La gran decisión

La gran decisión

8/1/2017

Escogeos hoy a quién sirváis. (Josué 24:15)

El Sermón del Monte nos presenta la más importante de las decisiones espirituales. Sus verdades éticas bendicen a quienes creen y obedecen a Cristo, pero juzgan a quienes lo rechazan.

La decisión espiritual, que no se puede pasar por alto ni posponer, está relacionada con el camino de salvación. Hay un solo camino verdadero para ser justificados ante Dios, y hay muchos caminos falsos. Es equivocado decir que todos los caminos llevan al cielo; solamente hay uno. Hay que rechazar todos los caminos que son por obras y que se han inventado para llegar al cielo, y se debe aceptar el único camino que Dios mismo ha provisto: la fe en su gracia salvadora como se revela en la muerte expiatoria de su Hijo (Hch. 4:12; 1 Ti. 2:5-6).

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2017 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

Nuestra debilidad revela el valor de Cristo

AGOSTO, 01

Nuestra debilidad revela el valor de Cristo

Devocional por John Piper

Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. (2 Corintios 12:9)

El plan de Dios en el sufrimiento es engrandecer el valor y el poder de Cristo. Esto es gracia, porque el gozo más grande de los cristianos es ver a Cristo magnificado en nuestras vidas.

Cuando Jesús le dijo a Pablo que no le quitaría «el aguijón en la carne», él sustentó la fe de Pablo explicándole el porqué. El Señor le dijo: «Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:9). Dios determinó que Pablo fuera débil, para que Cristo pudiera verse fuerte a través de la vida de Pablo.

Si nos sentimos y parecemos autosuficientes, nosotros recibiremos la gloria y no Cristo. Por eso, Cristo escoge lo débil del mundo «para que nadie se jacte delante de Dios» (1 Corintios 1:29). A veces debilita a los que parecen fuertes, de modo que el poder divino sea más evidente.

Sabemos que Pablo experimentó esto como gracia, porque se regocijó en ello: «Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Corintios 12:9-10).

Vivir por la fe en la gracia de Dios equivale a estar satisfechos con todo lo que Dios es para nosotros en Jesús. Por lo tanto, la fe no retrocede ante aquello que revela y magnifica todo lo que Dios es para nosotros en Jesús. Eso es lo que nuestra propia debilidad y el sufrimiento hacen.

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Tú coronas el año con tus bienes

1 de agosto

«Tú coronas el año con tus bienes».

Salmo 65:11

Todo el año y en cada hora de cada día, Dios nos está bendiciendo ricamente. Tanto cuando dormimos como cuando estamos despiertos, su gracia nos acompaña. El sol puede dejarnos una herencia de tinieblas, pero nuestro Dios nunca cesa de resplandecer sobre sus hijos con rayos de amor. Su bondad, como un río, fluye siempre con una plenitud inagotable como su propia naturaleza. A semejanza de la atmósfera, que constantemente rodea la tierra y está siempre pronta a mantener la vida del hombre, así la benevolencia de Dios circunda a sus criaturas. En ella como su elemento, viven, se mueven y son (cf. Hch. 17:28). Sin embargo, como el sol en los días de verano nos alegra con rayos más cálidos y brillantes que en otra estación, como los ríos en ciertas épocas del año se llenan por la lluvia, y como la misma atmósfera se carga de elementos más frescos, tonificantes y balsámicos que en los días pasados, así acontece con la misericordia de Dios. Tiene sus horas de oro y sus días de superabundancia, en los cuales Dios magnifica su gracia ante los hijos de los hombres. Entre las bendiciones de orden inferior, los gozosos días de la siega constituyen una época especial de gran favor. Es gloria del otoño el que en su tiempo la providencia nos conceda frutos sazonados en abundancia: es esa la estación de los cumplimientos; mientras que todo lo anterior solo había sido esperanza y expectativa. Grande es el gozo que produce la siega. Felices son los segadores que llenan sus brazos con la generosidad del Cielo. El Salmista nos dice que la siega es la coronación del año. Sin duda, estos beneficios requieren acciones de gracias; rindámoslas, pues, con profundas emociones de gratitud. Que nuestros corazones sean avivados; que nuestros espíritus recuerden esta bondad del Señor y mediten y piensen en ella. Alabémosle luego con nuestros labios y loemos, magnifiquemos su nombre, de cuya liberalidad proviene toda esta bondad. Glorifiquemos a Dios, ofreciendo nuestras ofrendas para su causa: una prueba práctica de gratitud es dar una ofrenda al Señor de la cosecha.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 223). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

