Ejemplos de pasión

Ejemplos de pasión

3/20/2017

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros. (Efesios 4:11)

Se dice que Juan Wesley hizo más por Inglaterra que sus ejércitos y sus navíos. Vivió pobre, habiendo dado a otros miles de dólares a lo largo de su vida. Maltratado y calumniado, dejó su reputación y su alma en las manos de Dios. Se ha calculado que viajó más de trescientos mil kilómetros a pie y a caballo, y predicó dos mil cuatrocientos sermones. Gran parte de la iglesia establecida lo menospreció, pero él llevó fuego al frío corazón de esa iglesia. Tenía fama de quedarse sin aliento en busca de las almas.

Ordenado a los veintidós años, George Whitefield comenzó a predicar con gran elocuencia y buenos resultados. Su poder era resultado de su pasión por las almas, y usaba cada uno de sus talentos dados por Dios para guiar a las almas a Cristo. Cruzó el Atlántico trece veces y predicó millares de sermones. El epitafio de su tumba dice que fue un soldado de la cruz, humilde, devoto y ferviente, que prefirió la honra de Cristo antes que su propio interés, su reputación o su vida.

Aunque esos hombres son ejemplos admirables, el ejemplo perfecto de alguien con pasión por los perdidos es Cristo. 

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Jesús murió por este momento

MARZO, 20

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Jesús murió por este momento

Devocional por John Piper

Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20)

Cuando el despertador sonó a las 4:59 esta mañana, pensé por una fracción de segundo en la completa realidad de la muerte y el presentarme ante un Dios completamente santo, sin nada que me recomiende aparte de mi propia vida.

El horror de este pensamiento solo fue sobrepasado por un flash de la realidad: Cristo Jesús murió por este momento.

Entonces el pensamiento desapareció.

Mi sentir inmediato fue el siguiente: esta es la esencia de lo que ocurre cuando alguien se convierte. Esta es la manera en que una persona descubre que Cristo Jesús es real. Es así como alguien llega a deleitarse en el amor de Cristo. De pronto, por primera vez, llegan a ver con los ojos del corazón y a sentir la realidad innegable de tener que encontrarse con Dios con cargo de culpabilidad.

El impacto de esa visión es devastador. Hace que se den cuenta de que la única esperanza es un Mediador. Parados solos, sin nada para recomendarlos aparte de su propia vida pecaminosa, están completamente perdidos. Si hay alguna esperanza de pasar la eternidad en la presencia de este Dios, necesitaremos un Redentor, un Sustituto, un Salvador.

En este punto de terrible crisis, nada brilla más que el evangelio de Cristo Jesús, «quien me amó y dio su vida por mí». En esa fracción de segundo, antes de que él estuviera ahí, se me concedió ver la oscuridad sobrecogedora y el horror del juicio; no fue una inferencia teológica, ni una conclusión meramente racional, ni un simple pensamiento, sino un vistazo con el ojo interior, con pleno conocimiento y sentimiento y seguridad.

Nuestro Dios es fuego consumidor. Él no verá maldad. Estamos completamente perdidos. Mi culpa fue tan enorme, tan real, tan incuestionable en esa fracción de segundo, que no existe ni la más remota posibilidad de dar excusas. Fue súbito, envolvente, e infinitamente desesperanzador.

En este momento Jesús es lo único que importa. ¡Oh Cristo! ¡Oh Cristo! ¡¿Puede mi corazón contener la oleada de gratitud?! ¡Oh Don de Dios, mi única y desesperada Necesidad!

http://solidjoys.sdejesucristo.org/

 

 

 

 

Retiro al desierto

20 Marzo 2017

Retiro al desierto
por Charles R. Swindoll

Hechos 9:20-25

Gálatas 1:11-17

Estoy convencido de que fue allí, en ese lugar remoto y desierto, donde Pablo desarrolló su teología. Allí conoció a Dios de una manera íntima y profunda. En silencio y a solas, Pablo ahondó en los insondables misterios de la soberanía, la elección, la maldad, la deidad de Cristo, el poder milagroso de la resurrección, la Iglesia y las cosas futuras. Fue un curso intensivo de tres años de sólida doctrina del cual surgiría toda una vida de predicación, enseñanza y abundantes escritos. Pero más que eso, fue el lugar donde Pablo se deshizo de sus exquisitos trofeos y cambió su currículo de credenciales religiosas por una vibrante relación con el Cristo resucitado. Todo en él cambió.

Fue allí, sin duda, donde llegó a la conclusión de que “las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de Cristo. Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:7, 8).

Pablo había estado muy ocupado y comprometido, y había sido siempre muy activo, celoso y emprendedor. Estas mismas palabras describen a muchos cristianos involucrados en sus iglesias en el día de hoy. Y allí está el problema. No estamos ocupados haciendo cosas malas, ni siquiera unas pocas cosas terribles. No somos, sin duda, unos perseguidores o destructores. Pero si se supiera la verdad, estaríamos todo el tiempo corriendo a toda máquina y asfixiando al Espíritu dador de vida que hay dentro de nosotros.

