El espíritu de compartir

El espíritu de compartir

7/18/2017

Compartiendo para las necesidades de los santos. (Romanos 12:13)

La sociedad dice que cada uno de nosotros tiene determinadas posesiones, pero Dios dice que no tenemos nada. Somos sencillamente administradores de aquello con lo que Dios nos ha bendecido. Y parte de esa responsabilidad administrativa es a veces compartir los recursos personales con los hermanos necesitados.

El espíritu de compartir se vio de inmediato en la iglesia primitiva cuando los creyentes después de Pentecostés “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones… [y] todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” (Hch. 2:42, 44; vea también 1 Ti. 6:17-18). Pídale al Señor que lo ayude a demostrar ese mismo espíritu de compartir.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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La gracia de Dios en los dones espirituales

JULIO, 18

La gracia de Dios en los dones espirituales

Devocional por John Piper

Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. (1 Pedro 4:10)

La gracia venidera es gracia «multiforme». Viene en diferentes colores, formas y tamaños. Esa es una de las razones por las que los dones espirituales en el cuerpo son tan diversos. El prisma de la vida de ustedes refractará uno de los colores de la gracia que nunca saldrá de mi prisma.

Hay tantas gracias por venir como las hay necesidades en el cuerpo de Cristo, y más aún. El propósito de los dones espirituales es recibir y proporcionar la gracia venidera de Dios para suplir esas necesidades.

Pero alguien podría preguntarse: «¿Por qué citar la carta de Pedro para referirse a la gracia venidera?¿Acaso no maneja un mayordomo una casa que ya tiene en mano?».

La razón principal por la que cito a Pedro para referirme a la gracia venidera es que el versículo que sigue ilustra cómo ocurre esto, y se refiere al suministro continuo de gracia venidera: «el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo» (1 Pedro 4:11).

Cuando utilicemos nuestros dones espirituales para servir a alguien el día de mañana, estaremos sirviendo «por la fortaleza que Dios da» mañana. La palabra es da, no dio.

Dios continúa, día a día, momento a momento, supliendo el «poder» en el cual ministramos.


Devocional tomado del libro “Future Grace” (Gracia Venidera), página 294

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VENENO ENDULZADO

18 jul 2017

VENENO ENDULZADO

por Carlos Rey

Sucedió de pronto y sin motivo aparente. En una escuela de una ciudad de México, un niño empezó a sufrir convulsiones. Lo llevaron de urgencia al hospital, y allí comenzaron los exámenes de rigor para diagnosticar su enfermedad.

En eso estaban cuando desde otra zona de la ciudad trajeron a otro niño que tenía los mismos síntomas. En el transcurso del día, más enfermos fueron a parar a varios hospitales de la ciudad, con una sospechosa similitud de síntomas en todos los casos. La mayoría eran niños, todos eran de la misma ciudad y todos habían comido ciertos panes dulces esa mañana.

La investigación minuciosa practicada por las autoridades competentes condujo a una panadería donde descubrieron que el azúcar usado en los panes de ese día se había contaminado inadvertidamente con veneno de ratas. El veneno no era lo bastante fuerte como para causar la muerte en adultos, aunque hubo algunos adultos que enfermaron a causa de él, pero los pequeños no pudieron resistirlo. Antes que pudieran descubrir la causa de la enfermedad y combatirla, ya había cobrado diecinueve vidas pequeñas e inocentes.

Panes al parecer inofensivos, con la misma apariencia de siempre, con el mismo olor y el mismo sabor de siempre, distribuidos por la misma agencia y comprados en las mismas tiendas. Nada parecía haber cambiado, y sin embargo centenares enfermaron de gravedad y diecinueve murieron.

Sucedió en México, pero pudo haber sucedido en cualquier país del mundo, porque todos tenemos hambre del «pan nuestro de cada día». Es tan natural que Jesucristo mismo, el Hijo de Dios, nos enseñó en el padrenuestro a que se lo pidiéramos al Padre celestial.1

De ahí la siguiente canción que algunos, cuando niños, cantábamos con toda la familia al unísono antes de comer: //«Gracias damos, Señor, por el pan:// //por el pan espiritual, que alimenta a cada cual, y también por el pan material.»// Porque así como tenemos hambre de «nuestro pan cotidiano», que es el pan material, también tenemos hambre de pan espiritual, que es el único alimento que satisface los deseos del alma. Dentro de cada uno de nosotros hay un vacío que sólo ese pan puede llenar.

