“Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.” Ezequiel 34:11.

19 de Abril
“Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.” Ezequiel 34:11.

a1Esto hace al principio cuando Sus elegidos son como ovejas descarriadas que no conocen al pastor ni al rebaño. ¡Cuán maravillosamente encuentra el Señor a Sus elegidos! Jesús es grandioso tanto en Su carácter de un pastor rastreador como de un pastor salvador. Aunque muchos de aquellos que Su Padre le dio, hubieran llegado tan cerca de las puertas del infierno como hubieran podido hacerlo, sin embargo, el Señor, tras buscar y buscar, los descubre y se acerca a ellos en la gracia. Él nos ha reconocido: tengamos buena esperanza por aquellos que son puestos en nuestros corazones para que oremos por ellos, pues Él los encontrará también.

El Señor repite este proceso cuando cualquier miembro de Su rebaño se extravía de los pastos de la verdad y de la santidad. Podrían caer en grave error, en triste pecado, y dureza atroz; mas, sin embargo, el Señor, que se ha convertido en una garantía en favor de ellos ante Su Padre, no tolerará que ninguno de ellos llegue tan lejos como para que perezca. Él, por Su providencia y por Su gracia, los seguirá a tierras extrañas, a moradas de pobreza, a cuevas de oscuridad, a profundidades de desesperación; Él no perderá a ninguno de los que Su Padre le ha dado. Para Jesús, buscar y salvar a todo el rebaño, es, sin ninguna excepción, un asunto de honor. ¡Qué promesa tengo para argumentar con ella, si en esta hora me veo forzado a clamar: “Yo anduve errante como oveja extraviada.”!

La Chequera del Banco de la fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.” Josué 1:5.

18 de Abril
“Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.” Josué 1:5.

a1Esta palabra para Josué es citada con frecuencia; es la base de aquella palabra del Nuevo Testamento: “No te desampararé, ni te dejaré”.

Amados, tenemos ante nosotros una vida de guerra, pero el Señor de los Ejércitos está con nosotros. ¿Somos llamados a ser conductores de un pueblo grande pero veleidoso? Esta promesa nos garantiza toda la sabiduría y prudencia que hubiéremos de necesitar. ¿Tenemos que contender con enemigos astutos y poderosos? Aquí encontramos fuerza y valor, destreza y victoria. ¿Tenemos una gran herencia por conquistar? Por este signo alcanzaremos nuestro propósito; el Señor mismo está con nosotros.

Sería terrible en verdad para nosotros que Jehová nos fallara; pero, como esto no puede suceder, los vientos del desasosiego son apaciguados en las cavernas de la divina fidelidad. En ninguna ocasión nos abandonará el Señor. No importa lo que suceda, Él estará a nuestro lado. Los amigos nos abandonan, y su ayuda es como una lluvia en Abril; pero Dios es fiel, Jesús es el mismo por siempre, y el Espíritu Santo mora en nosotros.

Vamos, corazón mío, has de tener calma y esperanza el día de hoy. Las nubes podrían cernirse sobre nosotros, pero el Señor puede disiparlas. Puesto que Dios no me fallará, mi fe no ha de fallar; y, puesto que Él no me abandonará, yo tampoco lo abandonaré a Él. ¡Oh, que el Señor nos conceda una fe tranquila!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él.” Proverbios 16:7.

17 de Abril
“Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él.” Proverbios 16:7.

a1He de ver que mis caminos sean agradables al Señor. Incluso entonces tendré enemigos; y, tal vez, todavía con mayor certidumbre, debido a que me esfuerzo en hacer aquello que es recto. ¡Pero qué promesa es esta! El Señor hará que la ira del hombre le alabe, y la abatirá de tal forma que no me turbará.

Él puede constreñir al enemigo a desistir de hacerme daño, aunque tenga la intención de hacerlo. Esto hizo con Labán, que persiguió a Jacob, pero no se atrevió a tocarlo. O puede dominar la ira del enemigo, y volverlo amigable, como lo hizo con Esaú, que se reunió con Jacob de una manera hermanable, aunque Jacob había temido que lo hiriera a él y a su familia con la espada. El Señor puede también convertir a un furioso adversario en un hermano en Cristo, en un compañero obrero, como lo hizo con Saulo de Tarso. ¡Oh, que hiciera esto en cada instancia en que aparezca un espíritu perseguidor!

Bienaventurado es el hombre cuyos enemigos son reducidos a ser con él, lo que los leones fueron con Daniel en el foso: ¡tranquilos y amigables! Cuando me enfrente con la muerte, que es llamada el último enemigo, ruego que pueda estar en paz. Mi única gran preocupación ha de ser agradar al Señor en todas las cosas. ¡Oh, hemos de tener fe y santidad; pues estas cosas son agradables al Altísimo!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ.” Zacarías 14:20.

