Los Caminos de Dios y Nuestros Caminos

Los Caminos de Dios y Nuestros Caminos

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por Charles R. Swindoll

En la mañana del 11 de septiembre de 2001, el sol brillaba contra las torres gemelas del Centro de Comercio Mundial de la ciudad de Nueva York, las cuales se elevaban como dos faros resplandecientes de la ingenuidad estadounidense y del poder financiero del mundo. Los viajeros diarios salían de las estaciones del metro en su recorrido diario al centro comercial en la base de las torres y subían en los elevadores a sus oficinas en el cielo. De repente, como un meteoro precipitándose, un avión comercial secuestrado se estrelló contra el centro de una de las torres. Minutos más tarde, otro avión secuestrado se estrelló contra la segunda torre. Mientras que las llamas cubrían los pisos superiores y el país se tambaleaba por las noticias de los dos estallidos, un tercer avión secuestrado se lanzó contra el Pentágono. Antes que pasara una hora, un costado del centro militar de cinco lados estaba en llamas y ambas torres gigantes del Centro de Comercio Mundial se habían derrumbado, matando a miles de personas inocentes y sepultándolas en montones gigantescos de acero y concreto.

Los Estados Unidos se han enfrentado cara a cara con la peor clase de maldad nacional: el brutal asesinato en masa de ciudadanos inocentes. Cuando se terminó este artículo, los números aún no se habían calculado; el número de las víctimas en los diferentes lugares y el trauma emocional que una acción tan horrible inflige sobre un país.

A medida que los números son calculados en los próximos días, las preguntas acerca de Dios aumentarán. ¿Dónde estaba Él? ¿Sabía Él que esto venía en camino? Si es así, ¿por qué no intervino? ¿Fue su «voluntad» que miles de personas inocentes murieran de una manera tan horrible y sin sentido?

Algunas personas se burlarán de Dios; otras negarán que Él existe. Como cristianos, daremos una buena impresión de fe, pero dentro de nosotros, probablemente nos estemos haciendo las mismas preguntas. ¿Qué estaba Dios pensando?

¿Podemos conocer lo que Dios piensa?

La respuesta sencilla es no. El patriarca Job, cuyo mundo también se volteó al revés en un solo día lleno de desastres, describió las obras de Dios como «inescrutables» (Job 9:10). De acuerdo a la nota del margen en La Biblia de Las Américas, la palabra inescrutable significa literalmente «hasta que no haya escudriñamiento». Pudiéramos buscar la mano de Dios a través de los tiempos, documentando sus obras en suficientes libros para llenar el mundo entero, y aún así nuestra búsqueda para comprenderlo solamente habría comenzado. ¡No podemos investigar a Dios! Nadie puede decir acerca de Su plan, «¡Lo descubrí! ¡Lo he comprendido!»

Una razón del misterio es que Dios piensa y opera en un nivel diferente al nuestro.

«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos,
ni vuestros caminos mis caminos», declara el Señor.
«Porque como los cielos son más altos que la tierra,
así mis caminos son más altos que vuestros caminos,
y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.»
(Isaías 55:8-9)

Como seres humanos limitados, sencillamente no podemos comprender la mente de un Dios infinito. Pablo escribe,

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿QUIÉN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR?, ¿O QUIÉN LLEGÓ A SER SU CONSEJERO? (Romanos 11:33-34)

Como los astrónomos estudiando el cielo de la noche, vemos la inmensidad de Dios, escudriñando su mente buscando razones, motivos, e intenciones. Las torres se derrumban y miles son incinerados vivos mientras lo vemos por televisión, y clamamos, «Dios, ¿qué estás haciendo?» Un hijo único muere, un padre o una madre abandonan a la familia, y le rogamos a Dios que nos ayude a comprenderlo. Aparece una enfermedad, ocurre un accidente, estalla un desastre natural, y miramos hacia arriba buscando respuestas. Pero aun nuestros mejores telescopios teológicos son demasiado débiles para revelar el alcance más profundo de los propósitos de Dios. No importa que tanta educación tenemos, no importa cuánto tiempo hemos caminado con Dios, no importa qué tan perceptivos somos, nunca pudiéramos comprender completamente por qué Él hace lo que hace.

