EL LEGALISMO Y EL ESPÍRITU HIPERCRÍTICO

 

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EL LEGALISMO Y EL ESPÍRITU HIPERCRÍTICO

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Sugel Michelén

Pocas cosas pueden tener un mayor potencial de división en las iglesias que el legalismo, porque el legalismo promueve un espíritu hipercrítico que impide la verdadera comunión cristiana. El legalismo, como bien ha dicho alguien, eleva las preferencias personales a la categoría de mandatos bíblicos; ¡y ay de aquel que no se someta a las reglas!

Alguien escribió siete pasos sencillos para convertirse en un legalista:

1.     Inventa reglas que no están en la Biblia.

2.     Esfuérzate por cumplir esas reglas.

3.     Castígate a ti mismo cuando no las cumplas.

4.     Enorgullécete cuando las obedezcas.

5.     Constitúyete a ti mismo en juez de los demás.

6.     Enójate con aquellos que rompan tus reglas o que tengan reglas distintas a las tuyas.

7.     “Golpea” a los perdedores.

Por eso Pablo tiene que advertir a los Colosenses: “Que nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” (Col. 2:16).

Pablo sabía que los legalistas no se contentan con seguir sus propias reglas para ganar el favor de Dios, sino que quieren meter a todo el mundo en el mismo molde.

Y es lógico que así sea. Si yo me siento superior a los demás por las reglas que guardo, debo “ayudar” a los demás a alcanzar mi estatura espiritual siguiendo mis reglas.

En la parábola de Lc. 15, es obvio que el hermano mayor se sentía superior a su hermano menor y que había generado hostilidad hacia él (“ese hijo tuyo”, vers. 30). Eso es lo que produce el legalismo. Un espíritu de superioridad que es al mismo tiempo hostil hacia los demás.

Y ¿saben una cosa? La razón por la que muchas personas se mantienen alejadas de las iglesias es porque perciben ese síndrome del hermano mayor en muchos de los que están dentro.

Es interesante notar que el Señor concluye esta parábola dejando al hermano mayor fuera de la fiesta, y al hermano menor dentro de ella. El Señor no vino a buscar a los que se creen justos, sino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Para disfrutar de esa fiesta, lo primero que necesitamos es saber que somos pecadores.

Y si eso es lo que somos a final de cuentas, ¿por qué ese espíritu de superioridad? ¿Qué tú tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

© Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

 

OPORTUNIDADES PERDIDAS

OPORTUNIDADES PERDIDAS

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Pablo Martini
Programa No. 2016-08-23

Alguien dijo con acierto que muchas veces los regalos de Dios vienen envueltos en papel periódico. ¡Qué gran verdad! Es en este contexto que el Señor anima en Mateo 7:7 a pedir, llamar, buscar, sin perder las esperanzas, porque aunque a ti te parezca que esto que te está sucediendo no te conviene, puede ser enviado por Dios con un propósito sublime y eterno, que va mucho más allá de tu comprensión. Muchas veces, las cosas que más nos irritan en nuestro diario andar son enviadas por Dios para moldearnos y fortalecernos, para capacitarnos para lo que aún resta de nuestro peregrinar por este mundo. Si perdemos la calma y tratamos de espantar de nuestra vista todo aquello que no aceptamos, podemos perder bendiciones. Hay mucha sabiduría en aprender a aceptar cada cosa que se interpone en nuestro camino, sea buena o mala, sea blanca o negra, como enviada por Dios. Porque dice Romanos 8:28 que “Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios”.
Las oportunidades muy pocas veces vienen rotuladas como tales. Nuestros prejuicios y temores, nuestra desconfianza crónica instalada en el mecanismo de defensa de nuestro ser por traiciones y abusos del pasado, nos condicionan al momento de acepar los tratos de las personas sin vengatividad y los de Dios con mansedumbre. Él sabe lo que hace, nuestra integridad está en sus manos y en esas premisas eternas que sustentan nuestra fe debemos basar la vida presente y futura. Un amigo inoportuno, ¡qué interrupción para mi organizada agenda! O más bien: ¿Qué necesitará mi amigo en que yo pueda ayudarle?… Una enfermedad, ¡justo ahora que necesito estar con todas mis fuerzas!, o más bien: Tal vez alguien que se encuentre débil puede ser animado con mi actitud optimista frente a esta enfermedad que me aqueja… Suena diferente, ¿verdad? Cambia tu óptica. Cuando obras controlado por la compasión, aprenderás a ver cada aparente problema, como una oportunidad potencial de amar. ¡Haz la prueba!

