Expongamos la idolatría detrás de la ideología | Josué Barrios

Expongamos la idolatría detrás de la ideología

Josué Barrios

Debemos ser compasivos con las personas que sufren disforia de género. Sin embargo, es clave reconocer que ellas son bombardeadas por un engaño llamado «ideología de género», que no les brindará la paz que anhelan. También nuestros hijos son parte del objetivo de la agenda de esta ideología que invade nuestros países. Si amamos la verdad y a las personas, hablaremos la verdad en amor a las personas.

Ahora bien, cuando se trata de responder a la ideología de género, debemos reconocer que ella tiene en su bolsillo el cianuro para su suicidio intelectual, por decirlo de alguna manera. Esta es una razón para encarar con seguridad cualquier diálogo con personas que abracen esta ideología. Tan solo considera algunas de las contradicciones en sus doctrinas:

«No hay diferencias significativas entre el hombre y la mujer», pero la misma idea de ser transgénero y «cambiar de sexo» saca a relucir que sí hay diferencias profundas entre el hombre y la mujer.
«El género es independiente de la biología», pero se espera que las personas con disforia alteren su biología para «cambiar de género» mediante el uso de hormonas y mutilaciones irreversibles sobre cuerpos sanos.
Siguiendo el posmodernismo, se afirma que «toda afirmación de verdad (como los conceptos “hombre” y “mujer”) es solo una construcción social», promovida por algunos para mantener su poder en la sociedad mientras las minorías son oprimidas. Pero si toda afirmación de verdad es una construcción social con este fin… ¿No lo son también los postulados de la ideología de género?
El espacio aquí no basta para hablar de más contradicciones en esta ideología, ni para mencionar cuán absurdas pueden llegar a ser sus conclusiones a nivel público. Tan solo mira, por ejemplo, la lista creciente de «géneros» que puedes escoger en la configuración de tu perfil en Facebook, o piensa en el hecho de que «en un mundo donde millones de personas carecen de cuidados de salud básicos, hay naciones ricas que gastan dinero en la “construcción de vaginas” para hombres saludables».1

Más aún, si puedes definir tu género, ¿por qué no definir también tu edad o color de piel? ¿Qué hacemos con alguien que afirma ser de otra edad, raza o especie? Además, si toda identidad y orientación sexual debe ser afirmada, ¿qué hacemos con los intentos de las minorías que buscan justificar la pedofilia y hasta la bestialidad bajo el lenguaje del «amor»? ¿Cuál es el límite a las implicaciones de esta ideología?

Sí, podemos hablar mucho más sobre las contradicciones y los peligros evidentes de la ideología de género. Es necesario que lo hagamos. Sin embargo, el objetivo de este escrito no es hablar principalmente sobre eso. Quiero invitarte a reflexionar con la Biblia en lo que hay detrás de esta ideología.

Si este conjunto de dogmas es tan irracional y tóxico, ¿por qué tantas personas lo aceptan con fanatismo? Además, ¿cómo entender esa propensión nos ayuda a hablar la verdad en amor frente al engaño ideológico?

La ideología como religión
La Biblia enseña que la razón por la que podemos llegar a abrazar ideas irracionales es que no somos criaturas muy racionales después de todo. Debido a nuestro pecado e idolatría —que consiste en poner a otras cosas en el primer lugar que solo Dios merece y creer que eso nos saciará (Ro 1:21-25; Jer 2:13)—, el Señor en Su justicia nos dejó seguir nuestra mente separada de Él, como una forma de juicio: «Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada» (v. 29). Es por eso que no pensamos tan bien como debiéramos.

Además, un punto clave sobre nuestra humanidad es que Dios no nos hizo seres puramente racionales. Él nos hizo para que seamos más que simples calculadoras. Dios nos creó en amor para compartir Su deleite con nosotros, para que le adoremos y disfrutemos de comunión con Él para siempre. Por eso nos dio la capacidad de tener deseos, pues la adoración sin afectos sería mera hipocresía. Fuimos hechos para amar y adorar a Dios con todo lo que somos (Mt 22:37), lo que implica ser gobernados por el deseo por Dios.

Nuestros anhelos son capaces de sobreponerse a la razón. De hecho, tendemos a justificar y racionalizar las cosas que deseamos

Como fuimos hechos para adorar, se nos hace imposible no adorar algo. Si Dios no está en el centro de nuestras vidas, no podemos evitar desear algo más que llegue a ocupar el primer lugar y que elevemos como dios. Por eso la esencia del pecado es cambiar la gloria de Dios por algo más y convertirlo en lo más importante y deseable.

En palabras de Santiago, «cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte» (1:14-15). Esto significa que el pecado no surge de la nada, sino que tiene su origen en nuestros deseos desordenados (el significado de la palabra griega traducida como «pasión»)

Somos criaturas más orientadas por nuestros deseos que por la mera razón. Es por eso que saber que codiciar está mal no necesariamente acaba con nuestra codicia (cp. Ro 7:7-8). Nuestros anhelos son capaces de sobreponerse a la razón, de manera que «los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne» (Ro 8:5). De hecho, tendemos a justificar y racionalizar las cosas que deseamos. Nuestros ídolos nos gobiernan, estemos conscientes de eso o no. Por eso Jesús habla del pecado como algo esclavizante (Jn 8:34).

En resumen, todo pecado es idolatría. Por tanto, debajo de toda ideología que pone ideas falsas por encima de la verdad también hay idolatría.

Cuando reconocemos esto, no es difícil detectar cuál es el ídolo detrás de la ideología de género: el yo que quiere definir su identidad y elevar sus deseos desordenados por encima de la verdad, asumiendo el lugar de dios en su vida y pretendiendo que eso lo hará feliz. En este sentido, la ideología de género —como toda ideología en realidad— es una forma de religión basada en una fe mal dirigida (¡y vaya que se requiere mucha fe ante tantas contradicciones en sus doctrinas!).

Debajo de toda ideología que pone ideas falsas por encima de la verdad también hay idolatría

Es por este individualismo que, como Tim Keller ha señalado, mientras que en el mundo romano antiguo acusaban a los creyentes: «Ustedes los cristianos son muy exclusivistas; amenazan el orden social porque no honran a todas las deidades», hoy el mundo occidental posmodernista e individualista nos acusa: «Ustedes los cristianos son muy exclusivistas; amenazan el orden social porque no honran todas las identidades».

Por eso el debate sobre la ideología de género se trata en realidad de una guerra espiritual por los corazones de las personas, contra las fuerzas espirituales que mantienen a las personas cautivas voluntariamente a la esclavitud de la idolatría (cp. Ef 6:12, 2 Co 4:3-4; 2 Ti 2:25-26). No podemos librar esta guerra sin tener en cuenta su dimensión espiritual y sin prepararnos con la armadura que Dios nos provee (Ef 6:10-18).

