¿Dios odia el pecado, pero ama al pecador?

¿Dios odia el pecado, pero ama al pecador?
Por Karl Heitman

Una declaración cliché que a menudo escuchamos decir, «Dios odia el pecado, pero ama al pecador.» ¿Está esto basado en las Escrituras? Me temo que no. La Biblia simplemente no lo dice. De hecho, se dice lo contrario: » Los que se ensalzan no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad.” (Salmo 5: 5). Hasta cierto punto, incluso se nos manda aborrecer a los demás: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.” (Lucas 14:26). También se nos manda odiarnos a nosotros mismos: » El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna.» (Juan 12:25). También se nos manda aborrecer el mal (Romanos 12: 9). El aborrecimiento justo es una píldora difícil de tragar tal debido a la cultura auto-centrada, autosuficiente, egoísta , ególatra, y de auto-exaltación en la que vivimos. Lo que todos tenemos que entender es que en la cruz divina el amor y el odio santo chocaron. Dios es amor (1 Juan 4: 8). pero El también odia (Salmo 7:11). En otras palabras, tener una visión bíblica del odio es tan importante como tener una visión bíblica del amor.

Aquí están algunas otras Escrituras que hablan del odio santo de Dios:

“Aborrezco la reunión de los malhechores, y no me sentaré con los impíos.” Salmo 26: 5
“Aborrezco a los que confían en ídolos vanos; mas yo confío en el Señor.” Salmo 31: 6
“Aborrezco a los hipócritas, empero amo tu ley.” Salmo 119: 113
“Porque hablan contra[a] ti perversamente, y tus enemigos toman tu nombre en vano. ¿No odio a los que te aborrecen, Señor? ¿Y no me repugnan los que se levantan contra ti? Los aborrezco con el más profundo odio; se han convertido en mis enemigos.” Salmo 139:20-22.
“El temor del Señor es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco.”-Prov 8:13

“Toda su maldad está en Gilgal; allí, pues, los aborrecí. Por la maldad de sus hechos los expulsaré de mi casa, no los amaré más; todos sus príncipes son rebeldes.” Oseas 9:15
Nos gusta hablar sobre el amor, la misericordia, la bondad, el perdón y la gracia de Dios. Debemos predicar y hablar de esas cosas a menudo y con fervor, pero si descuidamos todo el consejo de Dios, comenzamos a forjar un dios a nuestra imagen. Eso se llama idolatría. Seamos sinceros; muchos cristianos profesantes adoran a un Jesús incompleto. Por otra parte, si no entendemos el odio de Dios, el amor de Dios no significa mucho para nosotros. Tenemos que llegar a un acuerdo con el odio de Dios. El versículo más conocido pero desconcertante en el Nuevo Testamento que nos confronta con el odio de Dios por los pecadores es Romanos 9:13- “a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.” Es comprensiblemente difícil envolver nuestras mentes alrededor de esto, pero si tomamos el Biblia en serio tenemos que aceptarlo y poner nuestras emociones volubles, opiniones y tradiciones de lado. Charles H. Spurgeon, el «Príncipe de los Predicadores», dijo, «Yo puedo decirles la razón por la que Dios amó a Jacob: es por la gracia soberana. No había nada en Jacob que hiciera que Dios lo amara; todo en él podría haber hecho que Dios lo odiara, tanto como odió a Esaú, y mucho más. Pero fue porque Dios fue infinitamente misericordioso que él amó a Jacob, y por ser soberano en su dispensación de esta gracia, él escogió a Jacob como el objeto de ese amor. Si no fuera por la gracia soberana, todos seríamos objeto del odio de Dios, en lugar de Su amor. “

¿Cómo conciliar el amor y el odio de Dios en nuestras mentes humanas, finitas y caídas? No podemos del todo. La creación finita (nosotros) no puede comprender completamente el Creador infinito. Lo natural no puede entender completamente lo sobrenatural. Tenemos que aceptar el hecho de que Dios tanto amor y odio, esforzamos por llegar a un acuerdo con el carácter de Dios, y ser conformados a Su imagen (Romanos 12: 2). En el gran esquema de las cosas, el odio de Dios será derramado sobre los no elegidos por la eternidad en el infierno. Tenemos que entender que Dios es perfectamente justo y bueno para sólo salvar a algunos porque todos merecemos su ira aborrecedora. Romanos 9:14-15 arroja más luz: “¿Qué diremos entonces? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo! 15 Porque El dice a Moisés: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión.” Cuando comprendemos y continuamente recordamos que Dios nos ha salvado a los pecadores de experimentar su odio, nos hace ser personas humildes agradecidas.