Nuestras limitaciones nos llevan finalmente al ámbito de la fe y nos confrontan con algunas preguntas que sondean nuestra alma:

  • ¿Podemos confiar en un Dios que no comprendemos completamente?
  • ¿Podemos aceptar el hecho de que siempre faltarán algunas partes del cuadro?
  • ¿Podemos aceptar la voluntad de Dios aunque no podamos comprenderla totalmente?

Balanceando los dos lados de la voluntad de Dios

Mientras nos esforzamos por ver a Dios a través de un telescopio, Dios nos ve en todo detalle microscópico desde el principio hasta el fin, desde la concepción hasta la tumba. De acuerdo al salmista, Él conoce «mi sentarme y mi levantarme», y Él aun sabe mis pensamientos y escucha mis palabras antes que yo las diga (Salmo 139:1-2,4). Él «conoce bien todos mis caminos» (v. 3). Y en su libro, Él ha escrito todos «los días que me fueron dados» (v. 16b).

Podemos ver este detallado plan divino para nuestras vidas desde dos puntos de vista al parecer opuestos que siempre debemos mantener balanceados. El primero es el lado de la soberanía de Dios; el segundo el libre albedrío del ser humano.

Lo que Dios decreta

Como el rey soberano del universo, Dios decreta y determina todo lo que ocurre en este mundo. Esto algunas veces es llamado la voluntad «decretada» o «determinada» de Dios. Dios lleva el timón de su creación. No el destino, no la suerte, no alguna fuerza impersonal de la naturaleza, no el mal corriendo locamente sino solamente el Señor está en total control del curso de nuestra vida (vea Isaías 45:6-7).
Esto, también, es un misterio. ¿Cómo pueden las manos de un Dios amoroso trazar un curso para nosotros que incluye dolor y calamidad? Es incomprensible. Pero, si no fuera así, Dios no sería Dios. Él sería un monarca benévolo pero sin poder que se sienta en el cielo retorciendo sus manos, temeroso de que una tragedia inesperada pudiera echar a perder su plan para nuestro placer y comodidad. No, si Dios es verdaderamente Dios, Él es soberano. Y si Él es soberano, Él abarcará todo lo que ocurre.

Habiendo dicho esto, necesitamos notar que hay ciertas cosas que Dios no puede hacer. Por ejemplo, Él no puede mentir y no lo hará (Números 23:19; Hebreos 6:18). Él no puede tentar a nadie a pecar y no lo hará (Santiago 1:13). Él no puede negarse ni contradecirse a sí mismo y no lo hará (2 Timoteo 2:13). Dios es eternamente consistente.

Por lo tanto, podemos hacer cuatro declaraciones acerca de la voluntad decretada de Dios. Primera, es absoluta. Segunda, es inmutable, o inalterable. Tercera, es incondicional. Y cuarta, está en completa armonía con su plan y con su naturaleza; esto es, nunca contradice su santidad, su juicio, su justicia, ni su bondad.

Este cuarto punto en particular nos calma cuando estamos en mares tempestuosos, como el que estamos experimentando ahora después de los ataques al Centro de Comercio Mundial y al Pentágono. Como Dios es bueno, su plan últimamente nos lleva a un buen final.
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28).

Satanás pudiera tratar de utilizar las pérdidas y los fracasos, las tragedias y los ataques terroristas para destruirnos, pero este versículo nos asegura que Dios siempre tiene la última palabra. Cualquier cosa que Satanás trata de hacer para mal, Dios lo cambiará para bien. Dios establece el curso, no Satanás, y podemos descansar en Su plan.

Lo que Dios permite

Desde el punto de vista del «libre albedrío», vemos una perspectiva diferente de la voluntad de Dios. Dios verdaderamente es soberano, pero bajo su sombrilla de control, Él permite opciones, algunas de las cuales son malvadas. Esto es llamado la voluntad permisiva de Dios.