Aquí es donde aparecen las buenas noticias: nuestro Dios es poderoso y lleno de gracia para librar a las personas de la idolatría y traerlas a Él (1 Ts 1:9; 2 Co 4:6). Lo hizo en quienes hemos creído el evangelio; lo puede hacer también en los demás.

Respondamos ante la idolatría
Los activistas de la ideología de género dicen que el debate al respecto en la esfera pública debe estar exento de dogmas de fe y religión; sin embargo, como vimos, su ideología es una forma de religión y tiene dogmas que abraza por fe. No temamos señalar esto en la medida que sea posible. Identifiquemos la idolatría subyacente debajo de la ideología, en vez de enfocarnos solo en conversar sobre lo irracional y dañina que resulta, pues esto nos permite ir a la verdadera raíz del problema y apuntar a la solución que solo está en Jesús.

Nuestro Señor es el Hijo de Dios que vino a este mundo para vivir perfectamente en nuestro lugar, morir en una cruz por nuestros pecados y resucitar victorioso para traer libertad y vida eterna a todo el que cree en Él. En Cristo podemos tener comunión con Dios y empezar a vivir satisfechos en Él para siempre, de manera que podamos decir junto a Pablo que el vivir es Cristo (porque Él es lo más valioso y precioso que tenemos) y el morir es ganancia (porque la muerte solo nos acerca más a Él; Fil 1:21).

Expongamos la idolatría detrás de la ideología de género. Al hacerlo, expongamos también al Salvador que nos hace libres en verdad

Entonces, no nos conformemos con solo señalar las inconsistencias y consecuencias de la ideología de género. Cavemos más profundo. Esta ideología está mal no solo porque es ilógica y hace daño a las personas, sino primeramente porque nos esclaviza como lo hace todo pecado y porque es una forma de rechazar al Dios para el que fuimos hechos y el diseño con el que nos creó en Su voluntad perfecta. Solo Él es el Dios que puede saciarnos en verdad.

Hermanos, expongamos la idolatría detrás de la ideología. Al hacerlo, expongamos también al Salvador que nos hace libres en verdad (Jn 8:34). Esto no es opcional si queremos hablar la verdad en amor a las personas.

1 Sharon James, Gender Ideology: What Do Christians Need to Know? [Ideología de género: ¿Qué necesitan saber los cristianos?] (Christian Focus, 2019), p. 20.


Josué Barrios

Sirve como Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Ha contribuido en varios libros y es el autor de Espiritual y conectado: Cómo usar y entender las redes sociales con sabiduría bíblica. Es licenciado en comunicación y cursa una maestría de estudios teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Vive con su esposa Arianny y su hijo Josías en Córdoba, Argentina, y sirve en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer como líder de jóvenes. Puedes leerlo en josuebarrios.com, donde su blog es leído por decenas de miles de lectores todos los meses. También puedes seguirlo en Youtube, Instagram, Twitter y Facebook, y suscribirte gratis a su newsletter con contenido exclusivo.

¿Qué es una mujer? | Catherine Sheraldi

¿Qué es una mujer?
CATHERINE SCHERALDI

Una de las grandes ironías de nuestra época es que mientras el mundo celebra hoy el Día de la Mujer, por lo general no pueden explicar exactamente y de manera razonable qué se debería celebrar hoy. Hay confusión sobre qué es una mujer y qué la hace única, en especial debido a que el feminismo ha distorsionado el verdadero rol de la mujer y sus características, y también por el auge de la ideología de género. ¿Qué es una mujer? En este escrito, quiero invitarte a reflexionar en cómo la Biblia y la ciencia nos ayudan a responder esta pregunta.

En el jardín del Edén, Dios creó una pareja binaria que consistía solo en un hombre y una mujer. Era una pareja con una naturaleza santa, que caminaba en relación íntima con su Creador como portadora de Su imagen. Dada la grandeza y sabiduría de Dios, Él creó dos géneros con grandes similitudes y diferencias para que, al vivir en armonía, lo pudieran reflejar ante el mundo de una manera mejor que si solo hubiera un género. Ambos, el hombre y la mujer, serían capaces de mostrar la sabiduría y grandeza de Dios.

Al ver a la pareja en el jardín notamos que eran iguales en dignidad, aunque tenían roles diferentes que cada uno aceptó (Gn 1:27-28; 2:15-18; 3:2-3). No obstante, a pesar de sus diferencias, cada uno valoraba al otro y juntos tenían una meta en común por la que trabajaban en equipo (2:23-23; 1:28). Como al comienzo no conocían el pecado, había una inocencia en sus formas de pensar y actuar, y cada uno confiaba en el otro (2:25; 3:2-3).

Es lamentable, pero en la actualidad tenemos una confusión respecto al género, porque la cosmovisión en auge en nuestra cultura está a años luz de la realidad diseñada por Dios. Hoy se afirma que el género no es binario y que es posible ser de un género y estar «atrapado» en el cuerpo del sexo opuesto, lo cual requiere nuestra «emancipación de dicha tiranía», como algunos han sugerido. Sin embargo, solo una generación individualista puede concluir que la esencia de una persona puede ser definida con base en los sentimientos, incluso si estos sentimientos son contrarios a la genética, embriología, endocrinología, neurobiología y neurofisiología.

Aunque la diferencia genética entre el hombre y la mujer es de solo un 1 %, las implicaciones de este porcentaje son inmensas en manos de un Dios sabio e infinito

La ciencia pone al descubierto el diseño radicalmente distinto del hombre y de la mujer. Por ejemplo, aunque parecen iguales en el aspecto anatómico, la función fisiológica es distinta en cada género. Aunque la diferencia genética entre el hombre y la mujer es de solo un 1 %, las implicaciones de este porcentaje son inmensas en manos de un Dios sabio e infinito. Con el descubrimiento de las resonancias funcionales y las tomografías por emisión de positrones, se han demostrado las diferencias en la función cerebral de cada género, lo que a su vez demuestra las diferencias en las habilidades de cada género.

Por ejemplo, desde el embarazo, el cerebro femenino experimenta cambios y se prepara para lidiar con la vida multitarea que se le avecina. A través de las feromonas, la madre es capaz de apegarse a su niño de una manera especial incluso antes de que nazca, no necesita esperar hasta ver a su bebé para amarlo. Además, estos cambios cerebrales producen que por lo general sea más paciente con las rabietas del niño al punto de inclinarse a consentirlo más, y entonces el padre usualmente balancea esta permisividad con la justicia. De esta forma, ambos demuestran diferentes aspectos del amor de Dios: la mujer llena de una manera particular la necesidad del niño de sentirse amado y el hombre lo prepara para enfrentarse con un mundo caído.

