¿Paz en la tierra?

16 de diciembre

¿Paz en la tierra?

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Lucas 2:14

Como oímos tan a menudo en Navidad, el comienzo de la vida terrenal de Cristo fue proclamada por ángeles que anunciaron paz en la tierra (Lc. 2:14).

Nunca ha habido en realidad paz en la tierra, en el sentido en que pensamos en ella. Guerras y rumores de guerras han caracterizado dos milenios desde aquella primera Navidad, y todo el tiempo antes de ella.

Ese anuncio de paz en la tierra fue una proclamación con dos sentidos. En primer lugar, informó de la llegada del único que finalmente puede traer paz duradera a la tierra (lo que Él hará cuando venga a establecer su reino terrenal).

Pero más importante es que fue una proclamación de que la paz de Dios está a disposición de los hombres y las mujeres. Lea atentamente las palabras de Lucas 2:14: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres».

¿Quiénes son esos para con quienes Él tiene buena voluntad? Los que han rendido su vida a la autoridad de su gobierno.

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El contratiempo más triunfante de Dios

DICIEMBRE, 16

El contratiempo más triunfante de Dios

Devocional por John Piper

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:9-11)

La Navidad fue el más triunfante de los contratiempos para Dios. Él siempre se ha deleitado en mostrar su poder a través de una aparente derrota, efectuando retiradas tácticas para obtener victorias estratégicas.

José recibió en un sueño la promesa de gloria y poder (Génesis 37:5-11), pero para alcanzar esa victoria tendría que volverse esclavo en Egipto. Y como si eso fuera poco, cuando las circunstancias mejoraron gracias a su integridad, lo convirtieron en algo peor que un esclavo: un prisionero.

Sin embargo, todo estaba planeado. Allí en la prisión conocería al copero del Faraón, quien finalmente lo llevaría a la corte del Faraón, quien le otorgaría autoridad sobre Egipto. ¡Vaya que fue un inesperado camino hacia la gloria!

Así son los designios de Dios —incluso para su Hijo—. Se despojó de sí mismo y tomó la forma de un esclavo. Peor aún que un esclavo —un prisionero— y fue ejecutado. Pero al igual que José, conservó su integridad. «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla» (Filipenses 2:9-10).

Estos son los designios de Dios también para nosotros. Nos ha prometido gloria si padecemos con él (Romanos 8:17). El camino hacia arriba es para abajo. La ruta hacia adelante es para atrás. El camino de la victoria es a través de los contratiempos asignados divinamente. Estos siempre parecerán y se sentirán como fracasos.

No obstante, si hay algo que José y Jesús pueden enseñarnos en esta Navidad, es que ¡«Dios lo encaminó a bien»! (Génesis 50:20). Como dice la canción:

Ustedes, santos temerosos, tomen nuevo aliento

Las nubes que tanto los atemorizan

Llenas de misericordia están y romperán en su momento

En una lluvia de bendiciones.


Devocional tomado del libro “Joseph and Jesus: God’s Successful Setbacks”

Todos los derechos reservados ©2017 Soldados de Jesucristo y DesiringGod.org

Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído

16 de diciembre

«Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído».

Isaías 48:8

Es penoso recordar que, en cierto grado, esta acusación se les puede hacer a los creyentes, los cuales son muy a menudo, en buena medida, espiritualmente insensibles. Bien podemos lamentarnos de no oír la voz de Dios como debiéramos: «Sí —dice este pasaje—, nunca lo habías oído». Hay en el alma impulsos suaves del Espíritu Santo que desatendemos; se producen susurros de algunos mandatos divinos los cuales nuestros tardos entendimientos tampoco advierten. ¡Ay, hemos sido ignorantes y despreocupados! El versículo dice: «Ni nunca lo habías conocido». Hay cosas en las cuales deberíamos haber mirado; procesos de corrupción que han ido avanzando inadvertidamente; dulces sentimientos descuidados que, como flores, se están marchitando con la helada; y vislumbres del rostro divino que hubiéramos podido percibir de no haber cerrado las ventanas de nuestra alma. Sin embargo, no lo hemos «conocido». Al pensar en esto, nos sentimos profundamente humillados. ¡Cómo hemos de glorificar la gracia de Dios a medida que aprendemos, por el contexto, que Dios había conocido de antemano toda esta insensatez e ignorancia nuestra y que, a pesar de ese conocimiento previo, le plugo tratarnos mediante una relación de gracia! ¡Admiremos la maravillosa soberanía de la gracia que fue capaz de elegirnos a pesar de ello! ¡Maravillémonos del precio pagado por nosotros cuando Cristo sabía lo que íbamos a ser! El que pendió de la cruz nos vio de antemano como incrédulos, apóstatas, fríos de corazón, indiferentes, descuidados, flojos en la oración y, sin embargo, dijo: «Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador […]. Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra y yo te amo, daré a otros hombres en lugar tuyo, y a otros pueblos por tu vida» (Is. 43:3, 4, LBLA). ¡Oh redención, qué maravillosamente brillas cuando pensamos en lo malvados que somos nosotros! ¡Oh Espíritu Santo, danos de aquí en adelante un oído que oiga y un corazón que entienda!

