Cómo no ser un mal padre cristiano

Jairo Namnún

Cómo no ser un mal padre cristiano

Ningún padre es perfecto. Aun los mejores tienen ciertos pesares acerca de cosas que hubieran hecho mejor. Y todo hijo cristiano debe entender eso. Ellos ciertamente se equivocaron, pero con toda probabilidad nos amaron y nos aman y tratan de hacer lo mejor que pueden para instruirnos. 

Si eres un padre cristiano, con toda seguridad ya has experimentando tu necesidad de la gracia de Dios para perdonar tus faltas para con tus hijos. En su gracia, Dios no solamente nos perdona, sino que nos capacita para poder cumplir sus mandamientos. Uno de esos mandamientos lo encontramos en Efesios 6:4, donde el Señor nos dice “Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor”.

Recientemente los hermanos de 9Marks publicaron los siguientes consejos de cómo provocar a nuestros hijos a la ira. Por asuntos de claridad, aquí los traduzco y adapto hacia lo que sí debemos hacer: es decir, cómo no provocar a nuestros hijos a la ira.

10 cosas a tomar en cuenta para no provocar tu hijo a la ira

  1. No disciplines a tu hijo cuando estás molesto
  2. No regañes a tu hijo en público. No lo ridiculices ni te burles de él.
  3. No avergüences a tu hijo delante de sus amigos. No le llames por sobrenombres ofensivos. 
  4. Sé consistente con las reglas, sin dobles estándares que confunden a los hijos.
  5. No prediques un evangelio de autodisciplina. Predica el evangelio de la gracia.
  6. Admite tus errores y pídeles perdón.
  7. No inspecciones cada detallito de tus hijos. No levanten un estándar que sea imposible de cumplir. 
  8. No actúes como juez en una discusión entre tus hijos hasta haber escuchado ambas partes. 
  9. No compares a tu hijo con los demás. 
  10. No le prometas cosas que luego no vayas a poder cumplir. 

Esto de ser padres es un asunto de toda la vida, y por la gracia de Dios cada día es una nueva oportunidad para crecer en la imagen de nuestro Padre amoroso. Muchas gracias a 9Marks por ese recordatorio, y oro que pueda serte de edificación como lo fue para mí.

Jairo sirve como director ejecutivo de Coalición por el Evangelio y está encargado de idear y supervisar el contenido del ministerio.Es director del grupo de universitarios en la Iglesia Bautista Internacional en República Dominicana, y tiene una Maestría en estudios teológicos del Southern Baptist Theological Seminary. Está casado con Patricia. Puedes encontrarlo en Twitter.

Justos y pecadores

Miércoles 20 Marzo

(Jesús dijo:) Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

Lucas 5:31-32

Arrepentíos, y creed en el evangelio.

Marcos 1:15

Justos y pecadores

Con respecto a los hombres, la Biblia dice claramente que “todos pecaron” (Romanos 3:23). La consecuencia inmediata es que “la muerte pasó a todos los hombres” (Romanos 5:12). ¿Quién puede poner en duda estos hechos? ¿Quién puede decir honestamente delante del Dios santo: «Yo no he pecado»?

Esta constatación no debe hacernos caer en la desesperación ni ser una excusa para vivir desordenadamente. Dios quiere y puede perdonar al culpable y hacerlo justo. ¿Es posible esto? “¿Cómo se justificará el hombre con Dios?” (Job 9:2). Dios da la respuesta: por medio de Jesucristo “se os anuncia perdón de pecados,… en él es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13:38-39).

Dios es paciente y todavía llama a todos los hombres a recibir gratuitamente esta justicia, indispensable para comparecer ante su presencia y formar parte de su familia. Cada uno es llamado a reflexionar sobre su situación. ¿Ha aceptado usted esta justicia? ¿Es un hijo de Dios? Si la respuesta es afirmativa, va de viaje a su hogar al cielo, con todos los que han sido revestidos de esta justicia. En cuanto a los demás –porque solo hay dos categorías–, el evangelio nos dice que permanecerán “en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 22:13).

“Los justos se alegrarán… delante de Dios” (Salmo 68:3). Ellos “resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (Mateo 13:43).

“Me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia” (Zacarías 8:8).

Ezequiel 16:1-34 – Hechos 21:37-22:21 – Salmo 35:1-8 – Proverbios 11:29-30

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Estoy en un noviazgo y mi novio no es creyente, ¿qué hago?

Jairo Namnún

Estoy en un noviazgo y mi novio no es creyente, ¿qué hago?

La pregunta que tenemos por delante es una cada vez más común en nuestros días. De hecho, ni siquiera es tan nueva porque de una manera u otra vemos situaciones similares en el Antiguo Testamento. El asunto es este: a veces una persona empieza un noviazgo y tiempo después conoce al Señor; ahora su alma se siente inquieta por que se da cuenta que su novio o su novia todavía no conoce al Señor y ya los intereses y los gustos de cada uno han variado bastante. O a veces un creyente inicia una relación de noviazgo con un inconverso y el Espíritu Santo le va inquietando y le hace saber que esto no está bien. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el problema?

Definitivamente el Señor nos muestra, como mencioné antes en el Antiguo Testamento, los grandes peligros que sucedieron en Israel al asociarse a las naciones paganas. Pero también de manera específica tenemos en el Nuevo Testamento el mandato del Apóstol en 2 Corintios 6: no se unan en yugo desigual con los incrédulos porque no hay asociación entre luz y tinieblas. Entonces el asunto es este: estos pasajes no están hablando de noviazgo porque bíblicamente tenemos el noviazgo como un periodo de amistad con el propósito del matrimonio. Es un tiempo en el cual estamos alistándonos y conociéndonos para poder casarnos. Los pasajes hablan más específicamente sobre el matrimonio. Sin embargo, si el noviazgo es el periodo en el cual estamos buscando casarnos y el yugo desigual está prohibido en la Palabra, definitivamente el noviazgo con un inconverso no es una decisión sabia y particularmente no es una decisión sana.

¿Entonces qué hacemos? Te recomendaría de manera particular que hables con tus pastores o líderes. Habla con aquellos que conocen al Señor y te conocen a ti, y debes buscar la forma de separarte de esa relación de noviazgo. La razón es que en la Palabra, en la práctica, y en la Iglesia no hay noviazgos misioneros. Tú inicias una relación de noviazgo y luego esperas a ver si el Señor salva esa persona. No hay sabiduría en eso. Más bien la sabiduría está en decir: “Te amo, te aprecio, a mi me encantaría poder vivir una vida contigo a través del santo matrimonio pero ahora mismo nuestras prioridades son muy diferentes. Ahora mismo no estamos en el lugar que debemos estar. Ahora mismo siendo totalmente honestos mi mayor pasión es el Señor. Mi mayor amor está por conocer al Señor, por servir a la Iglesia y en este momento tú no estás ahí”. Le dices: “Hay pocas cosas que yo desearía más que tú conozcas a ese Señor que yo he conocido, y de hecho, tú tienes total libertad de hacerlo”. Puedes ir con el tiempo presentándole el evangelio pero alejándote a la vez, y limitando ese noviazgo lo más pronto posible. La razón última es esta: la Palabra de proverbios nos enseña una y otra vez el peligro de asociarnos con aquellos que no conocen al Señor. El Salmo 1 nos muestra el gran peligro de asociarnos con el inconverso, con aquellos que son escarnecedores.

Un noviazgo es una relación donde hay mucho corazón a flor de piel, donde hay mucho deseo de estar con el otro, de conocer al otro, y de amar al otro. Si esa persona no está conociendo y amando al Señor, esa persona te va alejar del Señor. Así que no solamente hay una franca desobediencia si te casas con un inconverso, sino que hay falta de sabiduría al mantener una relación de noviazgo con un inconverso. Por tanto, una vez más acércate a alguien que conozca al Señor y te conozca a ti y pídele un consejo sabio. Pero desde aquí te puedo decir por amor al Señor y por amor a tu alma, aléjate de esa relación y ora por la salvación de esa pareja.

Renovar nuestra pasión

Marzo 19

Renovar nuestra pasión

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino. (Mateo 9:35)

Todo lo que vale en la vida es resultado de la pasión de alguien. Los acontecimientos importantes de la historia humana son resultado de un profundo y entusiasta deseo de ver metas cumplidas. El deseo entusiasta de los creyentes debe ser la evangelización del mundo. Sin embargo, vivimos en una época que tiende a entorpecer nuestra perspicacia. Nuestra cultura opaca nuestras metas legítimas y le quitaría a nuestra fe su poder apasionado si tuviera la oportunidad.

En realidad, algunos cristianos son un jarro de agua fría para el corazón apasionado. Simplemente no comprenden a alguien con un interés apasionado por un proyecto espiritual, ya que la pasión espiritual no es la norma. La norma es no dejar que el

cristianismo interrumpa su manera de vivir. Si usted sigue esa norma, bajará su temperatura espiritual y se volverá apático.

Todos debemos preguntarnos: ¿Dónde está nuestra carga por la evangelización? ¿Por qué no es el evangelismo la función principal de la iglesia? ¿Es la iglesia simplemente un centro de actividad complaciente consigo misma, satisfecha con la comodidad y la prosperidad?

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

Él pagó por usted

Martes 19 Marzo

Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Romanos 5:6

Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Romanos 5:8

Él pagó por usted

Un cristiano predicaba las buenas nuevas de Jesucristo en una ciudad de Canadá. Bajo los efectos del alcohol, un hombre entró en la sala y empezó a increpar a los asistentes. Trataron de sacarlo, pero se puso violento e injurió al predicador. La policía tuvo que intervenir, y un mes más tarde el hombre compareció ante la justicia. Como no tenía dinero para pagar la multa prevista por la ley, fue condenado a pasar algún tiempo en prisión.

El predicador asistió a la audiencia, y al finalizar, discretamente pidió permiso al juez para pagar la multa. Perplejo, el juez aceptó el ofrecimiento y dijo al acusado:

–Usted está libre. Alguien pagó por usted.

–¿Alguien pagó por mí? ¿Quién querría pagar por mí?

–El hombre a quien usted insultó, contestó el juez.

Profundamente conmovido, con lágrimas en los ojos, el hombre tendió la mano al predicador y le agradeció efusivamente.

Esta historia es una lección para nosotros. El cristiano no detuvo el curso normal de la justicia. Debía haber una sentencia sobre el culpable. Pero por amor cristiano, pagó la multa en su lugar.

Débil ilustración de la manera en que la justicia y el amor de Dios se desplegaron hacia nosotros. La justicia exige el castigo del pecador, y Dios no puede renunciar a su justicia. Pero por amor a nosotros, él envió a su Hijo al mundo. En la cruz Jesús sufrió el castigo en lugar de los pecadores, es decir, en lugar de todos aquellos que se vuelven a Dios y aceptan su perdón por la fe.

Ezequiel 14-15 – Hechos 21:17-36 – Salmo 34:15-22 – Proverbios 11:27-28

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La oveja perdida

Marzo 18

La oveja perdida

Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. (Lucas 15:7)

Al principio de la parábola de la oveja perdida, Jesús pregunta: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” (Lc. 15:4). Lo que Jesús quiso decir es que cualquier pastor buscaría una oveja perdida, ya que no se trata solamente del deber, sino también de afecto.

Después de encontrar a la oveja, el pastor en esa parábola fue a su casa e invitó a sus amigos y vecinos para celebrar con ellos. El gozo del pastor era tan grande que tenía que expresarlo.

El versículo de hoy es la conclusión de esa parábola y una esperanza para los cristianos de hoy. Así como el pastor se regocija por la oveja perdida, nuestro buen pastor se regocija por el pecador arrepentido, por haber encontrado a su oveja perdida.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia (8)

Lunes 18 Marzo

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mateo 5:10

El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán.

Juan 15:20

Las bienaventuranzas

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia (8)

Estas palabras del Señor Jesús describen una situación que el creyente no elige pero a la que puede verse enfrentado: la persecución. Los que siguen al Señor no tienen los mismos objetivos que quienes viven para sí mismos. Sus valores, sus actitudes, sus hechos los distinguen de la corriente mayoritaria del mundo. Obediencia a la Palabra de Dios, humildad, justicia, simpatía por los intereses del prójimo, a menudo suscitan desprecio y animosidad.

¡No es suficiente sentirse incomprendido para afirmar que uno es perseguido por la justicia! Ser perseguido “por causa de la justicia” es sufrir por seguir a Cristo, porque uno toma Su “yugo” sobre sí, porque intenta amar con justicia y verdad como él lo hizo. Al mismo tiempo, es dejar de lado los intereses personales, tomar “su cruz” (Mateo 16:24). Es dar prioridad a los intereses de Dios antes que a mi vida.

Seguir a Jesús implica aceptar esta persecución y saber perdonar, incluso a nuestros detractores, como el Señor lo hizo. El discípulo de Jesús es invitado a regocijarse en todas las circunstancias, a ser feliz siguiendo y sirviendo a su Salvador, sin dejar que el resentimiento lo invada.

En algunos países la persecución es abierta y violenta. En otros es más sutil: puede haber burlas, desprecio, o ser puesto de lado. Pero cada uno es llamado a testificar del amor y la justicia de Dios de una u otra manera.

(continuará el próximo lunes)

Ezequiel 13 – Hechos 21:1-16 – Salmo 34:7-14 – Proverbios 11:25-26

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Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

Domingo 17 Marzo

Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.

Juan 21:15

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

1 Juan 4:19

Amarte, Jesús

Amarte, Jesús, conocerte,
Reposar sobre tu corazón;
Tenerte por Amigo, por Maestro,
Por Modelo y por Señor.
¡Sabemos que tu muerte borra
Nuestros pecados, poderoso Salvador!
Saboreamos en paz tu gracia,
¡Qué reposo, qué dulzor!
¡Oh, dicha indecible
De tenerte como Pastor!
Siempre tierno y seguro,
Nunca cambia tu corazón.
Tú que eres el Amor supremo
Descendiste hasta aquí.
Tú mismo buscas tus ovejas
En tus fuertes brazos las tomas.
Nos colmas de tus gracias
Nos conoces por nombre,
Nos conduces en tus huellas
Hacia la celestial mansión.
Cada día, con ternura,
Nos llenas de bendición.
¡Qué amor! Sin cesar deseas
Perdonarnos y guiarnos, Señor.

(Traducción literal del francés)

Ezequiel 12 – Hechos 20:17-38 – Salmo 34:1-6 – Proverbios 11:23-24

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Problemas de pareja

Sábado 16 Marzo

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas (vuestras esposas) sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

1 Pedro 3:7

Problemas de pareja

La Biblia describe varias situaciones de parejas que nos pueden hacer reflexionar.

El esposo de Ana notó la tristeza de su esposa, quien estaba afligida porque no podía tener hijos. ¿Qué le preguntó para consolarla?: “¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?” (1 Samuel 1:8). Su torpe respuesta muestra que conocía muy poco a su esposa y no comprendía sus sufrimientos. Felizmente ella supo dirigirse al Señor en oración y hallar paz.

Cuando el rey David bailó y cantó delante de todos, debido al gozo que sentía durante una ceremonia religiosa, ¿cómo lo recibió su esposa? Le reprochó su actitud con ironía (2 Samuel 6:20). Demasiado preocupada por su status social y por «el qué dirán», se irritó a causa del entusiasmo de su esposo. No compartió en absoluto el gran gozo de David y se avergonzó por su comportamiento. David le respondió de forma hiriente, con palabras ásperas, y así se inició una disputa.

No dejemos que el orgullo y el egoísmo se introduzcan en nuestro matrimonio. Aprendamos a escuchar y a comprender. Practiquemos el perdón y la ternura. Así podremos experimentar las preciosas bendiciones que fluirán de ello. Una pareja en la que reina la armonía y el amor es algo bello a los ojos de Dios: es la imagen de la relación de Cristo con su Iglesia.

“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1).

Ezequiel 11 – Hechos 20:1-16 – Salmo 33:16-22 – Proverbios 11:21-22

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Rutina diaria

Viernes 15 Marzo

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.

Eclesiastés 12:1

Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti.

Salmo 63:1

Rutina diaria

Al amanecer la gente se despierta y comienza el ajetreo. Cada uno se levanta y sigue su rutina: toma el desayuno aprisa mientras oye las noticias… Si se vive en la ciudad, hay que tomar el bus, el tren, llegar a tiempo a una cita importante, pero están los semáforos, los atascos. Es necesario, pues, salir con tiempo. Así es cada mañana… Sin mencionar los imprevistos, los problemas de salud. La vida transcurre a un ritmo acelerado. Los años pasan y pronto llegamos a la vejez… si es que llegamos.

– ¿Qué hay de su relación con Dios?

– ¡Oh, hasta ahora no he pensado en ello!, dirá usted tal vez.

Pues bien, nunca lo olvide: nuestra alma, que nos pone en relación con Dios, es nuestro bien más preciado, ya que es inmortal. Por el momento, quizá, todo va bien. El problema es que nuestra vida activa, tal vez muy exitosa en la tierra, no nos hará entrar a la presencia de Dios. Como pecadores que somos, no podremos ir allí a menos que seamos perdonados por Jesucristo. Entonces, clame al Señor Jesucristo y será salvo. Él recibió en su lugar el juicio que usted merecía (Romanos 10:13).

Los que somos creyentes, reservemos momentos del día para estar en la presencia del Señor, para orar, leer y meditar su Palabra. Tengamos con él una relación permanente de confianza. Así nuestro temperamento será más sereno y nuestro testimonio más convincente.

“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

Ezequiel 10 – Hechos 19:23-41 – Salmo 33:10-15 – Proverbios 11:19-20

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