Deseoso de servir

Enero 31

Deseoso de servir

Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. (Romanos 1:15)

¿Se siente feliz y entusiasta al cumplir la responsabilidad que Dios le ha encomendado? Como se puede decir, según el versículo de hoy, que fue la actitud de Pablo. Estaba dedicado por completo a hacer la obra del ministerio. Nunca su propia vida fue lo más importante. La vida tenía un solo propósito para él, y era el hacer la voluntad de Dios. Siempre estuvo deseoso de predicar.

Pablo era como un caballo de carreras en el portalón o un corredor de carreras cortas en el punto de partida, esperando ganar la victoria. Dios tenía que sujetarlo de vez en cuando porque estaba demasiado deseoso de correr. ¿Está deseoso de servir? ¿Es esa la clase de servicio que usted presta o algunos tienen que aguijonearlo con toda su fuerza para hacer que participe? Si su servicio a Cristo es de todo corazón, entonces estará deseoso de servir.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Nacer de nuevo

Jueves 31 Enero

Padre, Señor del cielo y de la tierra… escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.

Lucas 10:21

El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría.

1 Corintios 1:21

Nacer de nuevo

En respuesta al hombre religioso que llegó a interrogarlo, Jesús pronunció estas fuertes frases: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” y “no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3, 5). Un poco más tarde declaró a sus discípulos: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). El Señor Jesús presenta a sus interlocutores un objetivo y una condición:

– el objetivo: entrar en el reino de Dios,

– la condición: nacer de nuevo, hacerse como un niño para poder entrar.

Todo ser humano se halla por nacimiento en el dominio natural del cual Dios es excluido por la pretensión humana al conocimiento. Incapaz de salir por sí mismo de este dominio, es invitado por Dios a poner su confianza, sin resistencia y sin razonamiento incrédulo, en la salvación que Cristo le ofrece. Es de alguna manera encontrar el frescor de la confianza que manifiesta tan espontáneamente un niño.

Notemos bien que hacerse como un niño no consiste en renunciar a la inteligencia, en aparentar inocencia o en jugar a ser adultos inmaduros. Es a la vez mucho más simple y más difícil: es confiar en Dios simplemente, creer lo que él ha dicho en su Palabra. ¿Hemos sabido callar en nosotros esa voz de la sabiduría humana para escuchar la sabiduría de Dios? ¿Hemos ido a Jesús con la simplicidad y la confianza de un niño para entrar en este dominio divino: el reino de Dios?

1 Samuel 25:1-22 – Mateo 20:1-15 – Salmo 18:25-30 – Proverbios 6:12-15

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