¿Qué es el cielo?

¿Qué es el cielo?

John MacArthur 
02/12/2018

La versión Reina-Valera emplea la palabra cielo en 371 ocasiones y la palabra cielos en 341. La palabra hebrea que normalmente se traduce por cielo es shamayim, forma plural de un nombre que significa literalmente “las alturas”. El término griego, por su parte es ouranos (esta palabra se utiliza para referirse al planeta Urano), y se refiere a aquello que está en alto o elevado. Tanto shamayim como ouranos se emplean de diversas maneras en las Escrituras para referirse a tres lugares diferentes. (Esto explica que en 2 de Corintios 12:2, Pablo hable de ser conducido “al tercer cielo”).

En primer lugar está el cielo atmosférico. Se trata, y valga la redundancia del “cielo”, es decir, de la troposfera, la parte de atmósfera que contiene el aire respirable que cubre la tierra. Génesis 7:11-12 dice, por ejemplo: “Las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”. En este contexto, la palabra “cielos” se refiere al manto atmosférico que recubre el planeta, capa en la que tiene lugar el ciclo hidrológico. En el Salmo 147:8, se nos explica que Dios “es quien cubre de nubes los cielos”. Se trata, pues, del primer cielo.

El segundo cielo es el firmamento, donde se encuentran las estrellas, la luna y los planetas. Las Escrituras utilizan el mismo término para referirse a esta región. Veamos, por ejemplo, qué dice Génesis capítulo 1:

Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. (vv. 14-17)

El tercer cielo, del que habla Pablo en 2 de Corintios capítulo 12, es el cielo en el que vive Dios junto con sus santos ángeles y los creyentes santos que ya han muerto. Los otros dos cielos pasarán (2 P. 3:10), pero éste permanecerá para siempre.

Extraído del libro, “La gloria del cielo” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.

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La providencia de Lincoln

FEBRERO, 12

La providencia de Lincoln

Devocional por John Piper

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33)

Abraham Lincoln, quien naciera en este día en 1809, en lo que respecta a religión permaneció escéptico, y hasta a veces cínico, como hasta los cuarenta años. Es por eso que llama la atención cómo el sufrimiento personal y nacional llevó a Lincoln hacia la realidad de Dios en lugar de alejarlo.

En 1862, cuando Lincoln tenía 53 años, su hijo de 11 años, Willie, murió. La esposa de Lincoln «trató de lidiar con la pena acudiendo a médiums de la Nueva Era». Lincoln recurrió a Phineas Gurley, pastor de la iglesia New York Avenue Presbyterian Church en Washington.

Varias largas conversaciones llevaron a lo que Gurley describía como «una conversión para Cristo». Lincoln contó que «fui movido muchas veces a ponerme de rodillas debido a un sentimiento de convicción tan incontenible que no tenía adonde más ir».

De manera similar, los horrores de las muertes y soldados heridos lo torturaban a diario. Había cincuenta hospitales para los heridos en Washington. La rotonda del Capitolio acomodó 2000 catres para soldados heridos.

Normalmente, morían cincuenta soldados al día en estos hospitales transitorios. Todo esto llevó a Lincoln de una manera más profunda a la providencia de Dios. «No podemos hacer otra cosa más que creer que Aquel que creó el mundo lo sigue gobernando».

La declaración más famosa que hiciera sobre la providencia de Dios en relación a la Guerra Civil fue su Segundo Discurso de Toma de Posesión, pronunciado un mes antes de que fuera asesinado. Es notable por no presentar a Dios como simpatizante ni de la causa de la Unión ni de la causa de la Confederación. Dios tiene sus propios propósitos y no justifica el pecado de ninguna de las partes.

Con gran afecto esperamos —con fervor oramos— que este tremendo azote de la guerra pueda pasar rápidamente…

Pero si es de Dios que esto continúe hasta que todas las riquezas acumuladas por doscientos años de trabajo duro de esclavos, sin contrapartida, se hayan acabado, y hasta que cada gota de sangre extraída con el látigo haya sido pagada con otra extraída con la espada, como fuera dicho hace tres mil años atrás, deberá decirse aún: «los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos».

Oro para que todos aquellos que sufren pérdidas, daños y gran dolor, que el sufrimiento los despierte, así como lo hizo en Lincoln, para producir no un nihilismo vacío sino una profunda confianza en la sabiduría infinita y el amor de la providencia inescrutable de Dios.


