¿COMPRUEBA LA EXISTENCIA DE LA MALDAD QUE DIOS ES FINITO?

Autor: Ronald Rhodes

¿COMPRUEBA LA EXISTENCIA DE LA MALDAD QUE DIOS ES FINITO?

a1La idea de un Dios finito se popularizó a principios de la década de los ochenta cuando el rabino Harold Kushner, escribió el éxito de ventas When Bad Things Happen to Good People [Cuando le pasan cosas malas a la gente buena]. Al considerar la muerte prematura de su hijo, Kushner, llegó a la conclusión que Dios quiere que los justos tengan vidas felices pero que a veces no puede hacer que eso suceda. Hay algunas cosas que simplemente están fuera del control de Dios. Dios es Bueno, pero no es lo suficientemente Poderoso para hacer efectivo todo el bien que desearía. En resumidas cuentas, Dios es finito. Kushner, escribe: «Reconozco sus limitaciones. Dios está limitado por las leyes de la naturaleza y por la evolución de la naturaleza humana y la libertad moral de la persona». Se lamenta de que «incluso Dios tiene problemas para mantener a raya el caos y para limitar el daño que puede provocar la maldad».

La idea de un Dios finito implica un Dios que, debido a su finitud, solo puede ser un ser contingente que a su vez necesita una causa. Dicho Dios no es digno de nuestra adoración. Tampoco es digno de nuestra confianza, porque no hay ninguna garantía de que podrá derrotar el mal en el futuro.

La finitud no toma en consideración que los tiempos de Dios no son los tiempos humanos. Como señalamos anteriormente, el hecho de que él todavía¡no haya vencido al mal no significa que no lo eliminará en el futuro (2 Pedro 3:7,12; Apocalipsis 20:22). No estamos en el mejor de todos los mundos posibles, pero es la mejor manera de llegar al mejor de los mundos posibles.

Esta idea de finitud es contraria al testimonio bíblico de Dios. Las Escrituras nos presentan un Dios que es un ser Omnipotente. Dios tiene poder para hacer todo lo que quiera y hacer cumplir su voluntad. Cincuenta y seis veces las Escrituras declaran que Dios es Todopoderoso (p.ej. Apocalipsis 19:6). El poder de Dios es grande (Salmo 147:5), la grandeza de su poder es incomparable (2 Crónicas 20:6; Efesios 1:19-21). Nadie puede oponerse al poder y la mano de Dios (Daniel 4:35). Nadie puede desbaratar las acciones de Dios (Isaías 43:13), y nadie podrá impedir lo que haya determinado (Isaías 14:27). Para Dios nada es imposible (Mateo 19:26; Marcos 10:27; Lucas 1:37), y no hay nada difícil para él (Génesis 18:14; Jeremías 32:17, 27). El Todopoderoso reinará (Apocalipsis 19:6), y un día derrocará al mal.

¿QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Arrastrado en la cloaca

Septiembre 28

Arrastrado en la cloaca

Lectura bíblica: Santiago 1:12–16

Pero cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión. Santiago 1:14

a1—A mí me parece fascinante —dijo Betty en voz baja—. Quiero ver qué se siente cuando uno fuma.

Jazmín sabía que su prima Betty fumaba. El verano pasado, cuando se había quedado en la casa de Betty, ésta le mostró unos cigarrillos y encendió uno. Cuando Jazmín la amenazó con contarle a los padres de ella, y con no volver a pasar la noche en su casa, Betty prometió que no volvería a sacar los cigarrillos. Cumplió su promesa y Jazmín nunca le contó a su tía ni a su tío, ni a sus propios padres. Pero ahora Betty estaba hablando de fumar marihuana.

La curiosidad puede ser como un cocodrilo suelto en las cloacas de una gran ciudad. Ni te das cuenta que anda por allí. Pero de pronto se trepa por el drenaje, te toma del pescuezo y te arrastra hacia abajo al mundo oscuro y sucio donde vive. Y esta bestia no es producto de tu imaginación.

La curiosidad puede ser una bendición o un pesadilla. Hay un mundo entero de cosas buenas para despertar tu curiosidad. Puedes tener curiosidad por saber qué tal sería cierta profesión, y te pones a explorarla. Te preguntas cómo será ir navegar en balsa los rápidos de un río, y vas y pruebas.

Pero con frecuencia las cosas que más nos despiertan la curiosidad son las cosas que Dios dice que no debemos hacer. Dios dice que nos harían daño, pero no le creemos. Dios dice que están prohibidas, pero nos pasamos el tiempo imaginándonos lo que sería participar de esas cosas.

Es entonces que, de pronto, la curiosidad se convierte en tentación. Santiago explica cómo sucede: “Pero cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión. Luego esa pasión, después de haber concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez llevado a cabo, engendra la muerte” (Santiago 1:14, 15). Tan seguro como dejar que un cocodrilo viva en las cloacas acabará con convertirte en la comida de un cocodrilo hambriento, dejar que los deseos equivocados aumenten te arrastrará a las profundidades del pecado.

Sigue estas dos sugerencias cuando notas que quieres hacer lo que no debes:

• Encara inmediatamente tu curiosidad. Si deseas algo inapropiado, háblale a Dios sobre el asunto antes de que ello tenga oportunidad de morderte.
• Rodéate de amigos que comparten tu escala de valores. Prométanse que se ayudarán a volver en sí cuando algún deseo los lleve a situaciones peligrosas.

Tu curiosidad es uno de los dones más grandes de Dios para ti. Pero tienes que mantenerte en guardia cuando tu curiosidad te provoca a desear cosas malas. ¡Dios tiene cosas mejores reservadas para ti!

PARA DIALOGAR
¿En qué sentido puede la curiosidad arrastrarte a lugares que no debes ir? ¿De qué manera puedes luchar contra eso?

PARA ORAR
Señor, queremos lo bueno. Enciende nuestro deseo de ti y de todo lo bueno.

PARA HACER
¿Con quién puedes hablar cuando la tentación de hacer lo malo se va haciendo más fuerte? Busca un amigo que te pueda ayudar a vigilar tu corazón.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.