Maltratado, acusado erróneamente y calumniado

1 Agosto 2017

Maltratado, acusado erróneamente y calumniado
por Charles R. Swindoll

Salmos 26

Si me pidiesen que le diera un título popular a esta canción le llamaría: «Cómo hacer lo correcto cuando te han hecho daño».

A todos nos han hecho daño en algún momento, ¿no es cierto? Pero quizás eso describa su circunstancia hoy. Tal vez se encuentra en una situación de trabajo intolerable; un cónyuge, un padre o un hijo que se aprovecha injustamente de usted aun cuando usted le ha tratado bondadosamente; un amigo que se ha vuelto en contra suya debido a un malentendido por algo que usted hizo y que no tenía ninguna mala intención. Tales sentimientos se roban nuestra paz de una manera tan drástica que nos preguntamos si podemos seguir adelante.

Cualquiera que sea el maltrato que usted tiene que enfrentar, acepte por favor esta exhortación: No se llene de amargura y no permita que ella socave su relación con Dios.

David menciona en los primeros renglones de esta composición antigua que él ha sido víctima de un trato inmerecido pero también menciona su determinación de confiar en su Señor sin vacilación. Lea nuevamente el primer versículo pero esta vez hágalo lentamente y analice el sentimiento del compositor:

Hazme justicia, oh Señor,
porque yo en mi integridad he andado.
Asimismo, he confiado en el Señor;
no vacilaré.

La frase, «no vacilaré» es una frase descriptiva. El término en hebreo significa resbalar, tambalear o sacudirse. David dice que a pesar del doloroso afán de maltrato, él mantuvo la determinación de confiar en su Dios y no dejarse aplastar por la carga del maltrato. Eso explica por que comienza el Salmo  con tal clase de ruego: «Hazme justicia, oh Señor». ¿Se da cuenta? Él admite honestamente que no había hecho algo para merecer este maltrato; y aunque él no era perfecto, él estaba caminando en integridad. Allí no hay arrogancia; él sencillamente estaba expresando un hecho ante su Dios. En las siguientes estrofas, se muestran las resoluciones específicas que lo mantuvieron firme mientras enfrentaba esos ataques injustos.

Afirmando el alma
Recuerde la última vez que usted fue maltratado, acusado o  injustamente calumniado sin que usted haya hecho algo malo. ¿Cómo reaccionó usted? ¿Su reacción hizo que el problema se resolviera más fácilmente o fue peor? ¿De qué forma eso afectó su relación con Dios?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright
© 2017 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Los cristianos que estén luchando contra el Enemigo serán conocidos, no sólo en los atrios del cielo, sino en los del infierno.

1 AGOSTO

Jueces 15 | Hechos 19 | Jeremías 28 | Marcos 14

Uno de los relatos más extraños del libro de los Hechos trata sobre los siete hijos de Esceva (Hechos 19:11–20). El ministerio de Pablo en Efeso duró bastante tiempo, tal vez dos años y medio, y durante el mismo, “Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo” (19:11). El resultado fue que varios “competidores” trataron de igualarlo. Esto, en sí mismo, no es sorprendente. Siempre ha sido así. Cuando Dios le dio un poder especial a Moisés para que hiciera milagros ante el faraón, los magos de Egipto pudieron reproducir casi todo (aunque no todo) lo que él hizo.

