Sacuda al mundo

Sacuda al mundo

John MacArthur

 Tantas veces me digo a mí mismo que si los cristianos alguna vez aprenden a vivir la clase de vida que Pedro describió, sacaríamos al mundo de su eje. Pero a veces el mundo no puede distinguirnos de sí mismo. El apóstol Pablo hace un llamado a los cristianos que están trabajando para jefes que no son cristianos, para que les den un día de trabajo honesto por cada día pagado y les muestren que esa es la norma de un cristiano (ver Efe. 6:5-8).

            Si usted es ciudadano de cierto estado, obedezca las leyes de ese estado para que la gente pueda saber que su fe es real, que alcanza e influye cada área de su vida. Siempre me perturba cuando un individuo que tiene un eslogan cristiano en el parachoques de su auto,  pasa zigzagueando a los otros carros como un maniático.

            El principio de la buena ciudadanía lo sostiene además Pablo, quien dice que cuando la iglesia escoge a un anciano, debe elegir a uno que sea irreprensible (ver 1 Tim. 3:10).

            Usted podría preguntar: “¿Se supone que deba obedecer todas las leyes del lugar?”. Sí, cada una de ellas. Si no está de acuerdo con ellas, eso no cambia el tema. Obedézcalas. Ahora, si usted conoce una manera de trabajar políticamente para cambiar leyes esta bien; pero hasta que sean cambiadas, obedézcalas.

             ¿Pero qué tal si le dicen que haga algo que infringe la clara revelación y el mandamiento de Dios? ¡Entonces no lo obedezca! Esa es la única excepción. Esto es lo que sucedió cuando los gobernantes judíos detuvieron a Pedro y Juan. Les dijeron que ya no predicara en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan contestaron: “Juzgad vosotros si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”. Y salieron de ese sitio y comenzaron a predicar (ver Hech. 4:18-20). La única vez en que un creyente debe infringir la ley del lugar es cuando la ley le prohíbe hacer lo que se le ha dicho por medio del mandamiento directo de Dios, o cuando se le ordena hacer lo que Dios prohíbe.

             ¿Qué estoy diciendo? Es que Dios quiere que seamos la clase de ciudadanos en el mundo que llamará la atención del mundo. Necesitamos ser diferentes. Necesitamos tener las cualidades de la sal y la luz (Mat. 5:13-16). Eso implica sometimiento, lo cual ordena claramente la Escritura.

Extraído del libro, La voluntad de Dios” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Mundo Hispano.

Nuestro siervo Jesús

FEBRERO, 21

Nuestro siervo Jesús

Devocional por John Piper

Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45)

Él no fue solo siervo de su pueblo mientras vivió en la tierra, sino que también será nuestro siervo cuando regrese. «Dichosos aquellos siervos a quienes el señor, al venir, halle velando; en verdad os digo que se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá» (Lucas 12:37).

No solamente eso: él es nuestro siervo ahora. «”Nunca te dejaré ni te desampararé”, de manera que podemos decir confiadamente: “El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre?”».

¿Denigra esto al Cristo resucitado —el decir que él fue y es y será para siempre el siervo de su pueblo? Lo haría si siervo significara ‘aquel que recibe órdenes’, o si pensáramos que nosotros somos amos de él. Sí, eso lo deshonraría. Sin embargo, decir que somos débiles y necesitados no lo deshonra.

No lo deshonra que digamos que él es el único que puede servirnos con lo que más necesitamos.

No lo deshonra que digamos que él es una fuente inagotable de amor, y que mientras más nos ayuda y más dependemos de su servicio, más increíbles nos parecen sus recursos. Por lo tanto, podemos decir confiadamente: «¡Jesucristo está vivo para servir!».

Él está vivo para salvar. Él está vivo para dar, y está muy entusiasmado de que así sea.

No está agobiado con nuestras preocupaciones. Él florece al llevar nuestras cargas. Él quiere «obrar a favor de quien espera en él» (Isaías 64:4). Él «favorece a los que… esperan en su misericordia» (Salmos 147:11).«Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo» (2 Crónicas 16:9).

El servicio omnipotente de Jesucristo se desborda para el bien de todo aquel que en él confía.


Devocional tomado del articulo “Jesus Christ Is Alive to Serve!”

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Éxodo 4 | Lucas 7 | Job 21 | 1 Corintios 8

21 FEBRERO

Éxodo 4 | Lucas 7 | Job 21 | 1 Corintios 8

El segundo discurso de Zofar (Job 20) concluye la segunda ronda de los tres “consoladores miserables”. La respuesta de Job (Job 21) acaba con este ciclo.

