Qué hacer cuando tu hijo es adicto a los videojuegos | Melanie Hempe

Qué hacer cuando tu hijo es adicto a los videojuegos

Melanie Hempe

Estábamos en la carretera, llevando a nuestro hijo mayor de vuelta de su primer año en la universidad, cuando el momento de claridad llegó.

«Mamá, he estado en la cama durante la última semana», dijo Adam. «No salí de mi dormitorio. No terminé mis clases. Ese videojuego me hizo algo».

Nunca olvidaré el shock que sentí. ¿Qué quieres decir con «ese juego me hizo algo»?

En ese momento, seis años de conflicto de repente tenían sentido. Por fin me di cuenta: nuestro hijo estaba atrapado en su mundo virtual y no podía salir.

Problema
Debí haberme dado cuenta de las señales de advertencia en la escuela secundaria, cuando Adam empezó a dejar los deportes y los pasatiempos para jugar más a los videojuegos. También empezó a preferir su mundo de juegos a pasar tiempo con nosotros o ir a la iglesia. Yo odiaba mi nuevo trabajo como mamá policía de los videojuegos, poniendo el temporizador de la cocina y lidiando con constantes conflictos sobre su tiempo de juego.

¿Era normal que un adolescente estuviera horas y horas felizmente encorvado sobre una pantalla en el oscuro sótano? Mis amigas me decían: «Al menos no se mete en problemas. Al menos siempre sabes dónde está». Recuerdo pensar que era un estándar muy bajo. Pero era mi primer hijo, y parecía estar aprendiendo mucho en esa pantalla; al menos, eso es lo que él me decía.

Si sientes que algo va mal en la relación de tu hijo con las pantallas, no ignores esa persistente advertencia interior

Sus hábitos frente a la pantalla empeoraron en noveno grado, cuando su escuela, como muchas otras, dio un computador portátil a cada estudiante. Ese fue un punto de inflexión para nuestra familia, porque perdimos toda capacidad de ayudarle a controlar su tiempo frente a la pantalla. Un día, mientras caminaba por el pasillo de la escuela para reunirme con el consejero y hablar del problema, me crucé con una fila de chicos que jugaban a Call of Duty en sus portátiles regaladas. Me pregunté cómo lo estarían afrontando otros padres.

El resto del tiempo que Adam pasó en la secundaria estuvo lleno de conflictos: el tira y afloja de intentar manejar la vida con su inmanejable obsesión por los juegos. Nos alegramos de que fuera a la universidad; suponíamos que superaría su hábito juvenil y por fin empezaría su vida. Pero nos equivocamos. En el viaje de vuelta a casa, me di cuenta de que nos enfrentábamos a algo más serio que un mal hábito. Tenía todos los síntomas de una adicción.

Investigación
Mi formación es en enfermería, así que me sumergí a fondo en la investigación cerebral relacionada con el uso de videojuegos. Hablé con médicos y neurocientíficos de todo el país y aprendí que la adicción a los videojuegos incluye un componente neuroquímico bien definido. Las resonancias magnéticas muestran que la adicción a los videojuegos es neurológicamente similar a cualquier otra adicción. Al igual que las apuestas y las drogas, el juego secuestra la vía de recompensa de la dopamina. La sobreproducción de dopamina durante el juego desencadena una serie de acontecimientos neuroquímicos que conducen a un anhelo por más. Esto, a su vez, provoca un deterioro del autocontrol y disfunciones en las actividades cotidianas y las relaciones interpersonales, factores determinantes de cualquier adicción.

Adam no exageraba: el juego le había «hecho algo» a su cerebro.

Pasé de pensar en términos de límites parentales —como fijar un toque de queda o no permitir películas de clasificación R— a comprender las implicaciones emocionales y espirituales más profundas de un niño perdido en el mundo virtual. El juego no era un rito de iniciación neutral. Por el contrario, como todas las actividades adictivas, podría potencialmente arrastrar a un niño lejos de los cimientos de su vida familiar y espiritual. Se convierte en el dios de su propio universo en su escapada diaria. Con el tiempo, el mundo virtual puede llegar a ser tan auténtico y tan inmersivo que la necesidad de su familia, de Dios y del gozo natural disminuye.

Redención
Incluso cuando los tiempos eran oscuros y me sentía aislada en esta lucha, sabía que en el fondo había un propósito mayor. 2 Corintios 1:3-5 nos dice que Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos consolar a los que están en cualquier tribulación con el consuelo que hemos recibido de Dios. Me prometí a mí misma que nunca olvidaría el dolor de esta etapa de mi vida para poder ayudar a otras familias a evitar lo que le ocurrió a mi hijo mayor.

Gracias a Dios, nuestra historia está llena de redención. En primer lugar, casi doce años después, a Adam le va bien: sirvió cinco años en el ejército estadounidense y se graduó de la licenciatura. Ahora está terminando la carrera de Derecho y es portavoz de ScreenStrong, una organización sin ánimo de lucro que creamos para salvar a los niños del camino que él tomó. Adam les cuenta que desearía poder recuperar las más de diez mil horas que pasó jugando y perdiéndose en el mundo virtual.

En segundo lugar, a raíz de lo que vivió Adam, mi esposo y yo cambiamos la forma de abordar la tecnología con su hermana y sus hermanos gemelos más pequeños, creando para ellos una infancia libre de videojuegos y teléfonos inteligentes.

¿Radical? Sí. Pero nuestra hija se desenvolvió bien en la escuela secundaria sin teléfonos inteligentes ni redes sociales. Nunca se vio arrastrada al drama de las guerras de mensajes de texto de secundaria ni a las tentaciones de los adolescentes mayores en las redes sociales. Los gemelos están progresando en la escuela secundaria, manteniendo relaciones cara a cara con muchos grupos de amigos, entrenadores y profesores. En lugar de jugar a Fortnite durante cuatro horas diarias, compiten en béisbol y en carreras a campo traviesa, forman parte del consejo estudiantil y disfrutan tocando el violín y el piano. Todas estas son actividades que Adam perdió por el tiempo que invirtió mirando una pantalla con el control del juego en la mano.

A menudo me preguntan si ellos se sienten excluidos. No, mis hijos están muy unidos a sus amigos y a nuestra familia. Este camino ha dado lugar a mucha alegría en nuestro hogar.

En tercer lugar, Dios ha usado la historia de Adam para llegar a muchas familias. Ahora paso mi tiempo ayudando a otras madres y padres que están luchando con problemas de tiempo de pantalla en sus hogares. La educación sobre los efectos de las pantallas en el cerebro se convierte en la luz que brilla en los lugares oscuros. Los padres pueden comprender los efectos del uso excesivo de las pantallas en el desarrollo del niño y tomar las mejores decisiones para su familia. A través de la comunidad, los padres dejan de sentirse aislados y avergonzados. ¿Cuál es el resultado? Se restablecen las relaciones.

Sigamos avanzando
No hay que avergonzarse de cometer errores; nosotros cometimos muchos. Como padres, luchamos por vivir en la tensión entre la soberanía de Dios sobre cada centímetro cuadrado de la creación (citando a Abraham Kuyper) y nuestra responsabilidad de ser fieles administradores de nuestras vidas y guardianes de nuestros hijos.

¿Cómo podemos hacer esto bien? Los elementos adictivos y provocativos de los videojuegos son tan poderosos que creo que es peligroso permitir que entren en nuestros hogares como una actividad valorada durante la infancia y luego esperar que nuestros hijos prosperen. Preparar a nuestros hijos para el fracaso no es protegerlos, no es sabio y no honra a nuestro Creador.

La solución no consiste en privar a nuestros hijos de la diversión, sino en devolverles el gozo profundo de la vida real

Nuestra responsabilidad como padres es proteger a nuestros hijos de los elementos adictivos de la cultura que les hacen daño. Hazte algunas preguntas: ¿Está aumentando el uso de juegos en tu casa con el paso del tiempo? ¿El tiempo dedicado a los juegos está desplazando a los deportes y las aficiones sanas? ¿Están empeorando las notas y las relaciones de su hijo? ¿Su juego lo está distanciando de Dios y de su familia?

Si sientes que algo va mal en la relación de tu hijo con las pantallas, no ignores esa persistente advertencia interior, como hice yo durante mucho tiempo.

Adam me dijo una vez: «Mamá, nunca herirás mis sentimientos si compartes mi historia. Por favor, advierte a todas las familias que puedas».

Todas las familias se enfrentan al maremoto de la tecnología digital en la infancia, pero no todas tienen por qué verse arrastradas por ella. No podemos inmunizar a nuestros adolescentes con controles parentales o más conversaciones. No podemos cambiar el proceso de desarrollo infantil: son inteligentes pero no maduros. No podemos obligar a los niños a ser «sabios» con el tiempo de pantalla, ya que no son adultos con un córtex frontal totalmente conectado.

Pero podemos estar más informados y ser más diligentes a la hora de alinear las actividades de nuestros hijos con nuestros valores. Podemos evitar proactivamente las luchas frente a la pantalla y centrarnos en relaciones sanas. La solución no consiste en privar a nuestros hijos de la diversión, sino en devolverles el gozo profundo en el compromiso con la vida real. Dios creó un mundo para que lo exploren y aventuras para que las vivan en la vida real. Apuntemos hacia Su dirección.

Mantengamos allí también nuestra mirada. Recordemos que Dios es quien nos da nuevas misericordias cada mañana (Lm 3:22-23), sabiduría cuando se la pedimos (Stg. 1:5) y resistencia y ánimo que podemos compartir con otros (Ro 15:5).

La adicción a los videojuegos es real; no tengas miedo de buscar ayuda de padres que han salido del otro lado de sus luchas contra las pantallas. Hay esperanza. Por la gracia de Dios, puedes recuperar a tus hijos y reconectar a tu familia.

Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
Nota del editor:
Amy C. Eytchison contribuyó a este artículo.

