Cómo vivir en un mundo adverso

Abril 10

Cómo vivir en un mundo adverso

Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. (1 Pedro 2:12)

Tal vez no lo haya comprendido antes, pero vivir como cristiano en este mundo es como ser extranjero sin hogar ni ciudadanía permanente. El apóstol Pedro se refirió a los creyentes como “extranjeros y peregrinos” (1 P. 2:11). Usted debe considerarse un ciudadano temporal y abstenerse de participar en la maldad del mundo.

Esa es una perspectiva importante que debe mantenerse mientras aumenta la hostilidad hacia el cristianismo en nuestra sociedad. Muchos incrédulos consideran la inmoralidad como un estilo de vida alternativo y creen que el hombre puede resolver sus problemas de la manera que le parezca.

Para vivir en tal sociedad, tiene que armarse de una confianza en el poder de la justicia a fin de triunfar sobre la persecución y el sufrimiento. Durante tiempos de hostilidad, usted debe tener confianza y no quedar atrapado en la confusión.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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¿Por qué orar? (2)

Miércoles 10 Abril

Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, (Jesús) salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

Marcos 1:35

Él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.

Lucas 6:12

¿Por qué orar? (2)

Al orar seguimos el ejemplo de Jesucristo, de sus apóstoles y de sus siervos.

El Señor Jesús era verdaderamente el Hombre de oración. Sus primeras y sus últimas palabras en la cruz fueron dirigidas a su Padre. Oró toda una noche antes de elegir a sus discípulos. Más tarde, en respuesta a su oración, el Padre envió al Espíritu Santo. Oraba antes de comer, oraba ante el sufrimiento de los hombres… Oraba especialmente por los demás, y ahora vive e intercede por los que buscan a Dios (Hebreos 7:25).

El apóstol Pablo también era un hombre de oración, y lo fue durante su ministerio público como en prisión. Él y uno de sus compañeros, después de haber sido azotados y encarcelados en Filipos, “orando… cantaban himnos a Dios” (Hechos 16:25). Preso en Roma, Pablo oraba por las iglesias de creyentes. También les pedía orar por él y combatir con él mediante la oración (Romanos 15:30; 1 Tesalonicenses 5:25).

Todos los que han sido celosos y útiles en la Iglesia en el transcurso de los siglos, han sido hombres de oración. Por medio de la oración la Palabra de Dios se extendió a través del mundo. Una reina escocesa del siglo 16, María Estuardo, decía temer más a las oraciones del predicador John Knox que a todo un ejército. Trátese de evangelistas por medio de los cuales un gran número de personas ha llegado al Señor, o de predicadores que han enseñado la Palabra de Dios para la vida cristiana, todos han comprendido la importancia de la oración. ¡Sigamos su ejemplo!

(mañana continuará)

Ezequiel 33:21-34:10 – 1 Tesalonicenses 5 – Salmo 41:7-13 – Proverbios 13:9-10

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