de Dios. Incluso en el mundo paradisíaco del Edén, el hombre era un receptor de la gracia de Dios. ¿Merecía el hombre ser creado? Incluso en un mundo de perfección e inocencia, ¿merecía la creación incluso un solo don de la mano del Creador? Antes del pecado, ¿podía la primera pareja humana mirar hacia el cielo y describir incluso la bendición más pequeña como mérito? ¡Absolutamente no!

Dios no tiene deuda con el hombre; no le debe nada. La misma naturaleza de la gracia cataloga al hombre como un deudor eterno. Si el hombre pudiera vivir un millón de años, nunca pudiera realizar suficientes obras buenas para endeudar a Dios. A pesar de todas las obras notables que pueda lograr, el término “inútil” está inalterablemente adherido al nombre de cada hombre (Lucas 17:10). Cualquier cosa que Dios hace por el hombre se basa en la gracia, no el mérito.

En el momento que Génesis 3:6 llegó a ser una realidad, la gracia tomó un nuevo significado (Génesis 3:6 es la introducción del pecado). Cuando el pecado llegó a ser una realidad, la cruz llegó a ser una necesidad. A la primera aparición del pecado, Dios se dirigió hacia el Calvario. El pecado dejó al hombre espiritualmente impotente. Aparte de la obra de Cristo en la cima del Gólgota, el hombre es tan impotente como la paja en el viento. Cada paso que toma es un paso hacia atrás. Está perdido hoy, perdido mañana y perdido por siempre.

Si el hombre ha de alcanzar la salvación alguna vez, esto se logrará por la gracia de Dios. “[S]iendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24). La gracia de Dios “se ha manifestado para salvación” (Tito 2:11). Es imposible alcanzar la salvación por medio del esfuerzo o mérito humano. Aparte de la gracia, la presencia de un solo pecado en la vida del hombre sella su destino para siempre. En el proceso de la salvación, el hombre debe mirar a Dios y a Su gracia, no a sí mismo.

Sin embargo, la recepción humana de los dones de Dios no es solamente la obra de la gracia. El hombre debe cooperar con Dios para beneficiarse de las ricas provisiones de la gracia. Este principio abarca los asuntos físicos y espirituales. El alimento físico es un don de la gracia, pero el agricultor debe realizar mucho esfuerzo humano para recibir este don. El consumidor luego debe igualar el esfuerzo del agricultor con el trabajo suficiente para acumular los fondos necesarios para adquirir el alimento que el agricultor cultiva y siega.

Con relación a los asuntos espirituales, la gracia es el fundamento por el cual Dios acepta al hombre. No obstante, la gracia no excluye la obediencia de fe (Romanos 16:26). Dios no puede manifestar gracia al salvar a los que rechazan someterse a Su voluntad. Jesús claramente identificó a los salvos como los que hacen “la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Jesús es el Autor de la salvación eterna, pero solamente para “los que le obedecen” (Hebreos 5:9). La purificación del pecado por gracia a través de la sangre de Cristo es el resultado de “la obediencia a la verdad” (1 Pedro 1:22). Por tanto, la salvación es “por gracia por medio de la fe” (Efesios 2:8), y esa fe es la “obediencia de fe” (Romanos 16:26) que “obra por el amor” (Gálatas 5:6).

La majestad, grandeza y magnificencia de Dios transciende la expresión humana. El mismo término “Dios” traspasa la mente con dardos de sobrecogimiento inexpresable. La mente tambalea y se abruma bajo la carga de este único pensamiento. Intentar comprimir a Dios en la mente del hombre es tan imposible como intentar estrujar el Universo completo en un dedal. La inmensidad y complejidad del Universo desafía el entendimiento humano. Si cada hombre fuera un Salomón y tuvieran un trillón de vidas para dedicarlas completamente a la investigación y el estudio, ni siquiera comenzarían a resolver los secretos de los misterios del Universo. Sin embargo, con un simple “dijo Dios”, todo lo externo a Él mismo llegó a existir (Génesis 1).

Dios es completamente santo. Dios es tan santo que no puede “ver el mal” (Habacuc 1:13). Por ende, cuando Israel pecó a los pies del becerro de oro de Aarón, Moisés tuvo que colocar el tabernáculo “fuera del campamento” (Éxodo 33:7). A causa del pecado extremo de Judá, se describe que Dios desocupa el templo, dejando Jerusalén y ascendiendo a la cima de un monte para supervisar la destrucción de la ciudad (Ezequiel 11:22-23). La santidad de Dios no le permite morar donde el pecado mora.

¿Qué es la adoración? La adoración es una expresión de la gracia. Es la gracia que obra a favor del hombre. Es la gracia que alcanza al hombre y le otorga el privilegio inexpresable de venir a la presencia sublime del Dios santo. Se puede describir la adoración como un hombre que postra su mente a los pies de la gracia, revestido de sobrecogimiento y admiración reverente, expresando amor y gratitud en sus actos ordenados divinamente. En vista de la insensatez vil, repugnante y grotesca del pecado, es un testimonio poderoso a favor de la gracia que se permita que los labios pecaminosos de la humanidad pronuncien el santo nombre de Dios, y mucho más que se otorgue al hombre el permiso de venir a Su presencia augusta para adorar y tener comunión.

La gracia enseña. La gracia instruye al hombre en cuanto a las cosas que se deben hacer y que no se deben hacer (Tito 2:11-12). La gracia guía al hombre a entrar en la presencia de Dios con instrucción bíblica, oraciones, canto congregacional, contribución cada domingo y participación de la Cena del Señor (1 Corintios 11-16). Por ende, la gracia ha provisto un patrón por el cual el hombre puede acercarse a Dios con actos autorizados de adoración. Siguiendo este patrón está la respuesta del hombre a la gracia en obediencia de fe, está el caminar del hombre por fe en gratitud de la gracia de Dios, está la honra del hombre ante las elecciones divinas en cuanto a la gracia, está la obediencia del hombre a los mandamientos de la gracia, está el hombre con un espíritu moldeable y una disposición a aceptar las instrucciones de la gracia, y está la escucha y rendimiento del hombre ante la gracia maravillosa de Dios. El respeto por el patrón es el respeto por la gracia que proveyó ese patrón.

El liberalismo predica una gracia que no entiende y a la cual no escucha. La gracia suministra un patrón para la entrada en la presencia de Dios, pero el liberalismo niega incluso el concepto de un patrón. La gracia enseña, pero el liberalismo no aprende. La gracia resuena en el corazón del hombre, implorándole que se mueva en armonía con su melodía, pero el liberalismo está muy ocupado marchando al son de su propio tambor. Si el liberalismo tuviera la capacidad de enseñar, cesaría de existir.

La gracia ruega al hombre que se lave en la fuente de sangre y que luego venga con sobrecogimiento y temor reverente a la presencia majestuosa del Dios de toda santidad, trayendo ofrendas autorizadas de adoración en espíritu y verdad. La reverencia por la gracia, la instrucción de la gracia y las demandas de la gracia son personificadas por un Abel que trae sacrificios autorizados (Hebreos 11:4), un Abraham ante el altar de la fe (Hebreos 11:17), un David que finalmente sigue la “ordenanza debida” (1 Crónicas 15:13) y un Israel que “tiembla” ante la Palabra de Dios (Isaías 66:2).

El espíritu del liberalismo es la actitud de un Caín que recibe “en vano la gracia de Dios” (2 Corintios 6:1) en el altar de la voluntad propia (Génesis 4:5), un Nadab y Abiú que nulifican la gracia con “fuego extraño” (Levítico 10:1-2), un Jeroboam que peca en contra de la gracia con un patrón pervertido de adoración “inventado de su propio corazón” (1 Reyes 12:33) y un fariseo que desprecia la gracia con una “adoración vana” de fabricación humana (Mateo 15:9).

Las libertades desvergonzadas e inautorizadas de la “gracia” del liberalismo incluyen oraciones audibles de mujeres en la presencia de hombres; los esfuerzos de un coro, un solista o un grupo de adoración para fomentar la auto-atención y promover el entretenimiento; un patio de recreo muy caro llamado “Centro de Vida Familiar”; y actividades infantiles como aplausos, levantamiento de manos y balanceos que disturban la solemnidad de la adoración en espíritu y verdad.

La “gracia” del liberalismo puede describirse como un hombre que se presenta ante la presencia augusta del Dios omnipotente, señalando a una pieza musical mecanizada y afirmando presuntuosamente, “No es un gran problema”. La gracia desvergonzada del liberalismo puede describirse como un hombre que promueve lo que Dios odia (Malaquías 2:16) al intentar anular una de Sus leyes más efectivas de prevención (Mateo 19:9). La gracia arrogante del liberalismo puede describirse como un hombre que habla abiertamente de la iglesia por la cual Jesús murió como un objeto de ridículo y burla ante una reunión de sectarios. El propósito de la “gracia” del liberalismo es la destrucción de la exclusividad del cristianismo del Nuevo Testamento en una comunidad dada, y la comunión completa con los falsos maestros del mundo. La “gracia” del liberalismo es ajena a la gracia de la Biblia.

[Título original en inglés, “Liberalism and Grace”, en The Spirit of Liberalism, pp. 33-37. Traducción editada por Moisés Pinedo].

http://www.ebglobal.org/inicio/el-liberalismo-y-la-gracia.html?rq=liberalismo

FUNDAMENTOS PARA CREAR UNA FAMILIA DISTINTIVAMENTE CRISTIANA

FUNDAMENTOS PARA CREAR UNA FAMILIA DISTINTIVAMENTE CRISTIANA

static1.squarespace

Glenn Colley

alimentemos_el_almaSEGÚN LA PALABRA DE DIOS, ni usted ni yo tenemos ingenio humano suficiente para crear un hogar exitoso. El Salmo 127:1, escrito siglos atrás, todavía es verdadero: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”.

Aquí hay cinco cosas que el Señor puede usar para edificar una gran familia para usted.

1. Dos padres casados.

El matrimonio verdadero no ha sido destruido en los pocos años pasados, pero la cultura relacionada al matrimonio se ha desintegrado. El matrimonio verdadero siempre será honrado en la Escritura como una institución que permanece pura y fuerte. En la iglesia del Señor hay muchas madres y padressolteros que oran para que sus hijos crezcan y se casen con el fin que sus nietos sean criados en un ambiente saludable—con todos los beneficios emocionales y espirituales de tener a una madre y un padre presentes e involucrados. Los niños necesitan un padre que les instruya a ser hombres fuertes y santificados que sean honestos, que reconozcan sus errores y los corrijan, y que respeten los valores escriturales. Las niñas necesitan un padre que les afirme y conserve el honor en su carácter—un hombre que entienda que la belleza exterior siempre tendrá menos valor que la belleza interior (1 Pedro 3:1-4). No se puede negar que una madre o un padre cristiano soltero que sea devoto puede formar exitosamente en el camino cristiano a su hijo o hija, pero esto es mucho más difícil.

2. Dos padres casados que quieren seriamente un hogar cristiano.

Muchos padres dicen que quieren un hogar cristiano sólido, pero pocos están dispuestos a hacer los esfuerzos necesarios para lograrlo. Esto significa ser fieles a la clase bíblica y la adoración. Significa controlar las elecciones de entretenimiento para excluir cualquier cosa que Cristo desaprobaría. Significa conservar los escrúpulos familiares en cuanto a la moralidad, la honestidad, la oración y el compromiso al Señor que definen completamente la identidad de la familia. Significa involucrar a la familia completa en proyectos espirituales familiares para atender a las viudas, los huérfanos, los enfermos y los abandonados. Significa crear una atmósfera en la cual se hable de Jesús sin vacilación durante el día. Significa exigir responsabilidad mutua (Efesios 5:21).