Bajo la voluntad permisiva de Dios, somos responsables de nuestras propias decisiones. No podemos culpar a Dios por nuestro pecado. El alcohólico, por ejemplo, no puede excusar su adicción diciendo, «No tuve opción, Dios “decretó” que yo fuera alcohólico.» Dios no «decreta» que nadie peque (vea Santiago 1:13-15). Más bien, dentro de su voluntad permisiva, Él nos da la libertad de elegir entre la justicia y el pecado, y con esa libertad viene la responsabilidad tanto de la elección como de las consecuencias. Las consecuencias pudieran ser horribles, para nosotros personalmente… y para aquellos cuyas vidas destruye nuestro pecado.

En un mundo pecador, personas inocentes sufren. Pero en medio del caos, la mano de Dios está tejiendo un diseño para un propósito divino que no podemos comenzar a comprender. Vemos los hilos sueltos, rasgados, y nos duele el corazón de pesar y dolor. Sin embargo, Dios ve el cuadro completo, y podemos extraer consuelo de la esperanza de que algún día, nosotros también lo veremos.

Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido (1 Corintios 13:12).

Conclusión

El 11 de septiembre de 2001, nuestros enemigos atacaron los Estados Unidos con armas más poderosas que bombas atómicas: las armas del temor y el odio. Ellos tenían la intención de derribar las torres gemelas de la valentía y la fe que han caracterizado a los Estados Unidos desde su comienzo. Sin embargo, podemos elegir no convertirnos en víctimas de esos ataques. Podemos resistir el temor que nos paralizaría con la esperanza del evangelio, y con el amor de Cristo, podemos desafiar el odio que destruiría nuestra alma. Tomemos una postura firme contra los ataques de Satanás con la armadura completa de la verdad y la justicia de Dios. Y aferrémonos a nuestra fe en medio de esta tragedia, demostrándole al mundo que, como Pablo escribió, «en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Romanos 8:37).

Adaptado del sermón «Foundational Principles about God’s Will [Principios fundamentales acerca de la voluntad de Dios]» de Chuck Swindoll, de la guía de estudio bíblico The Mystery of God’s Will [El misterio de la voluntad de Dios], (Anaheim, Calif.: Insight for Living, 2000), pp. 1-5. Guía disponible solamente en inglés.

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Visión de los huesos secos

Ezequiel 37-39

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Visión de los huesos secos

37:1 La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en[a] el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Y El me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. Y El me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor Dios[b], tú lo sabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: “Huesos secos, oíd la palabra del Señor. “Así dice el Señor Diosa estos huesos: ‘He aquí, haré entrar en vosotros espíritu[c], y viviréis. ‘Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis; y sabréis que yo soy el Señor.’”

Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego[d] un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.Y miré, y he aquí, había tendones sobre ellos, creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos. Entonces El me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: “Así dice el Señor Dios: ‘Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.’” 10 Y profeticé como El me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército.

11 Entonces El me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel; he aquí, ellos dicen: “Nuestros huesos se han secado, y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos[e].” 12 Por tanto, profetiza, y diles: “Así dice el Señor Dios: ‘He aquí, abriré vuestros sepulcros y os haré subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. 13 ‘Y sabréis que yo soy el Señor, cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, pueblo mío. 14 ‘Pondré mi Espíritu[f] en vosotros, y viviréis, y os pondré en vuestra tierra. Entonces sabréis que yo, el Señor, he hablado y lo he hecho’ —declara el Señor.”

