RUMIANDO PASTO AMARGO

RUMIANDO PASTO AMARGO

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Pablo Martini
Programa No. 2016-07-31

El rencor, la envidia, los celos son, según la Biblia “Pasto amargo”. Una clase de mala hierba que crece en el jardín más florido y cuidado. No respeta cercas ni terrenos. Donde encuentra condiciones ideales mínimas para brotar lo hace con toda su fuerza si no recibe un trato enérgico y adecuado. Además, tiene la característica de permanecer mucho tiempo subsistiendo desapercibida con su sistema radicular bajo la superficie pero sin su parte aérea. Hasta que un día ¡Brotó! Ahí está, pensabas que estaba olvidado, solucionado, perdonado, pero no. Rebrota y parece que con más fuerzas que antes. Es que cuando mantienes una planta sólo podándola pero sin desarraigarla lo único que haces es que conserve reservas para el día del  rebrote y entonces contamina todo. Dice Hebreos que contamina a muchos, (Hebreos 12:15). En este mismo contexto, el escritor menciona que tales desviaciones de la gracia son raíces amargas. Creo que, siguiendo con esta analogía, cuando recordamos la ofensa es como si rumiáramos pasto amargo. Los rumiantes, como la vaca o el camello, por ejemplo, tienen varios compartimientos en su estómago o varios estómagos, y luego de tragar el pasto le extraen algo de su jugo y lo regurgitan para tragarlo nuevamente pero al segundo estómago y luego al tercero y al cuarto. Es común ver en las Pampas argentinas a estos mamíferos con espuma en su boca por el proceso de rumiar. Si el pasto es amargo debe ser un proceso incómodo y doloroso. Sí, tan incómoda y dolorosa como es la vida del rencoroso, que nunca acaba de digerir la ofensa, que nunca acaba de tragar el odio, los celos y la envidia. ¿Es ese tu caso? Permíteme decirte que el único perjudicado eres tú y solamente tú. Olvida, perdona, traga. Ocupa tu tiempo en cosas más dulces, en alimento más sabroso, como la Palabra de Dios… Por ejemplo. Está repleta de promesas sólo para ti.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?  Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.” Salmo 121: 1-2

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Ayes sobre los malvados

Isaías 4-6

imgres4:1  Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.

Futuro glorioso de Jerusalén

En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel.

Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,

cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.

Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel,

y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.

Parábola de la viña

5:1  Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.

La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.

Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.

¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?

Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada.

Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.

Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.

Ayes sobre los malvados

!!Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?

Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.

10 Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un homer de semilla producirá un efa.

11 !!Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!

12 Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.

13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.

14 Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba.

15 Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos.

16 Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.

17 Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos.

18 !!Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta,

19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

20 !!Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

21 !!Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!

22 !!Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;

23 los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!

24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

25 Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

26 Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente.

27 No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus sandalias.

28 Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino.

29 Su rugido será como de león; rugirá a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará.

30 Y bramará sobre él en aquel día como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.

Visión y llamamiento de Isaías

6:1  En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;

y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;

12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.

13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

VALOR RELATIVO

VALOR RELATIVO

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Pablo Martini
Programa No. 2016-07-30

El valor que le demos a los bienes materiales no es un valor absoluto sino relativo. Uno es el precio que le ponemos a nuestras posesiones en el disfrute de las mismas, otro es lo que significan para nosotros, por ejemplo, en el lecho de muerte, ¿verdad? Cuánto apreciemos los que tenemos radica en el momento en el que nos encontremos. Hay quienes se aferran a lo material como si eso fuera el todo en la vida, pensando neciamente que le acompañarán hasta el más allá y que aún le proporcionarán alguna garantía de seguridad en la vida futura. Es en los momentos críticos cuando podemos observar en realidad el valor intrínseco de las cosas. Así como los amigos valiosos perduran en las malas, así como los proyectos con motivaciones sanas son los que se llevan adelante a pesar de los obstáculos que aparezcan en el camino de la concreción de los mismos y, en cambio, los proyectos fugaces son los que se desvanecen ante la primera adversidad, de la misma manera, las posesiones y todas aquellas cosas que aparentan ser fundamentos en tu existencia, pueden perder valor cuando te encuentras en momentos difíciles o terminales como la muerte misma. Aquel millonario que vivió en deleites y lujos en esta vida, mira a sus montañas de dinero con poco o tal vez ningún interés si sabe que le quedan horas de vida. Por otro lado, manda a llamar  en su agonía, a sus hijos, amigos y esposa a rodear su cama de enfermo para despedirse porque su conciencia le remuerde al saber que no los disfrutó en vida, los ignoró y abandonó por las ocupaciones de sus negocios. Así que lo que tuvo valor en vida ya no lo tiene y lo que para él no fue importante en vida ahora es de primer orden. ¿Con qué vara medimos el valor de las cosas? ¿No será que Dios a veces nos pone en este tipo de circunstancias para que aprendamos a valorar mejor lo que pasa por nuestras manos? Concéntrate en lo eterno. Sólo allí existen los valores absolutos.

