La palabra «Puritano» se originó en los años 1560s como un peyorativo hacia las personas que querían una reforma más profunda la «purificación»de la Iglesia de Inglaterra.
La Revolución Puritana fue un movimiento surgido en Inglaterra en el siglo XVI, de confesión calvinista, que rechazaba tanto a la Iglesia Católica como a la Iglesia Anglicana. Las críticas a la política de la Reina Isabel salían de los grupos calvinistas ingleses, que fueron denominados puritanos porque pretendían purificar la Iglesia Anglicana, quitándole los residuos del catolicismo y acercando su liturgia al calvinismo.
Desde el inicio los puritanos aceptaban la doctrina de la predestinación. El movimiento fue perseguido en Inglaterra, razón por la que muchos dejaron este país buscando otros lugares con mayor libertad religiosa. Un grupo, liderado por John Winthrop, llegó a las colonias de Inglaterra en América del Norte en abril de 1630.
Orígenes calvinistas del puritanismo Esta variante del protestantismo sería seguida en países como Suiza, Países Bajos, Sudáfrica (entre los afrikaners), Inglaterra, Escocia y los Estados Unidos. Juan Calvino se opuso a la Iglesia Católica y a los Anabaptistas y criticó la misa cristiana y por eso sus seguidores rompieron con la Iglesia Anglicana.
En Ginebra, cuando vivía Calvino, se inició un conflicto entre los partidarios de la Casa de Saboya (católicos) y los confederados (protestantes), que darían más tarde origen a los hugonotes. Con los ideales iluministas y la doctrina de Calvino, los primeros protestantes ingleses se volvieron un grupo típicamente conservador.
Los puritanos en Inglaterra El surgimiento del puritanismo está ligado a las confusiones amorosas del rey Enrique VIII (1509-1547) y a la llegada del protestantismo continental a Inglaterra. El movimiento puritano, en sus primeros estadios, fue claramente influido y apoyado por Calvino que, a partir de 1548 pasó a escribirse con los principales líderes de la reforma inglesa. En 1534 fue promulgada el Acta de Supremacía, convirtiendo al rey en «cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra». Con la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, tía de Carlos I de España, el rey Enrique VIII y el Parlamento inglés separaron la Iglesia de Inglaterra de Roma, en 1536, adoptando la doctrina calvinista por comodidad. La Reforma se inició en Inglaterra gracias al rey y al Parlamento. En 1547, Eduardo VI, un niño muy enfermo, se convirtió en rey.
La Reforma protestante avanzó rápidamente en Inglaterra, pues el duque de Somerset, el regente del trono, simpatizaba con la fe reformada. Thomas Cranmer, el gran líder de la Reforma en Inglaterra, publicó el Libro de Oración Común, dando al pueblo su primera liturgia en inglés. María Tudor, católica, se convirtió en reina en 1553. Asesorada por el cardenal Reginald Pole, restauró su religión en 1554. En 1555 intensificó la persecución de los protestantes. Fueron asesinados trescientos, entre los cuales se hallaba el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer (canonizado por la Iglesia Anglicana) y los obispos Latimer y Ridley. Ochocientos protestantes huyeron al continente, a ciudades como Ginebra o Fráncfort, donde absorbieron los principios doctrinales de los reformadores continentales. Isabel I ascendió al trono a los 25 años en 1558, estableció el «Acuerdo Isabelino», que era insuficientemente reformador como para satisfacer a aquellos que luego serían conocidos como «puritanos».
Enseguida promulgó el Acta de Uniformidad (1559), que autorizó el Libro de Oración Común, y restauró el Acta de Supremacía. En 1562, fueron redirigidos los Treinta y Nueve Artículos de la Religión, que son el patrón histórico de la Iglesia de Inglaterra, y a partir de enero de 1563 fueron establecidos por el Parlamento como la posición doctrinal de la Iglesia Anglicana. Entre 1567 y 1568 una antigua controversia sobre las vestimentas llegó a su auge en la Iglesia de Inglaterra. La cuestión inmediata era si los predicadores tenían que usar los trajes clericales prescritos. Esta controversia marcó una creciente impaciencia entre los puritanos en relación con la situación de una iglesia «reformada a medias». Thomas Cartwright, profesor de la Universidad de Cambridge, perdió su posición a causa de sus prédicas sobre los primeros capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles, en las cuales argumentó a favor de un cristianismo simplificado y una forma presbiteriana de gobierno eclesiástico. La primera iglesia presbiteriana fue la de Wandsworth, fundada en 1572. En 1570, un poco antes de ese evento, Isabel fue excomulgada por el Papa Pío V. La muerte de Isabel ocurrió en 1603 y no dejó heredero. Designó como sucesor a Jacobo I, hijo de María Estuardo, que ya gobernaba en Escocia. Cuando el rey fue coronado, los puritanos, a causa de la presunta formación presbiteriana del rey, tuvieron inicialmente esperanza de una mejoría de su situación. Para enfatizar esa esperanza presentaron la Petición Milenar en 1603, firmada por cerca de mil ministros puritanos, en la que pedían que la Iglesia Anglicana fuera «completamente puritana» en la liturgia y en la administración.
En 1604 se encontraron con el nuevo rey en la conferencia de Hampton Court para presentar sus peticiones. El rey amenazó con «expulsarlos de la tierra, o hacer algo peor», habiendo dicho que el presbiterianismo «armonizaba tanto con la monarquía como Dios con el diablo». Carlos I, opositor de los puritanos, fue coronado rey en 1625. En 1628, William Laud se convirtió en obispo de Londres (en 1633 fue nombrado arzobispo de Canterbury) y tomó medidas severas para eliminar la disidencia de la Iglesia Anglicana. Buscó instituir prácticas ceremoniales consideradas «papistas» por los puritanos, aparte de ignorar la justificación por la fe, a causa de su énfasis arminiano, oprimiendo violentamente a los puritanos y forzándolos a emigrar a América. En 1630, John Winthrop lideró el primer gran grupo de puritanos que fue hasta la Bahía de Massachusetts y, en 1636, se fundó el Harvard College. Laud intentó imponer el anglicanismo en Escocia, pero esto degeneró en un motín que sirvió para aliar a puritanos y escoceses calvinistas. En 1638, los líderes escoceses se reunieron en una «Solemne Liga y Alianza» y sus ejércitos marcharon contra las tropas del rey, que huyeron.
En 1640, el Parlamento restringió el poder del rey Carlos I. Las emigraciones a Nueva Inglaterra se estacionaron de forma considerable. La Asamblea de Westminster, así llamada por reunirse en la Abadía de Westminster, templo anglicano de Londres, fue convocada por el Parlamento de Inglaterra en 1643 para deliberar sobre el gobierno y la liturgia de la iglesia y para «defender la pureza de la doctrina de la Iglesia Anglicana contra todas las falsas calumnias y difamaciones».
Es considerada la más notable asamblea protestante de todos los tiempos, tanto por la distinción de los elementos que la constituyeron, como por la obra que realizó y aún por las corporaciones eclesiásticas que recibieron de ella los patrones de fe y las influencias salutares durante esos trescientos años.
La Asamblea de Westminster La Asamblea de Westminster se caracterizó no sólo por la erudición teológica sino por una profunda espiritualidad. Se tomaba mucho tiempo para orar y todo era hecho con un espíritu de reverencia. Cada documento producido iba al Parlamento para ser aprobado lo que sólo ocurría después de mucha discusión y estudio. Los llamados «Patrones Presbiterianos» elaborados por la Asamblea fueron los siguientes:
Directorio del Culto Público: concluido en diciembre de 1644 y aprobado por el parlamento al mes siguiente. Tomó el lugar del Libro de Oración Común. También fue preparado el Salterio: una versión métrica de los Salmos para uso en el culto (noviembre de 1645). Forma de Gobierno Eclesiástico: concluida en 1644 y aprobada por el parlamento en 1648. Instituyó la forma de gobierno presbiteriana en lugar de la episcopal, con sus obispos y arzobispos. Confesión de Fe: concluida en diciembre de 1646 y sancionada por el Parlamento en marzo de 1648. Catecismo Mayor y Breve Catecismo: concluidos a finales de 1647 y aprobados por el Parlamento en marzo de 1648. Como consecuencia de la ayuda de los escoceses, las fuerzas parlamentarias derrocaron al rey Carlos I, que fue decapitado en 1649.
El comandante victorioso, Oliver Cromwell, asumió el gobierno. Sin embargo, en 1660, Carlos II subió al trono y restauró el episcopado en la Iglesia de Inglaterra. Se inició una nueva era de persecuciones contra los presbiterianos.
En Escocia, la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana adoptó los Patrones de Westminster después de ser aprobados, dejando de lado sus propios documentos de doctrina, liturgia y gobierno que databan de la época de John Knox. La justificación era el deseo de una mayor unidad entre los presbiterianos de las Islas Británicas. De Escocia, esos patrones fueron llevados a otras partes del mundo.
Dogma y creencias El dogma central del puritanismo era la autoridad suprema de Dios sobre los asuntos humanos.
Además, los puritanos subrayaban que el individuo debía ser reformado por la gracia de Dios. Cada persona, a la que Dios mostraba misericordia, debía comprender su propia falta de valor y confiar en que el perdón que está en Cristo le había sido dado, por lo que, por gratitud, debía seguir una vida humilde y obediente.
Otros puntos de su doctrina incluyen:
Un énfasis en el estudio privado de la Biblia. Un deseo de que todos alcancen educación e ilustración (especialmente para que todos puedan leer la Biblia por sí mismos). El sacerdocio de todos los creyentes. Simpleza en la adoración, la exclusión de vestimentas, imágenes, velas, etc. La no celebración de festividades tradicionales que ellos consideraban estar en violación de los principios regulares de adoración. Creencia en guardar como obligatorio un día de la semana como está ordenado en los Diez Mandamientos, en el caso de ellos el día de la Resurrección de Jesús, Domingo. Algunos aprobaban la jerarquía de la Iglesia, pero otros buscaban reformar las iglesias episcopales al modelo presbiteriano. Algunos puritanos separatistas eran presbiterianos, pero la mayoría eran congregacionalistas.
Con el Calvario ante Él, el Señor pronunció estas notables palabras – “Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”. Se refería a su inminente sufrimiento en la cruz del Calvario, que llevaría a cabo de inmediato para la salvación de su pueblo y el juicio de Satanás. Desde el momento del Calvario Satanás sería frenado en su poder, un enemigo derrotado, todavía capaz de obrar mucha maldad hasta el día final, pero severamente limitado.
Pero, ¿cómo fue exactamente expulsado Satanás por la muerte de Cristo? Sabemos que la muerte de Cristo salvó a un gran número de personas de la muerte eterna, y al hacerlo, salvó a la raza humana de extinguirse. Desde la Caída del hombre en el jardín del Edén ni una sola persona viviría una vida perfecta, ni nada que se le pareciera. Por lo tanto, toda la raza humana estaría condenada, dejando a Satanás triunfante y victorioso. Al tentar a Adán y Eva habría frustrado totalmente el propósito de Dios al crear la raza humana, y Dios parecía haber fracasado en su designio. Satanás podría alardear a través del tiempo como el asesino y conquistador de la raza humana, y, en cierto sentido, el conquistador de su Creador.
Pero Cristo vino como representante de Su pueblo, y de todas las maneras concebibles obedeció a Su Padre, incluso hasta la muerte de cruz. Y a través de esa obediencia perfecta que culminó en el Calvario, Su pueblo (y por lo tanto la raza humana) fue salvado de la condenación. Por Su justicia y expiación, una raza humana constante fue comprada, para que una tierra glorificada pudiera ser atestada por personas rescatadas. La raza humana ya no sería un concepto fallido, y el diseño de Dios sería restaurado y redimido.
El aparente triunfo de Satanás fue aplastado, dejándolo susceptible de juicio y freno. Ya no podría alejar a la gente de la Verdad.
El freno del poder de Satanás después del Calvario se revela claramente en el Nuevo Testamento. El Salvador habló, por ejemplo, de cómo “por el dedo de Dios ” expulsó a los demonios, para señalar que el reino había llegado (Lucas 11.20). Este era un lenguaje de juicio, que se refería a una limitación del poder satánico que operaba desde ese momento.
Los propios demonios sabían que Cristo pondría fin a su libertad, y esto se ve en sus gritos angustiados cuando el Señor los expulsó. La posesión era común en tiempos de Cristo, pero Su ministerio marcó el fin de la libertad demoníaca para ocupar las almas humanas a voluntad. Somos conscientes de que hoy en día todavía hay algunos informes de posesión demoníaca al estilo del Nuevo Testamento, pero solo cuando las personas han invitado voluntariamente (y enérgicamente) a los demonios a sus vidas mediante una profunda participación en prácticas ocultas. (Ignoramos las afirmaciones no auténticas de posesión demoníaca hechas dentro del movimiento carismático). Satanás a través de sus demonios ya no puede entrar sin invitación en las almas humanas para poseerlas desde la obra de Cristo, siendo éste un aspecto de la “expulsión” de Satanás.
Otra de las limitaciones de Satanás es que no se le permite revelarse o mostrarse, viéndose obligado a trabajar totalmente en secreto y con sigilo. Es un enemigo despiadado de todas las almas humanas, pero la no aparición es una contención significativa de su poder. Aprendemos en 2 Tesalonicenses 2 que Satanás debe contentarse con una persona designada, el hombre de pecado, que aparecerá en su nombre al final de los tiempos, solo para ser inmediatamente destruido por el resplandor de la venida de Cristo.
Satanás es ahora un vagabundo espiritual, poderoso, sí, con una vasta hueste de ángeles caídos a sus órdenes, pero debe tentarnos desde “fuera”, y asegurarse de tener nuestra cooperación para todo lo que quiere que hagamos. Ciertamente es el príncipe de este mundo, pero un príncipe sin palacio ni derechos, un príncipe desposeído y condenado.
Esta limitación de Satanás también se menciona en el libro del Apocalipsis, capítulos 12 y 20, el último de los cuales nos dice que Satanás sería atado durante la era cristiana para que no pudiera engañar más a las naciones manteniéndolas en una oscuridad espiritual total. Todas las naciones serían penetradas por el Evangelio de Cristo.
Leemos en Efesios 4.8 que en el Calvario Cristo llevó cautiva la cautividad, atando a una multitud de cautivos: el diablo y sus demonios. En Colosenses 2.15 se nos dice que Cristo “despojó a los principados y a las potestades”, exhibiéndolos públicamente y triunfando sobre ellos. En otras palabras, les quitó poderes y los contuvo, términos usados para describir el freno o limitación del diablo y sus huestes. Sin embargo, repetimos que sigue siendo hasta el último día un enemigo peligroso y maligno de las almas, y por esta razón necesitamos saber todo lo que podamos sobre sus poderes y limitaciones.
Poderes de los ángeles
Sabemos mucho de Satanás por el hecho de que es un ángel, aunque caído. Como tal, fue creado sin cuerpo ni aspecto físico, pues los ángeles no tienen cuerpo, a menos que Dios los revista de una apariencia temporal para enviarlos como mensajeros o testigos al mundo, como en el caso de los ángeles que se sentaron en la tumba de Cristo. Es evidente que los ángeles tienen una apariencia en el Cielo, pero normalmente no son visibles a los ojos humanos en la Tierra.