Devocional tomado del articulo “Abraham Lincoln’s Path to Divine Providence”

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Génesis 45 | Marcos 15 | Job 11 | Romanos 15

12 FEBRERO

Génesis 45 | Marcos 15 | Job 11 | Romanos 15

Comentaremos brevemente las dos lecturas del día.

El discurso de Zofar (Job 11) sigue desarrollando el drama del libro de Job. Al igual que Bildad, Zofar comienza condenando las palabras de Job (11:2–3). Para él, parece que este pretende ser perfecto: “Tú afirmas: ‘Mi postura es la correcta; soy puro a los ojos de Dios’ “(11:4). Job había estado deseando que el Señor le contestase. Eso está muy bien, responde Zofar: “¡Cómo me gustaría que Dios interviniera y abriera sus labios contra ti!” (11:5). No menos que Job, le encantaría que el Señor contestase, pues está bastante seguro de que, si lo hiciese, reprendería a Job con dureza.

Sólo por un momento, Zofar parece acercarse al argumento correcto. Comienza a hablar del conocimiento y la sabiduría insondables del Todopoderoso, muy lejos de la capacidad humana. Si únicamente hubiese dicho eso, se habría anticipado a parte de la réplica del propio Dios más adelante en el libro (caps. 38–41). Tristemente, sin embargo, se vuelve enseguida hacia una dirección errónea, siguiendo el mismo camino que Elifaz y Bildad: un Dios tan grande en conocimiento puede ciertamente reconocer a los hombres mentirosos, y “cuando percibe el mal, no lo pasa por alto” (11:11). Una vez más, el argumento degenera en una teoría de la recompensa bastante mecánica. No existe la categoría del sufrimiento inocente. Job debe de ser muy malo, porque está sufriendo mucho; la única opción razonable para él es apartarse del pecado que obviamente debe estar envolviéndolo (11:13–20).

El segundo pasaje es bastante diferente. Consideremos la forma en que Pablo exhorta a los romanos a orar: “Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os unáis conmigo en esta lucha y que oréis a Dios por mí. Pedidle que me libre de caer en manos de los incrédulos que están en Judea, y que los hermanos de Jerusalén reciban bien la ayuda que les llevo. De este modo, por la voluntad de Dios, llegaré a vosotros con alegría y podré descansar entre vosotros por algún tiempo. El Dios de paz sea con todos vosotros. Amén” (Romanos 15:30–33). Nótese: (a) Pablo pide que oren por él. (b) Si los romanos reaccionan orando, se unirán a Pablo en sus luchas por medio de sus plegarias. (c) La lucha particular que Pablo tiene en mente es su relación con los incrédulos de Judea; quiere que su servicio para los pobres allí sea tan aceptable que pueda partir rápidamente y dirigirse a Roma. (d) Dentro del contexto del capítulo, este viaje a Roma forma parte de su plan de evangelizar España. En otras palabras, el apóstol pide oraciones que impulsarán el Evangelio de diversas formas.

¿Por qué cosas ora usted habitualmente?

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 43). Barcelona: Publicaciones Andamio.

De la duda a la seguridad

Monday 12 February

Oh Señor… Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras… En oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.

Salmo 139:1, 14-15

De la duda a la seguridad

«Soy agnóstico. Tengo dudas, pero ante el nacimiento de un bebé, sus deditos tan bien dibujados… me digo: está claro que hay un arquitecto».

un político contemporáneo

«A falta de otra prueba, el dedo pulgar por sí solo me convencería de la existencia de Dios». Isaac Newton (1643-1727, matemático y físico)

«Tratar de explicar la aparición de la vida mediante el azar es comparable a admitir que un diccionario completo resultase de la explosión de una imprenta».

Edwin Conklin (1863-1952, biólogo americano)

«La idea de que el mundo, el universo material, se creó solo, me parece absurda. Solo concibo el mundo mediante un Creador, es decir, un Dios».

Alfred Kastler (1902-1984, Premio Nobel de física 1966)

Escuchemos la Biblia, la Palabra de Dios:

“Las cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

“Él (Jesucristo) es la imagen del Dios invisible… en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles… todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:15-16).

Génesis 46 – Mateo 26:47-75 – Salmo 22:6-11 – Proverbios 8:32-36