LA MEDIDA DE LA MADUREZ ESPIRITUAL

Diciembre 1

LA MEDIDA DE LA MADUREZ ESPIRITUAL

En esto me gozo, y me gozaré aún. (Filipenses 1:18)

Puede medirse la madurez espiritual de un creyente por lo que puede quitarle el gozo. El gozo es un fruto de una vida guiada por el Espíritu (Gá. 5:22). Debemos regocijarnos siempre (Fil. 4:4; 1 Ts. 5:16). En todas las circunstancias el Espíritu Santo produce gozo, de modo que no debe haber ningún momento en el que no estemos regocijándonos de alguna manera.

El cambio, la confusión, las pruebas, los ataques, los deseos insatisfechos, el conflicto y las relaciones tirantes pueden quitarnos el equilibrio y despojarnos del gozo si no tenemos cuidado. Entonces hemos de llorar como el salmista: “Vuélveme el gozo de tu salvación” (Sal. 51:12).

Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción” (Jn. 16:33), y el apóstol Santiago dijo: “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” (Stg. 1:2). Dios tiene su propósito en nuestras aflicciones, pero nunca nos quita el gozo. A fin de mantener nuestro gozo debemos asumir la perspectiva de Dios respecto a nuestras pruebas. Cuando nos rendimos a la obra de su Espíritu en nuestra vida, no nos agobiarán nuestras dificultades.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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¡Despertémonos!

Sábado 1 Diciembre

Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

Efesios 5:14

Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

Marcos 13:37

¡Despertémonos!

A veces, despertar a un hombre dormido es hacerle un gran favor o incluso salvarle la vida. El dormilón, en efecto, pierde conciencia de su situación. Un ladrón puede entrar en su habitación sin que él se dé cuenta; un incendio se puede desatar en su casa y bloquear todas las salidas sin que él se percate de ello. ¡Cuántos accidentes automovilísticos son provocados por el sueño de un conductor cansado!

La Palabra de Dios toma el sueño como imagen de la inconsciencia del hombre respecto a su estado espiritual. Un enfermo, bajo el efecto de un tranquilizante, puede perder toda sensación de dolor y dejar de preocuparse por su enfermedad. De la misma manera, el hombre puede acostumbrarse a vivir en una especie de somnolencia con respecto al presente, engañarse con ilusiones respecto al futuro, y ocultar los grandes problemas de la existencia: el pecado, la muerte, el más allá.

Algunos van por la vida como sonámbulos al borde de un precipicio. Nuestro deber es gritarles: ¡Despierte, está en peligro de muerte! ¡La realidad es muy diferente de lo que está soñando! Si no abre los ojos ahora, de repente se encontrará en la eternidad; entonces se despertará… ¡pero será demasiado tarde! Vuélvase a Jesús ahora mismo.

Y nosotros, creyentes, velemos para no dormirnos. Es el momento de honrar y servir a nuestro Señor. “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando” (Lucas 12:37).

Josué 20 – Colosenses 4 – Salmo 136:1-9 – Proverbios 28:27-28

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