Pescadores de hombres

Marzo 23

Pescadores de hombres

Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. (Mateo 4:19)

Los pescadores del primer siglo usaban instrumentos especiales para pescar. Uno era la vara y el anzuelo (Mt. 17:27). Otro era una lanza o posiblemente un tipo de arpón (Job 41:26). Un tercero era la red (Mt. 13:47). Esta a veces tenía más de trescientos pies de largo unos ocho pies de ancho. Los pescadores la mantenían a flote por un extremo con corchos y hundían el otro extremo. A veces extendían la red entre dos botes y remaban en círculo. Luego tiraban de las sogas atadas a la parte superior de la red, terminando el proceso de pesca (Jn. 21:6).

Sin embargo, en el versículo de hoy Jesús se refería a una red que tenía forma circular (de unos quince pies de diámetro) hecha de una malla fina y con plomadas por la orilla. Atando un largo cordel al centro de la red, el pescador podía lanzarla al agua. Luego halaba el centro de la red con la cuerda para asegurar la pesca.

Así como los discípulos pescaron almas dentro del círculo de su red de aquella época, el Señor quiere que sus discípulos de nuestro tiempo evangelicemos a los hombres y a las mujeres que nos rodean.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Él nos comprende

Sábado 23 Marzo

Así dice el Señor:… Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros.

Isaías 66:12-13

En toda angustia de ellos él (el Señor) fue angustiado.

Isaías 63:9

Él nos comprende

Era primavera. El tiempo estaba despejado y con una temperatura agradable: parecía el ambiente ideal para tomar la moto y salir. Pero en una curva, un auto que venía en sentido contrario patinó y perdió el control. La colisión fue inevitable. Esa salida tan esperada durante el invierno terminó en tragedia.

Es el «destino», se dice, como le ocurre a tantas personas. Un día todo va bien; la vida nos sonríe, las circunstancias son favorables, pero al día siguiente, todo se derrumba. Y no necesariamente debido a un accidente, a una enfermedad o a una catástrofe natural. Divorcio, desempleo, crisis económica, pueden cambiar nuestras vidas en un instante y dejarnos abatidos y desanimados. ¿A quién podemos acudir en medio de nuestra zozobra? ¿Quién puede comprendernos?

Hay alguien que nos comprende mejor que nuestro amigo más cercano: es Jesucristo, el Hijo de Dios. Después de haber vivido una vida perfecta como hombre en la tierra, donde siempre fue sensible a todas las penurias que atraviesan los seres humanos, afrontó por nosotros la tragedia más grande: la muerte. Él puede ayudarnos en cada circunstancia difícil. ¡Qué dicha saber que Jesús está a nuestro lado, que desea darnos fuerza y ánimo!

¿Te hallas débil y oprimido

De cuidados y temor?

A Jesús, refugio eterno,

Dile todo en oración.

Ezequiel 18 – Hechos 24 – Salmo 35:22-28 – Proverbios 12:3-4

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