LA VERGÜENZA

LA VERGÜENZA

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Pablo Martini
Programa No. 2016-09-16

Preferimos no hablar de aquellas cosas que nos dan vergüenza, sin embargo es necesario nombrarlas, describirlas, registrarlas para comprender qué nos pasa con eso y desde ahí poder superarlo. La vergüenza es un sentimiento que aparece en todos nosotros (porque a “todos” nos pasa), cuando alguna circunstancia exterior pone en evidencia un punto débil de nosotros, o podríamos decir de nuestro modo de percibirnos. Nuestro “orden armónico” se rompe, y nos trae un sentimiento de ilegitimidad, de disminución, de descalificación, de incomodidad con nosotros y con el entorno, provocando, por así decirlo, que tomemos distancia de aquellos aspectos de los cuales nos avergonzamos y de las personas con quienes sufrimos la vergüenza. Esto no es gratis para nuestro modo de andar por la vida. ¿Por qué?…porque mas allá de erosionar la confianza, podemos aislarnos, limitarnos y ensimismarnos, perdiendo la autenticidad y montándonos de un “Personaje” que no somos, pero que creemos necesario mostrar ante los demás para ser “aceptados”. Es así como, por vergüenza, adoptamos hábitos, formas de pensar o decidimos y participamos en cosas que no haríamos si no sintiéramos que está en juego la “pertenencia” a un grupo. Porque nuestra autoestima se construye con otros, pero también debe diferenciarse de los otros, de manera única e individual. El tema es que cuando la amenaza aparece, puede perderse esa autenticidad con formas que no nos son propias.

Otro aspecto a tener en cuenta es que a veces los sentimientos de “Magnificencia” también enmascaran una autoestima amenazada por la vergüenza, en un fallido intento de cubrir esos aspectos descalificadores de nosotros mismos. Por vergüenza también podemos llamarnos al “silencio”, a las cosas no dichas que nos cautivan el corazón, ocasionando soledad y tristeza. Por vergüenza muchos sufren humillaciones y menosprecios. ¿Sabes algo?… Jesús estuvo también en ese lugar. El sufrió desprecio, humillación y oprobio. No te sientas solo .Refuerza tu relación con Él y afianza tu confianza en Su persona, porque Él valora tu vida, te acepta tal cual eres y no pone condiciones para amarte.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Él cargó con tu vergüenza para que tú hoy camines con la frente en alto.

Disponible en Internet en: http://www.labibliadice.org

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Su palabra es definitiva

Su palabra es definitiva

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por Charles R. Swindoll

16 de Septiembre 2016

1 Reyes 17:1

Dios cumple Sus promesas. Esa es una parte transcendente de Su naturaleza inmutable. Él no ofrece esperanzas con palabras bonitas, para luego no cumplir lo que dijo que haría. Dios no es voluble ni caprichoso. Y nunca miente. Como solía decir mi padre al hablar de una persona íntegra: «Su palabra lo obliga.»

Cuando uno se detiene para pensar en esto, recuerda que fue por una promesa que Elías entró en el escenario bíblico. La impopular tarea del profeta fue anunciar el mensaje de Dios al rey. El mensaje tenía que ver con una terrible sequía que vendría: esa sequía duraría cuatro años, y no terminaría «sino por mi palabra» (1 Reyes 17:1). Este mensaje no era solo un fuerte llamado para conseguir la atención de Acab, sino también un recordatorio no tal sutil de que, aunque Acab pensaba que era él quien mandaba, quien gobernaba era «el SEÑOR, Dios de Israel,» y solo Él determina lo que va a suceder, y cuándo.

El heroico Elías está de pie frente al rey del país; le dice que lo que este no quería oír venía de la confianza que tenía el profeta en la palabra de su Señor. El Dios del cielo había hablado, y ese fue el mensaje que Elías le transmitió a Acab. Dios prometió una sequía, y nada de lo que Acab pudiera hacer evitaría o reduciría sus terribles consecuencias. Además, Dios le aseguró al profeta, quien se lo transmitió al rey, que la sequía no cesaría hasta que Dios lo determinara, y punto; fin del anuncio. Sale Elías de la escena, y se presenta la sequía.