3. Dos padres casados que consideran la disciplina de los hijos como un esfuerzo mutuo.

Ignorar el comportamiento malo en nuestros hijos es una receta para crear adultos que rechazan controlarse y quienes tendrán vidas infelices e improductivas—vidas que un día serán una influencia perjudicial para nuestros nietos. Algunos padres prefieren posponer la corrección del mal comportamiento (los berrinches, la desobediencia, la falta de respeto a los adultos, la mentira, las malas actitudes, etc.) hasta que sus hijos sean adolescentes y los problemas lleguen a ser mayores—“ahorrar” la crianza seria para el futuro. Ellos lamentarán eso. El tiempo propicio para instruir a los niños es cuando ellos son jóvenes y tienen corazones moldeables (Proverbios 19:26; 29:15).

4. Dos padres casados con la determinación firme de mantener a Satanás fuera de su hogar.

El camino por el cual Satanás viaja hasta las salas y cuartos de nuestros hogares es los medios de comunicación. Sea completamente honesto y medite en lo mucho que los programas de televisión y las películas son contraproducentes para los padres que tratan de criar a sus hijos en el amor y servicio del Señor. Los padres deben evitar la actitud desinteresada en cuanto a la clase de entretenimiento familiar, imitando a los padres del mundo. Los aparatos conectados al internet pueden ser beneficiosos en la educación de sus hijos, pero con el toque de unas pocas teclas pueden desencadenar una gran ola de inmundicia que corrompe la mente. Las letras de muchas canciones populares tienen expresiones encubiertas que los padres casi no pueden entender, así que ellos terminan dándose por vencidos ante los valores morales bajos que contaminan los corazones de sus hijos. ¿Quiere desarrollar un hogar cristiano e inculcar valores saludables espirituales en sus hijos? Póngase sus lentes espirituales y observe nuevamente todas las prácticas familiares de entretenimiento. Luego quite radicalmente cualquier basura que encuentre.

5. Dos padres casados que tienen el plan de educar a sus hijos en la Palabra de Dios.

Comience esta noche a tener un tiempo de estudio bíblico con sus hijos. Anuncie que esto será todas las noches. Varíe lo que hace cada noche: estudios de versículos, juegos para aprender la Biblia, cantos, actuación de relatos bíblicos, escritura de notas de ánimo, escritura de cartas a misioneros, solución de problemas éticos, etc. Sea creativo, y haga de este evento familiar un hábito. El padre debería liderar este momento, pero si él no puede hacerlo o no lo hará, la madre debería hacerlo. Un día sus hijos harán lo mismo con sus nietos, y créame, usted se sentirá agradecido de haberlo hecho (Proverbios 22:6).

HORA DE ESCOGER

HORA DE ESCOGER

static1.squarespace

Eric Lyons

alimentemos_el_almaCASI TODOS LOS HISTORIADORES de reputación reconocen que un hombre llamado Jesús vivió y murió en la tierra de Palestina alrededor de 2,000 años atrás. Incluso la mayoría de ateos acepta la historicidad de Jesús de Nazaret. Simplemente hay evidencia irrefutable para la existencia de un hombre llamado Jesús que vivió y murió en el primer siglo. De hecho, simplemente al reconocer el “primer siglo”, se está describiendo un tiempo basado en el nacimiento de Jesús. Todo nuestro sistema de datación se basa en este hombre conocido como el Cristo (“a.C.”, antes de Cristo, y “d.C.”, después de Cristo). Los judíos, musulmanes, hindúes e incrédulos (en gran parte) aceptan que Jesús fue un ser humano real.

Sin embargo, aunque la mayoría de gente que sabe algo de historia admite que Jesús fue una persona real, relativamente pocos creen que Él fue Dios en la carne (como la Biblia repetidamente enfatiza). Ellos pueden decir que Él fue un hombre bueno, o que fue un filósofo renombrado o un gran maestro de moralidad, pero la mayoría de estas personas no cree que fue (como Pedro declaró algo de 2,000 años atrás) “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).

¿Alguna vez ha pensado en lo que la gente realmente está diciendo cuando niega la deidad de Cristo, pero a la vez cree que Él fue un hombre bueno? Ellos están diciendo que Él no fue Quien dijo ser—el Hijo de Dios. Están sugiriendo que aunque Jesús recibió aclamaciones de deidad de los hombres (cf. Juan 1:29,41,49; 20:28) y reclamó ser Dios una y otra vez (Marcos 14:62; Juan 9:36-38; 10:30; et.al.), lo que dijo no fue verdad. Pero a la vez también sugieren que Jesús fue un “hombre bueno”.

Realmente solo hay tres explicaciones que se puede presentar en cuanto al Cristo: (1) Él fue el más grande mentiroso que el mundo conociera; (2) fue un lunático que simplemente pensó que era Dios; o (3) fue Quien reclamó ser—Dios. Hablando lógicamente, no existe otra opción. Casi nadie que esté familiarizado con la vida y enseñanzas de Jesús ha sugerido que Jesús fue un loco. Ningún loco o lunático pudiera responder preguntas con la sabiduría y autoridad profunda de Cristo (cf. Mateo 7:28-29). ¿Qué loco enseñaría que debemos hacer por otros lo que queremos que ellos hagan por nosotros? Los dementes no enseñan que debemos “dar la otra mejilla” y luego dan un ejemplo de lo que eso significa—incluso hasta la muerte. La locura no puede producir tal genio. Por esta razón, casi nadie ha llegado al punto ilógico de llamar lunático a Cristo.

Además, incluso la mayoría de incrédulos más renombrados no ha estado dispuesta a describir a Jesús como un mentiroso o charlatán. El incrédulo Henri Rousseau una vez escribió: “Si la vida y muerte de Sócrates fueron las de un sabio, la vida y muerte de Jesús fueron las de un Dios” (Emile, 1.4). El humanista y enemigo devoto del cristianismo, Joseph Renan, llamó a Jesús una “persona sublime”, y declaró que en Él “está condensado todo lo que es bueno y noble en nuestra naturaleza” (Vida de Jesús, capítulos 1 y 28). Lo cierto es que pocas personas durante la historia han declarado que Cristo fue un mentiroso o lunático.

Pero si Jesús no fue un mentiroso o lunático, entonces, y lógicamente, debe ser Quien reclamó ser: el Hijo de Dios. Nadie puede sostener racionalmente que Jesús fue un hombre bueno pero a la vez que no fue el Hijo de Dios. Él fue ambas cosas, o no fue ninguna de ellas. Cristo fue un lunático, o un mentiroso, o el Señor. Es hora de escoger, pero escoja sabiamente, ya que su destino eterno está en juego.

http://www.ebglobal.org/

¡GRACIA ASOMBROSA!

static1.squarespace

¡GRACIA ASOMBROSA!

mpn

 Moisés Pinedo

A finales de la década de 1770, John Newton escribió la letra del himno muy popular y amado: “Gracia Asombrosa”. Aunque ahora tenemos una versión en español de este himno, considere la traducción literal de la letra original.

Gracia asombrosa, cuán dulce es,
Que salvó a alguien desdichado como yo.
Una vez estuve perdido, pero ahora he sido encontrado;
Fui ciego, pero ahora puedo ver.

¡Gracia asombrosa! Se ha estado cantando este himno por más de dos siglos, ¿pero realmente entiende el mundo religioso lo que es la gracia de Dios? ¿Lo entendemos nosotros? Tal vez necesitamos renovar nuestro entendimiento en cuanto a la gracia de Dios (cf. Romanos 12:2).

La gracia de Dios es un tema principal en la Biblia, especialmente en el Nuevo Testamento. Esta palabra aparece más de 150 veces en el Nuevo Testamento. Fue una de las palabras favoritas del apóstol Pablo, quien gustó la dulce gracia de Dios (1 Corintios 15:10; 1 Timoteo 1:13) y quien usó esta palabra más de 100 veces—más que todos los otros escritores del Nuevo Testamento en conjunto (Malaty, 1992, p. 12).

Pero a pesar de las referencias bíblicas frecuentes, muchos, incluso en la hermandad, desconocen o malentienden la gracia de Dios. Algunos han tomado el camino del universalismo, y han transformado a la gracia en un bien barato que fomenta las pasiones bajas del hombre (Romanos 6:1). Otros han tomado el camino del legalismo, y han reducido a la gracia a un sistema de leyes que apela al esfuerzo y orgullo humano (Mateo 23). Ambos enfoques son erróneos y eternamente peligrosos.

El hombre puede permitirse malentender la política de un pueblo, las leyes de una nación, las estrategias de los negocios, las complejidades de la ciencia y las recomendaciones médicas, pero no puede permitirse malentender la gracia de Dios. Nadie puede rechazar la gracia, ignorar la gracia, malentender la gracia, y a la vez ser salvo por la gracia. La salvación de cada alma es el resultado benévolo de la sublime gracia de Dios (Efesios 2:8). El cristianismo comienza con la gracia y termina con la gracia. Gozamos de salvación aquí por gracia, y gozaremos de salvación allí por gracia. En un sentido fundamental, toda nuestra existencia—salvación, perseverancia y destino—depende de la gracia de Dios (cf. Hechos 17:28).

LA DEFINICIÓN DE LA GRACIA

En una de mis lecciones a los adolescentes, pregunté a un jovencito: “¿Qué es la gracia?”. Él respondió respetuosamente que “no lo sabía”. La gente llega a entender algunos conceptos teológicos mientras madura, pero tristemente algunos cristianos antiguos nunca dejan el biberón espiritual (1 Pedro 2:2) ni se gradúan de la primaria doctrinal (Hebreos 6:1). Algunos aman su indigencia espiritual, están enamorados de sus leyes y tradiciones, y temen y se ofenden ante la sublime gracia de Dios (cf. Jonás 4). La gracia de Dios les incomoda. Ellos necesitan entender qué es la gracia, pero nosotros también necesitamos pulir nuestro concepto.

Lo que la Gracia No Es

Se debe destruir algunas casas para construir casas nuevas en sus terrenos. De igual manera, se debe destruir algunos conceptos erróneos para dar lugar a los enfoques correctos. Esto se aplica al tema de la gracia. Muchos conceptos necesitan ser arrancados por completo para dar lugar al enfoque bíblico. El enfoque bíblico no puede crecer entre la maleza religiosa moderna; se debe limpiar el panorama religioso para encontrar la verdad bíblica de la gracia.

  • No es un regalo barato. Aunque es gratis (Romanos 3:24), no se debe cometer el error de pensar que sea barata. La gracia costó al cielo su joya más preciosa: Jesucristo. Dios puede conceder gracia al hombre ya que Jesús pagó el precio incalculable de la gracia con Sus lágrimas, sudor y sangre. Este es un regalo inefable (2 Corintios 9:15). Permite la redención del hombre (Romanos 3:24); abre las puertas del cielo (Romanos 6:23); ¿y quién pudiera poner precio al perdón y la vida eterna? Si la gracia no fuera concedida como regalo, el hombre nunca pudiera adquirirla. ¡Una gracia barata no es gracia en absoluto!
  • No es una transacción comercial. El hombre no puede ofrecer nada a Dios a cambio de la gracia (cf. Salmos 50:12). Nuestra propia justicia es como trapo de inmundicia ante Dios (Isaías 64:6). El hijo pródigo que regresaba a su padre tenía una transacción comercial en mente; él serviría a su padre como jornalero a cambio de su aceptación (Lucas 15:18-19). El padre interrumpió su discurso memorizado y le restituyó a su posición de hijo (vss. 21-24). ¿Por qué? Porque el hijo pródigo solamente podía ser restaurado a la comunión de su padre sobre el fundamento de la gracia. Esto también se aplica a nuestra relación con nuestro Padre. ¡Una gracia negociada no es gracia en absoluto!
  • No es un derecho humano. Al hombre le gusta demandar sus derechos, pero si a algo no tiene derecho en absoluto es a la gracia de Dios. Como un criminal sentenciado a muerte, el hombre incluso no puede demandar misericordia. El fariseo en la parábola de Jesús sentía que Dios le debía Su gracia a causa de sus buenas obras, pero regresó a casa sin recibir justificación (Lucas 18:9-14). Los obreros contratados temprano en la mañana murmuraron, sintiendo que el padre les debía su gracia, pero ellos terminaron siendo arrojados de la presencia del padre (Mateo 20:1-16). ¡Una gracia que se debe no es gracia en absoluto (Romanos 4:4)!