Job dice que si no le pueden proporcionar ningún consuelo, lo mínimo que pueden hacer es escucharle cuando les responde (21:2). Cuando termine, podrán seguir con sus burlas (21:3).

El meollo de la respuesta de Job da que pensar a cualquiera que se preocupe de la moralidad y la justicia: “¿Por qué siguen con vida los malvados, cada vez más viejos y más ricos?” (21:7). No sólo parece que no existe un patrón obvio de juicio temporal sobre los abiertamente impíos, sino que muy frecuentemente se produce lo contrario: los malos pueden ser los más prósperos de todos. “Sus toros son verdaderos sementales; sus vacas paren y no pierden las crías” (21:10). Tienen muchos hijos sanos, cantan y bailan. Exhiben un total desinterés en Dios (21:14), pero disfrutan de la prosperidad (21:13). Es raro que su lámpara se apague (21:17). Proverbios populares como “Dios reserva el castigo para los hijos del pecador” (21:19) no impresionan a Job; a los verdaderamente malvados, no les preocupa dejar a su familia en la miseria, ya que ellos están cómodos (21:21). Por esta razón, los impíos necesitan beber “la ira del Todopoderoso” (21:20), pero esto no ocurre habitualmente. Es verdad que Dios lo sabe todo; Job no quiere negar el conocimiento y la justicia del Todopoderoso (21:22). Sin embargo, no se pueden ocultar los hechos. Una vez que el rico y el pobre mueren, ambos sufren la misma descomposición (21:23–26). ¿Dónde está la justicia aquí?

Incluso con las exageraciones de Job (después de todo, algunos impíos sufren juicios temporales), no debería despreciarse su reflexión. Si las cuentas de la bendición y el castigo se calculan únicamente en base a lo que acontece en esta vida, este mundo es muy injusto. Millones de personas relativamente buenas mueren entre sufrimientos, pobreza y degradación; millones de personas relativamente malas disfrutan de una vida completa y mueren durmiendo. Todos podemos citar ejemplos que demuestran la justicia de Dios en esta vida, ¿pero qué pasa con el resto de las historias?

El sistema moral de los tres interlocutores de Job, basado en el ojo por ojo, no puede gestionar los millones de casos complicados existentes. Además, como ellos, Job no quiere cuestionar la justicia de Dios, pero los hechos son los hechos: distorsionar la verdad y la realidad no es una virtud, ni siquiera cuando se está defendiendo esa justicia de Dios.

Con el paso del tiempo quedará más claro que la justicia definitiva se impartirá después de la muerte, y que el Dios de justicia conoce por sí mismo la injusticia, no solo por su omnisciencia, sino por su experiencia en una cruz.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 52). Barcelona: Publicaciones Andamio.

En el nivel más bajo de la escala

Dios es grande, pero no desestima a nadie.

Job 36:5

Él levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor.

1 Samuel 2:8

En el nivel más bajo de la escala

Hoy en día se habla de «ascensor social» para referirse al conjunto de medios que permiten a las personas mejorar su condición en la sociedad. Pero Dios quiere hacer mucho más. Él nos pone a todos, desde el punto de vista moral, en el mismo plano: “No hay diferencia, por cuanto todos pecaron” (Romanos 3:22-23). Si nos consideramos a nosotros mismos de forma realista, debemos reconocer que esta apreciación de Dios es totalmente justa. Pero al llegar a esta conclusión, Dios no nos deja sin recursos, pues nos dice que si creemos en Jesucristo, su Hijo, nos ofrece su gracia y su perdón. ¡Sí, todos los hombres pecaron, pero todos los que creen son “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”! (Romanos 3:24). “No hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11), no hay parcialidad.

La Biblia presenta numerosos ejemplos de personas que, en nuestra opinión, se hallaban «en el nivel más bajo de la escala», y que fueron «exaltadas» porque confiaron en Dios:

–En la parábola, Lázaro era un hombre pobre y lleno de llagas, las cuales los perros lamían, y deseaba comer las migajas que caían de la mesa del hombre rico (Lucas 16:19-31). Cuando murió fue “llevado por los ángeles” al paraíso (Lucas 16:22).

–El ladrón crucificado al lado de Jesús reconoció sus crímenes ante el Señor y recibió esta respuesta: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).

No hay una situación desesperada hasta tal punto que Dios no pueda atraernos a él.

Éxodo 5 – Hechos 5:17-42 – Salmo 25:6-10 – Proverbios 10:9-10