Lamentablemente hay muchos que, en sus ansias de satisfacer esa hambre, se abastecen del pan que ofrecen algunas sectas y religiones. El tal pan espiritual se hace pasar no sólo por inofensivo sino por alimenticio, cuando en realidad no es más que una adulteración de la verdad. Es decir, consta de un poco de verdad más un poco de veneno, lo suficiente como para matar espiritualmente al incauto.

Para evitar consumir ese veneno sólo hay que examinar toda doctrina, por cuenta propia, a la luz de la Biblia. En ella Jesucristo, el Hijo de Dios, declara: «Yo soy el pan de vida…. Si alguno come de este pan, [no morirá, sino que] vivirá para siempre.»2

1 Mt 6:9,11
2 Jn 6:48,50,51

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Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera

18 de julio

«Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera».

Joel 2:8

Las langostas siempre van en fila y, aunque su número sea incontable, no se amontonan unas sobre otras sembrando el caos entre sus columnas. Este hecho notable de la historia natural muestra cómo el Señor ha infundido en el universo un espíritu de orden, ya que las más pequeñas criaturas están tan dirigidas por él como las esferas celestes o los seráficos mensajeros. Sería conveniente que el creyente se dejara regir por ese mismo influjo en su vida espiritual. En sus virtudes cristianas, ninguna debe usurpar la esfera de la otra o devorar las entrañas de las demás para su propio sostén. El afecto no debe ahogar a la honradez; el coraje no debe arrastrar a la mansedumbre fuera del campo; la modestia no ha de atropellar a la energía; y la paciencia no tiene que asesinar a la resolución. Así, también, ha de pasar con nuestros deberes: uno no debe interferir con el otro. La utilidad pública no tiene que perjudicar a la piedad privada. La obra de la Iglesia no debe arrinconar al culto familiar. Es malo ofrecer a Dios un deber manchado con la sangre del otro. Cada cosa es hermosa en su tiempo, pero no de otro modo. Fue a los fariseos a quienes Jesús dijo: «Esto era necesario hacer sin dejar de hacer aquello» (Mt. 23:23). La misma regla se aplica a nuestra situación personal: debemos procurar conocer nuestro sitio, ocuparlo y conservarlo. Hemos de ministrar según el don que el Espíritu nos ha dado y no meternos en los dominios de nuestro consiervo. Nuestro Señor nos enseñó que no ambicionásemos los puestos elevados, sino que estuviéramos dispuestos a ser los más pequeños entre los hermanos. Lejos esté de nosotros ser de espíritu envidioso; sintamos la fuerza del mandato del Maestro y obremos como él nos ordena, formando fila con el resto del ejército. Veamos si esta noche estamos guardando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, y oremos para que en todas las iglesias del Señor Jesús prevalezcan la paz y el orden.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 209). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

Facetas de integridad

18 Julio 2017

Facetas de integridad
por Charles R. Swindoll

Salmos 15

La canción de David, el Salmo 15, inicia con una pregunta de sondeo acerca de nuestra experiencia y comunión con Dios en el aspecto temporal, nuestra relación con Él en nuestra vida diaria. Él quería saber cuáles son las características que tiene la persona que puede disfrutar una asociación inhibida con el Creador Todopoderoso del universo. David, inspirado por el Espíritu Santo recibió y luego registró la respuesta de Dios.