15 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 16 Y tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: “Para Judá y para los hijos de Israel, sus compañeros.” Toma luego otra vara y escribe en ella: “Para José, vara de Efraín, y para toda la casa de Israel, sus compañeros.” 17 Júntalas la una con la otra en una sola vara para que sean una sola en tu mano. 18 Y cuando los hijos de tu pueblo te hablen, diciendo: “¿No nos explicarás qué quieres decir con esto?”, 19 diles: “Así dice el Señor Dios: ‘He aquí, tomaré la vara de José, que está en la mano de Efraín, y las tribus de Israel, sus compañeros; las pondré con aquélla, con la vara de Judá, y las haré una sola vara, y serán una en mi mano.’” 20 Y las varas en que escribas estarán en tu mano a la vista de ellos, 21 y diles: “Así dice el Señor Dios: ‘He aquí, tomaré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los recogeré de todas partes y los traeré a su propia tierra. 22 ‘Y haré de ellos una nación en la tierra, en los montes de Israel; un solo rey será rey de todos ellos; nunca más serán dos naciones, y nunca más serán divididos en dos reinos. 23 ‘No se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones; sino que los libraré de todos los lugares[g] en que pecaron y los limpiaré. Y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

24 ‘Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis ordenanzas y guardarán mis estatutos y los cumplirán. 25 ‘Y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será su príncipe para siempre. 26 ‘Y haré con ellos un pacto de paz; será un pacto eterno con ellos. Y los estableceré[h], los multiplicaré y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre. 27 ‘Mi morada estará también junto a ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 ‘Y las naciones sabrán que yo, el Señor, santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.’”

Profecía contra Gog

38 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Gog, de la tierra de Magog, príncipe de Ros, Mesec[i] y Tubal, y profetiza contra él, y di: “Así dice el Señor Dios[j]: ‘He aquí estoy contra ti, oh Gog, príncipe de Ros, Mesec[k] y Tubal. ‘Te haré dar vuelta, pondré garfios en tus quijadas y te sacaré con todo tu ejército, caballos y jinetes, todos ellos bien equipados[l]; una gran compañía con pavés y escudo, todos ellos empuñando espada; Persia, Etiopía[m] y Fut con ellos, todos con escudo y yelmo; Gomer con todas sus tropas, Bet-togarmá, de las partes remotas del norte, con todas sus tropas; muchos pueblos están contigo.

‘Disponte y prepárate, tú y toda la multitud que se ha reunido alrededor tuyo, y sé para ellos guarda. ‘Al cabo de muchos días recibirás órdenes; al fin de los años vendrás a la tierra recuperada de la espada, cuyos habitantes han sido recogidos de muchas naciones[n] en los montes de Israel, que habían sido una desolación continua. Este pueblo fue sacado de entre las naciones[o] y habitan seguros todos ellos. ‘Tú subirás y vendrás como una tempestad; serás como una nube que cubre la tierra, tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo.’

10 “Así dice el Señor Dios: ‘Sucederá en aquel día que pensamientos[p] vendrán a tu mente[q] y concebirás un plan malvado, 11 y dirás: “Subiré contra una tierra indefensa[r]. Iré contra los que viven tranquilos, que habitan confiados, que habitan todos ellos sin murallas, sin cerrojos ni puertas; 12 para tomar botín y para proceder al saqueo, para volver tu mano contra los lugares desolados, ahorapoblados, y contra el pueblo reunido de entre las naciones, que ha adquirido ganado y posesiones, que habita en medio[s] de la tierra.” 13 ‘Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis con todos sus pueblos[t] te dirán: “¿Has venido para tomar botín? ¿Has reunido tu compañía para saquear, para llevar plata y oro, para llevar ganado y posesiones, para tomar gran botín?”’”

14 Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: “Así dice el Señor Dios: ‘En aquel día cuando mi pueblo Israel habite seguro, ¿no lo sabrás tú? 15 ‘Vendrás de tu lugar de las partes remotas del norte, tú y mucha gente contigo, todos montados a caballo, una gran multitud y un poderoso ejército; 16 y subirás contra mi pueblo Israel como una nube para cubrir la tierra. Sucederá en los postreros días que te traeré contra mi tierra, para que las naciones me conozcan cuando yo sea santificado por medio de ti ante sus ojos, oh Gog.’

