¿Qué es el ministerio de la llenura del Espíritu Santo? | Lucas Alemán

90 Segundos de Teología Sistemática

Lucas Alemán es director de educación en español y profesor de Antiguo Testamento en The Master’s Seminary, y director ejecutivo de la Sociedad Teológica Cristiana. Además, es pastor en la Iglesia Bíblica Berea en North Hollywood, California. En 2016, Lucas comenzó a enseñar en The Master’s Seminary como miembro adjunto de la facultad. Si bien sus cursos de especialización son panorama del Antiguo Testamento, gramática de hebreo y exégesis de hebreo, él también da clases de exégesis de griego y teología. En 2018, se unió a la facultad de tiempo completo. Lucas y su esposa, Clara, tienen dos hijos, Elías Agustín y Enoc Emanuel.

¿Qué es la Cristología? | Josias Grauman

90 Segundos de teología Sistemática
Josias Grauman
Es decano de educación en español y profesor de exposición bíblica en The Master’s Seminary. El Dr. Grauman comenzó su ministerio a tiempo completo como capellán de hospital, sirviendo durante 5 años en el Hospital del Condado de Los Ángeles. Más tarde, él y su esposa sirvieron en la Ciudad de México como misioneros, donde Josías ayudó al Seminario Palabra de Gracia a lanzar su programa de idiomas bíblicos. Josías fue ordenado en Grace Community Church, donde actualmente sirve como anciano en el ministerio en español, junto con su esposa y tres hijos. Josías estudió un B.A. en idiomas bíblicos en The Master’s University, un M.Div. y un D.Min. en The Master’s Seminary. Entre sus obras se encuentran las siguientes: Griego para pastores y Hebreo para pastores.

¿Qué es teología cristiana?

La palabra «teología» proviene de dos palabras griegas que significa «Dios» y «palabra». Al combinarlas, la palabra «teología» significa «el estudio de Dios». La teología cristiana es el estudio de lo que la biblia enseña y lo que los cristianos creen. Muchos creyentes consideran la teología cristiana como algo que trae división, o algo que hay que evitar. ¡En realidad, la teología cristiana debería unir! La palabra de Dios enseña la verdad y debemos estar unidos tras esa verdad. Sí, hay desacuerdos y disputas en la teología cristiana. Sí, hay libertad para discrepar sobre aspectos que no son importantes de la teología cristiana. Por otra parte, hay muchas cosas en las cuales los cristianos deberían estar unidos. Una teología cristiana basada en la biblia nos permitirá comprender mejor a Dios, la salvación y nuestra misión en este mundo.

Para algunos, la palabra «teólogo» evoca imágenes de ancianos malhumorados examinando minuciosamente polvorientos volúmenes de textos antiguos en habitaciones con muy poca luz, estudiando cosas que están completamente lejos de la vida real. Nada podría estar más lejos de la verdad. Segunda Timoteo 3:16-17 nos dice que toda la escritura es inspirada por Dios, literalmente fue hablada por Dios, y es indispensable para nosotros porque nos hace completos y sin faltarnos absolutamente nada. Ser un teólogo, es ser uno que busca el rostro de Dios para encontrar al creador del universo y a su hijo Jesucristo, y abrazarlo como el señor de nuestras vidas, de modo que él se convierta en el centro de nuestros deseos, afectos y conocimiento. Esta intimidad se extiende a todos los aspectos de nuestras vidas, estremeciéndonos con sus bendiciones, consolándonos en tiempos de pérdida, fortaleciéndonos en nuestras debilidades y sosteniéndonos hasta el fin de nuestras vidas cuando lo veamos cara a cara. La escritura es la historia de Dios, y entre más estudiemos su palabra, mejor le vamos a conocer.

A continuación se presentan las diferentes categorías de la teología cristiana. El entender lo que la biblia dice acerca de las diferentes áreas de la teología cristiana, es clave para el crecimiento espiritual y la efectividad en la vida cristiana.

Teología propiamente dicha / Paterology – el estudio de Dios el padre.

Cristología – el estudio de la persona y la obra de Jesucristo.

Pneumatología – el estudio de la persona y la obra del Espíritu Santo.

Bibliología – el estudio de la palabra de Dios.

Soteriología – el estudio de la salvación a través de Jesucristo.

Antropología cristiana – el estudio de la naturaleza de la humanidad.

Hamartiología – el estudio de la naturaleza y los efectos del pecado.

Angelología – el estudio de los ángeles.

La demonología cristiana – el estudio de los demonios.

Eclesiología – el estudio de la naturaleza y la misión de la iglesia.

Escatología – el estudio de los tiempos finales / los últimos días.

GotQuestion.org es un ministerio de siervos voluntarios dedicados y preparados, que tienen el deseo de asistir a otros en su entendimiento de Dios, la Escritura, la salvación y otros tópicos espirituales. Somos cristianos protestantes, conservadores, evangélicos, fundamentalistas y sin denominación. Nos consideramos como un ministerio paralelo al de la iglesia, trabajando hombro con hombro con la iglesia para ayudar a la gente a encontrar respuestas a sus preguntas de índole espiritual.

¿Es el Catolicismo una religión falsa? ¿Son salvos los católicos?

El problema más crucial con la Iglesia Católica Romana es la creencia de que la sola fe en Jesucristo no es suficiente para la salvación. La Biblia clara y consistentemente establece que el recibir a Jesucristo como Salvador, por gracia a través de la fe, garantiza la salvación (Juan 1:12; 3:16, 18, 36; Hechos 16:31; Romanos 10:13; Efesios 2:8-9). La Iglesia Católica Romana rechaza esto. La posición oficial de la Iglesia Católica Romana es que una persona debe creer en Jesucristo Y ser bautizada Y recibir la Eucaristía junto con los otros sacramentos, Y obedecer los decretos de la Iglesia Católica Romana Y realizar obras meritorias Y no morir con algún pecado mortal Y etc., etc., etc. La divergencia Católica de la Biblia en el más crucial de los puntos, la salvación, significa que sí, el Catolicismo es una religión falsa. Si la persona cree lo que la Iglesia Católica enseña oficialmente, él o ella no serán salvados. Cualquier demanda de obras o rituales que deban ser añadidos a la fe para obtener la salvación, es afirmar que la muerte de Jesús no tuvo el valor suficiente para comprar nuestra salvación.

