PRESO POR CRISTO

Diciembre 4

PRESO POR CRISTO

Mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. (Filipenses 1:13)

El apóstol Pablo siempre se consideró un preso por la causa de Cristo; nunca por un delito. Estaba encadenado porque creía en Cristo, lo predicaba y lo representaba.

Desde el punto de vista de Roma, Pablo era un preso encadenado a un guarda romano. Pero desde la perspectiva de Pablo, los guardas romanos eran esclavos cautivos encadenados a él. El resultado de tal confinamiento fue que la causa de Cristo se había llegado a conocer “en todo el pretorio”. Lejos de ser una condición opresiva, a Pablo se le había dado la oportunidad de dar testimonio de Cristo a cada guardia asignado a él, cada seis horas.

¿Qué veían los soldados? Veían el carácter santo de Pablo, su misericordia, su paciencia, su amor, su sabiduría y su convicción. Al convertirse los miembros de la guardia de palacio, se difundía la salvación más allá de ellos hasta “los de la casa de César” (Fil. 4:22).

Por muy difícil que pueda parecer a primera vista, nadie es demasiado difícil de evangelizar.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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EL ESCUDO DE DIOS EN CONTRA DEL DESÁNIMO

EL ESCUDO DE DIOS EN CONTRA DEL DESÁNIMO

R. Swindoll

4 de diciembre, 2018

Salmo 5

Algunas veces sufrimos desánimo debido a circunstancias difíciles que no son causadas por alguien en particular. Por ejemplo, los desastres naturales, la enfermedad, los debacles económicos o una lesión. No obstante, con frecuencia sufrimos cuando nuestros enemigos nos hieren. Ese fue el lamento de David en el Salmo 5. Él sabía que su desánimo podía convertirse rápidamente en resentimiento, amargura, odio y finalmente en venganza. Él tenía miedo de volverse igual que sus opresores. Por esa razón, David reflexionó en el carácter de Dios y le pidió la oportunidad de realizar cosas pero en la voluntad de Dios. David entonces considera el carácter y las acciones de sus enemigos (Salmo 5: 9-10).

Porque no hay sinceridad en su boca; sus entrañas están llenas de destrucción. Su garganta es un sepulcro abierto, y con su lengua hablan lisonjas. Decláralos culpables, oh Dios; caigan por sus propios consejos. Échalos por la multitud de sus rebeliones, porque se rebelaron contra ti.

David decide deliberadamente entregar sus enemigos a Dios, quien es la única autoridad que puede hacer justicia y misericordia. También le pide a Dios que ellos «caigan por sus propios consejos». Cuando lidiamos con aquellos que se oponen a la justicia, debemos recordar que ellos están luchando contra Dios, no contra nosotros. Consecuentemente, usted puede estar seguro que Dios no permitirá que las obras malas continúen para siempre. Él limitará el pecado y responsabilizará a los pecadores. La Biblia dice que si ellos siguen sus propios consejos, caerán por sí mismos.

Pablo, el apóstol, lo dice claramente en Romanos 12: 17-19:

No paguen a nadie mal por mal. Procuren lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, tengan paz con todos los hombres. Amados, no se venguen ustedes mismos sino dejen lugar a la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor.

El afán del desánimo se minimiza cuando confiamos que el Señor peleará nuestras batallas. Finalmente, después de celebrar el carácter justo de Dios, después de pedir la capacidad de mantenerse del lado de Dios en el asunto, y después de considerar el destino final de los malignos, David se refiere al gozo futuro del justo (Salmo 5: 11).

Se alegrarán todos los que confían en ti; para siempre gritarán de júbilo, pues tú los proteges. Los que aman tu nombre se regocijarán en ti.

El concepto clave de este versículo es el gozo. ¿Cómo es su rostro? ¿Es un rostro gozoso? ¿Vive usted por encima de las presiones? ¿Existe evidencia de paz en su rostro? Si usted intenta pelear sus batallas sin el Señor, usted se volverá una persona amargada, gruñona y finalmente su rostro mostrará las marcas de la batalla.