17 “Así dice el Señor Dios: ‘¿Eres tú aquel de quien hablé en tiempos[u] pasados por medio[v] de mis siervos los profetas de Israel, que profetizaron en aquellos días, durante años, que yo te traería contra ellos? 18 ‘Sucederá en aquel día cuando venga Gog contra la tierra de Israel’ —declara el Señor Dios— ‘que subirá mi furor y[w] mi ira. 19 ‘Y en mi celo y en el fuego de mi furor declaro queciertamente en aquel día habrá un gran terremoto[x] en la tierra de Israel. 20 ‘Y los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y todos los animales que se arrastran sobre la tierra, y todos los hombres sobre la faz de la tierra temblarán en mi presencia; también se derrumbarán los montes, se desplomarán[y] los precipicios y todo muro caerá por tierra. 21 ‘Y en todos mis montes llamaré contra él[z] la espada’ —declara el Señor Dios. ‘La espada de cada cual se volverá contra su hermano. 22 ‘Con pestilencia y con sangre haré juicio contra él; haré caer una lluvia torrencial[aa], de piedras de granizo, fuego y azufre sobre él, sobre sus tropas, y sobre los muchos pueblos que están con él. 23 ‘Y mostraré mi grandeza y santidad, y me daré a conocer a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy el Señor.’”

Destrucción de Gog

39 Y tú, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: “Así dice el Señor Dios[ab]: ‘He aquí, yo estoy contra ti, Gog, príncipe de Ros, Mesec[ac], y Tubal. ‘Te haré dar vuelta y te empujaré, te recogeré de las partes remotas del norte y te traeré contra los montes de Israel. ‘Romperé el arco de tu mano izquierda, y derribaré las saetas de tu mano derecha. ‘Sobre los montes de Israel caerás, tú y todas tus tropas y los pueblos que están contigo. Te daré por comida a toda clase[ad] de ave de rapiña y a las bestias del campo. ‘Sobre el campo abierto[ae] caerás; porque soy yo el que ha hablado’ —declara el Señor Dios. ‘Enviaré fuego sobre Magog y sobre los que habitan seguros en las costas; y sabrán que yo soy el Señor.

‘Mi santo nombre daré a conocer en medio de mi pueblo Israel, y nunca más permitiré que mi santo nombre sea profanado; y sabrán las naciones que yo soy elSeñor, el Santo en Israel. ‘He aquí que viene y se cumplirá’ —declara el SeñorDios. ‘Este es el día del cual he hablado.

‘Entonces saldrán los habitantes de las ciudades de Israel y harán hogueras con las armas, y quemarán escudos, paveses, arcos y saetas, mazas y lanzas, y harán fuego con ellos durante siete años. 10 ‘No tomarán leña del campo ni la recogerán de los bosques, porque harán hogueras con las armas; despojarán a sus despojadores y saquearán a sus saqueadores’ —declara el Señor Dios.

11 ‘Y sucederá en aquel día que daré a Gog un lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar, y cortará el paso a los viajeros. Allí enterrarán a Gog con toda su multitud, y lo llamarán el valle de Hamón-gog[af].12 ‘Durante siete meses la casa de Israel los estará enterrando para limpiar la tierra. 13 ‘Todo el pueblo de la tierra los enterrará; y será para ellos memorable el día en que yo me glorifique’ —declara el Señor Dios. 14 ‘Y escogerán hombres que constantemente recorran la tierra y entierren a los que pasen, a los que queden sobre la superficie de la tierra, para limpiarla. Al cabo de siete meses harán un reconocimiento. 15 ‘Y cuando pasen los que recorran la tierra, el que vea un hueso humano, pondrá[ag] señal junto a él, hasta que los sepultureros lo entierren en el valle de Hamón-gog. 16 ‘Y el nombre de la ciudad será Hamona[ah]; y dejarán limpia la tierra.’”