Melanie Hempe (BSN, Emory University) es la fundadora de ScreenStrong, una organización nacional sin ánimo de lucro que trabaja con las familias para eliminar la dependencia infantil de las pantallas. Ha escrito tres libros para padres y presenta un podcast semanal, ScreenStrong Families. Su trabajo ha aparecido en Psychology Today, The Wall Street Journal, Thrive-Global, A&E Network, CBS, NPR, CNN, el documental Screened Out y diversos medios de comunicación y televisión. Vive en Carolina del Norte con su esposo y sus cuatro hijos.

Cómo entender el sermón impactante de Pedro en Pentecostés | Albert Mohler

Nota del editor: Este es un fragmento adaptado del libro Hechos 1 – 12 para ti (Poiema Publicaciones, 2022), por Albert Mohler Jr.

La llegada del Espíritu Santo en los acontecimientos de Pentecostés en Hechos 2:1-13 prepara el escenario para el sermón de Pedro en los versículos 14-36. En este punto, es importante resaltar que este sermón marca el inicio del testimonio de la iglesia en cumplimiento de la comisión dada a los apóstoles en Hechos 1:8.

Con el sermón en Pentecostés, Pedro presenta el testimonio de la iglesia cristiana al mundo, el cual declara que Jesucristo es el Señor crucificado y resucitado. El mensaje comenzará aquí en Jerusalén, pero, así como lo deja en claro el libro de Hechos, continuará extendiéndose al resto del mundo.

El hombre
La porción de Hechos 2:14-36 contiene uno de los sermones más asombrosos que se han predicado. Pero antes de ver lo que se dijo, o incluso cómo se dijo, date cuenta quién habló a la multitud de Jerusalén en este día extraordinario.

El versículo 14 revela que Pedro fue el predicador de ese día y que estaba junto a los otros apóstoles. Puede que este hecho no nos sorprenda, pero debemos considerar nuevamente cuán impactante es en la historia bíblica el hecho de que Pedro estuviera siquiera presente, y ¡cuanto más hablando!

Pedro actuó de manera cobarde, incluso negando a Jesús en los últimos momentos de Su vida (Lc 22:54-62), por lo que la presencia de Pedro en el día de Pentecostés es testimonio de la voluntad de Cristo para perdonar incluso al peor de los pecadores. La osadía de Pedro en el día de Pentecostés solo puede ser explicada por el poder del Espíritu obrando en él. Solo unas semanas antes, Pedro estaba dándole la espalda a Cristo. Ahora está proclamándolo con confianza, e incluso confrontando a los judíos con su pecado y necesidad de arrepentirse.

Con el sermón en Pentecostés, Pedro presenta el testimonio de la iglesia cristiana al mundo, el cual declara que Jesucristo es el Señor crucificado y resucitado

Debemos reflexionar sobre el denuedo y el liderazgo de Pedro en el día de Pentecostés. La gracia que recibió de Cristo en el momento de su restauración después de su negación le permitió predicar el evangelio y hacerlo con osadía. El Señor sabía que Pedro lo negaría (Lc 22:34). Esa tarde, Pedro, de hecho, negó al Señor y hacer eso lo quebrantó emocionalmente (Lc 22:54-62).

El apóstol Juan completa los detalles de lo que sucedió después de la negación de Pedro. A la luz de su triple negación, Cristo le extendió misericordia al otorgarle una triple redención (Jn 21:15-19). Pedro ha sentido el dolor de su pecado y la redención por la gracia de Cristo. La razón por la cual esto es importante es que la historia de Pedro es la historia de cada cristiano. La misericordia del Señor puede restaurar a cualquiera. Ahora Pedro extiende esa misma misericordia a la multitud que se ha reunido ese día de Pentecostés.

El método
Lo segundo que debemos notar acerca del sermón de Pedro es el método que utilizó para presentarlo. Observa que de inmediato Pedro dirige su audiencia a las Escrituras: «esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel» (Hch 2:16). De hecho, Pedro apela a las Escrituras en repetidas ocasiones. En el transcurso de su sermón, entrelaza grandes pasajes del Antiguo Testamento que hablan sobre Cristo como Joel 2 y los Salmos 16 y 110.

El sermón de Pedro es un ejemplo maravilloso para nosotros de lo que debería ser la predicación: acudir al texto bíblico, explicarlo, aplicarlo y pedir una respuesta. En otras palabras, Pedro muestra aquí en los primeros capítulos de Hechos que los apóstoles del primer siglo se dedicaron a la predicación expositiva. Su proclamación se enfoca en la persona y la obra de Jesucristo. Su enfoque es apropiado dada la importancia del momento que acaba de ocurrir. Con demasiada frecuencia, los sermones se entrelazan alrededor de historias o temas no relacionados, sin centrarse en Jesús. Pedro no hace esto. Su sermón es directo y demuestra el cumplimiento de las promesas de Dios en la persona y obra de Jesucristo.

El mensaje
En Hechos 2:17-21, Pedro explica y defiende las acciones de los apóstoles en el aposento alto en Pentecostés. Algunos judíos en la multitud creían que los apóstoles estaban borrachos (v. 13), pero Pedro explica que el profeta Joel había predicho los desconcertantes acontecimientos de Pentecostés y que, por lo tanto, los apóstoles estaban cumpliendo así la profecía del Antiguo Testamento.

Pedro dice que Joel 2 profetizó que señales milagrosas acompañarían al derramamiento del Espíritu en los «últimos días» y de acuerdo con el Antiguo Testamento, los «últimos días» fueron los días del nuevo pacto y la nueva creación (Hch 2:17). Esencialmente, el apóstol está enseñando a la multitud que todas las promesas del Antiguo Testamento acerca de la nueva creación han sido ya inauguradas por la obra de Jesucristo.

Pedro continúa su sermón enfatizando la soberanía de Dios sobre los eventos alrededor de la muerte y la resurrección de Jesús. Como señala, la muerte de Jesucristo fue parte del «determinado propósito» de Dios desde toda la eternidad (Hch 2:22-24).

Algunas tradiciones teológicas tienen la noción equivocada de que la historia se desarrolla como un proyecto cooperativo entre Dios y el hombre, es decir que Dios está esperando a ver cómo nuestras acciones darán forma a la historia y luego responderá de acuerdo con ellas. Sin embargo, este punto de vista no es congruente con la Biblia. Jesús no terminó en la cruz por un fracaso en Su ministerio. Pedro declaró que Jesús fue entregado por Dios el Padre según el plan predeterminado de Dios (v. 23). Dios no envió a Jesucristo para ver cómo Su creación, en su naturaleza pecaminosa, respondería a Él. Ni tampoco consideró la crucifixión como una mera posibilidad. Jesucristo fue el Cordero de Dios, enviado a morir.

Pedro llama a su audiencia a reconocer las Escrituras y su clara enseñanza con respecto a la identidad de Jesús: el mayor hijo de David, el Mesías de Israel. Esta gran verdad debería dar a los cristianos de todo el mundo una firme certeza de que Dios tiene realmente el control de la historia del mundo y el control de nuestras vidas. Nuestro Dios no está esperando a ver cómo se desarrolla la historia. El Dios de las Escrituras es el Dios que dispone todas las cosas de acuerdo con el designio de Su voluntad (Ef 1:11). Él es el Dios que actúa en la historia. Él es el Dios trascendente, eterno, soberano, omnipotente y omnisciente. Esto no significa que los hombres responsables de la crucifixión estén excusados; los que estaban presentes en la crucifixión son llamados «impíos» y son culpables de su pecado (Hch 2:23). Pero la Biblia contiene ambos hechos aparentemente contradictorios —la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre— como verdades armoniosas.

Por supuesto, la historia no termina con la crucifixión. Pedro continúa su sermón señalando: «Este [Jesús]… ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo mataron. Pero Dios lo resucitó» (v. 23-24). La gente impía o malvada había tratado de matar a Jesús, pero Dios lo levantó de los muertos. Toda la redención es iniciada por Dios.

Los seres humanos habían llegado a un punto de absoluta rebelión. Simplemente ya no había nada más que pudiéramos hacer por nosotros mismos. Pero Dios tomó la iniciativa y nos salvó mediante la obra de Cristo. Pedro está enseñando que, sin que los malvados que mataron a Jesús supieran, Dios siempre había planeado entregar a Su Hijo para que fuera asesinado, y luego resucitarlo de entre los muertos. Fue en esta victoria que Dios demostró Su sabiduría y poder sobre la muerte. Argumentando a partir de las Escrituras, el apóstol continúa enfatizando el señorío de Cristo, que se da a conocer ahora a través de la resurrección.

Finalmente, Pedro hace un llamado a su audiencia a reconocer las Escrituras y la clara enseñanza del Antiguo Testamento con respecto a la identidad de Jesús (Hch 2:36). El argumento de Pedro está saturado de las Escrituras. Está razonando a partir del Antiguo Testamento para demostrar que Jesús es en realidad el mayor hijo de David, el Mesías de Israel.

​El Dr. R. Albert Mohler Jr. es el presidente del Southern Baptist Theological Seminary (Lousville, Kentucky) y una de las voces de mayor influencia en el panorama evangélico de los Estados Unidos actualmente. El Dr. Mohler es conocido por su firme y clara defensa del evangelio y por su fidelidad a las Escrituras. Puedes seguir sus publicaciones mediante su sitio web, Twitter y Facebook.

Pastorear en la era del yo | Jonathan Dodson

Pastorear en la era del yo

Un miembro de la iglesia escucha un podcast enérgico de un tema cultural popular. Conmovidos por lo que escucha, busca en Google algunos términos para leer un par de artículos acerca del tema. Durante el fin de semana, entra en YouTube y ve una entrevista fascinante con un supuesto experto en la materia. Unos días después, se forma una opinión firme sobre un tema complejo y volátil.

