Estimule su pasión

Estimule su pasión

3/24/2017

Tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. (Mateo 9:36)

¿Cómo puede aumentar su pasión por los perdidos?

En primer lugar, estudie el gran amor, la compasión y la tierna misericordia de Cristo. Puede estudiar a los grandes hombres y mujeres en la historia de la iglesia, pero en definitiva tiene que entender el corazón de Jesucristo. Como dice 1 Juan 2:6: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.

En segundo lugar, estudie el pecado: su culpabilidad, su poder y su castigo. Eso le enseñará cómo todos caemos presa de las sutilezas del mundo. Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Que eso le recuerde que debe ocuparse no de las cosas del mundo, sino de la evangelización del mundo.

En tercer lugar, estudie a los pecadores. Trate de cultivar amor y comprensión por ellos, no amargura. Observe que los más fervorosos evangelistas a menudo son nuevos convertidos.

En cuarto lugar, estudie las Escrituras. Vea lo que dicen acerca del infierno, de la muerte, del juicio y de la salvación.

Y por último, pida a Dios que le dé pasión por el evangelismo.

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Usted puede ser un Bernabé

24 Marzo 2017

Usted puede ser un Bernabé
por Charles R. Swindoll

Hechos 9:26-30

Los discípulos le temían a Saulo. No podían creer que fuera un discípulo. “Pero Bernabé. . .”. ¿No son unas excelentes palabras introductorias? No se sabe dónde, sale Bernabé para animar a Saulo y para ser su abogado personal. ¿Cómo se enteró Bernabé de que Saulo necesitaba ayuda? No lo sabemos. Pero sí sabemos que Dios es soberano y que tiene sus Bernabés en todos los lugares, en todas las iglesias, en todas las universidades y seminarios, e incluso en el campo misionero. Cada Bernabé está preparado para acudir de inmediato en ayuda de alguien necesitado de estímulo.

Por tanto, en vez de actuar con temor y prejuicios, Bernabé dio un paso al frente y “le recibió.” Saulo estuvo dispuesto a aceptar su ayuda. Esa es una buena dependencia. Bernabé tomó a Saulo bajo sus alas, y dijo: “Ven conmigo. Voy a aclarar este asunto con estos hombres. Ellos me tienen confianza.” Así lo hicieron, y el relato sagrado dice que Bernabé “le llevó a los apóstoles. Les contó cómo había visto al Señor en el camino, que había hablado con Él, y cómo en Damasco había predicado con valentía en el nombre de Jesús”. ¡Eso es lo que yo llamo una intervención divina a través de un santo menos conocido! Bernabé dijo básicamente: “Yo he investigado a este hombre, y sé que todo lo que ha dicho es verdad. Él vio al Cristo resucitado, lo mismo que ustedes. El hombre es de los nuestros. Acéptenlo… ¡y estén tranquilos!”

Las palabras que siguen cuentan el resultado de la acción de Bernabé en favor de Saulo: “Así entraba y salía con ellos en Jerusalén, predicando con valentía en el nombre del Señor.” Por primera vez en su ministerio, Saulo hablaba libremente de Jesús en Jerusalén, en compañía de discípulos distinguidos, libre para ser él mismo para la gloria de Dios. ¿Qué había hecho la diferencia? ¡Bernabé!

Usted puede ser un Bernabé hoy. ¿Conoce usted a alguien que haya sido humillado porque tiene un mal historial personal? ¿A alguien que nadie presta atención, aunque su vida ha sido transformada, pero nadie quiere creerlo? Le animo a dar un paso al frente como lo hizo Bernabé en favor de Saulo. Busque a esa persona que necesita una segunda oportunidad, dele una gran dosis de gracia para ayudarle a comenzar de nuevo en la vida cristiana. Todo el mundo necesita de un Bernabé en algún momento de su vida.

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2017 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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Juan 14

Juan 14

24 MARZO

Éxodo 35 | Juan 14 | Proverbios 11 | Efesios 4

El discurso de despedida, que comienza en Juan 14, es una rica fuente de enseñanzas acerca del Espíritu Santo. He aquí algunos ejemplos:

(1) En griego, todos los nombres son designados gramaticalmente de género masculino, femenino o neutro. La palabra que designa el Espíritu Santo es neutra. Cuando se usa un pronombre que se refiere al “espíritu”, tendría que ser neutro. En este capítulo, sin embargo, el pronombre a veces es masculino, lo cual rompe con la norma gramatical. De esta forma, se enfatiza sutilmente el carácter personal del Espíritu Santo.

(2) Entre sus títulos, aparece el de “Consejero”, o, en algunas versiones inglesas, “Consolador” o “Ayudador”. Cuando se acuñó y usó por primera vez la palabra “Consolador”, procedía de las palabras latinas que significaban “fortalecer” o “fortalecer al lado de”. Hoy en día, un “Consolador” es, más bien, una especie de manta o edredón o tal vez alguien que ofrece ayuda a quien haya perdido a un ser querido, por lo cual su significado corriente es demasiado limitado para transmitir lo que significa aquí. La palabra griega admite varios matices, por lo cual algunos traductores no la traducen sino que lo “transliteran” (es decir, la escriben según las reglas del deletreo castellano) como Paracleto. Por supuesto que se trata de alguien que se acerca para ayudar y fortalecer. A veces, esta ayuda era legal: por ejemplo, puede hacer de abogado fiscal (16:7–11), y puede ser también nuestro “Consejero” legal. (La palabra no tiene nada que ver con los consejeros psicológicos.)