PENSAMIENTO DEL DIA:

El valor de lo que tenemos, depende del momento en el que nos encontremos.

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Una nación pecadora

Isaías 1-3

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Una nación pecadora

1:1  Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.

!!Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños.

Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.

Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.

Llamamiento al arrepentimiento verdadero

10 Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?

13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo,[a] el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.

14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.

15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.

16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;

17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;

20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Juicio y redención de Jerusalén

21 ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas.

22 Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua.

23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

24 Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios;

25 y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza.

26 Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.

27 Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia.

28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos.

29 Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis.

30 Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas.

31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

Reinado universal de Jehová

(Mi. 4.1-3)

2:1  Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén.

Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.

Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.

Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.

Juicio de Jehová contra los soberbios

Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.

Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros.

Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables.

Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos.

Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones.

10 Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad.

11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.

12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán;

14 sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados;

15 sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;

16 sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.

17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día.

18 Y quitará totalmente los ídolos.

19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase,

21 y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra.

22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

Juicio de Jehová contra Judá y Jerusalén

3:1  Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;

el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;

el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador.

Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores.

Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.

Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina;

él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo.

Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová para irritar los ojos de su majestad.

La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. !!Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí.

10 Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos.

11 !!Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.

12 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.

13 Jehová está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos.

14 Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.

15 ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

Juicio contra las hijas de Sion

16 Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies;

17 por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus verg:uenzas.

18 Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas,

19 los collares, los pendientes y los brazaletes,

20 las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos,

21 los anillos, y los joyeles de las narices,

22 las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas,

23 los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados.

24 Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.

25 Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra.

26 Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.

Footnotes:

  1. Isaías 1:13 Aquí equivale a sábado.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

UN SIGNO UN ESPACIO

UN SIGNO UN ESPACIO

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Pablo Martini

Programa No. 2016-07-29

De todas las reglas gramaticales, la que más usamos o deberíamos usar es la que enuncia que, después de todo signo de puntuación, siempre va un espacio. Dice el apóstol Pablo en su carta a los Efesios que nuestras vidas son como páginas donde Dios escribe su poema, (o por lo menos debería ser así). Así que de alguna manera, también en tu vida y en la mía hay puntuación y espacio. Etapas que se cierran con un punto, o una coma. Puede ser un nuevo capítulo en tu vida, un punto aparte, o solo una frase que se cierra pero aún no está todo dicho al respecto, como es un punto seguido, y a veces  es solo una coma, donde te tomas un pequeño respiro y continúas pero lo cierto es que siempre, después de cada etapa, sea corta o larga, sea importante o insignificante siempre debe haber un espacio. Un espacio en blanco. A veces ese espacio está en  la espera de un resultado del examen médico, o la nota final de tu materia de la universidad. A veces es la actitud de tu cónyuge que no cambia, o  simplemente el silencio que acompaña al disfrute de una meta alcanzada como un largo suspiro sin palabras pero que dice tanto… El tema es que una vida sin  espacios es imposible descifrarla así como no puedes leer una redacción sin espacios. Vidas apuradas, agitadas, estresadas, que no alcanzas a leerlas por pasar a tu lado tan rápido. Aún no han cerrado un capítulo de sus vidas que ya están comenzando uno nuevo. No. Tómate tu tiempo. Cierra capítulos y abre otros con su debido espacio. Respeta las comas, los puntos, lo paréntesis. Deja que la Pluma Maestra de Dios escriba en tu vida su poema más hermoso. Al final, no solo tú sino los que te rodeen serán enriquecidos con la armonía de su prosa y lo delicado de las rimas. Deja el papel de tu vida de lado, lleno de borrones y faltas de ortografía. Él te tomará de tu mano y escribirá algo que nunca imaginaste en un nuevo papel, en una nueva vida.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Deja que la pluma maestra de Dios escriba en tu vida su poema más hermoso.