16 de Abril
“En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ.” Zacarías 14:20.

a1¡Feliz el día cuando todas las cosas sean consagradas, y las campanillas de los caballos suenen santidad para el Señor! Ese día ha llegado para mí. ¿No santifico todas las cosas para Dios? Estas ropas, cuando me las pongo o cuando me las quito, ¿no han de recordarme la justicia de Cristo Jesús, mi Señor? ¿No he de hacer mi trabajo como para el Señor? ¡Oh, que hoy mis ropas fueran vestiduras sacras, mis alimentos sacramentos, mi casa un templo, mi mesa un altar, mi conversación incienso, y yo mismo un sacerdote! Señor, cumple Tu promesa, y que nada sea para mí profano e inmundo.

En fe he de esperar esto. Creyendo que así será, seré conducido a hacerlo. Como yo mismo soy propiedad de Jesús, mi Señor puede hacer un inventario de todo lo que tengo, pues todo es completamente Suyo; y yo estoy resuelto a demostrar que así es por el uso que he de hacer de ello en este día. De la mañana a la noche quiero ordenar todas las cosas de acuerdo a una regla feliz y santa. Mis campanillas sonarán; ¿por qué no habrían de sonar? Incluso mis caballos tendrán campanillas. ¿Quién tiene tal derecho a la música como el derecho que tienen los santos? Pero todas mis campanillas, mi música y mi júbilo, se tornarán en santidad y sonarán el nombre de “el Dios Feliz”.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Pero a los justos les será dado lo que desean.” Proverbios 10:24.

15 de Abril
“Pero a los justos les será dado lo que desean.” Proverbios 10:24.

a1Puesto que es un deseo justo, Dios está dispuesto a concederlo. No sería bueno ni para el propio individuo involucrado ni para la sociedad en general, que una promesa así fuera ofrecida a los injustos. Si guardamos los mandamientos del Señor, Él tendrá apropiadamente respeto para nuestros deseos.

Si los justos se vieran reducidos a tener deseos injustos, no les serían concedidos. Pero entonces, estos no serían sus deseos reales; serían sus descarríos o sus desatinos; y está bien que sean rechazados. Sus agraciados deseos llegarán delante del Señor, y no les dirá que no.

¿Nos está denegando el Señor nuestras peticiones durante algún tiempo? Que la promesa correspondiente al día de hoy nos aliente a pedir de nuevo. ¿Nos ha negado completamente nuestras peticiones? Aun así le daremos gracias, pues nuestro deseo siempre ha sido que nos niegue lo que pedimos, si Él juzgase que lo mejor para nosotros fuese un rechazo.

En cuanto a ciertas cosas, pidamos con audacia. Nuestros deseos primordiales han de ser los relativos a la santidad, la utilidad, la semejanza a Cristo, nuestra preparación para el cielo. Estos son los deseos de la gracia más bien que de la naturaleza: son los deseos del hombre justo más bien que del hombre natural. Dios no nos escatimará estas cosas, sino que nos dará en abundancia. “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” ¡Este día, alma mía, pide liberalmente!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Él nos elegirá nuestras heredades.” Salmo 47:4.

14 de Abril
“Él nos elegirá nuestras heredades.” Salmo 47:4.

a1Nuestros enemigos quieren asignarnos una porción muy funesta, pero no seremos entregados en sus manos. El Señor hará que permanezcamos en nuestro sitio, en nuestro lugar asignado por Su infinita sabiduría. Una mente más sabia que la nuestra arregla nuestro destino. El ordenamiento de todas las cosas pertenece a Dios, y nos alegra que así sea; preferimos que Dios elija por nosotros. Si las cosas pudieran ser a nuestra manera, desearíamos que todas las cosas fueran a la manera de Dios.

Estando conscientes de nuestra propia necedad, no deseamos gobernar nuestros destinos. Nos sentimos más seguros y más tranquilos cuando el Señor dirige el rumbo de nuestro barco que si pudiéramos dirigirlo nosotros de acuerdo a nuestro juicio. Gozosamente ponemos nuestro doloroso presente y nuestro desconocido futuro en manos de nuestro Padre, nuestro Salvador y nuestro Consolador.

¡Oh, alma mía, pon en este día todos tus deseos a los pies de Jesús! Si últimamente has sido algo díscolo y testarudo, ávido de ser y de hacer lo que te dicte tu propia mente, descarta ahora tu necio ego, y pon las riendas en las manos del Señor. Di: “Él ha de elegir”. Si otros disputan la soberanía del Señor, y se glorían en el libre albedrío del hombre, tú respóndeles efectivamente: “Él elegirá por mí.” Mi más libre decisión es que Él decida por mí. Como un agente libre, yo elijo que Él tenga toda la decisión.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.” Filipenses 3:21

13 de Abril
“El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.” Filipenses 3:21.

a1Con frecuencia, cuando somos atormentados por el dolor y nos descubrimos incapaces de pensar o de adorar, sentimos que, en verdad, este es “el cuerpo de la humillación nuestra”; y cuando somos tentados por las pasiones que surgen de la carne, no creemos que la palabra “humillación” sea una traducción demasiado vigorosa en absoluto. Nuestros cuerpos nos humillan; y eso es todo lo mejor que hacen por nosotros. ¡Oh, que fuéramos debidamente humildes, pues nuestros cuerpos nos asemejan a los animales, e incluso nos ligan con el polvo!