Mientras que la salvación por fe es el punto más crucial, al comparar el catolicismo romano con la Palabra de Dios, existen también muchas otras diferencias y contradicciones. La Iglesia Católica Romana enseña muchas doctrinas que están en desacuerdo con lo que la Biblia declara. Esto incluye la sucesión apostólica, la adoración a los santos o a María, la oración a los santos o a María, el Papa / papado, el bautismo de infantes, la transubstanciación, indulgencias plenarias, el sistema sacramental, y el purgatorio. A pesar de afirmar los católicos la base bíblica de estos conceptos, ninguna de estas enseñanzas tiene ninguna base sólida en la clara enseñanza de la Escritura. Estos conceptos están basados en la tradición católica, no en la Palabra de Dios. De hecho, ellos claramente contradicen los principios bíblicos.

Con referencia a la pregunta “¿Son salvos los católicos?”, esta es la pregunta más difícil de responder. Es imposible hacer una declaración universal sobre la salvación de todos los miembros de cualquier denominación cristiana. No TODOS los bautistas son salvos. No TODOS los presbiterianos son salvos. No TODOS los luteranos son salvos. La salvación es determinada por la fe personal solamente en Jesús para salvación, no por los títulos o identificación denominacional. A pesar de las creencias anti-bíblicas y las prácticas de la Iglesia Católica Romana, hay creyentes genuinos que asisten a las iglesias católicas. Hay muchos católicos romanos que genuinamente han depositado su fe solamente en Jesucristo para salvación. Sin embargo, estos cristianos católicos son creyentes, a pesar de lo que la Iglesia Católica enseña, no por lo que ella enseña. En cierto grado, la Iglesia Católica enseña de la Biblia y señala a la gente a Jesucristo como el Salvador. Como resultado, algunas veces la gente es salvada en iglesias católicas. La Biblia tiene un impacto en donde quiera que es proclamada (Isaías 55:11). Los cristianos católicos permanecen en la Iglesia Católica por la ignorancia de lo que la Iglesia Católica es realmente, por una tradición familiar y presión, o por el deseo de alcanzar a otros para Cristo.

Al mismo tiempo, la Iglesia Católica también aleja a mucha gente de la fe genuina y relación con Cristo. Las creencias y prácticas no bíblicas de la Iglesia Católica Romana, con frecuencia les han dado a los enemigos de Cristo la oportunidad para blasfemar. La Iglesia Católica Romana no es la iglesia que estableció Jesucristo. No es la iglesia que está basada en las enseñanzas de los apóstoles (como se describe en el Libro de Los Hechos y en las epístolas del Nuevo Testamento). A pesar de que las palabras de Jesús en Marcos 7:9 fueron dirigidas a los fariseos, ellas describen con exactitud a la Iglesia Católica Romana, “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.”

La Palabra de Dios y la oración familiar

Una teología de la familia

La Palabra de Dios y la oración familiar

Thomas Doolittle (1632 – c. 1707)

Los cabeza de familia deberían leer las Escrituras a sus familias e instruir a sus hijos y criados en los asuntos y las doctrinas de la salvación. Por tanto, deben orar en familia y con sus fami- lias. Ningún hombre que no niegue las Escrituras, puede oponerse al incuestionable deber de leerlas en el hogar; [el deber que tienen] los gobernantes de la familia de enseñar e instruir a sus miembros de acuerdo con la Palabra de Dios. Entre una multitud de versículos expresos, analicemos estos: “Y sucederá que cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas” (Éx. 12:26-27). Los padres cristianos tienen el mismo deber de explicar a sus hijos los sacra- mentos del Nuevo Testamento para instruirlos en la naturaleza, el uso y los fines del Bautis- mo y de la Santa Cena: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”, es decir, mañana y tarde (Dt. 6:6-7; 11:18-19). “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Se- ñor” (Ef. 6:4). Y a Dios le agradó esto en Abraham: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová” (Gn. 18:19). Esto es, pues, innegable si se ha de creer en la Palabra que hemos recibido como reglamento y a la que debemos brin- dar obediencia. Incluso los paganos enseñaban la necesidad de instruir a la juventud a tiempo.

La razón de esta consecuencia, desde la lectura familiar hasta las instrucciones de orar en familias, es evidente ya que necesitamos rogar a Dios para que nos proporcione la ilumina- ción de Su Espíritu, que abra los ojos de todos los miembros de la misma31 y que derrame su bendición sobre todos nuestros esfuerzos, sin la cual no hay salvación. Esto será más patente si consideramos y reunimos los siguientes argumentos:

1. ¿De quién es la palabra que se ha de leer juntos en familia? Acaso no es la Palabra del Dios eterno, bendito y glorioso. ¿No requiere esto y, hasta exige, oración previa en mayor medida que si uno fuera a leer el libro de algún hombre mortal? La Palabra de Dios es el medio a través del cual Él habla con nosotros. Por medio de ella nos instruye y nos informa acerca de las preocupaciones más elevadas e importantes de nuestras almas. En ella debemos buscar los remedios para la cura de nuestras enfermedades espirituales. De ella debemos sacar las armas de defensa contra los enemigos espirituales que asaltan nuestras almas para ser dirigidos en las sendas de la vida32. ¿Acaso no es necesario orar juntos, pues, para que Dios prepare todos los corazones de la familia para recibir y obedecer lo que se les lea, procedente de la mente de Dios? ¿Es tan formal y sensible toda la familia a la gloria, la santidad y la majestad de aquello que Dios les transmite en su Palabra que ya no haya necesidad de orar para que así sea? Y si