Dios siempre ha sido relacional; existe eternamente una relación perfecta entre las tres personas de la Trinidad. Con esto en mente, también podemos entender que Él ha formado a la mujer con una necesidad y capacidad particular de relacionarse con otros, de una manera distinta a la del hombre, y así ella también demuestra que Dios la creó conforme a Su imagen y semejanza. Su particularidad, por ejemplo, promueve en ella el deseo de armonía en las relaciones. Debido a las conexiones cerebrales que tiene, su reacción más común es evitar una confrontación, a diferencia del hombre (a quien le faltan algunas de estas conexiones y tiene más facilidad para confrontar). De nuevo, podemos ver que tanto el hombre como la mujer son necesarios para reflejar a Dios como Él ha diseñado que lo hagamos. Dios mismo nos buscó para quitar la enemistad que nuestro pecado produjo (2 Co 5:18-19), por lo que la disposición a confrontar en amor también es un aspecto del carácter de Dios que es necesario que reflejemos (Gn 3:11-19).

Al hablar sobre qué es una mujer, no podemos dejar de mencionar el rol de ayuda idónea que le fue otorgado en su creación

Al hablar sobre qué es una mujer, tampoco podemos dejar de mencionar el rol de ayuda idónea que le fue otorgado en su creación (2:18). Adán recibió las instrucciones de cuidar y cultivar el huerto antes de la creación de Eva (2:15); sin embargo, para llevar a cabo esta tarea asignada por Dios, fue necesario unir a dos personas con una multiplicidad de características típicas de su diseño. Entonces, a Adán se le otorgó el rol de ser cabeza y líder, mientras Eva lo complementaba para desarrollar la creación como fue ordenado por Dios (1:28). Aunque este rol de ayuda idónea alcanza una expresión muy especial en el matrimonio, dada sus condiciones de diseño original, la contribución de las mujeres ha sido monumental en el desarrollo de las civilizaciones. Es por eso que podemos decir que no hay esfera de la vida humana que no se beneficie profundamente de la intervención de las mujeres, sean solteras o casadas, en la medida en que ellas caminan según el diseño de Dios para sus vidas.

Ahora bien, nada de esto quiere decir que las mujeres siempre manifiestan estas características de la misma forma. Cada persona es diferente y, por lo tanto, sus características innatas debido a su género pueden tener distintos matices de expresión en diferentes contextos y etapas de la vida. Por ejemplo, aunque las mujeres por lo general prefieren no confrontar, es posible que una mujer no tenga dificultad en hacerlo. Esto no la hace menos mujer. Recordemos también que el trasfondo cultural de las personas también ejerce una gran influencia. Por consiguiente, tanto los hombres como las mujeres pueden tener diferentes grados de expresión de aquellas cualidades que son típicas de uno u otro. Pero lo que nunca se puede negar es que las mujeres y los hombres son distintos por diseño, cada uno con rasgos particulares que derivan de la forma en que Dios los hizo para Su gloria, incluso en detalles que son imperceptibles a menos que los examinemos de cerca.

Entonces, ¿qué es una mujer? Es uno de los dos géneros que Dios creó, con un conjunto de características divinas específicas. Fue hecha con la capacidad de complementar al hombre y brindar su aporte a las áreas donde él necesita ayuda para desarrollar la creación y glorificar a Dios. De esta manera, trabajando juntos en armonía demuestran al mundo quién es Dios.

Mientras el mundo en general está confundido con respecto a qué es una mujer, recordemos y proclamemos con alegría y asombro esta verdad para la gloria de nuestro Dios.

​Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Integridad y Sabiduría. Puedes seguirla en Twitter.

Ideología de Satanas y su Agenda Infernal | Cesar Vidal

Ideología de Satanas y su Agenda Infernal

Cesar Vidal
El periodista y escritor español, participó en la Conferencia sobre la ideología de Género y advirtió que es uno de los «instrumentos de la mayor amenaza totalitaria que ha conocido el ser humano» y explicó cómo una «agenda globalista» tiene tanto poder sobre toda la sociedad en todos los continentes.

La ideología de género, es una frase que esconde cientos de significados, si bien es cierto que no está en ningún tratado, el concepto si está presente.

El objetivo de la ideología de género es eliminar el «género», es decir, el concepto de varón y mujer.

«Si un varón, decidiera convertirse en mujer, hacerse las operaciones, cambiar su nombre, y toda su identidad, no deja de ser varón, pues su formación cromosómica no cambia a pesar de sus cambios físicos», dijo.

Asimismo, manifestó los tres obstaculos que quiere derribar esta agenda globalista: En primer lugar las distintas identidades culturales y nacionales; en segundo lugar a la familia como núcleo de la sociedad desde el inicio de la humanidad y tercero; al cristianismo, por ser oposición a todas sus propuestas liberales.

César Vidal
Historiador y escritor
Periodista y escritor, autor de numerosas obras históricas, novelas y ensayos. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, España, doctor en Historia por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y doctor en Derecho por la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX).

Posee también, doctorados en Teología y Filosofía por la Logos University de Jacksonville, Florida, EE.UU. Es miembro de la American Schools of Oriental Research o el Oriental Institute of Chicago, instituciones que se dedican al estudio de las civilizaciones antiguas en el Oriente Medio, entre otras actividades intelectuales que realiza.

¿Debería asistir a una boda homosexual?

Por Kevin DeYoung 

Nota del editor:Este es el séptimo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

¿Por qué podría un cristiano negarse a asistir, atender o participar en una ceremonia de matrimonio entre personas del mismo sexo? Para hacer las cosas más simples, asumamos que este es un debate entre cristianos tradicionales que creen —como siempre ha creído la iglesia y como sigue creyendo la mayor parte de la iglesia mundial— que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo es pecaminoso y que el matrimonio es una unión conyugal y de pacto entre un hombre y una mujer.

Con este comentario aclaratorio, podemos abordar la cuestión directamente: ¿Por qué un cristiano se sentiría obligado por su conciencia a no asistir o participar en una boda gay? Lo que nos lleva a esta conclusión no es el fanatismo, ni el miedo, ni porque no sepamos que Jesús pasó tiempo con los pecadores. Es por nuestro deseo de ser obedientes a Cristo y por la naturaleza del evento de la boda en sí.

Una ceremonia de boda, en la tradición cristiana, es ante todo un servicio de adoración. Así que si la unión que se celebra en el servicio no puede ser aprobada bíblicamente como un acto de adoración, creemos que el servicio da crédito a una mentira. No podemos, con buena conciencia, participar en un servicio de adoración falsa. Entiendo que no suena muy bien, pero la conclusión se desprende de la premisa, es decir, que el «matrimonio» que se celebra no es en realidad un matrimonio y que no debe celebrarse.

Además, desde hace tiempo se entiende que los presentes en una ceremonia matrimonial no son simples observadores casuales, sino que son testigos que otorgan su aprobación y apoyo a los votos que se van a realizar. Por eso el lenguaje tradicional habla de reunirse «ante Dios y ante esta congregación». Por eso, en uno de los servicios matrimoniales modelo de la Iglesia presbiteriana de América, todavía el ministro dice:

Si alguien puede mostrar una causa justa por la que no puedan casarse legalmente, que lo declare ahora o que calle para siempre.