La respuesta:

El que anda en integridad y hace justicia,
el que habla verdad en su corazón,
el que no calumnia con su lengua
ni hace mal a su prójimo
ni hace agravio a su vecino;
aquel ante cuyos ojos es menospreciado el vil
pero que honra a los que temen al Señor;
aquel que, a pesar de haber jurado en perjuicio suyo, no por eso cambia;
aquel que no presta su dinero con usura
ni contra el inocente acepta soborno. (vv. 2 -5)

La respuesta de David describe varias facetas de esa gema que llamamos integridad (v. 1). Él tiene la perspectiva de un hombre que «camina en integridad». La palabra hebrea transmite el significado de «ser sólido, completo, entero». El creyente que quiere mantener esa comunión temporal se fija cuidadosamente en la forma en que vive, donde va, y lo que dice. Una persona «sólida» camina en el área de la verdad, y rehúsa vivir una mentira.

El texto presenta diez características específicas de la integridad y cada una merece nuestra atención.

1. Hace justicia. Esto tiene que ver con lo que hacemos. La justicia debe ser el hábito de nuestra vida consciente. Nuestros tratos deben ser honestos, nuestras actividades no deben tener ninguna transigencia. Debemos obedecer las leyes del lugar donde vivimos y permitir que la ley de Dios guíe nuestras decisiones. En otras palabras, no sólo vivir simplemente siguiendo la ley y la moral si no hacerlo de tal forma que no haya ningún reproche. Algo menos que ello, sería debilitar nuestra integridad.

2. Habla verdad en su corazón. Esto tiene que ver con la forma en que pensamos. Note que la verdad que se menciona aquí se habla «en el corazón». David está refiriéndose a las actitudes, las reacciones, los planes y los motivos que tenemos. El origen de estas cosas (el corazón—Proverbios 23:7) debe ser el fundamento de la verdad. No hay lugar para el engaño, las mentiras o alguna agenda encubierta.

3. No calumnia con su lengua. Ésta, al igual que las siguientes dos características tiene que ver con lo que decimos. El término hebreo de la palabra calumniar significa literalmente hacer una zancadilla. En algunos países se usa el término: «Serrucharle el piso a alguien». Se refiere a una persona que va de aquí para allá esparciendo calumnias maliciosas, echando veneno verbalmente y envenenando las reputaciones de los demás a sus espaldas.

Este es un momento excelente para hacerle la siguiente pregunta. ¿Lo que acaba de leer le describe a usted? ¿Es usted una persona chismosa? ¿Disfruta usted internamente de escuchar o de decir cosas que manchan la reputación de otra persona? Es interesante que cuando leemos la lista de las siete cosas que Dios aborrece en Proverbios 6:16-19, tres de ellas tienen que ver con la lengua.

Hace varios años me dieron un consejo muy sabio acerca del uso de la lengua. Espero que le ayude tanto como me ha ayudado a mí. Antes de que usted diga algo o comente algo sobre otra persona, analícelo por medio de los siguientes cuatro filtros. Si después de hacerlo, usted tiene luz verde, comparta esa información con toda libertad:

Filtro 1: ¿Es algo confidencial? Si es así, no lo mencione nunca.
Filtro 2: ¿Es verdad? Tal vez tenga que hacer un poco de investigación.
Filtro 3: ¿Es necesario? Hay muchas palabras innecesarias.
Filtro 4: ¿Es algo noble? ¿Decirlo llevaría un buen propósito?

Y otro buen consejo: si usted alguna vez tiene que decir la frase: «Odio decirle esto pero…», o «realmente no debería decir esto pero…», entonces no lo diga. La Biblia lo dice muy claro en Efesios 4: 29.

Afirmando el alma
Dos de estas primeras tres facetas de la integridad involucran la lengua. ¿De qué manera usted ha sido dañado a consecuencia de una conversación maliciosa o irresponsable? ¿De qué manera usted ha dañado a otros con lo que dice? ¿Qué puede usted hacer para reparar el daño ya hecho?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Les dijo Jesús: Venid, comed.

18 DE JULIO

ESCRITURA:

Juan 21:12: “Les dijo Jesús: Venid, comed.”