El domingo, escucha el sermón de su pastor de confianza con un nuevo filtro, tamizando su mensaje en busca de palabras clave y valores. Preocupado por algo que escucha, envía un mensaje de texto a unos amigos que han estado escuchando el mismo podcast. Esa misma semana, el grupo se reúne para debatir cómo pueden ayudar a la iglesia a corregir el rumbo.

Prácticamente de la noche a la mañana, una opinión recién acuñada se ha convertido en el lente principal a través de la cual los miembros de la iglesia evalúan «la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Judas 3). Sin un estudio bíblico serio; sin escuchar la intención del autor o del discurso. Donde había humildad bajo la Palabra, ahora hay juicio sobre la Palabra. Donde había confianza, ahora hay desconfianza. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

LA ERA DEL YO

El documentalista británico Adam Curtis comenta acerca de nuestra época:

En la era del individuo, es maravilloso ser libre, que no te digan los viejos de la clase alta —los patricios— lo que tienes que hacer, pero en su lado negativo, estás solo. Eso está bien cuando las cosas van bien, pero cuando van mal, eres débil e inseguro. Íbamos a estar en este mundo fantástico, en el que seríamos el centro de todo y estaríamos al mando de nuestras propias vidas, pero eso conlleva incertidumbres.

La era del yo es atractiva porque favorece la expresión individual. Se caracteriza por mantras como «sé libre», «sigue a tu corazón» y «hazlo tuyo». El sentimiento central del individuo es supremo. Lo que más importa no es lo que digan los demás, sino cómo me siento yo. El individualismo expresivo mira con recelo a instituciones como gobiernos, empresas e iglesias. Irónicamente, esa misma desconfianza no se dirige hacia uno mismo. Por el contrario, el individuo se sitúa en el centro de todo, libre de formarse opiniones sin la carga de la tradición.

En esta nube de sospecha, surge una autoridad plagio, improvisada a partir de diversas fuentes: amigos, podcasts, artículos en línea, YouTube y redes sociales. Esta nueva autoridad a menudo compite con las Escrituras, lo que lleva a los cristianos a desconfiar de la autoridad fiel y amorosa de los líderes de las iglesias locales. En su forma más agresiva, esta falta de confianza en los líderes de la iglesia conduce a duras críticas y amargas divisiones.

Sin embargo, cuando la autoridad plagio falla, la gente también puede volverse débil e insegura. Mi amigo John luchaba contra la atracción hacia personas del mismo sexo.

Después de discipularle durante un par de años, decidió que, si podía confiar a Jesús su alma, podía confiarle su sexualidad. Se bautizó y se hizo muy activo en nuestra iglesia. Traía amigos no cristianos los domingos, preparaba postres para su grupo pequeño y recibía gente en su casa.

Pero, con el tiempo, John se mudó, dejó de participar en una iglesia local e improvisó una nueva autoridad que aprobaba el matrimonio homosexual. Entonces, un día, entró en la sala y vio a su pareja colgando del techo por un cable eléctrico. John regresó a nuestra ciudad, debilitado en su visión de la vida e inseguro sobre el futuro. Su nueva autoridad no podía darle sentido al suicidio, así que volvió a la iglesia.

PASTOREAR A TRAVÉS DEL PLAGIO

¿Cómo deben responder los líderes eclesiásticos a quienes están inmersos en la era del yo? Ya sea que estemos pastoreando a alguien fortalecido o debilitado por el individualismo, podemos aplicar los mismos tres principios: 1) Escuchar su historia, 2) Cuestionar su historia, y 3) Volver a contar su historia en torno a Jesús.

Escuchar su historia

Mientras inhalan individualismo expresivo, las personas lidian con cuestiones muy importantes como la justicia racial, la ética sexual y la identidad de género. Escucha su lucha. Hazles preguntas como: ¿Qué te llevó a emprender este camino? ¿Qué influencias han sido más formativas para ti? ¿Por qué este tema es tan importante para ti? Busca cosas que puedas afirmar, redimir o confrontar. Por ejemplo, cuando se les plantearon preguntas sobre la injusticia racial, nuestros ancianos afirmaron las preocupaciones de los miembros de la iglesia, pero trataron de redimir algunas de sus ideas ofreciendo una clase titulada: La raza y el evangelio.

Otra posibilidad es discernir una oportunidad de consejería. Una persona que se ha provocado sufrimiento a ella misma a través de una ética permisiva necesita ser consolada con la esperanza del evangelio. Aunque la desobediencia de John le llevó al pecado, Jesús siempre acoge a los pecadores arrepentidos. Le pregunté cómo afrontaba su pérdida y si era capaz de darle sentido a su sufrimiento. El yo resultó ser insuficiente para estas preguntas, pero nuestro Salvador no.

Cuestionar su historia

Aquellos que han deconstruido su fe lo habrán hecho con dudas genuinas, y las personas que abandonan la iglesia a menudo lo hacen con preocupaciones sinceras. Podemos simpatizar con el dolor, la confusión, la desesperación y la soledad, aunque sean auto provocadas. Jesús miraba a las multitudes no solo como pecadores impuros, sino también como personas acosadas y desamparadas, necesitadas de un pastor (Mt. 9:36).

Sin embargo, la empatía con la historia de una persona no debe malinterpretarse como aprobación del pecado o la incredulidad. Puede que tengamos que confrontar a alguien que ha sido herido por una iglesia pidiéndole que se reconcilie con sus antiguos líderes.

Mientras exploramos las dudas genuinas de un escéptico, también debemos estar alerta a la conveniencia de la independencia. Me he reunido con mi amigo Ryan muchas veces a lo largo de los años, pero cada vez que respondo a su pregunta escéptica, él plantea otra. Al final, le desafié diciéndole: «Kierkegaard decía que para que una doctrina se conozca de verdad hay que vivirla. Ryan, tienes que inclinarte hacia el cristianismo asistiendo a la iglesia, si realmente quieres ver si es verdad».

Volver a contar su historia

Cuando escuches las historias de la gente, pide discernimiento al Espíritu Santo. Él corta el engaño y «nos guiará a toda la verdad» (Jn. 16:13). Anota mentalmente las cosas que se repiten o que no son ciertas. Luego pregúntale a la persona si puedes regresar a ese tema o creencia. Es importante afirmar lo que es verdad antes de desafiar lo que no lo es. Así se tiende un puente en lugar de quemarlo. Por ejemplo: «Sí, el género es algo por lo que Jesús se preocupa profundamente. Elevó a las mujeres en una época en la que estaban marginadas por la sociedad», o «Es obvio que te han hecho daño; lo siento mucho. La iglesia puede ser un lugar desordenado».

Cuando cuestiones una mentira, considera hacer una pregunta. Por ejemplo: «¿Crees que es posible que la política se haya vuelto más importante para ti que la comunión con Cristo?». «Cuando dijiste que a los líderes no les importaba, ¿tuviste una conversación con cada uno de los líderes?». «Estoy de acuerdo en que la iglesia puede ser muy desordenada, pero si no es demasiado desordenada para Jesús, no debería serlo para ti». Trata de guiarlos a un aspecto del carácter o ministerio de Cristo que corresponda con las mentiras que están creyendo. Por ejemplo: «Sé que sientes que todo el mundo te ha defraudado, ¿pero has considerado que Cristo, y no la Iglesia, es tu fiel Defensor?».

CONCLUSIÓN

Escucha su historia, cuestiona su historia y vuelve a contar su historia en torno a Jesús. Esto puede ocurrir en una sola conversación o a lo largo de varias.

Por último, busca a alguien que te pastoree mientras pastoreas a otros en la era del yo. Pastorear a personas que critican tu iglesia, la predicación y el evangelio es un trabajo desgarrador. Si no tenemos cuidado, nos conformaremos con ministrar a otros sin que Jesús nos ministre a nosotros.

Necesitarás tiempo fuera del ministerio para descansar en Cristo. Así que, empieza a hacer cosas ahora que te preparen para entonces. Pide a otros que oren por ti para que no caigas en la desesperación o en la insensibilidad hacia el rebaño. Programa reuniones con miembros de la iglesia vivificantes y alentadores. Sobre todo, recuerda que el rebaño es, en última instancia, responsabilidad del Príncipe de los Pastores. Él los ama más de lo que tú o yo jamás podríamos, y podemos confiarle el resultado de su fe.

Jonathan Dodson

Es el pastor principal de City Life Church, fundador de gcdiscipleship.com y autor de The Unwavering Pastor: Leading the Church with Grace in Divisive Times (The Good Book Co., 2022).

El origen del pecado | Richard Phillips

DEFINICIÓN
La pregunta del origen del pecado indaga cuál fue la causa del pecado de Adán, por la que el género humano cayó de la justicia a la condenación, y contempla la relación de la venida del pecado al mundo con la voluntad del Creador bueno y santo, quien es soberano sobre todo.

SUMARIO
La enseñanza bíblica sobre el pecado comienza en el jardín, donde Adán violó la prohibición de Dios de comer del árbol prohibido. Allí descubrimos que, antes de la caída del hombre, el pecado existía en la forma de la serpiente tentadora: Satanás. Sin embargo, como Dios creó todas las cosas buenas, incluidos los ángeles que después cayeron, inevitablemente debemos enfrentarnos a la soberanía, omnisciencia y omnipotencia de Dios con respecto al origen del pecado. Una enseñanza bíblica equilibrada mostrará que Dios no es el autor del pecado, ya que, en Su santidad, Dios no tiene pecado ni maldad. Por otra parte, una cuidadosa reflexión bíblica enseña que Dios permitió el pecado de tal manera que Él permanece moralmente perfecto: Dios nunca es la causa principal, sino solo la secundaria en el pecado humano. El intento de dar un sentido racional al pecado siempre se tropezarán con la irracionalidad inherente al mismo. Sin embargo, en la cruz de Jesucristo, donde Dios quiso que Su Hijo fuera entregado a la muerte por manos de pecadores culpables, descubrimos la mejor respuesta a las preguntas sobre el origen del pecado en la gracia soberana de Dios, que le trae gloria por medio de la redención de los pecadores.