En cuanto a los redimidos, sí, aún pecamos, pero el odio y la ira de Dios se vertieron de una vez y para siempre sobre Jesús en vez de nosotros y ahora nos ve vestido con la justicia de su Hijo. La justicia de Cristo fue trasladada a nuestro cuenta (2 Corintios 5:21). Por lo tanto, Él ama a aquellos por los que Cristo murió, con un amor salvífico especial como un amor único de un esposo por su novia. Debido al amor de Dios, ya no somos el objeto del odio de Dios. Para los no elegidos, el amor de Dios se muestra a toda la creación por lo que les permite vivir la ‘gracia común’ (Mateo 5:45). En otras palabras, Dios está conteniendo Su ira hacia los no elegidos y darles lluvia, comida, y placer en esta vida.

Por lo general, la pregunta de seguimiento es la siguiente: «¿Cómo debemos tratar a los pecadores?» Los amamos con amor incondicional, como Jesús lo ordenó (Lucas 6:27). Esto implica no sólo estar en la presencia de los no creyentes y ser amable con los pecadores (como lo fue Jesús), sino amarlos lo suficiente para predicar la verdad del evangelio a ellos sin temor a ofenderlos (Romanos 1:16). Lo más amoroso es cuidar el alma de alguien y así compartir el mensaje de cómo Dios está dispuesto a salvar a un pecador, a través de Jesús, de experimentar eternamente su santo odio. Por tanto, podríamos querer considerar abandonar el eslogan “Dios odia el pecado pero ama el pecador” porque no hay evidencia bíblica clara para apoyar tal afirmación. El efecto de esto pretende un evangelio de la gracia barata. En cambio, debemos repetir lo que dice la Escritura: Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores (Romanos 5:8), manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan o perecerán (Hechos 17:30 ; Lucas 13: 3), y Dios nos manda a hacer el bien a todos los hombre s (Gal 6:10) y hacer discípulos (Mateo 28: 19-20).

¿Cuándo Dios abandona a una nación? 2/2 | John MacArthur

John MacArthur Responde
Gracia a Vosotros
En la voz del Ps. Luis Contreras

Lo que más necesita la gente es la verdad, una relación dinámica e informada con la Palabra de Dios. En un mundo caótico cegado por la incredulidad, tradición, el misticismo y error doctrinal, la Palabra de Dios penetra todo esto y proveé respuestas.
Sintonize “Gracia a Vosotros” (https://www.gracia.org/) para escuchar una enseñanza clara, práctica, versículo a versículo, impartida por el Pastor John MacArthur.

John MacArthur
Nacido el 19 de Junio de 1939, hijo de un pastor bautista conservador norteamericano, estudió en el Talbot Theological Seminary (1970). Es pastor de Grace Community Church en Sun Valley (California) una de las iglesias de mayor crecimiento en Estados Unidos y cuenta con un programa de radio «Gracia a Vosotros» que se transmite en varios idiomas. Autor de numerosos comentarios y libros basados en sus sermones, también traducidos a diversos idiomas, figura entre los autores evangélicos conservadores más leídos y apreciados de nuestra época.

¿Está permitido el divorcio para los cristianos? | Miguel Núñez

Miguel Núñez

Es vicepresidente de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puedes encontrarlo en Twitter.

Audio original del Ministerio integridad & Sabiduría: https://integridadysabiduria.org/

¿Idolatramos a John MacArthur? | Juan Manuel Vaz

Juan Manuel Vaz Salvador
Nació en Barcelona, España. Tras ser salvo, fue creciendo en el conocimiento de la Palabra y finalmente Dios le llamó al ministerio pastoral.
Juan Manuel es el fundador del ministerio ICPF, donde también sirve como pastor en la localidad de Hospitalet, en Barcelona. Además, ha escrito el libro La Iglesia Frente al Espejo.
Actualmente se dedica al pastorado en la Iglesia Caminando Por Fe (en Barcelona) y es conferenciante a nivel internacional.

¿Por quién muere JESÚS? | Samuel Pérez Millos

Samuel Pérez Millos
Nació en Vigo (Pontevedra) España en 27 de Enero de 1943. Fui guiado en el estudio de la Palabra de la mano del insigne teólogo español Dr. Francisco Lacueva. Master en Teología por el IBE (Instituto Bíblico Evangélico) actualmente es miembro de la Junta Rectora del IBSTE (Instituto Bíblico y Seminario Teológico de España) y profesor activo en las áreas de Prologómena, Bibligrafía y Antropología. Une a su preparación académica la valiosa experiencia vital y pastoral de su anterior labor por más de 25 años como pastor de la Primera Iglesia Evangélica de Vigo (España).