  1. 31  “Pero, por encima de todo lo demás, dirige tus palabras a Dios para que las puertas de la luz divina pueda abrirse para ti. Y es que nadie puede percibir ni entender estas cosas, excepto aquél a quien Dios y su Cristo le han concedido este privilegio”. — Justino Mártir (110-165).
  2. 32  “La Santa Escritura es (1) la silla de Dios desde la que se dirige a nosotros. (2) Es la escuela de Dios en la que Él nos enseña y comunica información. (3) Es el dispensario de Dios y la consulta espiritual desde la que Él distribuye sus medicinas sanadoras. (4) Es el arsenal de Dios y su gran colección de armas adecuadas desde la que nos aprovisiona de armas defensivas y ofensivas para nuestra protección contra los enemi- gos de todo tipo. (5) Es la mano de Dios con la que nos quía hacia adelante, por las sendas de fe y justicia y nos conduce sanos y salvos hasta la vida eterna”. —Johann Gerhard (1582-1637).

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ven la necesidad, ¿no debería ser lo primero que hagan? Después de leer las Escrituras y de escuchar las amenazas, los mandamientos y las promesas del glorioso Dios; cuando los peca- dos han quedado al descubierto y también la ira divina contra ellos; cuando se han impuesto los deberes y explicado los preciosos privilegios y las promesas de un Dios fiel, “promesas grandes y preciosas” para quienes se arrepienten, creen y acuden a Dios con todo su cora- zón, sin fingimientos, ¿no tienen ustedes la necesidad de caer juntos de rodillas, rogar, llorar e invocar a Dios pidiendo perdón por esos pecados de los que los ha convencido esta Palabra, de los que son culpables y por los que deben lamentarse delante del Señor? ¿[No tienen la necesidad de orar] para que cuando se descubra el deber, todos tengan un corazón dispuesto para obedecer y ponerlo en práctica, y juntos arrepentirse sin fingimientos y acudir a Dios, para que puedan aplicarse esas promesas y ser copartícipes de esos privilegios? Basándonos en todo esto, pues, existe una buena razón para que cuando lean juntos, también oren juntos.

2. Considera los grandes y profundos misterios contenidos en la Palabra de Dios que deben leer juntos. Verás que también aparecerá la necesidad de orar juntos. ¿No encierra, acaso, esa Palabra la doctrina concerniente a Dios, la forma en que se le debería conocer, amar, obedecer, adorar y deleitarse uno en Él? En cuanto a Cristo, Dios y hombre, es un misterio sobre el cual se maravillan los ángeles y que ningún hombre puede entender o expresar, y que ninguno puede explicar por completo.33 Con respecto a los oficios de Cristo, la Palabra declara que son los de Profeta, Sacerdote y Rey. El ejemplo y la vida de Cristo, sus milagros, las tentaciones que soportó, sus sufrimientos, su muerte, sus victorias, su resurrección, ascen- sión e intercesión y su venida para juzgar se plasman en la Palabra divina. ¿No se encuentran en las Escrituras la doctrina de la Trinidad, de la miseria del hombre por el pecado y su reme- dio en Cristo? ¿Y también el pacto de gracia, las condiciones de éste y los sellos del mismo? ¿Los muchos privilegios preciosos y gloriosos que tenemos por Cristo: La reconciliación con Dios, la justificación, la santificación y la adopción? ¿Las diversas gracias por obtener, los deberes que realizar y el estado eterno de los hombres en el cielo o en el infierno? ¿No están estas cosas y otras como ellas, en la Palabra de Dios que se debe leer a diario en tu hogar? ¿Y sigues sin ver la necesidad de orar antes y después de leer la Palabra de Dios? Sopésalo bien y lo comprenderás.

3. Considera cuánto le incumbe a toda la familia saber y entender estas cosas tan necesarias para la salvación. Si las ignoran, están perdidos. Si no conocen a Dios, ¿cómo podrán amarlo? Podemos amar a un Dios y a un Cristo invisibles (1 P. 1:8), pero nunca a un Dios desconocido. Si tu familia no conoce a Cristo, ¿cómo creerán en Él? Y, sin embargo, tienen que perecer y ser condenados de no hacerlo. Tendrán que perder para siempre a Dios y a Cristo, al cielo y sus almas, si no se arrepienten, creen y se convierten. Y dime, si la lectura de este Libro es la que los hará comprender la naturaleza de la verdadera gracia salvífica, ¿no será necesaria la oración? Sobre todo cuando muchos poseen la Biblia y la leen, pero no entienden las cosas que tienen que ver con su paz.

33 “Que todo cristiano fiel y creyente consagre su atención a las Sagradas Escrituras. En ellas descubrirá maravillosas manifestaciones, dignas de la fe por la cual se producen. Contemplará a los hombres del mundo mintiendo en su impiedad, las recompensas de los piadosos y el castigo del impío. También mi- rará con asombro a las bestias salvajes vencidas por la religión y su ferocidad transformada en placidez, y las almas de los hombres volver a sus cuerpos sin vida. Pero un espectáculo que supera de lejos todas estas cosas se exhibirá ante su vista extasiada: Verá a ese diablo que desea triunfar sobre todo el mundo, mintiendo, como un enemigo ya vencido bajo los pies de Cristo. Hermanos, ¡que visión tan adecuada, tan preciosa y tan necesaria!”. —Cipriano (200-258).d

4. Considera, además, la ceguera de sus mentes y su incapacidad, sin las enseñanzas del Es- píritu de Dios, para conocer y comprender estas cosas. ¿No es necesaria la oración?

5. Considera también, que el atraso de sus corazones a la hora de prestar atención a estas verdades importantes y necesarias de Dios, y su falta de disposición natural al aprendizaje demuestran que es necesario que Dios los capacite y les dé la voluntad de recibirlas.