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 361). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

2 Crónicas 18 | Apocalipsis 7 | Zacarías 3 | Juan 6

16 DICIEMBRE

2 Crónicas 18 | Apocalipsis 7 | Zacarías 3 | Juan 6

Hay una amplia discusión sobre muchos puntos de interpretación en Apocalipsis 7. Por ejemplo, ¿quiénes son los 144.000 (7:4)? ¿Son las mismas personas de la gran multitud que nadie podía contar (7:9), al igual que, en el capítulo 5, el León es el Cordero? ¿Qué o cuándo es la “gran tribulación” (7:14)? ¿Es un período breve de tiempo? Si es así, ¿cuándo? ¿En el año 70 d. C. o cerca del fin de los tiempos? ¿O se refiere a todo el período de tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo?

Aquí me limitaré a tratar tres elementos de la descripción de Juan de la “gran multitud que nadie podía contar”.

Primero, surgen “de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas” (7:9). No vemos aquí ni una pizca de racismo. Más aún, este tema es recurrente en el libro. Por ejemplo, ya en Apocalipsis 5:9, los ancianos entonan una nueva canción al Cordero: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. La comunidad final de Dios es transnacional, trans-tribal, transracial y translingüística. En ese sentido, una ciudad como Los Ángeles es un mejor anticipo del cielo que, digamos, Tulsa, Oklahoma. Que la iglesia, fortalecida por la gracia de Dios, viva ahora, hasta el mayor grado posible, lo que un día será.

Segundo, todo lo que es significativo de estas personas depende de la obra de Dios efectuada a través del Cordero; o sea, se fundamenta en el evangelio de Dios. De manera que están de pie “delante del trono y del Cordero” (7:9); claman “a gran voz, diciendo:¡La salvación viene de nuestro Dios, quien está sentado en el trono, y del Cordero” (7:10). Mientras los ángeles adoran a Dios (7:11–12), a Juan se le dice que estas personas “han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7:14). En resumen, independientemente de todo lo demás que encontremos en Apocalipsis, este libro rebosa de evangelio.

Tercero, el futuro final de la gran multitud no se encuentra en esta vida. Están “delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su templo” (7:15). Nada malo les volverá a suceder (7:16). “Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (7:17). El libro de Apocalipsis aviva la llama de la valentía y de la fidelidad en esta vida, aun en medio de la oposición más vil, pues presenta el futuro glorioso de la vida venidera.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 350). Barcelona: Publicaciones Andamio.

No hay excusa

(Alguien preguntó a Jesús:) Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Lucas 13:23-24

Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.

Hechos 16:31

No hay excusa

Una persona a la que estaba hablando del Evangelio me respondió: «Hay tantos hipócritas entre los cristianos que no quiero parecerme a ellos; prefiero seguir siendo lo que soy».

Esta no es la única persona que piensa así. Desgraciadamente, entre los que dicen ser cristianos hay muchos hipócritas. Pero este es un pretexto muy pobre para dejar de lado el Evangelio, ya que este trata temas de una importancia capital que no podemos eludir. ¿Realmente la hipocresía de algunos cristianos lo exime de afrontar los temas que trata el Evangelio? ¿Cree que estos no le conciernen? ¿Lo libera de su responsabilidad? ¡De ninguna manera!

El hecho mismo de que algunas personas quieran hacerse pasar por cristianos muestra el valor que atribuyen a una vida cristiana auténtica. Por ejemplo, nunca hemos visto una moneda falsa de muy poco valor. ¿Quién querría imitar una moneda así? Se imita lo que tiene valor, monedas de oro, billetes de banco. ¿Botaría usted todos sus billetes de veinte dólares so pretexto de que encontró uno falso?

Así, constatando que entre los cristianos hay hipócritas, usted se equivoca al concluir que la fe cristiana no es para usted. Si hay falsos cristianos, tiene que haber verdaderos. No ponga su mirada en los cristianos, sino en Cristo, quien nos dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6).

Cantares 7-8 – Apocalipsis 9 – Salmo 143:1-6 – Proverbios 30:1-4

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