Él está en el libro

Él está en el libro

5/16/2016

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Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis. (1 Pedro 2:2)

a1Para ser más semejante a Cristo hay que conocer la Palabra de Dios. Hay que saber cómo Cristo vivió cuando estuvo en la tierra, y el único lugar donde aprender eso es en las Escrituras, que son la revelación de Cristo. El Antiguo Testamento prepara la escena para Él, crea la necesidad de Él y predice su venida. Los Evangelios relatan su llegada. El libro de Hechos describe el inmediato efecto de su ministerio. Las epístolas describen la importancia a largo plazo de su vida y ministerio. Y Apocalipsis da detalles de su futura venida y de su juicio de la tierra.

 Cristo es el punto central de toda la Biblia, y hay que estudiarla para saber cómo es Él. Muy a menudo estudiamos la Biblia en busca de argumentos teológicos o para responder preguntas. Esas cosas son importantes, pero lo más importante del estudio bíblico es saber más de Cristo para que podamos ser como Él.

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Bildad proclama la justicia de Dios

Job 8-10

Bildad proclama la justicia de Dios

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a18:1  Respondió Bildad suhita, y dijo:

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?

¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?

Si tus hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su pecado.

Si tú de mañana buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;

Si fueres limpio y recto,
Ciertamente luego se despertará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.

Y aunque tu principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy grande.

Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a los padres de ellas;

Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.

10 ¿No te enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán palabras?

11 ¿Crece el junco sin lodo?
¿Crece el prado sin agua?

12 Aun en su verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que toda hierba.

13 Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío perecerá;

14 Porque su esperanza será cortada,
Y su confianza es tela de araña.

15 Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no resistirá.

16 A manera de un árbol está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su huerto;

17 Se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.

18 Si le arrancaren de su lugar,
Este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.

19 Ciertamente este será el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán otros.

20 He aquí, Dios no aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los malignos.

21 Aún llenará tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.

22 Los que te aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los impíos perecerá.

Incapacidad de Job para responder a Dios

9:1  Respondió Job, y dijo:

Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?

Si quisiere contender con él,
No le podrá responder a una cosa entre mil.

El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?

El arranca los montes con su furor,
Y no saben quién los trastornó;

El remueve la tierra de su lugar,
Y hace temblar sus columnas;

El manda al sol, y no sale;
Y sella las estrellas;

El solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;

El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y los lugares secretos del sur;

10 El hace cosas grandes e incomprensibles,
Y maravillosas, sin número.

11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;
Pasará, y no lo entenderé.

12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir?
¿Quién le dirá: ¿Qué haces?

13 Dios no volverá atrás su ira,
Y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios.

14 ¿Cuánto menos le responderé yo,
Y hablaré con él palabras escogidas?

15 Aunque fuese yo justo, no respondería;
Antes habría de rogar a mi juez.

16 Si yo le invocara, y él me respondiese,
Aún no creeré que haya escuchado mi voz.

17 Porque me ha quebrantado con tempestad,
Y ha aumentado mis heridas sin causa.

18 No me ha concedido que tome aliento,
Sino que me ha llenado de amarguras.

19 Si habláremos de su potencia, por cierto es fuerte;
Si de juicio, ¿quién me emplazará?

20 Si yo me justificare, me condenaría mi boca;
Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.

21 Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo;
Despreciaría mi vida.

22 Una cosa resta que yo diga:
Al perfecto y al impío él los consume.

23 Si azote mata de repente,
Se ríe del sufrimiento de los inocentes.

24 La tierra es entregada en manos de los impíos,
Y él cubre el rostro de sus jueces.
Si no es él, ¿quién es? ¿Dónde está?

25 Mis días han sido más ligeros que un correo;
Huyeron, y no vieron el bien.

26 Pasaron cual naves veloces;
Como el águila que se arroja sobre la presa.

27 Si yo dijere: Olvidaré mi queja,
Dejaré mi triste semblante, y me esforzaré,

28 Me turban todos mis dolores;
Sé que no me tendrás por inocente.

29 Yo soy impío;
¿Para qué trabajaré en vano?

30 Aunque me lave con aguas de nieve,
Y limpie mis manos con la limpieza misma,

31 Aún me hundirás en el hoyo,
Y mis propios vestidos me abominarán.

32 Porque no es hombre como yo, para que yo le responda,
Y vengamos juntamente a juicio.

33 No hay entre nosotros árbitro
Que ponga su mano sobre nosotros dos.

34 Quite de sobre mí su vara,
Y su terror no me espante.

35 Entonces hablaré, y no le temeré;
Porque en este estado no estoy en mí.

Job lamenta su condición

10:1 Está mi alma hastiada de mi vida;
    Daré libre curso a mi queja,
    Hablaré con amargura de mi alma.

Diré a Dios: No me condenes;
Hazme entender por qué contiendes conmigo.

¿Te parece bien que oprimas,
Que deseches la obra de tus manos,
Y que favorezcas los designios de los impíos?

¿Tienes tú acaso ojos de carne?
¿Ves tú como ve el hombre?

¿Son tus días como los días del hombre,
O tus años como los tiempos humanos,

Para que inquieras mi iniquidad,
Y busques mi pecado,

Aunque tú sabes que no soy impío,
Y que no hay quien de tu mano me libre?

Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?

Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?

10 ¿No me vaciaste como leche,
Y como queso me cuajaste?

11 Me vestiste de piel y carne,
Y me tejiste con huesos y nervios.

12 Vida y misericordia me concediste,
Y tu cuidado guardó mi espíritu.

13 Estas cosas tienes guardadas en tu corazón;
Yo sé que están cerca de ti.

14 Si pequé, tú me has observado,
Y no me tendrás por limpio de mi iniquidad.

15 Si fuere malo, !!ay de mí!
Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza,
Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.

16 Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas;
Y vuelves a hacer en mí maravillas.

17 Renuevas contra mí tus pruebas,
Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.

18 ¿Por qué me sacaste de la matriz?
Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.

19 Fuera como si nunca hubiera existido,
Llevado del vientre a la sepultura.

20 ¿No son pocos mis días?
Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco,

21 Antes que vaya para no volver,
A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;

22 Tierra de oscuridad, lóbrega,
Como sombra de muerte y sin orden,
Y cuya luz es como densas tinieblas.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.