Los ángeles son inmortales solo por el permiso y el poder sustentadores de Dios. Leemos en las Escrituras que tienen misteriosas diferencias de “rango”, por lo que hay ángeles superiores. Aunque son espíritus, actúan en dimensiones de tiempo y espacio, pues no son infinitos ni están fuera del tiempo, como Dios.
Es evidente que los ángeles tienen una inteligencia poderosa, y aunque llegará el día en que los creyentes, como personas glorificadas en el Cielo, serán mayores que los ángeles, mientras estemos en la Tierra no tenemos sus poderes mentales. Ellos ‘sobresalen en fuerza’, dice la Escritura, lo que los coloca por encima de las personas en la Tierra en capacidad.
Los ángeles tienen un gran conocimiento, pero éste tiene un límite. Así, por ejemplo, se nos dice en Efesios 3.10 que contemplan maravillados desde el Cielo la conversión y santificación de los hombres en la Tierra, maravillándose de cada caso y aprendiendo acerca de la “multiforme sabiduría de Dios”. La era del Evangelio ha sido una inmensa educación para los ángeles más elevados.
Esto demuestra también que los ángeles no pueden adivinar el futuro, aparte de conocer la Palabra de Dios, como también nosotros podemos conocerla. Cuando las profecías del Antiguo Testamento comenzaron a cumplirse con la venida de Cristo, observaron con asombro estos acontecimientos, cosas que “anhelan mirar los algeles” (1 Pedro 1.12). En esto no se parecen a Dios, cuyo conocimiento es infinito, y que conoce continuamente todas las cosas que suceden a lo largo de la historia eterna.
Está claro que los ángeles tienen poder para comunicarse entre sí. No pueden crear nada ni matar a nadie a voluntad, aunque a veces pueden ser designados por Dios como Sus agentes para poner fin a la vida. Incluso Satanás se muestra buscando el permiso expreso de Dios para infligir enfermedades y quitar la vida en el libro de Job. Los ángeles no pueden hacer estas cosas por sí mismos. Los ángeles no pueden cambiar las sustancias terrenales, alterando un elemento en otro, ni pueden alterar o anular las leyes de la naturaleza, excepto bajo la dirección de Dios. Están sujetos a estas limitaciones. De esto se deduce que los ángeles no pueden hacer milagros a menos que Dios les dé poder para ello.
Como ángeles caídos, Satanás y sus huestes demoníacas comparten todas estas limitaciones. Y aquí hay otra limitación, común tanto a los ángeles buenos como a los malos, y que es de gran importancia para nosotros en nuestra batalla contra el diablo. Los ángeles no pueden escudriñar nuestros corazones ni leer nuestros pensamientos. No pueden entrar en lo más recóndito de nuestros pensamientos. Un viejo adagio cristiano dice: “Los demonios pueden hablar al alma, pero no escudriñar el corazón”. Más adelante hablaremos de la incapacidad de Satanás para leer los pensamientos.
Todas estas limitaciones quedan claras en la Biblia, que atribuye solo a Dios inteligencia y conocimientos infinitos, poder para crear y poner fin a la vida, obrar milagros y escudriñar los corazones. Estas cosas son exclusivas de Él. De hecho, el diablo y sus demonios son más limitados que los ángeles buenos, porque Dios nunca nombraría o delegaría en ellos su propio poder de hacer maravillas. Se nos enseña en 2 Tesalonicenses 2.9, que cuando el hombre de pecado sea revelado, quien operará bajo el gobierno de Satanás, sus milagros y maravillas serán ‘maravillas mentirosas’, o engaños, falsedad. Satanás y sus demonios no pueden realizar verdaderos milagros.
Satanás, no hace falta decirlo, es totalmente malvado. Se le describe como un espíritu inmundo y el jefe de la vasta hueste de espíritus inmundos y caídos. Sin embargo, después de el Calvario, no puede determinar irresistiblemente las acciones de los seres humanos, anulando su libertad y responsabilidad, a menos que se hayan sometido totalmente a él y hayan cooperado con él en oposición a Dios, de modo que estén “cautivos a la voluntad de El” (2 Timoteo 2.26). E incluso tales personas no están más allá de la redención.
Satanás no puede obligarnos a hacer nada. No puede dictarnos de tal manera que estemos obligados a cumplir sus órdenes, sino que debe obrar mediante el engaño y la persuasión. Por lo tanto, es erróneo decir: “Satanás me obligó a hacerlo”. Puede instarnos, sugerirnos cosas, presionarnos y mentirnos sobre el resultado, pero no puede obligarnos a hacer nada. Nunca debemos atribuir a Satanás poderes que pertenecen exclusivamente a Dios Todopoderoso; y aunque debemos ser muy conscientes de su poder, nunca debemos temerle como si fuera invencible.
Los propósitos de Satanás
En el Nuevo Testamento, Satanás recibe varios nombres que arrojan luz sobre su forma de actuar y sus objetivos. Satanás significa adversario, y también se le llama acusador de los hermanos, enemigo de las almas de los hombres y diablo, que significa calumniador. Se le llama Abadón y Apolión, nombres que significan destructor de almas, y se le describe como dragón, indicando su gran ferocidad, y también como serpiente, expresando su astucia y sutileza.
Se le denomina padre de la mentira, indicando el método que siempre ha empleado, y también asesino de almas, príncipe de los demonios y príncipe de este mundo que guía las mentes de los incrédulos abiertas al ateísmo y dispuestas a mostrar hostilidad a Dios. Se le llama el tentador, y un ángel de luz que hace que el mal parezca bueno, y sugiere la justificación de acciones egoístas, codiciosas y otras acciones equivocadas.
Satanás fue expulsado del Cielo por desafiar a Dios, y le odia con todo su ser, oponiéndose y frustrando Sus planes si puede, y alejando a las almas de Él. Satanás es intensamente celoso de los seres humanos y también los odia. Actúa para tentar a pecar tanto a los perdidos como a los salvos, esforzándose especialmente por llevar al pueblo de Dios al error y al fracaso. Si Satanás puede entrar en las iglesias, insertando falsas enseñanzas y hundiendo a los creyentes en el pecado, ¡cómo triunfa! Por lo tanto, busca constantemente desacreditar a la iglesia y al Evangelio a los ojos del mundo, y también frustrar y obstaculizar la obra del Evangelio tentando a los creyentes a la mundanalidad, la pereza y la indiferencia ante la difícil situación de las almas perdidas.
Satanás está siempre trabajando para erosionar la fe de los creyentes y echar a perder su seguridad, paz y alegría. Lo hace mediante un proceso de desgaste, haciendo que los creyentes cedan poco a poco a las dudas y tentaciones, hasta que ha obtenido la victoria sobre ellos. También inspira a los falsos profetas y a los obreros del mal, poniendo en sus mentes ideas que no son bíblicas, y triunfando allí donde no justifican todas las cosas por la Palabra.
Él controla a las personas que se oponen al Evangelio, cegando sus mentes y, a través de ellas, moldeando la sociedad. Cuando vemos el mundo de hoy, gobernado por un humanismo secular agresivo y vengativo, con la inmoralidad legalizada y fomentada, y leyes aprobadas para castigar a los que se oponen a estas cosas, vemos la mano orquestadora de Satanás. ¡Cuán similar es el “guion” que justifica estas cosas en todas partes del mundo! Satanás es “el príncipe de la potestad del aire”.
Contra los cristianos utiliza estrategias y trampas astutas, llamadas “asechanzas del diablo” y “lazo del diablo”. Esto último significa que sorprenderá a los creyentes con tentaciones repentinas, si es capaz de hacerlo.
Hay tres fuentes de tentación, pues el diablo no es el único tentador. Según la Escritura, el mundo nos atrae con hábitos, prácticas y galas pecaminosas. Luego nos tienta nuestro propio corazón: nuestros apetitos y deseos pecaminosos siempre deseosos de hacer o poseer cosas. Y luego nos tienta el diablo, que también aprovecha y amplifica las dos primeras formas de tentación.
Las limitaciones de Satanás
¿Cómo vencer al diablo? Dice Santiago: “Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros “. Es asombroso que este ser poderoso y maligno huya de los creyentes débiles. Es poderoso e invisible para nosotros; nos tentará y sugerirá cosas malas constantemente, y está armado con una astucia inimaginable. Sin embargo, si sabemos cómo resistirle, huirá de nosotros. Antes de esbozar el modo de resistirle, podemos animarnos comparando sus poderes con sus limitaciones.
Satanás puede acusarnos, pero no condenarnos. A veces nos recordará nuestros pecados, y nos hará caer muy bajo para que casi perdamos nuestra seguridad, pero entonces corremos a Dios confiando solo en la gracia, y Él nos fortalece. Satanás ciertamente puede acusar, pero no puede condenar al que está en Cristo, porque él no tiene poder ni voz en cómo el Señor ve a Su pueblo.
Puede tentarnos a pecar, como hemos dicho, pero no puede hacernos pecar. Puede incitarnos y presionarnos, pero nunca obligarnos. Puede quitarnos el gozo y la paz dándonos pensamientos perturbadores, pero no puede quitarnos la salvación, ni poseernos jamás. Los maestros carismáticos dicen que el diablo puede poseer, u oprimir a un creyente, pero ambos vervos en su uso significan virtualmente la misma cosa, y ambos son equivocados. Satanás puede molestarnos, pero nunca poseernos, porque el principio de 2 Corintios 6.15 y otras escrituras nos enseñan que Cristo y Satanás no pueden coexistir en un alma.
Satanás puede hacerse pasar por un ángel de luz, y citar las Escrituras en nuestro oído, como intentó hacer incluso con el Señor en Su tentación. Pero no puede resistir que sustituyamos el pensamiento citando una promesa de las Escrituras.
Puede oírnos y vernos, pero no leer nuestros pensamientos. Por su profundo conocimiento de la naturaleza y el comportamiento humanos, y por observarnos de cerca, es capaz de discernir o adivinar muchas de nuestras reacciones ante la tentación, y de interactuar aparentemente con nosotros, pero no puede ver nuestros corazones. Si le hablamos (y no deberíamos hacerlo), ya sea de palabra o de pensamiento, nos “oirá”, y algunos de nuestros pensamientos pueden ser muy “fuertes” y obvios para él, como el odio a alguien, y un gran orgullo, pero de la manera ordinaria no puede leer nuestras mentes. Si el temperamento de una persona está subiendo, o si está mirando las cosas con lujuria, el diablo es muy astuto, y leerá las señales y sabrá lo que está pasando. Pero nunca pienses que puede entrar en la mente y leer nuestros pensamientos desde dentro. Muchos cristianos profundamente introspectivos y de mente seria han sido dolorosamente atormentados por la idea de que el diablo tiene un telescopio justo en sus pensamientos.
Puede introducir pensamientos en nuestra cabeza desde el exterior, pero no puede hacer que se queden, a menos que se lo permitamos albergando esos pensamientos. Satanás puede provocar rupturas entre esposos y esposas y entre amigos, y no estamos pensando aquí en faltas graves como el adulterio, sino en asuntos cotidianos.
Él puede disparar en la mente pensamientos hostiles, y por esto romper temporalmente las relaciones, pero no puede hacer nada para impedir la reconciliación piadosa en respuesta a la oración. Puede llevarnos a la cuneta si se lo permitimos, pero solo si se lo permitimos, porque no puede obligarnos a una caída desastrosa.
Satanás nos vigila, por medio de su hueste de demonios asignados para seguirnos y notar cada omisión del deber espiritual, cada oración descuidada, cada lectura perdida de la Palabra de Dios, cada ignorar un sermón, cada demora en llevar a cabo una buena obra, y cada acto de mundanalidad o de conducta no comprometida. Bajo escrutinio estarán las cosas que miramos y en las que nos ocupamos, y por estas cosas el tentador determinará nuestra vulnerabilidad a la tentación, y planificará el próximo asalto contra nosotros.
Cada día Satanás, por medio de sus demonios, obstaculizará nuestro trabajo espiritual poniendo distracciones en nuestro camino. Cuando comenzamos a orar, nuestra atención puede ser atraída por cualquier número de asuntos, interesantes, preocupantes o seductores, para desviarnos del trono de la gracia. Pero, una vez más, no puede tener éxito a menos que se lo permitamos.
Resistir al diablo
“Resistid al diablo, y huirá de vosotros”, dice Santiago. Cuando el diablo obstaculiza nuestras oraciones, o inunda nuestras mentes con beneficios mundanos, o con ideas deprimentes, o con pensamientos negativos sobre otras personas o nuestra iglesia, entonces debemos resistirle activamente. El negativismo crítico debe ser siempre rechazado enérgicamente. Cuando él llena nuestros pensamientos con ensoñaciones de deseo, o con un amor por la facilidad, estas escenas de autoindulgencia deben ser resistidas y expulsadas. Debemos cambiar nuestro pensamiento, pidiendo ayuda a Dios.
Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que el diablo huirá? ¿Es débil? Al contrario, es muy poderoso. ¿Es cobarde? Claro que no; no nos tiene miedo. ¿Es que yo soy fuerte y puedo vencerle? No, desde luego que no. Entonces, ¿por qué huirá si me resisto a él? ¿Es porque no tiene resistencia y solo puede molestarme durante unos minutos? No, él y sus hordas tienen tenacidad para resistir hasta el último día.
Huirá de nosotros porque si nos sometemos a Dios, y oramos pidiendo ayuda, y realmente deseamos hacer lo correcto, entonces Cristo lo alejará. Si Dios está por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? Basta una mirada del poderoso Salvador del mundo, y Satanás se acobardará y se irá. Si dependemos de Cristo, Él lo alejará. Para los creyentes probados y azotados por la tormenta, las palabras de Isaac Watts describen perfectamente el acto decisivo de Cristo al rechazar al maligno:
Pero el infierno volará ante Tu reprensión, Y Satanás esconderá la cabeza; Conoce los terrores de Tu mirada, Y oye Tu voz con pavor.
Es el Salvador Quien lo derrotó en el Calvario, y Quien lo ha sometido a juicio, remitido al día final. Por medio de Cristo, que ha expulsado al príncipe de este mundo, podemos resistir la tentación, estar a salvo y ver cómo Satanás huye de nosotros. Es poderoso, odioso y astuto, pero también está atado, limitado y sometido a Cristo, ya sea ahora o cuando regrese el Salvador.
De nuevo, las palabras de Watts son perfectas para animarnos en los mares de la tentación:
Aunque todas las huestes de la muerte, Y poderes del infierno desconocidos, Pongan sus más espantosas formas De furor y malicia, Estaré a salvo; pues Cristo despliega Superior poder y gracia guardiana.
El “nuevo calvinismo”: La fusión del calvinismo con la mundanalidad By Dr Peter Masters
Una nueva forma de calvinismo tomó forma de movimiento a partir del 2005 aproximadamente, pero se diferenciaba del original en su aceptación del “mundo”. Esta crítica escrita en el 2009 fue duramente atacada por los nuevos predicadores calvinistas pero fuertemente respaldada por los predicadores conservadores de todo el mundo.
