El ministerio y el temor al hombre

MARZO, 24

El ministerio y el temor al hombre

Devocional por John Piper

No tengas temor ante ellos, porque contigo estoy para librarte —declara el Señor—. (Jeremías 1:8)

Un gran obstáculo para servir al Señor, especialmente en los jóvenes, es el temor al rechazo y a la oposición.

Muchos pensamientos me vienen a la mente acerca del hecho que a algunas personas pueda no gustarles la manera en que yo procedo. Puede ser que la gente esté en desacuerdo o que se ofenda. Puedo cometer un error y ser criticado.

El temor al hombre es un gran impedimento para el ministerio.

Por eso Dios dice: «No teman porque yo estaré con ustedes y yo los liberaré». La presencia de Dios y su aprobación son de más valor que todas las acoladas del hombre. Y Dios dice que en nuestros problemas y a través de ellos: «Yo los liberaré. Triunfarán al final. Serán más que vencedores».

Y lo mismo se nos promete en Cristo Jesús hoy día:

  • «Él mismo ha dicho: “Nunca te dejaré ni te desampararé”, de manera que decimos confiadamente: “El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Que podrá hacerme el hombre?”» (Hebreos 13:5-6).
  • «Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Romanos 8:31).

Dios le dijo a Jeremías, y le dice a los jóvenes a quienes él ha llamado a servirlo hoy: «No digan “Soy solo un joven”». ¿Por qué?

  • Porque la vida de ustedes está arraigada en propósitos de Dios firmes y soberanos. Han sido escogidos y consagrados y formados y designados para un gran propósito.
  • Porque la autoridad de Dios, no la de ustedes, está detrás de sus salidas y de las cosas que digan.

Porque el mismo Dios estará con ustedes para librarlos de todas las dificultades.


Devocional tomado del sermón “No digas: “Soy joven””

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Los obreros de la última hora

Sábado 24 Marzo

Quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

Mateo 20:14-15

Los obreros de la última hora

Algunas parábolas (4): Mateo 20:1-16

Resumen: Un hombre estaba buscando obreros para trabajar en su viña. Desde la mañana había contratado a algunos y se habían puesto de acuerdo en cuanto al salario: un “denario” al día. Tres horas más tarde, y luego otras tres horas después, había contratado a otros y les había prometido que recibirían lo justo. Por último, una hora antes del final del trabajo, encontró a otros obreros y los contrató haciéndoles la misma promesa. Al final del día ¡todos recibieron un denario! Los primeros protestaron, pero el dueño de la viña les respondió que había respetado el salario convenido, además de haber sido bueno con los demás.

Significado: El hombre de la viña es el Señor. Los obreros son los creyentes que tienen el privilegio de servirle. Algunos lo conocieron y le sirvieron desde su infancia, y otros lo conocieron al final de su vida. Unos tuvieron un servicio público, otros parece como si hubiesen hecho poco para él…

Aplicación: Quizás aprobemos a los obreros descontentos. Sin embargo, los primeros se habían puesto de acuerdo con su patrón en ganar un denario por día, y recibieron el dinero que habían convenido. Los otros confiaron en aquel hombre y pudieron apreciar su bondad.

Cada siervo tiene que tratar con su Maestro. El Señor aprecia sobre todo la simple confianza en su justicia y en su amor. Continuemos sirviéndole por la fe, sin preocuparnos por la recompensa ni compararnos con los demás. La gracia de Dios se complace en recompensar a los que no son pretensiosos.

(continuará el próximo sábado)

Éxodo 36 – Hechos 25 – Salmo 36:1-6 – Proverbios 12:5-6