Autor de más de treinta obras de teología y estudios bíblicos, conferenciante en el ámbito internacional y consultor adjunto de la Editorial CLIE en el área de lenguas bíblicas.

¿Tenemos que dar el diezmo? | Juan Manuel Vaz

Juan Manuel Vaz Salvador nació en Barcelona, España. Tras ser salvo, fue creciendo en el conocimiento de la Palabra y finalmente Dios le llamó al ministerio pastoral.

Juan Manuel es el fundador del ministerio ICPF, donde también sirve como pastor en la localidad de Hospitalet, en Barcelona. Además, ha escrito el libro La Iglesia Frente al Espejo.

Actualmente se dedica al pastorado en la Iglesia Caminando Por Fe (en Barcelona) y es conferenciante a nivel internacional.

¿Qué es teología cristiana?

La palabra «teología» proviene de dos palabras griegas que significa «Dios» y «palabra». Al combinarlas, la palabra «teología» significa «el estudio de Dios». La teología cristiana es el estudio de lo que la biblia enseña y lo que los cristianos creen. Muchos creyentes consideran la teología cristiana como algo que trae división, o algo que hay que evitar. ¡En realidad, la teología cristiana debería unir! La palabra de Dios enseña la verdad y debemos estar unidos tras esa verdad. Sí, hay desacuerdos y disputas en la teología cristiana. Sí, hay libertad para discrepar sobre aspectos que no son importantes de la teología cristiana. Por otra parte, hay muchas cosas en las cuales los cristianos deberían estar unidos. Una teología cristiana basada en la biblia nos permitirá comprender mejor a Dios, la salvación y nuestra misión en este mundo.

Para algunos, la palabra «teólogo» evoca imágenes de ancianos malhumorados examinando minuciosamente polvorientos volúmenes de textos antiguos en habitaciones con muy poca luz, estudiando cosas que están completamente lejos de la vida real. Nada podría estar más lejos de la verdad. Segunda Timoteo 3:16-17 nos dice que toda la escritura es inspirada por Dios, literalmente fue hablada por Dios, y es indispensable para nosotros porque nos hace completos y sin faltarnos absolutamente nada. Ser un teólogo, es ser uno que busca el rostro de Dios para encontrar al creador del universo y a su hijo Jesucristo, y abrazarlo como el señor de nuestras vidas, de modo que él se convierta en el centro de nuestros deseos, afectos y conocimiento. Esta intimidad se extiende a todos los aspectos de nuestras vidas, estremeciéndonos con sus bendiciones, consolándonos en tiempos de pérdida, fortaleciéndonos en nuestras debilidades y sosteniéndonos hasta el fin de nuestras vidas cuando lo veamos cara a cara. La escritura es la historia de Dios, y entre más estudiemos su palabra, mejor le vamos a conocer.

A continuación se presentan las diferentes categorías de la teología cristiana. El entender lo que la biblia dice acerca de las diferentes áreas de la teología cristiana, es clave para el crecimiento espiritual y la efectividad en la vida cristiana.

Teología propiamente dicha / Paterology – el estudio de Dios el padre.

Cristología – el estudio de la persona y la obra de Jesucristo.

Pneumatología – el estudio de la persona y la obra del Espíritu Santo.

Bibliología – el estudio de la palabra de Dios.

Soteriología – el estudio de la salvación a través de Jesucristo.

Antropología cristiana – el estudio de la naturaleza de la humanidad.

Hamartiología – el estudio de la naturaleza y los efectos del pecado.

Angelología – el estudio de los ángeles.

La demonología cristiana – el estudio de los demonios.

Eclesiología – el estudio de la naturaleza y la misión de la iglesia.

Escatología – el estudio de los tiempos finales / los últimos días.

GotQuestion.org es un ministerio de siervos voluntarios dedicados y preparados, que tienen el deseo de asistir a otros en su entendimiento de Dios, la Escritura, la salvación y otros tópicos espirituales. Somos cristianos protestantes, conservadores, evangélicos, fundamentalistas y sin denominación. Nos consideramos como un ministerio paralelo al de la iglesia, trabajando hombro con hombro con la iglesia para ayudar a la gente a encontrar respuestas a sus preguntas de índole espiritual.

¿Cómo podemos conocer a Dios?

¿Cómo podemos conocer a Dios?
Por John Piper

¿Quién es Dios? Es la pregunta más importante que podemos hacer y la recibimos mucho, sobre todo de escuchas internacionales. Trataremos la pregunta hoy y también el lunes. Esta pregunta en particular llegó a nosotros por escuchas como Gimel, Olayinka, Ezekiel, Bobby, Zandi, Matthew, Giovanni, Jerry, Tom y Esther. Gracias a todos por los correos. Todos le están haciendo la misma pregunta, Pastor John: ¿Quién es Dios?