Cuando era joven y recién convertido, parecía como si el principal objetivo de todos los cristianos comprometidos, ya fueran calvinistas o arminianos, fuera la consagración. Sermones, libros y conferencias enfatizaban esto en el espíritu de Romanos 12.1-2, donde el apóstol suplicante llama a los creyentes a presentar sus cuerpos en sacrificio vivo, y a no conformarse a este mundo. El corazón se sentía interpelado y conmovido. Cristo debía ser el Señor de la propia vida, y el “yo” debía entregarse en el altar de su servicio.
Pero ahora, al parecer, hay un nuevo calvinismo, con nuevos calvinistas, que ha barrido los viejos objetivos. El reciente libro Young, Restless, Reformed, (Joven, inquieto, reformado) de Collin Hansen cuenta la historia de cómo un llamado resurgimiento calvinista ha capturado la imaginación de miles de jóvenes en los EE.UU., y este libro ha sido reseñado con gran entusiasmo en conocidas revistas del Reino Unido, como Banner of Truth, Evangelical Times y Reformation Today.
Este escritor, sin embargo, se entristeció profundamente al leerlo, porque describe el Nuevo Calvinismo como un calvinismo gravemente distorsionado que se queda muy, muy lejos de una auténtica vida de obediencia a un Dios soberano. Si este tipo de calvinismo prospera, entonces la genuina piedad bíblica estará bajo ataque como nunca antes.
El autor del libro es un joven (tenía unos 26 años cuando lo escribió) que creció en una familia cristiana y se formó en periodismo secular. Estamos en deuda con él por el estudio ameno y de gran alcance que ofrece de este nuevo fenómeno, pero el escenario ciertamente no es feliz.
El autor comienza describiendo la conferencia “Pasión”, celebrada en Atlanta en 2007, en la que 21.000 jóvenes se deleitaron con música contemporánea y escucharon a oradores como John Piper proclamando sentimientos calvinistas. Y esta imagen se repite muchas veces a lo largo del libro: se describen grandes conferencias en las que el sincretismo de la música mundana, agitadora de sensaciones, de altos decibelios y rítmica, se mezcla con la doctrina calvinista. Esto da una imagen clara de lo que es el Nuevo Calvinismo.
Se nos habla de música atronadora, de miles de manos levantadas, de letras de hip-hop y rap “cristianos” (los ejemplos parecen inútiles y torpes en su construcción) que unen las doctrinas de la gracia con las formas musicales inmorales inducidas por las drogas de la cultura mundana.
Collin Hansen sostiene que el calvinismo estadounidense se derrumbó a finales del siglo XIX y que sólo lo mantuvieron un puñado de personas hasta este gran avivamiento juvenil, pero su trasfondo histórico es, francamente, absurdo. Como alguien que visitaba regularmente los seminarios estadounidenses para dar conferencias desde principios de los años setenta, me encontré constantemente con muchos predicadores y estudiantes que amaban las doctrinas de la gracia, predicando también en iglesias de sólida persuasión calvinista. Pero una prueba más fehaciente de la amplia presencia del calvinismo es el hecho de que grandes editoriales enviaran una gran cantidad de literatura reformada después de la guerra y durante la década de 1980. La poderosa Eerdmans (Casa distribuidora de literatura estadounidense) fue sólidamente reformada en el pasado, por no mencionar Baker Book House, Kregel y otras. ¿A dónde fueron a parar todos esos libros, miles y miles de ellos, incluyendo las frecuentes reimpresiones de los comentarios de Calvino y otras muchas obras clásicas?
En los años setenta y ochenta también hubo editoriales calvinistas más pequeñas en EE.UU., y en esa época comenzó el fenómeno de las librerías cristianas de descuento calvinistas, con abultadas listas de catálogos y un considerable número de seguidores. La afirmación de que el calvinismo prácticamente desapareció es totalmente errónea.
De hecho, un calvinismo de mucha mejor calidad todavía florece en muchas iglesias, donde se ganan almas y se santifican vidas, y donde la verdad y la práctica están ambas bajo la regla de las Escrituras. Tales iglesias no simpatizan en absoluto con la variedad de adoración mundana del reportero Collin Hansen, que busca construir iglesias usando exactamente los mismos métodos de entretenimiento que la mayoría de los carismáticos y el movimiento arminiano Calvary Chapel Association (Asociación capillas del calvario)
Los nuevos calvinistas ensalzan constantemente a los puritanos, pero no quieren rendir culto ni vivir como ellos. Una de las “muy mencionadas” nuevas conferencias se llama Resolved, por las famosas Resoluciones juveniles de Jonathan Edwards (setenta decisiones de búsqueda). Pero la cultura de esta conferencia habría recibido sin duda la condena rotunda de ese gran teólogo.
La cultura mundana proporciona los sentimientos corporales y emocionales, en el que se infunden pensamientos cristianos… Resolved es una idea original de un miembro del equipo pastoral del Dr. John MacArthur, que reúne a miles de jóvenes cada año y presenta la habitual mezcla de calvinismo y adoración extrema de estilo carismático. Se anima a los jóvenes a sentir el mismo impacto nervioso y sensacional de la música rítmica a todo volumen en el cuerpo que experimentarían en un gran concierto de pop mundano, con iluminación y ambiente reproducidos. Al mismo tiempo, reflexionan sobre la predestinación y la elección. La cultura mundana proporciona los sentimientos corporales y emocionales en los que se infunden y flotan los pensamientos cristianos. Los sentimientos bíblicos se aprovechan para el entretenimiento carnal. (Las imágenes de esta conferencia en su página web delatan el ambiente totalmente mundano y de espectáculo creado por los organizadores).
En tiempos de desobediencia los judíos de antaño sincretizaban yendo al templo o a la sinagoga el sábado, y a los templos de los ídolos en días laborables, pero el nuevo calvinismo ha encontrado la manera de unir cosas espiritualmente incompatibles al mismo tiempo, en la misma reunión.
C J Mahaney es un predicador muy aplaudido en este libro. Carismático en creencia y práctica, parece ser totalmente aceptado por los otros grandes nombres que figuran en las conferencias de los “nuevos calvinistas”, como John Piper, John MacArthur, Mark Dever y Al Mohler. C. J. Mahaney, un hombre muy agradable y simpático, es el fundador de un grupo de iglesias que combinan el calvinismo con ideas carismáticas, y tiene fama de haber influido en muchos calvinistas para que abandonen las ideas cesacionistas.
Fue un protegido de este predicador llamado Joshua Harris quien inició la conferencia New Attitude (nueva actitud) para jóvenes. Nos enteramos de que cuando un rapero secular llamado Curtis Allen se convirtió, su recién nacido instinto cristiano le llevó a renunciar a su vida pasada y a su estilo de cantar. Pero el pastor Joshua Harris evidentemente le convenció de que no lo hiciera, para que pudiera cantar para el Señor. El movimiento del Nuevo Calvinismo o Los Nuevos Calvinistas no dudan en anular la conciencia cristiana instintiva, aconsejando a la gente que se haga amiga del mundo.
Una de las mega-iglesias admiradas en el libro es la Mars Hill Church de Seattle, con seis mil fieles, fundada y pastoreada por Mark Driscoll, que mezcla las ideas de la iglesia emergente (que los cristianos deben utilizar la cultura mundana) con la teología calvinista [véase la nota final 1].
Este predicador también es muy admirado por algunos hombres reformados del Reino Unido, pero su iglesia ha sido descrita (por un simpatizante) como la que tiene la música más estridente de todas, y ha sido reprendido por otros predicadores por el uso de un lenguaje muy “atrevido” y un humor gravemente impropio (incluso en televisión). Se le ve en vídeos predicando con una camiseta de Jesús, simbolizando el nuevo compromiso con la cultura, al tiempo que propugna la enseñanza calvinista. Demasiado para abrazar la doctrina puritana despojada del estilo de vida y culto puritanos.
La mayoría de los conocidos predicadores que promueven y alientan este “renacimiento” del calvinismo (o nuevo calvinismo) tienen en común las siguientes posturas que contradicen una genuina perspectiva calvinista (o puritana):
No tienen ningún problema con el culto carismático-ético contemporáneo, incluidas las formas extremas de heavy metal.
Son blandos en la separación de la mundanalidad [véase la nota final 2].
Rechazan la preocupación por la guía personal de Dios en las grandes decisiones de los cristianos (verdadera soberanía), asestando así un golpe mortal a la consagración de todo corazón.
Sostienen puntos de vista contrarios al cuarto mandamiento, teniendo una visión baja del Día del Señor, y así infligiendo otro golpe a un estilo de vida consagrado.
Cualesquiera que sean sus puntos fuertes y sus logros (y algunos de ellos son hombres brillantes según cualquier criterio humano), o cualquiera que sea su calvinismo teórico, la pobre postura de estos predicadores en estas cuestiones cruciales sólo fomentará una versión fatalmente defectuosa del calvinismo que llevará a la gente a estar cada vez más casada con el mundo, y a un estilo de vida egoísta. Verdaderamente proclamada, la soberanía de Dios debe incluir consagración, reverencia, obediencia sincera a su voluntad y separación del mundo, y el Nuevo Calvinismo tiene muy poco de eso.
No se puede tener una soteriología puritana sin una santificación puritana. No se debe atraer a la gente a la predicación calvinista (ni a ninguna otra) utilizando cebos mundanos. Esperamos que los jóvenes de este movimiento comprendan las implicaciones de las doctrinas mejor que sus maestros, y se alejen de los compromisos. Pero hay un desastre inminente en la promoción de esta nueva forma de calvinismo (también conocido como El Nuevo Calvinismo).
¿Por qué algunos cristianos británicos que sostienen las doctrinas de la gracia dan críticas entusiastas a un libro como éste? Ha habido ocasiones en el pasado en las que un gran número de jóvenes se han entusiasmado intelectualmente por una doctrina cristiana sólida, para abandonarla casi con la misma rapidez. Uno piensa en la tremenda respuesta que la singular oratoria de Francis Schaeffer obtuvo en los campus universitarios en la década de 1960, y sin duda algunos jóvenes fueron verdaderamente salvados y establecidos, pero muchísimos más se apartaron. Atrapados por la superioridad de una cosmovisión bíblica, despreciaron momentáneamente las ideas ilógicas y flácidas de este mundo, pero la impresión en numerosos casos fue más natural que espiritual. El nuevo y embriagador calvinismo actual, despojado de la obediencia práctica, resultará sin duda efímero, dejando la causa comprometida y cicatrizada.
¿Ha llegado ya el Nuevo Calvinismo a Gran Bretaña? Por desgracia, sí; basta con echar un vistazo a los “blogs” de algunos pastores reformados más jóvenes que se presentan como mentores y consejeros de otros. Cuando uno echa un vistazo a sus ‘películas favoritas’, y a su ‘música favorita’, los encuentra nombrando sin pudor a los principales grupos, pistas y entretenimientos de la cultura degradada, y está claro que el mundo sigue en sus corazones. Hace años, estos hermanos no habrían sido bautizados hasta que estuvieran limpios del mundo, pero ahora se puede ir al seminario, sin hacer preguntas, y asumir un pastorado, con ídolos no combatidos y no rendidos en la sala del trono de su vida. ¿Qué esperanza hay para las iglesias que tienen pastores cuyas lealtades están tan divididas y distorsionadas?
El calvinismo bíblico y evangélico moldea la conducta, y especialmente el culto, es un sistema muy humilde y hermoso de la Verdad Aparte de los pastores, conocemos a algunos “nuevos” jóvenes calvinistas que nunca se asentarán en una iglesia dedicada y trabajadora, porque sus puntos de vista sólo viven en sus cabezas y no en sus corazones. Sabemos de algunos cuyas vidas no son limpias. Sabemos de otros que van a discotecas. Cuanto mayores son sus proezas doctrinales, mayor es su hipocresía.
Son palabras duras, pero me llevan a decir que donde el calvinismo bíblico y evangélico modela la conducta, y especialmente el culto, es un sistema de Verdad muy humilde y hermoso, pero donde se limita a la cabeza, infla el orgullo y la autodeterminación.
El nuevo calvinismo no es un resurgimiento, sino una fórmula totalmente novedosa que despoja a la doctrina de su práctica histórica y la une al mundo.
¿Por qué los principales predicadores de este movimiento se han comprometido tan fácilmente? No han sido amenazados por un régimen soviético. Nadie les ha puesto una pistola en la cabeza. Esta es una capitulación vergonzosa, y debemos orar fervientemente para que lo que han alentado no se apodere del calvinismo y arruine a una generación de jóvenes cristianos alcanzables.
Un último triste espectáculo relatado con entusiasmo en el libro es la conferencia Coalición por el Evangelio, que se celebra desde 2006. Un asunto más adulto convocado por respetados calvinistas, que sin embargo reúne a cesacionistas y no cesacionistas, exponentes del culto tradicional y contemporáneo, y que, al tiempo que mantiene una predicación sólida, condiciona a todos los asistentes a relajarse en estos asuntos controvertidos, y a aprender a aceptar todos los puntos de vista. En otras palabras, se mata el ministerio de advertencia, para que todos los errores de la nueva escena puedan avanzar sin control. Son días trágicos para la auténtica fidelidad espiritual, el culto y la piedad.
El verdadero calvinismo y la mundanalidad son opuestos. Es necesaria la preparación del corazón si queremos escudriñar las maravillas y sondear las profundidades de la gracia soberana. La encontramos en la llamada desafiante y convincente de Josué:
Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová.
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
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Notas finales
1 Sin embargo, su resolución de la cuestión de la soberanía divina frente al libre albedrío humano se acerca mucho más al punto de vista arminiano.
2 Un libro reciente titulado Worldliness: Resisting the Seduction of a Fallen World (Mundanalidad: Resistiendo a la seducción de un mundo caído) de C J Mahaney y otros, infraequipa sin remedio a los jóvenes creyentes para separarse del mundo, especialmente en el ámbito de la música, donde, aparentemente, el Señor ama todos los géneros, y la aceptabilidad se reduce a dos cuestiones engañosas y subjetivas.
Para una consideración más detallada del culto, véase el libro del autor (Peter Masters) “Adoración en Crisis”; Véase también “Los nuevos Calvinistas” del Dr. E.S. Williams. Ambos se pueden adquirir en la Librería del Tabernáculo. Los cuatro primeros capítulos de Adoración en Crisis se muestran como artículos en este sitio.
El calvinismo es una rama del protestantismo que se originó en el siglo XVI como resultado de las enseñanzas y reformas propuestas por el teólogo francés Juan Calvino. Esta corriente religiosa tuvo un impacto significativo en Europa durante la Reforma Protestante y dejó una huella duradera en la teología, la política y la sociedad de la época.
El calvinismo se caracteriza por su énfasis en la soberanía de Dios y la predestinación. Según esta doctrina, Dios predestina a algunas personas a la salvación y a otras a la condenación, sin que su voluntad o acciones influyan en esta elección. Además, los calvinistas creen en la autoridad suprema de la Biblia, la depravación total del ser humano debido al pecado original y la necesidad de la gracia divina para la salvación. Esta corriente también promueve una ética de trabajo y frugalidad, conocida como «ética protestante del trabajo«, que ha sido ampliamente estudiada e influyente en el desarrollo del capitalismo.