6. Una vez más, considera que la oración es el medio especial para obtener conocimiento de Dios y su bendición sobre las enseñanzas y las instrucciones del cabeza de familia. David oró pidiéndole a Dios: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal. 119:18). En la Palabra de Dios hay “maravillas”. Que el hombre caído pueda ser salvo es algo maravilloso. Que un Dios santo se reconciliara con el hombre pecador es maravilloso. Que el Hijo de Dios adoptara la naturaleza del hombre, que Dios se manifestara en la carne y que el creyente fue- ra justificado por la justicia de otro son, todas ellas, cosas maravillosas.

Sin embargo, existe oscuridad en nuestra mente y un velo sobre nuestros ojos; además, las Escrituras forman un libro con broche, cerrado, de manera que no podemos entender estas cosas grandiosas y maravillosas de una forma salvífica, y depositar nuestro amor y nuestro deleite principalmente en ellas, a menos que el Espíritu de Dios aparte el velo, quite nuestra ignorancia e ilumine nuestra mente. Y esta sabiduría es algo que debemos buscar en Dios, mediante la oración ferviente. Ustedes, los que son cabezas de familias, ¿no querrían que sus hijos y criados conocieran estas cosas y que estas tuvieran un efecto sobre ellos? ¿No que- rrían, ustedes, que se grabaran en sus mentes y en sus corazones las grandes preocupaciones de su alma? ¿Los instruyen ustedes a este respecto? La pregunta es: ¿Pueden ustedes llegar a sus corazones? ¿Pueden ustedes despertar sus conciencias? ¿No pueden? Y aun así, ¿no te lleva esto a orar a Dios con ellos para que Él lo lleve a cabo? Mientras estén orando juntamente con ellos, Dios puede estar disponiendo en secreto y preparando poderosamente sus corazones para que reciban su Palabra y las instrucciones de ustedes a partir de estas.

Tomado de “How May the Duty of Family Prayer Be Best Managed for the Spiritual Benefit of Every One in the Family?” (¿Cómo puede el deber de la oración familiar ser mejor administrado para el bene- ficio espiritual de cada uno en la familia?), Puritan Sermons 1659-1689. Being the Morning Exercises at Cripplegate (Sermones puritanos 1659-1689. Estando en los ejercicios matutinos en Cripplegate), Vol 2, Richard Owen Roberts, Editor. _____________________________________________

Thomas Doolittle (1632 – c. 1707): Ministro no conformista inglés, nació en Kidderminster, Wor- cestershire, Inglaterra.

¿Qué es una Iglesia?

Serie: La Teología de La Iglesia

Clase 1

Introducción

En enero de 2012, Jefferson Bethke, un joven de 22 años de edad, de Seattle, publicó un video en YouTube titulado “Por qué odio a la religión, pero amo a Jesús.”1 Rápidamente hizo estallar Internet, llamando la atención de The Washington Post, CNN, CBS, y muchos otros medios de comunicación – a partir de esa semana, ha sido visto más de 28 millones de veces.

¿Por qué toda esta atención? Esto refleja que hoy en día, la espiritualidad es muy popular, pero la religión, no tanto. Cuando pensamos en la religión, pensamos en reglas, dogmas, sacerdotes, instituciones. Queremos a Jesús, pero no todas las restricciones que vienen con él. Para algunos, cuando el tema de la “iglesia” aparece, sus ojos dan vuelta y les deja un mal sabor en la boca.

¿Por qué? Para algunos, la Iglesia ha perdido su camino y ha hecho la vista gorda en la comunidad y el mundo en que vivimos y se ha vuelto irrelevante; el barco se hunde, es hora de bajarse. Para otros, el problema reside no tanto en la institución, sino en su gente. La Iglesia es un lugar lleno de hipócritas, de gente que se cree perfecta, de gente de mente cerrada y enjuiciadora. La Iglesia es aburrida: la gente se aferra a tradiciones que les hacen sentir bien y empujar a otros a través de la culpabilidad legalista.

¿Qué tan importante es la iglesia? ¿No es de Jesús que se trata todo esto de todos modos? ¿Por qué no acabamos de deshacernos de todo el equipaje y volver a pensar cómo hacemos las cosas?, ¿verdad? Además, ¿no era Jesús el que dijo: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”2?

Suena correcto decir, “No me gusta la religión, pero amo a Jesús.” No es de extrañar que el video se hiciera viral como lo hizo. Pero ¿es verdad? ¿Es la experiencia de alguien la que nos hace sentir que la iglesia es irrelevante y una pérdida de tiempo? ¿Pueden los cristianos estar bien con Dios, y desestimar la Iglesia?

Para responder a estas preguntas, tenemos que pensar cuidadosamente acerca de lo que la Biblia dice acerca de la iglesia; pensar en la teología de la iglesia. Lo que vamos a encontrar es que lejos de ser opcional, la iglesia es fundamental en el plan de Dios. Lejos de ser algo que está reservado para los estudiosos en torres de marfil, la teología de los asuntos de la iglesia es para ti y para mí, porque Dios ha hablado.

Entonces, ¿hacia dónde nos vamos a dirigir en las próximas 6 semanas? Comenzaremos hoy mirando a la pregunta fundamental: ¿Qué es una iglesia? Si no sabemos lo que estamos construyendo, vamos a hacer un lío; las definiciones son importantes. A partir de ahí vamos a construir definiciones al examinar la membresía de la iglesia (Semana 2), la disciplina (Semana 3), y las ordenanzas (Semana 4).

Si estos asuntos son importantes para una iglesia saludable, entonces tiene sentido que existan personas que les importen esos temas, por lo que en la semana 5 miraremos el gobierno de la iglesia y los roles que tanto la congregación y los líderes de la iglesia tienen.

