Dispuestos a sufrir

Dispuestos a sufrir

3/5/2017

Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento. (1 Pedro 4:1)

Una de las bendiciones de ser cristiano es nuestra identificación con Cristo y sus privilegios resultantes. Sin embargo, para que no demos por sentado esas bendiciones, suponiendo que resultarán en que seamos amados y respetados por el mundo, Dios también permite que suframos. En realidad, el apóstol Pedro en su primera epístola muestra con toda claridad que quienes son más bendecidos en la fe sufren más.

La vida cristiana es un llamado a la gloria a través del sufrimiento. Eso es porque quienes están en Cristo están inevitablemente en pugna con su cultura y su sociedad. Todos los sistemas estimulados por Satanás están en pugna con las cosas de Cristo. El apóstol Juan dijo que una persona no puede amar a Dios y al mundo al mismo tiempo (1 Jn. 2:15). Y Santiago dijo: “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Stg. 4:4).

Disponible en Internet en: http://www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2012 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros (http://www.gracia.org/acercaDeGAV.aspx?page=derechos).

Miremos a Jesús para nuestro gozo

MARZO, 05

imgres-5

Miremos a Jesús para nuestro gozo

Devocional por John Piper

 

Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres… aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí. (Mateo 23:5-7)

La picazón de la autoestima ansía ser rascada por la aprobación de uno mismo; es decir, si nos da placer sentirnos autosuficientes, no estaremos satisfechos si no hay otros que vean y aplaudan nuestra autosuficiencia.

De ahí la descripción que dio Jesús de los escribas y fariseos en Mateo 23:5-7.

Es irónico. La autosuficiencia debería liberar a la persona orgullosa de la necesidad de que otros lo engrandezcan. Eso es lo que significa ser «suficiente». Sin embargo, es evidente que existe una carencia en la supuesta autosuficiencia.

Nuestro ser no fue diseñado para satisfacerse a sí mismo ni confiar en sí mismo. Nunca podrá ser suficiente. Fuimos hechos solo a la imagen de Dios, no somos Dios mismo. Somos sombras y ecos. Por eso, siempre habrá un vacío en el alma que lucha por estar satisfecha con los recursos de su propio ser.

Esta vana ansiedad por la alabanza de otros muestra el fracaso del orgullo y la ausencia de fe en la continua gracia de Dios. Jesús vio el terrible efecto de esta picazón del ser humano con ansias de gloria. La mencionó en Juan 5:44: «¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?». La respuesta es que no podemos. Desear recibir gloria de parte de otras personas hace que la fe sea imposible. ¿Por qué?

Porque la fe se satisface en todo lo que Dios es para nosotros en Jesús; y si estamos inclinados a satisfacer nuestra picazón con la rascadura de los aplausos de otros, nos alejaremos de Jesús.

Sin embargo, si rechazamos a nuestro ser como la fuente de satisfacción (arrepentimiento), y venimos a Jesús para gozarnos en todo lo que Dios es para nosotros en él (fe), entonces la picazón será reemplazada por una fuente de agua que brota para vida eterna (Juan 4:14).

Que es Ateísmo Practico?

Que es Ateísmo Practico?

alimentemos_el_alma

Ateísmo Práctico

El Ateísmo Práctico es el que, sin pronunciarse sobre la existencia de Dios, no le otorga ningún papel a la vida real; mientras que el Ateísmo Teórico es el que no admite a un ser que transcienda el mundo.

El Ateísmo Práctico, ha florecido en mayor o menor grado en todas las civilizaciones de elevado desarrollo. Es el más dañino, el más difícil de extirpar. Asfixia la vida espiritual porque la preocupación por los negocios no deja que la semilla de la Palabra de Dios de fruto.

El ateo práctico acepta mentalmente la existencia de Dios, pero en la práctica vive como si lo no hubiese. Por ejemplo, considera que la religión es buena, pero no se ciñe a ninguna o lo hace solo de palabra; tiene Biblia, pero no la lee, no la entiende, ni le interesa entenderla; ora, pero solo cuando tiene problemas y sus oraciones solo tienen que ver con cuestiones materiales y terrenas, nunca con Asuntos espirituales.

El ateo práctico cree que lo mandamientos de Dios son buenos, pero no los obedece ycuando ve a alguien que lo hace seriamente lo tilda de fanático.

http://ateopractico.blogspot.com/2011/03/que-es-ateismo-practico.html

¿Quién es el Dios verdadero?