17 En cuanto a ti, hijo de hombre, así dice el Señor Dios: “Di a toda clase[ai] de ave y a toda bestia del campo: ‘Congregaos y venid, juntaos de todas partes al sacrificio que voy a preparar para vosotros, un gran sacrificio sobre los montes de Israel, y comeréis carne y beberéis sangre. 18 ‘Comeréis carne de poderosos y beberéis sangre de los príncipes de la tierra, como si fueran carneros, corderos, machos cabríos y toros, engordados todos en Basán. 19 ‘Comeréis grosura hasta que os hartéis, y beberéis sangre hasta que os embriaguéis, del sacrificio que he preparado para vosotros. 20 ‘Os hartaréis a mi mesa de caballos y jinetes, de poderosos y de todos los hombres de guerra’ —declara el Señor Dios.

21 ‘Y pondré mi gloria entre las naciones; y todas las naciones verán el juicio que he hecho y mi mano que he puesto sobre ellos. 22 ‘Y sabrá la casa de Israel que yo soy el Señor su Dios desde ese día en adelante. 23 ‘Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue al cautiverio por su iniquidad porque actuaron pérfidamente contra mí; escondí, pues, mi rostro de ellos, los entregué en manos de sus adversarios y todos ellos cayeron a espada. 24 ‘Conforme a su inmundicia y conforme a sus transgresiones, así los traté, y de ellos escondí mi rostro.’”

25 Por tanto, así dice el Señor Dios: Ahora restauraré el bienestar[aj] de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso de mi santo nombre. 26 Y ellos olvidarán[ak] su ignominia y todas las infidelidades que cometieron contra mí, cuando habiten seguros en su tierra sin que nadie losatemorice. 27 Cuando yo los traiga de entre los pueblos y los reúna de las tierras de sus enemigos, seré santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones.28 Entonces sabrán que yo soy el Señor su Dios, porque los hice ir al cautiverio entre las naciones, y después los reuní de nuevo en su propia tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. 29 No les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel —declara el Señor Dios.

Notas al pie:

  1. Ezequiel 37:1 O, por
  2. Ezequiel 37:3 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  3. Ezequiel 37:5 O, aliento, y así en el resto del cap.
  4. Ezequiel 37:7 Lit., y he aquí
  5. Ezequiel 37:11 Lit., Nos hemos separado de nosotros mismos
  6. Ezequiel 37:14 O, aliento
  7. Ezequiel 37:23 Lit., moradas; muchos mss. dicen: rebeliones
  8. Ezequiel 37:26 Lit., les daré
  9. Ezequiel 38:2 O, príncipe jefe de Mesec
  10. Ezequiel 38:3 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  11. Ezequiel 38:3 O, príncipe jefe de Mesec
  12. Ezequiel 38:4 O, vestidos de armadura completa
  13. Ezequiel 38:5 Heb., Cush
  14. Ezequiel 38:8 Lit., pueblos
  15. Ezequiel 38:8 Lit., pueblos
  16. Ezequiel 38:10 Lit., palabras
  17. Ezequiel 38:10 Lit., corazón
  18. Ezequiel 38:11 O, de campo abierto
  19. Ezequiel 38:12 Lit., en el ombligo
  20. Ezequiel 38:13 O, leoncillos
  21. Ezequiel 38:17 Lit., días
  22. Ezequiel 38:17 Lit., mano
  23. Ezequiel 38:18 Lit., en
  24. Ezequiel 38:19 O, estremecimiento
  25. Ezequiel 38:20 Lit., caerán
  26. Ezequiel 38:21 I.e., Gog
  27. Ezequiel 38:22 Lit., desbordante
  28. Ezequiel 39:1 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  29. Ezequiel 39:1 O, príncipe jefe de Mesec
  30. Ezequiel 39:4 Lit., toda ala
  31. Ezequiel 39:5 Lit., la faz del campo
  32. Ezequiel 39:11 I.e., la multitud de Gog
  33. Ezequiel 39:15 Lit., edificará
  34. Ezequiel 39:16 I.e., multitud
  35. Ezequiel 39:17 Lit., toda ala
  36. Ezequiel 39:25 O, haré volver a los cautivos
  37. Ezequiel 39:26 Otra posible lectura es: cargarán
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