Lo que Dios había comunicado a través de su profeta se produjo. Exactamente como Dios lo había prometido, no hubo ni una gota de lluvia para dar alivio a la reseca tierra. El país se resecaba y se volvía un desierto a medida que pasaban los meses, que luego se convertirían en años. Los ríos dejaron de correr, los arroyos se secaron, los cultivos se quemaron con el sol, los animales se murieron, y el rey se encontró totalmente impotente para impedir el juicio divino.

Dios cumple Sus promesas. Estemos de acuerdo o no, Su palabra es definitiva. Y Él nunca olvida lo que promete. Así es. . . nunca.

Dios cumple Sus promesas. Es parte transcendente de Su naturaleza inmutable.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016  por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

 

Destino de Asiria

Ezequiel 31-33

9781586403546

Destino de Asiria

31:1 Y sucedió en el undécimo año, el tercer mes, el día primero del mes, que vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, di a Faraón, rey de Egipto, y a su multitud:

“¿A quién te pareces en tu grandeza?
“He aquí, Asiria era un cedro en el Líbano
de hermosas ramas y frondoso, de sombra abundante
y de elevada estatura,
y su copa estaba entre las nubes[a].
“Las aguas lo hicieron crecer y las corrientes profundas lo encumbraron;
con sus ríos se extendía[b] en torno al lugar donde estaba plantado,
y enviaba sus corrientes a todos los árboles del campo.
“Por eso su altura era mayor que la de todos los árboles del campo;
se multiplicaban sus ramas y se alargaba su ramaje,
extendiéndose[c] a causa de las muchas aguas.
“En sus ramas anidaban todas las aves del cielo,
bajo su ramaje parían todas las bestias del campo,
y a su sombra habitaban todas las grandes naciones.
“Era, pues, hermoso en su grandeza, por la extensión de sus ramas;
porque sus raíces estaban junto a muchas aguas.
“Los cedros no lo igualaban en el huerto de Dios;
los cipreses[d] no se podían comparar con su ramaje,
y los plátanos no igualaban sus ramas.
Ningún árbol en el huerto de Dios podía compararse a él en su hermosura.
“Hermoso lo hice por la multitud de sus ramas,
y lo envidiaban todos los árboles del Edén que estaban en el huerto de Dios.

10 “Por tanto, así dice el Señor Dios[e]: ‘Porque es[f] de elevada estatura, y ha puesto su copa entre las nubes, y su corazón es altivo por su altura, 11 lo entregaré, pues, en manos de un déspota[g] de las naciones que lo tratará con dureza. Conforme a su maldad lo he echado fuera. 12 ‘Y extranjeros, los más crueles de entre las naciones, lo han derribado y abandonado; sobre los montes y en todos los valles han caído sus ramas, y su ramaje ha sido quebrado en todas las barrancas de la tierra; todos los pueblos de la tierra se han retirado de su sombra y lo han abandonado. 13 ‘Sobre sus ruinas habitarán todas las aves del cielo, y sobre su ramaje derribado estarán todas las bestias del campo, 14 para que no se exalten en su altura ninguno de los árboles junto a las aguas, ni alcen su copa entre las nubes, ni confíen en su altura sus poderosos bien regados[h]. Porque todos han sido entregados a la muerte, a las profundidades de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa.’

15 “Así dice el Señor Dios: ‘El día en que descendió al Seol[i] causé lamentaciones, le cerré las corrientes profundas y detuve sus ríos. Sus muchas aguas cesaron, e hice que el Líbano se lamentara[j] por él y por él todos los árboles del campo se marchitaron. 16 ‘Al estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando lo hice descender al Seol con los que descienden a la fosa; entonces todos los árboles bien regados[k] del Edén, los escogidos y los mejores del Líbano, se consolaron en las profundidades de la tierra. 17 ‘También ellos descendieron con él al Seol, con los que murieron a espada; y los que eran su fuerza[l] habitaban bajo su sombra en medio de las naciones. 18 ‘¿A quién, pues, eres semejante en gloria y grandeza entre los árboles del Edén? Sin embargo, serás derribado con los árboles del Edén a las profundidades de la tierra; yacerás en medio de los incircuncisos, con los que fueron muertos a espada. Así es Faraón y toda su multitud’” —declara el Señor Dios.

