La importancia del arrepentimiento

Junio 7

La importancia del arrepentimiento

Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados. (Hechos 2:38)

Nadie puede ir a Jesucristo a menos que se arrepienta. Jesús comenzó su ministerio proclamando la necesidad del arrepentimiento (Mt. 4:17), y Pedro y Pablo siguieron proclamándola. El arrepentimiento es una decisión consciente de apartarse del mundo, del pecado y del mal. ¡Es algo decisivo!

Si usted acudió a Jesucristo pensando que lo único que tenía que hacer era creer, pero que no tenía que confesar su pecado ni estar dispuesto a apartarse de la maldad de este mundo, no ha entendido el mensaje de salvación. La vida de muchas personas no ha cambiado nada desde que supuestamente creyeron en Cristo. Por ejemplo, algunas eran inmorales y siguen siendo inmorales. Algunas cometían adulterio y siguen cometiendo adulterio. Y algunos cometían fornicación y siguen cometiendo fornicación. Pero según 1 Corintios 6:9-10, los fornicarios y los adúlteros no heredarán el reino de Dios.

Si verdaderamente usted es salvo, se esforzará por apartarse de las cosas del mundo.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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Jesús, el Hijo del Padre

Viernes 7 Junio

(Jesús dijo:) Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre.

Mateo 11:27

Mi Padre y vuestro Padre (1)

Jesús, el Hijo del Padre

Los cuatro evangelios presentan numerosas palabras de Jesús. Palabras para sanar, para perdonar, para iluminar nuestras vidas, para mostrarnos a Dios y su amor.

“¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” (Juan 7:46), dijeron los guardias que fueron a arrestar a Jesús. Le oyeron hablar y quedaron sorprendidos. Reconocieron que Jesús no era como los demás, que era único.

¿En qué es único Jesús? En sus palabras, en sus actos, en su persona. Efectivamente, Jesús habla de Dios como su “Padre”. Esto es algo sin precedente entre aquellos que hablaron en el nombre de Dios en el Antiguo Testamento. Sin embargo, Jesús no da explicaciones, simplemente dice que Dios es su Padre. Hace un paralelo entre el Padre y el Hijo. Jesús no es solo un hombre, por importante que sea, ¡es el Hijo de Dios!

¿Ha reflexionado usted en estas palabras de Jesús: “Nadie conoce al Hijo, sino el Padre”? Los habitantes de Nazaret creían saber quién era Jesús: “¿No es este el carpintero…?” (Marcos 6:3), exclamaron sorprendidos por su enseñanza. En realidad no habían comprendido quién era ese carpintero.

Solo aquellos que creen en Jesús le conocen, no tanto en la profundidad de su persona –misterio conocido solo por Dios–, sino como su Salvador, su libertador y su amigo. Ellos pueden decir, como el discípulo Tomás al encontrarse con Jesús resucitado: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28).

(mañana continuará)
2 Reyes 8 – Romanos 13 – Salmo 68:21-27 – Proverbios 16:29-30
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