De forma muy explícita, la boda no es una fiesta para los amigos y la familia. No es una mera formalidad ceremonial. Es un acontecimiento divino en el que los reunidos celebran y honran la «solemnidad del matrimonio».

Por eso —por mucho que quiera tender puentes con una amiga lesbiana o asegurar a un familiar gay que me importa y que quiero relacionarme con él— no asistiría a una ceremonia de boda del mismo sexo. No puedo ayudar con mi pastel, con mis flores o con mi presencia a solemnizar lo que no es sagrado.

Al adoptar esta postura, a menudo he escuchado en respuesta cosas como estas:

Pero Jesús se juntó con los pecadores. No le preocupaba ser contaminado por el mundo. No quería alejar a la gente del amor de Dios. Siempre abría las compuertas de la misericordia de Dios. Él nos diría: «Si alguien te obliga a hornear un pastel, hornea para él dos».

Bien, pensemos en estas objeciones. Me refiero a pensar con unas cuantas frases y no solo con eslóganes y vagos sentimentalismos.

Jesús se juntó con los pecadores. Es cierto, más o menos (depende de lo que se entienda por «juntarse»). Pero Jesús creía que el matrimonio era entre un hombre y una mujer (Mt 19:3-9). El ejemplo de Cristo en los evangelios nos enseña que no debemos tener miedo de pasar tiempo con los pecadores. Si una pareja gay de la casa de al lado te invita a cenar, no la rechaces.

No le preocupaba ser contaminado por el mundo. Esa no es la preocupación aquí. No se trata de piojos o gérmenes del pecado. Nosotros mismos tenemos muchos de ellos.

No quería alejar a la gente del amor de Dios. Pero Jesús lo hizo todo el tiempo. Actuó de maneras antagónicas, que pudo hacerlas involuntariamente, pero más a menudo las hizo deliberadamente (Mt 7:6, 13-27; 11:20-24; 13:10-17; 19:16-30). Jesús apartaba a la gente todo el tiempo. Esto no es excusa para que seamos irreflexivos y poco amables. Pero debería poner fin a la noción no bíblica que dice que si alguien se siente herido por tus palabras o no amado por tus acciones, ipso facto fuiste poco amoroso de manera ridícula y pecaminosa.

Siempre abría las compuertas de la misericordia de Dios. Amén. Sigamos predicando a Cristo y prediquemos como Él lo hizo, llamando a todas las personas a «arrepentirse y creer en el evangelio» (Mr 1:15).

Si alguien te obliga a hornear un pastel, hornea para él dos. Este es, por supuesto, un principio verdadero y hermoso sobre cómo los cristianos, cuando son injuriados, no deben injuriar a su vez. Pero difícilmente puede significar que hagamos todo lo que la gente exige sin importar nuestros derechos (Hch 4:18-20; 16:35-40; 22:22-29) y sin importar lo que es correcto a los ojos de Dios.

Una boda no es una invitación a una cena o una fiesta de graduación o de jubilación. Incluso en un entorno completamente laico, sigue existiendo la sensación —y a veces las invitaciones de boda lo dicen— de que nuestra presencia en el evento honraría a la pareja y su matrimonio. Sería difícil, si no imposible, asistir a una boda (por no hablar de hacer el catering o el centro de mesa) sin que tu presencia comunique la celebración y el apoyo a lo que está ocurriendo. Y, por muy doloroso que sea para nosotros y para los que amamos, celebrar y apoyar las uniones homosexuales no es algo que Dios o Su Palabra nos permitan hacer.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.

Kevin DeYoung
El Rev. Kevin DeYoung es pastor de Christ Covenant Church en Matthews, N.C., y maestro asistente de Teología Sistemática en el Reformed Theological Seminary de Charlotte, N.C. Es autor de numerosos libros, incluyendo Taking God at His Word [Confía en Su Palabra] y Just Do Something [Haz algo].

Lo que depara el futuro

Lo que depara el futuro

Por Denny Burk

Nota del editor:Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

El presidente Obama tuvo razón cuando dijo que la decisión de la Corte Suprema sobre el matrimonio gay cayó como un rayo. La decisión en el caso Obergefell vs. Hodges, que legalizó el matrimonio gay en todo el país, es realmente un punto de inflexión en nuestra vida nacional. Aunque la mayoría de los estadounidenses apoya ahora el matrimonio gay, muchos de nosotros consideramos esta decisión como una tragedia moral y judicial.

Desde el punto de vista jurídico, representa que cinco jueces no elegidos imponen a la nación una nueva definición del matrimonio. La sentencia no se basa en principios jurídicos sólidos, sino en las opiniones de cinco abogados que se adjudican el derecho a promulgar una política social. La Corte Suprema no tiene derecho a redefinir el matrimonio para los cincuenta estados, pero eso es exactamente lo que hizo.

Desde un punto de vista moral, la decisión es una completa subversión de lo bueno, lo correcto y lo verdadero con respecto al matrimonio. El matrimonio es la unión de pacto entre un hombre y una mujer para toda la vida. Su conexión con la procreación y los hijos nos ha sido revelada en la naturaleza, por la razón y por el sentido común. Además, la Biblia revela que el matrimonio es un símbolo del evangelio, del amor y del pacto de Cristo por Su iglesia (Ef 5:31-32).

La decisión del tribunal intenta poner todo eso patas arriba. Como resultado, se opone a la razón y al sentido común. Lo que es más importante, va en contra de los propósitos de Aquel que, para empezar, creó el matrimonio (Gn 2:24-25).

Una nueva realidad
Aunque me decepciona esta decisión, aún confío en que los cristianos seguirán dando testimonio de la verdad sobre el matrimonio, aunque la ley de nuestro país se ponga ahora en nuestra contra. Sin embargo, muchos cristianos se preguntan cómo avanzar en esta nueva realidad.

Soy pastor y esta pregunta es exactamente la que he escuchado de la gente de mi iglesia. Nuestros miembros, en general, no tienen preguntas sobre la enseñanza de la Biblia sobre la homosexualidad y el matrimonio. Eso lo entienden. Tampoco tienen dudas sobre su obligación de amar al prójimo, buscar su bien y estar en paz con todos (Mr 12:29-31; Lc 6:33; Ro 12:18). También entienden todo eso.

Su pregunta es cómo vivir lo que Jesús les ha llamado a ser cuando la gente los trate con hostilidad. Hace poco hablé con un miembro de la iglesia cuyo jefe es gay. Aproximadamente la mitad de sus compañeros de trabajo también lo son. Son sus amigos y tiene amor por ellos. Ella quiere mantener una relación con ellos y espera seguir formando parte de sus vidas. Pero le preocupa que sus creencias cristianas sobre el matrimonio y la sexualidad los alejen una vez que las conozcan. Lo último que tiene en mente es librar una guerra cultural o ganar un debate con ellos. Solo quiere un espacio para ser su amiga, aunque al final no estén de acuerdo con estas cuestiones fundamentales.