Definición del calvinismo: doctrina teológica
El calvinismo es una doctrina teológica que se originó en el siglo XVI con la figura de Juan Calvino. Esta corriente religiosa forma parte de la tradición protestante y se basa en las enseñanzas de la Biblia, especialmente en la interpretación de la predestinación y la soberanía de Dios.
Historia del calvinismo: origen y desarrollo
El calvinismo es una corriente del protestantismo que se originó en el siglo XVI, durante la Reforma Protestante liderada por el teólogo francés Juan Calvino. Esta corriente religiosa se basa en los principios de la predestinación y la soberanía absoluta de Dios.
A lo largo de la historia, el calvinismo ha tenido un impacto significativo en distintas regiones del mundo. Durante el siglo XVI, se expandió rápidamente por Suiza, Francia, Escocia, Países Bajos y partes de Alemania. En el ámbito político, el calvinismo influyó en la formación de estados protestantes y en el fortalecimiento de movimientos independentistas.
El desarrollo del calvinismo también estuvo marcado por la creación de iglesias reformadas y la influencia de sus líderes. Juan Calvino, con su obra «Institución de la religión cristiana», sentó las bases teológicas de esta corriente y estableció una disciplina eclesiástica rigurosa.
A lo largo de los años, el calvinismo se expandió por diferentes regiones de Europa y tuvo un impacto significativo en la política, la sociedad y la cultura de esos lugares. Países como Escocia, Holanda, Francia e Inglaterra adoptaron el calvinismo como su doctrina oficial.
Características del calvinismo: predestinación y soberanía de Dios
El calvinismo es una doctrina teológica que se basa en la predestinación y la soberanía de Dios. Esta corriente ha dejado un legado duradero en la historia del cristianismo y ha influido en la forma en que muchas comunidades religiosas entienden la fe y la salvación.
El calvinismo se originó en el siglo XVI y se basa en la predestinación y la soberanía absoluta de Dios. Ha tenido un impacto significativo en la historia y ha influido en la formación de estados protestantes y en el desarrollo de movimientos independentistas. Además, el calvinismo destaca por su énfasis en la gracia divina, su ética del trabajo y su creencia en la prosperidad como señal de bendición divina.
El calvinismo se distingue por varias características centrales. Una de ellas es la doctrina de la predestinación, que enseña que Dios ha elegido de antemano a ciertas personas para la salvación eterna. Esta creencia se basa en la idea de la soberanía absoluta de Dios sobre el destino humano.
Otra característica clave del calvinismo es la creencia en la soberanía de Dios en todas las áreas de la vida. Según esta perspectiva, Dios tiene control absoluto sobre todo lo que sucede en el mundo y todo lo que ocurre está de acuerdo con su voluntad.
El calvinismo también enfatiza la importancia de la ética y la disciplina en la vida de los creyentes. Los seguidores del calvinismo suelen poner énfasis en la responsabilidad personal y la moralidad en todas las áreas de la vida, incluyendo el trabajo, las finanzas y la sociedad en general.
El calvinismo es una corriente teológica que destaca la predestinación y la soberanía de Dios. Su influencia ha sido significativa en la historia del protestantismo y ha dejado una marca duradera en las creencias y prácticas religiosas de muchas personas en todo el mundo.
Características principales del calvinismo podrían resumirse en:
Predestinación: El calvinismo sostiene que Dios ha predestinado a algunas personas para la salvación y a otras para la condenación, sin que la voluntad humana tenga influencia en esta elección divina.
Soberanía absoluta de Dios: Los calvinistas creen que Dios tiene control absoluto sobre todas las cosas, incluyendo la salvación y el destino de cada persona.
Teología de la gracia: El calvinismo enfatiza la necesidad de la gracia divina para la salvación, argumentando que los seres humanos son incapaces de alcanzar la salvación por sus propios méritos.
Ética del trabajo: Los seguidores del calvinismo valoran el trabajo y la prosperidad económica como señales de bendición divina. Esta idea se conoce como «ética del trabajo calvinista» o «espíritu del capitalismo».
Influencia del calvinismo en la Reforma Protestante
El calvinismo es una corriente teológica y religiosa que se originó en el siglo XVI como parte de la Reforma Protestante. Fue fundada por Juan Calvino, teólogo y reformador suizo, quien desarrolló una doctrina que tuvo una gran influencia en el protestantismo.
El calvinismo es una corriente teológica que tuvo un impacto significativo en la Reforma Protestante. Su doctrina de la soberanía de Dios en la salvación, así como sus características distintivas, han dejado una huella duradera en la historia y el pensamiento religioso.
Importancia de la ética calvinista en el desarrollo del capitalismo
El calvinismo, también conocido como la doctrina de la predestinación, es una corriente del protestantismo que fue fundada por el teólogo francés Juan Calvino en el siglo XVI. Esta corriente religiosa tuvo un gran impacto en el desarrollo del capitalismo y la ética de trabajo que lo caracteriza.
El calvinismo promueve una ética de trabajo rigurosa y disciplinada, basada en la creencia de que el éxito material y la prosperidad son señales de la elección divina. Los seguidores del calvinismo consideran que el trabajo duro, el ahorro y la acumulación de riqueza son expresiones de la voluntad de Dios.
Además, el calvinismo enfatiza la importancia de la educación y la formación académica, ya que los creyentes deben estudiar la Biblia y desarrollar una comprensión sólida de la doctrina calvinista.
El calvinismo ha tenido un impacto duradero en el desarrollo del capitalismo a través de su ética de trabajo, su énfasis en la responsabilidad individual y su creencia en la predestinación divina. Esta corriente religiosa ha influenciado en la forma en que las sociedades occidentales han entendido el éxito material y la acumulación de riqueza.
Diversas ramas del calvinismo: puritanismo, presbiterianismo, etc
El Calvinismo es una corriente teológica cristiana que se originó en el siglo XVI con la obra del teólogo francés Juan Calvino. Esta corriente tuvo una gran influencia en la Reforma Protestante y se caracteriza por su énfasis en la soberanía de Dios, la predestinación y la autoridad de las Escrituras.
El Calvinismo ha tenido una influencia significativa en la teología cristiana y ha dado origen a diversas ramas, como el puritanismo, el presbiterianismo y otras corrientes reformadas.
Legado del calvinismo en la sociedad moderna
El calvinismo es una rama del protestantismo que se basa en las enseñanzas del teólogo francés Juan Calvino. Esta corriente religiosa tuvo un gran impacto en la sociedad moderna y dejó un legado duradero en diferentes aspectos de la vida cotidiana.
El calvinismo se extendió rápidamente por Europa, especialmente en países como Suiza, Escocia, Países Bajos y Francia. También tuvo un impacto significativo en las colonias europeas de América del Norte, donde influyó en el desarrollo de la sociedad y las instituciones.
El calvinismo ha dejado un legado profundo en la sociedad moderna, tanto en términos de su influencia religiosa como en aspectos como la ética del trabajo y las formas de gobierno en algunas regiones. Su énfasis en la soberanía de Dios y la predestinación ha generado debates teológicos y ha influido en el pensamiento religioso y filosófico de muchas personas a lo largo de los siglos.
Bibliografía consultada:
1. Enciclopedia Britannica – Calvinismo
2. History.com – Calvinismo
3. Theopedia – Calvinismo
Preguntas frecuentes
1. ¿Qué es el calvinismo?
El calvinismo es una rama del protestantismo que sigue las enseñanzas del teólogo reformista Juan Calvino.
2. ¿Cuál es la historia del calvinismo?
El calvinismo surgió en el siglo XVI durante la Reforma Protestante y tuvo una influencia significativa en Europa.
3. ¿Cuáles son las características principales del calvinismo?
Las principales características del calvinismo incluyen la predestinación, la autoridad de la Biblia y la soberanía de Dios.
4. ¿En qué países se encuentra principalmente el calvinismo?
El calvinismo ha tenido una influencia particularmente fuerte en países como Suiza, Escocia, Países Bajos y Estados Unidos.
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“Es bueno para mí haber sido afligido.” —Sal. 119:71
Thomas Watson
Las aflicciones aceleran nuestro ritmo en el camino al cielo; es con nosotros, como con los niños enviados en un recado, si se encuentran con manzanas o flores en el camino, se quedan y no se apresuran a casa, pero si algo los asusta, entonces corren con toda la velocidad que pueden a la casa de su padre: así, en prosperidad, estamos recogiendo las manzanas y las flores, y no nos preocupamos mucho en el cielo, pero si comienzan a surgir problemas, y los tiempos se vuelven aterradores, entonces nos apresuramos más al cielo, y con David, “corremos por el camino de los mandamientos de Dios” (Sal. 119:32).
El pueblo de Dios no tiene ningún mandato de facilidad concedido, ninguna carta de exención de problemas en esta vida. Mientras que los malvados son mantenidos en azúcar, los piadosos a menudo son mantenidos en salmuera. Dios permite que Su pueblo esté en la casa de esclavitud para la prueba o la prueba. “El cual te guió por ese gran y terrible desierto… para humillarte y probarte” (Deut. 8:15-16). La aflicción es la piedra de toque de la sinceridad. “Tú, oh Dios, nos has probado; nos has probado, como se prueba la plata; … Pusiste aflicción sobre nuestros lomos” (Sal. 66:10-11).
Los hipócritas pueden abrazar la verdadera religión en prosperidad, pero es un buen cristiano que se mantendrá cerca de Dios en un tiempo de sufrimiento. “Todo esto ha venido sobre nosotros, pero no nos hemos olvidado de Ti” (Sal. 44:17).
Las piedras que se cortan para un edificio se labran y cuadran primero. Los piadosos son llamados “piedras vivas” (1 Pedro 2:5). Dios primero los corta y pule por la aflicción, para que puedan ser aptos para el edificio celestial. La casa de esclavitud se prepara para la casa no hecha con manos.
Las aflicciones sobre los piadosos los hacen mejores, pero las aflicciones sobre los impíos los empeoran. Los piadosos oran más (Sal. 130:1). Los malvados blasfeman más. “Los hombres fueron quemados con gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios” (Apc. 16:9). Las aflicciones sobre los impíos los hacen más impenitentes; toda plaga sobre Egipto aumentó la plaga de dureza en el corazón de Faraón. La aflicción de los piadosos son como especias aromáticas, que son muy dulces y fragantes: la aflicción sobre los impíos es como golpear malas hierbas con un mortero, lo que las hace más desagradables.
Una cama enferma a menudo enseña más que un sermón; podemos ver mejor el feo rostro del pecado en el vaso de la aflicción.
¿Qué pasa si tenemos más de la fila aproximada, si tenemos menos óxido? Las aflicciones no se llevan nada más que la escoria del pecado.
Cuando la aflicción o la muerte vienen a un hombre impío, le quita el alma; cuando se trata de un hombre piadoso, solo le quita su pecado… “Somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados para con el mundo” (1 Cor. 11:32). Él obra el pecado y obra en gracia.
“Estaré con él en problemas” (Sal. 91:15). Cuando seamos más atacados, seremos los más asistidos. ¿Qué pasa si tenemos más problemas que los demás, si tenemos más de Dios con nosotros que otros? No puede estar mal con ese hombre con quien Dios está. Mejor estar en la cárcel y tener la presencia de Dios, que estar en un palacio sin ella.
Es una consideración que inquieta el corazón, en todas las aflicciones que nos suceden, que Dios tiene una mano especial en ellas: “El Todopoderoso me ha afligido” (Rut 1, 21). Los instrumentos no pueden agitarse más hasta que Dios les dé una comisión, de lo que el hacha puede cortarse a sí mismo sin una mano. Job miró a Dios en su aflicción: por lo tanto, como Agustín observa, no dice: “El Señor dio, y el diablo quitó”, sino “El Señor quitó”. Quienquiera que nos traiga una aflicción, es Dios quien la envía. Las aflicciones funcionan para siempre. “Me es bueno haber sido afligido” (Sal. 119:71). Los hermanos de José lo arrojan a un hoyo; después lo venden; luego es echado en la cárcel; sin embargo, todo esto funcionó para su bien; su humillación dio paso a su avance; fue hecho el segundo hombre en el reino. “Pensasteis mal contra mí, pero Dios lo significó para bien” (Gén. 50:20). Jacob luchó con el ángel, y el hueco del muslo de Jacob estaba descoyuntado; esto fue triste; pero Dios lo hizo bueno, porque allí vio el rostro de Dios, y allí el Señor lo bendijo. “Jacob llamó el nombre de aquel lugar Peniel, porque he visto a Dios cara a cara” (Gén. 32:30). ¿Quién no estaría dispuesto a tener un hueso fuera de la articulación, para que pueda tener una vista de Dios? El rey Manasés estaba atado con cadenas, esto fue triste ver una corona de oro convertida en grillos; pero obró para su bien, porque: “Cuando estaba en aflicción, rogó a Jehová, y se humilló en gran manera, y Jehová le fue propicio” (2 Crónicas. 33:12-13). Estaba más en deuda con su cadena de hierro que con su corona de oro; la una lo ensoberbezó, la otra lo hizo humilde. Pablo fue herido por la ceguera; esto fue incómodo, pero se volvió hacia su bien; Dios dio paso por esa ceguera para que la luz de la gracia brillara en su alma.
Dios endulza el dolor externo con paz interior. “Vuestro dolor se convertirá en gozo” (Juan 16, 20). La vara de Dios tiene miel al final.
David dice: “Mis tiempos están en tu mano” (Sal. 31:15). Si nuestros tiempos estuvieran en nuestra propia mano, tendríamos liberación demasiado pronto; si estuvieran en la mano de nuestro enemigo, tendríamos liberación demasiado tarde; pero mis tiempos están en tu mano; y el tiempo de Dios siempre es mejor. Todo es hermoso a su tiempo: cuando la misericordia esté madura, la tendremos. Es cierto que ahora estamos entre el martillo y el yunque; pero no deseches tu ancla; Dios ve cuándo la misericordia estará a tiempo. Cuando su pueblo es lo suficientemente bajo, y el enemigo lo suficientemente alto, entonces aparece la estrella de la mañana de la Iglesia: Deja a Dios solo a Su tiempo. “Mi alma espera al Señor” (Sal. 130:6). Buena razón por la que Dios debe tener el momento de nuestras misericordias, “Yo, el Señor, lo apresuraré en Su tiempo”. La liberación puede permanecer más allá de nuestro tiempo; pero no se quedará más allá del tiempo de Dios… Después de una noche húmeda de aflicción, llega una mañana brillante de resurrección: si nuestras vidas son cortas, nuestras pruebas no pueden ser largas… El tiempo es corto (1 Cor. 7:29). Aunque la cruz sea pesada, solo tenemos una pequeña manera de llevarla. El tiempo siendo corto, el tiempo de espera no puede ser largo.
