Tranquilidad ante la crítica

Abril 18

Tranquilidad ante la crítica

Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados. (1 Pedro 4:14)

Una buena conciencia da tranquilidad y lo vindica a usted cuando lo calumnian. Estará libre de la tarea de señalar cualquier pecado, y su vida demostrará que son falsas las críticas. Cuando usted tiene una buena conciencia, el maltrato verbal y los insultos contra usted avergüenzan a su acusador, no a usted.

El mundo condena hipócritamente al cristianismo cuando puede señalar a un cristiano que haya desacreditado la fe. A los incrédulos les encanta señalar a un cristiano que peca para justificar así su propia conducta pecaminosa. Por lo tanto, viva sin tacha para que las acusaciones de los incrédulos no tengan fundamento alguno.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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En el fondo, ¿para qué sirvo?

Jueves 18 Abril

Qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Miqueas 6:8

¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques.

Jeremías 45:5

En el fondo, ¿para qué sirvo?

Clemencia vive sola y trabaja toda la semana para suplir sus necesidades. Ella considera que, como cristiana, no hace nada para su Señor. A veces piensa con tristeza: «En el fondo, ¿para qué sirvo? Si pudiera servir al Señor de tiempo completo, como los misioneros, en lugar de pasar mi tiempo trabajando para vivir…».

Clemencia, ¿sabes que puedes servir a tu Señor de tiempo completo, en tu situación actual?

¿Has notado que Jesús pasó la mayor parte de su vida en el anonimato, en Nazaret? Allí aprendió el oficio de carpintero. Pocos detalles son dados sobre esos treinta años. Sin embargo, al final de este periodo silencioso, Dios declaró: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).

Todos podemos servir al Señor de tiempo completo, en el ejercicio mismo de nuestra profesión. ¿Cómo? Haciendo nuestro trabajo de corazón, como si lo hiciéramos para él (Colosenses 3:23).

El Señor no aprecia las cosas según los criterios de rendimiento. Él desea primero nuestro corazón, nuestro amor. Un día ordinario en el trabajo proporciona mil ocasiones de manifestarle nuestro amor: un trabajo paciente para él, en medio de la agitación; un corazón contento y satisfecho, en medio de las múltiples quejas; la sumisión a un jefe desagradable, como al Señor (Efesios 6:7)…

Tal vez él sea el único en ver esos detalles, que pasan desapercibidos a los hombres, ¡pero son de gran valor a sus ojos!

Ezequiel 40:24-49 – 1 Pedro 3 – Salmo 45:6-9 – Proverbios 13:24-25

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