Lo que la Gracia Es

  • Es un concepto sublime. “Gracia” viene del griego caris, que hace referencia a “aquello que otorga u ocasiona placer, delicia o causa una actitud favorable” (Vine, 1999, 2:399). Se aplica a la belleza de la personalidad (Lucas 2:40), al favor divino (Hechos 14:26), al gozo, placer o gratitud del receptor (Romanos 6:17), y a la dispensación cristiana (Juan 1:17) [cf. Vine, 2:399]. La gracia es algo hermoso, algo sublime.

Generalmente se ha definido “gracia” como el “regalo inmerecido de Dios para el hombre pecador” (cf. Falk, 2009, 4[2]:5). Aunque este concepto es correcto, no penetra adecuadamente las profundidades de la gracia. En el contexto teológico, la gracia no es simplemente algo que no se merece, sino es lo opuesto de lo que el hombre merece. Si un criminal es castigado por su crimen, entonces habrá recibido justicia; si no es castigado por su crimen, entonces habrá recibido misericordia; y si no es castigado por su crimen pero es promovido a una posición de honor, entonces habrá recibido gracia—lo opuesto que merece.

Algunas décadas atrás, en un campo universitario cristiano, unos jóvenes estaban jugando con botellas de Coca Cola® en un pasillo solitario. Ellos estaban usando fuego para lanzar las botellas a velocidades muy rápidas. Repentinamente un jovencito cruzó el pasillo justo cuando una de esas botellas era lanzada como si fuera un proyectil. El jovencito cayó al suelo y fue llevado de emergencia al hospital, pero murió en la noche debido a la hemorragia. El joven que había lanzado la botella se sentía terriblemente, pero debía pagar su castigo. Antes de presentarse a la corte, se le dijo que los padres querían hablar con él. El joven estaba muy nervioso. El padre se acercó a él, y con voz grave le dijo: “Sabemos que no fue tu intención matar a nuestro hijo, y que no lo hubieras hecho por nada en el mundo. También sabemos algo más: que tu familia te repudió cuando decidiste llegar al cristianismo, así que ahora no tienes padre ni madre. Mi esposa y yo hemos hablado de esto, y queremos que te quedes con nosotros y que seas nuestro hijo” (en Clarke, 2014).

Cuando la gracia de Dios es aplicada a nosotros, no solamente se nos permite vivir, sino se nos otorga vida abundante (Juan 10:10); no solamente se retira nuestras maldiciones, sino se nos concede todas las bendiciones en Cristo Jesús (Efesios 1:3); y no solamente se arranca el infierno de nuestro camino, sino se nos abre ampliamente las puertas del cielo (Mateo 25:34-40). ¡Eso es gracia!

  • Es el fundamento de la redención. Nosotros cometemos un error si reducimos el plan de salvación solamente a cinco pasos basados en la obediencia humana. El plan de salvación de Dios comienza con la gracia de Dios y depende de tal gracia. Sin la gracia de Dios, no importaría cuánto alguien escuchara (Romanos 10:17), cuánta fe tuviera (Hebreos 11:6), cuán arrepentido estuviera (2 Corintios 7:10), cuánto confesara (Romanos 10:9-10), cuántas veces se bautizara (1 Pedro 3:21) o cuán fiel fuera (Apocalipsis 2:10). Es cierto que todo esto es esencial para la salvación del hombre, pero todo esto solamente tiene significado en vista de que Dios ha extendido Su gracia a través del sacrificio de Su Hijo Jesucristo (Romanos 3:24). Ya que Dios ha dado el primer paso en la redención del hombre (Romanos 5:8-10), entonces el hombre puede recibir la respuesta a la pregunta bíblica: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30; cf. 2:37; 9:6). Debemos decir a los hombres lo que Dios ha hecho, antes de decirles lo que ellos deben hacer. Un Dios que Se despoja del trono celestial y Se hace hombre, que siente, suda y sangra en una cruz cruel, es el fundamento de la redención del hombre. ¡Eso es gracia!
  • Es lo mejor del favor divino. Si al hombre se le concediera la oportunidad de demandar algo de Dios, ¿qué cosa mayor podría demandar que a Dios mismo en sacrificio por su propia alma? ¿Qué cosa mayor podría demandar que los beneficios espirituales y eternos de Dios? Pablo rogó por el alivio de un aguijón en la carne (2 Corintios 12:8), pero Dios le hizo recordar que Su gracia era suficiente para él (vs. 9). En términos muy reales, la gracia es el producto de lo mejor que Dios tiene para ofrecer al hombre. Como Dan Winkler ha sugerido, esta gracia tiene tres componentes sublimes: (1) La misericordia de Dios, que se relaciona a los sentimientos de Dios con el hombre; (2) el amor de Dios, que se relaciona a los sentimientos de Dios por el hombre; y (3) la bondad de Dios, que se relaciona a los sentimientos de Dios hacia el hombre (cf. Efesios 2:4-8; Tito 3:4-7) [Winkler, 2014]. ¿Qué más pudiera demandar el hombre que la misericordia, el amor y la bondad de Dios en acción a favor suyo? ¡Eso es gracia!

LAS IMPLICACIONES DE LA GRACIA

El entendimiento del concepto de la gracia nos guía a implicaciones necesarias; tales implicaciones están plasmadas de manera hermosa en varios pasajes de la Palabra de Dios. ¿Qué implica la gracia asombrosa de Dios?

  • Necesidad humana y poder divino. El pecado “es infracción de la ley” de Dios (1 Juan 3:4). Significa “errar el blanco” (Vine, 1999, 2:640)—como cuando un arquero no da en el centro de su objetivo. Desde que el primer “arquero” lanzó la primera saeta y falló miserablemente (Génesis 3:6), todos los demás que le han seguido no han tenido una mejor puntería (Salmos 53:3; Romanos 3:23). “[L]a paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23); y ya que el hombre no puede salvarse a sí mismo, entonces se encuentra en necesidad espiritual de salvación—sea que lo reconozca o no. El pecado es el problema fundamental y constante más real que atormenta a cada persona responsable, a cada género humano, a cada raza mundial y a cada generación nueva. Por ende, la gracia salvadora de Dios a través de Jesucristo es una necesidad universal.

A la vez, la gracia también implica que Dios tiene el poder suficiente de borrar el pecado y proveer salvación al hombre. Como un escritor ha señalado, “Jesús compró lo que yo no podía comprar; hizo lo que yo no podía hacer. No hay pecado demasiado fuerte que Su sangre no pueda limpiar; no hay pecador tan malo que Cristo no puede perdonar; no hay cristiano demasiado bueno que Cristo no pueda mejorar” (Hodge, 1984, p. 9). Cuando los discípulos perplejos preguntaron, “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” (Mateo 19:25), Jesús les respondió: “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” (vs. 26). El poder de Dios hace posible lo que es imposible que el hombre haga con su propio poder.

  • Salvación universal y profunda. Dios siempre ha tenido solo un plan de salvación; no hay plan “B”. Esta salvación se basa en la gracia de Dios por los méritos de Su Hijo Jesucristo. Esta salvación se extiende y está disponible universalmente. Desde la generación de Adán (cf. Génesis 6:8) hasta la última generación a la Segunda Venida de Cristo, cada alma que goza del beneficio de la salvación lo hace según el fundamento de la gracia. Si la gracia no puede extender sus “brazos de salvación” para alcanzar a los que vivieron antes de la cruz, entonces tampoco puede alcanzar a los que vivimos años después de la cruz (cf. Efesios 2:11-22; Hebreos 9:12,15).

Pero la universalidad de la gracia no se extiende solamente al tiempo y la raza, sino también a los “niveles”. Independientemente de la naturaleza y las consecuencias atroces del pecado, todo pecador puede tener acceso a la gracia; ¡Cristo murió por todos (2 Corintios 5:14-15; 1 Timoteo 2:6)!

Jeffrey Dahmer se convirtió en uno de los criminales más notorios del siglo pasado. A sus 30 años, ya había violado, matado y desmembrado a algo de 17 hombres y jovencitos. Sus crímenes macabros incluían la necrofilia y el canibalismo. En 1992, Dahmer (con solamente 31 años) fue sentenciado a 16 cadenas perpetuas consecutivas. ¿Merecía este criminal sádico la gracia de Dios? No—así como ninguno de nosotros. ¿Pero podía la gracia de Dios extenderse a tal hombre perverso (cf. Mateo 21:31-32; Juan 8:3-11)?

Después de una entrevista en que Dahmer comentó su necesidad de paz interior, un miembro de la iglesia de Cristo le envió un curso bíblico por correspondencia. Luego se contactó a Roy Ratcliff, predicador de una iglesia de Cristo en Madison, Wisconsin, quien con temor aceptó visitar a Dahmer quien había requerido ser bautizado en Cristo. En mayo de 1994, Dahmer obedeció al Evangelio, y en noviembre de ese mismo año, fue asesinado por otro recluso (Ross, 2010). Ratcliff presidió el funeral de Dahmer (a quien llegó a considerar como “su amigo”), y mencionó estas palabras:

Jeff [Dahmer] me confesó su remordimiento profundo por sus crímenes. Deseaba poder hacer algo por las familias de sus víctimas para enmendar su error, pero no había nada que podía hacer. Acudió a Dios ya que no había nadie más a quien acudir, pero mostró gran valor al atreverse a preguntar: “¿Es el cielo también para mí?”. Pienso que mucha gente se siente indignada ya que él preguntó eso. Pero él se atrevió a preguntar, y se atrevió a creer en la respuesta (Ratcliff y Adams, 2006, p. 148).

  • Buenas nuevas, no solamente verdad. La palabra griega para “gracia” (caris) se relaciona al imperativo cairo (gozarse), que era una forma de saludo entre los griegos (Vine, 1999, 2:399). Esto también es lo que la gracia de Dios implica: gozo. La gracia de Dios es buenas nuevas para el hombre pecador. Cuando la salvación llegó al mundo en la forma de un Bebé judío, el ángel del Señor anunció a los pastores: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:10-11).

Alguien puede enseñar la verdad y todavía fracasar en enseñar las Buenas Nuevas. El Evangelio es más que solamente verdad. Es verdad que el cáncer es un mal terrible, que produce dolor y sufrimiento intenso, y que puede guiar a la muerte prematura. Sin importar cuánto esto sea cierto y cuánto se lo enseñe, esto no es buenas nuevas. ¡Buenas nuevas es que hay cura para el cáncer! Las malas nuevas es que el hombre es pecador y está condenado por su pecado; esta es una verdad que se debe predicar, pero también se debe predicar las buenas nuevas de que el Salvador en la cruz es la esperanza del hombre.

En su libro, ¿Qué Es tan Asombroso en cuanto a la Gracia?, Philip Yancey relató la experiencia de un amigo suyo. Una mujer prostituta llegó donde él, en una situación terrible, sin hogar, enferma e incapaz de comprar comida para su hija de dos años. ¡Ella incluso había usado a su hija! La mujer tenía problemas con drogas, y estaba avergonzada de su vida. El hombre casi no podía soportar escuchar a la mujer. Al final, le preguntó si había pensando en visitar a la iglesia en busca de ayuda. La mujer le miró con sorpresa ingenua y lloró: “¡La iglesia! ¿Por qué iría allí? Yo ya me siento terriblemente conmigo misma. Ellos me harán sentir peor” (Yancey, 1997).

