¿Cómo podemos saber si nuestra fe es real?

¿Cómo podemos saber si nuestra fe es real?

John MacArthur 
02/11/2018

La Biblia provee un entendimiento claro de una genuina fe salvadora – la fe verdadera produce buen fruto. En Su parábola del sembrador, el Señor Jesús enseño que, mientras los incrédulos no den fruto, aquellos que son salvos serán fructíferos. En esta parábola, tres de las cuatro tierras no dieron fruto, ejemplos vívidos de la recepción de la Palabra de Dios que nunca resultaron en salvación.  

En contraste, plantas que dan fruto prosperan en tierra buena el cual es ejemplo de un corazón redimido. Jesús dijo, “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (Mateo 13:23). Todo creyente da fruto, aunque no igual.

La Biblia también describe lo que es buen fruto. La lista que continúa da las características de una genuina fe que salva. En esencia, sirve como un guía para la inspección de buen fruto (2 Corintios 13:5). Si no estás seguro de la realidad de tu fe, por favor toma tiempo para estudiar esta lista, leyendo cada uno de los pasajes de las Escrituras.

El carácter de una genuina fe salvadora:

I. Evidencias que ni comprueban o desaprueban la fe de uno 
• Moralidad visible: Mateo 19:16-21; 23:27
• Entendimiento intelectual: Romanos 1:21; 2:17ff.
• Participación religiosa: Mateo 25:1-10
• Ministerio activo: Mateo 7:21-24
• Convicción de pecado: Hechos 24:25
• Garantía: Mateo 23
• Tiempo de decisión: Lucas 8:13, 14

II. El fruto/pruebas de un cristiano autentico/verdadero:
• Amor por Dios: Salmo 42:1ff; 73:25; Lucas 10:27; Romanos 8:7
• Arrepentimiento de pecados: Salmo 32:5; Proverbios 28:13; Romanos 7:14ff; 2 Corintios 7:10; 1 Juan 1:8-10
• Humildad genuina: Salmo 51:17; Mateo 5:1-12; Santiago 4:6, 9ff.
• Devoción a la gloria de Dios: Salmo 105:3; 115:1; Isaías 43:7, 48:10ff; Jeremías     9:23, 24; 1 Corintios 10:31
• Oración continua: Lucas 18:1; Efesios 6:18ff; Filipenses 4:6ff; 1 Timoteo 2:1-4; Santiago 5:16-18
• Amor desinteresado: 1 Juan 2:9ff; 3:14; 4:7ff.
• Separación del mundo: 1 Corintios 2:12; Santiago 4:4ff; 1 Juan 2:15-17, 5:5
• Crecimiento espiritual: Lucas 8:15; Juan 15:1-6; Efesios 4:12-16
• Vida de obediencia: Mateo 7:21; Juan 15:14ff; Romanos 16:26; 1 Pedro 1:2,22; 1 Juan 2:3-5

Si Lista I es verdadera de una persona y la Lista II es falsa, no hay causa para cuestionar la validez de la profesión de fe de uno. Pero si Lista II es verdadera, entonces la primera lista también.

III. La conducta del evangelio:
• Proclámala: Mateo 4:23
• Defiéndela: Judas 3
• Demuéstrala: Filipenses 1:27
• Compártela: Filipenses 1:5
• Sufre por ella: 2 Timoteo 1:8
• No la impidas: 1 Corintios 9;16
• No te avergüences: Romanos 1:16
• Predícala: 1 Corintios 9:16
• Deja que te llene de poder: 1 Tesalonicenses 1:5
• Guárdala: Gálatas 1:6-8

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La mejor forma de esclavitud

FEBRERO, 11

La mejor forma de esclavitud

Devocional por John Piper

Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, liberto es del Señor; de la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. (1 Corintios 7:22)

Yo habría esperado que Pablo intercambiara los lugares de Señor y Cristo.

Él relaciona nuestra liberación con el hecho de que Jesús sea nuestro Amo y Señor («liberto es del Señor»), y relaciona nuestra esclavitud con Jesús como nuestro Mesías («esclavo es de Cristo»). Pero en realidad el Mesías vino a liberar a su pueblo de sus captores, y los amos toman el control de la vida de la gente que liberan.

¿Por qué lo dice de esta manera? Una sugerencia: el intercambio tiene dos efectos en nuestra nueva libertad y dos efectos en nuestra nueva esclavitud.

Al llamarnos «libertos del Señor», él asegura y limita nuestra nueva libertad:

1. Su señorío es por encima del de todos los otros señores, por lo que nuestra liberación no es disputada —está segura—.

2. Al ser liberados de los otros señores no nos liberamos de él. Nuestra libertad es misericordiosamente limitada.

Al llamarnos «esclavos de Cristo», él suaviza y endulza nuestra esclavitud:

1. El Mesías reclama a los que son suyos desde los confines del cautiverio a espacios amplios de paz: «el aumento de su soberanía y de la paz no tendrán fin» (Isaías 9:7).

2. Y él los hace suyos para darles el gozo más dulce: «…con miel de la peña te saciaría». (Salmos 81:16). Y esa peña o Roca es Cristo.