TESORO BÍBLICO:

¿Está Satanás susurrándole que Dios no está a su lado en sus batallas cotidianas? ¿Le está mintiendo al decirle que Dios borrará su nombre del libro de la vida por algo que usted ha hecho y de lo cual aún no se ha arrepentido? ¡Satanás nunca ha estado tan equivocado! ¡Ni el Señor Jesús tan en lo correcto! ¡La salvación en Cristo no es un funeral, sino un festín! La Biblia es un banquete continuo desde Génesis hasta Apocalipsis. Cenas de pactos y de compañerismos toman lugar frecuentemente en la Escritura. Nuestro Pastor, el Señor Jesús, nos ha dado muchos ejemplos de su invitación abierta para satisfacernos de nuevo, restaurados y regocijarnos en su mesa.

PUNTO DE ACCIÓN:

Reúna a su familia y celebre la Santa Cena del Señor Jesús esta semana… recordando la poderosa promesa de su resurrección, llenura y restauración.

Este devocional procede de los mensajes del Dr. Adrián Rogers del Ministerio EL AMOR QUE VALE www.elamorquevale.org

Escúchenos gratuitamente en: http://www.oneplace.com/ministries/el-amor-que-vale/listen/broadcast-archives.html

Véanos en línea en http://www.lightsource.com/ministry/el-amor-que-vale/

Prohibida toda reproducción para la venta. Prohibida la producción o reproducción de los materiales de EL AMOR QUE VALE en video o audio.

Un Rey para nuestras vidas

DÍA 2

Salmo 2
Un Rey para nuestras vidas

Dosis: Salvación

“¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el SEÑOR y contra su ungido. Y dicen: «¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!» (Salmo 2:1–3) (NVI)

Este es un salmo mesiánico, pues encuentra su cumplimiento en Cristo, por eso es citado muchas veces en el Nuevo Testamento. En el salterio vamos a encontrar varios salmos de este tipo, pues aunque el salmista tuviera en mente a un rey de la monarquía de Israel cuando escribía, sabemos que Dios guió la escritura de tal manera que el reino temporal de la línea davídica, señalaba el reino eterno del futuro Mesías: Jesús.
El salmo empieza con una pregunta dramática frente al panorama del mundo: ¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Describe la intención del engaño o la traición, la arrogancia del corazón humano, las naciones llegan a conspirar contra Dios y contra su Ungido. ¿Te parece familiar? Hoy, hay voces que se levantan en nuestra sociedad para derribar los principios y los absolutos de Dios.
El salmista describe la rebelión de los corazones: “Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el SEÑOR y contra su ungido. Y dicen: «¡Hagamos pedazos sus cadenas!¡Librémonos de su yugo!». De una manera poética se describe aquí la realidad del deseo del ser humano de desligarse del señorío de Dios sobre su vida, sin entender que Dios siempre va a querer lo mejor para nosotros. ¿Rompiste también las ligaduras que te unían a Dios? ¿Te independizaste de Él? ¿Alguna vez te comportaste de esa manera? ¿Cuáles fueron las consecuencias?
El salmista nos asegura que aunque tratemos de rebelarnos e ignorar sus mandamientos, es inútil pues Dios sigue teniendo el Señorío sobre el mundo y sobre nuestras vidas: “El rey de los cielos se ríe; el SEÑOR se burla de ellos. En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice:«He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte.»”
Dios quiere que contemplemos a este Rey justo, a Jesús, y lo aceptemos como nuestro Salvador. Que entendamos su sacrificio, su amor, y su compasión por nosotras. Que entendamos que sus cuerdas, son cuerdas de amor, para que nunca más intentemos desligarnos de Él. Sólo así germinará nuestra fe y aceptaremos la invitación de “acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia, para el oportuno socorro.”

Oración: Señor enséñame a contemplar al Mesías y a someterme a su Señorío con gratitud y alegría, y que sea el Rey de mi vida. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 17). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

El avivamiento no garantiza la ausencia del pecado

18 JULIO

Jueces 1 | Hechos 5 | Jeremías 14 | Mateo 28

El relato de Ananías y Safira, cuyos nombres se encuentran en los registros cristianos más antiguos a causa de su engaño (Hechos 5:1–11) es perturbador en varios aspectos. A la iglesia primitiva ciertamente le pareció así (5:5, 11). Cuatro observaciones nos ayudan a focalizar los asuntos:

Primero, el avivamiento no garantiza la ausencia del pecado en una comunidad. Cuando muchas personas se convierten y experimentan una genuina transformación, cuando muchos son renovados y verdaderamente aprenden a detestar el pecado, a otros les atrae más verse santos que ser santos. El avivamiento ofrece muchas tentaciones para la hipocresía que serían menos potentes si el ambiente de la época fuera secular o pagano.