Por último, vamos a hablar de lo que la iglesia debe hacer cuando se reúne (Semana 6). En todas estas cosas no estamos tan preocupados por lo que el último libro con la última idea que trae; queremos saber la opinión de Dios; para ver lo que dice acerca de la iglesia y cómo debemos organizar nuestras vidas junto. Empecemos…

¿Qué es una iglesia?

Imagine que tomará un vuelo esta próxima semana. Podría ser por el trabajo, para visitar a la familia, o para unas vacaciones. Cualquiera que sea la razón, el avión despega, llega a su altitud de crucero y la luz del cinturón de seguridad se apaga – usted es libre de moverse por la cabina. ¿Qué pasa si usted descubre en ese momento que el piloto está sentado junto a usted y frenéticamente pasa las páginas del manual del avión tratando de averiguar cómo aterrizar una vez que llegue al destino? Puede que aprenda todo lo que necesita en el viaje, pero nunca ha intentado un aterrizaje anteriormente.

A veces estamos tan ansiosos por empezar a trabajar en una actividad que nos emociona, que nos saltamos los detalles que aparecen en el camino; detalles como las definiciones. Sin embargo, las definiciones son importantes. Al igual que estoy seguro de que el deseo del piloto era conocer el plan de cómo se hace un aterrizaje antes de que él se fuera con usted en el asiento del lado, es importante para nosotros considerar la definición de la iglesia antes de despegar.

Así que ¿por dónde empezamos?

La palabra “iglesia” aparece más de 100 veces en el NT3, por lo que puede ser un buen lugar para comenzar y para descartar lo que no es una iglesia.

Una iglesia no es un edificio. Podemos caminar por un edificio y decir: “Esa es una bonita iglesia”, pero esa no es la idea del NT. El edificio podría quemarse de la noche a la mañana y todavía sería una Iglesia. Es por eso que en Romanos 16, Pablo puede saludar a la iglesia que se reunía en la casa de Priscila y de Aquila (Romanos 16: 3-5.) El edificio (la casa) no era la iglesia, sino las personas que se habían reunido. La palabra griega “iglesia” en el NT es “ekklesia” que significa reunión o una asamblea. La iglesia es fundamentalmente un conjunto de personas.
Ahora, si se forma un grupo aleatorio de amigos cristianos que se juntan para ver un partido de fútbol, ¿hace que sean una iglesia? No. La iglesia es una asamblea. La iglesia no es simplemente un grupo aleatorio de cristianos4; es mucho más.
Existe una Iglesia Universal – que es una manera de hablar respecto de todos los verdaderos cristianos de todos los tiempos y de todos los lugares. No podemos ver quienes son en realidad de la iglesia ahora, pero Dios si puede y un día la iglesia universal se juntará5 en un solo lugar – de toda lengua, tribu y nación que juntos adorarán a Dios.

Hay veces que en el NT se usa la palabra “iglesia” en un sentido universal. Por ejemplo, cuando Pablo escribe en Efesios 1 donde dice que Jesús es la cabeza de la Iglesia (Ef. 1: 22-23), no se refiere simplemente a la iglesia en Éfeso, quiere decir, la Iglesia universal. Pero la mayoría de las referencias de la iglesia en el NT tienen a la iglesia local en mente: la iglesia en Éfeso, Corinto, Colosas, en el Ponto, Galacia, Capadocia.

Así que la iglesia no es un edificio, es una asamblea… pero es mucho más que solo una asamblea. Entonces, ¿cómo aclaramos lo que es una iglesia local entonces? Una definición útil que servirá como punto de partida para nosotros es la siguiente:

“Una iglesia local es un grupo de cristianos que se reúnen regularmente en el nombre de Cristo para afirmar y supervisarse unos a otros respecto a su pertenencia en Jesucristo y su reino por medio de la predicación del Evangelio y de las ordenanzas del mismo6“

Ahora, vamos a desempaquetar esta definición con mayor detalle en las próximas semanas, pero quiero destacar un aspecto de ella: “Jesucristo y su reino” ¿Qué tiene que ver el reino de Dios con la iglesia local? ¡Bastante! El Reino de Dios es un tema importante en el NT, en particular en los Evangelios. Ahora, cuando se lee sobre el reino de Dios, una manera de pensar en ello es la siguiente: el pueblo de Dios, en el lugar de Dios, bajo el gobierno de Dios.

El pueblo de Dios, en el lugar de Dios, bajo el gobierno de Dios está en el corazón de la definición de la iglesia. ¿Por qué? Debido a que es otra manera de hablar acerca de la adoración, y amigos, la iglesia existe para el culto. Entonces, ¿cómo adoramos a Dios juntos en una iglesia local?

La iglesia muestra la imagen de Dios

Para responder a esto, voy a caminar a través de la historia de la Escritura para mostrar la forma en que reflejamos la imagen de Dios. Esa es nuestra palabra clave: imagen.

Creación
En primer lugar, la creación. Génesis 1. Dios crea las plantas y los animales “cada uno según su especie.” Cada manzana sigue el modelo de otra manzana; cada cebra según la cebra anterior. Pero luego, en el versículo 26, leemos esto: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” “Nosotros tenemos el modelo de Dios. Nosotros representamos de manera única a Dios.

Caída
Paso 2: la caída y Génesis 3. Las personas deciden no representar el gobierno de Dios. Buscaron representar a su propia agenda. Ahora somos culpables (porque hemos quebrantado la ley de Dios), y también somos corruptos. El espejo está doblado, se podría decir, por lo que una falsa imagen de Dios es retratada.

Israel
Paso 3, Israel. Dios, en su misericordia, tenía un plan para salvar y utilizar a un grupo de personas para lograr su propósito original para la creación: mostrar su gloria. En Éxodo 4, incluso se llama a esta nación su “hijo7. ”

¿Por qué un hijo? Debido a que los hijos se parecen a sus padres. Ellos reflejan a sus padres.

Los Diez Mandamientos que le da a este hijo están relacionados con la imagen del hijo de su Padre. No tendrás otros dioses delante de mí. No harás una imagen de Dios. Ustedes deberán actuar de una manera que refleje Mi carácter.