Cuando los corazones de su pueblo son más humildes, cuando sus oraciones son más fervientes, cuando su fe es más fuerte, cuando sus fuerzas son más débiles, cuando sus enemigos son más altos; entonces es el momento habitual en que Cristo expone su poder real para su liberación (Isa. 33:2, 8-10).
Las aflicciones trabajan para bien, ya que nos conforman a Cristo. Su vida fue una serie de sufrimientos, “un hombre de dolores y familiarizado con el dolor” (Isa. 53:3). Lloró y sangró. ¿Fue coronada su cabeza de espinas, y creemos que está coronada de rosas? Es bueno ser como Cristo, aunque sea por sufrimientos.
“Que ninguno de vosotros padezca… como un malhechor” (1 Pedro 4:15). No estoy en la mente de Cipriano, que el ladrón en la cruz sufrió como mártir; no, sufrió como un malhechor; Cristo a la verdad se apiadó de él y lo salvó; murió como santo, pero no mártir. Cuando los hombres sufren por mano de un magistrado, estos no sufren persecución, sino ejecución: no mueren como mártires, sino como malhechores; sufren mal por ser malos.
Dios ama a un cristiano agradecido. Job dio gracias a Dios cuando le quitó todo: “Jehová ha quitado, bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21). Muchos le darán gracias a Dios cuando Él dé, Job le dará gracias cuando Él quite, porque sabía que Dios haría bien de ello. Leemos de santos con arpas en sus manos (Apc. 14:2), un emblema de alabanza. Nos encontramos con muchos cristianos que tienen lágrimas en los ojos y quejas en la boca; pero hay pocos con sus arpas en las manos, que alaban a Dios en la aflicción. Cada pájaro puede cantar en primavera, pero algunos pájaros cantarán en pleno invierno. Un buen cristiano bendecirá a Dios, no solo al salir el sol, sino al atardecer. Que nosotros, en lo peor que nos sucede, tengamos un salmo de gratitud, porque todas las cosas funcionan para bien. Si Dios hace que todas las cosas se vuelvan a nuestro bien, ¡cuán correcto es que hagamos que todas las cosas tiendan a Su gloria! “Hazlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor. 10:31).
“Sus misericordias son nuevas cada mañana” (Lam. 3:23). La misericordia entra tan constantemente como la marea; más aún, cuántas mareas de misericordia vemos en un día. Nunca nos alimentamos, pero la misericordia nos talla todo; nunca bebemos sino en la copa de oro de la misericordia; nunca salimos al extranjero, pero la misericordia pone una guardia de ángeles alrededor de nosotros; nunca nos acostamos en la cama, pero la misericordia acerca las cortinas de protección a nuestro alrededor. ¿Recibiremos tantas cosas buenas de la mano de Dios, y no recibiremos el mal? Nuestras misericordias superan con creces nuestras aflicciones; por una aflicción tenemos mil misericordias. El mar de la misericordia de Dios tragaría unas gotas de aflicción.
Muchos, para librarse de problemas, se corren al pecado. Cuando Dios los ha atado con cuerdas de aflicción, van al diablo para desatar sus ataduras. Mejor es permanecer en la aflicción que pecar de ella.
La aflicción da vida al espíritu de oración; Jonás estaba dormido en el barco, pero en oración en el vientre de la ballena. Tal vez en un momento de salud y prosperidad oramos de una manera fría y formal, no ponemos carbones al incienso, apenas nos importaban nuestras propias oraciones, ¿y cómo debería importarles a Dios? Dios envía una cruz u otra para hacernos apoderarnos de Él. “Derramaron una oración, cuando tu mano castigadora estaba sobre ellos” (Isaías 26, 16); ahora su oración traspasaba los cielos. En tiempos de problemas oramos con sentimiento, y nunca oramos tan fervientemente como cuando oramos con sentimiento.
Cuando Dios pone a Sus hijos en la escuela de la cruz, los trata tiernamente, porque no los deja sin una promesa: “Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis ser capaces”. Él no pondrá la carga de un gigante sobre la espalda de un niño, ni estirará demasiado las cuerdas del instrumento, para que no se rompan. Si Dios ve bueno golpear con una mano, Él apoyará con la otra; o hará que la fe sea más fuerte, o hará que el yugo sea más ligero.
Dios ama a Su pueblo cuando está dando la dieta amarga de la aflicción. La vara de Dios y el amor de Dios, ambos están juntos. No es amor en Dios dejar que los hombres continúen en pecado, y nunca hiera. La maldición más grande de Dios es cuando Él no aflige por el pecado. Sintamos la mano de Dios para que podamos tener Su corazón.
Las aflicciones se suman a la gloria de los santos. Cuanto más se talla el diamante, más brilla; cuanto más pesada es la cruz de los santos, más pesada será su corona.
Si Dios es nuestro Dios, nos dará paz en los problemas. Cuando hay una tormenta afuera, Él dará la paz por dentro. El mundo puede crear problemas en paz, pero Dios puede crear paz en medio de problemas.
La vida de confianza y dependencia en Dios de Jorge Müller es un gran testimonio de la bondad, fidelidad, poder y realidad de Dios. Y Dios, hoy, igualmente se mostrará a sí mismo a todo aquel que confíe en él.
La ejemplar vida de Jorge Müller, en cuanto a la fe y a la oración, no se puede acreditar a una crianza cristiana. Nació en 1805 en Prusia, y su niñez y juventud carecieron de enseñanza e influencia cristiana. No tuvo Biblia para leer. Su padre le daba a él y a su hermano demasiado dinero, considerando que eran solamente unos jóvenes: eso les permitió seguir en sus hábitos pecaminosos. Sin embargo, después de un tiempo, Jorge se propuso estudiar con empeño, y al fin llegó a aprender seis idiomas, incluyendo el hebreo, el latín y el griego.
Su padre le animó a ser ministro, puesto que eso le serviría a Jorge para darse una vida comodona, y así, cuando él se jubilase, podría vivir cómodamente con Jorge. Por lo tanto, Jorge comenzó a estudiar en un seminario teológico. Aunque era un estudiante religioso, no tenía conocimiento alguno del significado de la salvación, más bien continuaba su vida pecaminosa. Aunque sí, tenía deseos en su corazón de reformarse; pero sus esfuerzos para ese fin repetidamente fallaban.
El cambio Cuando tenía casi veinte años, fue invitado al hogar de unos creyentes, un sábado por la noche, para asistir a un culto de oración. La reunión consistía de lecturas bíblicas, oración y lectura de un sermón escrito. La misma dejó una gran impresión en Jorge, y se fue a su casa con gran gozo en su corazón. Dios había comenzado una obra de gracia en su corazón, y éste fue el comienzo de un cambio en su vida. Aunque no conquistó todos sus hábitos pecaminosos en este tiempo, su vida sí fue diferente desde ese entonces en adelante. Rompió las amistades pecaminosas, y comenzó a leer la Biblia y a orar.
Él amaba el compañerismo de los creyentes y lo buscaba dondequiera que fuera posible. A veces caminaba hasta veinte kilómetros para poder oír a predicadores santos. Sus condiscípulos se burlaban de él. Cuando le escribió a su padre y a su hermano acerca de la nueva felicidad que había encontrado, su padre se disgustó mucho.
Una nueva luz y la ayuda vinieron a Jorge cuando un profesor, quien era un verdadero creyente: el Dr. Tholuck, vino al seminario. También se reunía con otros estudiantes creyentes que tenían cultos todos los domingos por la noche. Dios usó todo esto para guiar al joven creyente en su camino. El deseo de vivir completamente para Dios creció en su corazón, y él comenzó ansiosamente a prepararse para el servicio del Señor y a orar en cuanto a saber la voluntad de Dios para su vida.
Con los consejos del Dr. Tholuck, quien era temeroso de Dios, Jorge aplicó para ir a las comunidades de los judíos como misionero. Pero le pidieron que fuera a estudiar a Londres por un período de seis meses, como un tiempo de prueba. Su padre estuvo de acuerdo que fuese, pero parecía que había un obstáculo, que no podía vencer: Los jóvenes de Prusia tenían que servir un tiempo en el ejército. Al ser examinado por un médico y declarado físicamente incapaz, Jorge fue exento de comenzar su entrenamiento en el ejército carnal, pero esto le dio la oportunidad de empezar su entrenamiento misionero.
Después de llegar a Londres y estudiar mucho, se puso tan mal de salud que le parecía a él que iba a morir. Pero oró, pidiendo saber la voluntad del Señor, y pronto comenzó a recobrarse. Luego, se fue al campo para recuperarse aun más; y allí, bajo las enseñanzas de un hermano consagrado a Dios, comenzó a comprender que él necesitaba depender más de la dirección del Espíritu Santo, especialmente en cuanto a prepararse para predicar. Con esto, comenzó a dejar a un lado los comentarios y otros libros, e invirtió más tiempo a la lectura y estudio único de la Palabra de Dios.
«El resultado de esto», él dijo, «fue que la primera tarde que me encerré en mi cuarto para entregarme a la oración y meditación sobre las Escrituras, a las pocas horas aprendí más de lo que había aprendido durante los varios meses anteriores. Pero la diferencia particular era que yo recibí genuinas fuerzas para mi alma, cumpliéndolo…»
Cuando regresó a Londres para estudiar, Jorge les sugirió a sus compañeros que se reuniesen por las mañanas, de las seis a las ocho, para orar y leer las Escrituras, y para compartir lo que el Señor les estaba mostrando. Él relató que varias veces, en las tardes, después de un tiempo de devocional, encontró «una comunión tan dulce con Dios» que siguió orando hasta la medianoche, y, luego fue al cuarto de otro hermano, donde pasaron como dos horas en oración. Estando así, demasiado lleno de gozo para dormir, se quedaba despierto hasta las seis de la mañana, para orar con sus condiscípulos.
Su salud comenzó a empeorar otra vez, y sintió que no debía gastar más tiempo estudiando, sino que debía comenzar a servirle al Señor. Fue así, como comenzó a ministrar a los judíos que vivían en Londres y le fue relevada su obligación de servir en la sociedad de los misioneros, para que así pudiese servir a Dios según Él lo guiara.
Aprendiendo a esperar en Dios No mucho después de dejar la escuela, le pidieron que pastorease una iglesia en Teignmouth. Siendo un pastor joven, llegó a darse cuenta que él no sabía cuál era el mejor texto para la congregación. Comenzó con el hábito de ir al Señor en oración, para decidir cual texto debía usar. A veces estaba de rodillas durante largo tiempo antes de que Dios le diera un texto apropiado. Si nada venía a su mente, calmadamente seguía leyendo las Escrituras en las partes donde él leía a diario, hasta que un texto le era traído a su memoria. También, hubo veces cuando tuvo que ir a los cultos sin texto alguno, pero lo recibió de Dios unos pocos minutos antes de predicar. El Señor siempre le fue fiel en proveerle, si él le había sido fiel en buscar su guianza, en la oración.
Era práctica de Jorge el meditar en el texto o el pasaje que seleccionara, con pluma en mano, escribiendo el bosquejo que venía a su mente. Rara vez usaba otro medio para entender las Escrituras, excepto otras buenas traducciones de la Biblia en otros idiomas. En la mayoría de los casos dependía únicamente de la oración.
Así, Jorge subía al púlpito, confiando que el Señor le traería a la memoria el mensaje en en el que había meditado; y a veces añadió nuevos pensamientos que le venían mientras predicaba. La mayoría de sus predicaciones consistieron en explicar las Escrituras, y se dice que aquellos que escuchaban sus sermones se pusieron fuertes y eruditos en la Palabra de Dios, más que la mayoría de otros creyentes.
Dependiendo de Dios por las finanzas Unas pocas semanas después de casarse con la Señorita Mery Groves, los dos decidieron que él debería dejar de recibir los usufructos por vender las entradas a la iglesia. No creyeron que tal práctica fuera bíblica, más bien pensaron que la gente debería entrar gratis a la iglesia. Además, dudaban que algunos lo dieran con alegría. Se puso en la iglesia una caja, en la cual la gente podía depositar sus ofrendas para él. A veces las ofrendas fueron muy escasas. Y otras veces, los que administraban el dinero de la caja, tardaron en dárselo a tiempo. Como resultado, hubo veces cuando Jorge y su joven esposa no tuvieron lo suficiente para los gastos.
Pero Dios contestó sus fervientes oraciones, impresionando a algunos de la congregación al darles comida o dinero, satisfaciendose de esa manera sus necesidades, y animándoles en la fe. Ellos dos fueron diligentes para no contraer deudas, escogiendo más bien a vivir sin ellas. Además, deseaban dar testimonio de su plena confianza únicamente en el Dios Viviente.
Jorge escribió: «Esta manera de vivir, con frecuencia ha sido el medio por el cual la gracia ha vuelto a reanimar mi enfriado corazón, y me ha restablecido en el Señor después de un tiempo de reincidencia. Porque no es tolerable ni puede uno vivir en el pecado y a la vez mantener la comunión con Díos, para conseguir de los cielos todas las necesidades de esta vida presente. A menudo, una nueva respuesta a mi oración, cuando la obtuve de esta manera, me reanimó el alma, y llenó de mucho gozo».
A veces, ellos tuvieron que orar para que Dios les supliese la cena, mientras le daban gracias por el almuerzo. Y algunas veces Dios usaba los donativos de los pobres; pequeñas donaciones, pero preciosas, quizás una hogaza de pan.
Al cumplir el primer año de vivir sin sueldo, ellos descubrieron que habían recibido más de lo que solían ganar recibiendo el sueldo. Jorge dijo: «No he servido a un maestro cruel, y eso es lo que me da gozo de demostrar».
Después de un poco más de dos años en Tiegnmonth, fue guiado a mudarse a Bristol. Dios bendijo su ministerio allí y unas personas se convirtieron a razón de su ministerio. Mucha gente pobre vino a sus puertas, y tuvieron oportunidades de ayudarlos de la manera como Dios les suplía, con pan. También establecieron una escuela para niños: a los estudiantes les leían las Escrituras y les hablaban del Señor.
Institución del conocimiento de las Escrituras Después de varios años de ministerio fructífero en Bristol, con su colaborador: el hermano Craik, sintieron ser guiados a establecer una institución misionera para difundir el evangelio, dentro de y fuera del país. La misma sería conocida como «La Institución del Conocimiento de las Escrituras». Esa incluía una escuela dominical para niños, escuelas diarias para niños, y de igual manera, escuelas dominicales y escuelas nocturnas para adultos, en las que se les instruía con bases bíblicas. La Institución también trabajaba en la distribución de Biblias y tratados, y ayudaba a los misioneros en sus obras.
Las bases para la obra de esa institución tenían que ser iguales a las que los mismos Müller siguieron: confiar totalmente en el Señor para suplir las finanzas, no contraer deudas y no suponer que el éxito de la institución fuera determinado por la cantidad de dinero que daba, ni por la cantidad de Biblias distribuidas, etcétera; pero, más bien el éxito se determinara por la bendición del Señor sobre la obra (Zacarías 4:6). Esto se consigue en la medida en que esperamos en el Señor, orando.