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El tormento de la separación

Cantares 5-8

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5:1 Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía;
He recogido mi mirra y mis aromas;
He comido mi panal y mi miel,
Mi vino y mi leche he bebido.
Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.

El tormento de la separación

Yo dormía, pero mi corazón velaba.
    Es la voz de mi amado que llama:
    Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,
    Porque mi cabeza está llena de rocío,
    Mis cabellos de las gotas de la noche.

Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir?
He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?

Mi amado metió su mano por la ventanilla,
Y mi corazón se conmovió dentro de mí.

Yo me levanté para abrir a mi amado,
Y mis manos gotearon mirra,
Y mis dedos mirra, que corría
Sobre la manecilla del cerrojo.

Abrí yo a mi amado;
Pero mi amado se había ido, había ya pasado;
Y tras su hablar salió mi alma.
Lo busqué, y no lo hallé;
Lo llamé, y no me respondió.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad;
Me golpearon, me hirieron;
Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.

La esposa alaba al esposo

¿Qué es tu amado más que otro amado,
    Oh la más hermosa de todas las mujeres?
    ¿Qué es tu amado más que otro amado,
    Que así nos conjuras?

10 Mi amado es blanco y rubio,
Señalado entre diez mil.

11 Su cabeza como oro finísimo;
Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.

12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.

13 Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores;
Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.

14 Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos;
Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.

15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;
Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.

16 Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable.
Tal es mi amado, tal es mi amigo,
Oh doncellas de Jerusalén.

Mutuo encanto del esposo y de la esposa

6:1 ¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres?
    ¿A dónde se apartó tu amado,
    Y lo buscaremos contigo?

Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias,
Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.

Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;
El apacienta entre los lirios.

Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa;
De desear, como Jerusalén;
Imponente como ejércitos en orden.

Aparta tus ojos de delante de mí,
Porque ellos me vencieron.
Tu cabello es como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.

Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y estéril no hay entre ellas.

Como cachos de granada son tus mejillas
Detrás de tu velo.

Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas,
Y las doncellas sin número;

Mas una es la paloma mía, la perfecta mía;
Es la única de su madre,
La escogida de la que la dio a luz.
La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada;
Las reinas y las concubinas, y la alabaron.

10 ¿Quién es ésta que se muestra como el alba,
Hermosa como la luna,
Esclarecida como el sol,
Imponente como ejércitos en orden?

11 Al huerto de los nogales descendí
A ver los frutos del valle,
Y para ver si brotaban las vides,
Si florecían los granados.

12 Antes que lo supiera, mi alma me puso
Entre los carros de Aminadab.

13 Vuélvete, vuélvete, oh sulamita;
Vuélvete, vuélvete, y te miraremos.
¿Qué veréis en la sulamita?
Algo como la reunión de dos campamentos.

7:1 !!Cuán hermosos son tus pies en las sandalias,
Oh hija de príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
Obra de mano de excelente maestro.

Tu ombligo como una taza redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de trigo
Cercado de lirios.

Tus dos pechos, como gemelos de gacela.

Tu cuello, como torre de marfil;
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre del Líbano,
Que mira hacia Damasco.

Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey
Suspendida en los corredores.

!!Qué hermosa eres, y cuán suave,
Oh amor deleitoso!

Tu estatura es semejante a la palmera,
Y tus pechos a los racimos.

Yo dije: Subiré a la palmera,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vid,
Y el olor de tu boca como de manzanas,

Y tu paladar como el buen vino,
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los viejos.

10 Yo soy de mi amado,
Y conmigo tiene su contentamiento.

11 Ven, oh amado mío, salgamos al campo,
Moremos en las aldeas.

12 Levantémonos de mañana a las viñas;
Veamos si brotan las vides, si están en cierne,
Si han florecido los granados;
Allí te daré mis amores.