¿Cuál es la causa del pecado humano?
La pregunta sobre el origen del pecado tiene importancia por lo que nos dice tanto del hombre como de Dios. Según las teorías modernas, el pecado del hombre se origina en sus orígenes evolutivos. Se dice que la historia implica un ascenso desde unos comienzos salvajes, de modo que el pecado se considera simplemente como algo innato de la naturaleza humana. El efecto de una visión evolutiva del hombre es normalizar lo que la Biblia llama pecado como una simple necesidad de nuestra existencia.

Este enfoque moderno del origen del pecado entra en conflicto de manera radical con la Biblia al negar una justicia original a Adán. Génesis 1:27 afirma que «Dios creó al hombre a imagen Suya», y esta imagen implica santidad personal, rectitud y, por lo tanto, la liberación de la necesidad de pecar. Donald Macleod escribe: «Según la Biblia, el hombre, tal como fue hecho por Dios, era recto. Fue hecho a la imagen de Dios. Estaba sin pecado alguno».1 Sin embargo, el hombre se convirtió en pecador cuando Adán sucumbió a la tentación en el jardín. En este importante sentido, el hombre pecó cuando Adán quiso pecar en su corazón. Aunque Dios le prohibió comer del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 2:17-18), Adán comió el fruto y cayó en el pecado (Gn 3:6). Por lo tanto, el pecado no se originó en la naturaleza humana tal y como Dios la creó, sino que resultó cuando Adán fue tentado por la serpiente maligna por medio de su mujer. Una vez que Adán pecó, toda la raza humana cayó con él, perdieron la justicia original de la creación hecha a imagen de Dios (Gn 6:4), comparten la culpa de Adán (Ro 5:12, 18) y se corrompieron con el pecado, de modo que de ahí en adelante cada ser humano nace como pecador (Sal 51:5).

Aunque podemos rastrear la entrada del pecado humano hasta la tentación y la caída de Adán, observamos que la caída de Adán fue precedida por la caída de los ángeles malvados, de los cuales el principal es Satanás, quien se disfrazó en el jardín como la serpiente., pues cuando Adán pecó, ya había un ángel pecador presente en el jardín. La Biblia no define con claridad la manera o el momento en que tuvo lugar la caída de los ángeles. Pero Jesús dice que Satanás «fue un asesino desde el principio» (Jn 8:44; ver 1 Jn 3:8), lo que muy probablemente se refiere al principio del relato de la creación. Pablo advierte a los líderes de la iglesia de que no se envanezcan y caigan en «la condenación en que cayó el diablo» (1 Ti 3:6), lo que sugiere que el pecado originario de Satanás fue un orgullo que resentía la creación del hombre a imagen de Dios. Es lógico que Satanás tentara a Adán y Eva para que fueran «como Dios» (Gn 3:5), porque esta misma rebeldía descontenta ocasionó su propia caída.

El pecado y la voluntad de Dios
Estos datos bíblicos nos llevan al asunto de la relación de Dios con el origen del pecado. Herman Bavinck comenta: «Sobre la base de la Escritura, es seguro que el pecado no comenzó en la tierra, sino en el cielo, a los pies del trono de Dios, en Su presencia inmediata».2 ¿Significa esto que el pecado tiene su origen en Dios o en Su voluntad?

Dados los atributos divinos de la omnisciencia y omnipotencia, es inconcebible que el pecado, ya sea como acto o como poder, pueda haberse originado separado de la voluntad de Dios. Algunos pensadores han tratado de eximir a Dios de las implicaciones de esta realidad. Por ejemplo, Immanuel Kant argumentó que era la voluntad de Dios que existiera el pecado porque era necesario para la posibilidad del bien en el mundo. Al igual que los pájaros solo pueden volar gracias a la resistencia contraria del viento, también la presión del pecado es necesaria para la perfección moral humana.3 Otros han argumentado que el pecado era necesario para la creación de Dios a fin de que el hombre ejerciera el libre albedrío. El problema de estos puntos de vista es que el pecado se convierte así en algo normativo para la condición humana y puede incluso considerarse como una especie de bien. Este punto de vista contrasta con la insistencia de la Biblia en que el pecado es siempre «malo ante los ojos del Señor» (2 Cr 29:6).

La Biblia enseña uniformemente la soberanía de Dios sobre todas las cosas (Mt 10:9; Sal 33:11), lo que incluiría el origen del pecado, pero las Escrituras niegan explícitamente que Dios sea en Sí mismo la fuente del mal. Santiago 1:13 afirma que Dios no es el autor del pecado: «Que nadie diga cuando es tentado: “Soy tentado por Dios”. Porque Dios no puede ser tentado por el mal». 1 Juan 1:5 insiste: «Dios es Luz, y en Él no hay ninguna tiniebla», por lo que el pecado no se origina en la naturaleza o el ser de Dios. Tampoco nada de lo hecho por Dios fue malo en modo alguno, como declara Génesis: «Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera» (1:31). Job 34:10 declara: «Lejos esté de Dios la iniquidad, / Y del Todopoderoso la maldad». Además, la Biblia declara explícitamente el odio de Dios por el pecado (Sal 5:4; Lc 16:15).

¿Muestran estos versículos que Dios simplemente permitió el pecado, sin que fuera Su voluntad? La respuesta debe ser que «no», si por permiso excluimos la voluntad positiva de Dios. Fred G. Zaspel escribe: «La relación de Dios con los actos pecaminosos no es puramente pasiva: Su participación no es la de una mera autorización».4 Podemos decir con razón que Dios tuvo la voluntad de permitir el pecado, pero al hacerlo se afirma Su gobierno providencial sobre el pecado. Los teólogos abordan esta situación afirmando que el papel de Dios en el origen del pecado no implica una causalidad primaria sino secundaria. Fue la voluntad de Satanás la que pecó al dirigir la rebelión de los ángeles, así como fue la voluntad de Adán la que pecó al tomar el fruto prohibido. En última instancia, estos fueron según la voluntad decretada por Dios, pero Satanás y el hombre siguen siendo responsables de su pecado. Zaspel explica que «todo lo que sucede, bueno o malo, proviene de la ordenación positiva de Dios; pero la calidad moral del hecho en sí mismo está enraizada en el carácter moral de la persona que lo hace».5 Al mismo tiempo, debemos notar una diferencia entre la voluntad de Dios sobre el bien y el mal, la primera implica una habilitación positiva y la segunda un permiso positivo. Bavinck escribe: «La luz no puede por sí misma producir oscuridad; la oscuridad solo surge cuando la luz se retira».6

Aunque debemos negar cualquier bondad en el pecado mismo, sigue siendo cierto que Dios ha ordenado el pecado —de hecho, Dios utiliza el pecado sin pecar— para la alabanza de Su gloria. Puesto que «Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas», Dios quiso utilizar el pecado, en última instancia, para mostrar la perfección de Sus atributos, de modo que «a Él sea la gloria para siempre» (Ro 11:36). Por lo tanto, podemos llegar a decir que, aunque el pecado es malo, es bueno que haya pecado, pues de lo contrario Dios no habría sido la voluntad de Dios que existiera.

La enseñanza más clara de las Escrituras que afirma tanto la voluntad de Dios sobre el pecado como la responsabilidad del hombre sobre el mismo formó parte del sermón de Pedro el día de Pentecostés. Al condenar al pueblo de Jerusalén por su pecado contra el Salvador, Pedro declaró: «ustedes lo clavaron en una cruz por manos de impíos y lo mataron» (Hch 2:23). El pecado fue cometido por el pueblo que clamó por la crucifixión de Jesús, por Poncio Pilato en su error judicial, por los soldados romanos que clavaron a Cristo en la cruz, y por los sacerdotes y otros líderes religiosos que se burlaron del Hijo de Dios en Su tormento. Sin embargo, Pedro también atribuye a Dios la plena soberanía sobre todos estos perversos acontecimientos. Él añade en ese versículo que Jesús fue «entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios» (Hch 2:23). Dios no solo sabía que Su Hijo sería torturado, escarnecido y asesinado, sino que fue de acuerdo con Su «plan definitivo» y eterno para la historia que estos eventos tuvieron lugar.

El «enigma» del origen del pecado
Al responder a las preguntas sobre el origen del pecado, si bien podemos afirmar muchas verdades importantes, nos encontramos ante lo que Herman Bavinck llamó «el mayor enigma de la vida y la cruz más pesada que debe soportar el intelecto».7 Cuando se considera como una explicación del mundo tal como lo conocemos, el pecado tiene perfecto sentido: de hecho, sin una doctrina de la caída de la humanidad, la historia del mundo es incomprensible. Sin embargo, considerando los datos bíblicos sobre el pecado en sí, cuando nos preguntamos cómo es que seres creados totalmente buenos por Dios —tal como el ángel Satanás y el hombre Adán— pudieron querer pecar, se nos escapan todas las respuestas. Los intentos de racionalizar el origen del pecado tropiezan con la irracionalidad esencial de la criatura que se rebela contra el Creador. Esta irracionalidad aflige no solo a los pecados originarios de la historia antigua, sino también a cada pecado que cometemos hoy. Cuando el cristiano se pregunta amargamente: «¿Por qué pequé?», hay descripciones —por la tentación, por permanecer en el pecado interno, etc.—, pero no hay explicaciones verdaderas del origen de ningún pecado.