Devocional tomado del articulo “The Happy Paradoxes of Christian Freedom and Slavery”

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Génesis 44 | Marcos 14 | Job 10 | Romanos 14

11 FEBRERO

Génesis 44 | Marcos 14 | Job 10 | Romanos 14

Job 10 es la segunda parte de la respuesta de Job a Bildad de Súah. Este ha declarado que Dios no puede pervertir la justicia (Job 8; véase la meditación del 9 de febrero). En el capítulo 9, Job contesta, con bastante impaciencia, que sabe todo eso: “Sé muy bien que esto es cierto” (9:2). Job no tiene dudas de que él, como los demás mortales, tampoco está al margen de la justicia sin igual de Dios: “¿Cómo puede un mortal justificarse ante Dios?” (9:2). Por ello, Job argumenta que ese es precisamente el problema: en este caso particular, insiste en que es intachable (9:21), libre de cualquier mal que pudiese haber atraído las desgracias caídas sobre él, pero Dios sigue sin contestar.

Ciertamente, no es más malvado que muchos de sus contemporáneos que han permanecido indemnes con el paso de los años. No obstante, ¿cómo puede un simple mortal presentar su caso ante el Todopoderoso? “Dios no es hombre como yo, para que juntos comparezcamos ante un tribunal” (9:32). Ni siquiera hay disponible un árbitro adecuado (9:33). En cuanto a los “amigos” de Job, estos aumentan su sufrimiento, porque no admitirán que él es inocente (9:28); están más que ansiosos por lanzarlo a la ciénaga más cercana para demostrar que está sucio (9:30–31).

Job se dirige ahora a Dios (cap. 10). Quiere saber las acusaciones de este contra él (10:2). Lleno de una amargura que él mismo reconoce (10:1), Job pregunta: “¿Te parece bien el oprimirme y despreciar la obra de tus manos mientras te muestras complaciente ante los planes del malvado?” (10:3). Seguramente, Job está preparado para reconocer que Dios lo formó en la matriz, lo alimentó cuidadosamente, le dio la vida y lo protegió en su providencia (10:8–12). Sin embargo, parece que ahora hay otra vertiente: el Señor no sólo lo cazará si peca, sino que, incluso siendo inocente, se da cuenta de que no puede responder a Dios o luchar contra las presiones que este es capaz de provocar (10:13–17). Entonces, ¿por qué permitió el Señor que naciese? ¿Por qué no murió nada más nacer, siendo llevado directamente de la matriz a la tumba (10:18–22)?

Esta es la retórica de la angustia y la desesperación. Seguimos esperando la respuesta de Dios. Sin embargo, Romanos 14 puede tener algo que decir a los miserables “amigos” de Job: “Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación” (14:19). Por supuesto, en el contexto de Romanos 14, Pablo se está centrando en la contención del cristiano por el bien de los demás, especialmente en el asunto de comer alimentos ofrecidos a los ídolos (como en 1 Corintios 8; véase la meditación del 3 de septiembre en el volumen 1). No obstante, el principio más general se aplica a los amigos de Job: ¿hablan estos desde un compromiso apasionado por la “edificación mutua” o desde una autojustificación miedosa?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 42). Barcelona: Publicaciones Andamio.

La expresión del hombre perfecto

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.

Juan 19:28-29

La expresión del hombre perfecto

Las siete expresiones de Jesús en la cruz (5)

“Tengo sed”. Jesús sintió la terrible sed física que sufre todo crucificado. Pero esta expresión, pronunciada después de tres horas de abandono, tiene varios significados.

Manifiesta la perfecta humanidad del Hijo de Dios, de Jesucristo, quien fue hombre y Dios a la vez. Nunca empleó su poder divino para salir de su condición de hombre. Sintió lo que siente todo hombre. Conoció el hambre (Mateo 4:2), el cansancio (Juan 4:6), se durmió, se sorprendió (Marcos 6:6), se regocijó (Lucas 10:21), se conmovió en su espíritu, lloró (Juan 11:33, 35).

La expresión “tengo sed” también marca el cumplimiento de las Escrituras. Esta misma expresión aparece de manera profética en el Salmo 69:21: Por medio de la crucifixión, el plan anunciado y preparado por Dios se cumplía en todos sus detalles: los soldados, presentes al pie de la cruz, ofrecieron a Jesús una esponja empapada de vinagre.

En el Salmo 42:2: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”, expresa el ardiente deseo de un creyente que se encomienda al Dios a quien conoce. Ese mismo sentimiento lo experimentó Jesús al final de las tres horas de abandono.

Al dirigirse a una mujer de Samaria (“Dame de beber”, Juan 4:7), Jesús no trató simplemente de saciar su propia sed, sino que deseaba que aquella mujer y su pueblo aceptasen el agua viva que él les iba a dar en abundancia, es decir, su Palabra y su Espíritu.

(continuará el próximo domingo)
Génesis 45 – Mateo 26:14-46 – Salmo 22:1-5 – Proverbios 8:28-31