Y si este hijo, Israel, adora a otras imágenes y falla en mostrar la imagen de Dios, el será expulsado de la tierra. Lo cual, como es sabido, es exactamente lo que sucedió.

Cristo
Paso 4. Cristo. En Mateo 3, Jesús es bautizado. Y, ¿qué dice El Padre desde el cielo? “Tú eres mi Hijo, a quien amo; en ti me complazco”.

Ahora, por fin, tenemos el Hijo perfecto que satisface perfectamente a su Padre. Quién perfectamente refleja a su padre. “El que me ha visto, ha visto al Padre” (Juan 14: 9).

De tal palo tal astilla.

Así que no es extraño que los autores del Nuevo Testamento lo llamen la “imagen del Dios invisible” (Col. 1:15) y “la imagen misma de su sustancia” (Hebreos 1: 3). Aquí está un hombre que ahora refleja perfectamente a Dios para todos nosotros.

Iglesia
Piense en Romanos 8:29. “Para aquellos que de antemano conoció, también los predestinó para ser hechos conforme a la imagen de su Hijo.” O 1 Corintios 15:49: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del hombre celestial.”

Nuestro trabajo como cristianos es mostrar el carácter, semejanza e imagen y la gloria del Hijo y del Padre en el cielo.

El padre es un pacificador, por lo que, iglesia, seamos pacificadores.
El Padre ama a sus enemigos, por lo que, iglesia, amemos a nuestros enemigos.
El Padre y yo somos uno, por lo que, iglesia, seamos uno.
De tal Padre, tal Hijo, y tales sus hijos.

Gloria
1 Juan 3: 2, “Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” Un día Dios va a rehacer la creación, en los cielos nuevos y la tierra nueva. La ciudad donde habita Dios con el hombre, descenderá del cielo, y entonces seremos espejos perfectos que reflejen su imagen.

Aquí está el resumen de la historia:

Dios creó a la humanidad para mostrar la excelencia de quién es.
Adán y Eva no lo hicieron.
Tampoco lo hizo el pueblo de Israel.
Pero Jesús lo hizo. Jesús vino a revelar a Dios, y Jesús vino a salvar.
Ahora la iglesia está llamada a reflejar el carácter y la gloria de Dios a todo el universo. Está llamada a declarar en palabra y acción su gran sabiduría y obra de salvación.
¿Cómo adoramos? ¿Cómo podemos responder a Su excelencia? Tenemos la imagen de él. Reflejemos su gloria.

Volvamos brevemente a nuestra definición:

“Una iglesia local es un grupo de cristianos que se reúnen regularmente en el nombre de Cristo para afirmar y supervisarse unos a otros respecto a su pertenencia en Jesucristo y su reino por medio de la predicación del Evangelio y de las ordenanzas del mismo8“

Si usted lee a través del NT, verá una serie de imágenes que se utilizan para describir a la iglesia local. Podríamos argumentar que también son parte de la definición de la iglesia – por ejemplo, la iglesia se describe como:

Un cuerpo (1 Corintios 12: 12-27)
Una familia (1 Timoteo 5: 1-2)
Un rebaño de ovejas (1 Pedro 5: 2)
Una casa (1 Pedro 2: 5)
Un sacerdocio (1 Pedro 2: 9)
Este es el punto: una iglesia local vive junto con la estructura y el propósito establecido en la definición (reunirse para supervisar la membresía o pertenencia unos a otros en Jesucristo), están preparados para vivir juntos en una forma tal que esas imágenes (cuerpo, familia, rebaño) se conviertan en una realidad. En otras palabras, la iglesia refleja cada vez más diferentes aspectos de la imagen de Dios.

Dos implicancias.

Permítanme mostrar dos lecciones a partir de lo anterior para saber cómo y qué debemos pensar acerca de la iglesia.

Implicancia 1: La iglesia local es el punto focal del gran plan de Dios para mostrar su gloria a las naciones.

Pensemos, por un momento, cómo Pablo construye el libro de Efesios. Comienza, en capítulo 1, con una hermosa descripción de nuestra salvación por gracia solamente, para la sola gloria de Cristo. El capítulo 2 comienza con el evangelio que nos salvó. Y a continuación, a medio camino en el capítulo 2, Pablo lanza el punto de aplicación principal del Evangelio: que judíos y gentiles son uno en Cristo. Dos grupos que por razones étnicas, teológicas, sociales y políticas estaban enemistados están ahora unidos. De hecho, Pablo usa los dos enlaces más comprometidos que conocemos – el vínculo de la familia y de la etnicidad – para describir la iglesia unida. Somos la nueva familia de Dios. Somos la nueva humanidad de Dios.

Personas que no tienen nada en común, pero en Cristo viven juntas como si tuviesen todo en común. ¿Cuál es el propósito de Dios en todo esto? Efesios 3:10,

“… para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.”

No deje pasar esto. ¿Cómo se va a dar a conocer Dios a un mundo que observa su multiforme sabiduría? A través de la iglesia. Es la obra sobrenatural de Dios en nosotros, no sólo individualmente, sino colectivamente como un cuerpo, como la iglesia, que se convierte en esta plataforma. Lejos de opcional, la iglesia es fundamental en el plan de Dios.

Implicancia 2: La iglesia local debe ser distinta del mundo.

Los propósitos de Dios para la iglesia se llevan a cabo cuando los creyentes son diferentes del mundo. Esto no sólo significa diferentes tipos de personas de diferentes orígenes que aprenden a vivir y se aman. También significa diferente en el sentido de la santidad. En 1 Pedro 1 leemos: “…como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.9” Las iglesias son sólo para los pecadores. Si no eres un pecador, no eres bienvenido en la iglesia. Y sin embargo, las iglesias son sólo para los pecadores arrepentidos. Si la iglesia no es diferente del mundo, ¿Qué tiene de buena? No me importa cuál sea el mensaje que predica; una iglesia que se parece que el mundo sólo difama a ese mensaje.

