¿QUIÉN CREÓ A DIOS?

Autor: Norman Geisler

Preguntas difíciles acerca de Dios

a1Mi hija Ruth, esposa de un pastor, le dijo a su hijo mayor, Samuel, que entonces tendría unos cuatro años: «Pregúntale a tu abuelo». Después de un rato me

enfrentaba con esta pregunta: «Abuelo, ¿en qué lugar del cerebro está la mente?». La pregunta no ofrece dificultad alguna a un estudiante de filosofía universitario o seminarista que sabe en qué consiste una confusión de categorías, pero ¿cómo explicárselo a un niño de cuatro años?

Como cualquier padre o líder de iglesia que haya ministrado a niños pequeños puede atestiguar, las cuestiones más difíciles suelen ser las planteadas por los miembros más jóvenes de la congregación. A menudo están relacionadas con Dios. Por ejemplo: «Papá, ¿quién creó a Dios?». Seguro que son muchos los padres que han escuchado esta pregunta con anterioridad, aunque solo un puñado sabría responderla.

Debemos estar preparados para responder (cf. 1 Pedro 3:15) a toda pregunta hecha con sinceridad (cf. Colosenses 4:6). Las siguientes preguntas me las han planteado en los últimos cincuenta años de ministerio. Haré lo mejor posible por dar una respuesta que pueda ser entendida aun por los niños más jóvenes.

 

¿QUIÉN CREÓ A DIOS?

Nadie. No fue creado. Siempre existió. Solo las cosas que tienen un principio, como el mundo, necesitan que haya un creador previo. Dios no tuvo principio y, por lo tanto, no necesitaba ser creado.

Para quienes son un poco mayores es posible agregar algo más. Tradicionalmente, la mayoría de los ateos que niegan la existencia de Dios creen que el universo no fue creado; simplemente siempre estuvo «allí». Apelan a la primera ley de la Termodinámica para respaldar su argumento: «La energía no se crea ni se destruye», insisten. Correspondería realizar varias observaciones.

Primero, esta manera de expresar la primera ley no es científica, más bien es una aseveración filosófica. La ciencia se basa en observaciones, y no hay ninguna observación empírica que pruebe ese dogmático «nada se creó», implícito en dicha afirmación. Para ser científica, debería expresarse de la siguiente forma: «Según las observaciones, la cantidad de energía presente en el universo permanece constante». Es decir, nadie ha observado el aumento de nuevas existencias de energía o la disminución de las actuales. Esta ley, debidamente entendida, no se pronuncia acerca de la eternidad ni dice nada acerca de que el universo tenga o no principio. Se entiende de esta que la energía bien podría, como bien no, haber sido creada. Se limita a afirmar que si la energía fue creada, lo más que se puede decir es que la cantidad total ha permanecido constante desde entonces.

Es más, supongamos que la energía, el universo de energía que llamamos cosmos, no haya sido creado, como muchos ateos han creído tradicionalmente, entonces no tendría sentido preguntar quién creó el universo. Si la energía es eterna y nunca fue creada, nadie la pudo haber creado. Siempre existió. Por lo tanto, si no tiene sentido preguntar: «¿Quién creó el universo?», ya que siempre existió, tampoco tiene sentido preguntar: «¿Quién creó a Dios?», por cuanto siempre existió.

Si el universo no es eterno es necesario que obedezca a una causa. Pero, por otra parte, si no tiene principio, no necesita una causa que le dé origen. De igual modo, si existe un Dios que no tiene principio, es absurdo preguntar: «¿Quién creó a Dios?». Preguntar: «¿Quién creó lo no creado?» o «¿Quién hizo lo no creado?» es una confusión de categorías. Sería lo mismo que preguntar: «¿Quién es la esposa del soltero?».

 

QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

http://www.oneplace.com/ministries/pensemos-con-el-dr-ravi-zacharias/

http://rzim.org/about/rzim-en-espanol

“Todos” no siempre significa “todos”

Septiembre 10

“Todos” no siempre significa “todos”

Lectura bíblica: Daniel 1:6–15

Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la ración de la comida del rey ni con el vino que éste bebía. Daniel 1:8

a1Nicolás llegó a casa de la escuela con una invitación para ir a la casa de Roberto para andar en su bicicleta motocross por unas sendas especiales para ese fin en el bosquecillo detrás de la casa de éste.

—Tengo que ir ahora, mamá —insistió—. ¿Me puedes llevar? Los chicos se van a encontrar allí en un ratito.

—Nicolás, ya te he dicho que no —repitió la mamá.

—Por favor, mamá —rogó Nicolás—. Todos los chicos van.

—No me importa cuántos de tus amigos van. No quiero que vayas a la casa de ningún amigo cuando no hay ningún adulto. Y punto.

Nicolás estuvo furioso toda la tarde y la noche, hasta que habló con Roberto el lunes. Resultó que sólo a uno de los muchachos lo habían dejado ir. Pero había otra novedad. El chico que fue se había caído de la bici y se había roto la muñeca. Y como no había ninguna persona mayor, Roberto tuvo que llamar una ambulancia.

Nicolás había caído en la trampa de creer eso de “todos lo hacen”. ¡Qué mentira! Mucho menos chicos hacen cosas inapropiadas de lo que tú piensas.

  • Todos no están fumando. Las encuestas muestran que más del 70 por ciento de los estudiantes de secundaria (preparatoria) no fuman regularmente.
  • Todos no beben bebidas alcohólicas. Más del 50 por ciento de los estudiantes encuestados dijeron que no habían bebido en los últimos 30 días. Más del 20 por ciento dijeron que nunca han bebido.
  • Todos no andan en drogas. Por ejemplo, casi el 50 por ciento de todos los jóvenes norteamericanos rechazan las drogas ilícitas en la secundaria (preparatoria).
  • Todos no están perdiendo su fe en Dios. En un estudio realizado recientemente por el Grupo de Investigación Barna, el 65 por ciento de los jovencitos manifestaron que querían tener una relación estrecha con Dios*.

Los chicos muchas veces usan el cuento de que “todo el mundo lo hace” para manipular a sus amigos y a sus padres. ¡No lo creas! Y si todos realmente “lo hacen”, eso no significa que tú también tengas que hacerlo. Puedes ser como Daniel y sus tres amigos. No cedieron ante la presión de conformarse a lo que los demás hacían y, como resultado, Dios los bendijo.

PARA DIALOGAR

¿De qué manera te mantienes firme cuando los demás te presionan para que te conformes a lo que ellos hacen?

PARA ORAR

Señor, danos valentía para resistir aquello de “todos lo hacen”.

PARA HACER

Prometan llamarse mutuamente la atención —chicos o adultos— cuando tratan de usar el argumento “todos lo hacen”.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.