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Muchas veces, las cosas que más nos irritan en nuestro diario andar son enviadas por Dios para moldearnos y fortalecernos.

Disponible en Internet en: http://www.labibliadice.org

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La Biblia Dice
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El arroyo se ha secado

23 Septiembre 2016

El arroyo se ha secado

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por Charles R. Swindoll

1 Reyes 17:5-7

Una mañana, Elías notó que el arroyo no estaba fluyendo sobre las piedras, ni tampoco corriendo como antes. Puesto que su vida dependía de ese arroyo, se puso a observarlo con cuidado. En los días siguientes observó que el agua era cada vez menos, hasta que se redujo a un hilillo. Luego, una mañana, ya no había agua, solo arena húmeda. Los fuertes vientos pronto hicieron desvanecer incluso esa humedad y la arena se endureció. No pasó mucho tiempo sin que se formasen grandes grietas en el lecho reseco del río, ya no había más agua; el arroyo se había secado.

¿Le suena familiar esta clase de experiencia? Hubo un tiempo en que usted conoció la satisfacción de tener una respetable cuenta bancaria, un negocio próspero, una carrera emocionante y en expansión, un emocionante y magnifico ministerio cristiano. Pero el arroyo se ha secado.

Hubo un tiempo en que conoció la satisfacción de usar su voz para cantar las alabanzas del Señor. Pero después desarrolló un tumor en las cuerdas vocales, lo cual requirió una cirugía; pero la operación quitó más que el tumor; se llevó también su melodiosa voz. El arroyo se ha secado.
Su esposo o esposa se ha vuelto indiferente, y hace poco le pidió el divorcio. Ya no hay amor y tampoco ninguna promesa de cambio. El arroyo se ha secado.

Personalmente he tenido períodos en los que el arroyo se ha secado, y me he encontrado haciéndome preguntas a mí mismo en cuanto a las cosas que he creído y que he predicado durante años. ¿Qué sucedió? ¿Es que Dios se murió? No. Es que mi visión se volvió un poco borrosa. Las circunstancias hicieron que mi pensamiento se volviera un poco confuso. Levantaba mis ojos al cielo, y ya no podía ver a Dios tan claramente. Y para agravar el problema, sentía como si Él no me estuviera oyendo. Los cielos se me volvieron de bronce. Le hablaba, y no escuchaba ninguna respuesta. Mi arroyo se secó.

Eso fue lo que le sucedió a Juan Bunyan en Inglaterra del siglo diecisiete. Predicaba contra la incredulidad de su tiempo, y las autoridades lo echaron en prisión. Su arroyo de oportunidad y de libertad se secó. Pero gracias a que Bunyan creía firmemente que Dios estaba vivo, convirtió esa prisión en un lugar de alabanza, servicio y creatividad cuando comenzó a escribir su libro El Progreso del Peregrino, la alegoría más famosa en la historia de la lengua inglesa. Los arroyos secos no eliminan el plan providencial de Dios. Muchas veces, lo que hacen es que su plan surja.

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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Sueño y locura de Nabucodonosor

Daniel 4-6

9781586403546

Sueño y locura de Nabucodonosor

4 [a]Nabucodonosor, rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Que abunde vuestra paz[b]. Me ha parecido bien declarar las señales y maravillas que ha hecho conmigo el Dios Altísimo.

¡Cuán grandes son sus señales,
y cuán poderosas sus maravillas!
Su reino es un reino eterno,
y su dominio de generación en generación.