La predicación carente de buenas nuevas produce frustración, resentimiento y desesperación; la predicación que enfatiza la gracia de Dios, las buenas nuevas de salvación para el hombre, produce aceptación, consuelo y esperanza (cf. Lucas 7:36-50).

LAS DEMANDAS DE LA GRACIA

La gracia de Dios es hermosa, gratuita y profunda, pero no es incondicional. Hay requerimientos que el hombre debe cumplir para acceder a tal gracia; hay demandas solemnes de la gracia solemne. ¿Qué demanda la gracia?

  • Rendimiento y confianza total. Algunos escritores religiosos han sugerido que la peor maldad es llamar “pecadora” a la gente; según ellos, esto no es bueno para su autoestima (e.g., Schuller, 1982). ¡Tales escritores necesitan leer sus Biblias en vez de ver la televisión (cf. Romanos 3:23)! Los pecadores con corazones contritos y penitentes pueden encontrar consuelo en la gracia de Dios, pero aquellos que minimizan, ignoran o aman sus pecados deben ser confrontados con la realidad de que son pecadores (Lucas 18:9-14). Deben reconocer que son pecadores y que tienen necesidad de la gracia para que puedan apreciar la gracia en un nivel práctico. Alguien con cáncer debe reconocer que está enfermo para poder recibir ayuda médica. Si el hombre no es pecador, ¡entonces la gracia no es gracia! “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. [Jesús no vino] a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:17).

La sublime gracia de Dios demanda que el hombre se arme de humildad para reconocer su indigencia espiritual (cf. Mateo 5:3). Simone Weil, filósofa francesa, declaró: “Los pródigos—quienes agotan todo su esfuerzo en seguir lo que les parece bueno, y quienes después de haber fallado, se dan cuenta de su impotencia completa—son aquellos que extrañan la casa de su Padre. Si el hijo hubiera tenido buena economía, entonces no hubiera pensado en regresar” (en Allen, 2006, p. 71; cf. Lucas 15:11-32).

La necesidad y la humildad no fueron los únicos factores que guiaron a la conversión del hijo pródigo, sino también la confianza de que su padre podía proveer aceptación y sustento. Tal confianza fue imperfecta al comienzo; el hijo pensó en hacer un acuerdo con su padre en vez de darle todo el control de su vida (Lucas 15:19); pero finalmente sometió su confianza completa a la gracia de su padre. La gracia de Dios no demanda logro humano, sino dependencia humana.

  • Responsabilidad y fidelidad. El calvinismo enseña que los “elegidos” no pueden resistir (rechazar) la gracia de Dios; supuestamente Dios produce fe en ellos a tal punto que no pueden evitar obedecer al llamado de Su gracia y permanecer en esa gracia. Por otra parte, aquellos a quienes Dios no ha elegido no pueden hacer nada para acceder a la gracia de Dios. Según la teología calvinista, debido a Su soberanía, “Dios escoge a algunos para la esperanza de vida, y condena a otros a la muerte eterna” (Bettenson, 1947, p. 302).

El calvinismo es una perversión de la gracia (Gálatas 1:6-9; cf. Tito 2:11); la gracia de Dios es insuperable, pero no es irresistible. El hombre puede recibir en vano la gracia (2 Corintios 6:1), desechar la gracia (Gálatas 2:21), caer de la gracia (Gálatas 5:4), afrentar a la gracia (Hebreos 10:29) y pervertir a la gracia (Judas 4). La gracia de Dios no anula la responsabilidad humana. Como Frank Chesser ha escrito,

la recepción del hombre de los regalos de Dios no es la obra de la gracia solamente. El hombre debe cooperar con Dios para beneficiarse de las provisiones de la gracia. Este principio se aplica a los asuntos físicos y materiales… En cuanto a los asuntos espirituales…, la gracia no excluye la obediencia a la fe (Ro. 16:26). Dios no puede manifestar gracia al salvar a aquellos que rechazan o descuidan someterse a Su voluntad (2001, p. 34).

Hay dos extremos erróneos en cuanto a la salvación: (1) El hombre puede ganar o merecer su salvación. (2) El hombre no tiene nada que ver con su salvación. Sin embargo, la gracia de Dios demanda responsabilidad y fidelidad (Marcos 16:16; Apocalipsis 2:10). El hombre debe recibir la gracia (Romanos 1:5), perseverar en la gracia (Hechos 13:43), esforzarse en la gracia (2 Timoteo 2:1), esperar en la gracia (1 Pedro 1:13) y crecer en la gracia (2 Pedro 3:18).

  • Crecimiento y gratitud. El joven Jesús “creció en gracia” (Lucas 2:40,52); todos los seguidores de Jesús también deben hacerlo (2 Pedro 3:18). El trabajo de la gracia no termina en el bautismo, como tampoco nuestra aceptación y sumisión a esa gracia. La gracia que salva a los pecadores es la misma gracia que preserva y desarrolla a los santos (Hechos 13:43; Colosenses 4:18). El despiadado Saulo de Tarso necesitó la gracia de Dios (Gálatas 1:15; 1 Timoteo 1:13), pero también el gran apóstol de los gentiles (Gálatas 2:21; 1 Corintios 15:10); los predicadores jóvenes fieles como Timoteo (1 Timoteo 1:2; 6:21; 2 Timoteo 2:1) y Tito (1:4; 3:15) necesitaron la gracia de Dios; el piadoso Filemón necesitó la gracia de Dios (vss. 3,25); todos los cristianos del primer siglo necesitaron la gracia (Hebreos 4:16; 12:15; 13:25; 2 Juan 3). ¡La gracia también es para los cristianos!

La gracia demanda crecimiento en los varios aspectos del cristianismo. Demanda crecimiento en santidad. “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2). Ya que la gracia enseña (Tito 2:11-12), entonces demanda desarrollo en conocimiento. Ya que Dios da gracia generosamente, demanda más gracia (cf. Santiago 4:6); tal gracia debe ser extendida a otros por medio de las Buenas Nuevas y las buenas obras (Mateo 10:8; 2 Corintios 9:8). Y ya que tiene una naturaleza inefable, demanda gratitud profunda (2 Corintios 9:12-15).

LOS FRUTOS DE LA GRACIA

Ya que es un “árbol” cuyas raíces profundas están arraigadas en la misericordia, el amor y la bondad de Dios, la gracia produce efectos benévolos en las vidas de aquellos que comen de sus frutos. ¿Qué produce la gracia?

  • Paz y seguridad completa. La gracia de Dios manifestada en el sacrificio de Cristo produce paz entre el hombre y Dios (Romanos 5:1), entre el hombre y su prójimo (Efesios 2:13-16), y entre el hombre y sí mismo (Colosenses 1:20-22). Produce paz ya que su fuente es “el Dios de paz” (Romanos 15:33; Filipenses 4:9), es el régimen del “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6), es el anuncio del “evangelio de la paz” (Efesios 6:15), y es una característica distinguible de los hijos de paz (Mateo 5:9).

El saludo favorito del apóstol Pablo fue “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Romanos 1:7; 1 Corintios 1:3; et.al.). Un aspecto interesante de este saludo es que nunca se encuentra en orden inverso. ¿Por qué? Porque solamente la gracia del Padre puede producir paz verdadera a través del sacrificio del Hijo. Los creyentes perdonados no necesitan temer ya que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1). No necesitan afanarse ya que “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). No necesitan afligirse ya que el “Dios de toda consolación…nos consuela en todas nuestras tribulaciones” (2 Corintios 1:3-4). Y no necesitan desesperarse ya que “queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Como Jesús dijo repetidamente, “Paz a vosotros” (Juan 20:19,21).

La gracia también genera seguridad completa. Gracias a la misericordia, el amor y la bondad de Dios, y el sacrificio perfecto de nuestro Señor Jesucristo, el hombre puede tener seguridad completa de salvación al acceder a tal gracia. Como un escritor ha señalado, ¡la doctrina de “‘Una vez salvo, siempre salvo’ es errónea! Pero ¡‘Una vez salvo, a penas salvo’ es igualmente errónea! La seguridad eterna es errónea, pero la inseguridad eterna es igualmente errónea” (Hodge, 1984, p. 18). Los pecadores del primer siglo fueron amonestados a ser “salvos” (Hechos 2:40); los cristianos del primer siglo pudieron saber que eran salvos (1 Corintios 15:2). Otra vez, tal seguridad no se basa en los méritos humanos, sino en los méritos del Hijo de Dios en la cruz. La obediencia es eternamente esencial, pero solamente a la luz de lo que Jesús hizo en el Calvario (Efesios 2:8).

  • Reflexión y cambio. Solamente el entendimiento adecuado de la gracia de Dios puede generar reflexión y cambio adecuado. Si se enseña que el cristiano no puede caer de la gracia (cf. Gálatas 5:4), entonces el cristianismo llegará a lucir como el mundo al cual no le importa la gracia. Pablo sometió su vida completa a la gracia de Dios con el fin de no ser eliminado (1 Corintios 9:27). Su entendimiento profundo de la gracia que había recibido le guió a esforzarse bajo la gracia. Él trabajó más que muchos, pero tal trabajo fue la obra de la gracia a través de él (1 Corintios 15:10).

Aquí está el punto: ¿Genera la gracia de Dios reflexión y cambio independientemente de la responsabilidad y esfuerzo humano? Desde luego que no. ¿Pero puede la responsabilidad y esfuerzo humano renovar la mente y el corazón independientemente de la gracia de Dios? ¡Absolutamente no! Si el hombre pudiera llegar a ser un cristiano verdadero por medio de su propio esfuerzo, entonces la muerte de Cristo hubiera sido en vano (Gálatas 2:21). El cristianismo se trata de dependencia, sumisión y confianza en Dios (Filipenses 4:13). Obedecemos los mandamientos de Dios porque es parte de nuestra sumisión a la gracia, no porque nuestra obediencia sea el fundamento de la gracia. Nuestra fe es en Dios, no en nuestra propia fe.

¿Qué puede lograr el hombre con su propio poder a favor de Dios? Lo mejor que Caín pudo ofrecer a Dios por sus propios recursos fue una ofrenda vana (Génesis 4:5). Lo mejor que Abraham pudo ofrecer a Dios por sus propios recursos fue el hijo de una esclava (Génesis 16). Lo mejor que Moisés pudo ofrecer a Dios por sus propios recursos fue sangre en manos de un homicida (Éxodo 2:11-12). Lo mejor que Saúl pudo ofrecer a Dios por sus propios recursos fue holocaustos y víctimas producto de la rebelión humana (1 Samuel 15:22-23). Lo mejor que Pedro pudo ofrecer a Dios por sus propios recursos fue una noche de negación (Mateo 26:31-35,69-75). Y lo mejor que Saulo pudo ofrecer a Dios por sus propios recursos fue una ola de persecución y violencia contra la iglesia del Señor (Hechos 26:9-11).

¿Pero qué puede lograr Dios a través del corazón sumiso y obediente del hombre (cf. Hechos 14:27; 15:4)? Dios puede presentar ofrenda agradable (Génesis 4:4); puede dar fuerza al vientre estéril para dar a luz al hijo de la promesa (Hebreos 11:11); puede transformar a un homicida en el hombre más manso de la tierra (Números 12:3); puede generar obediencia y atención solemne (1 Samuel 15:22,33); puede producir denuedo y valor asombroso (Hechos 4:13); y puede convertir al más vil perseguidor de la iglesia en su más grande promotor (1 Corintios 15:10).