Pero nuestro Salvador, el Señor Jesús, cambiará todo esto. Seremos transformados a semejanza de Su propio cuerpo de gloria. Esto lo experimentarán todos aquellos que creen en Jesús. Por fe sus almas han sido transformadas, y sus cuerpos experimentarán una renovación tal que los adaptará a sus espíritus regenerados. Qué tan pronto ocurra esta grandiosa transformación, no podríamos decirlo; pero su pensamiento debería ayudarnos a soportar las tribulaciones de hoy, y todas las aflicciones de la carne. En breve, seremos como Jesús es ahora. No más rostros adoloridos, no más miembros hinchados, no más ojos apagados, no más corazones desfallecidos. El viejo no será más un manojo de debilidades, ni el enfermo una masa de agonía. “Semejante al cuerpo de la gloria suya.” ¡Qué expresión! ¡Aun nuestra carne descansará en la esperanza de una tal resurrección!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” Jeremías 31:34.

12 de Abril

“Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” Jeremías 31:34.

a1Cuando conocemos al Señor, recibimos el perdón de los pecados. Lo conocemos como el Dios de Gracia, que pasa por alto nuestras transgresiones. ¡Qué feliz descubrimiento es este!
Pero cuán divinamente está expresada esta promesa: ¡el Señor promete que no se acordará más de nuestros pecados! ¿Puede Dios olvidar? Él dice que lo hará, y Él dice en serio lo que dice. Él considerará como si no hubiésemos pecado nunca. La grandiosa expiación quitó tan eficazmente todo pecado, que para la mente de Dios es como si no hubiera existido. El creyente es ahora tan acepto en Cristo Jesús como lo era Adán en su inocencia; sí, más aún, pues él lleva puesta una justicia divina, mientras que la de Adán era solamente humana.

El Gran Señor no se acordará de nuestros pecados como para castigarlos, o como para amarnos una pizca menos por causa de esos pecados. Igual que una deuda que, cuando es pagada, deja de ser deuda, así el Señor hace una completa cancelación de la iniquidad de Su pueblo.

Cuando nos estemos lamentando por nuestras transgresiones y deficiencias—y este es nuestro deber mientras vivamos—al mismo tiempo hemos de regocijarnos porque nunca serán mencionadas contra nosotros. Esto nos lleva a odiar el pecado. El perdón de Dios inmerecido nos conduce a vigilar para no ofenderle nunca más por medio de la desobediencia.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová.” Jeremías 31:34.

11 de Abril
“Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová.” Jeremías 31:34.

a1En verdad, prescindiendo de cualquier otra cosa que no sepamos, nosotros conocemos al Señor. Este día esta promesa es verdadera en nuestra experiencia, y no es una pequeña promesa. El más pequeño creyente entre nosotros conoce a Dios en Cristo Jesús. No tan plenamente como quisiéramos; mas, sin embargo, verdadera y realmente conocemos al Señor. No sólo conocemos doctrinas acerca de Él, sino que lo conocemo ÉL. Él es nuestro Padre y nuestro Amigo. Somos Sus conocidos personales. Podemos decir: “Señor mío, y Dios mío.” Gozamos de estrecha comunión con Dios, y pasamos muchas temporadas felices en Su santa compañía. Ya no somos más extraños para nuestro Dios, sino que el secreto del Señor está con nosotros.

Esto es más de lo que la naturaleza podría habernos enseñado. La carne y la sangre no nos han revelado a Dios. Cristo Jesús ha dado a conocer al Padre a nuestros corazones. Si, entonces, el Señor ha hecho que lo conozcamos, ¿no es esto la fuente de todo conocimiento salvador? Conocer a Dios es la vida eterna. Tan pronto como llegamos a conocer a Dios, tenemos la evidencia de ser resucitados a una vida nueva. ¡Oh, alma mía, regocíjate con este conocimiento, y bendice a tu Señor todo este día!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.” Números 21:8.

10 de Abril
“Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.” Números 21:8.

a1Este es un tipo glorioso del Evangelio. Jesús, contado con los inicuos, cuelga en la cruz delante de nosotros. Una mirada a Él nos curará de la mordida de serpiente del pecado; Él nos sanará de inmediato: “Cuando mirare a ella, vivirá”. El lector que esté lamentando su pecaminosidad ha de notar las palabras: “Cualquiera que mirare a ella, vivirá”. Todo el que mire comprobará que esto es verdad. Yo comprobé que así es. Yo miré a Jesús y viví al instante. Yo sé que viví. Lector, si miras a Jesús, tú vivirás también. Es cierto que estás henchido de veneno y no ves ninguna esperanza. Es cierto, también, que no hay otra esperanza sino esta. Pero esta es una cura infalible: “Cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.”

La serpiente de bronce no fue izada como una curiosidad que debía ser contemplada por los sanos; su propósito especial era para quienes fueren “mordidos”. Jesús murió como un Salvador real para pecadores reales. Aunque la mordida te haya hecho un borracho, o un ladrón, o una persona impúdica y profana, una mirada al Grandioso Salvador te sanará de estas enfermedades, y te hará vivir en santidad y comunión con Dios. Mira y vive.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.