Segundo, el tema no es tanto la utilización del dinero que Ananías y Safira recibieron al vender una propiedad, sino más bien la mentira que dijeron. Aparentemente, algunos miembros estaban vendiendo propiedades y donando las ganancias a la iglesia para aportar a sus diversos ministerios, siendo uno de los principales la ayuda a los hermanos necesitados. De hecho, Bernabé era ejemplar en este tema (4:36–37) y le sirve de modelo a Ananías y Safira. Pero estos dos vendieron su propiedad, se quedaron con parte de las ganancias y fingieron estar dándolo todo. Esta alegación de santidad y autonegación, su pretensión de generosidad y piedad, fue lo verdaderamente ofensivo. Si no se le ponía un freno, fácilmente podría multiplicarse. Ciertamente, otorgaría posiciones de honor a personas que no las merecían debido a su conducta. Pero, peor aún, era una mentira rotunda en contra del Espíritu Santo – como si el Espíritu de Dios no pudiera conocer la verdad o no le importara. En este sentido, fue un acto supremamente presuntuoso, tan alejado de la fe genuina que se centra en Dios, que llegó a ser idolatría.

Tercero, otro elemento de este tema fue la conspiración. No bastaba con que Ananías cometiera este acto malvado solo. Actuó “en complicidad con su esposa Safira” (5:2); de hecho, la mentira de ella no fue meramente pasiva, sino activa (5:8), revelando un compromiso compartido para engañar a los creyentes y desafiar a Dios.

Cuarto, en épocas de verdadero avivamiento, el juicio puede ser más inmediato que en momentos de decadencia. Cuando Dios se aleja de la iglesia y le da rienda suelta al pecado multiplicador, es el peor juicio de todos; inevitablemente, acabará en un desastre irreparable. Pero cuando Dios responde al pecado con severidad rápida, se aprende la lección y la iglesia se salva de una desviación mayor. En este caso, un gran temor cayó sobre la iglesia y sobre todos los que escucharon acerca de estos sucesos (5:5, 11).

Escrito está: “El que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo desprecia” (Proverbios 14:2).

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 199). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Vuestro Padre sabe

No os preocupéis por lo que habéis de comer… de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Lucas 12:29-31

Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Mateo 6:8

Vuestro Padre sabe

Qué consoladora es esta pequeña frase: ¡“Vuestro Padre sabe”! Jesús no dice: «Vuestro Padre vendrá a ayudarles», cosa que es cierta, sino que insiste en el hecho de que él conoce perfectamente todas nuestras necesidades. Él sabe. ¿No nos basta saber, en todas las situaciones, que nuestro Padre sabe todo lo que nos concierne, que siempre nos escucha, que su amor no cambia? Él sabe. No se le escapa nada relativo a sus criaturas. ¡Descansemos en esta seguridad!

Nuestro Padre sabe cuáles son nuestras necesidades. Las contó, las pesó y se ocupa de ellas con sabiduría y amor. La simpatía de los hombres siempre tiene sus límites, pero cuando una persona que sufre experimenta que Dios está a su lado, ¡qué alivio!

El apóstol Pablo, encadenado en una cárcel, lo experimentó. Con respecto a su comparecencia ante el tribunal del emperador escribió a Timoteo: “El Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (2 Timoteo 4:17). En otra ocasión dramática, a punto de naufragar, declaró a sus compañeros de viaje: “Esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas” (Hechos 27:23-24).

Dios se ocupaba de su siervo y lo fortalecía en la tempestad. Quizá no nos envíe un ángel, pero él “sabe”, y este pensamiento calma nuestras inquietudes y nos da ánimo.

Nahum 3 – Lucas 6:20-49 – Salmo 85:1-7 – Proverbios 19:20-21

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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