Lamentación por Faraón

32:1 Y sucedió en el año duodécimo, el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, eleva una elegíapor Faraón, rey de Egipto, y dile:

“Parecías[m] un leoncillo de las naciones
pero eras como el monstruo de los mares;
prorrumpías en tus ríos,
enturbiabas las aguas con tus pies
y ensuciabas[n] sus ríos.”
Así dice el Señor Dios[o]:
Mi red sobre ti tenderé
en compañía de muchos pueblos,
y ellos te alzarán en mi red.
Te dejaré en tierra,
te echaré en campo abierto[p],
y haré que habiten sobre ti todas las aves del cielo,
y saciaré de ti a las bestias de toda la tierra.
Pondré tu carne sobre los montes,
y llenaré los valles de tu carroña.
También haré que la tierra se empape con el derramamiento de tu sangre
hasta los montes,
y las barrancas se llenarán de ti.
Cuando te hayas extinguido, cubriré los cielos
y oscureceré sus estrellas;
cubriré el sol de nubes,
y la luna no dará su luz.
Todos los astros brillantes del cielo
oscureceré por causa tuya,
y pondré tinieblas sobre tu tierra
—declara el Señor Dios.

También turbaré el corazón de muchos pueblos, cuando haga llegar la noticia detu destrucción entre las naciones hasta tierras que no has conocido. 10 Y haré que muchos pueblos se queden pasmados por causa tuya, y sus reyes en gran manera se aterrorizarán de ti cuando yo blanda mi espada ante ellos; temblarán constantemente, cada uno por su vida, el día de tu caída.

11 Pues así dice el Señor Dios: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.12 Con las espadas de los poderosos haré caer tu multitud, tiranos todos ellos de las naciones,

que asolarán el orgullo de Egipto,
y toda su multitud será destruida.
13 También destruiré todo su ganado junto a aguas abundantes;
no las enturbiará más pie de hombre,
ni pezuñas de animales las enturbiarán.
14 Entonces haré asentarse sus aguas,
y haré correr sus ríos como el aceite
—declara el Señor Dios.
15 Cuando yo haga de la tierra de Egipto una desolación,
y la tierra quede despojada de lo que la llenaba,
cuando yo hiera a todos los que en ella viven,
entonces sabrán que yo soy el Señor.

16 Esta es la lamentación y la cantarán[q]; las hijas de las naciones la cantarán[r]. Sobre Egipto y sobre toda su multitud la cantarán[s] —declara el Señor Dios.

17 Y sucedió en el año duodécimo, el quince del mes, que vino a mí la palabra delSeñor, diciendo: 18 Hijo de hombre, laméntate por la multitud de Egipto, hazla descender, a ella y a las hijas de las naciones poderosas, a las profundidades de la tierra, con los que descienden a la fosa;

19 “¿A quién superas en hermosura?
Desciende, y yace con los incircuncisos.”

20 En medio de los muertos a espada caerán. A la espada[t] es entregada; la han arrastrado con toda su multitud. 21 Los fuertes entre los poderosos hablarán de Egipto[u] y de sus auxiliares de en medio del Seol[v]: “Han descendido, yacen los incircuncisos muertos a espada.”

22 Allí está Asiria con toda su multitud, sus tumbas la rodean; todos ellos muertos, caídos a espada. 23 Sus tumbas están en las partes más profundas de la fosa, y su multitud está alrededor de su tumba; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales infundían[w] terror en la tierra de los vivientes.

24 Allí está Elam y toda su multitud alrededor de su tumba; todos ellos muertos, caídos a espada, los cuales descendieron incircuncisos a las profundidades de la tierra; ellos que infundían[x] su terror en la tierra de los vivientes, cargaron su ignominia con los que descienden a la fosa. 25 Le han hecho un lecho en medio de los muertos con toda su multitud. Sus tumbas lo rodean; todos son incircuncisos, muertos a espada, por haber infundido[y] su terror en la tierra de los vivientes, cargaron su ignominia con los que descienden a la fosa; fueron puestos[z] en medio de los muertos.

26 Mesec, Tubal y toda su multitud están allí; sus tumbas los[aa] rodean; todos ellos incircuncisos, fueron muertos a espada, por haber infundido[ab] su terror en la tierra de los vivientes. 27 Y no yacen junto a los héroes[ac] caídos de entre los incircuncisos que descendieron al Seol con sus armas de guerra, cuyas espadas estaban colocadas debajo de sus cabezas; pero el castigo de su iniquidad cayó sobre sus huesos, porque el terror de estos héroes[ad] prevalecía en la tierra de los vivientes. 28 Pero tú, en medio de los incircuncisos serás quebrantado, y yacerás con los muertos a espada.