De manera que, en la época de Pablo, algunos judíos inmersos en el sincretismo viajaban y llevaban a cabo una especie de ministerio de liberación. No sabían muy bien en qué se habían metido. Cuando vieron lo que Pablo hacía en el nombre de Jesús, comenzaron a referirse a ese nombre también, como si fuera un talismán mágico: “Decían: ‘En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, os ordeno que salgáis” (19:13).

Los siete hijos de Esceva, un sacerdote judío, estaban especialmente involucrados en esta operación. Un día, el espíritu maligno que intentaban exorcizar les respondió: “Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero vosotros ¿quiénes sois?” (19:15). Entonces el hombre poseído por este espíritu se abalanzó sobre ellos y les dio una paliza a los siete. Observa:

Primero, el resultado de este encuentro fue completamente beneficioso. Cuando la historia circuló, a muchos les entró un temor saludable y un mayor respeto por el nombre del señor Jesús. Era un nombre tan poderoso que no se podía utilizar como si fuera una fórmula mágica. Este nombre no podía ser domesticado. Como resultado, se puso freno a la fascinación con las prácticas ocultistas. Muchos confesaron sus prácticas malvadas y otros trajeron sus libros de hechicería y los quemaron. La suma del precio de estos libros fue una cantidad enorme (19:17–19). “Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador” (19:20).

Segundo, el elemento verdaderamente chocante es la declaración del espíritu maligno: “Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero vosotros ¿quiénes sois?” Uno puede entender por qué los poderes demoníacos conocerían a Jesús. Eso no sorprende. ¡Pero a Pablo también lo conocen! Su ministerio había estado atacando a los poderes de las tinieblas. Se sabía que él estaba protegido y defendido por el Cristo vivo— el demonio no podía poseerlo de ninguna manera para darle una paliza. Con los otros personajes, era otra historia; el demonio pensaba que eran un hazmerreír, fáciles de ignorar, de subyugar y de avergonzar. ¡Pero Pablo era conocido!

Los cristianos que estén luchando contra el Enemigo serán conocidos, no sólo en los atrios del cielo, sino en los del infierno.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 213). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Dios se revela

Varones atenienses… pasando y mirando… hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: Al Dios no conocido.

Hechos 17:22-23

No se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.

Hechos 14:17

Dios se revela

Los griegos habían construido en Atenas un altar “al Dios no conocido”. Reconocidos entre los más sabios de los pueblos de la Antigüedad, fundadores de la filosofía, admitían que su sabiduría no les había permitido conocer a Dios.

Si tratamos de conocer a Dios con nuestra inteligencia, si procuramos ir a él mediante nuestros esfuerzos, seguirá siendo para nosotros el Dios desconocido. Pero él se acerca a nosotros y nos busca. Es el Dios que se da a conocer porque nos ama.

Dios no apareció en todo el esplendor de su gloria. El hombre no hubiese podido verlo y permanecer vivo (Éxodo 33:20). Pero Dios nos interpela y quiere ganar nuestra confianza. Nos da pruebas de su existencia y de su presencia, y espera una respuesta de nosotros: la respuesta de la fe.

Dios dio señales de su poder y de su sabiduría mediante el testimonio de la Creación. También se dio a conocer por las palabras que están escritas en un libro: la Biblia. La revelación de Dios va mucho más allá que el testimonio de la naturaleza, más lejos aún que las palabras de los profetas: finalmente nos habló en la persona de su Hijo Jesucristo. Jesús vino del cielo, enviado por Dios, manifestó la naturaleza de Dios: amor y luz.

¡La fe cristiana consiste en recibir ese don! ¿Lo recibió usted?

1 Crónicas 13-14 – Lucas 12:41-59 – Salmo 89:38-45 – Proverbios 20:18-19

Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch