Deje que Dios lo resuelva

Abril 3

Deje que Dios lo resuelva

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. (Lucas 23:46)

El apóstol Pedro les dijo a los cristianos que no devolvieran “mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo” (1 P. 3:9). Esa fue la actitud de Jesús. Él pudo hacerlo porque “encomendaba la causa al que juzga justamente” (2:23). La palabra traducida como “encomendaba” significa “entregar a alguien para que se ocupe de eso”. En cada ocasión de sufrimiento, nuestro Señor entregó la circunstancia y se entregó a sí mismo a Dios. Era porque tenía confianza en el justo juicio de Dios y la gloria que sería suya. Esa confianza le permitió aceptar con serenidad tan grande sufrimiento.

Esa es la manera en la que usted debe reaccionar cuando se enfrenta a una persecución injusta en el trabajo, en su familia o en otras relaciones. Cuando usted se venga, se pierde la bendición y la recompensa que ha de traer el sufrimiento. La venganza muestra que le falta la confianza que debe tener en el poder de Dios para resolver las cosas a su debido tiempo, que incluirá castigar a los injustos y recompensar a quienes son fieles en el sufrimiento. Así que entréguele eso a Dios y deje que Él lo resuelva.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Cuando leo la Biblia

Miércoles 3 Abril

(Jesús dijo:) Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Mateo 11:25

Entonces (Jesús) les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.

Lucas 24:45

Cuando leo la Biblia

Leyendo la Biblia puedo encontrar versículos difíciles de entender (2 Pedro 3:16). Esto no es sorprendente. No debo olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios y que solo el Espíritu de Dios puede revelar a mi espíritu limitado la profundidad y el alcance de su mensaje. Sé que no comprendo uno u otro versículo, pero reconozco la sabiduría infinita de Dios. Sé que él me dice la verdad. Incluso después de mi muerte, reconoceré el valor de lo que la Palabra de Dios me haya enseñado en la tierra. «Cuando la Escritura habla, es Dios quien nos habla. No hay límites a la confianza y a la sumisión que debemos a las Escrituras. Así que cuando llegue el día de mi entrada en el mundo invisible, cuento con que las cosas serán como la Palabra de Dios me las ha presentado aquí».

A. Monod

Si el sentido y el alcance de ciertos textos bíblicos escapan a mi lógica, debo tener una actitud espiritual de escuchar y orar. Acordémonos del gozo de Jesús, quien alababa a su Padre porque había escondido sus pensamientos profundos “de los sabios y de los entendidos”, y los había revelado “a los niños”.Pidámosle humildemente a Dios que abra nuestra inteligencia para entender lo que él quiere decirnos en su divina Palabra (Lucas 24:45). Los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, están muy por encima de los nuestros. Sin embargo, recordemos que la Palabra de Dios es la verdad (Juan 17:17). Leámosla sin desanimarnos.

Ezequiel 27 – Gálatas 4 – Salmo 38:15-22 – Proverbios 12:25-26

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