Es por esta razón que los cristianos pueden estar agradecidos por la pregunta «¿Por qué?» cuando se trata del pecado. Al no tener una respuesta verdadera en el lado humano de la ecuación, encuentra satisfacción en la gracia de la voluntad soberana de Dios. Romanos 11:32 afirma: «Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos». Solo a la luz de la gloria de la gracia de Dios empieza a tener sentido el pecado. Dios ha escogido salvar a Su pueblo, como pecadores, por medio de la sangre de Su Hijo como muestra de misericordia soberana. Los cristianos se dan cuenta así de que, porque nos convertimos del pecado que fue lavado mediante la sangre expiatoria, Dios es glorificado en Su Hijo. Lejos de minimizar la importancia de nuestros pecados continuos, los cristianos también se dan cuenta de que Dios es glorificado ahora en el poder que Su gracia proporciona permitiéndonos no pecar. El enigma del origen del pecado, pues, permite a los creyentes en Cristo percibir con gloriosa claridad el asombroso amor y la misericordia de Dios en Su Hijo, «para alabanza de la gloria de Su gracia» (Ef 1:6).

Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Camilo Patiño.

Este ensayo es parte de la serie Concise Theology (Teología concisa). Todas las opiniones expresadas en este ensayo pertenecen al autor. Este ensayo está disponible gratuitamente bajo la licencia Creative Commons con Attribution-ShareAlike (CC BY-SA 3.0 US), lo que permite a los usuarios compartirlo en otros medios/formatos y adaptar/traducir el contenido siempre que haya un enlace de atribución, indicación de cambios, y se aplique la misma licencia de Creative Commons a ese material. Si estás interesado en traducir nuestro contenido o estás interesado en unirte a nuestra comunidad de traductores, comunícate con nosotros.

NOTAS AL PIE
1Donald Macleod, A Faith to Live By: Understanding Christian Doctrine [Una fe para vivir: Comprendiendo la doctrina cristiana] (Ross-shire, UK: Christian Focus, 1998), p. 110.
2Herman Bavinck, Reformed Dogmatics (Dogmática reformada), 4 vols., trad. John Vriend (Grand Rapids, MI: Baker, 2006), 3:36.
3Ibid., 3:56.
4Fred G. Zaspel, The Theology of B. B. Warfield: A Systematic Summary [La teología de B. B. Warfield: Un resumen sistemático] (Wheaton, IL: Crossway, 2010), p. 205.
5 Ibid.
6Bavinck, Reformed Dogmatics [Dogmática reformada], 3:63.
7 Ibid., 53.


LECTURAS ADICIONALES
Berkhof, Louis. Teología sistemática (Libros Desafío, 1995). Berkhof ofrece una consideración breve y legible, pero completa, de este tema.
Bavinck, Herman. Reformed Dogmatics, Volume Three: Sin and Salvation in Christ [Dogmática reformada, edición condensada en un solo volumen: Pecado y salvación en Cristo]. Trad. John Vriend (Grand Rapids, MI: Baker, 2006). Es el tratamiento más completo y maduro que existe sobre el tema. La sección correspondiente está disponible en línea aquí (en inglés).
Bowers, Johnathan. «Seven Things the Bible Says about Evil [Siete cosas que dice la Biblia sobre el mal]» (Desiring God, 18 de octubre de 2011). Este artículo es especialmente útil para conectar las respuestas al asunto del mal con la cruz de Cristo.
Piper, John. «God Planned Sin! [¡Dios planeó el pecado!]». Extracto del sermón en video que argumenta a partir de las Escrituras que el mayor de todos los pecados, el grotesco asesinato de Jesucristo, fue el plan de Dios que reveló Su voluntad para salvar a los pecadores.
Piper, John. «Is God Sovereign Over Sin? [¿Es Dios soberano sobre el pecado?]». Extracto del sermón en video que explica la voluntad soberana de Dios y Su control sobre todo pecado.
Warfield, B. B. Works [Obras] (10 vols. Grand Rapids, MI: Baker, 2003) 2:20-22.
———. Selected Shorter Works [Obras breves selectas] (Phillipsburg, NJ: P&R, 1970) 2:310-13. Warfield ofrece una perspectiva perspicaz sobre la visión ortodoxa del origen del pecado, destacando especialmente las enormes contribuciones de Agustín.
«What is the origin of sin? [¿Cuál es el origen del pecado?]» ¿Preguntas sobre Dios? Breve y útil resumen del tema.

La Avaricia | Miguel Lecaro

LA AVARICIA

Para los propósitos de estos apuntes, es conveniente echar unos párrafos sobre lo que es una persona avara.

El avaro busca riquezas. El avaro no expone nunca su caudal, por el miedo de perderlo.

La avaricia es el ansia de guardar y atesorar. Como medio más fácil y posiblemente seguro, el avaro nada o poco gasta. El avaro es un buen conservador de su riquezas, pero no para adquirirlas y mucho menos para aumentarlas, pues tiene temor de perderla en poca cantidad.

El avaro ve y cuenta las riquezas que nunca disfruta, pues vive en constante sobresalto pensando que la gente le puede robar.

He notado que algunos confunden a los avaros con los usureros. Es verdad que los unos y los otros quieren adquirir dinero sin riesgo. Sin embargo, el usurero puede no ser avaro. Yo conozco usureros que son buen comerciante.

El avaro acumula riquezas por una gran variedad de medios como estos: Por un matrimonio con una persona rica. Por herencias que muchas veces le vienen sin esfuerzos de su parte para obtenerlas, y también por ciertas explicaciones; por estos medios el avaro acumula sus riquezas. Pero nunca por ningún tipo de negocios en los que tenga que invertir.

La filosofía del avaro es aumentar sus riquezas sin hacer uso alguno de ellas.

Conversaba con un amigo sobre el tema que estoy escribiendo, y me decía que cierto profesor en la Universidad dijo una vez que: “El dinero es alimento”. ¿Qué le parece esa opinión? Me dijo. Yo le respondí que la única manera de conocer su capacidad alimenticia es o consiste en comérselo. Pero el avaro no está dispuesto a comérselo comprando alimentos, porque él no gasta el dinero, sino que lo acumula y esconde en el lugar donde no puede ser hallado.

Es que los avaros atesoran como que fueran a vivir eternamente, en marcado contraste con los prodigos que disipan lo mismo que si fuesen a morir.

Hay algo que no comprendo de los avaros. Que guardan sus tesoros como que fueran realmente suyos; pero temen servirse de el como si en realidad le perteneciesen a otro.

Joel, hijo de un buen amigo, me dijo el otro día que conversaba con el sobre el tema de los avaros

Joel, le pregunté: ¿Qué es para ti un avaro? Y esta fue su interesante respuesta: “Una persona que se empeña en vivir pobre para morir rico”. Joel es un muchacho inteligente me agrada hablar con él.

Cuando tenía unos doce años de edad, recuerdo bien esta historia que según la persona que la contaba era verídica.

Un hombre que era conocido en el barrio como avaro, murió de un fulminante ataque al corazón.

Algunos días antes de su muerte había pedido a una vecina que le pusieran un terno color negro con el que deseaba ser sepultado.

Se cumplió su deseo al pie de la letra.
Mas como todos sabían que ese hombre tenía dinero, lo buscaron afanosamente sin encontrarlo.

Luego del entierro, los vecinos comenzaron a trastornar la casa del difunto, buscando el dinero sin lograr hallarlo.

Un viejo sastre contó más tarde que el avaro ya enterrado, le había pedido una aguja con hilo negro, para coser un bolsillo a su saco, con el que fue enterrado.

Conclusión. Parece que este avaro, cosió el dinero en el o los bolsillos del vestido negro, y de esta manera se llevó su adorado dinero con él hasta la tumba.

¿Puede llegar a ese extremo una persona dada a la avaricia?
Es muy posible, porque el avaro no quiere separarse del dinero, que lo considerando a él an en la muerte.

Oí una vez un chiste sobre los avaros narrado a manera de un cuento.

Un avaro, encontró en la puerta de su casa un perrito que lo habían abandonado. Como deseaba tener un animal de esa clase para construirlo en guardián de su tesoro, se adueñó del pequeño animal que desde ese día ladraba y aullaba de hambre.

Un día del perrito vio que su amo abrió parcialmente la puerta para recibir un paquete que alguien le enviaba. Corrió, con las pocas fuerzas que aún le quedaban, y huyó de su prisión.

Perdido el perro, y siendo demasiado avaro para sustituirlo, hacía él personalmente su ronda de guarda, ladrando como si fuera un perro.

Chiste ilustración de avaricia, no lo sé. Lo único seguro que aquí tenemos un retrato de cuerpo entero, de lo que es un avaro y a los extremos que puede llegar su avaricia.

¿Ustedes creen que un avaro puede llegar a esos estados también? Bueno yo conozco a una persona que heredó una cuantiosa fortuna y que se viste de ropa usada. Es verdad lo que les digo.

De mis lecturas aquí y allá, les cuento algunos casos sobre la avaricia.

Un banquero avaro asta lo inenarrable, lo contrario de su hijo manirroto, empleado en el Banco de su padre, le pidió un día que le adelantara un mes de su sueldo.

Negativo, le respondió el padre, porque sólo quieres dinero para gastarlo locamente con tus amigos, etc.