Después de varios meses de operación, oyeron de un huerfanito, quien había asistido a su escuela de plan diario, y se había afanado mucho por su alma a razón de las enseñanzas que había recibido allí. Pero el niño se puso muy triste cuando las autoridades de la ciudad le cambiaron de escuela, a una «casa de pobres» lejos de la escuela. Eso tocó muy profundamente el corazón de Jorge, y él deseó hacer algo para ayudar a los niños pobres.
Primer asilo de huérfanos En 1835, a la edad de 30 años, Jorge se sintió guiado por Dios a establecer un hogar para huérfanos. Varias consideraciones le guiaron a esto. Él deseaba demostrarles a los creyentes que Dios quería probarse a sí mismo como el Dios Viviente, como fue en antaño con todos los que confiaron en Él. Jorge vio a padres que trabajaban 14 o 16 horas al día para proveer a sus familias. El demasiado trabajo no solamente les hacía daño físico, pero también les dificultaba tener tiempo adecuado para la oración y la lectura bíblica, así que sus vidas espirituales sufrían. Pero los padres que eran concienzudos en esto, apenas ganaban lo suficiente para mantener sus familias. ¿Cómo hacer para que trabajasen menos horas? Jorge quería que ellos vieran que era el Señor, y no el trabajo, el que los sustentaba.
Además había ciertos creyentes que estaban bastante preocupados en cuanto a su vejez, cuando ya no pudieran trabajar. Temían ir al asilo de los pobres. Jorge les quería demostrar, de igual modo, que Dios no desampara a los que confían en Él.
Sumado a todo esto, Jorge vio a ciertos cristianos negociantes que cedían un poco al mal, al igual que los hombres del mundo, para poder salir bien en sus negocios. Él quería que ellos confiaran en el Dios viviente, y que condujeran sus negocios honradamente, y de ese modo salir adelante; porque era Dios quién les bendecía y les honraba.
Además, había quienes trabajan en profesiones que no honraban a Dios, pero los mismos tenían miedo de dejar sus trabajos, y así (temían) quedarse desempleados. Jorge les quería demostrar la fidelidad inmutable de Dios, y Su deseo y capacidad de ayudar a todo aquel que le clama a Él.
Él mismo había confiado en Dios y en Su palabra, y había probado su fidelidad; y a los temerosos, quería animarles a hacer lo mismo. Si ellos le podían observar a él, un hombre sin muchas cosas materiales, establecer y mantener un orfanato por medio de la sola oración y fe, ciertamente ellos se animarían igualmente a confiar en el Señor. Y, posiblemente, los inconversos se convencerían de la realidad y veracidad acerca del vivo y genuino Dios. Y, claro, en su corazón estaba también el deseo de ayudar a los huérfanos, no solamente en aliviar su necesidad material, sino que también, guiarlos al camino de Dios.
Una tarde, leyendo las Escrituras, Jorge se asombró mucho por el texto: «Abre tu boca, y yo la llenaré» (Salmos 81:10). Aplicó lo mismo para el orfanato, le pidió al Señor un local que pudiese alquilar por mil libras esterlinas y por personas adecuadas que pudiesen hacerse cargo de ese trabajo. Dos días después, recibió su primer chelín [una moneda inglesa] para el orfanato. Obreros se ofrecieron a sí mismos. Amigos trajeron utensilios de hogar, muebles, telas para hacer ropas y sabanas para las camas. Una casa apropiada se alquiló. Donaciones en efectivo llegaron. Pero, se requirió 18 meses de diaria oración, antes de que las 1000 libras esterlinas llegaran. Alabanzas a Dios, porque Él supliría, estaban mezcladas con las oraciones; porque Jorge sentía que el mensaje de Marcos 11:24 era muy importante: «…todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá».
Un regalo sacrificador, de 100 libras esterlinas, vino de parte de una hermana pobre, quien no estaba bien de salud y sólo era capaz de ganar muy poco. Ella había recibido una pequeña herencia, y habiendo ya usado una buena porción de la herencia para las necesidades de su familia; ella dio esas 100 libras esterlinas para el orfanato. Cuando le preguntaron si ella realmente debía dar tal cantidad, su respuesta fue: «Él Señor Jesús ha dado su última gota de sangre por mí, ¿no puedo yo darle a Él estas 100 libras?»
Aunque Jorge había orado intensamente acerca de los detalles involucrados para establecer el orfanato, sus necesidades habían sido suplidas; pero había faltado orar por los niños. Cuando el tiempo llegó para abrir el asilo de niños, nadie había solicitado admisión. Entonces, rogó al Señor ansiosamente por postulantes y al día siguiente llegó el primero. Sus intenciones eran las de recibir niños de edades de 7 a 12 años. La casa pronto se llenó. Después de más oración, Jorge se sintió guiado a abrir un hogar para infantes.
Alrededor de un año y medio, después de abrir el primer hogar, el tercer orfanato se abrió; éste fue para varones de 7 a 12 años de edad. Milagrosamente, una casa en la misma calle donde estaban ubicadas los dos primeros orfanatos la habían desocupado y estaba disponible para este propósito. Jorge ahora tenía la responsabilidad de alimentar a 90 personas en cada comida, incluso a los trabajadores. Con una «familia» de este tamaño, Jorge pasó mucho tiempo arrodillado, entregándose a la oración. Él creía que Dios esperaba sus peticiones. Su esposa y uno o dos colaboradores escogidos fueron los únicos a quienes él enteró acerca de las condiciones financieras.
La fe probada Durante los primeros años de los orfanatos, hubo muchas pruebas financieras. En cierta ocasión, cuando los fondos estaban muy escasos, Jorge convocó a dos reuniones especiales de oración, las cuales duraron desde las 6 hasta las 9 de la noche. Aun en este tiempo, él no mencionó la escasez de los fondos, más bien habló de la abundancia, con la cual Dios estaba supliendo las necesidades. Mientras meditaba en Hebreos 13:8, «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» un sobre le fue entregado, el cual contenía los fondos carentes.
En otra ocasión, Jorge no tenía ni un centavo para los huérfanos, y una mujer, mientras ella oraba sintió el deseo de donarles cinco libras: pero esas se acabaron rápidamente por la gran necesidad. Mientras las pruebas financieras seguían, él escribió:
«El Señor en su sabiduría y amor todavía no ha mandado ayuda. De dónde vendrá, no debo preocuparme. Pero creo que Dios, a su tiempo, mandará ayuda. Su hora todavía no ha llegado… Esta es la hora más dura que he pasado en la obra, por lo que necesitamos; pero sé que todavía he de alabar al Señor pidiendo su ayuda…».
Unos días después escribió: «El Señor misericordiosamente nos ha dado lo suficiente para nuestra necesidad diaria: pero Él nos está supliendo para la necesidad de cada día, y casi a la hora justa, como lo necesitamos…’. Mientras seguía la crisis, planteó convocar a la directiva y decirles de la necesidad. Pero en ese momento llegó una mujer con un regalo, diciendo que se había tardado demasiado en traerlo.
Algunos de los trabajadores daban lo que podían, uno vendiendo su reloj, y otros vendían algunos de sus libros. El Señor mantuvo a Jorge en paz, a pesar que las luchas eran arduas. Y, le permitió estar animado por medio del ver los frutos de su labor. En ciertos casos, como último medio, fueron reunidos todos los trabajadores y les contó de la gran necesidad. Se pusieron de acuerdo a no comprar nada que por lo cual no se pudiera pagar. Algunos de los trabajadores dieron todo lo que tenían. Jorge fue alentado en su corazón por las Escrituras, y, con la ayuda que recibió, animó los corazones de los trabajadores.
Cierto día, se vieron sin otro recurso, que el de vender cualquier cosa que tuvieran a la mano y que no fuera realmente necesaria. Pero antes que esto fuera llevado a cabo, una mujer vino con el dinero suficiente para las provisiones del día siguiente. La mujer se había hospedado durante varios días en la casa de la vecindad, con la intención de entregar esos fondos.
La reacción del Jorge al enterarse del acontecimiento fue así: «El hecho de que el dinero estuviera tan cerca de las casas del orfanato durante varios días, sin ser entregado, demuestra la clara verdad de que, desde el principio, estaba en el corazón de Dios ayudarnos; pero, a razón de que Él se deleita en las oraciones de sus hijos, Él nos permitió orar tanto tiempo; además de probar nuestra fe y para hacer aun más dulce su respuesta. Es verdaderamente una liberación preciosa. Proclamé en voz alta, con las alabanzas y gratitud al primer momento que me encontré solo, después de haber recibido el dinero.»
En otra ocasión, los fondos estaban completamente finiquitados. Jorge se sintió guiado a hacer un paseo. Mientras caminaba, se encontró con un hermano, quien le estaba buscando y recibió de ese hermano los fondos que necesitaba para ese día. Si Jorge hubiera salido de su casa 30 segundos más tarde, no se habría encontrado con el hermano, ni tampoco hubiera recibido los fondos necesarios para el día.
Pese a que las necesidades de las casas del orfanato eran grandes, Jorge se sintió impulsado a orar por fondos extras, especialmente para las viudas de la comunidad, puesto que el precio del pan había subido. Luego, un hermano fue guiado a dar un regalo grande para este propósito, el cual asistió a muchas viudas, hasta que el precio del pan bajó un poco otra vez.
En un tiempo de gran necesidad, llegó un regalo de un hermano que tenía una familia grande y un sueldo pequeño. Él, cada vez que su jefe le daba dinero para comprar cerveza, lo apartó; él no usó ese dinero para tal vanidad, pues se había convertido.
Una mujer, que se mantenía de trabajos manuales, sacó sus ahorros del banco y los entregó a la obra que Jorge tenía a su cargo. El corazón de ella había sido tocado por las Escrituras: «Vended lo que poseéis, y dad limosna» (Lucas 12:33); y «No os hagáis tesoros en la tierra» (Mateo 6:19).
A veces en su diario se ve lo siguiente: «Hoy estamos especialmente pobres…». Una vez él anotó: «Después que el Señor ha probado nuestra fe, Él, en el amor de su corazón, nos da de su abundancia, para demostrar que no con ira, sino que para la gloria de su nombre y para la prueba de nuestra fe, nos ha permitido estar pobres…».
Con frecuencia, los trabajadores del orfanato se reunían a orar en la mañana, tarde y noche para que Dios supliese las necesidades.
En una ocasión de crisis, la necesidad del hogar fue suplida por medio del regalo de un misionero alemán pobre, quien apenas estaba comenzando el servicio misionero, y el regalo que les dio era todo lo que tenía. En otro tiempo de gran necesidad, una hermana, quien había tomado la decisión de vender algunos artículos que le habían sido enviados para ese propósito, reportó que, a pesar de que ella no se sentió bien por el hecho y que tardó en traer las ganancias de la venta, con todo eso, había sido tocada fuertemente por una impresión en su corazón de traerlo cuanto antes, y que ella no podía hacer más que llevarlo al hogar. Esos fondos se necesitaban en ese mismo momento.
Un día mientras ellos experimentaban una severa prueba de fe, el Señor puso en el corazón de un hermano, mientras caminaba a su trabajo, dar un regalo para los huérfanos. Ese hombre pensó que no iría al orfanato inmediatamente, pero regalaría algo esa tarde. Sin embargo, el Señor lo hizo sentirse obligado a tomar pasos a las casas de los huérfanos, en ese mismo momento. Si no hubiera sido por su regalo, ese día no habría tenido leche para los niños. Otro día, solamente faltaba una hora para que los niños tomaran el té de la tarde, pero no había nada de comida en las casas: hasta que un hermano llegó en esa hora, con el dinero suficiente para hacer las compras.
En algunos días, la necesidad fue tan urgente que aun los trabajadores sintieron la presión. ¡Pero Dios nunca falló! Esas provisiones «apenas a tiempo» hicieron que Müller exclamara: «¡Verdaderamente vale la pena estar pobre y grandemente probados en la fe, por el motivo de experimentar a diario tales preciosas pruebas, las cuales nuestro Padre cariñoso, con interés amante, nos hace pasar en todos los asuntos que nos conciernen! ¿Cómo puede hacer otra cosa nuestro Padre? Él, quien nos ha dado la prueba más grande que su amor podía hacer —darnos su propio Hijo—, ¿no nos dará también con Él todas las cosas?’ (Romanos 8:32).
Jorge pudo escribir: «Aunque nuestras pruebas de fe durante estos 17 meses duraron más tiempo y fueron más agudas que las anteriores, sin embargo no faltaba ni la comida nutritiva ni la ropa necesaria para los huérfanos, durante todo ese tiempo.»
Otra prueba de fe fue la de ver morir a su padre y a su hermano, aparentemente sin ser salvos. ¿Qué podía ser más duro? Pero aun en esto, Jorge encontró paz por medio de la palabra de la Escritura: «El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?» (Génesis 18:25). De igual modo, acudió a la Palabra de Dios para consuelo y paz, cuando falsas noticias circulaban; las que decían que los huérfanos no tenían suficiente para comer, y que eran tratados cruelmente.
Fortaleciendo su fe Jorge Müller insistía que él no tenía un don particular de fe, aunque sí reconocía que la fe es un don. Él animaba a todos los creyentes a que probaran a Dios. Sus opiniones en cuanto a cómo fortalecer la fe eran las siguientes:
«Puesto que la fe es un don, uno lo tiene que pedir. ‘Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces…’ (Santiago 1 17). La fe es fortalecida al leer cuidadosamente la Palabra de Dios y meditar en ella. Esto te enseñará que, aparte de ser un santo y justo Dios, Él es un Dios cariñoso, amante, benigno, soberano, misericordioso, potente, sabio y fiel, no solamente hábil para suplir nuestra necesidad, pero deseoso de cumplirlo.”
«Es necesario mantener un corazón recto y una buena conciencia. No debemos evitar las pruebas por las cuales nuestra fe recibe fortaleza. En tiempo de prueba, no debemos buscar por nuestras propias fuerzas la liberación, más bien debemos esperar a Dios y la liberación que viene de Él.”
¡Edificando! Desde el tiempo que se abrió la primera casa, de 1835 a 1845, los orfanatos operaron en casas alquiladas en la calle Wilson. Entonces, en 1845, uno de los residentes de la calle Wilson cuidadosamente le mencionó a Jorge que era incómodo, para algunos de los vecinos, tener tan gran número de niños viviendo en su calle.
Jorge hizo de esto un asunto de oración y anotó las razones por las cuales el orfanato debía quedarse allí y las razones por las cuales se debían cambiar. Una gran consideración era la «regla de oro»: «Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos… (Mateo 7:12). Jorge sabía que él mismo encontraría difícil vivir cerca de tantos niños, a causa del ruido que hacen durante su tiempo de juego. Además, a veces los problemas en el drenaje, que ocasionaba la gran cantidad de niños que vivían en la casa de los huérfanos, afectaban a los vecinos.
Otros puntos a favor de cambiarse eran que: (1) no había espacio adecuado para que los niños jugaran; (2) no había lugar donde los varones aprendieran a cultivar un huerto; (3)ya no había lugar adecuado para lavar la ropa, y sería bueno si las niñas pudieran tener la oportunidad de aprender a lavar; (4) cuando había enfermos, no había algún cuarto desocupado para enfermería; y (5) había una lista de huérfanos quienes querían venir, pero no podían por falta de espacio adecuado.