No hace mucho tiempo, el actor Tom Hanks, que ha sido premiado por la academia de los premios Oscar, protagonizó el filme Castaway (Náufrago). Era una de esas películas donde se habla poco pero en las que hay muchísima emoción. La manera como él escapa es fascinante, pero lo bueno es que es rescatado por un barco y devuelto a salvo al mundo donde siempre había vivido, pero que ahora no le resultaba familiar como antes y al cual ya no se adapta. Los cambios que experimentó interiormente fueron tan radicales, tan definitivos, que lo habían convertido en otro hombre; mucho más espiritual, mucho más observador, mucho menos exigente, todo como consecuencia de las lecciones que aprendió en la soledad, la quietud y el anonimato.

Lo mismo sucedió con Saulo. Sufrió una transformación. ¡Y qué transformación! Esa transformación interior que experimentó ha significado un cambio en la vida de millones de personas a través de los siglos.

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2017 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

 

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“El buen pastor da su vida por las ovejas”

“El buen pastor da su vida por las ovejas”

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20 MARZO

Éxodo 31 | Juan 10 | Proverbios 7 | Gálatas 6

En la metáfora del pastor en Juan 10, Jesús continúa repasando el alcance y las aplicaciones de la misma, y de esta manera remata varios puntos, algunos de los cuales podremos recoger:
(1) Para los que conocen la Biblia, es difícil no pensar en Ezequiel 34. Allí, Dios denuncia a los falsos profetas de Israel, y declara repetidamente que vendrá un día cuando él mismo será el pastor de su pueblo, alimentándoles, dirigiéndoles, disciplinándoles. La insistencia por parte de Jesús en que, en lo que se refería a los pastores de Israel, los que le habían precedido “eran unos ladrones” (Juan 10:8), recordaría Ezequiel 34. Hacia el final de aquel capítulo de las Escrituras del Antiguo Testamento, Dios dice que pondrá sobre su rebaño a un solo pastor – su siervo David. Ahora, ha llegado este Pastor, uno con Dios (1:1), y además de la línea de David.
(2) Definiéndose como el “buen pastor”, Jesús dice luego que el “El buen pastor da su vida por las ovejas” (10:11). Aquí amplía la metáfora al máximo. En la vida real, un buen pastor arriesga su vida por las ovejas, y la puede perder. Pero no sacrifica voluntariamente su vida por las ovejas. Para comenzar, en este caso, ¿quién se encargaría de las otras ovejas? De todas formas, sería un acto poco apropiado: arriesgar la vida para salvar un rebaño de ovejas es una cosa, pero escoger morir por ellas sería desproporcionado. Una vida humana es de más valor que un rebaño de ovejas.
(3) Sin embargo, por si no hemos asimilado del todo la incongruencia de esta reivindicación por parte de Jesús, luego la expone con mayor claridad aun. No se trata de arriesgar su vida simplemente. No es ningún peón en medio de unas circunstancias amenazadoras: nadie puede arrancarle la vida. Él mismo la pone por iniciativa propia (10:18). De hecho el motivo por el cual el Padre continúa amándole es que el Hijo es perfectamente obediente – y es de acuerdo con el buen mandato del Padre el Hijo pone su vida (10:17; cf. Filipenses 2:6–8).
(4) Las ovejas de Jesús responden a su voz; otras le rechazan. La elección implícita está presente de forma constante en el pasaje (10:27–28).
(5) La misión de Jesús incluye no sólo ovejas de entre los propios israelitas, sino “otras ovejas que no son de este redil” (10:16). Pero si son ovejas de Jesús, sean judíos o gentiles, “escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor” (10:16). Aquí tenemos el cumplimiento de la promesa según la cual todas las naciones serían bendecidas en la descendencia de Abraham. Y es también por esto por lo que, a fin de cuentas, sólo puede haber una cabeza de la iglesia – Jesucristo mismo.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 79). Barcelona: Publicaciones Andamio.

¡Es maravilloso!

¡Es maravilloso!

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Jesús les dijo:… ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza? – Mateo 21:16

De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él. – Lucas 18:17

El mensaje más bello que puedo escuchar y creer es el del Evangelio: ¡Jesucristo murió en la cruz para borrar mis pecados!

Este testimonio fue dado por Alicia, una niña de cinco años que había acompañado a su hermana al grupo de los «grandes» de un curso bíblico. El tema era la muerte de Jesús. Todos esos niños creían que, por amor a los que quería salvar, Jesús aceptó ser crucificado para llevar sus pecados. También habían escuchado lo que decían los burladores: “Desciende de la cruz… para que veamos y creamos” (Marcos 15:30-32). Entonces la maestra hizo la siguiente pregunta: ¿Por qué el Señor Jesús no podía bajar de la cruz?

Para sorpresa de todos, Alicia levantó su pequeño dedo. Con sus ojos azules fijos en la maestra, respondió seriamente: ¡Porque es maravilloso!

Jesús era Dios y hombre al mismo tiempo, pero sin ningún pecado. Por lo tanto, él sufría injustamente en la cruz, así como lo dijo el que estaba crucificado a su lado: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo” (Lucas 23:41). No eran los clavos lo que lo retenían, sino su amor por los hombres.

Alicia expresó simplemente con todo su corazón y en una palabra lo que había comprendido, y quién era Jesús para ella. Esta expresión de fe infantil animó durante muchos años a la joven maestra en su obra misionera en China.

Ezequiel 16:1-34 – Hechos 21:37-22:21 – Salmo 35:1-8 – Proverbios 11:29-30

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