  • –  Óyeme papá. Es que lo necesito con urgencia.
  • –  Entonces el avaro banquero le respondió: “y si te mueres ¿dónde cobraré yo?”. – He hurgado hasta donde me ha sido posible, por tener alguna información acerca de un tenor de nombre: Francisco Tamagno. Sólo pude averiguar, que era un hombre corpulento y que cantaba aceptablemente bien. El empresario le daba cuatro velas, (en ese tiempo no había alumbrado eléctrico) y esto lo hacia para alumbrar su camerino. Él encendía una diciendo: “Para ver con dos basta”.
    ¿Pero si solo has encendido una? Le replicaba el empresario: ¿Dónde está la otra? La otra replicaba el tenor, es la reflejada en el espejo que también alumbra.
    La avaricia queda al desnudo aquí también. Un hombre enfermo muy rico, pero avaro en sumo grado, fue a una clínica para que le hicieran la dentadura, Regateando a más no poder concertaron con el dentista el precio. Después de una serie de pruebas, terminó haciéndole dos piezas maravillosas. Más con el avaro cliente, dándose cuenta que si decía que el trabajo era perfecto, a lo mejor le quisiera subir el precio, comenzó a ir y venir repetidas veces a la clínica pretextando pequeños defectillos de la dentadura. Cansado el dentista de tantas injustas reclamaciones, en una de estas tantas visitas, le quitó las dos piezas y las arrojó violentamente contra la pared de piedra. Entonces, dándole unas palmaditas a la espalda del avaro, le dijo “ahora, a tomar sopitas toda la vida”. En un recorte de una vieja revista me encontré con un tema: “La avaricia”. Lo copio literalmente: “una serpiente se deslizó en el taller del herrero y comenzó a pedir caridad a los diversos utensilios que había allí, quien más, quien menos, le dieron algo. Por último, la serpiente se volvió a la lima.

– Dame una limosna por caridad, le rogó con insistencia. ¡Eres ingenua! Le respondió la lima.

¿Darte yo algo? Yo nunca doy nunca nada, por el contrario, suelo tomar de los demás todo lo que puedo”.

Creo que esta es una fábula por lo que dice al final. “La lima es el mejor símbolo de un avaro, porque los de esta clase nunca dan, sino que quitan.

Y esta sí es una fábula del conocido escritor español: Félix María Samaniego. Su titulo es “El enfermo y la visión”.

“- ¡Conque de tus recetas exquisitas, ¡Un enfermo exclamó ninguna alcanza! El medico se fue sin esperanza Contando con los dedos sus visitas. Así desengañado.
Y creciendo por horas sus dolencias, De este modo examina s conciencia:

  • –  En todos mis contratos he logrado,
  • –  No lo niego, ganancia muy segura; Trabajé en calcular mis intereses, Aumenté mi caudal en pocos meses Más por felicidad que por usura.
    Sin rencor ni malicia, Hice que a mil deudores pusieran preso. Murió pobre en la cárcel, lo confieso; Mas, en fin, es un hecho de justicia.
    Si por cierto instrumento Reduce una familia muy honrada
    A pobreza extrema
    Algún día leerán mi testamento Entonces, muerto yo se hará patente En la tierra, lo mismo que en el cielo, Para alivio de pobres y consuelo, Mi caridad ardiente.
    Una visión se acerca, y dice: – ¡Hermano, La esperanza condeno
    ¡Del que aguarda a morir para ser bueno! Una acción de piedad está en tu mano. Tus prójimos, según sus oraciones, Están necesitados:
    Para ser remediados.
    Han menester siquiera cien doblones.
  • –  ¡Cien doblones! ¡No es nada!
    Y si, porque Dios quiera, no me muero Y después me hace falta ese dinero, ¿Sería caridad bien ordenada?

-Avaro, ¿Te resiste? Pues al cabo

Te anuncio que tu muerte está cercana. ¿Me muero? ¡Pues que espere a mañana!

La visión se volvió sin un ochavo”.

Otro retrato aquí también de un avaro, que aun cercana la hora de su muerte, no tiene sentimientos de compasión, aunque vea el sufrimiento de su prójimo.

Con todo respeto a Samaniego, no defino a este hombre como avaro. Mas, si lo dice Samaniego ¡Quién soy yo para decir lo contrario!

Permítanme entrar en un campo de reflexiones sobre la avaricia. ¿Se puede decir que hay mujeres entregadas a la avaricia? No dudo que existan mujeres avaras en este mundo; pero creo que son más los hombres que las mujeres, porque ellas están más cerca de la naturaleza.

¿Se puede decir que todo rico es avaro? Con frecuencia se oye decir esto, como que siendo avaro pudiese uno ser rico. El rico es una persona que le agrada vivir bien, que gasta su dinero y lo invierte en su bien personal y de su familia. Pero el avaro no es así. Por lo tanto, no se puede decir que todo rico sea avaro, porque es lo uno o es lo otro.

Leí no sé donde que hay animales avaros, por ejemplo, la ardilla y casi todos los insectos. Sin embargo, esto ahorran por sabiduría no por avaricia. Creo que es un error hablar de esta manera.

“Avaro como un judío”. Es un dicho popular con el que no estoy de acuerdo. Es que a los avaros se los pinta con una nariz ganchuda y de la misma forma a los judíos.

Creo que es un error hablar de esta manera. Dejo constancia que no estoy defendiendo a los judíos, pero creo que no se dice la verdad cuando se quiere ver en todo judío un avaro. Yo conozco a muchos judíos que son hábiles comerciante que arriesgan su dinero en negocios, y eso no es propio de un avaro.

Y algo que va a favor de los avaros, es que muchos de ellos llegar a tener una larga vida, mueren de viejos. Hacen de la vida un rito moderado, comen frugalmente y cuando caen enfermos, recurren a medicinas llamadas “Caseras”, que muchas veces resultan mejores que las que venden en la farmacia

Esto no es en defensa de los avaros sino una verdad conocida por todos nosotros.

Por aquello que se dice: “Que las costumbres nos hacen felices”. ¿Podría decirse también que los avaros son felices porque están acostumbrados a la forma de vida que tienen?

Yo creo que no. Me parece que algunas veces se confunde la felicidad con la “conformidad” a un estatus de vida, pensando que eso es lo mejor para nosotros.

El conformista para mi es un sufridor, una persona que no aspira, que no desea subir, que, si vive junto a una pocilga, no desea salir de ese lugar porque cree que así es que debe vivir y no de otra manera.

Volviendo al tema de la avaricia, el avaro vive miserablemente porque así quiere vivir, no porque no puede vivir mejor si gastara el dinero que tiene. Por otra parte, no puede considerarse feliz a una

persona que pudiendo vivir de una manera mejor, se empeña en vivir miserablemente sólo porque no quiere gastar el dinero que posee.

La verdadera felicidad no se encierra, no se enclaustra, todo lo contrario busca espacio, amplia horizontes, comunica su felicidad. El avaro se encierra en una celda como una prisión, porque es avaro hasta para comunicarse con la gente. No, de ninguna manera, el avaro no es feliz, nunca lo ha sido ni jamás lo será.

¿Qué dice la biblia sobre la avaricia?

El apóstol Pablo nos responde: “La avaricia que es idolatría

Cuando el apóstol Juan dijo en el último versículo de su primera carta estas palabras: “Hijitos guardaos de los ídolos”, nos estaba abriendo los ojos para que ampliáramos nuestra visión sobre el sentido y significado de lo que debemos entender por idolatría.

Por la herencia de la Iglesia Católica que casi todos tenemos, cuando hablamos de ídolos, inmediatamente llevamos nuestra mente a las imágenes y esculturas que llenan los templos católicos.

Sin embargo, eso no es toda la verdad sobre la idolatría. Hay también la egolatría, que es la adoración así mismo y que se practica tanto en los hombres como en las mujeres. Y por supuesto, hay la idolatría de lo que poseemos, que es justamente donde encaja la avaricia.

Seguramente el apóstol conoció a muchos avaros en su época, y los conoció en relación con la iglesia cristiana que él mismo fundó.

Y los consideró avaro porque a pesar de poseer bienes de este mundo, no aportaban para la obra del Señor como debían hacerlo. Leí hace unos días un análisis sobre la avaricia donde el autor decía que:

“Característica inequívoca de toda persona avara es que esta clase de gente es muy hábil para hacer que otras den”:

Son las más grande motivadoras para que sean otras las personas que aporten con dinero y objetos de valor, mientras que ellos no aportan con nada” ¿Qué les parece?

Un avaro, adorador de dinero, es ese joven que vino corriendo para hacerle la pregunta a Jesús. Veamos el episodio bíblico (Marcos 10:17-25).

Al seguir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando de rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno ¿Que haré para heredar la vida eterna?
Jesús le dijo: ¿ Por qué me llamas bueno?
Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.

Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y madre.

El entonces, respondiendo, le dijo Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo:

Una cosa te hace falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.

Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas

Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!

Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Hay algunas cosas que siempre me llaman la atención de este hombre.

1.- QUE ERA JOVEN.- Generalmente a los avaros los imaginamos como personas mayores de edad; pero no hay tal, la avaricia se la encuentra en todas las edades y este episodio bíblico lo prueba.

2.- ERA UN HOMBRE RELIGIOSO.- Y religioso desde su mocedad. Es decir, que sus padres lo habían educado en las cosas de Dios, de tal manera que podía contestar las preguntas que le hicieran sobre los mandamientos del Señor. Sin embargo su verdadero dios era el dinero y No el Dios Vivo y Verdadero.

3.- ERA UN HOMBRE ENGAÑADO.- Que piensa que por su religiosidad podría ser un miembro del cielo. La frase: “Todo esto he guardado desde mi mocedad”. Revela esta idea en su corazón. Pero ignora que Dios no comparte la adoración con otros dioses.

4.- Sólo hay un modo de acabar con la avaricia, acabando con el ídolo.- “ vende todo lo que tienes y dalo a los pobres”. El énfasis de esta frase es la palabra “TODO”. No le dice una parte, sino “TODO”.

La avaricia tiene que arrancársela de raíz, de lo contrario, en cualquier momento rebrota. El avaro tiene que aprender a depender de Dios y no de las riquezas.

Una persona con quien hablé sobre este tema que estaba escribiendo, me ha enviado esta nota que cumplo en publicarla:

“¿Sabe usted que los más grandes avaros que existen en el mundo son de origen judío?. Y añade este dicho que circula por todas partes: “Avaro como un judío”. Si usted quiere tener un ejemplo de avaricia, señale a un judío”.

No tengo nada contra lo dichos, adagios y refranes que circulan por todas partes; sin embargo, no creo que se les deba dar todo el crédito que demandan.