29 Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes[ae], quienes con todo su poderío fueron puestos con los muertos a espada; ellos yacen con los incircuncisos y con los que descienden a la fosa.

30 Allí están los jefes[af] del norte, todos ellos y todos los sidonios, quienes a pesar del terror causado por su poderío, descendieron avergonzados con los muertos. Yacen incircuncisos con los muertos a espada y cargaron su ignominia con los que descienden a la fosa.

31 A éstos verá Faraón y se consolará con respecto a toda su multitud muerta a espada, Faraón y todo su ejército —declara el Señor Dios. 32 Aunque yo infundí[ag]terror de él en la tierra de los vivientes, a Faraón y a toda su multitud se le hará yacer entre los incircuncisos con los muertos a espada —declara el Señor Dios.

El deber del centinela

33:1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo y diles: “Si yo traigo una espada sobre un país, y la gente del país toma a un hombre de entre ellos y lo ponen de centinela, y éste ve venir la espada sobre el país, y toca la trompeta y advierte al pueblo, y el que oye el sonido de la trompeta no se da por advertido, y viene una espada y se lo lleva, su sangre recaerá sobre su propia cabeza. “Oyó el sonido de la trompeta pero no se dio por advertido; su sangre recaerá sobre él. Pero si hubiera hecho caso[ah], habría salvado su vida. “Pero si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no es advertido, y una espada viene y se lleva a uno[ai] de entre ellos, él será llevado por su iniquidad; pero yo demandaré su sangre de mano del centinela.”

Y a ti, hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel; oirás, pues, la palabra de mi boca, y les advertirás de mi parte. Cuando yo diga al impío: “Impío, ciertamente morirás”, si[aj] tú no hablas para advertir al impío de su camino, ese impío morirá por su iniquidad, pero yo demandaré su sangre de tu mano. Pero si tú, de tu parte adviertes al impío para que se aparte de su camino, y él no se aparta de su camino, morirá por su iniquidad, pero tú habrás librado tu vida.

10 Y tú, hijo de hombre, di a la casa de Israel: “Así habéis hablado, diciendo: ‘Ciertamente nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y por ellos nos estamos consumiendo; ¿cómo, pues, podremos vivir?’” 11 Diles: “Vivo yo” —declara el Señor Dios[ak]— “que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?” 12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: “La justicia del justo no lo salvará el día de su transgresión, y la maldad del impío no le será tropiezo el día que se aparte de su maldad; como tampoco el justo podrá vivir por su justicia[al] el día que peque.” 13 Cuando yo diga al justo que ciertamente vivirá, si[am] él confía tanto en su justicia que hace iniquidad, ninguna de sus obras justas le será recordada, sino que por la misma iniquidad que cometió morirá. 14 Pero cuando yo diga al impío: “Ciertamente morirás”, si[an] él se aparta de su pecado y practica el derecho y la justicia, 15 si el impío devuelve la prenda, restituye lo que ha robado, anda en los preceptos de vida sin cometer iniquidad, ciertamente vivirá, no morirá. 16 Ninguno de los pecados que ha cometido le será recordado. El ha practicado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.

17 Pero los hijos de tu pueblo dicen: “No es recto el camino del Señor”, pero es su propio camino el que no es recto. 18 Cuando el justo se aparta de su justicia y hace iniquidad, morirá por ello[ao]. 19 Pero cuando el impío se aparta de su maldad y practica el derecho y la justicia, vivirá por ello. 20 Y decís: “No es recto el camino del Señor.” Yo os juzgaré a cada uno de vosotros según sus caminos, oh casa de Israel.

Devastación de la tierra

21 En[ap] el año duodécimo de nuestro destierro, a los cinco días del décimo mes, vino a mí un[aq] fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido tomada[ar]. 22 Y la mano del Señor había venido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo. Y El abrió mi boca cuando aquel llegó a mí por la mañana; mi boca se abrió y dejé de estar mudo.