¿Alguna vez usted ha examinado la respuesta de Caín cuando Dios rechazó su ofrenda? Hay una frase muy significativa que aparece en Génesis 4: 5: «Por eso Caín se enfureció mucho, y decayó su semblante». El texto en hebreo se puede traducir también de una forma más dramática: «. . . y Caín ardía de enojo al punto que su rostro lo mostraba». Si tenemos enojo y resentimiento, nuestros rostros lo demuestran. Nuestra quijada se tensa, apretamos los dientes. Es imposible esconder el desánimo interno. Los rostros «caídos» revelan un corazón desanimado. David quería que Dios se llevara esa carga interna y la remplazara con el gozo.

Finalmente, el compositor menciona la promesa que frecuentemente olvidamos:

Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; como un escudo lo rodearás con tu favor. (Salmo 5: 12)

David concluye su canción mirando al Señor y alejado de las causas de su desánimo. Él le ha entregado a Dios su carga en la mañana, el desánimo de David se ha ido. El escudo que él menciona al final de su canción en el versículo 12, se refiere a uno de esos escudos grandes que los guerreros tenían y que les cubría todo el cuerpo. Entonces, ¿cuál es la promesa?

Dios bendecirá a aquél que busca su protección. ¿Cómo lo hará? Lo hará mediante su favor y su escudo. Un escudo invisible amplio y protector. ¡Tomemos el escudo y deshagamos del desánimo!

Afirmando el alma: Durante su tiempo con el Señor, preferiblemente en la mañana, y mientras ora para vencer el desánimo, las siguientes directrices del Salmo 5, le serán muy útiles:

• Descríbale su actitud y cuanto le duele.
• Medite en los atributos de Dios.
• Pídale la oportunidad de realizar cosas de acuerdo con la voluntad de Dios.
• Sea específico en sus oraciones.
• Recuérdese asimismo que Dios le defiende.
• Recuerde las promesas de Dios.

Y cuando usted se sienta muy desanimado para orar por usted mismo, pídale alguien más que ore por usted.

Si usted intenta pelear sus batallas sin el Señor, usted se volverá una persona amargada, gruñona y finalmente su rostro mostrará las marcas de la batalla.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Ahora vemos por espejo, oscuramente…

Martes 4 Diciembre

Ahora vemos por espejo, oscuramente…

1 Corintios 13:12

(Jesús dijo a Pedro:) Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.

Juan 13:7

Por fe andamos, no por vista.

2 Corintios 5:7

Hilos entrelazados

Corrie Ten Boom, liberada por error, en diciembre de 1944, del terrible campo de concentración de Ravensbrück, pasó el resto de su vida dando testimonio del amor de Dios. Su fe, muy probada por el horror que vivió diariamente, por la pérdida de su padre y de su hermana, también detenidos, triunfó ante tanta adversidad.

Acostumbraba ilustrar sus mensajes con imágenes. Por ello siempre llevaba en su bolso un trozo de tela bordada con hilos de color oscuro, y con hilos dorados y plateados. Por el reverso de la tela solo se veía una multitud de hilos entrelazados. Corrie mostraba ese lado de la tela y decía: «Este bordado es una imagen de nuestra vida. Dios escoge los colores y los dibujos. Trabaja cada día, mezclando días oscuros y días felices… A menudo olvidamos que Dios ve la obra al derecho, mientras nosotros solo vemos el revés. Cuando el bordado se termine y podamos interrogar al Gran bordador, nos dirá que los hilos negros tienen tanta utilidad como los hilos dorados, pues todos forman parte del modelo que él escogió». Luego Corrie volteaba la tela y, en vez de ver hilos entremezclados, se podía ver una corona de oro.

Si somos incapaces de entender el plan de Dios para nuestras vidas, confiemos en él. Al final su objetivo es hacernos bien. Fortalecidos por sus promesas, convencidos de que Dios es soberano y que nos dará fuerzas para cada día, podremos tener paz en nuestro corazón en los momentos difíciles.

Josué 22:21-34 – Santiago 3 – Salmo 137 – Proverbios 29:5-6

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