(3) Es, según dice Jesús, otro Consejero (14:16). En el griego más antiguo, la palabra “otro” se refería a “otro del mismo género”. Cuando se escribió el Nuevo Testamento, este significado ya se había vuelto más bien infrecuente; no se puede dar por sentado, sino que se tiene que demostrar a partir del contexto. En este caso, Jesús claramente promete enviar a alguien que ocupe su lugar. Es intrigante que, aparte de su aparición en el discurso de despedida, la palabra traducida “Consejero” sólo se usa en otro lugar en el Nuevo Testamento: en 1 Juan 2:1 (“tenemos ante el Padre a un intercesor”). Por lo tanto, Jesús es el primer Paracleto. Ahora, siendo su marcha inminente, promete enviar al Espíritu Santo, otro Paracleto, para acompañar y ayudar a sus seguidores.

(4) También se le llama “el Espíritu de verdad” (14:17). Esto significa no sólo que no les miente y que sólo les dice la verdad, sino que es el Espíritu verdadero, el que media hacia los creyentes la misma presencia del Padre y del Hijo (14:23).

(5) Jesús promete que el Espíritu “os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que os he dicho” (14:26). Puesto que a estos “os” se les está recordando lo que Jesús dijo en primer lugar, debe tratarse de los primeros discípulos. El Espíritu les ayudará a recordar las enseñanzas de Jesús y a indagar en su significado a la luz de la cruz y la resurrección. ¿Cómo podrían ser fiables estos enlaces si no fuera por la obra del Espíritu?

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 83). Barcelona: Publicaciones Andamio.

El ministerio y el temor al hombre

MARZO, 24

El ministerio y el temor al hombre

Devocional por John Piper

No tengas temor ante ellos, porque contigo estoy para librarte —declara el Señor—. (Jeremías 1:8)

Un gran obstáculo para servir al Señor, especialmente en los jóvenes, es el temor al rechazo y a la oposición.

Muchos pensamientos me vienen a la mente acerca del hecho que a algunas personas pueda no gustarles la manera en que yo procedo. Puede ser que la gente esté en desacuerdo o que se ofenda. Puedo cometer un error y ser criticado.

El temor al hombre es un gran impedimento para el ministerio.

Por eso Dios dice: «No teman porque yo estaré con ustedes y yo los liberaré». La presencia de Dios y su aprobación son de más valor que todas las acoladas del hombre. Y Dios dice que en nuestros problemas y a través de ellos: «Yo los liberaré. Triunfarán al final. Serán más que vencedores».

Y lo mismo se nos promete en Cristo Jesús hoy día:

  • «Él mismo ha dicho: “Nunca te dejaré ni te desampararé”, de manera que decimos confiadamente: “El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Que podrá hacerme el hombre?”» (Hebreos 13:5-6).
  • «Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Romanos 8:31).

Dios le dijo a Jeremías, y le dice a los jóvenes a quienes él ha llamado a servirlo hoy: «No digan “Soy solo un joven”». ¿Por qué?

  • Porque la vida de ustedes está arraigada en propósitos de Dios firmes y soberanos. Han sido escogidos y consagrados y formados y designados para un gran propósito.
  • Porque la autoridad de Dios, no la de ustedes, está detrás de sus salidas y de las cosas que digan.

Porque el mismo Dios estará con ustedes para librarlos de todas las dificultades.

http://solidjoys.sdejesucristo.org/

Un malhechor en el paraíso

Un malhechor en el paraíso

(El malhechor) dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. – Lucas 23:42-43

El malhechor crucificado al lado de Jesús estaba al borde de la eternidad. De repente descubrió que al salir de las manos de la justicia humana, iba a caer en las de la justicia divina. La única perspectiva para este hombre era: sufrimientos de este lado de la muerte y sufrimientos del otro lado. Momentos antes, al igual que su compañero, blasfemaba; ahora se hacía preguntas.

Pero en medio de su angustia vio un resplandor que emanaba de aquel que, a su lado, estaba crucificado al igual que él, pero que hablaba con amor a los suyos e imploraba el perdón para sus verdugos. Este resplandor lo atrajo, iluminó su estado pecaminoso y lo llevó a creer que Jesús reinará. Entonces le pidió que se acordase de él.

La respuesta fue más allá de lo que esperaba: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (v. 43). ¡Cuánto consuelo daría esta promesa al ladrón en medio de su agonía, y qué alivio a su sufrimiento moral! ¡Esto también regocijó al Salvador! Jesús, rechazado también, iba a llevar consigo a este hombre a quien la sociedad excluía y condenaba. Un malhechor arrepentido iba a ir al paraíso. Entraría como testigo del poder de la muerte de Jesús para salvar a pecadores como él. Cristo, crucificado a su lado, iba a morir por él. Días antes el Señor había anunciado que él era como esa semilla de trigo que cae en tierra y muere, pero “si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:24). ¡Y ese malhechor era uno!

“Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).

Ezequiel 19 – Hechos 25 – Salmo 36:1-6 – Proverbios 12:5-6

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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