  • Fortaleza y esperanza. Al diablo no le asusta el poder del hombre en la mano del hombre (cf. Hechos 19:13-16), pero él huye del poder de Dios en la mano del hombre (Santiago 4:7). A Dios no Le impresiona lo que el hombre puede hacer con su propia fuerza, pero anhela ver lo que el hombre puede hacer con el poder del Cielo. Los 32,000 soldados israelitas bajo el mando de Gedeón eran demasiados como para depender del poder de Dios; Dios prefirió usar a un grupo de solamente 300 soldados para destruir a un ejército tan numeroso como la arena de la ribera del mar (Jueces 7). Saúl era demasiado alto y fuerte como para confiar en Dios (1 Samuel 9:2); Dios prefirió usar a un joven sin experiencia en guerra para matar a un gigante de algo de 10 pies de altura (1 Samuel 17). Los líderes religiosos judíos eran demasiado venerables como para aceptar los designios de Dios (Lucas 7:30); Dios prefirió usar a pescadores humildes para evangelizar al mundo entero (Mateo 4:18).

Pablo no llegó a ser un gran evangelista porque era un gran hombre, sino porque tenía un gran Dios. Dios le enseñó que Su poder “se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). Cuando el hombre reconoce que es débil e impotente por sí mismo y se somete a la voluntad de Dios, el poder de Dios puede operar a través de tal hombre. Pablo aprendió esta verdad: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Por sus propios recursos y fuerzas, el hombre no está capacitado para salvarse, asistir en la salvación de otros, liderar a la iglesia y su familia, crecer espiritualmente y fortalecer a otros, pasar las pruebas y tentaciones, y encontrar su camino al cielo y permanecer en él. Pero las Buenas Nuevas es que Dios no ha requerido que el hombre haga eso por sí mismo; el cristianismo no es un asunto de logro personal, sino de sumisión a Dios; no es un asunto de perfección infalible, sino de fidelidad.

Ya que la gracia de Dios acompaña al hombre en su camino de obediencia antes y durante el cristianismo, entonces podemos tener esperanza (cf. 1 Juan 1:7-9). Si nuestra salvación presente y futura se basara fundamentalmente en nuestra ejecución, entonces nadie pudiera alcanzar el cielo; siempre hay algo que el hombre no conoce o no ha hecho. Solamente Jesús puede guiarnos al cielo ya que Él descendió del cielo (Juan 6:51), conoce el camino al cielo y es el camino al cielo (Juan 14:6). Pablo aprendió esto y declaró: “[Y]o sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12). La gracia de Dios nos permite entrar en comunión espiritual con Dios en esta tierra, y nos permite entrar en comunión eterna con Dios en el más allá. Como Peter Forsyth declaró, “[e]l cristianismo no es el sacrificio que hacemos, sino el sacrificio que confiamos; no es la victoria que ganamos, sino la victoria que heredamos” (en Bloesch, 1988, p. 8).

CONCLUSIÓN

La gracia de Dios; ¡qué concepto tan asombroso, sublime y hermoso! Después de estudiar la gracia por medio de las Escrituras, el hombre solamente puede conmoverse ante su profundidad. La gracia de Dios fuera un concepto increíble si no se lo pudiera leer en el Libro de Aquel que la concede. Pero la gracia no es un concepto demasiado bueno para ser cierto; realmente es un concepto demasiado bueno para no ser cierto. La gracia es lo que nadie puede ganar, merecer o comprar, pero es lo que todos necesitan y pueden acceder por los méritos de Cristo.

El hombre que se somete a la gracia llega a tener acceso a un regalo que nunca deja de recibir—ya que tal regalo se basa en la naturaleza eterna del Dios de amor (1 Juan 4:8). La fe llegará a su fin cuando veamos el rostro de Dios; la esperanza será satisfecha cuando recibamos la herencia; pero incluso en el cielo todavía seremos beneficiaros de la gracia eterna de Dios. Desde la primera gota de rocío que cayó sobre la tierra en el principio hasta el gozo que disfrutaremos en la morada eterna, todo es un regalo “del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).

Un regalo tan valioso como la gracia también demanda responsabilidades nobles. Se debe oír a la gracia, aprender de la gracia, obedecer a la gracia, amar a la gracia, predicar a la gracia y vivir según la gracia. Por otra parte, es una desgracia de proporciones eternas no recibir la gracia. ¿Qué hará usted con la gracia asombrosa de Dios?

Referencias

Allen, Diogenes (2006), Rastros de Dios [Traces of God] (Cambridge, MA: Cowley).

Bettenson, Henry (1947), Documentos de la Iglesia Cristiana [Documents of the Christian Church] (Nueva York: Oxford).

Bloesch, Donald (1988), El Futuro del Cristianismo Evangélico [The Future of Evangelical Christianity] (Colorado Springs, CO: Helmer y Howard).

Chesser, Frank (2001), El Espíritu del Liberalismo [The Spirit of Liberalism] (Huntsville, AL: Publishing Designs).

Clarke, B.J. (2014), “La Ignominia de la Cruz” [“The Ignominy of the Cross”], conferencia, agosto (Sevierville, TN: PTP).

Falk, Douglas (2009), “¿Qué es la Gracia?” [“What Is Grace?”], Scripture Research, tercera edición, agosto.

Hodge, Charles (1984), ¡Gracia Asombrosa! [Amazing Grace!] (Nashville, TN: 21st Century Christian).

Malaty, Tadrous (1992), La Gracia Divina [The Divine Grace] (Alejandría, Egipto: COeRL).

Ratcliff, Roy y Lindy Adams (2006), Viaje Oscuro; Gracia Profunda [Dark Journey; Deep Grace] (Abilene, TX: Abilene Christian University).

Ross, Bobby (2010), “¿Salvó la ‘Religión de la Cárcel’ a Jeffrey Dahmer?” [“Did ‘Jailhouse Religion’ Save Jeffrey Dahmer?”], The Christian Chronicle, http://www.christianchronicle.org/article/did-jailhouse-religion-save-jeffrey-dahmer.

Schuller, Robert (1982), Autoestima: La Nueva Reforma [Self-Esteem: New Reformation] (Nashville, TN: Thomas Nelson).

Vine, W.E. (1999), Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo (Colombia: Caribe).

Winkler, Dan (2014), “¿Qué Ha Pasado con la Gracia?” [“Whatever Happened to Grace?”], conferencia, agosto (Sevierville, TN: PTP).

Yancey, Philip (1997), ¿Qué Es tan Asombroso en cuanto a la Gracia? [What Is so Amazing about Grace?] (Grand Rapids, MI: Zondervan).

¿A DÓNDE VAMOS CUANDO MORIMOS?

 static1.squarespace ¿A DÓNDE VAMOS CUANDO MORIMOS?

ALLEN WEBSTER

Todas las culturas han mostrado interés en la vida después de la muerte. Los egipcios diseñaban pirámides para sus muertos. Los chinos construían tumbas inmensas para sus emperadores. Los vikingos vestían a los guerreros muertos y les ponían en botes ardientes que eran llevados por el viento. Los cruzados en la Edad Media creían que ganaban más vida favorable después de la muerte si morían en batalla, como también llegaron a creer los kamikazes japoneses tiempo después. Los indios norteamericanos sepultaban armas y herramientas con sus muertos, para que los usaran en los Felices Prados de Caza.

Los hombres también han temido a la muerte. El Rey Luis XV prohibió que sus siervos mencionaran la muerte en su presencia. Una superstición china sugería que mencionar la muerte la invitaba. Hoy la gente trata de ignorar la muerte o trata de posponerla tanto como sea posible. Woody Allen bromeó: “No es que tenga miedo a la muerte; simplemente no quiere estar allí cuando suceda”.

Pero nada en la vida es seguro. George Bernard Shaw observó que “las estadísticas en cuanto a la muerte son muy impresionantes—una de cada persona muere”. La Biblia dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). El enterrador que firmaba su correspondencia, “Finalmente suyo”, estuvo en lo cierto.

¿Qué dice la Biblia en cuanto al viaje del hombre hacia la eternidad?

La concepción: Dios une; el hombre comienza.

No podemos saber lo que pasa al hombre cuando muere a menos que sepamos lo que el hombre es cuando comienza. Génesis 1 muestra que los humanos difieren de todos los otros seres creados. El hombre es un ser trino; tiene un cuerpo, un alma (vida) y un espíritu (1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 4:12). Los animales tienen cuerpo y vida, pero no espíritu eterno. Como John Piper señaló, “[l]o que separa al hombre de las ballenas y los delfines y chimpancés no es las mutaciones y los químicos, sino la personalidad a la imagen de Dios” (2012, p. 353).

Cada uno de los descendientes de Adán tiene dos dimensiones: una espiritual y una física. Dios hizo el cuerpo de Adán del polvo, pero eso no le hizo humano. Eso pasó cuando Dios le infundió con Su imagen y sopló en él un alma (Génesis 2:7; cf. 1:26-27; Mateo 10:28).

Ya que Dios es el Padre de todos los espíritus (Hebreos 12:9), la vida comienza para cada uno de nosotros cuando Él une a un alma con un cuerpo en la concepción (Salmos 139:14-16). El cuerpo es la parte que sostenemos con comida, aire y agua—esa parte que cesa, perece y muere (“Estudios Temáticos”, s.d.). Es un tabernáculo en el cual el alma vive por 70 u 80 años (2 Corintios 5:1; cf. Salmos 90:10)—un templo para el Espíritu (1 Corintios 6:19).

El alma es la parte que asemeja al hombre a Dios y que regresa a Dios en la muerte (Génesis 35:18; Lucas 23:46). El alma tiene una cualidad parecida al helio—asciende cuando se lo libera. Tiene una cualidad migratoria—regresa a su Amo.

Jesús dijo que si creemos en Él, no moriremos (Juan 11:26). Este es un pensamiento remarcable, ¿pero qué significa? Los cristianos terminan en cementerios como los ateos, budistas y judíos. Exploremos la próxima etapa de la existencia del hombre.

La muerte: el hombre se separa; Dios clasifica.

El hombre se separa. Según un punto de vista evolucionista, la muerte es el final. Los humanos simplemente dejan de existir. Ellos no sienten nada, no saben nada y son nada. Pero la muerte humana no es una extinción.

Según la perspectiva bíblica, la muerte es simplemente una transición de este mundo visible a uno invisible. La definición de la “muerte” es “el cuerpo sin espíritu” (Santiago 2:26). En la muerte, el alma se separa del cuerpo; luego “el polvo”—el cuerpo—vuelve “a la tierra, como era, y el espíritu [vuelve] a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7). La parte biológica muere; la parte espiritual continúa.