[c]Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa y próspero en mi palacio.Tuve[d] un sueño que me hizo temblar; y estas fantasías, estando en mi cama, y las visiones de mi mente[e] me aterraron. Por lo cual di órdenes que trajeran ante mí a todos los sabios de Babilonia para que me dieran a conocer la interpretación del sueño. Entonces vinieron los magos[f], los encantadores, los caldeos[g] y los adivinos y les[h] conté el sueño; pero no pudieron darme su interpretación. Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos[i], y yo le[j] conté el sueño, diciendo:“Oh Beltsasar, jefe de los magos, ya que sé que en ti está el espíritu de los dioses santos y que ningún misterio te confunde, declárame las visiones del sueño que he visto, y su interpretación. 10 “Y las visiones de mi mente[k], que viestando en mi cama, fueron así:

Vi un árbol en medio de la tierra,
cuya altura era muy grande.
11 “El árbol creció y se hizo fuerte,
su copa[l] llegaba hasta el cielo,
y era visible desde los confines de la tierra.
12 “Su follaje era hermoso y su fruto abundante,
y en él había alimento para todos.
Debajo de él hallaban sombra las bestias del campo,
las aves del cielo hacían morada en sus ramas,
y de él se alimentaban todos los seres vivientes[m].

13 “En las visiones de mi mente[n] que vi estando en mi cama, he aquí, un vigilante, un santo, descendió del cielo. 14 “Clamando fuertemente, dijo así:

‘Derribad el árbol, cortad sus ramas,
arrancad su follaje, desparramad su fruto;
huyan las bestias que están debajo de él,
y las aves de sus ramas.
15 ‘Pero dejad en tierra el tocón[o] con[p] sus raíces,
con ataduras de hierro y bronce
entre la hierba del campo;
que se empape con el rocío del cielo,
y comparta[q] con las bestias la[r] hierba de la tierra.
16 ‘Sea cambiado su corazón de hombre,
y séale dado corazón de bestia,
y pasen sobre él siete tiempos[s].
17 ‘Esta sentencia es por decreto de los vigilantes,
y la orden es por decisión de los santos,
con el fin de que sepan los vivientes
que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres,
y se lo da a quien le place,
y pone sobre él al más humilde de los hombres.’

18 “Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido[t]. Y tú, Beltsasar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; pero tú puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en ti.”

19 Entonces Daniel, a quien llamaban Beltsasar, se quedó atónito por un momento, y le turbaron sus pensamientos. El rey habló, y dijo: “Beltsasar, no dejes que el sueño ni su interpretación te turben.” Beltsasar respondió, y dijo: “Señor mío; sea el sueño para los que te odian, y su interpretación para tus adversarios. 20 “El árbol que viste, que se hizo fuerte y corpulento, cuya copa[u] llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra, 21 y cuyo follaje era hermoso y su fruto abundante, y en el que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, 22 eres tú, oh rey, que te has hecho grande y fuerte, y tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. 23 “Y en cuanto al vigilante, al santo que el rey vio, que descendía del cielo y decía: ‘Derribad el árbol y destruidlo, pero dejad el tocón con[v] sus raíces en la tierra, con ataduras de hierro y bronce en la hierba del campo, y que se empape con el rocío del cielo, y que comparta[w] con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos[x],’24 esta es la interpretación, oh rey, y este es el decreto del Altísimo que ha venido sobre mi señor el rey: 25 Serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo, y te darán hierba para comer como al ganado, y serás empapado con el rocío del cielo; y siete tiempos[y] pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que lo da a quien le place. 26 “Y en cuanto a la orden de dejar el tocón con[z] las raíces del árbol, tu reino te será afirmado[aa] después que reconozcas que es el Cielo el quegobierna. 27 “Por tanto, oh rey, que mi consejo te sea grato: pon fin a[ab] tus pecados haciendo justicia, y a tus iniquidades mostrando misericordia a los pobres; quizás sea prolongada tu prosperidad.”

28 Todo esto le sucedió al rey Nabucodonosor. 29 Doce meses después, paseándose por la azotea del palacio real de Babilonia, 30 el rey reflexionó[ac], y dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia[ad] real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?” 31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando una voz vino[ae] del cielo: “Rey Nabucodonosor, a ti se te declara: El reino te ha sido quitado, 32 y serás echado de entre los hombres, y tu morada estará con las bestias del campo; te darán hierba para comer como al ganado, y siete tiempos[af] pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y que lo da a quien le place.” 33 En aquel mismo instante se cumplió la palabra acerca de Nabucodonosor: fue echado de entre los hombres, comía hierba como el ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo hasta que sus cabellos crecieron como las plumas de las águilas y sus uñas como las de las aves.