Considerando todas las cosas, Jorge llegó a la conclusión que debía edificar su propia casa. Él sintió que Dios quería probarle una vez más que Él era suficiente para proporcionarle la cantidad de dinero necesario que esta obra iba a requerir. Jorge sintió que debía construir algunas casas para hospedar a 300 huérfanos, más del doble de la cantidad que ahora tenía bajo su cuidado, los cuales eran 130.
Fue así como Jorge y su esposa comenzaron a orar cada mañana para que Dios supliese de los fondos: unas 10.000 libras esterlinas para comprar el terreno y hacer la construcción. Durante 35 días oraron, pero ni una libra fue dada para el edificio. Luego, Jorge se sintió movido a pedirle al Señor la fe y la paciencia para el proyecto de edificar el orfanato.
Después de treinta y seis días de oración, recibieron un regalo de 1.000 libras para el edificio. Un arquitecto cristiano ofreció sus servicios para hacer el plano y supervisar la construcción, sin cobrar por sus servicios. Jorge sintió que no debía notificar al público de su necesidad ni de buscar fondos; pero sí esperar en el Señor con fe y paciencia, para que el Señor supliera. Él quería que Dios mismo lo hiciera, usando su humilde siervo como medio.
Ashley Down Después de orar durante tres meses seguidos, Jorge comenzó a buscar un terreno. Encontró unos lugares buenos, pero demasiado caros. Luego, oyó de un terreno en Ashley Down, y le pareció que era lo que buscaba. Fue a ver al dueño, pero no lo pudo encontrar, ni en la casa y ni en la oficina. Le dejó un recado acerca de su propósito, pero sintió que era del Señor el no haberlo podido encontrar ese día. Cuando vio al dueño el siguiente día, supo que el dueño, cuando recibió el recado, se quedó despierto esa noche durante dos horas, pensando a qué precio debía vender el terreno para el orfanato, y determinó venderlo a 120 libras por acre, en lugar del precio de 200 libras por acre que había pedido.
Al mismo tiempo que había esperado en el Señor por fondos para edificar el nuevo orfanato, con la provisión del Señor fue capaz de continuar supliendo a cuatro escuelas privadas con 278 niños inscritos; a una escuela dominical; y a una escuela para adultos. Biblias, Nuevos Testamentos y tratados se consiguieron y repartieron, y más de 595 libras esterlinas fueron dadas para las misiones en el exterior y las locales. Hasta 150 niños cuidaban a la vez. Algunos de los huérfanos se convirtieron y fueron añadidos a la iglesia, al igual que algunos adultos. Un gran gozo para el Señor y la Señora Müller en este tiempo fue que su hija recibió a Jesucristo como su Salvador. Durante 18 meses habían orado por esto.
Era gran gozo para Jorge que Dios le confiara los crecientes fondos para los misioneros de dentro y fuera del país. Él quería ayudar a aquellos que no tenían un salario regular, dándose cuenta que vez tras vez su ayuda financiera había llegado a los misioneros en un tiempo de gran necesidad, y a menudo llegó cuando ellos no tenían nada de dinero. Algunos de los que él ayudaba habían sido previamente hombres de bastante comodidad, pero habían dado todo por seguir a Cristo o todo les había sido quitado por la causa de Cristo.
Jorge también ayudaba a estos hermanos, orando por ellos. Él no dudaba que la fe de estos escogidos siervos de Dios fuera reforzada cuando vieran como Dios les suplía en tiempos de apuro y necesidad. Esto hizo que, más y más, él pidiera a Dios por fondos para ayudarles. Jorge puso diligencia en usar los fondos designados para los misioneros, usándolos solamente para ese propósito, no importaba qué tan escasos estaban los fondos de sus otros ministerios.
Los precios suben Una vez, pidiendo al Señor por las urgentes necesidades de los huérfanos, cuando la caja estaba vacía, él escribió: «¡Qué bendición es poder acudir al Dios Viviente! ¡Especialmente precioso es conocerlo en este tiempo de tremenda escasez! En este tiempo, para hacer la comida de los huérfanos, las papas están muy caras. El arroz que usamos, en lugar de las papas, cuesta el doble de lo acostumbrado, y la avena, aún más del doble, y el pan subió la mitad sobre su costo.”
«Pero las riquezas de Dios son igualmente grandes como siempre. Él sabe que nuestros gastos son enormes. Él sabe que un poco de dinero no basta en estos días, cuando las provisiones son tan caras, pues son casi ciento cincuenta personas para las cuales tenemos que proveer, incluyendo maestros y aprendices. Mi alma está en paz…»
De este tiempo del alza de precios, él escribió: «Es el tiempo oportuno cuando la vista cesa, para que la fe empiece a funcionar. Entre más grandes son las dificultades, más fácil es la fe. Mientras haya esperanza en prospectos naturales, la fe no obra tan fácilmente como cuando todas esas perspectivas naturales fallan.”
«Es cierto que durante el tiempo de carestía, nuestros gastos eran considerablemente más grandes de lo acostumbrado; también es verdad que muchas personas, que de otra manera hubieran dado, no les fue posible o dirigían sus fondos sobrantes a otras direcciones… el oro y la plata son del Señor. A Él hicimos nuestras oraciones. En Él confiábamos. Y, Él no nos desamparó. Porque pasamos tan fácilmente éste invierno como cualquier otro invierno, desde que esta obra comenzó. No podía ser de otra manera; porque Dios tuvo en este mismo tiempo una oportunidad especial para demostrar que tan bueno es confiar en Él.
«Busca, amado lector, más y más en el depositar tu confianza en Él para todo lo que se refiera a tu vida, y llegarás a reconocer que es muy precioso hacerlo.»
Sin duda alguna, que el pensamiento se le turbó con la idéa de que si él era tan pobre cuidando 150 huérfanos, ¿debía él seguir adelante con los planes de edificar y acomodar a 300 huérfanos? Pero vio que las luchas presentes eran solamente una prueba de la fe. Aunque los gastos nunca habían sidos tan grandes, tampoco los regalos que estaban llegando habían sidos tan grandes. «Le será fácil al Señor suplirme con todo lo necesario que requiera la obra, cuando se abra la Casa de Huérfanos, de igual modo que ahora le es fácil darme lo que necesito en estos momentos; aunque los gastos sin duda vendrán a sobrepasar por dos mil quinientas libras al año a las necesidades presentes». Así pensaba Jorge.
Él se deleitaba en las señales de la minuciosa atención de Dios en cuanto a sus necesidades. Por ejemplo, alguien les escribió que por un tiempo tuvo una cantidad de dinero guardado en una gaveta, con las intenciones de mandarlo, pero después sintió mandarlo sin tardar más; y, al recibirlo, se probó ser exactamente la precisa cantidad que se necesitaba para ese tiempo.
Aparte de los afanes financieros de la obra, Jorge también tenía que considerar a los niños que a veces se enfermaban, y en algunos casos parecía que no se sanarían por completo; pues, permanecían enfermizos y necesitaban cuidado extra, y sabiduría tocante a su salud.
Además, los niños mayores necesitaban lugares para servir como aprendices. Y, a veces alguno de los trabajadores de los orfanatos tenía que irse, y le tocó a Jorge buscar a otro para reemplazarlo. No era cosa fácil encontrar trabajadores que fueran adecuados, que sirvieran por amor a Dios y no por recompensa, y que estuvieran listos para aguantar las pruebas y difíciles circunstancias que a veces se enfrentaban.
Él mismo tuvo que mantener el balance entre el servir a sus trabajadores – colegas y mantener el lugar de responsabilidad que Dios le había dado como jefe de la obra. Muchas eran las necesidades de Jorge, las que llevaba al Señor y esperaba en Él por ellas. «Estoy en continua necesidad», tuvo que decir.
Pero, a pesar de todas estas necesidades, pudo escribir: «No encuentro que la vida en conexión con este trabajo sea solamente una vida de pruebas, sino una vida de mucha felicidad. Es imposible describir la abundancia de paz y la suprema alegría que frecuentemente ha fluido a mi alma por medio de las respuestas frescas que he obtenido de Dios, luego de esperar en Él por ayuda y bendición; y, entre más tiempo necesitaba esperar en El o entre más grande fuera mi necesidad, más grande fue el gozo cuando llegó la respuesta, que frecuentemente fue de una manera asombrosa, para hacer así más manifiesta la mano de Dios… No estoy ni siquiera en lo más mínimo, cansado de esta manera de vivir.»
Mientras que Jorge supo que Dios oía sus oraciones en cuanto a la necesidad de los fondos para la construcción, dijo: «También sé que Él se deleita en ser seriamente solicitado (Ezequiel 36:37), y que se encanta en la importunidad, o sea, en la oración continua que tan claramente se hace patente en la parábola de la viuda y el juez injusto (Lucas 18:18)’.
Así que, vez tras vez, Jorge oraba a Dios para que Él le supliera de los fondos para las nuevas casas de huérfanos. Su fe no se disminuyó. Tenía confianza que a su tiempo, Dios supliría. Días se convirtieron en semanas y meses, mientras Jorge seguía esperando en Dios por las finanzas necesarias para los edificios. Sus oraciones se convirtieron y fueron caracterizándose por ser fervientes, porque sentía la necesidad, por el amor a los vecinos y a los niños, de comenzar pronto a construir. Además, la lista de huérfanos que querían entrar en el orfanato estaba creciendo.
Jorge se había propuesto a no comenzar a comprar la propiedad y edificar la casa hasta que el dinero llegara. Por fin, después de 607 días de buscar a Dios a diario, llegó la cantidad necesaria y pudo comenzar el trabajo. Más de once mil libras le habían llegado, en respuesta a sus oraciones.
Cuando la casa estaba casi terminada, fondos adicionales comenzaron a llegar. Esos se necesitaban para comprar ropa y artículos personales para los huérfanos adicionales que iban a venir: Sumarían 300 en lugar de los 150 actuales. Cuando se trasladaron a las casas nuevas, había suficiente para los gastos adicionales, aparte de una buena cantidad para cubrir los gastos que tenía que ver con el cuidado de la casa.
Al tiempo que Jorge se estaba trasladando a las más amplias casas, una epidemia de cólera afectó el país, y Jorge se vio obligado recoger a 26 niños que habían perdido a sus padres por la epidemia. Más tarde, se recibieron más niños a razón de la misma causa.
Al mismo tiempo que los gastos del orfanato se aumentaban, Jorge tuvo el privilegio de ministrar a más misioneros sin salario. Y, ¡que gozo fue para él enterarse que esos misioneros tenían ministerios muy fructíferos en ese mismo tiempo!
La segunda casa de huérfanos Apenas acababan de abrir el nuevo orfanato con capacidad para 300 niños, cuando Jorge comenzó a pensar en otra casa para poder acomodar a 700 niños más, sumando todos 1000 huérfanos. Para comenzar esto, él necesitaba saber la voluntad de Dios, y creía que estaba en buena posición para conseguir esa voluntad de Dios. Escribió:
«La quietud de mente, la condición de no tener nada que ver con mi propia voluntad en el asunto, el tener que ver solamente con el deseo de complacer a mi Padre celestial en esto, el buscar únicamente Su honor y no el propio; en tal condición de corazón consiste para mí en la plena seguridad, que mi corazón no está bajo el estímulo carnal, y que sí recibiré ayuda en esto para poder seguir adelante, conoceré la voluntad de Dios en su plenitud… Para mí, el punto principal en todo este asunto es que el Señor sea honrado. A través de la ayuda de Dios, seguiré esperando en Él, en oración en cuanto a este asunto, día a día, hasta que Él me diga que actúe.»
Cuidadosamente, Jorge hizo una lista de las razones que respaldaban la idea de abrir otra casa, y las razones en contra. Una importante consideración fue la de que había 6000 huérfanos encarcelados, únicamente por el hechho de no haber otro lugar para ellos. Estaba en su corazón, no únicamente los propósitos de salvar a los huérfanos de la cárcel y ayudarles a llevar una vida honorable e industriosa en este mundo, sino también el de ganar sus almas para el Señor.
Después de ocho semanas de oración y deliberación, consiguió la paz en su corazón y el gozo espiritual, en cuanto a la idea de agrandar el orfanato. Creyó que sería mejor mantener en secreto el asunto delante del Señor, sin siquiera decirle a su esposa, y continuar orando, para que fuese guardado de errar o de ser engañado. Mientras que buscaba al Señor, orando a solas, en cuanto al asunto, toda incertidumbre desapareció. Sin embargo, resolvió a no comenzar la construcción hasta que el Señor mandara las 35 mil libras que iba a necesitar para la construcción del nuevo edificio.
Jorge creyó que fue un punto de gran importancia, el de «no estar ansioso del mañana, ni andar gastando escasamente [por las necesidades, no para las vanidades], a razón de la posibilidad de no tener lo suficiente para las necesidades futuras, las cuales quizás nunca vendrían; pero solamente considerar que el momento presente es nuestro para servir al Señor, y que el mañana, tal vez, no vendría…».
Cuando él anunció al público acerca de edificar el segundo orfanato, ofrendas pequeñas comenzaron a llegar —regalos de un chelín, dos chelines, tres chelines— de veras, un comienzo pequeño. Pero no se desanimó.
Después de 19 meses de esperar en Dios para los fondos necesarios, Jorge se puso serio en pedir a Dios por donaciones más cuantiosas, pues hasta entonces, había recibido sólo cantidades pequeñas. ¡Qué grande fue su alegría cuando recibió un regalo, dado por varios cristianos, sumando más de 8.000 libras! Respecto a esto, escribió:
“¡Mira qué precioso es el esperar en Dios! ¡Mira cómo los que le confían no son confundidos! Su fe y paciencia pueden ser probadas fuertemente y durante mucho tiempo, pero al fin, es cierto que se verá que los que honran a Dios, Él los honrará, y no permitirá que ellos sean avergonzados. La cantidad fue inmensa, y mientras ella fue usada para refrescar mi espíritu, no fue, ni en lo más mínimo, una sorpresa para mí, porque espero grandes cosas de parte de Dios…».
Reglas para la oración «Somos recompensados ricamente, esperando en Dios,» aconsejó Jorge. «Tú puedes ver cómo Él, en Su corazón, está listo para oír las súplicas de sus hijos, los que confían en Él… Pero, para poder recibir las respuestas a tus oraciones, necesitas exponerle tus peticiones a Dios, basadas no en tus propios méritos, sino solamente en los méritos del Señor Jesús, como base de aceptación delante de Dios por tu persona, oraciones, labores y por todo lo demás.”
«De igual modo, para que tus oraciones sean contestadas es necesario que las cosas que le pides a Dios, sean de la clase de cosas que Dios puede dar, porque conllevan su honra y tu propio bien… Por último, necesitamos continuar en oración hasta que se nos conceda la bendición.”
