LA GRACIA DE CRISTO PARA LOS PECADORES

Diciembre 18

LA GRACIA DE CRISTO PARA LOS PECADORES

Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores,
al arrepentimiento. (Mateo 9:13)

Los antepasados de Jesús pudieran sorprenderlo a usted. Su genealogía incluye algunos nombres que usted se escandalizaría al encontrarlos en el linaje real del Rey de reyes. Se destacan cuatro mujeres en particular. No solo es raro encontrar mujeres mencionadas en una genealogía hebrea, sino que esas mujeres son muy notables porque contrastan mucho con la absoluta pureza y la justicia del Ungido de Dios. Todas ellas eran menospreciables, pero formaron parte del álbum familiar de Jesús. Son una garantía de la gracia de Dios para pecadores como nosotros.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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COMUNIÓN CON DIOS

COMUNIÓN CON DIOS

Charles R. Swindoll

18 de diciembre, 2018

Salmos 15

Si usted lee el Salmo 15 cuidadosamente, descubrirá que toda la canción surge del primer versículo. El versículo 1 es crucial debido a su pregunta de sondeo. La respuesta de David conforma el resto del salmo y finaliza con una promesa maravillosa.

Un bosquejo sencillo podría ser:

Pregunta: «¿Quién habitará en tu tabernáculo?» (v. 1)
II. Respuesta: «El que anda en integridad» (vv. 2-5)
III. Promesa: «No será conmovido jamás» (v. 5)
El salmo de David inicia con una pregunta de sondeo, hecha a manera de metáfora (v. 1):

Oh Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?

Esta canción es una oración dirigida a Dios, cuyo nombre aparece en hebreo con las cuatro letras consonantes JHVH. David utiliza el nombre sagrado de Dios y hace dos preguntas que a primera vista parecen ser diferentes, pero en realidad buscan la misma respuesta. La poesía hebrea, tal como lo vimos anteriormente utiliza con frecuencia lo que llamamos un paralelismo sinónimo donde dos frases expresan el mismo pensamiento usando dos palabras o frases distintas. Este versículo literalmente se puede leer: «JHVH. ¿Quién puede morar en tu tabernáculo? ¿Quién puede hacer su residencia en tu santo monte?»

Esas referencias sobre «tabernáculo» y «santo monte» son símbolos de la presencia de Dios, expresiones descriptivas de una comunión íntima.

En esa época, el templo no había sido construido aún; los israelitas adoraban a Dios en el tabernáculo, una gran tienda. El arca del pacto se encontraba en el centro del tabernáculo, en el lugar santísimo y allí se encontraba la gloria shekinah de Dios. Esta luz especial de shekinah representaba la presencia especial de Dios entre los israelitas, estableciéndoles como nación, protegiéndoles del mal y bendiciendo su fidelidad.

La expresión, «santo monte» refleja el evento en el libro de Éxodo cuando Moisés se encontró con Dios en el monte Sinaí y allí recibió su ley (Éxodo 24:12-18). En esa ocasión, una nube cubría la cima. La expresión también se refiere a la cumbre de Jerusalén, el hogar futuro del templo, donde la presencia de Dios estará y donde todos los pueblos serán invitados a adorarle.

David preguntaba: «¿Qué clase de persona se necesita ser para poder mantener y disfrutar una comunión íntima contigo, Señor?»

Afirmando el alma: Recuerde que esto tiene que ver con nuestra relación con Dios en este momento y no en el futuro. ¿Qué clase de persona puede tener esa comunión gozosa con Dios? ¿De qué manera un pecado habitual afecta la experiencia de comunión con Dios en una persona? ¿Tiene usted actualmente esta clase de experiencia con Él?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

¡Gracias a Dios por su don inefable!

Miércoles 18 Enero

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros… Siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.

Romanos 5:8, 10

¡Gracias a Dios por su don inefable!

2 Corintios 9:15

El vagón del metro

Estaba de pie en un vagón lleno de gente del metro parisiense. Personas de todas las edades, de orígenes diferentes y de todas las condiciones sociales se hallaban momentáneamente reunidas. A mi lado había un hombre sentado trabajando en su ordenador, más lejos había una persona exponiendo por teléfono su triste situación en medio de la indiferencia generalizada. Muchos estaban encerrados en sus pensamientos o preocupaciones. Algunos me parecían simpáticos, otros realmente antipáticos… ¡A algunos nunca los invitaría a mi casa!

De repente me vino a la cabeza un versículo de la Biblia: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

¡“Todo aquel”! ¿Es posible? ¿No se toma en cuenta la condición social, económica o el grado de instrucción? ¡No! “Todo aquel” se refiere a cada uno de los que están en el vagón, sin excepción. ¿Es posible que Dios haya sacrificado a su Hijo muy amado por estas personas como lo hizo por mí? ¡Sí! Y esta generosa oferta no excluye a nadie; a todo aquel que cree, Dios le ofrece el perdón de los pecados, la vida eterna y un lugar en el cielo junto a su Hijo. A estas personas Dios no solo las invita y les ofrece su perdón, sino que quiere hacer de ellas sus propios hijos. Verdaderamente solo el Dios de amor puede abrir sus brazos a todos, incluso al más desamparado. La oferta divina es para usted y para mí. ¡Dios lo está esperando!

1 Samuel 14:23-52 – Mateo 12:38-50 – Salmo 11 – Proverbios 3:27-31

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