Me encanta cuando la gente es tan clara y tan directa y tan honesta como para preguntar: ¿Quién es Dios? Y creo que es bueno y útil dividir la pregunta en partes; es decir: ¿Cómo podemos siquiera conocer la respuesta? ¿Dónde podemos buscar? ¿Nos ha revelado Dios de hecho la respuesta en algún lado? Y, si es así, ¿Quién eres, Dios?

Cuando me coloco en la posición de una persona que pregunta: “¿Quién es Dios?”, no puedo sino pensar que tal vez la primera pregunta que se debería hacer es: ¿Quién rayos piensa John Piper que es para contestar a la pregunta más importante en el mundo? Y la respuesta es que John Piper es un puntero. La revelación de Dios para el hombre no ocurre en mí; todo lo que puedo hacer es apuntar hacia ella: Allí. ¡Allí está! Esa es la revelación de Dios. Allí es donde Dios ha escogido revelar quién es Él. Busquen allí. Óiganlo.

Así que, ¿a dónde debemos mirar? ¿A dónde apunto yo? ¿A dónde apunta John Piper? Y, ¿qué descubrirás cuando mires allí? Apuntaré a cinco lugares hacia donde espero que mires; no hacia mí; mira hacia allí, a los lugares donde Dios se ha revelado a sí mismo a nosotros para decirnos quién es Él.

  1. Jesucristo
    Primero que nada, mira a Jesucristo. Jesús dijo en el Evangelio de Juan 18:37: “Para esto […] he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad”. Luego, en Juan 14:6, dijo: “Yo soy […] la verdad […]; nadie viene [a Dios] sino por Mí”. Luego, en Juan 8:19, dijo: “Si me conocieran, conocerían también a [Dios]”. Conocerías quién es Él. ¿Por qué? Porque dijo en Juan 10:30: “Yo y el Padre somos uno”. Nadie en la historia mundial ha hecho tales aseveraciones tan magníficas, tal vez hasta podrías decir aseveraciones locas, y después respaldarlas con una vida de integridad y de belleza y de poder.

La decisión más grande que cualquiera (como los que escuchan este podcast) podría hacer, es si Jesús estaba diciendo la verdad. ¿Cómo puedes saber eso? ¿Cómo puedes saber si Jesús estaba diciendo la verdad? La respuesta es esta: Conociéndolo. Al leer los cuatro relatos de su vida que se llaman los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Si no estás seguro sobre Él, espero que hagas de esto una prioridad en tu vida: ¿Está diciendo Jesús la verdad sobre sí mismo y sobre quién Dios es?

  1. El Nuevo Testamento
    Este es el segundo lugar a donde apuntaría para la revelación de quién es Dios: antes de que Jesús fuera crucificado, resucitara y ascendiera al cielo, le dijo a los que había escogido como sus heraldos autorizados: “Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13).

En otras palabras, no solo Jesús afirmó hablar la verdad y ser la revelación de quien Dios es, sino que también proveyó escritos veraces de Él y de Su verdad a través de esos primeros seguidores. Estos escritos se llaman el Nuevo Testamento. Los escritos inspirados por el Espíritu dicen esto: “[Jesús] es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder” (Hebreos 1:3). Así que Jesús mismo revela quién es Dios y los escritores que Él escogió revelan quién es Dios.

  1. El Antiguo Testamento
    Este es el tercer lugar donde buscar quién es Dios: Jesús mismo y sus seguidores señalaron a las Escrituras judías como una revelación confiable de quien Dios es. Los judíos llaman a este libro la Tanaj, que es una acrónimo para la ley (Torá), los Profetas (Nevi’im) y los Escritos Sapienciales (Ketuvim). Los cristianos la llaman el Antiguo Testamento.

Los seguidores de Jesús no rechazamos las Escrituras judías. Creemos que Jesús cumple las Escrituras judías; Él no las rechaza. Él dijo: “No piensen que he venido para poner fin a la ley o a los profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir” (Mateo 5:17). Por eso, la Biblia cristiana está compuesta tanto del Antiguo Testamento, las Escrituras judías, como del Nuevo Testamento, escrito por esos seguidores de Jesús.

  1. La creación
    Este es cuarto lugar para buscar la revelación de quien Dios es: mira al mundo natural, la naturaleza. Tano el Nuevo como el Antiguo Testamento señalan a la naturaleza y dicen: “Mira, si tienes ojos para ver; Dios está revelado allí”. Quien Él es está revelado allí. La naturaleza no es Dios, pero Dios es el Creador de la naturaleza y se revela a sí mismo a través de la naturaleza.