Preguntas de discusión

1) Si la iglesia está llamada a reflejar a Dios, ¿Qué debería reflejar la iglesia acerca de Dios? ¿Cuáles son las cosas que una iglesia puede mejorar para tratar de reflejar a Dios de esa manera?

2) Sobre la base de lo que hemos hablado esta mañana, ¿Por qué una iglesia decidiría no usar múlti-sitios o multi-servicio?


1 https://www.youtube.com/watch?v=1IAhDGYlpqY

2 Mat. 18:20

3 113 veces en la versión ESV; ekklesia aparece 114 veces.

4 Un ejemplo diferente a esto aparece en Hechos 19:32 donde ekklesia es usada para describir la asamblea (o multitud) que perseguían a los cristianos.

5 e.g. Rev. 7:9

6 Church Membership, por Jonathan Leeman, pg. 52. (Membresía de la Iglesia)

7 Éxodo 4:22

8 Church Membership, por Jonathan Leeman, pg. 52. (Membresía de la Iglesia)

9 1 Pedro 1:15-16

Por CHBC
Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos

¿Qué es el nuevo pacto?

Lucas Alemán es Director de educación en español y profesor de Antiguo Testamento en The Master’s Seminary

Tiene una licenciatura summa cum laude en idiomas bíblicos (B.A.) por The Master’s University, dos maestrías summa cum laude (M.Div. y Th.M.) y un doctorado (Ph.D.) por The Master’s Seminary. Actualmente sirve no solo como director ejecutivo de la Sociedad Teológica Cristiana sino también como director de los ministerios en español de The Master’s Fellowship. Es anciano en la Iglesia Bíblica Berea en North Hollywood, California, y el editor general y uno de los autores de La hermenéutica de Cristo así como uno de los contribuidores de la serie En ti confiaré y El orgullo. Nacido en Buenos Aires, Argentina, Lucas emigró a los Estados Unidos en el 2008, donde conoció a su esposa Clara de origen brasileño. Juntos tienen tres hijos, Elias Agustín, Enoc Emanuel y Emet Gabriel.

¿Qué es el tribunal de Cristo?

Director de educación en español y profesor de Antiguo Testamento en The Master’s Seminary

Tiene una licenciatura summa cum laude en idiomas bíblicos (B.A.) por The Master’s University, dos maestrías summa cum laude (M.Div. y Th.M.) y un doctorado (Ph.D.) por The Master’s Seminary. Actualmente sirve no solo como director ejecutivo de la Sociedad Teológica Cristiana sino también como director de los ministerios en español de The Master’s Fellowship. Es anciano en la Iglesia Bíblica Berea en North Hollywood, California, y el editor general y uno de los autores de La hermenéutica de Cristo así como uno de los contribuidores de la serie En ti confiaré y El orgullo. Nacido en Buenos Aires, Argentina, Lucas emigró a los Estados Unidos en el 2008, donde conoció a su esposa Clara de origen brasileño. Juntos tienen tres hijos, Elias Agustín, Enoc Emanuel y Emet Gabriel.

¿POR QUIÉN MURIÓ CRISTO?

John Frame

Muchos teólogos han prestado especial atención a esta pregunta: ¿por quién murió Cristo? Hay básicamente dos puntos de vista sobre el tema. Un punto de vista, llamado expiación ilimitada, afirma que Cristo murió por cada ser humano. El otro punto de vista, llamado expiación limitadaexpiación definitiva redención particular, afirma que Cristo murió solo por los elegidos, es decir, solo por aquellos que en el plan de Dios serán finalmente salvos. 

El punto de vista de la expiación ilimitada parece bastante obvio si consideramos varias Escrituras que dicen que Cristo murió por “el mundo” (Jn 1:293:166:512Co 5:191Jn 2:2), “por todos” (1Co 15:222Co 5:151Ti 2:6Heb 2:9) o aun, aparentemente, por las personas que finalmente lo rechazarán, como se encuentra en 2 Pedro 2:1, donde Pedro habla de algunos que están “negando incluso al Señor que los compró, trayendo sobre sí una destrucción repentina”. Esto suena muy parecido a decir que Jesús murió en la cruz para comprar —para redimir— a algunas personas que a pesar de todo se perderán al final. 

En Hebreos 10:29 leemos: “¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?”. De nuevo, suena como si algunas personas fueran hechas santas por la sangre de Cristo y que, sin embargo, despreciaran y profanaran esa sangre, recibiendo así castigo eterno. 

Aunque este punto de vista suena obvio por los versículos que he citado, hay algunos problemas reales con él. Si la expiación es ilimitada, es universal, parecería que trae salvación a todo el mundo; porque la expiación es un sacrificio sustitutivo. La expiación de Jesús quita nuestros pecados, trayéndonos completo perdón. Por lo tanto, si la expiación es universal, garantiza la salvación de todos. Pero sabemos por las Escrituras, de hecho por los mismos textos en 2 Pedro 2:1 y en Hebreos 10:29 que acabo de citar, que no todos en el mundo son salvos. Algunas personas desprecian la sangre de Jesús. La pisotean.Y por eso reciben una destrucción repentina. 

Si crees en una expiación ilimitada, es porque tienes una visión muy débil de lo que es la expiación. Debe ser algo menos que un sacrificio sustitutivo que traiga completo perdón. ¿Cómo se definiría, entonces, la expiación? Algunos teólogos han sugerido que la expiación no salva a nadie, sino que quita la barrera del pecado original, por lo que ahora somos libres de elegir o rechazar a Cristo. Por tanto, en realidad, la expiación no salva, sino que solo hace posible la salvación para aquellos que deciden libremente venir a la fe. 

Al final, es nuestra libre decisión la que nos salva; la expiación solo prepara el camino para que podamos tomar una decisión libre. 

