Verdadera gratitud

Enero 23

Verdadera gratitud

Doy gracias a Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo. (Romanos 1:8)

Una cosa sabemos del apóstol Pablo: Tenía un corazón agradecido. En casi cada una de sus epístolas, Pablo expresó gratitud por las personas que recibían su mensaje. Aunque sabía que cada iglesia necesitaba corrección, no solo envió instrucción; también envió un mensaje de gratitud. Siempre pudo ver que se cumplían los propósitos de Dios. Pablo expresó lo que está en el corazón de todos los verdaderos siervos de Dios: “Una actitud agradecida”.

Lamentablemente, algunos van por la vida destacando lo negativo. Se niegan a ser agradecidos por lo bueno que Dios está haciendo en la vida de otra persona. Si no les está sucediendo a ellos, entonces piensan que es malo. Pablo no expresó su gratitud diciendo: “Estoy muy agradecido por lo que Dios ha hecho por mí”. Más bien dijo: “Doy gracias a Dios por ustedes”. Él sentía tanto gozo por el éxito de otra persona como del suyo propio. Que lo mismo pueda decirse también de usted.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, www.portavoz.com

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Sin esfuerzos

Miércoles 23 Enero

Guarda silencio ante el Señor, y espera en él. Encomienda al Señor tu camino, y confía en él; y él hará.

Salmo 37:7, 5

Sin esfuerzos

A la edad de veintiocho años, un amigo decidió aprender a nadar solo. Al principio hacía una sucesión de movimientos y esfuerzos desordenados, que rápidamente lo llevaban a hundirse. Después de varios fracasos terminó por dirigirse a un entrenador de natación, quien desde la primera lección le enseñó a hacer la plancha. El aprendiz nadador se sorprendió mucho al ver que el agua lo llevaba, ¡sin que él tuviera necesidad de hacer esfuerzos!

A menudo sucede lo mismo con la conversión. Debemos constatar que todos nuestros esfuerzos para obtener la salvación de nuestra alma son inútiles. Es preciso volvernos a Cristo. Uno se abandona, tal como es, a su gracia; entonces recibe el perdón que él concede a todo el que acude al Señor confesando sus pecados.

¡Y en la vida diaria, cuánta energía desplegamos para arreglar solos los múltiples problemas que encontramos! Nos inquietamos, nos preocupamos. Debemos aprender a poner todo en las manos de Dios, y a obrar en su comunión. Lo que conviene hacer es:

– Orar y esperar: “El Señor… oye la oración de los justos” (Proverbios 15:29). “De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré” (Salmo 5:3).

– No dudar de su poder ni de su amor: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:2). “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).

– Estar seguros de que él se ocupa sin cesar de nosotros: “En tu mano están mis tiempos” (Salmo 31:15).

1 Samuel 18 – Mateo 15:1-20 – Salmo 16:1-6 – Proverbios 4:14-19

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