“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos.” Isaías 45:2.

20 de Mayo
“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos.” Isaías 45:2.

a1Esto estaba dirigido a Ciro; pero es para siempre la herencia de todos los propios siervos espirituales del Señor. Sólo hemos de seguir adelante por fe, y nuestro camino será allanado para nosotros. Las torceduras y las curvas de la astucia humana y de la sutileza satánica serán enderezadas para nosotros; no necesitaremos pisar sus tortuosos recovecos. Las puertas de bronce serán quebrantadas, y los cerrojos de hierro que las aseguran serán hechos pedazos. No necesitaremos arietes ni barras de hierro: el propio Señor hará lo imposible por nosotros, y lo inesperado será un hecho.

No hemos de quedarnos paralizados, sumidos en un miedo cobarde. Hemos de esforzarnos en el sendero del deber, pues el Señor lo ha dicho: “Yo iré delante de ti”. No nos corresponde a nosotros razonar por qué; nuestra responsabilidad es atrevernos y proseguir adelante. Es la obra del Señor, y Él nos habilitará para llevarla a cabo: todos los impedimentos habrán de ceder delante de Él. ¿Acaso no ha dicho: “Quebrantaré puertas de bronce”? ¿Qué cosa podría obstaculizar Su propósito o frustrar Sus decretos? Aquellos que sirven a Dios tienen infinitos recursos. El camino está allanado para la fe aunque esté trancado para la fuerza humana. Cuando Jehová dice: “Yo haré”, como lo hace dos veces en esta promesa, no nos atrevemos a dudar.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19.

19 de Mayo
“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19.

a1¡Pobre Jeremías! Pero, ¿por qué decimos eso? El profeta llorón fue uno de los siervos más especiales de Dios, y fue honrado por Él por encima de muchos. Jeremías era odiado por decir la verdad. La palabra que era muy dulce para él, era amarga para sus oyentes; sin embargo Jeremías era aceptado por su Señor. Se le había ordenado que permaneciera siendo fiel, y entonces el Señor continuaría hablando por medio de Jeremías. Tenía que tratar valerosa y fielmente con los hombres, y llevar a cabo el trabajo de limpieza del Señor en relación a los profesantes de su día, y entonces el Señor le dio esta palabra: “Serás como mi boca.”

¡Cuán grande honor! ¿Acaso no debería ambicionarlo cada predicador, sí, cada creyente? ¡Qué maravilla es que Dios hable por nosotros! Expondremos una verdad segura y pura, y la diremos con poder. Nuestra palabra no regresará vacía; será una bendición para aquellos que la reciban, y quienes la rechacen lo harán bajo su propio riesgo. Nuestros labios alimentarán a muchos. Despertaremos a los que duermen y llamaremos a vida a los muertos.

Oh, querido lector, ora para que esto suceda con el que escribe estas líneas, y con todos los siervos enviados por nuestro Señor.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.