“Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.” Oseas 1:10.

7 de Septiembre

“Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.” Oseas 1:10.

a1La gracia soberana puede convertir a los extraños en hijos, y el Señor declara aquí Su propósito de tratar así con los rebeldes, y hacerlos conocer lo que Él ha hecho. Amado lector, el Señor ha hecho esto en mi caso; ¿ha hecho algo semejante en tu caso? Entonces juntemos nuestras manos y nuestros corazones para alabar Su nombre adorable.

Algunos de nosotros éramos tan decididamente impíos, que la Palabra del Señor decía en verdad a nuestra conciencia y a nuestro corazón: “Vosotros no sois pueblo mío.” En la casa de Dios, y en nuestros propios hogares, cuando leíamos la Biblia, esta era la voz del Espíritu de Dios en nuestra alma: “Vosotros no sois pueblo mío.”

Era verdaderamente una triste voz condenatoria. Pero ahora, en los mismos lugares, oímos una voz, procedente del mismo ministerio y de la Escritura, que dice:“ois hijos del Dios viviente.” ¿Podemos estar lo suficientemente agradecidos por esto? ¿No es maravilloso? ¿Acaso no nos proporciona esperanza para otros? ¿Quién está fuera del alcance de la gracia todopoderosa? ¿Cómo podríamos perder la esperanza por alguien, puesto que el Señor ha obrado un cambio tan maravilloso en nosotros?

El que ha guardado esta grandiosa promesa, mantendrá cualquier otra; por tanto, prosigamos con cánticos de adoración y confianza.

La Chequer el Banco de la Fe; Traducción de Allan Román.

“Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” Salmo 27:14.

6 de Septiembre

“Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” Salmo 27:14.

a1¡Aguarda! ¡Aguarda! ¡Aguarda a Jehová! Él es digno de que se le espere. Él no defrauda al alma que espera.

Mientras esperen, mantengan el ánimo. Esperen una gran liberación, y estén prestos a alabar a Dios por ella.

La promesa que debería alentarlos, está en el centro del versículo: “aliéntese tu corazón.” Esto va de inmediato al lugar donde necesitan ayuda. Si el corazón está sano, todo el resto del sistema trabajará bien. El corazón necesita tranquilidad y aliento; y estos elementos vendrán si está fortalecido. Un corazón potente descansa y se regocija y bombea fuerza al hombre entero.

Nadie más tiene acceso a esa secreta urna de vida, el corazón, para suministrarle fortaleza. Solamente el que lo hizo puede fortalecerlo. Dios está lleno de fortaleza, y, por eso, puede impartirla a quienes la necesitan. Oh, tengan valor; pues el Señor les impartirá Su fortaleza, y estarán tranquilos en la tempestad, y alegres en la aflicción.

El que escribió estas líneas, puede expresar como David: “Sí, espera a Jehová.” En efecto, ciertamente, lo digo. Sé por una larga y profunda experiencia que es bueno que aguarde a Jehová.

      La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.