El Antiguo Testamento lo dice de esta manera: “Los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos” (Salmos 19:1). El Nuevo Testamento lo dice de esta manera: “Sus atributos invisibles [de Dios], Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado” (Romanos 1:20).

  1. La conciencia
    Este es el quinto y último lugar para buscar quién es Dios; es decir, mira dentro de tu propio corazón, en tu propia conciencia. Ahora, no estoy diciendo que puedas soñar quién es Dios con la imaginación de tu propio corazón y que puedas crearlo a tu manera. Muchas personas tratan de hacer eso. Eso no es lo que estoy diciendo. Eso no te llevará a ninguna parte. Lo que estoy diciendo es exactamente lo contrario: tu corazón te enfrenta, si eres honesto, con una realidad obstinada que no puede ser manipulada como nos plazca.

El Nuevo Testamento dice esto: “la ley [de Dios está] escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos” (Romanos 2:15). En otras palabras, nuestro propio corazón nos dice que hay un Dios cuya ley está escrita en nuestra conciencia y que hemos quebrantado esa ley. Y todos lo sabemos; lo sentimos profundamente en nuestros momentos más honestos.

“Muéstrame quién eres”
Así que, cuando escucho esta pregunta, la pregunta absolutamente esencial que desearía que todos en el mundo preguntaran con una seriedad absoluta: “¿Quién es Dios?”, mi primer pensamiento es este: John Piper no es una fuente de revelación. Soy una voz que clama en el desierto, por utilizar una metáfora, como el antiguo Juan el Bautista, un apuntador: ¡Mira! ¡Mira! Es necesario que Jesús crezca, y que yo disminuya (Juan 3:30).

Jesús es la principal revelación de quien Dios es. El Nuevo Testamento que Él ha inspirado es una revelación veraz de quién es Él. Las Escrituras judías, con Jesús como su cumplimiento, el Antiguo Testamento entero, es una revelación veraz de quien Él es. La naturaleza clama cada mañana y cada anochecer y durante todo el día que existe un Dios Creador poderoso, glorioso y sabio.

Y cada persona, todos nosotros, conocemos en nuestro corazón, en los momentos más sobrios de nuestra vida, que no somos una mera colección de átomos y de moléculas y de químicos y de energía en un proceso de evolución sin sentido. Sabemos, sabemos, que eso no es lo que somos. Escrita en nuestro corazón está la revelación de que hay un Dios y de que tiene la voluntad de que Sus criaturas lo conozcan y le agradezcan y lo magnifiquen; y sabemos que todos hemos quedado cortos, lo que hace el resto de esta pregunta tanto más importante.

¿Quién es Dios? ¿Es Él el tipo de ser que no solo es poderoso sino también personal? ¿Está principalmente enojado con el mundo porque todos hemos fallado tanto en honrarlo? O ¿es Él un Dios de misericordia, o tanto un Dios de justicia como de misericordia? ¿Ha tomado alguna acción Dios para ayudarnos? ¿Quisiera Él tener una relación con nosotros?

Así que le pido a todos los que están escuchando: Consideren estas preguntas como las preguntas más importantes de su vida. Y considere estos cinco lugares donde Dios se ha revelado a sí mismo. Escudríñenlos, pruébenlos y díganle a Dios: “Estoy listo para creer y someterme. Si esto es verdad, estoy listo. Muéstrame quién eres Tú”.

John Piper
http://desiringgod.org
John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

¿QUÉ SIGNIFICA SER CRISTIANO? ADOPTADOS, PRIMOGÉNITOS Y HEREDEROS

¿QUÉ SIGNIFICA SER CRISTIANO? ADOPTADOS, PRIMOGÉNITOS Y HEREDEROS
POR Sinclair Ferguson

En el primer capítulo de Efesios, Pablo proporciona la perspectiva más amplia posible de lo que significa ser cristiano. Él rastrea los orígenes de nuestra salvación hasta la elección de Dios en la eternidad pasada (Efesios 1:4) y mira hacia adelante a su consumación en las glorias de la eternidad venidera (Efesios 1:10).

La abrumadora naturaleza de esta visión a veces nos hace perder de vista una particular característica de la enseñanza paulina que para él tiene enorme importancia: su exposición está saturada del lenguaje de la familia. El Padre nos elige (v. 3) para ser adoptados como sus hijos (v. 5). Él nos ha dado su Espíritu como la garantía de nuestra herencia (v. 14). Él ora al Padre de la gloria (v. 17) que nuestros ojos puedan ser abiertos para apreciar su gloriosa herencia en los santos (v. 18).

La salvación significa ser incorporado en los privilegios de la vida en una nueva familia. Si uno es un hijo adoptivo de Dios, es heredero de Dios y coheredero con Cristo (Romanos 8:17). Es una persona rica.

