Obligado a servir

Enero 18

Obligado a servir

Que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. (Efesios 4:1)

¿Tiene idea de cuán supremo llamamiento es servir a Cristo?

Pablo dijo: “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). También dijo: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” (Ef. 4:1).

En los tiempos antiguos, a un vencedor en los juegos olímpicos se le preguntó una vez: “Espartano, ¿qué ganarás con esta victoria?” A lo que respondió: “Señor, tendré el honor de luchar en la línea del frente para mi rey”. Que esa sea su respuesta al llamado de su Rey.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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A los padres cristianos jóvenes

Viernes 18 Enero

Jesús se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Marcos 10:14-15

A los padres cristianos jóvenes

Ustedes desean conducir sus hijos a Jesús, como lo hicieron, en tiempos de Jesús, los que le llevaron sus niños para que los bendijera. Pero, ¿cómo hacerlo? Jesús ya no está en la tierra, ¿cómo hallarlo? La fe permite experimentar el amor de Cristo que nos toma y nos lleva en sus brazos en todas las circunstancias de nuestra vida. Nuestros hijos, más fácilmente que nosotros, también quieren confiar sin reserva en Jesús. Basta escuchar algunas veces sus oraciones.

Tengamos cuidado para no impedirles ir a Jesús. Sepamos reservar momentos de calma. En lugar de llenar todo su tiempo libre con actividades deportivas, juegos virtuales u otros, dediquemos tiempo en familia para estar juntos en la presencia de Jesús. La fe nace simplemente y se profundiza escuchando la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Por eso, ¡leamos la Biblia con nuestros hijos!

Leámosla como si ese mensaje divino fuera dirigido a cada uno. Expliquémosla simplemente sin desarrollar nuestras propias opiniones, que podrían opacar lo que el Señor Jesús quiere comunicarnos. Leamos el texto en alta voz o pidamos a nuestros hijos que lo lean. Después, hagámosles preguntas sobre el texto, y dejémosles expresar lo que ha llamado su atención. También estemos dispuestos a responder a sus preguntas. Así la Palabra de Dios podrá penetrar en sus corazones. Orar por nuestros hijos también es una manera de llevarlos a Jesús. En los evangelios varias veces vemos a un padre o a una madre ir a Jesús a rogarle por su hijo, y Jesús siempre los escuchó.

1 Samuel 14:23-52 – Mateo 12:38-50 – Salmo 11 – Proverbios 3:27-31

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