¿Quién es el Dios verdadero?

imagen-blog-devocional

5 MARZO

Éxodo 16 | Lucas 19 | Job 34 | 2 Corintios 4

Los últimos versículos de Éxodo 15 son un anticipo de lo que vendrá. A pesar de las intervenciones milagrosas por parte de Dios que acompañaban su salida, el pueblo no termina de poner su confianza en él; ante la primera aparición de adversidad, comienzan a murmurar y a quejarse. Éxodo 16 nos lleva más adelante en esta narrativa, y nos muestra cómo esta murmuración va unida, a varios niveles, a una actitud de desafío abierto a Dios.

No nos imaginemos que los israelitas no pasaban hambre. Por supuesto que estaban hambrientos. El problema es su respuesta ante el hambre. Podían haberse dirigido a Dios, suplicándole que satisficiera sus necesidades. Aquel que había efectuado su rescate de una manera tan dramática, ¿no proveería también lo que necesitaban? Sin embargo, lo que hacen es invocar con sarcasmo y con romanticismo su experiencia de la esclavitud en Egipto (16:3), y se quejan contra Moisés y Aarón (16:2).

Sin duda, Moisés quedó muy decepcionado a causa de la terrible ingratitud del pueblo. Es lo suficientemente sabio como para reconocer su auténtico foco y el verdadero mal que había detrás de ella. Aunque se quejan contra Moisés y Aarón, el objeto de sus quejas era ni más ni menos que Dios mismo (16:7–8): “¡Vosotros no estáis murmurando contra nosotros sino contra el Señor!

Durante todo este proceso, Dios continúa siendo paciente. De la misma manera como convirtió las aguas amargas de Mara en aguas dulces (15:22–26), así también les envía carne, en forma de perdices, y maná. Esta provisión, a todas luces milagrosa, no sólo satisface su hambre, sino también se efectúa a fin de que vean “la gloria del Señor” (16:7). Y sepan “yo soy el Señor su Dios” (16:12). Además, anuncia el Señor, “Voy a ponerlo a prueba, para ver si cumple o no mis instrucciones” (16:4).

Por desgracia, no pocos miembros de esta comunidad suspenden esta prueba miserablemente. Intentan almacenar el maná a pesar de que se les había dicho explícitamente que no lo hiciesen; luego buscan seguir haciéndolo cuando, en el sábado, no hay nada que recoger. Moisés se enfurece (16:20), y el Señor mismo interviene para desafiar su desobediencia crónica (16:28).

¿Por qué gente que ha presenciado una manifestación tan espectacular de la gracia y del poder de Dios caen con tan tanta facilidad en la queja y la murmuración y con tan poca gracia en una desobediencia indiferente? La respuesta es que muchos de ellos llegan a ver a Dios como el que existe para servirles a ellos. Él les servía en el Éxodo, Y al facilitarles agua pura. Ahora exigían que les cubriese no sólo las necesidades, sino también sus caprichos. Si no era así, estaban más que dispuestos a abandonarle. Mientras Moisés insiste ante el faraón que el pueblo tenía que salir del país al desierto para servir a Dios y rendirle culto, el pueblo parece creer que Dios existe para servirles a ellos.

La pregunta fundamental es: “¿Quién es el Dios verdadero?” Los creyentes del nuevo pacto también tienen que plantearse la misma pregunta (1 Corintios 10:10).

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 64). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Dos maneras de orar

Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. – 1 Juan 5:14-15

Hay que ser coherentes. No podemos decir que creemos en Dios si no nos dirigimos a él en oración de una manera seria. De lo contrario creemos en un Dios muy vago y lejano, un Dios a quien acudimos cuando todo va mal, o con la esperanza de obtener su favor, pero haciendo aquello que le desagrada. Orar a Dios tampoco es un deber, sino una necesidad vital del creyente, y un gran privilegio.

Si bien es exponerle nuestras necesidades con confianza, también es acercarnos a un Padre que nos conoce y quiere escucharnos. ¿Nos acordamos de darle las gracias por habernos sacado victoriosos de las pruebas? La oración también es ofrenda, alabanza: ¡Digámosle a Dios cuán grande y maravilloso es Jesús para nosotros!

¡Dulce oración, dulce oración,

Que del cuidado terrenal

Sabes llevar mi corazón

Hasta el buen Padre celestial!

¡Oh cuántas veces tuve en ti

Auxilio en ruda tentación,

Y cuantos bienes recibí

Por tu valor, dulce oración!

Dulce oración, dulce oración,

Al trono excelso de bondad

Elevarás mi petición

Hecha con labios de verdad.

Será mi ruego oído allí,

Y la divina bendición

En abundancia sobre mí

Descenderá, dulce oración.

2 Samuel 24 – Hechos 13:1-25 – Salmo 30:1-5 – Proverbios 10:31-32

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.chlabuena@semilla.ch