EL HEREDERO
Convertirse en heredero significa recibir el derecho a poseer riquezas que primero posee otro. La idea tiene especial significado en la enseñanza bíblica. El Padre es el Creador y Señor de todo. Pero en su generoso amor, la riqueza del universo iba a ser la herencia de Adán en cuanto imagen e hijo de Dios (Génesis 1:26; Lucas 3:38). Cuando Adán no era más que un “niño”, Dios le dio parte de su herencia, el Jardín del Edén, para que se hiciera responsable de él y lo disfrutara. Pero Adán intentó robar lo que no era suyo; a consecuencia de ello, perdió toda su herencia por su pecado. A la manera de Esaú, Adán y Eva vendieron el Edén “por un plato de lentejas” y se les prohibió la entrada al jardín que había sido las primicias de su herencia.

Pero el Padre había determinado que la herencia debía ser restaurada. En efecto, él ya había trazado un plan para su restauración. Él adelantó un atisbo al respecto: la Simiente de Eva rompería la cabeza de la serpiente cuyas tentaciones habían llevado a la catástrofe (Génesis 3:15). También a Abraham se le dio a conocer el plan posteriormente. En su simiente, todas las naciones heredarían bendición en lugar de maldición (Génesis 12:3).

Un bosquejo de la estrategia se hizo lentamente visible por medio de revelación divina: la Simiente de la mujer, un descendiente de Abraham, un hijo de David, un Profeta, Sacerdote y Rey mesiánico, y un Siervo Sufriente —un Hombre que también era el Hijo de Dios— cumpliría todas las promesas de Dios. Sería un segundo Hombre que haría un nuevo comienzo. Él también sería el último Adán. Él haría todo lo que Adán no había logrado cumplir a fin de entrar en una plena herencia. Pero perdería su propia vida a fin de soportar el castigo divino por el pecado adámico. A diferencia de Adán, sería el manso y heredaría la tierra. En él se restauraría el derecho a la herencia. Él sería designado “heredero de todo” (Hebreos 1:2).

¿Qué significa para ti ser un cristiano?

Solo en Cristo

Sinclair Ferguson

Con mente de teólogo y corazón de pastor, el doctor Ferguson ayuda a los creyentes a alcanzar un mejor entendimiento de su Salvador y Señor, y luego les muestra cómo deben vivir la fe cristiana día a día. Estos cincuenta breves capítulos de Solo en Cristo son un paquete lleno de carbones de verdades bíblicas que avivarán la llama del amor cristiano por el Salvador.

Con toda certeza, el heredero vino. Obedeció al Padre y resistió la tentación donde Adán había cedido. Por su obediencia se ganó el derecho a poseer la totalidad de la herencia. Ahora todo le pertenece a Cristo. Él es “el primogénito de toda la creación” (Colosenses 1:15); toda autoridad en el cielo y en la tierra es suya, incluyendo el poder sobre el pecado, la muerte, y Satanás (Mateo 28:18); en él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento, porque en él está la plenitud de Dios (Colosenses 2:3; 1:19).

Este Hijo y Heredero oyó a su Padre decir: “Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones” (Salmo 2:8 NVI). Pero el Hijo respondió, “Padre, déjame compartir mi herencia con los pobres y desheredados. Adóptalos en tu familia como tus hijos también; dales mi Espíritu [ver Hechos 2:33; Romanos 8:15]; permíteles usar mi nombre [ver Juan 16:24]”.

El Padre oyó la oración del Hijo; él nos hizo sus hijos.

Escuchemos, entonces, el razonamiento de Pablo: entonces, si somos hijos, somos herederos (Romanos 8:17).

NUESTRA HERENCIA
Según la Ley, como sabía Pablo, el primogénito recibía una doble herencia, mientras los demás recibían una sola porción (Deuteronomio 21:17; cf. 2 Reyes 2:9). Pero ni el Padre ni el Hijo se obligan a los límites de la Ley. Pablo declara: “[Todos somos] herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:17).

¿Logras ver la implicación? Todo lo que le pertenece al último Adán es para nosotros. Como se deleitaban en decir los primeros padres de la iglesia, Cristo tomó lo que era nuestro para que pudiéramos recibir lo que era suyo. Todo lo suyo es nuestro: “Todo es de ustedes:… el mundo, la vida, la muerte, lo presente o lo por venir, todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios” (1 Corintios 3:21-23).

Cuando yo era niño en Escocia, ocasionalmente leía confusas noticias en el diario local, como la siguiente:

Podría Angus MacDonald por favor contactar a McKay, Campbell, y Ross (Abogados) en Calle Bannockburn, donde se enterará de algo para su beneficio.