Podría contar otras historias de hermanos y hermanas en Cristo que no solo están preocupados por mantener las relaciones con sus amigos del trabajo, sino que también les preocupa enfrentarse al suicidio profesional si sus opiniones cristianas se dan a conocer entre sus colegas. Una vez más, no quieren entrar en una guerra cultural con nadie. Pero tampoco quieren enfrentarse a la pérdida de sus trabajos o a una reprimenda en su expediente de recursos humanos cuando no se presenten a la fiesta de la oficina para su compañero de trabajo que acaba de casarse con su pareja del mismo sexo. Están tratando de averiguar cómo ser fieles a Jesús, amigos fieles y empleados fieles cuando estas obligaciones parecen estar en tensión.

Ese es el reto que veo entre nuestros miembros. Lo que se preguntan es si su fe cristiana será tolerada en el espacio público. Y no me refiero a ningún deseo por su parte de hacer un proselitismo agresivo y odioso. Se preguntan si existirá un auténtico pluralismo en el país post-Obergefell, o si los puntos de vista cristianos sobre la sexualidad y el matrimonio están siendo excluidos de nuestra vida nacional.

Estoy muy agradecido por estos queridos hermanos y hermanas en mi iglesia. Ninguno de ellos ha expresado ningún pensamiento de abandonar las enseñanzas de Jesús debido a estas dificultades. Van a caminar con Cristo sin importar el costo. Alabo a Dios por eso. Pero aun así estoy preocupado por ellos y estoy orando por ellos. Son víctimas silenciosas en la primera línea de una guerra cultural en la que no quieren estar. Solo quieren seguir a Jesús en paz. A medida que las implicaciones de Obergefell llegan a sus vidas, oro para que puedan hacer precisamente eso (1 Ti 2:2).

La creciente oposición
Los cristianos están empezando a darse cuenta de que su lugar en la vida estadounidense está siendo juzgado en el tribunal de la opinión pública. No está nada claro si esto acabará bien para la iglesia cristiana.

A principios de este año, vimos cómo los gobernadores de Indiana y Arkansas abandonaban en sus estados las Leyes de Restauración de la Libertad Religiosa (RFRA por sus siglas en inglés). Fue un momento clave en nuestra vida nacional que puso de manifiesto el profundo cambio de actitud de Estados Unidos respecto a la homosexualidad, el desfase de los evangélicos con la nueva ortodoxia sexual y la voluntad de muchos estadounidenses de castigar a los evangélicos por sus creencias transgresoras.

Hemos visto a dos gobernadores republicanos dar marcha atrás con respecto a las RFRA estatales sobre las cuales hace tan solo diez años no había controversia alguna. Hemos visto a los medios de comunicación nacionales desestimar con sarcasmo nuestra primera libertad en la Carta de Derechos, usando comillas al mencionar la «llamada» libertad religiosa. Vimos cómo un político tras otro no quería o no podía presentar un argumento coherente a favor de la libertad religiosa. Y vimos a innumerables comentaristas denigrar la libertad religiosa como un eufemismo para el fanatismo y la discriminación. El columnista del New York Times, Frank Bruni, escribió que a los cristianos se les debería «obligar a quitar la homosexualidad de su lista de pecados». No es de extrañar que Nicholas Kristof haya dicho que «los evangélicos constituyen uno de los pocos grupos de los que es seguro burlarse abiertamente».

La libertad religiosa ha recibido una paliza épica en la vida estadounidense y parece que apenas estamos empezando. El foco del ataque parece estar en los evangélicos. Los evangélicos están empezando a sentir un desprecio abierto por parte de burladores refinados, que encuentran que nuestra antigua fe es estrafalaria y discordante con el país posterior a la revolución sexual. Ya no existe una «mayoría silenciosa» a la que los cristianos puedan apelar en busca de ayuda. Los evangélicos somos una auténtica minoría cuando se trata de nuestro compromiso con las enseñanzas de Jesús sobre la sexualidad. No es solo que a la gente no le gusten nuestros puntos de vista. Es que no le gustamos a la gente por ellos. De hecho, una encuesta reciente ha revelado que hay más personas que ven con buenos ojos a los homosexuales que las que ven con buenos ojos a los evangélicos.

¿Retirada o compromiso?
Sin duda, los cristianos evangélicos se enfrentan a una nueva realidad en la América post-Obergefell y se preguntan cómo avanzar. Oyen a algunos líderes aconsejar la retirada y la desvinculación de la cultura. Oyen a otros líderes decir que tenemos que participar en la guerra cultural con el tipo de política que marcó la antigua Mayoría Moral de la década de 1980.

Ninguna de las dos opciones muestra realmente lo que Jesús nos enseñó sobre nuestra relación continua con el mundo. Juan 17 recoge las palabras de la oración de Jesús justo antes de ser entregado para ser crucificado. Su oración se centró no solo en los once discípulos que quedaban, sino también en todos aquellos que creerían en Él por el testimonio de Sus discípulos. En resumen, Jesús oraba por nosotros.

Entre otras cosas, Jesús oró para que estuviéramos en el mundo, pero no fuéramos del mundo, por el bien del mundo.

Jesús oró: «No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno… Como Tú me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo» (vv. 15, 18). Esto significa que la desvinculación del mundo no es una opción para los cristianos. Él nos ha enviado al mundo sabiendo muy bien que nos enfrentaremos a la oposición: «En el mundo tienen tribulación, pero confíen, Yo he vencido al mundo» (16:33).
Pero estar en el mundo no significa ser del mundo. En el Evangelio de Juan, «mundo» no es una palabra genérica para el planeta tierra. Es un término técnico que denota a la humanidad en su caída y rebelión contra Dios (ver también 1 Jn 2:15-17). Así que cuando Jesús nos envía al mundo, sabe que nos envía a un reino de rebelión activa contra los propósitos de Su Padre. Pero Su expectativa es que nuestra presencia en el mundo sea una influencia «santificadora». ¿Por qué? Porque nuestra lealtad a Jesús y a Su Palabra nos «santifica» en medio de la podredumbre (Jn 17:16-17). Y ese es el punto.
Estamos en el mundo, pero no somos del mundo por el bien del mundo. Jesús dice que envía a Sus discípulos santificados al mundo para que «el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste como me has amado a Mí» (v. 23). En última instancia, nuestra santificación en el mundo tiene una misión: mostrar al mundo —en su caída y rebeldía— que Dios envió a Su Hijo a morir por los pecadores.
Sí, nos enfrentamos a una nueva realidad después de Obergefell. Pero sabemos cómo avanzar en esta nueva realidad porque Jesús ya nos ha dado nuestras órdenes de marcha. Él nos ha mostrado que la oposición del mundo es la norma, no la excepción, y sabemos que al final venceremos porque Jesús ha vencido (16:33).