Decir que todo judío es avaro, no creo que es hablar con verdad. Que hay judíos avaros, no lo dudo; pero de allí tomarlos como símbolos de la avaricia, no creo que hacemos bien. Ya dije antes algo sobre esto mucho más arriba.

Sé de muchos judíos que son buenos comerciantes que no son derrochadores ni despilfarradores pero eso no los califica como avaros.

No creo que si una persona maneja su negocio sin dispendios ni gastos excesivos, se le pueda llamar por esto avara.

Todo lo contrario, quien dirige su negocio inteligentemente y no exagera los gastos, para mí, esa persona está obrando correctamente.

En este momento llaman a la puerta de la oficina Pastoral y es una persona que tiene un sólido negocio del que gana mucho dinero. ¡Saben a qué viene este hombre? Me pide una ayuda económica par comprar unos juguetes a los hijos de sus empleados.

Este es un gesto inequívoco también de avaricia. Él puede comprar juguetes a esos niños porque tiene el dinero suficiente para hacer esto. Pero no lo hace, porque es adorador del dinero que es su verdadero dios.

“¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!”

Y yo me permito decir: No sólo los que tienen riquezas, sino que las riquezas los tienen a ellos.

El Ps. Dr. Miguel Lecaro Tobar

Nació en la ciudad de Guayaquil el 3 de agosto de 1920. A los 20 años se entregó a Cristo, egresó del Seminario Bíblico del Ecuador en 1945.
Fue profesor de dicha institución por más de 40 años, orador en el programa «Alianza en Marcha» que se transmitía diariamente desde Bonaire. Durante 35 años fue pastor radial de la HCJB y gerente de su eslabón en Guayas.
Fue Presidente, Vicepresidente, Secretario y Tesorero de la Junta Directiva Nacional de la Alianza Cristiana y Misionera.
Distinguido por la Universidad Teológica de Nyack, Nueva York, con el Título Doctor en Divinidades, H.C. El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Trabajo y Recursos Humanos, le concedió la máxima presea al Mérito Laboral.
Estuvo casado con Zoila Romo por más de 68 años, le sobreviven sus hijos: Alejandro, Débora, Sara y Colombia.
Pastoreó el Templo Alianza de Guayaquil, desde el año 1948 hasta que nuestro Salvado lo llamó a su presencia en en el mes de Junio del año 2015.

1 Corintios 15:10
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

El Esclavo: Bueno y Fiel | John MacArthur

El Esclavo: Bueno y Fiel

John MacArthur 

La verdad de la Palabra de Dios siempre es contracultural y cuando se trata del concepto de ser un esclavo, ciertamente no es la excepción. De hecho, es difícil imaginar un concepto más ofensivo a la sensibilidad moderna que este de la esclavitud. La sociedad occidental, en particular, pone un precio alto a la libertad personal y a la libertad de elección. Por tanto, presentar las buenas nuevas en términos de la relación entre un esclavo y su amo va en contra de todo lo que nuestra cultura aprecia. Tal enfoque es controversial, antagónico y políticamente incorrecto. No obstante, esa es precisamente la forma en que la Biblia habla sobre lo que significa seguir a Cristo.

La esclavitud en la enseñanza de Jesús

Al presentar el evangelio a través del lente de la esclavitud, estamos siguiendo el ejemplo de Jesús mismo. Nuestro Señor ni apoyó ni denunció la institución de la esclavitud que existió en sus días. Sin embargo, la consideró una analogía apropiada para ilustrar ciertas verdades acerca del evangelio y el reino de Dios. Como lo explica un erudito:

“Jesús normalmente evocó la figura del esclavo en sus enseñanzas… para los comentaristas modernos, los esclavos y la esclavitud, con frecuencia han sido, ante todo, metafóricos. Para Jesús, eran parte de la estructura de la vida diaria. Jesús se apoyó en la figura del esclavo para su discurso no porque la figura de la esclavitud era parte de su herencia filosófica o retórica sino porque los esclavos eran comunes al mundo donde vivía: preparando alimentos, cosechando grano y recibiendo los golpes”[1].

Jesús trazó muchas de sus ilustraciones y parábolas en base al mundo del esclavo de sus días[2]. Los esclavos debían estar trabajando en los campos, recolectando el fruto de una viña, invitando a los convidados a una boda, velando por las labores de la casa o ayudando con las ocasiones especiales de la familia[3]. No obstante, cualquiera que fuera la representación específica, Cristo repetidamente utilizó las imágenes del esclavo como la mejor analogía para clarificar realidades espirituales profundas.

A partir de las enseñanzas de Jesús[4] aprendemos que el esclavo no es mayor que su amo; no conoce los planes de su amo. Ellos son responsables ante el amo por cómo usan sus recursos, incluso en su ausencia. También son responsables de cómo tratan a sus compañeros esclavos y son objeto del castigo considerable si son despiadados con otros. Se espera que los esclavos obedezcan y honren a sus amos sin quejas; no obstante, al esclavo fiel se le honrará por su servicio diligente. Por lo demás, los esclavos pueden esperar que los desconocidos los traten de la manera que tratan a su amo. Si al amo se le trata con desprecio, los esclavos no deben esperar que su trato sea mejor.

Jesús también utilizó el término esclavo para definir la realidad de lo que significa seguirlo a Él. El discipulado, como la esclavitud, implica una vida de autonegación, una disposición humilde con respecto a los otros, una devoción incondicional solo al Amo, una disposición a obedecer sus mandamientos en todo, un fervor por servirle incluso en su ausencia y una motivación que viene de saber que Él está satisfecho[5]. Aunque ellos fueron una vez los esclavos del pecado, los seguidores de Cristo reciben libertad espiritual y descanso para sus almas a través de la relación salvadora con Él[6].

Opuesto al trasfondo histórico de la esclavitud, el llamado de nuestro Señor al autosacrificio se vuelve mucho más vívido[7]. La vida de un esclavo consistía en una rendición absoluta, sumisión y servicio a su amo; las personas en los días de Jesús reconocerían inmediatamente el paralelo. La invitación de Cristo a seguirlo era una invitación a ese mismo tipo de vida.

¿POR QUÉ ALGUIEN SE CONVIERTE EN CRISTIANO? | Tim Keller

Muchos dicen que los cristianos que mantienen las doctrinas históricas y tradicionales están detrás de los tiempos, son demasiado exclusivos y están “en el lado equivocado de la historia”. Dos libros recientes que ponen en duda este punto de vista son del historiador y biblista Larry Hurtado, Destructor de los dioses: La distinción de los primeros cristianos en el mundo romano (Baylor University Press, 2016) y ¿Por qué en la Tierra se hizo cristiano alguien en los primeros tres siglos? (Marquette University Press, 2016).

Los primeros cristianos fueron ampliamente ridiculizados, especialmente por las élites culturales, excluidos de los círculos de influencia y de negocios, y a menudo perseguidos y condenados a muerte. Hurtado dice que las autoridades romanas eran excepcionalmente hostiles hacia ellos, en comparación con otros grupos religiosos.

¿Por qué? Se esperaba que la gente tuviera sus propios dioses, pero que también estuvieran dispuestos a mostrar honor a todos los demás dioses. Casi todas las casas, todas las ciudades, todos los gremios profesionales y el propio Imperio tenían sus propios dioses. Ni siquiera podías ir a una comida en una casa grande o a cualquier evento público sin que se esperara que hicieras algún ritual para honrar a los dioses de ese grupo o lugar en particular. No hacerlo era muy insultante, al menos, para la casa o la comunidad. También era peligroso, ya que se pensaba que tal comportamiento podía traer la ira de los dioses. En particular, se consideraba traición no honrar a los dioses del imperio, en cuya autoridad divina se basaba su legitimidad.

Los cristianos, sin embargo, veían todos estos rituales y tributos como idolatría. Estaban comprometidos a adorar a su Dios exclusivamente. Aunque los judíos tenían el mismo punto de vista, en general eran tolerados, ya que eran un grupo racial distinto, y su peculiaridad se veía como una función de su etnia. El cristianismo, sin embargo, se extendió por todos los grupos étnicos, y la mayoría de ellos eran antiguos paganos que de repente, después de la conversión, se negaron a honrar a los otros dioses. Esto creó enormes problemas sociales, haciendo que fuera perturbador o imposible que los cristianos fueran aceptados en la mayoría de las reuniones públicas. Si un individuo en una familia o un sirviente se convertía en cristiano, de repente se negaban a honrar a los dioses de la casa.

La propagación del cristianismo fue vista como subversiva para el orden social, una amenaza para el modo de vida de la cultura. Se pensaba que los cristianos eran demasiado exclusivos para ser buenos ciudadanos.

Pero a la luz de los enormes costos sociales de ser cristiano en los primeros tres siglos, ¿por qué alguien se hizo cristiano? ¿Por qué el cristianismo creció tan exponencialmente? ¿Qué ofrecía el cristianismo que era mucho mayor que los costos? Hurtado y otros han señalado tres cosas.

En primer lugar, los cristianos fueron llamados a un “proyecto social” único que ofendió y atrajo a la gente. Los cristianos prohibieron tanto el aborto como la práctica de la “exposición infantil”, en la que los bebés no deseados eran simplemente desechados. Los cristianos eran una contracultura sexual en el sentido de que se abstenían de cualquier sexo fuera del matrimonio heterosexual. Esto estaba en medio de una cultura que pensaba que, especialmente para los hombres casados, el sexo con prostitutas, esclavos e hijos estaba perfectamente bien.

Además, los cristianos eran generosos con su dinero de manera inusual, particularmente con los pobres y necesitados, y no sólo con su propia familia y grupo racial. Otra diferencia sorprendente es que las comunidades cristianas son multiétnicas, ya que su identidad común en Cristo es más fundamental que sus identidades raciales y, por lo tanto, crean una diversidad multiétnica sin precedentes para una religión. Finalmente, los cristianos creían en la no represalia, perdonando a sus enemigos, incluso a aquellos que los estaban matando.