23 Entonces vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 24 Hijo de hombre, los que viven en estos lugares desolados de la tierra de Israel, dicen: Uno solo era Abraham, y poseyó la tierra; así que a nosotros que somos muchos se nos ha dado la tierra en posesión. 25 Por tanto, diles: “Así dice el Señor Dios: ‘Coméiscarne con sangre, alzáis los ojos a vuestros ídolos mientras derramáis sangre. ¿Poseeréis entonces la tierra? 26 ‘Confiáis[as] en vuestra espada, cometéis abominaciones, cada uno contamina la mujer de su prójimo. ¿Poseeréis entonces la tierra?’”

27 Así les dirás: “Así dice el Señor Dios: ‘Vivo yo, que los que están en los lugares desolados caerán a espada, y los que están en campo abierto[at] los entregaré a las fieras para ser devorados, y los que están en los refugios y en las cuevas, de pestilencia morirán. 28 ‘Y convertiré la tierra en desolación y en soledad, y cesará el orgullo de su poder; los montes de Israel serán desolados, y nadie pasará por ellos. 29 ‘Y sabrán que yo soy el Señor, cuando yo convierta la tierra en desolación y en soledad por todas las abominaciones que han cometido.’”

30 Pero en cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti junto a los muros y en las entradas de las casas; hablan el uno al otro, cada cual a su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd cuál es la palabra que viene del Señor. 31 Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, oyen tus palabras y no las hacen sino que siguen los deseos sensuales expresados por su boca, y sus corazones andan tras sus ganancias. 32 Y he aquí, tú eres para ellos como la canción de amor de uno que tiene una voz hermosa y toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica. 33 Y cuando suceda, como ciertamente sucederá[au], sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.

Notas al pie:

  1. Ezequiel 31:3 Así en la versión gr. (Sept.); en el T.M., entre ramajes, y así en los vers. 10 y 14
  2. Ezequiel 31:4 Lit., iba
  3. Ezequiel 31:5 Lit., en su extenderse
  4. Ezequiel 31:8 O, enebros (de Fenicia)
  5. Ezequiel 31:10 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  6. Ezequiel 31:10 Lit., eres
  7. Ezequiel 31:11 O, poderoso
  8. Ezequiel 31:14 Lit., bebedores de agua
  9. Ezequiel 31:15 I.e., región de los muertos
  10. Ezequiel 31:15 Lit., se oscureciera
  11. Ezequiel 31:16 Lit., bebedores de agua
  12. Ezequiel 31:17 Lit., brazo
  13. Ezequiel 32:2 O, Eras semejante a
  14. Ezequiel 32:2 Lit., pisoteabas
  15. Ezequiel 32:3 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  16. Ezequiel 32:4 Lit., en la faz del campo
  17. Ezequiel 32:16 Lit., lamentarán
  18. Ezequiel 32:16 Lit., lamentarán
  19. Ezequiel 32:16 Lit., lamentarán
  20. Ezequiel 32:20 O, La espada
  21. Ezequiel 32:21 Lit., él
  22. Ezequiel 32:21 I.e., región de los muertos
  23. Ezequiel 32:23 Lit., daban
  24. Ezequiel 32:24 Lit., daban
  25. Ezequiel 32:25 Lit., dado
  26. Ezequiel 32:25 Así en las versiones antiguas; en el T.M., fue puesto
  27. Ezequiel 32:26 Lit., lo
  28. Ezequiel 32:26 Lit., dado
  29. Ezequiel 32:27 O, poderosos
  30. Ezequiel 32:27 O, poderosos
  31. Ezequiel 32:29 O, líderes
  32. Ezequiel 32:30 O, príncipes
  33. Ezequiel 32:32 Lit., di
  34. Ezequiel 33:5 Lit., se hubiera dado por advertido
  35. Ezequiel 33:6 Lit., un alma
  36. Ezequiel 33:8 Lit., y
  37. Ezequiel 33:11 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  38. Ezequiel 33:12 Lit., por ella
  39. Ezequiel 33:13 Lit., y
  40. Ezequiel 33:14 Lit., y
  41. Ezequiel 33:18 Lit., ellas
  42. Ezequiel 33:21 Lit., Y sucedió que en
  43. Ezequiel 33:21 Lit., el
  44. Ezequiel 33:21 Lit., herida
  45. Ezequiel 33:26 Lit., Os apoyáis
  46. Ezequiel 33:27 Lit., la faz de la tierra
  47. Ezequiel 33:33 Lit., he aquí viene
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