Dios clasifica. Al momento de la muerte, Dios clasifica a la gente en dos grupos—los salvos y los perdidos. El relato del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31) muestra que, después de la muerte:

  • Los muertos están todavía vivos. Ambos, Lázaro y el hombre rico, sobrevivieron a sus funerales.
  • La posición y condiciones terrenales ya no importan. El hombre rico ya no era rico; Lázaro ya no estaba enfermo. El rico era entonces un mendigo; Lázaro era entonces rico.
  • Los muertos ya no tienen un cuerpo. El hombre rico fue sepultado. Se dice que el hombre está “desnudo” en el estado intermedio—su alma está sin una “morada” (2 Corintios 5:1-8).
  • Los muertos están conscientes. Cuando el rico abrió sus ojos, tal vez se preguntó dónde estaba, pero con seguridad sabía que estaba. Podía ver, percibir, oír, sentir, reconocer, recordar, hablar y reflexionar. Abraham conversó con él. La Biblia nunca usa “dormir” con referencia al alma; solamente con referencia al cuerpo (cf. Juan 11:11).
  • Los muertos conservan sus identidades, personalidades y caracteres. Lázaro todavía era “Lázaro”, y el hombre rico todavía se consideraba como superior a él (“envía a Lázaro”). Él reconoció a Abraham y Lázaro (16:23-24). Algunos piensan que la muerte les cambiará en algo que no son. Piensan que pueden vivir como el rico y obtener la recompensa de Lázaro—morir en pecado, pero resucitar como santos. La muerte no altera el estado espiritual; solamente la sangre de Cristo puede hacerlo (Apocalipsis 1:5; Hechos 22:16; Efesios 1:7). El pecado nos separa de Dios y produce muerte espiritual (Isaías 59:2; Romanos 6:23), y solamente seguir a Jesús puede hacernos vivir nuevamente para ir al cielo (Juan 14:6; Hechos 4:12).
  • El hombre sabe si es salvo o si está perdido inmediatamente después de la muerte. El Día del Juicio dará la sentencia final, y revelará la razón por la cual alguien es salvo o no (2 Corintios 5:10; Eclesiastés 12:13-14).
  • Los justos muertos se unirán a los santos que les precedieron. Lázaro estaba con Abraham. Nosotros estaremos inmediatamente con nuestros familiares y amigos cristianos después de la muerte (cf. Apocalipsis 6:9-11).
  • El Más Allá contiene dos secciones: una de consuelo y otra de tormento. El “seno de Abraham” (o “paraíso”, Lucas 23:43) está lleno de gozo y consuelo. El tormento es un estado de sufrimiento personal (16:24-25). El hombre rico estuvo en llamas, tuvo sed, y rogó por ayuda.
  • El destino está fijado para siempre (16:22-31). La sima estaba “fijada”. El hombre rico no podía salir de allí, y Lázaro no podía ayudarle. La muerte marca una separación final de los salvos y los perdidos. Nada cambia una vez que la eternidad ha comenzado (sección adaptada de Johnson, s.d).

La resurrección: el hombre se reúne; Dios juzga.

El hombre se reúne. La muerte es tan necesaria para el progreso del hombre como romper el cascarón lo es para el polluelo o dejar el capullo lo es para la mariposa. Para vivir en un reino eterno, necesitamos un cuerpo espiritual (1 Corintios 15:50).

Aunque nuestros cuerpos finalmente regresan al polvo (Génesis 3:19), no se pierden completamente. La doctrina de la resurrección corporal es una marca del cristianismo. Dios dedicó un capítulo completo a este tema (1 Corintios 15; cf. Hechos 4:1-2), diciendo: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (15:22).

En el último día del mundo, cada sepulcro será abierto, y el mar entregará a sus muertos (Juan 5:28-29; Apocalipsis 20:13). Los que estén vivos al regreso de Jesús serán “transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles” (1 Corintios 15:51-52). Nuestros cuerpos resucitados serán inmortales—nunca se deteriorarán, sufrirán daño, envejecerán, enfermarán o morirán (1 Corintios 15:42-55). El cuerpo de nuestra humillación será hecho como el cuerpo glorioso de Cristo (Filipenses 3:20-21). Jesús traerá a nuestros espíritus inmortales con Él para entrar en esos cuerpos resucitados (1 Tesalonicenses 3:13; 4:13-17).

Dios juzga. Juan describió la escena del juicio: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:12-15; cf. Mateo 25:31-33).

En el Juicio, la gracia de Dios recompensará a los cristianos por sus buenas obras (Mateo 10:41-42; 16:27), y la justicia de Dios castigará a los incrédulos por su pecado (Gálatas 5:21; 1 Corintios 6:9-10). Pablo explicó: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).

La eternidad: Dios reina; el hombre vive.

Dios reina. Se puede resumir la eternidad con estas palabras: “[E]l Señor nuestro Dios Todopoderoso reina” (Apocalipsis 19:6).

El hombre vive. Solamente hay dos destinos en la eternidad: el cielo y el infierno. Hay tres cosas asociadas con la “resurrección de condenación” (Juan 5:29).

  • Fuego. En profundidad, es un bautismo; en reclusión, un horno; en duración, interminable; en tamaño, un lago (Mateo 3:11-12; 13:42; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 20:14).
  • Dolor. “Geenna” es un lugar donde el gusano no muere, una prisión sin descanso, un fuego que nunca se extingue, una región de oscuridad con llanto y crujir de dientes continuo (Mateo 8:12; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 14:11).
  • Vergüenza. Los impíos serán despertados “para vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:2).

Naturalmente nosotros tememos tales pensamientos. Pero gracias a Dios, tenemos el privilegio inmenso de determinar dónde pasaremos la eternidad (Filipenses 2:12). Lo que pasa al alma en la muerte depende de lo que pasó con el alma antes de la muerte. Si fuimos lavados con la sangre de Jesús, no necesitamos temer la muerte (Apocalipsis 1:5; 7:14; Hechos 22:16; Hebreos 2:14-15). Pero debemos morir “en el Señor” para ser bendecidos en la muerte (Apocalipsis 14:12-13). Para morir en el Señor, debemos estar en el Señor. Pablo escribió: “[P]ues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:26-27). Dios no ajusta arbitrariamente nuestro destino; toda la “gente buena” no va necesariamente al cielo; la ciudadanía en un país avanzado no es sinónimo de la ciudadanía en el cielo. No despertamos accidentalmente en el cielo sin prepararnos para ir allá. Las decisiones determinan el destino.

El cielo producirá sanidad física y emocional completa (Apocalipsis 21:4). Nuestros cuerpos resucitados estarán libres de discapacidad, debilidad y enfermedad. Nuestras cicatrices emocionales serán removidas, y seremos libres de toda neurosis, complejos y síntomas de depresión. Iremos al cielo con el Señor para disfrutar, adorar, servir, regocijarnos, cantar y celebrar para siempre (1 Tesalonicenses 4:17). La Biblia describe el viaje al cielo como:

  • Un traslado angelical al gozo (Lucas 16:22).
  • Una llegada al paraíso (Lucas 23:43).
  • Un dormitar para levantarse en un lugar mejor (Juan 11:11-14).
  • Una mudanza de un tabernáculo a una mansión (2 Corintios 5:1; Juan 14:2).
  • Una ganancia de algo mejor que vivir (Filipenses 1:21,23).
  • Un abandono de la oscuridad para entrar a un lugar bien iluminado (Apocalipsis 22:5).
  • Un encuentro con nuestros familiares y amigos (Génesis 25:8).
  • Una liberación de la prisión (2 Corintios 5:2-4).
  • Un viaje largo a una tierra nueva (Mateo 7:13).
  • Un viaje a la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 3:12).
  • Una mudanza a una comunidad elegante (Eclesiastés 12:5).
  • Una entrada por las puertas de un mundo nuevo (Hebreos 11:14-16).
  • Un viaje a una patria mejor (Hebreos 11:14).
  • Una reunión con Cristo (Filipenses 1:21-24; 2 Corintios 5:6-8).
  • Un despertar del sueño para vivir con Jesús (1 Tesalonicenses 4:13-14; 5:9-11).
  • Un descanso de nuestros trabajos (Apocalipsis 14:13). (Algunos de estos puntos se encontraron en “Estudios Temáticos”, s.d.).

No es una sorpresa que la Biblia diga: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmos 116:15). Dios recibe a Sus Hijos como un padre recibe a un hijo en sus brazos (Hechos 7:54-60). ¡Imagine eso!

Dios todavía está tomando reservaciones. Vaya a casa con nosotros.

Referencia

“Estudios Temáticos” [“Topical Studies”] (sine data), Bible Study Tools, http://biblestudytools.com/bible-study/topical-studies/.

Johnson, Lowell (sine data), Bivocational, http://bivocational.org/BIVOS/SermonArchives/LowellJohnson/.

Piper, John (2012), Gracia Futura [Future Grace] (Colorado Springs, CO: Multnomah).

http://www.ebglobal.org/inicio/a-donde-vamos-cuando-morimos

UNA PROCLAMACIÓN PRESIDENCIAL VERGONZOSA

static1.squarespace

UNA PROCLAMACIÓN PRESIDENCIAL VERGONZOSA

mpn

Moisés Pinedo

Si está pendiente de las noticias en los Estados Unidos, entonces sabrá que el Presidente Obama ha proclamado nuevamente a junio de este año como el “Mes del Orgullo LGBT”. No, esta celebración no es debido a algún logro honorable, sino es una proclamación a celebrar el orgullo lesbiano, homosexual, bisexual y transexual. Aquí tiene la traducción de algunas porciones de la declaración oficial emitida por la Casa Blanca el 31 de mayo:

«Desde nuestra fundación, Norteamérica ha avanzado en un camino sin término para llegar a ser una Unión más perfecta. Este viaje, encabezado por personas de pensamiento renovador que han puesto la mira en alcanzar un mañana más resplandeciente, nunca antes ha sido más fácil o tranquilo. La lucha por la dignidad e igualdad para la gente lesbiana, homosexual, bisexual y transexual se refleja en la dedicación incansable de los partidarios y aliados que se esfuerzan por forjar una sociedad más incluyente. Ellos han promovido progreso extenso al cambiar corazones y mentes y al demandar trato equivalente—bajo nuestras leyes, de nuestras cortes y en nuestra política. Este mes [junio de 2016—MP], reconocemos todo lo que han hecho para traernos a este punto, y nos comprometemos nuevamente a doblar el arco de nuestra Nación a favor de la justicia…
POR TANTO, AHORA, YO, BARACK OBAMA, Presidente de los Estados Unidos de América, en virtud de la autoridad investida en mí por la Constitución y las leyes de los Estados Unidos, proclamo aquí a junio de 2016 como el Mes del Orgullo Lesbiano, Homosexual, Bisexual y Transexual. Invoco a la gente de los Estados Unidos a eliminar el prejuicio dondequiera que exista y a celebrar la gran diversidad del pueblo norteamericano (Obama, 2016).»

Esta proclamación presidencial vergonzosa, que ha sido ratificada anualmente por Barack Obama (como también emitida por Bill Clinton en 2000—vea Clinton, 2000) a favor de la corrupción social tiene paralelo en las proclamaciones de gobernantes desprovistos de reverencia ante el Dios moral y Su Palabra santa (Daniel 3; 1 Reyes 12:25-33).

UNA AFRENTA A LA FUNDACIÓN NORTEAMERICANA

Aunque la proclamación presidencial hace referencia a la fundación y Constitución norteamericana, en realidad es una burla al principio nacional y legal de los Estados Unidos. Barack Obama tiene la misma Constitución que los fundadores de los Estados Unidos elaboraron; sin embargo, los fundadores nunca pretendieron que se torciera la Constitución para promover/celebrar el libertinaje sexual y otras perversiones sociales. De hecho, los fundadores condenaron severamente la homosexualidad, y consideraron la aceptación de tal comportamiento como una socavación de la fundación moral nacional.

Don William Blackstone, abogado, jurista y doctor de ley, escribió los Comentarios de la Ley de Inglaterra que llegaron a ser la fuente principal que los fundadores de los Estados Unidos usaron. En sus comentarios, hizo referencia a la homosexualidad como “un crimen muy detestable”, “en contra de la naturaleza”, “una ofensa de una naturaleza tan oscura”, “cuya mención es una deshonra para la naturaleza humana”. También registró los castigos severos y penales que conllevaba (Blackstone, 1769, 4.15.215-216).

Mientras servía como Comandante en Jefe del Ejército Continental, el padre de los Estados Unidos, George Washington, fue notificado de un homosexual en el ejército. Inmediatamente el general emitió órdenes para echar definitivamente del ejército al ofensor. Él decretó tal sentencia “con aborrecimiento y repugnancia por tales crímenes infames” (“Órdenes Generales”, 1778).