«No es suficiente el solo comenzar a orar, ni el mero orar correctamente; ni tampoco es suficiente orar de continuo sólo por un tiempo no más; más bien, debemos continuar pacientemente, creyendo y orando, hasta que se obtenga la respuesta. Y aun más, no solamente debemos orar hasta se realice lo que pedimos, sino que también tenemos que creer que Dios nos oye, y que contestará nuestras oraciones. A menudo fallamos en el no continuar en oración hasta que se obtenga la bendición, y en no esperar la bendición. Cada vez que todos estos aspectos se cumplan en una persona, seguramente que se cumplirán las respuestas a sus peticiones».
Jorge vendió los trapos y aun los huesos de los animales que se acumulaban en la casa. Dijo: «Como administrador de dinero del público, creo que es razonable que aun estos artículos sean cambiados por dinero. Tampoco podemos esperar respuestas a nuestras oraciones, sabiendo que se ha permitido pérdida alguna en relación con este trabajo. Puesto que recibimos de Dios el dinero en respuesta a nuestra oración, nos conviene usarlo sabiamente».
En el año 1852, Jorge experimentó la más dura prueba de fe que había enfrentado. Su única y amada niña se enfermó de tifus. Durante un tiempo, pareció que ella no viviría más. Después de su esposa, su hija era el tesoro terrenal más amado; pero él se guardó en paz, porque creía que si el Señor se la llevaba, sería para el bien de ella y de sí mismo, y para la gloria de Dios. Después de muchos días, Dios le restauró la salud.
Considerando el edificar más casas, le pareció mejor que en lugar de edificar una única segunda casa grande para el orfanato, edificaría, en el mismo terreno donde estaba la primera, otras dos casas más, capaces de acomodar a 1000 niños entre las tres. ¡Qué gozo hubo cuando en 1857 se inuguró la segunda casa!
En cierta ocasión, la caldera que se usaba para calentar la primera casa, estaba goteando. Fue a comienzos del invierno, y un recio viento frío comenzó a soplar del norte. Luego de suficiente consideración y oración, Jorge oró y le pidió al Señor que cambiase el viento del norte por un calmado viento que vieniera del sur, y, que les diese a los trabajadores el denuedo para trabajar y hacer las reparaciones lo más pronto posible. El día que tenían que apagar el fuego de la caldera, el Señor mandó un viento calmado. Los trabajadores decidieron trabajar toda la noche, y las reparaciones de la casa fueron hechas sin ocasionarles ningún daño a los niños, a causa del frío en los cuartos.
Movimiento del Espíritu Santo En 1859, entre las huérfanas hubo un notable movimiento del Espíritu Santo. Sesenta y tres de las ciento veinte se convirtieron en un mes. En otra ocasión, como 200 niñas fueron movidas en sus almas, y la mayoría se convirtió. En 1866, aconteció un bendecido avivamiento, y más de 100 niños se convirtieron. En 1872, una epidemia de viruela les quitó la vida a algunos niños y también a algunos trabajadores. Esto hizo que comenzara otra obra de gracia, en la cual unos 700 huérfanos, según pareció, se entregaron al Señor
Un joven en Irlanda: Santiago McQuilkin, leyó el libro de Jorge y se impresionó mucho tocante a lo que se puede obtener a través de la fe y la oración. Fue así como reunió a unos de sus amigos para orar, y el resultado fue que decenas de miles de almas se convirtieron.
Al pasar los años, Dios prosperó a Jorge de tal manera que nunca más vio escasez de fondos. Una tercera casa fue edificada en 1862. Antes de terminar la tercera casa, se sintió guiado a edificar otra, para que una suma de 2000 niños pudiera ser acomodada. Dos casas más, la cuarta y la quinta, fueron edificadas, dando espacio para 2050 niños. Cuando fue difícil conseguir trabajadores para cuidar tal cantidad de niños, Jorge y su esposa empezaron a orar tres veces al día, en lugar de una sola vez como anteriormente lo hacían. Dios contestó sus oraciones y los trabajadores faltantes llegaron.
Los visitantes estuvieron grandemente impresionados por la limpieza y el orden en las casas, y, por la salud y la felicidad de los niños. Esto fue aún más asombroso, porque muchos de los huérfanos tuvieron padres que no gozaron de buena salud, muriendo estos en su juventud. Y muchos de los hijos heredaron sus debilidades.
Durante toda su vida, Jorge nunca tuvo terreno propio, tampoco tuvo ingresos personales en dinero o ganancias en especie, de lo cual él pudiera depender. Sus necesidades fueron provistas por creyentes que enviaban regalos, recibiendo estos solamente después de orar para que sus necesidades fuesen suplidas. Aunque era un hombre de fe y un hombre que tuvo comunión con Dios, también era un gran trabajador, y llevó a cabo obras increíbles. Se dijo de él: «Él ora como si Dios hiciera todo el trabajo, pero trabaja como si todo dependiera de él mismo».
A lo largo de los años, Jorge fue bendecido por Dios de tal manera que pudo dar cerca de tres millones de dólares a la obra misionera. Por medio de las Biblias y los folletos que distribuyó, miles de almas se convirtieron.
Jorge atribuyó el buen éxito del orfanato, incluso las casas y su ministerio en general, a su humilde esfuerzo de «hacer la obra de Dios a Su modo», buscándole solamente a Él para que fuera su guía y apoyo. Probó que hay poder en Dios, el que se aprovecha a través de la fe y la oración. Jorge pudo decir al fin de su vida, que ni siquiera una vez había pedido a otra persona dinero, ni públicamente ni privadamente: ¡solamente oraba!
En la esquina suroeste del prado de St. Peter del poblado inglés de Bedford, cerca de la calle hay una estatua de bronce de un hombre. Los ojos del hombre están mirando hacia el cielo y hay una Biblia en sus manos; él tiene una expresión de desesperación en su rostro, pero parece preparado para hablar una palabra de verdad en cualquier momento con el fin de suplicar a los transeúntes. Aparentemente, esa es exactamente la manera en que John Bunyan quería ser recordado.
Su representación del pastor ideal en su famosa alegoría titulada El Progreso del Peregrino, suplicaba la inspiración de la estatua. Con su espalda hacia el mundo y su mirada hacia el cielo, el hombre estaba entre los pocos autorizados a guiar a otros en su camino hacia la ciudad celestial. Bunyan era un puritano típico en su veneración del pastorado. Y con esa visión del ministerio pastoral podríamos pensar, ¿cómo es que los puritanos disciernen quien fue llamado por Dios a su gran obra?
EL CONCEPTO PURITANO DEL LLAMADO El concepto puritano del llamado fue construido bajo las convicciones de la Reforma acerca de la vocación. Como lo expresa William Perkins, el llamado de alguien es una mayordomía «ordenada e impuesta por Dios para el bien común». Según la mente puritana, Dios designó a cada persona para una vocación particular con el fin de cumplir sus propios propósitos soberanos. Si Dios llamaba a un hombre al pastorado, los puritanos creían que su vida reflejaría ciertas características que confirmaban su llamado.
Un estudio de los escritos puritanos sobre el tema revela que los puritanos no destacaban un aspecto del llamado por encima del resto, sino que buscaban unir las características que demostraban la mano de preparación sabia de Dios. Cuando un hombre cumplía con los requisitos necesarios: convicción para dirigir y enseñar, capacidad para el trabajo, carácter como Cristo y confirmación del pueblo de Dios, entonces y solo entonces podía considerarse llamado al ministerio.
EL LLAMADO DE BUNYAN AL MINISTERIO El camino recorrido por John Bunyan hacia el pastorado es una ilustración útil de la manera en que estos principios obraron en la vida de un hombre. Luego de varios años de su conversión, algunos miembros de su iglesia local que lo observaban comenzaron a reconocer su potencial. Tal y como él escribió en su autobiografía espiritual titulada Grace Abounding to the Chief of Sinners [Gracia abundante para el mayor de los pecadores], ellos «pudieron percibir que Dios me había hecho digno de comprender algo de su voluntad en su santa y bendita palabra, y que me había otorgado la capacidad de declararla en alguna medida, de expresar a otros lo que veía para su edificación».
Por tanto, le pidieron a Bunyan que expusiera una «palabra de exhortación» en una próxima reunión, lo cual a su vez fue bien recibido. Como Bunyan reportó más adelante, «descubrí mi don entre ellos» ya que la congregación fue «tanto afectada como confortada». Luego se le pidió que predicara varias veces más y él comenzó a orar y ayunar por sabiduría. Cuando la iglesia lo designó para un papel de predicación más frecuente, él confesó: «evidentemente encontré en mi mente un secreto que dirigía hacia ello». Su corazón se enfocó especialmente en 1 Corintios 16:15, donde en la versión autorizada que Bunyan leía hablaba de que los apóstoles «se dedicaron al ministerio de los santos». Al sentir que este mismo deseo aumentaba en su propio corazón y seguir viendo el fruto de su trabajo Bunyan concluyó, «por tanto, estas cosas fueron otra confirmación para mí, de que Dios me había llamado y acompañado en esta labor».
Bunyan fue reconocido primeramente por su carácter y luego probado para evaluar su capacidad. Mientras la iglesia confirmaba sus dones, él comenzó a desarrollar la convicción de que debía servir al Señor de esta manera. La suma de esos elementos llevó a Bunyan a concluir con el hecho de que en realidad había sido llamado al ministerio. Bunyan permaneció confiado en su llamado aún cuando enfrentó persecución y pasó doce años en la cárcel de Bedford, donde se encuentra su estatua hasta el día de hoy. Él se convirtió más adelante en uno de los predicadores más apreciados y autores más influyentes de la era puritana, pero solo luego de que estuvo seguro de que cumplía con todos los requisitos necesarios.
LLAMADO Y CALIFICADO La perspectiva puritana sobre el llamado no está por encima de la crítica, pero las siguientes recomendaciones destacan la sabiduría que sus escritos ofrecen a los pastores de hoy en día. Cada punto provee un contraste útil con el enfoque de muchos evangélicos modernos.
Primero, los puritanos vieron el llamado al ministerio en el contexto del desarrollo de una doctrina de la vocación. En lugar de volver al pensamiento medieval que dividía lo sagrado de lo secular, los puritanos reconocieron que todas las personas son llamadas por Dios y dotadas para vocaciones específicas.
Segundo, los puritanos enfatizaron lo externo en lugar de la confirmación interna. Ellos motivaron al hombre a considerar los dones que Dios le había otorgado, las oportunidades que estaban ante él y especialmente la manera en que otros le respondían. Esto atribuyó la responsabilidad primaria a la sabiduría colectiva de la iglesia y sus líderes en lugar de la evaluación subjetiva del individuo.
Finalmente, el enfoque puritano era multifacético en lugar de místico o minimalista y en lugar de simplificar más el proceso o destacar un aspecto del llamado por encima del resto, los puritanos motivaron a los jóvenes a ver el asunto a partir de diferentes ángulos. Las cuatro características señaladas en este artículo: convicción, capacidad, carácter y confirmación, permanecieron relativamente iguales en lo que se refiere a ayudar a alguien a determinar si Dios lo había capacitado para el ministerio vocacional. Y esta inclinación es paralela a una práctica que es enseñada por otra serie de palabras claves que pueden ser familiares para algunos lectores.
En el siglo veinte los gemólogos identificaron «cuatro Cs» que ayudaban a clasificar la calidad de un diamante: el corte, los quilates, el color y la claridad. Cada característica sirve de indicador para la calificación general de la piedra, pero ninguna medida es suficiente en sí misma para determinar el valor del diamante. Un joyero sabio examina el diamante a partir de todos los ángulos, fijando sus ojos experimentados en las potenciales imperfecciones o deficiencias. Una gran marca en una categoría podría distorsionar la evaluación de un novato porque un experto sabe como calificar la piedra a través de las cuatro categorías.
El paralelo de los cuatro temas discutidos aquí es instructivo. Y así como los diamantes son evaluados a través de una serie específica de categorías establecidas, debemos también entrenar a los jóvenes para que se evalúen a sí mismos. Rechazando un enfoque simplista, deben observar sus vidas a partir de todos los ángulos y buscar ayuda de otros para descubrir si Dios verdaderamente los ha capacitado para la obra del ministerio. Bunyan y los puritanos entendieron el alto llamado del pastorado y estuvieron dispuestos a proteger el oficio. Ellos ofrecieron un ejemplo sabio para ayudar a los hombres jóvenes a determinar si habían sido llamados por Dios a servir como pastor hoy en día.
Matt Haste es profesor asociado de espiritualidad bíblica y director de estudios doctorales profesionales en el Seminario Teológico Bautista del Sur
T Ú E R E S E L D I O S B E N D I T O ¡Tú eres el Dios bendito! Feliz en Ti mismo, Fuente de felicidad de Tus criaturas, Mi creador, mi benefactor, mi dueño, mi auxilio. Tú me hiciste y me sustentas, Tú me ayudas y me favoreces, Tú me salvas y me sostienes; En cada situación Tú eres capaz de conocer mis necesidades y mis miserias. Que yo pueda vivir por Ti, que yo pueda vivir para Ti, y a nunca estar satisfecho con mi progreso Cristiano en cuanto yo no fuese semejante a Cristo; Que la conformación a Sus principios, Su carácter y Su conducta crezca cada hora de mi vida. Deja que Tu amor incomparable me constriña a la obediencia santa, Y has que mi deber sea mi delicia. Si otros juzgan que mi fe es locura, mi mansedumbre debilidad, Mi celo insensato, mi esperanza desilusión, y Mis acciones hipocresía, Que yo pueda regocijarme de sufrir por tu nombre. (El Dios Bendito) mantenme firme en la dirección del país de las delicias perpetuas, aquel paraíso que es mi verdadera herencia. Afírmame con la fuerza de los Cielos para que yo jamás vaya a retroceder, o desear los placeres engañosos que irán a la nada. Como persigo mi viaje celestial por Su gracia. No me dejes ser conocido como alguien que anda errante, sino como alguien que tiene ardiente deseo por Ti, y por el bien y la salvación de mi prójimo.
D E S P U É S D E L A O R A C I Ó N ¡Oh Dios de gracia! Yo lloro mis oraciones frías, apáticas y sin corazón; en su pobreza añade pecado a pecado. Si mi esperanza estuviese en ellas estaría perdido, mas el mérito de Jesús unge mi débil murmullo y gana Su aceptación. Profundiza la contrición de mi corazón, Confirma mi fe en la sangre que lava de todo pecado. Que pueda yo caminar con mi gran Redentor. Inunda mi alma con verdadero arrepentimiento, que mi corazón sea quebrado por causa del pecado y por el pecado. Que yo sea tan lento para perdonarme a mí mismo como Tú eres pronto para perdonarme. Contemplando las glorias de Tu gracia que yo sea lanzado en las profundidades más abismales de la vergüenza, y que camine cabizbajo. Tú me pacificaste ahora. O mi gran Sumo Sacerdote, derrama sobre mí corrientes de necesaria Gracia; Bendíceme en todas mis funciones; En cada pensamiento de mi mente, en cada palabra de mis labios, en cada paso de mis pies, y en cada obra de mis manos. Tú viviste para bendecir, moriste para bendecir, resucitaste para bendecir, ascendiste para bendecir, tomaste Tu trono para bendecir, y ahora Tú reinas para bendecir. Da sinceridad a mis deseos, seriedad a mis súplicas, fervor a mi amor.
David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.