13 Las mandrágoras han dado olor,
Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas,
Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.

8:1 !!Oh, si tú fueras como un hermano mío
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.

Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas.

Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.

Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

El poder del amor

¿Quién es ésta que sube del desierto,
    Recostada sobre su amado?
    Debajo de un manzano te desperté;
    Allí tuvo tu madre dolores,
    Allí tuvo dolores la que te dio a luz.

Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.

Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían.

Tenemos una pequeña hermana,
Que no tiene pechos;
¿Qué haremos a nuestra hermana
Cuando de ella se hablare?

Si ella es muro,
Edificaremos sobre él un palacio de plata;
Si fuere puerta,
La guarneceremos con tablas de cedro.

10 Yo soy muro, y mis pechos como torres,
Desde que fui en sus ojos como la que halla paz.

11 Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
La cual entregó a guardas,
Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto.

12 Mi viña, que es mía, está delante de mí;
Las mil serán tuyas, oh Salomón,
Y doscientas para los que guardan su fruto.

13 Oh, tú que habitas en los huertos,
Los compañeros escuchan tu voz;
Házmela oír.

14 Apresúrate, amado mío,
Y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
Sobre las montañas de los aromas.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

SUEÑA EN GRANDE

SUEÑA EN GRANDE

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Audio

Pablo Martini

Programa No. 2016-07-28

Dios creó al ser humano con la capacidad de soñar. Característica única de esta especie. Las plantas no tienen sueños, los animales no se ponen metas para el próximo año. Buscan la manera de sobrevivir instintivamente, obvio, pero no sueñan con ideas de mejorar. Nosotros sí. Porque fuimos creados a imagen de Dios, con vidas con propósito fijados en un Dios que también planifica y se pone metas y tiene grandes sueños para sus criaturas. Somos seres creados, no productos de la evolución. Los sueños no evolucionan ni mutan genéticamente de animales privados de esta facultad. Son implantados por la mano creadora de un Dios que es grande, las cosas que emprende son grandes, y quiere que sus criaturas piensen en grande. No desestima los detalles pequeños, también Él es un Dios de detalles, pero muchas veces mezquinamos nuestros sueños, acortamos nuestras posibilidades de logros por nuestra falta de visión. Es bueno tener sueños grandes. Tan grandes que no los pierdas de vista mientras se van cumpliendo o esperas que se cumplan. Nuestras expectativas de vida muchas veces se desvanecen en la utopía simplemente porque depositamos esas expectativas o en mis propias fuerzas, capacidades o medios, o en los sueños mismos, pero nunca en el Dios de esos sueños. Jesús dijo Lucas 17:6: “Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza,  podrían decirle a este árbol: ‘Desarráigate y plántate en el mar’,  y les obedecería” ¿Ves? Piensa en grande. Dios es un Dios grande y ha obrado grandemente desde siempre. No hay motivo para vivir en la mediocridad cuando conoces la grandeza del amor de Dios. Si estás perdiendo de vista tus sueños a diario, quizás sea porque son tan pequeños que ni bien se alejan un poco ya no los ves más y sientes que se esfumaron. Pero están ahí, no los has perdido, solo necesitas la ayuda de Dios para volver a encontrarlos.

PENSAMIENTO DEL DIA:

Es bueno tener sueños grandes. Tan grandes que no los pierdas de vista mientras se van cumpliendo o esperas que se cumplan.

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La esposa y las hijas de Jerusalén

Cantares 1-4

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La esposa y las hijas de Jerusalén

1:1  Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.

!!Oh, si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.

A más del olor de tus suaves ung:uentos,
Tu nombre es como ung:uento derramado;
Por eso las doncellas te aman.

Atráeme; en pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
Con razón te aman.

Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.

No reparéis en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las viñas;
Y mi viña, que era mía, no guardé.

Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?

Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

La esposa y el esposo

A yegua de los carros de Faraón
    Te he comparado, amiga mía.

10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.

11 Zarcillos de oro te haremos,
Tachonados de plata.

12 Mientras el rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.

13 Mi amado es para mí un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.

14 Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.

15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.

16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.

17 Las vigas de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.

2:1 Yo soy la rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.

Como el lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las doncellas.

Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.

Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.

Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

!!La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.

Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.

10 Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

11 Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;

12 Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.

13 La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.

15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.

16 Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios.

17 Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.

El ensueño de la esposa

3:1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
    Lo busqué, y no lo hallé.

Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.

Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?

Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.

Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

El cortejo de bodas

¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo,
    Sahumada de mirra y de incienso
    Y de todo polvo aromático?

He aquí es la litera de Salomón;
Sesenta valientes la rodean,
De los fuertes de Israel.

Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;
Cada uno su espada sobre su muslo,
Por los temores de la noche.

El rey Salomón se hizo una carroza
De madera del Líbano.

10 Hizo sus columnas de plata,
Su respaldo de oro,
Su asiento de grana,
Su interior recamado de amor
Por las doncellas de Jerusalén.

11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón
Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio,
Y el día del gozo de su corazón.

El esposo alaba a la esposa

4:1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;
    Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;
    Tus cabellos como manada de cabras
    Que se recuestan en las laderas de Galaad.

Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,
Que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y ninguna entre ellas estéril.

Tus labios como hilo de grana,
Y tu habla hermosa;
Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.

Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería;
Mil escudos están colgados en ella,
Todos escudos de valientes.

Tus dos pechos, como gemelos de gacela,
Que se apacientan entre lirios.

Hasta que apunte el día y huyan las sombras,
Me iré al monte de la mirra,
Y al collado del incienso.

Toda tú eres hermosa, amiga mía,
Y en ti no hay mancha.

Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía;
Ven conmigo desde el Líbano.
Mira desde la cumbre de Amana,
Desde la cumbre de Senir y de Hermón,
Desde las guaridas de los leones,
Desde los montes de los leopardos.

Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía;
Has apresado mi corazón con uno de tus ojos,
Con una gargantilla de tu cuello.

10 !!Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
!!Cuánto mejores que el vino tus amores,
Y el olor de tus ung:uentos que todas las especias aromáticas!

11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;
Miel y leche hay debajo de tu lengua;
Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.

12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
Fuente cerrada, fuente sellada.

13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,
De flores de alheña y nardos;

14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela,
Con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.

15 Fuente de huertos,
Pozo de aguas vivas,
Que corren del Líbano.

16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro;
Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.
Venga mi amado a su huerto,
Y coma de su dulce fruta.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Excelencia de la sabiduría

Eclesiastés 10-12

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Excelencia de la sabiduría

10:1  Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable.

El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón del necio a su mano izquierda.

Y aun mientras va el necio por el camino, le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio.

Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas.

Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe:

la necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo.

Vi siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.

El que hiciere hoyo caerá en él; y al que aportillare vallado, le morderá la serpiente.

Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en ello peligra.

10 Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir.

11 Si muerde la serpiente antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.

12 Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina.

13 El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío.

14 El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?

15 El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir a la ciudad.

16 !!Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana!

17 !!Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber!

18 Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.

19 Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.

20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.

11:1  Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.

Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.

Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.

El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.

Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.

Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.

Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol;

pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.

Consejos para la juventud

Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.

10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.

12:1  Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;

antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;

cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;

y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;

cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;

antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;

y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.

Resumen del deber del hombre

Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.

10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.

11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.

12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.

13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

Contraste entre la sabiduría y la insensatez

Eclesiastés 7-9

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Contraste entre la sabiduría y la insensatez

7:1  Mejor es la buena fama que el buen ung:uento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento.

Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.

Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.

El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría.

Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios.

Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad.

Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón.

Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.

No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.

10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.

11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol.

12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores.

13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?

14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.

15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.

16 No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte?

17 No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?

18 Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.

19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.

20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

21 Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti;

22 porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces.

23 Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí.

24 Lejos está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará?

25 Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error.

26 Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso.

27 He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón;

28 lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé.

29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.

8:1  ¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.

Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.

No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.

Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?

El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.

Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;

pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?

No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.

Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.

Desigualdades de la vida

10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.

11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.

12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia;

13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.

14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.

15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.

16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos);

17 y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.

9:1  Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos.

Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento.

Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.

Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.

Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.

También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ung:uento sobre tu cabeza.

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.

11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.

12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.

13 También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:

14 una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes;

15 y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre.

16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.

17 Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios.

18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.