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Denny Burk
El Dr. Denny Burk es profesor de estudios bíblicos en el Boyce College y pastor asociado de Kenwood Baptist Church en Louisville, Kentucky. Es autor de What Is the Meaning of Sex? [¿Cuál es el significado del sexo?] y coautor de Transforming Homosexuality [Transformar la homosexualidad]. Puedes seguirlo en Twitter @DennyBurk.

Ideología de género: Tergiversación y verdad

Ideología de género: Tergiversación y verdad
CATHERINE SCHERALDI

Hasta hace unas décadas, las palabras sexo y género podían usarse de manera indistinta sin ningún problema. Hoy, sin embargo, las cosas son muy distintas. Mientras que el sexo se define como las características biológicas que hacen de un individuo varón o hembra, el género como tal (masculino o femenino) se denomina una construcción social y no biológica.

Según nuestra sociedad, la biología no tiene nada que ver con la identidad de género. Pero las cosas no son así tan sencillas.

La ciencia
Para entender cómo se determina el sexo de una persona, es importante regresar a la genética y la embriología. En el núcleo de cada célula hay genes con diferentes combinaciones de ADN (ácido desoxirribonucleico), las unidades hereditarias que determinan no solamente las características físicas de la persona, sino también el funcionamiento de cada órgano.

Las diferentes combinaciones en el ADN determinan las características de los seres humanos: el color de pelo, el tono de piel, o cualquier otra característica que marca la individualidad de cada persona. En los humanos, hay 23 pares de cromosomas (46 en total); 22 pares se conocen como autosomas y aparecen iguales en el sexo masculino y femenino. Además existe un último par, con los que llamamos “cromosomas sexuales”. Aquí existe una diferencia: las personas femeninas tienen dos cromosomas X (XX) y las personas masculinas tienen un cromosoma X y otro Y (XY).

El sexo es determinado por el tipo de gen que el feto reciba de sus padres. El hijo o hija recibe un cromosoma sexual de cada progenitor. La madre siempre donará un cromosoma X y el padre en ocasiones dona un cromosoma X y otras veces dona un cromosoma Y.

Aunque el sexo es determinado en el momento de la concepción, en el estado fetal el desarrollo de ambos sexos es idéntico hasta la sexta semana. Si el feto es masculino, entrará en juego una proteína conocida como proteína SRY, la cual se produce a partir de un gen en el cromosoma Y. Esta proteína ocasiona la formación de los órganos masculinos. Si la proteína SRY está ausente, se desarrollarán los órganos femeninos. Así, la composición genética (lo que llamamos el genotipo) es lo que determina cómo el individuo luce y funciona (lo que llamamos el fenotipo).

La caída
Cuando una persona dice sentirse más como el sexo opuesto al que su fenotipo demuestra, entonces se habla de disforia de género. Esa persona profesa sentimientos como si estuviera en el cuerpo del sexo equivocado, condición que ha sido denominada como transexualidad. El término disforia de género también se utiliza para hablar de personas que sienten que su género no es exclusivo (masculino o femenino) sino que dice ser “bigénero” e identificarse con ambos. También existen aquellos que se denominan “agénero”, porque sienten una ausencia de género o porque se consideran de un tercer género totalmente separado de los otros dos.

El pensamiento popular ahora es que lo que determina el género en el individuo no es su genética, sino lo que cada persona “siente”.

Dot Brauer, psicóloga clínica y directora del Centro de LGBTQA en la universidad de Vermont, define la identificación del género como “lo que se siente bien para la persona”. Ella dice que “en su generación toda la información fue dada desde una perspectiva limitada y con lenguaje limitado impartido en la clase de salud y aquello que fue aprobado por la junta de educación”, sugiriendo que ellos tenían una mente estrecha. Se dice que el género existe en una gama, afirmando que hay muchas diferentes expresiones entre los dos géneros. Lisa Fields, de WebMD, escribe que ser transgénero “se trata de lo que una persona siente en su interior”. El Dr. Michael L. Hendricks, un psicólogo clínico en Washington que trabaja con pacientes durante su transición (personas cambiando de lo que su biología ha determinado hacia lo que sienten), dice que no hay un patrón, sino que varía con cada paciente. Ahora es claro por qué Facebook tiene 71 diferentes géneros para que elijas en tu perfil.

La cosmovisión ha cambiado, y por lo tanto ha cambiado el lenguaje. Ya no es “género biológico”, como siempre se ha dicho, sino “género asignado”. Con esto se quiere señalar que el género fue asignado al nacer por el personal médico, sin saber si realmente ese será el género con el cual el niño o niña decidiría identificarse.

Como hemos visto, la biología, la embriología, y la genética demuestran que solamente hay dos sexos. Esta noción de que el género es independiente del sexo biológico es precisamente denominada una ideología porque no está basada en la ciencia. Aunque la disforia de género todavía es considerada como una anormalidad en la psiquiatría, eso parece estar por cambiar.

En el siglo XVIII, el mundo pasó por la revolución científica, donde la verdad se buscaba a través del método científico. Para que algo fuera aceptado como verdad tenía que ser probado a través de la experimentación y la corroboración de los resultados iniciales. Esto es efectivo cuando la información es medible, pero en otras áreas es impreciso.

Una de las áreas donde el método científico no tiene valor es precisamente en el área de las emociones. Muchas afirmaciones en el ámbito filosófico, moral, y psicológico fueron aceptadas como postulados científicos cuando en realidad el método científico no puede ser aplicado a ninguna de ellas.

A medida que la sociedad cambió, el hombre se volvió más egocéntrico e individualista, llegando a pensar que lo que establece la verdad para cada individuo es su propia opinión. En el mejor de los casos, el hombre de hoy piensa que si él no tiene la razón, la mayoría sí la tendrá. Esto es el fruto del corazón engañoso del hombre que lo lleva a creer que él siempre tiene la razón (Proverbios 21:2).

En nuestros días, la mayoría ha llegado a pensar que la autorealización es lo que trae la felicidad; esto es tierra fértil para la aceptación de algo como la ideología de género. Si la felicidad es un derecho y la verdad es relativa, entonces la tolerancia a cualquier ideología será el resultado natural, con el consecuente rechazo de cualquier verdad absoluta.

El evangelio
Es importante entender que con la caída del hombre en Génesis 3, todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual. Dios nos creó para que hubiera armonía en todos los aspectos; sin embargo, con la entrada del pecado, esta armonía se perdió.

Los sentimientos y emociones de cada persona son reales y pueden ser bastante fuertes, aunque no necesariamente correspondan a la verdad de su biología. A pesar de esto, si permitimos que la verdad sea definida por los sentimientos y el individualismo, en vez de por aquello que corresponde a la realidad, entonces terminaremos en la posición que estamos hoy, donde nadie conoce lo que es verdad.