34 Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón[ag], y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre;

porque su dominio es un dominio eterno,
y su reino permanece de generación en generación.
35 Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada,
mas El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo
y entre los habitantes de la tierra;
nadie puede detener[ah] su mano,
ni decirle: “¿Qué has hecho?”

36 En ese momento recobré mi razón[ai]. Y mi majestad y mi esplendor me fueron devueltos para gloria de mi reino, y mis consejeros[aj] y mis nobles vinieron a buscarme; y fui restablecido en mi reino[ak], y mayor grandeza me fue añadida.37 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque sus obras son todas verdaderas[al] y justos[am] sus caminos; El puede humillar a los que caminan con soberbia.

El festín y la escritura en la pared

5 El rey Belsasar dio un gran banquete a mil de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino. Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre[an] había sacado del templo queestaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos. Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.

De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso[ao] de la mano que escribía. Entonces el rostro del rey palideció[ap], y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra. El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los caldeos[aq] y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación, será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y tendrá autoridad como tercero[ar] en el reino. Entonces entraron todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la inscripción ni dar a conocer al rey su interpretación. Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció aún más[as]; también sus nobles quedaron perplejos.

10 La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala[at]del banquete y[au] tomando la palabra, dijo: ¡Oh rey, vive para siempre! No te turben tus pensamientos ni se mude tu semblante[av]. 11 Hay un hombre en tu reino en quien está el espíritu de los dioses santos[aw]; y en los días de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses. Y tu padre, el rey Nabucodonosor, tu padre el rey[ax], lo nombró jefe de los magos[ay], encantadores, caldeos[az] y adivinos, 12 debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e inteligencia, interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar. Llámese, pues ahora, a Daniel, y él declarará la interpretación.

13 Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey habló y dijo a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los deportados[ba] de Judá, que el rey mi padre trajo de Judá? 14 He oído de ti que el espíritu de los dioses[bb] está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti. 15 Ahora mismo los sabios y encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y me dieran a conocer su interpretación, pero no pudieron declarar la interpretación del escrito[bc]. 16 Mas yo he oído decir de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes leer la inscripción y darme a conocer su interpretación, serás vestido de púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como tercero[bd] en el reino.

17 Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Sean para ti tus regalos y da tus recompensas a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su interpretación. 18 Oh rey[be], el Dios Altísimo concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía[bf], grandeza, gloria y majestad. 19 Y a causa de la grandeza que El le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de él; a quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien quería, y a quien quería humillaba. 20 Pero cuando su corazón se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada. 21 Y fue echado de entre los hombres[bg], su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses tuvo su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que pone sobre él a quien le place. 22 Mas tú, su hijo[bh] Belsasar, no has humillado tu corazón aunque[bi] sabías todo esto, 23 sino que te has ensalzado contra el Señor del cielo; y han traído delante de ti los vasos de su templo[bj], y tú y tus nobles, tus mujeres y tus concubinas, habéis estado bebiendo vino en ellos y habéis alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; pero al Dios que tiene en su mano tu propio aliento y es dueño de todos tus caminos, no has glorificado; 24 por lo cual El envió de su presencia la mano[bk] que trazó esta inscripción.

25 Y ésta es la inscripción que fue trazada: Mene[bl], Mene[bm], Tekel[bn], Ufarsin[bo].26 Esta es la interpretación del escrito[bp]: Mene: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin. 27 Tekel: has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso.28 Peres: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas[bq].

29 Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahoraautoridad como tercero[br] en el reino.

30 Aquella misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos. 31 [bs]Y Darío el medo recibió el reino cuando tenía sesenta y dos años.