Segundo, el cristianismo ofrecía una relación de amor directa y personal con el Dios Creador. La gente alrededor de los cristianos quería el favor de los dioses, y las religiones orientales hablaban de experiencias de iluminación, pero una verdadera relación de amor con Dios era algo que nadie más estaba ofreciendo.

Tercero, el cristianismo ofrecía la seguridad de la vida eterna. Todas las demás religiones ofrecían alguna versión de la salvación a través del esfuerzo humano, y por lo tanto nadie podía estar seguro de la vida eterna hasta la muerte. Pero el evangelio nos da la base para una plena seguridad de la salvación ahora porque es por gracia no por obras y por la obra de Cristo no por la nuestra.

Espero que ya puedan ver la relevancia de estos estudios. La iglesia primitiva fue vista como demasiado exclusiva y una amenaza para el orden social porque no honraría a todas las deidades; hoy en día los cristianos están siendo vistos nuevamente como exclusiva y una amenaza para el orden social porque no honrará todas las identidades. Sin embargo, la iglesia primitiva prosperó en esa situación. ¿Por qué?

Una razón era que los cristianos eran ridiculizados como demasiado exclusivos y diferentes. Y sin embargo, muchos se sintieron atraídos por el cristianismo porque era diferente. Si una religión no es diferente de la cultura circundante, si no critica y ofrece una alternativa a ella, muere porque se le considera innecesaria. Si los cristianos de hoy fueran también famosos y estuvieran marcados por la castidad social, la generosidad y la justicia, la multietnicidad y la construcción de la paz, ¿no sería convincente para muchos? Irónicamente, los cristianos estaban “fuera de lugar” con la cultura del sexo para empezar, y no fue la iglesia sino la cultura la que finalmente cambió.

Otra razón por la que el cristianismo prosperó fue porque ofrecía cosas que ninguna otra cultura o religión ni siquiera afirmaba tener – una relación de amor con Dios y la salvación por gracia libre. Es lo mismo hoy en día. Ninguna otra religión ofrece estas cosas, ni tampoco el secularismo. Tampoco puede la opción “espiritual pero no religiosa” capturarlos realmente. Estas son todavía “ofertas de valor” únicas y pueden elevarse a una población espiritualmente hambrienta y sedienta.

La iglesia primitiva seguramente parecía que estaba en el “lado equivocado de la historia”, pero en cambio cambió la historia con una adherencia obstinada al evangelio bíblico. Esa debería ser también nuestra aspiración.

Tim Keller es el pastor senior de Redeemer Presbyterian Church (PCA) en Manhattan, Nueva York. También es el cofundador y vice presidente de The Gospel Coalition.

Timothy Keller (1950-2023)

Timothy Keller (1950 – 2023), reconocido pastor, teólogo y autor cristiano, y uno de los cofundadores de The Gospel Coalition (Coalición por el Evangelio), ha partido a la presencia del Señor el día de hoy luego de años de lucha con el cáncer de páncreas.

Keller nació y creció en Pennsylvania, en el contexto de una familia luterana. Se educó en Bucknell University (B.A.) Gordon-Conwell Theological Seminary (MDiv.) y Westminster Theological Seminary (DMin.)

Se convirtió al cristianismo en Bucknell University, durante su segundo año de estudio, luego tener algunas luchas internas sobre su identidad. Autores cristianos como C. S. Lewis y F. F. Bruce fueron su puerta de entrada para conocer el cristianismo de forma seria. Encontró en el cristianismo una respuesta a sus conflictos internos y esto fue para él como dar un «paso racional».

Al terminar sus años en Bucknell, entró a estudiar teología en Gordon-Cronwell, donde conoció a su futura esposa, Kathy. Se casaron en 1975, un semestre antes de su graduación. Ella obtuvo una maestría en dicha universidad y juntos han escrito El significado del matrimonio y Los cánticos de Jesús, entre otros libros.

Con veinticuatro años, Tim Keller se convirtió en pastor en West Hopewell Presbyterian Church, en una ciudad pequeña de clase trabajadora en Virginia. Allí sirvió por nueve años, donde aprendió la importancia del ministerio pastoral en la predicación. En 1989 fue reclutado por su denominación para iniciar una nueva congregación, tarea que inició junto a su esposa Kathy y tres hijos pequeños.

Fue plantador de la iglesia Redeemer en Nueva York, donde sirvió como pastor por 28 años. Esta llegó a ser una congregación presbiteriana vibrante con una asistencia de varios miles de personas por semana. Keller también es fundador de Redeemer City to City, una organización que entrena a pastores en todo el mundo y busca plantar iglesias saludables que impacten a sus comunidades.

De manera especial, lo reconocemos como uno de los fundadores de The Gospel Coalition, donde desempeñó un papel fundamental en la redacción de la confesión y la visión teológica para el ministerio.

La visión de TGC y su anhelo de contribuir con la proclamación del evangelio y la profundización en la sana doctrina ha crecido hasta convertirse en un grupo de coaliciones en diferentes idiomas y regiones que hoy proclaman la Palabra de Dios alrededor del mundo. Solo Coalición por el Evangelio, el sitio en español, comparte sus artículos, podcasts y demás contenido con más de un millón de hispanohablantes al mes.

Keller también es conocido ampliamente por sus números libros, entre los que destacan sus éxitos de ventas del New York Times, ahora traducidos al español: El Dios pródigo: El redescubrimiento de la esencia de la fe cristiana, La oración: Experimentando asombro e intimidad con Dios, y La razón de Dios: Creer en una época de escepticismo.

Durante su ministerio, y de manera especial en las últimas dos décadas, Keller —con su apologética persuasiva y predicación centrada en el evangelio— ha sido uno de los líderes más influyentes en el despertar a la doctrina reformada que está en crecimiento en muchos países, incluyendo el mundo hispano.

Al mismo tiempo, su énfasis en la importancia de expresar nuestra fe en obras de misericordia y la búsqueda de lo que llamó «justicia generosa» ha inspirado a incontables creyentes a buscar impactar —mediante sus vocaciones y con excelencia— la sociedad y las ciudades a nuestro alrededor con el evangelio sin negociar la verdad.

Asimismo, tanto en enseñanzas como en libros —entre los que destacan Iglesia centrada: Cómo ejercer un ministerio equilibrado y centrado en el evangelio en su ciudad— Keller invirtió su vida no solo en motivar a la plantación de iglesias, sino también en enseñar a otros líderes a cultivar la centralidad del evangelio en sus congregaciones, a fin de edificar a los creyentes y formarlos para reflejar a Cristo en la sociedad.

Keller fue diagnosticado con cáncer pancreático hace tres años. Desde el principio, los doctores mostraron pocas esperanzas de recuperación. Cuando compartió las noticias del mal que padecía, Keller mostró una fe indoblegable y llegó a decir que su confianza en el Señor se había fortalecido en vez de decaer con la enfermedad. Él testificó de que ha descubierto que el Señor está presente y es suficiente en medio de su enfermedad. Al igual que David, Tim Keller también reconoció: «Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo…» (Sal 23:4a).

Las palabras con las que dio a conocer su mal nos muestran el carácter y la fe de este hombre de Dios:

Tengo cáncer pancreático… Pero es infinitamente reconfortante tener un Dios que es infinitamente más sabio y más amoroso que yo. Él tiene muchas buenas razones para todo lo que hace y admito que yo no puedo saberlo, y allí está mi esperanza y mi fortaleza (Fuente).

En Coalición por el Evangelio damos gloria y gracias a Dios por la vida y el legado de Keller, un hombre que nos animó incansablemente a tener a Cristo y su evangelio en el centro.

La ascensión del Señor

Jueves 18 Mayo
(Jesús) los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
Lucas 24:50-51

La ascensión del Señor
La actitud de Jesús frente a sus discípulos, en el momento de Su ascensión, conmueve el corazón. En este momento de separación, antes de dejar a sus amados en el mundo, una vez más los bendijo a todos.

Una maravillosa transformación se había efectuado en los discípulos gracias a todo lo que Jesús les había comunicado. A pesar de la partida de su Maestro muy amado, sus corazones desbordaban de gozo, mientras que antes de Su muerte, y después, estaban decepcionados y entristecidos. Cualesquiera que fueran las circunstancias que atravesaran los muy amados del Señor, ellos estaban llenos de acciones de gracias y de gozo porque lo conocían no solo a él, sino también Sus palabras inmutables. Pero esperaban el hermoso momento en que solo él llenaría los corazones, en un mundo nuevo, donde no existirá separación ni motivo de tristeza.

Llenos de este gozo, los discípulos esperaron la llegada del Espíritu Santo, que sucedió el día de Pentecostés. Desde entonces, en la abundancia de la vida divina y bajo la poderosa acción del Espíritu Santo, ellos cumplieron su servicio, haciendo, como Jesús se lo había dicho en Juan 14:12, obras mayores que él mismo, a excepción de la redención, que solo él pudo cumplir.

El conocimiento del Señor debe producir en nosotros el deseo de aprender cada vez más de él, hasta el día en que nuestro conocimiento sea perfecto; porque seremos semejantes a él y le veremos tal como es (1 Juan 3:2).

1 Reyes 14 – Marcos 14:26-52 – Salmo 59:8-17 – Proverbios 15:23-24

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¿Por qué un único camino? | John MacArthur

John MacArthur presenta el evangelio de Cristo como el único y verdadero camino a la salvación. Hoy los posmodernistas declaran que «ningún camino único es el correcto», cualquier camino que desee tomar está bien. No existe la verdad absoluta. Pero en este libro, John MacArthur defiende la declaración exclusiva del cristianismo y presenta el evangelio de Cristo como el único y verdadero camino a la salvación.