Entonces yo no percibía a qué se referían esas crípticas palabras, “algo para su beneficio”. Angus, quienquiera que fuese, era un beneficiario del testamento de alguien, y él aún no lo sabía. Angus de pronto se había vuelto rico.

¿Pero qué tal si Angus no veía ni respondía al aviso? Entonces su pobreza continuaba. Si Angus no reclamaba su derecho a su herencia, él no disfrutaría de sus riquezas.

¡No cometamos tal error! Si eres cristiano, entonces eres rico en Cristo; disfruta y comparte tus riquezas.


Este artículo sobre ¿Qué significa ser cristiano? fue adaptado de una porción del libro Solo en Cristo, publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.


Páginas 125 a la 127

¿POR QUIÉN MURIÓ CRISTO?

John Frame

Muchos teólogos han prestado especial atención a esta pregunta: ¿por quién murió Cristo? Hay básicamente dos puntos de vista sobre el tema. Un punto de vista, llamado expiación ilimitada, afirma que Cristo murió por cada ser humano. El otro punto de vista, llamado expiación limitadaexpiación definitiva redención particular, afirma que Cristo murió solo por los elegidos, es decir, solo por aquellos que en el plan de Dios serán finalmente salvos. 

El punto de vista de la expiación ilimitada parece bastante obvio si consideramos varias Escrituras que dicen que Cristo murió por “el mundo” (Jn 1:293:166:512Co 5:191Jn 2:2), “por todos” (1Co 15:222Co 5:151Ti 2:6Heb 2:9) o aun, aparentemente, por las personas que finalmente lo rechazarán, como se encuentra en 2 Pedro 2:1, donde Pedro habla de algunos que están “negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina”. Esto suena muy parecido a decir que Jesús murió en la cruz para comprar —para redimir— a algunas personas que a pesar de todo se perderán al final. 

En Hebreos 10:29 leemos: “¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?”. De nuevo, suena como si algunas personas fueran hechas santas por la sangre de Cristo y que, sin embargo, despreciaran y profanaran esa sangre, recibiendo así castigo eterno. 

Aunque este punto de vista suena obvio por los versículos que he citado, hay algunos problemas reales con él. Si la expiación es ilimitada, es universal, parecería que trae salvación a todo el mundo; porque la expiación es un sacrificio sustitutivo. La expiación de Jesús quita nuestros pecados, trayéndonos completo perdón. Por lo tanto, si la expiación es universal, garantiza la salvación de todos. Pero sabemos por las Escrituras, de hecho por los mismos textos en 2 Pedro 2:1 y en Hebreos 10:29 que acabo de citar, que no todos en el mundo son salvos. Algunas personas desprecian la sangre de Jesús. La pisotean.Y por eso reciben una destrucción repentina. 

Si crees en una expiación ilimitada, es porque tienes una visión muy débil de lo que es la expiación. Debe ser algo menos que un sacrificio sustitutivo que traiga completo perdón. ¿Cómo se definiría, entonces, la expiación? Algunos teólogos han sugerido que la expiación no salva a nadie, sino que quita la barrera del pecado original, por lo que ahora somos libres de elegir o rechazar a Cristo. Por tanto, en realidad, la expiación no salva, sino que solo hace posible la salvación para aquellos que deciden libremente venir a la fe. 

Al final, es nuestra libre decisión la que nos salva; la expiación solo prepara el camino para que podamos tomar una decisión libre. 

Sin embargo, el problema es que la Escritura nunca insinúa tal significado de la expiación. En las Escrituras, la expiación no solo hace posible la salvación. La expiación realmente salva. No es solo un preludio de nuestra libre decisión, sino que nos trae todos los beneficios del perdón de Dios y de la vida eterna. Aquellos que dicen que la expiación tiene un alcance ilimitado creen que tiene una eficacia limitada, un poder limitado para salvar. Los que creen que la expiación se limita a los elegidos, sin embargo, creen que ella tiene una eficacia ilimitada. Así que todos creen en algún tipo de limitación. O bien la expiación está limitada en su alcance, o bien está limitada en su eficacia. Creo que la Biblia enseña que es limitada en su extensión, pero ilimitada en su eficacia. 

Así que, principalmente porque creo que las Escrituras enseñan la eficacia de la expiación, sostengo la opinión de que la expiación es limitada en su extensión. No salva a todos, pero salva completamente a todos los que salva. El punto fundamental aquí no es el alcance limitado de la expiación, aunque esa es una enseñanza bíblica. El punto fundamental es la eficacia de la expiación. 