Sin embargo, el problema es que la Escritura nunca insinúa tal significado de la expiación. En las Escrituras, la expiación no solo hace posible la salvación. La expiación realmente salva. No es solo un preludio de nuestra libre decisión, sino que nos trae todos los beneficios del perdón de Dios y de la vida eterna. Aquellos que dicen que la expiación tiene un alcance ilimitado creen que tiene una eficacia limitada, un poder limitado para salvar. Los que creen que la expiación se limita a los elegidos, sin embargo, creen que ella tiene una eficacia ilimitada. Así que todos creen en algún tipo de limitación. O bien la expiación está limitada en su alcance, o bien está limitada en su eficacia. Creo que la Biblia enseña que es limitada en su extensión, pero ilimitada en su eficacia. 

Así que, principalmente porque creo que las Escrituras enseñan la eficacia de la expiación, sostengo la opinión de que la expiación es limitada en su extensión. No salva a todos, pero salva completamente a todos los que salva. El punto fundamental aquí no es el alcance limitado de la expiación, aunque esa es una enseñanza bíblica. El punto fundamental es la eficacia de la expiación. 

Veamos ahora el punto de vista de la redención particular, es decir, el hecho de que Cristo murió solo por los elegidos, por Su pueblo, por aquellos a quienes Dios eligió salvar desde antes de la fundación del mundo. Según esta perspectiva, la expiación no solo hace posible la salvación, sino que realmente salva. Muchos textos bíblicos indican que la expiación se limita al pueblo de Jesús. En Juan 10:1115 Jesús dice que da Su vida por Sus ovejas, pero en el contexto de Juan 10 no toda persona es una oveja de Jesús. 

Además, como hemos visto, muchos textos acerca de la expiación indican que esta salva totalmente. Romanos 8:32-39 dice: 

El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito:  “Por causa Tuya somos puestos a muerte todo el día; Somos considerados como ovejas para el matadero”. 

Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. 

Como ves, Pablo afirma que Dios dio a Su Hijo por “todos nosotros”. La consecuencia es salvación en el sentido más completo, una salvación que nunca se puede perder y que jamás podrá ser quitada. Si Cristo murió por ti, nadie puede acusarte delante de Dios, ni siquiera Satanás. Si Cristo murió por ti, nada puede separarte del amor de Cristo. 

Claro está, existen pasajes que dicen que Cristo murió por “el mundo”. Algunos de estos pasajes enfatizan la dimensión cósmica de la obra de Jesús, como Juan 3:16. En Colosenses 1:20 Pablo dice que Jesús se propuso con Su expiación “por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo”, las que están en la tierra y las que están en los cielos, “habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz”. Otros pasajes usan la palabra “mundo” en un sentido ético, como cuando 1 Juan 2:15 dice: “No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. Eso puede haber estado en la mente de Juan el Bautista cuando dijo en Juan 1:29: “Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. 

Y hay pasajes que dicen que Cristo murió por “todos”. Pero la extensión de la palabra “todo” es notablemente flexible. Marcos 1:5 dice que “toda” Judea y Jerusalén salieron a escuchar a Juan el Bautista. Claramente, no debemos tomar ese “todo” de manera literal. En algunos pasajes que usan la palabra “todos”, está claro que el escritor se refiere a “todos los cristianos” o “todos los elegidos”. 

Nota 1 Corintios 15:22: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. Tomado literalmente, esto significa que todos se salvarán. Pero aquí no quiere decir eso. Más bien, lo que significa es que todos los que mueren, mueren en Adán; y todos los que viven, viven en Cristo. 

Considera 2 Corintios 5:15: “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos”. Aquí Pablo dice que Jesús murió por todos. Pero también dice que “todos” reciben nuevos corazones para que ya no vivan para sí mismos, sino para Cristo. Aun en este pasaje que usa la palabra “todos”, la expiación es eficaz: cuando Cristo muere por alguien, esa persona se salva totalmente. Recibe un nuevo corazón y una nueva vida. Claramente, no todas las personas en el mundo reciben esto; por lo tanto, no todas las personas en el mundo están incluidas bajo el término “todos”. 

En otros textos donde se usa la palabra “todos”, la referencia puede ser a lo que llamamos universalismo étnico, es decir, Jesús murió por personas de todas las naciones, lenguas, razas y tribus. Ese puede ser el significado en 1 Timoteo 2:6, que menciona las naciones en los dos primeros versículos del capítulo. Pero prefiero entender que ese versículo significa que la muerte de Cristo garantiza la oferta gratuita del evangelio a todo el mundo, porque Él es el único Salvador. Ahora bien, con universalismo étnico quiero decir que, cuando en 1 Juan 2:2, por ejemplo, el escritor dice que Jesús “es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero”, está diciendo que Jesús es el único Salvador. No hay otro en todo el mundo. Si alguien, en cualquier lugar —digamos, en Tailandia o Sri Lanka— está buscando propiciación delante de Dios, no la encontrará en otra parte que no sea en la sangre de Jesús. 

¿Cómo explicamos textos como Hebreos 10:29 y 2 Pedro 2:1, los cuales describen a personas que, en cierto sentido, niegan al Señor que las compró? Tomo estos textos como descripciones de los miembros de la iglesia visible que han confesado a Cristo en su bautismo. Estos han afirmado que Jesús murió por ellos. Sobre la base de esa profesión, han entrado en una relación de pacto solemne con Dios y con la iglesia, una relación hecha solemne por la sangre de Cristo. Pero ahora blasfeman la sangre de Cristo. Ellos nunca se unieron a Cristo de manera salvífica. Pero habiendo profesado a Cristo, están sujetos a las maldiciones del pacto porque fueron infractores de ese pacto. 

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Este artículo ¿Por quién murió Cristo? fue adaptado de una porción del libro La salvación es del Señorpublicado por Poiema Publicaciones

Páginas 170 a la 175