Daniel en el foso de los leones

6 [bt]Le pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas que gobernaran en todo el reino, y sobre ellos, tres funcionarios (uno de los cuales era Daniel) a quienes estos sátrapas rindieran cuenta, para que el rey no fuera perjudicado. Pero[bu] este mismo Daniel sobresalía entre[bv] los funcionarios y sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario, de modo que el rey pensó ponerlo sobre todo el reino. Entonces los funcionarios y sátrapas buscaron un motivo para acusar a Daniel con respecto a los asuntos del reino; pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni evidencia alguna de corrupción, por cuanto él era fiel, y ninguna negligencia ni corrupción podía hallarse en él.Entonces estos hombres dijeron: No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel a menos que encontremos algo contra él en relación con la ley de su Dios. Estos funcionarios y sátrapas, de común acuerdo[bw], fueron entonces al rey y le dijeron así: ¡Rey Darío, vive para siempre! Todos los funcionarios del reino, prefectos, sátrapas, altos oficiales y gobernadores, han acordado que el rey promulgue un edicto y ponga en vigor el mandato de que cualquiera que en el término de treinta días haga petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora pues, oh rey, promulga el mandato y firma el documento para que no sea modificado, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada[bx]. Por tanto, el rey Darío firmó el documento, esto es, el mandato.

10 Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como[by]lo solía hacer antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios. 11 Entonces estos hombres, de común acuerdo[bz], fueron y encontraron a Daniel orando y suplicando delante de su Dios; 12 por lo cual se presentaron ante el rey y le hablaron tocante al mandato real: ¿No firmaste un mandato que cualquier hombre que en el término de treinta días hiciera petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, fuera echado en el foso de los leones? El rey respondió, y dijo: La orden[ca] es cierta, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada[cb]. 13 Entonces ellos respondieron y dijeron al rey: Daniel, que es uno de los deportados[cc] de Judá, no te hace caso, oh rey, ni del mandato que firmaste, sino que tres veces al día hace su oración.14 Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho y se propuso librar a Daniel; y hasta la puesta del sol estuvo buscando la manera de librarlo. 15 Entonces aquellos hombres vinieron de común acuerdo[cd] al rey y le dijeron[ce]: Reconoce, oh rey, que es ley de los medos y persas que ningún mandato o edicto que el rey establezca, puede ser revocado.

16 El rey entonces dio órdenes que trajeran a Daniel y lo echaran en el foso de los leones. El rey habló a Daniel y le dijo: Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, El te librará. 17 Trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso; el rey la sellócon su anillo y con los anillos de sus nobles, para que nada pudiera cambiarse de lo ordenado en cuanto a Daniel. 18 Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno; ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño.

19 Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones? 21 Entonces Daniel respondió al[cf] rey: Oh rey, vive para siempre. 22 Mi Dios envió su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente[cg] ante El; y tampoco ante ti, oh rey, he cometido crimen alguno. 23 El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Cuando Daniel fue sacado del foso, no se encontró en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios. 24 El rey dio órdenes que trajeran a aquellos hombres que habían acusado falsamente a[ch] Daniel, y que los echaran, a ellos, a sus hijos y a sus mujeres en el foso de los leones. No habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se habían apoderado de ellos y triturado todos sus huesos.

25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra: Que abunde vuestra paz[ci]. 26 De parte mía se proclama un decreto de que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen delante del Dios de Daniel,

porque El es el Dios viviente que permanece para siempre,
y su reino no será destruido
y su dominio durará para siempre[cj].
27 El es el que libra y rescata, hace señales y maravillas
en el cielo y en la tierra,
el que ha librado a Daniel del poder[ck] de los leones.

28 Y este mismo Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el Persa.

Notas al pie:

  1. Daniel 4:1 Los vers. 1-3 aparecen en el texto aram. como 3:31-33
  2. Daniel 4:1 O, vuestro bienestar
  3. Daniel 4:4 En aram., cap. 4:1
  4. Daniel 4:5 Lit., Vi
  5. Daniel 4:5 Lit., cabeza
  6. Daniel 4:7 O, sacerdotes adivinos, y así en el vers. 9
  7. Daniel 4:7 O, astrólogos
  8. Daniel 4:7 Lit., ante ellos
  9. Daniel 4:8 O posiblemente, el espíritu del Dios santo, y así en el resto del cap.
  10. Daniel 4:8 Lit., ante él
  11. Daniel 4:10 Lit., cabeza
  12. Daniel 4:11 O, altura
  13. Daniel 4:12 Lit., toda carne
  14. Daniel 4:13 Lit., cabeza
  15. Daniel 4:15 O, cepa, y así en los vers. 23 y 26
  16. Daniel 4:15 Lit., de
  17. Daniel 4:15 Lit., sea su porción
  18. Daniel 4:15 O, en la
  19. Daniel 4:16 I.e., años
  20. Daniel 4:18 Lit., he visto
  21. Daniel 4:20 O, altura
  22. Daniel 4:23 Lit., de
  23. Daniel 4:23 Lit., sea su porción
  24. Daniel 4:23 I.e., años
  25. Daniel 4:25 I.e., años
  26. Daniel 4:26 Lit., de
  27. Daniel 4:26 Lit., duradero
  28. Daniel 4:27 O, redime ahora
  29. Daniel 4:30 Lit., respondió
  30. Daniel 4:30 Lit., casa
  31. Daniel 4:31 Lit., respondió
  32. Daniel 4:32 I.e., años
  33. Daniel 4:34 Lit., conocimiento
  34. Daniel 4:35 Lit., golpear
  35. Daniel 4:36 Lit., conocimiento
  36. Daniel 4:36 O, altos oficiales
  37. Daniel 4:36 O, soberanía
  38. Daniel 4:37 Lit., verdad
  39. Daniel 4:37 Lit., justicia
  40. Daniel 5:2 O, antepasado, y así en el resto del cap.
  41. Daniel 5:5 Lit., la palma
  42. Daniel 5:6 Lit., se le cambió su brillantez
  43. Daniel 5:7 O, astrólogos
  44. Daniel 5:7 O, un triumviro
  45. Daniel 5:9 Lit., su brillantez cambió en él
  46. Daniel 5:10 Lit., casa
  47. Daniel 5:10 Lit., la reina
  48. Daniel 5:10 Lit., se cambie tu brillantez
  49. Daniel 5:11 O posiblemente, el Espíritu del Dios santo
  50. Daniel 5:11 U, oh rey
  51. Daniel 5:11 O, sacerdotes adivinos
  52. Daniel 5:11 O, astrólogos
  53. Daniel 5:13 Lit., hijos del destierro
  54. Daniel 5:14 O posiblemente, el Espíritu de Dios
  55. Daniel 5:15 Lit., de la palabra
  56. Daniel 5:16 O, un triumviro
  57. Daniel 5:18 Lit., Tú, oh rey
  58. Daniel 5:18 O, el reino
  59. Daniel 5:21 Lit., hijos del hombre
  60. Daniel 5:22 O, descendiente
  61. Daniel 5:22 Lit., por cuanto
  62. Daniel 5:23 Lit., casa
  63. Daniel 5:24 Lit., la palma de la mano
  64. Daniel 5:25 O, una mina (50 siclos), del verbo contar
  65. Daniel 5:25 O, una mina (50 siclos), del verbo contar
  66. Daniel 5:25 O, un siclo, del verbo pesar
  67. Daniel 5:25 O, y medios siclos, del verbo dividir (singular aram., peres)
  68. Daniel 5:26 Lit., de la palabra
  69. Daniel 5:28 Aram.: paras
  70. Daniel 5:29 O, un triumviro
  71. Daniel 5:31 En aram., cap. 6:1
  72. Daniel 6:1 En aram., cap. 6:2
  73. Daniel 6:3 Lit., Entonces
  74. Daniel 6:3 Lit., sobre
  75. Daniel 6:6 O, en grupo
  76. Daniel 6:8 Lit., nunca dejará de ser
  77. Daniel 6:10 O, porque
  78. Daniel 6:11 O, en grupo
  79. Daniel 6:12 Lit., palabra
  80. Daniel 6:12 Lit., nunca dejará de ser
  81. Daniel 6:13 Lit., hijos del destierro
  82. Daniel 6:15 O, en grupo
  83. Daniel 6:15 Lit., y dijeron al rey
  84. Daniel 6:21 Lit., habló con el
  85. Daniel 6:22 Lit., inocencia fue hallada en mí
  86. Daniel 6:24 Lit., habían comido los pedazos de
  87. Daniel 6:25 O, vuestro bienestar
  88. Daniel 6:26 Lit., hasta el fin
  89. Daniel 6:27 Lit., de la mano

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