Si las personas con disforia de género son estimuladas a abrazar lo que es una patología, lo única que logramos con esto es empeorar su disfuncionalidad. Un 32-50% de las personas transgénero cometen un intento de suicidio aun en lugares como Suiza, donde esta ideología es aceptada. El cristiano siempre debe desear lo mejor para la otra persona. Para estas personas eso implicaría ayudarles a abrazar el diseño del creador. Esto seria amarles verdaderamente.

Con la caída del hombre todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual.

Desde el surgimiento del deseo de Adán de ser como Dios y su subsiguiente caída, la cosmovisión secular tiene como su meta desplazar el control desde Dios hacia el hombre; quiere esconder la imagen de Dios, impuesta en Su diseño. El hombre desea ser su propio dios, para tener el derecho de decidir lo que quiere hacer y cómo hacerlo.

Sin embargo, 1 Crónicas 29:11-12 nos recuerda que solamente Dios está en control y Job 42:2 nos enseña que no hay nada que puede frustrar Sus planes. Los hombres están “entenebrecidos en su entendimiento” (Efesios 4:18) y su corazón es “engañoso” (Jeremías 17:9). Esto explica el porqué personas inteligentes y educadas no ven lo obvio y hasta ignoran las leyes de Dios que ellos mismos han descubierto a través de la ciencia para creer una mentira (Juan 3:19).

Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, hombre y mujer, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, complementándose el uno al otro, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada a través de las relaciones de forma única. La majestad y sabiduría del Señor es evidente en toda la creación del mundo, pero lo que mejor debe demostrar su gloria sobre todo lo demás es la corona de su creación: el hombre y la mujer. Ellos fueron los únicos que fueron creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27).

Cuando borramos las diferencias entre los sexos, distorsionamos la imagen de Dios y, por lo tanto, la escondemos. Satanás puede mantener el mundo ciego (2 Corintios 4:4) llevándolo todo el tiempo a cambiar la verdad por la mentira (Romanos 1:25). Esto produce lo que Pablo dijo a Timoteo, “Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13). Con todo, el próximo versículo nos recuerda lo que debemos hacer: “Sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido”.

Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada.

Nosotros somos embajadores de Cristo para predicar el evangelio, y vivir Su diseño es otra forma de expresar que creemos Su verdad. Así glorificamos su nombre y afirmamos que existe un único y verdadero Dios, creador de todo lo visible e invisible. De esta manera el mundo queda sin excusas (Romanos 1:20).


​Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Radio Eternidad. Puedes seguirla en Twitter.

Grandes mujeres de la Biblia

La Biblia tiene varios ejemplos de mujeres temerosas de Dios que marcaron la diferencia en su momento. Esas mujeres se destacaron en un mundo dominado por los hombres, y demostraron que Dios nos usa a todos para cumplir sus propósitos. Estas son 9 mujeres que se destacaron, pero no son las únicas…

  1. Sara, aunque ya estaba entrada en años, abandonó todo para vivir el resto de su vida en tiendas de campaña. Ella permaneció siempre al lado de su esposo, Abraham, apoyándolo. Sara creyó a Dios, y con 90 años, vio realizado su sueño de tener un hijo. Dios llenó su corazón de alegría. Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo.» Génesis 21:6
  2. Miriam nació y creció como esclava en Egipto. Cuidó de su hermano Moisés cuando él era un bebé. Ese es el mismo Moisés a quien Dios usó para liberar al pueblo de la esclavitud. Además de ser líder de alabanza, Miriam era profetisa y era muy respetada por el pueblo hebreo. Miriam les cantaba así: Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes. Éxodo 15:21
  3. Rajab era una prostituta de Jericó que salvó la vida de dos espías hebreos. Esa fue la razón por la que su familia se salvó cuando los hebreos atacaron Jericó. Gracias a su fe esta mujer despreciada se ganó un lugar entre el pueblo de Israel, llegó a ser uno de los antepasados de Jesús y obtuvo un puesto entre los héroes de la fe. Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes,
    pues había recibido en paz a los espías.
    Hebreos 11:31
  4. Débora era una profetisa y jueza que lideraba a Israel cuando no había rey. Ella convocó el ejército y animó a los guerreros a derrotar a los opresores. Bajo el liderazgo de Débora, Israel tuvo paz durante 40 años. Los guerreros de Israel desaparecieron; desaparecieron hasta que yo me levanté. ¡Yo, Débora, me levanté como una madre en Israel! Jueces 5:7
  5. Rut no era israelita, pero se ganó un lugar entre el pueblo de Dios por su dedicación a Dios y por el amor a su suegra. Ella abandonó su casa y su familia para servir a Dios. Rut era trabajadora y respetuosa. Conquistó el corazón de Booz y fue la bisabuela del rey David. Pero Rut respondió:
    ―¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti!
    Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas.
    Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Rut 1:16
  6. Ana no podía tener hijos, pero confiaba en Dios y oró con fe por uno. Cuando Dios se lo dio, ella se lo dedicó como muestra de agradecimiento. Samuel se crió en el templo y llegó a ser un gran profeta. Ana elevó esta oración:
    Mi corazón se alegra en el Señor;
    en él radica mi poder.
    Puedo celebrar su salvación
    y burlarme de mis enemigos. 1 Samuel 2:1
  7. Ester era una chica israelita que ganó el concurso de belleza más importante de su tiempo y se convirtió en la reina de Persia. Ella fue muy valiente y arriesgó su vida para salvar a su pueblo de una gran masacre. Dios le dio belleza, gracia e inteligencia a Ester para que ella pudiera proteger a su pueblo. Al rey le gustó Ester más que todas las demás mujeres, y ella se ganó su aprobación y simpatía más que todas las otras vírgenes. Así que él le ciñó la corona real y la proclamó reina en lugar de Vasti. Ester 2:17
  8. María era una joven sencilla que fue escogida para una gran misión: ser la madre de Jesús. Ella no rechazó esa misión sino que la aceptó con fe. Con seguridad y aplomo María ayudó a educar a Jesús y, años más tarde, lo vio resucitado en gloria. ―Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Lucas 1:38
  9. Priscila es un ejemplo del trabajo en equipo. Ella trabajaba con su marido, Aquila, difundiendo la palabra de Dios. Ellos eran amigos de Pablo y fundaron una iglesia en su casa. Priscila y Aquila también enseñaron y prepararon a un hombre llamado Apolos para la obra de Dios. Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús. Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los gentiles les estamos agradecidos.
    Romanos 16:3-4

¿Qué dice la biblia acerca de la igualdad de género?

Por: Susi Bixby

“La Biblia habla contra la igualdad de género”.

“Dios es sexista porque les da más privilegios a los hombres”.

“Los cristianos oprimen y menosprecian a las mujeres y su Biblia les enseña a hacerlo”.

No dudo que hayas escuchado las acusaciones, y que hayas tenido dudas sobre este tema en tu propio corazón. Es un tema difícil, hecho más complicado por la retórica y terminología ambigua que a veces se usa.