Las 13 colonias originales de los Estados Unidos consideraron la homosexualidad como una ofensa criminal, y finalmente lo hizo cada uno de los 50 estados, estableciendo penas severas, incluyendo la pena capital (Barton, 2000, pp. 306, 482). Thomas Jefferson, Padre de la Declaración de Independencia y tercer presidente de los Estados Unidos, incluso propuso el “desmembramiento” como la pena para la homosexualidad en su estado natal de Virginia (Jefferson, 1781, Pregunta 14). [NOTA: Los datos anteriores fueron abreviados de Miller, 2008].

UNA AFRENTA AL DIOS DE LA BIBLIA

Pero esta declaración presidencial también es una burla ante el Creador santo de la raza humana. Al finalizar su declaración, Barack Obama añadió:

«EN FE DE LO CUAL, aquí firmo con mi puño este treinta y uno de mayo, en el año de nuestro Señor dos mil dieciséis, y de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica el año doscientos cuarenta (2016, énfasis añadido).»

¡Es repulsivo incluso hacer referencia al Señor en el mismo contexto de esta declaración impía! Esta proclamación revela que, como nación, el Dios de la Biblia no es realmente “nuestro Señor”. En el Antiguo Testamento, el Señor destruyó con fuego a dos naciones por este mismo pecado de sodomía (Génesis 19). También advirtió: “No te echarás con varón como con mujer; es abominación” (Levítico 18:22). En el Nuevo Testamento, describió al mundo gentil como entregado “a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres” (Romanos 1:26-27, énfasis añadido). Y luego decretó que “los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:32; 1 Corintios 6:9).

Aunque el Dios del cielo es amor (1 Juan 4:8) y ama a toda persona (Juan 3:16), y Sus seguidores deben amar también a todos los hombres (Mateo 22:37-39), el pecado (incluyendo la inmoralidad de todo tipo) no debe ser aprobado y mucho menos celebrado. Esta proclamación presidencial, emitida por líderes que carecen de interés y temor reverente ante las Escrituras sagradas, simplemente revela cuán lejos los Estados Unidos ha llegado en el viaje a la destrucción moral y social.

NOTA: Para un estudio adicional en cuanto a la homosexualidad y lo que la Biblia dice al respecto, lea nuestros siguientes artículos:

Referencias

Barton, David (2002), Intención Original [Original Intent] (Aledo, TX: Wallbuilders).

Blackstone, William (1769), Comentarios de las Leyes de Inglaterra [Commentaries on the Laws of England], Universidad Yale, http://www.yale.edu/lawweb/avalon/blackstone/bk4ch15.htm.

Clinton, William (2000), “Proclamación 7316—Mes del Orgullo Homosexual y Lesbiano, 2000” [“Proclamation 7316—Gay and Lesbian Pride Month, 2000”], GPO, https://www.gpo.gov/fdsys/pkg/FR-2000-06-06/pdf/00-14440.pdf.

Miller, Dave (2008), “Los Fundadores sobre la Homosexualidad” [“The Founders on Homosexuality”], Apologetics Press, http://apologeticspress.org/apcontent.aspx?category=7&article=1126.

Obama, Barack (2016), “Proclamación Presidencial—Mes del Orgullo LGBT, 2016” [“Presidential Proclamation—LGBT Pride Month, 2016”], La Casa Blanca, https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2016/05/31/presidential-proclamation-lgbt-pride-month-2016.

“Órdenes Generales de George Washington, Marzo 14, 1778” [“George Washington, March 14, 1778, General Orders”] (1778), Los Documentos de George Washington en la Biblioteca del Congreso, 1741-1799, http://memory.loc.gov/cgi-bin/query/r?ammem/mgw:@field(DOCID+@lit (gw110081)).

Moisés Pinedo es el fundador, editor y uno de los escritores de EB Global. Cursó estudios en la Escuela Bíblica de las Américas en Panamá. Ha laborado como traductor y escritor paraApologetics Press y House to House. Él es el autor de una variedad de libros, artículos y herramientas bíblicas.

Derechos en español © 2015 por www.ebglobal.org.

“Sígueme”

“Sígueme”

Autor: ROBY ELLIS

a1Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron (Mateo 4:18-22).

La elección de los doce apóstoles fue un reclutamiento inusual—por no decir nada más. Jesús escogió a dos hermanos que eran compañeros de trabajo en la industria galilea de pesca (Lucas 5:10). Escogió a un cobrador de impuestos llamado Mateo (Mateo 9:9) y a un zelote llamado Simón (Lucas 6:15), lo cual habrá generado algunas conversaciones “interesantes” ya que los zelotes odiaban grandemente a los cobradores de impuestos. Jesús incluso escogió a un hombre que sabía que Le traicionaría al final (Juan 6:64). Se conoce a muchos de los apóstoles solamente por nombre, y solamente la mitad de ellos tienen algún rol en alguna conversación en las narraciones de los Evangelios. Parece que cada uno de estos hombres se convirtió en discípulo en respuesta a la invitación simple: “Sígueme”.

Hubo muchos que siguieron a Jesús aparte de los doce apóstoles. Mateo registra que justo después que Jesús llamara a los primeros apóstoles, “le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán” (Mateo 4:25). Incluso después del Sermón del Monte, en el cual Jesús presentó un concepto radicalmente diferente en cuanto a la justicia, el cual muchos todavía consideran misterioso u ofensivo, “le seguía mucha gente” (Mateo 8:1). Sus seguidores también incluyeron a algunos de entre aquellos que llegaron a ser Sus adversarios más ardientes. Mateo registra que cierto escriba llegó donde Jesús y le dijo: “Maestro, te seguiré adondequiera que vayas” (Mateo 8:19).

En vez de avivar la llama de Su popularidad inicial, Jesús Se aseguró de que Sus futuros discípulos entendieran desde el comienzo lo que implicaría seguirle. Él dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (Mateo 8:20). Cuando un hombre Le dijo que Le seguiría después de enterrar a su padre, Jesús le dio una respuesta que parece un poco dura: “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22). ¡Cuán apropiado fue que Su viaje inicial con Sus discípulos a través de Galilea también fuera un tiempo tempestuoso (Mateo 8:23-27)! Los doce apóstoles necesitaban saber que el discipulado no sería un “viaje placentero”, pero que a la vez siempre estarían a salvo mientras el Maestro estuviera con ellos.

Si escogemos seguir a Jesús, Él nos guiará—como el Buen Pastor (Juan 10)—“junto a aguas de reposo”  (Salmos 23:2) y “por sendas de justicia” (vs. 3). Sin embargo, también nos guiará “en valle de sombra de muerte” (vs. 4). Pero incluso en el valle tenebroso, no debemos temer el mal—ya que tenemos la seguridad de que el Señor está con nosotros, y sabemos que debemos caminar a través de tales valles si esperamos llegar al lugar donde el Pastor ha preparado una mesa para nosotros (vs. 5).

¿Seguirá a Jesús en tiempos tempestuosos como Le sigue en tiempos de calma? ¿Le seguirá cuando es poco popular, o será parte de las multitudes que venían y se iban rápidamente? ¿Le seguirá “de lejos”—de la manera que Pedro Le siguió cuando el fin era incierto (Mateo 26:58)? Cuando la tempestad llegó en el primer viaje, abandonar al Maestro no era una opción (no había ningún otro lugar al cual ir), pero las oportunidades para huir fueron muchas en el futuro. Jesús quiere que sepamos desde el comienzo que habrá tempestades en la vida, pero también quiere darnos la seguridad de que siempre estaremos seguros mientras escuchemos Su voz tierna y vayamos donde Él nos guía.

Derechos en español © 2016 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Follow Me”, en The Elizabethton Edifier, 7 de febrero, 2016.

Los “Mensajes Subliminales”, la Superstición y el Cristiano

Los “Mensajes Subliminales”, la Superstición y el Cristiano

Autor:Moisés Pinedo 

La creencia en el supuesto poder de los mensajes subliminales para controlar el comportamiento humano comenzó a ganar popularidad a finales de la década de 1950, debido a la reclamación de James Vicary de que los mensajes breves e intermitentes en la presentación preliminar de una película incrementaron las ventas de gaseosas y palomitas de maíz. Sin embargo, algunos años después se descubrió que tal reclamación fue un fraude, y los experimentos subsiguientes en este campo no han producido resultados positivos (Long-Crowell, s.d.; Payne, 1981, p. 729). A pesar de esto, la “superstición subliminal” ha seguido extendiéndose, penetrando la mente cristiana e incluso siendo acogida en los púlpitos religiosos.

ENTENDIENDO EL CONCEPTO

Un mensaje subliminal es “una señal o mensaje que tiene el propósito de pasar debajo de los límites normales de la percepción”. Supuestamente, “no es percibido conscientemente, pero a la misma vez, es percibido inconscientemente” (“Propaganda Subliminal”, s.d.).

Como ya se ha señalado, en el sentido estricto de esta definición, simplemente no hay evidencia científica o creíble de que mensajes supuestamente percibidos de manera inconsciente puedan afectar el comportamiento humano. En cambio, para que un mensaje tenga la capacidad de afectar la mente y comportamiento de alguien, primero debe “ser percibido en algún nivel de conciencia” (Bernstein, 2008, p. 142).

Pero también se debe señalar que muchos de los mensajes que se promueven, presentan o califican como “subliminales” realmente no tienen nada que ver con el nivel subconsciente, y como tales, tienen la capacidad de afectar el juicio y la conducta. Estos mensajes o imágenes son presentados con disimulo, y tienen el propósito de hacer que los lectores o espectadores ingenuos e irreflexivos “digieran” los vicios de una sociedad mundana.

Se puede ver un ejemplo de tal disimulo en la película popular, Titanic de 1997, la cual contiene varias escenas sexuales y episodios de desnudez que se presentan bajo el pretexto de la expresión artística (“Guía Parental…”, s.d.). Sin duda, la exposición a tales escenas licenciosas corromperá la mente y sensibilidades morales del espectador—independientemente de su edad. Aunque la trama general de esta película pueda ser atractiva, los cristianos, cuyas oraciones incluyen las palabras “no nos metas en tentación” (Mateo 6:13), deberían evitar completamente esta película (como otras de la misma índole).

DETERMINANDO LA REALIDAD

¿Por qué algunos “mensajes subliminales” parecen funcionar? Mucho tiene que ver con las expectativas predeterminadas de la persona. Si alguien le cuenta una historia de terror en la noche, entonces tal vez usted comience a escuchar “sonidos extraños”.

Hace un tiempo atrás estaba buscando información en el Internet en cuanto a este tema, y tropecé con un artículo que leí de principio a fin. De manera interesante, no había puesto atención al título del artículo, y cuando finalmente lo leí, esta fue una sorpresa interesante. El título era: “Usted Leerá Esto… Usted Leerá Esto… Usted…” (Payne, 1981, p. 729). Yo había leído el artículo, pero no por el título sugestivo, sino debido a mis expectativas determinadas. Si alguien tiene interés en perder peso, tal vez el título “5 Cosas Simples para Perder Peso Rápido” sea muy atractivo, y tal vez tal persona esté más propensa a hacer clic en la imagen de “antes y después” de alguien que supuestamente ha perdido 20 kilos. Pero otra vez, estos no son ejemplos de “mensajes subliminales”—aunque ayudan a explicar la conducta de las personas expuestas a tales mensajes.

En un estudio con el fin de investigar las posibilidades de los mensajes subliminales en el audio, se dijo a la mitad de los participantes que escucharía grabaciones con mensajes subliminales para el mejoramiento de la autoestima, y a la otra mitad se le dijo que escucharía mensajes para el mejoramiento de la memoria. Los investigadores cambiaron los papeles, e hicieron escuchar al primer grupo los mensajes subliminales del segundo, y al segundo grupo los mensajes subliminales del primero. Independientemente del “mensaje subliminal”, los participantes a quienes se les dijo que escucharían mensajes de autoestima, reportaron mejoras en este aspecto, ¡aun cuando los mensajes no tenían nada que ver con la autoestima! (Bernstein, 2008, p. 142).