Veamos ahora el punto de vista de la redención particular, es decir, el hecho de que Cristo murió solo por los elegidos, por Su pueblo, por aquellos a quienes Dios eligió salvar desde antes de la fundación del mundo. Según esta perspectiva, la expiación no solo hace posible la salvación, sino que realmente salva. Muchos textos bíblicos indican que la expiación se limita al pueblo de Jesús. En Juan 10:1115 Jesús dice que da Su vida por Sus ovejas, pero en el contexto de Juan 10 no toda persona es una oveja de Jesús. 

Además, como hemos visto, muchos textos acerca de la expiación indican que esta salva totalmente. Romanos 8:32-39 dice: 

El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito:  “Por causa Tuya somos puestos a muerte todo el día; Somos considerados como ovejas para el matadero”. 

Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. 

Como ves, Pablo afirma que Dios dio a Su Hijo por “todos nosotros”. La consecuencia es salvación en el sentido más completo, una salvación que nunca se puede perder y que jamás podrá ser quitada. Si Cristo murió por ti, nadie puede acusarte delante de Dios, ni siquiera Satanás. Si Cristo murió por ti, nada puede separarte del amor de Cristo. 

Claro está, existen pasajes que dicen que Cristo murió por “el mundo”. Algunos de estos pasajes enfatizan la dimensión cósmica de la obra de Jesús, como Juan 3:16. En Colosenses 1:20 Pablo dice que Jesús se propuso con Su expiación “por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo”, las que están en la tierra y las que están en los cielos, “habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz”. Otros pasajes usan la palabra “mundo” en un sentido ético, como cuando 1 Juan 2:15 dice: “No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. Eso puede haber estado en la mente de Juan el Bautista cuando dijo en Juan 1:29: “Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. 

Y hay pasajes que dicen que Cristo murió por “todos”. Pero la extensión de la palabra “todo” es notablemente flexible. Marcos 1:5 dice que “toda” Judea y Jerusalén salieron a escuchar a Juan el Bautista. Claramente, no debemos tomar ese “todo” de manera literal. En algunos pasajes que usan la palabra “todos”, está claro que el escritor se refiere a “todos los cristianos” o “todos los elegidos”. 

Nota 1 Corintios 15:22: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. Tomado literalmente, esto significa que todos se salvarán. Pero aquí no quiere decir eso. Más bien, lo que significa es que todos los que mueren, mueren en Adán; y todos los que viven, viven en Cristo. 

Considera 2 Corintios 5:15: “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos”. Aquí Pablo dice que Jesús murió por todos. Pero también dice que “todos” reciben nuevos corazones para que ya no vivan para sí mismos, sino para Cristo. Aun en este pasaje que usa la palabra “todos”, la expiación es eficaz: cuando Cristo muere por alguien, esa persona se salva totalmente. Recibe un nuevo corazón y una nueva vida. Claramente, no todas las personas en el mundo reciben esto; por lo tanto, no todas las personas en el mundo están incluidas bajo el término “todos”. 

En otros textos donde se usa la palabra “todos”, la referencia puede ser a lo que llamamos universalismo étnico, es decir, Jesús murió por personas de todas las naciones, lenguas, razas y tribus. Ese puede ser el significado en 1 Timoteo 2:6, que menciona las naciones en los dos primeros versículos del capítulo. Pero prefiero entender que ese versículo significa que la muerte de Cristo garantiza la oferta gratuita del evangelio a todo el mundo, porque Él es el único Salvador. Ahora bien, con universalismo étnico quiero decir que, cuando en 1 Juan 2:2, por ejemplo, el escritor dice que Jesús “es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero”, está diciendo que Jesús es el único Salvador. No hay otro en todo el mundo. Si alguien, en cualquier lugar —digamos, en Tailandia o Sri Lanka— está buscando propiciación delante de Dios, no la encontrará en otra parte que no sea en la sangre de Jesús. 

¿Cómo explicamos textos como Hebreos 10:29 y 2 Pedro 2:1, los cuales describen a personas que, en cierto sentido, niegan al Señor que las compró? Tomo estos textos como descripciones de los miembros de la iglesia visible que han confesado a Cristo en su bautismo. Estos han afirmado que Jesús murió por ellos. Sobre la base de esa profesión, han entrado en una relación de pacto solemne con Dios y con la iglesia, una relación hecha solemne por la sangre de Cristo. Pero ahora blasfeman la sangre de Cristo. Ellos nunca se unieron a Cristo de manera salvífica. Pero habiendo profesado a Cristo, están sujetos a las maldiciones del pacto porque fueron infractores de ese pacto. 

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Este artículo ¿Por quién murió Cristo? fue adaptado de una porción del libro La salvación es del Señorpublicado por Poiema Publicaciones

Páginas 170 a la 175