¿Qué es la igualdad de género? Si buscas una definición, encontrarás algo parecido a esta de Wikipedia: La igualdad de género implica que hombres y mujeres deben recibir los mismos beneficios, las mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto. Aunque hay muchas diferentes maneras de entender este término, vamos a tomar esta definición como base. Entonces…

¿La Biblia enseña y apoya el trato equitativo y justo de las mujeres?

Quizá nos ayude contestar esta pregunta si vemos en qué áreas la Biblia no indica una diferencia entre los géneros.

Igualdad en origen y patrón. Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó (Gen. 1:27 NVI). Tanto el hombre como la mujer fueron creados igualmente a la imagen de Dios. No hay ninguna indicación en ningún pasaje de la Biblia que diga que uno lleve más o menos imagen de Dios que el otro.

Igualdad en naturaleza pecaminosa. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno (Rom. 3:10). Aunque Eva fue la que pecó primero, Dios le pidió cuentas a Adán. Ambos fueron considerados igualmente pecadores y separados de su comunión con Dios por su pecado. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino (Is. 53:6). Esto significa que igualmente daremos cuenta por nuestro pecado e igualmente somos incapaces de salvarnos a nosotros mismos.

Igualdad en valor y posición. Porque de tal manera amó Dios al mundo… (Jn. 3:16). El amor de Dios para con sus seres creados a su imagen es parejo para hombres y mujeres. No queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pe. 3:9). Él desea salvar a todos por igual. Nos ofrece esa posición de “escogidos” tanto a mujeres como a hombres: Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros (Juan 15:16). El mundo dice que Dios no valora a las mujeres porque no les permite cierta posición, pero nuestra posición delante de Él no se basa en nuestro género.

Hay muchos puntos más de igualdad en la Biblia que podríamos destacar, pero estos tres son los más esenciales para nuestra identidad en Cristo. Podemos concluir que, en los aspectos más profundos de nuestra identidad como hijas de Dios, Dios nos trata completamente igual que a los hombres. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús (Gal. 3:28).

Entonces, ¿por qué las personas dicen que la Biblia está en contra de la igualdad de género? Lo dicen porque Dios sí hace diferencia entre mujeres y hombres. Son diferencias que muchas mujeres resisten al estudiar su Biblia. Son diferencias de roles. Probablemente conoces estas enseñanzas bíblicas así que solo las voy a explicar brevemente.

El rol de ayuda idónea en el hogar. No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea (Gen. 2:18). Dios diseñó a la mujer como la contraparte perfecta del hombre que creó primero. Dios también instruye a la mujer en el Nuevo Testamento que se someta a su esposo como la iglesia se somete a Cristo (Ef 5). En el diseño de Dios para la familia, el hombre es la cabeza del hogar, y la mujer se somete gozosamente a su liderazgo. El mundo iguala “ayuda” y “sumisión” a “inferioridad”. ¿Tú crees esto?

El rol de aprendiz sumisa en la iglesia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre (1 Tim. 2:12). Dios ha dejado muy claro en este, y otros, pasajes del Nuevo Testamento, que la autoridad y enseñanza principal en la iglesia se lleve a cabo por hombres. La mujer puede y debe enseñar a otras mujeres y niños (Tito 2), pero tener autoridad (en posición o enseñanza) sobre los hombres no le es permitido en el plan de Dios para su iglesia. Las mujeres deben modelar un espíritu afable y sumiso en todos los escenarios de su vida, pero la Biblia no prohibe que la mujer tenga autoridad sobre hombres en alguna empresa o en la política.

Es importante notar que Dios nunca indica inferioridad del género femenino como razón para esta diferencia de roles. Dios es un Dios de orden y creatividad. Lo demostró cuando creó a los animales, las plantas, incluso el sol, la luna y las estrellas. Vemos orden en muchas áreas de la vida. ¿El vicepresidente de una compañía es una persona de valor personal inferior al presidente? Función o posición de autoridad no indica grado de valor personal.

En las historias de la Biblia, y la historia del mundo, hay un sinfín de historias trágicas y tristes sobre el abuso y maltrato de hombres hacia mujeres. El pecado ha roto este mundo, y las mujeres hemos sufrido como objetos de ese pecado. Pero el pecado no cambia el diseño original de la creación de Dios.

Como joven y ahora como mujer de carácter fuerte e independiente, he tenido que luchar con este tema. He llegado a la conclusión que mi perspectiva depende de una sola gran pregunta:

¿Confías en tu Diseñador?
¿Realmente crees que Dios es sabio, bueno, y soberano? Si Él te creó y diseñó, ¿no sería Él mismo que mejor sabe cómo funcionas? ¿Has considerado que Dios estableció el orden de esposo-> esposa-> hijos en el hogar porque ama profundamente a las mujeres y quiere que desarrollen su identidad y diseño en el hogar sin obstáculos? Él no quiso cargar sobre nuestros hombros una responsabilidad que no nos diseñó para cargar. ¿Has pensado que, por amor a su iglesia, Él equipó y diseñó a los hombres para llevar a cabo la dirección y enseñanza de su rebaño?

Chicas sabias, quitémonos los lentes del mundo y pongámonos los lentes de Dios. ¡No escuchemos los gritos de mujeres que no entienden ni aceptan el dominio de Dios sobre sus vidas! Estudiemos los roles que Dios ha diseñado para su creación, y gocémonos en sus dones perfectos. Lee capítulo nueve de Chicas sabias en un mundo salvaje, y ¡deléitate en el privilegio que tienes de vivir el diseño perfecto de tu Creador!

Reto
Lee:
Chicas Sabias en un Mundo Salvaje: Capítulo 9: Roles; y Capítulo 10: Conducta Sexual (p. 129-162)
Génesis 2:18-25; Efesios 5
Memoriza:
Génesis 2:24 Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Reflexiona:
¿Tienes un genuino deseo de entender los roles de género que la Biblia establece? ¿O te has dejado llevar por el mundo a tal grado que ya no quieres saber nada más?
¿Te deleitas en el hecho de que tu Diseñador te hizo mujer para un propósito especial? Comprométete hoy a dedicarte a glorificarle a Él con cada aspecto de tu feminidad.
¿Qué perspectiva tienes del sexo? ¿Te satisfaces con demasiada facilidad, aceptando la versión pervertida y deficiente del placer sexual que el mundo ofrece?
Ora:
Diseñador Perfecto, reconozco que las voces a mi alrededor han encontrado lugar en mi corazón y mente. Someto mi concepto de la feminidad y el sexo a tu Palabra, y te pido que me des una comprensión mayor de tu plan perfecto. ¡Te alabo como el Creador todo sabio!

True Woman 2022
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Sobre el autor
Susi Bixby
Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …

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61 – La mujer no sujeta a su marido, peca contra Dios

Ministerios Integridad & Sabiduría

Tesis # 61

La mujer no sujeta a su marido, peca contra Dios

95 Tesis para la iglesia evangélica de hoy

Miguel Núñez

Es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puede encontrarlo en Twitter.

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