Hagamos un ejemplo más práctico. Escuche una parte de la pieza musical La Misa, del compositor francés Eric Lévi.

La Misa: 1

¿Entendió la canción? Probablemente no. Pero ¿escuchó el “mensaje subliminal”? Escuche esta nueva grabación que solamente incluye la parte que quiero que note. Ponga atención, y escuchará el siguiente mensaje:

Viva la “o”, viva la “obe”, viva la “obe…si”, viva la “obesidad”, ¡viva la “obesiiidad”! Viva la “o”, viva la “obe”, viva la “obesidad”, ¡viva la “obesidad”!, “obesidad”, “obesidad”, “obesidad”, “obesidad”…”.

La Misa: 2

Desde luego, esto es solamente una broma. Esta pieza musical no incluye tales palabras; realmente, ¡ni siquiera está escrita en español! Pero esto prueba el punto: usted pudo escuchar eso ya que yo le sugerí que lo hiciera. ¿Un mensaje subliminal? No.

EVITANDO EL EXTREMISMO

Es razonable que los cristianos que desean evitar la influencia del mundo, como también los padres responsables, se sientan preocupados por cualquier mensaje que “pueda infiltrarse sigilosamente” en la mente y controlar la vida. Las buenas noticias es que no necesitamos ser paranoicos. Si los mensajes subliminales realmente funcionaran, usted pudiera recitar una y otra vez la frase “Llega al cristianismo” a un ateo que duerme, y él no pudiera resistir abandonar su ateísmo y optar por la religión cristiana. Pero esto no es tan fácil. El ateo necesita escuchar y aceptar el mensaje cristiano en algún nivel de conciencia para cambiar sus pensamientos y acciones.

Lamentablemente, la falta de información ha causado que algunos cristianos lleguen a extremos injustificables, y que algunos padres provoquen rebeldía en sus hijos (Efesios 6:4). Una vez escuché a un predicador señalar que cuando se grabó la canción de Michael Jackson, Thriller, la “risa diabólica” al final de la canción realmente no era parte de la grabación original, pero que cuando se terminó de grabar, de “manera inexplicable” la risa estaba allí. Ya que armonizaba muy bien con la canción, los productores la dejaron allí. Supuestamente, ¡fue la risa del mismo diablo!

Déjeme aclarar algo: ¡esta no es una defensa a favor de la música de Michael Jackson (o cualquier otro cantante)! Muchas de sus canciones deberían ser evitadas, pero no porque “el diablo haya incluido su risa malévola en una de sus canciones”. Lo cierto es que vivimos en una era en la cual Dios ejerce Su influencia por medio de la Palabra de verdad (2 Timoteo 3:16-17; cf. 1 Corintios 13:8-10), y el diablo ejerce su influencia por medio de la mentira (Juan 8:44). Las huestes de maldad no ejercen poder directo por medio de expresiones milagrosas contra los hijos de Dios, o cualquier otra persona. (A propósito, la risa en Thriller es de Vincent Price, un actor de películas de terror).

También he conocido a cristianos que han prohibido la escucha de alguna canción popular debido a que si se la oye al revés, supuestamente se puede percibir un mensaje subliminal que tiene el potencial de cambiar el comportamiento del oyente. E incluso he escuchado a cristianos que han prohibido a sus hijos hispanos que escuchen cierta canción en inglés ya que si se la escucha al revésen inglés, entonces hay un mensaje subliminal en inglés que puede afectar negativamente al joven hispano.

Los padres no debemos subestimar a nuestros hijos; ellos son inteligentes, y pueden detectar la superstición. Desde luego, debemos analizar lo que leemos y escuchamos, y se debe tener cuidado de las cosas que oímos y repetimos en un idioma que no se conoce (vea el siguiente punto en este artículo). Pero ¡¿cómo puede un mensaje, que supuestamente es subliminal y se tiene que escuchar en orden invertido, afectar a un jovencito que ni siquiera entiende el idioma cuando lo escucha en el orden regular?! Si queremos influenciar positivamente a nuestros hijos, y queremos que ellos nos escuchen con respeto y atención, entonces debemos dejar las supersticiones, y debemos proveerles de razones reales para su obediencia. En el fondo, el cristianismo no es beneficiado en nada cuando los cristianos (con buenas intenciones) se sumergen en la superstición sin sentido.

Personalmente, conocí a un hombre muy inteligente que se enredó en este tipo de superstición (y esto muestra que la superstición no es necesariamente el problema de la gente de poca educación). Este hombre había leído o escuchado de algún “pacto” entre el creador de la caricatura animada Los Pitufos y el diablo mismo. Supuestamente, Papá Pitufo había “secuestrado” a un niño y le había hecho ahogar en un río. Un día, al llegar a casa y descubrir que sus hijos estaban jugando con algo que parecía un pitufo, el hombre decidió quemar a la “amenaza”. Los niños objetaron que el muñeco no era un pitufo (¡y realmente no lo era!), pero la superstición contra los “suspiritos azules” se había apoderado tanto del padre que al final un “muñeco inocente” fue ejecutado en la “hoguera”.

¿Piensa que el caso de superstición de este hombre era único? Escriba “La Verdadera Historia de los Pitufos” en YouTube y descubrirá “acusaciones” adicionales contra los pitufos—incluyendo la ocasión cuando un pitufo de peluche le dio una bofetada a una niña, a quien poco después encontraron muerta—y el único con sangre en las manos era el pitufo. También se dice que se encontró a otro niño muerto, y que a su lado estaba un muñeco de Papá Pitufo, quien, perturbadoramente, tenía una gran sonrisa burlona. Finalmente, se dice que una monja trató de quemar a algunos muñecos de pitufos, los cuales “rehusaban” ser consumidos por las llamas—bueno, hasta que la monja arrojó en el fuego una medallita de la Virgen Milagrosa (“La Verdadera…”, 2011). No hace falta decir que este es uno de los grados más vergonzosos de superstición que he visto en toda mi vida, y los “hechos” son simplemente inventados.

Otra vez, permítame indicar que esta no es una defensa a favor de Los Pitufos, o cualquier otra caricatura animada, pero el punto es que los padres cristianos no pueden ganarse el respeto de sus hijos al esperar que ellos crean tales fábulas ridículas. De igual manera, los cristianos no pueden ganarse el respeto del mundo cuando la única razón para advertir sobre el “peligro” de algo se basa en la superstición.

ANALIZANDO EL PELIGRO REAL

¿Indica el fraude de los “mensajes subliminales” que no existe peligro en absoluto en las cosas que vemos, escuchamos y leemos? ¡De ninguna manera! El peligro tiene que ver con el hecho de que existen mensajes que claramente, como también disimuladamente, atentan contra los principios bíblicos.

El cristiano debe analizar seriamente todo lo que ve, escucha y lee. Debe analizar seriamente lo que hace. La música moderna puede producir adicción, puede sugerir estilos de vida pecaminosos, y puede destruir la vida del oyente (vea Pinedo, 2011). Los padres cristianos deben instruir a sus hijos en cuanto a la clase de música que escuchan. Hay muchas canciones con letras que directa o indirectamente promueven el sexo extramarital, las drogas, el alcohol, el lenguaje profano y otras muchas perversiones. Todos los cristianos deben evitar tales influencias impías.

¿Qué acerca de las canciones en otros idiomas? Aunque es cierto que los mensajes en un idioma que el oyente no conoce no pueden afectar su mente para bien o mal (cf. 1 Corintios 14), el cristiano debe considerar su testimonio ante otros. Cuando era un jovencito que sabía suficiente inglés como para repetir las palabras de canciones pero no lo suficiente para entenderlas completamente, el ritmo de una canción en inglés llegó a ser uno de mis favoritos. Un día, mientras conversaba con una joven norteamericana, comenzamos a hablar de canciones. Yo le hablé de mi “canción favorita”, y repetí las palabras. Ella me preguntó: “¿Sabes lo que significa eso?”. Respondí que no; realmente, ¡no lo sabía! Ella dijo: “Significa: ‘Me gusta la manera en que te quitas la ropa”. Afortunadamente, ella era cristiana, y sabía que yo no entendía lo que mi “canción favorita” decía. El peligro real de la escucha de canciones en otro idioma es que otros que saben el significado pueden ser guiados a pensar mal de nosotros debido a que escuchamos tales mensajes. También existe el peligro de que repitamos las palabras “como loros”—sin entender su significado (como yo lo hice), y que otros piensen mal de nosotros por lo que expresamos involuntariamente. Esto puede entorpecer nuestra influencia cristiana. Si a alguien le gusta alguna canción en otro idioma, sería prudente que primero investigara en cuanto al significado de tal canción.

Los padres también deben analizar los programas de TV que sus hijos ven, y todo cristiano debe estar consciente de la influencia negativa que este cajón electrónico tiene para contaminar el alma (veaWebster, 2011). Generalmente, los mensajes en este medio son muy claros, y no deben ser ignorados. Cada día se alimenta a los televidentes de una dieta desbordante de profanidad, desnudez y egoísmo a través de los comerciales y programas de la sociedad mundana. A veces es casi imposible encontrar un programa bueno sin tropezar con alguna exhibición de impiedad; en tales ocasiones, el cristiano debería estar dispuesto a optar por el desuso por el bien de la santidad.

CONCLUSIÓN

Los cristianos debemos evitar los extremos. No debemos enredarnos en la superstición, pero tampoco debemos ser tan ingenuos como para ignorar los mensajes directos e indirectos de los medios saturados de moralidad pobre. En vez de tratar de “defender” a nuestros hijos de los mensajes subliminales que son imposibles de percibir, de los muñecos de peluche que no tienen la capacidad de moverse y mucho menos abofetear o herir a sus dueños, y de las risas aterradoras que no pueden infiltrarse por sí mismas en canciones, debemos enfocar nuestros esfuerzos en defenderles de los mensajes reales de este mundo de maldad. En nuestros esfuerzos por hacerlo, no olvidemos pedir sabiduría “a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche” (Santiago 1:5).

Referencias

Bernstein, Douglas (2008), Fundamentos de la Psicología [Essentials of Psychology] (Belmont, CA: Wadsworth), quinta edición.

“Guía Parental para el Titanic” [“Parents Guide for Titanic”] (sine data), IMDb, http://www.imdb.com/title/tt0120338/parentalguide.

“La Verdadera Historia de los Pitufos” (2011), YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=TCzp4UYZwiw.

Long-Crowell, Eric (sine data), “Mensajes Subliminales: Definición, Ejemplos y Validez” [“Subliminal Messages: Definition, Examples & Validity”], Education Portal, http://education-portal.com/academy/lesson/subliminal-messages-definition-examples-validity.html.

Payne, Doug (1981), “Usted Leerá Esto… Usted Leerá Esto… Usted…” [“You Will Read This… You Will Read This… You…”], New Scientist, 19 de marzo.

Pinedo, Moisés (2011), “Cuidado los Oídos lo que Oyen”, EB Global,http://www.ebglobal.org/inicio/cuidado-los-oidos-lo-que-oyen.html.

“Propaganda Subliminal” [“Subliminal Advertising”] (sine data), Psychologist World, http://www.psychologistworld.com/influence_personality/subliminalads.php.

Webster, Allen (2011), “Una Guía Cristiana para la TV”, EB Global,http://www.ebglobal.org/inicio/una-guia-cristiana-para-la-tv.html.

Origen: Los “Mensajes Subliminales”, la Superstición y el Cristiano