¿Qué distingue a la consejería bíblica de otros métodos?

Por David Powlison

¿Cuáles son las diferencias entre la consejería bíblica y varios otros enfoques de la consejería que son populares en la iglesia?

Primero, tomemos la segunda mitad de nuestra pregunta. ¿Qué modelos de consejería son «populares en la iglesia»? De inmediato es obvio que las iglesias abren espacio a un sinfín de enfoques a los problemas en la vida (más enfoques que granos de arena, para volver a apropiarnos de una metáfora bíblica). ¿Cómo resolverás tus problemas y cambiarás lo que está mal? ¿Debes explorar cómo te sientes respecto a la educación de tu familia? ¿Hacer lo que Dios ordena sin importar cómo me siento? ¿Seguir mis sentimientos? ¿Actuar por fe, no por sentimientos? ¿Conectarte con tus emociones? ¿Satisfacer tus necesidades? ¿Debes tomar antidepresivos? ¿Tomarte vacaciones? ¿Tomar el control de tu vida y la responsabilidad de tus decisiones? ¿Debes expulsar el demonio que se insertó en el sistema operativo de tu alma? ¿Introducir afirmaciones positivas en el flujo de la conversación negativa que tienes contigo mismo? ¿Debes reclamar tu nueva identidad en Cristo? ¿Tomar un periodo de oración y ayuno? ¿Adoptar firmemente las promesas? ¿Tener un compañero para rendir cuentas? ¿Tomar un programa de ejercicios o quitar la ingesta de cafeína para que fluyan las endorfinas? ¿Tener vida? ¿Solo enfréntalo y deja de ser tan egocéntrico?

O puedes acércate a la pregunta desde un ángulo diferente. ¿Quién puede ayudarte? ¿Necesitas diez sesiones con el psicoterapeuta? ¿Un retiro con un guía espiritual? ¿Una visita al médico? ¿Un encuentro con un exorcista? ¿Contratar un entrenador personal? ¿Unirte a un grupo de apoyo semanal? ¿Escuchar una predicación sólida y tener mejores tiempos a solas con Dios? ¿Encontrar un par de buenos amigos?

Todo esto es mucho más complicado porque todas estas actividades y personas que se acaban de nombrar aparecen en muchas variaciones, variantes y combinaciones. Y como si todo eso no fuera lo suficientemente complicado, el campo de la consejería es agitado, fluido e inestable. Las novedades, la moda, las facciones van y vienen. Las teorías y las terapias cambian, mutan, combinan, innovan y se reinventan a sí mismas. Siempre hay un próximo best seller y las curas más seguras que superan las limitaciones de todo lo anterior.

Luego tenemos la primera mitad de nuestra pregunta. Después de todo, ¿qué es «la consejería bíblica»? Cuando se ponen la vestimenta de iglesia, la mayoría de las respuestas y de las personas que se acaban de describir afirman estar cerca del negocio de la consejería bíblica o cristiana. Después de todo, ¡nadie que nombre a Cristo jamás afirmaría estar haciendo «consejería no bíblica»!

Por lo tanto, ¡¿cómo respondemos razonablemente a tan inmensa pregunta?! ¿Cómo desarrollamos la verdadera sabiduría que puede ofrecer la consejería bíblica digna de ese nombre?

En lugar de intentar catalogar todos los actores, creo que lo mejor es desarrollar habilidades básicas en discernimiento. Las siguientes cuatro preguntas te capacitan para poner a prueba justa y adecuadamente cualquiera de los múltiples enfoques de consejería. Si sabes cómo captar cualquier modelo con criterio, serás capaz de evaluar las fortalezas y las debilidades de esos enfoques particulares de consejería que se ha vuelto tan populares en los círculos de las iglesias.

En primer lugar, ¿cómo está representado Dios? ¿Es el Dios revelado en la Escritura central en cómo debemos entender y abordar los pecados y sufrimientos de la condición humana? ¿Es central para saber entender el bien, las posibilidades y las bendiciones a las que la consejería quiere apuntar realizar? En particular, ¿qué rol e importancia se le da a Jesucristo? Los modelos de consejería defectuosos nunca entienden bien a Cristo. Estos modelos ignoran completamente, distorsionan violentamente o tergiversan sutilmente a Cristo a quien se supone que debemos representar. Sin embargo, el Buscador de todos los corazones, aquel ante quien cada rodilla debe doblarse, el único Salvador de pecadores y Refugio para quienes sufren insiste en ejercer su derecho. La sabiduría bíblica considera todos los fenómenos humanos con este Dios a la vista.

En segundo lugar, ¿cómo se interpreta la naturaleza humana? ¿Qué visión de la motivación humana define el fundamento «¿por qué haces lo que haces?»? En particular, ¿los seres humanos son entendidos como seres que se relacionan con Dios activa e incesantemente? Ningún modelo de consejería cuyos genes contengan ADN secular tendrá una teoría de motivación correcta. ¿Es claro que cada corazón (en todo momento, en toda circunstancia) o sirve a las mentiras y a la lujuria de la carne o ama al Señor Dios? ¿Es claro cómo cada acción, reacción, pensamiento y emoción revela estos motivos de relación con Dios? Si no entiendes bien el centro, no entenderás bien los objetivos de la consejería; no puedes entender en lo que un ser humano debe convertirse; no puedes definir correctamente el éxito. La consejería defectuosa siempre se equivoca en entender el centro. Teorizan y afirman interpretaciones falsas de lo que nos hace funcionar. Por ejemplo, necesidades insatisfechas, instintos conflictivos, impulsos condicionados, diseño genético, bioquímica, poder de voluntad fallidos, malos hábitos, ignorancia corregible… ninguna de ellas llega a lo que realmente está pasando. La sabiduría bíblica considera todos los fenómenos humanos mientras mantiene en vista, «¿a quién estás amando ahora; en quién estás confiando; a quién estás sirviendo y a quién estás temiendo?».

En tercer lugar, ¿cuál es el peso que se le da a las circunstancias? ¿La etapa en la que vivimos (lo que nos rodea, lo que nos llega, lo que nos influencia) tiene la última palabra determinante y decisiva? ¿O es visto correctamente como un contexto dispuesto por Dios, no una causa? Además, ¿algunas de nuestras circunstancias particulares se destacan para un énfasis particular, como si ofreciera clave explicativa única? ¿Pasada, presente o futura? ¿Experiencia social, cuerpo físico o agente demoníaco? Los modelos de consejería defectuosos nunca llegan a entender bien el mundo en el que vivimos. Gran parte de los enfoques dan un peso determinante a una parte de nuestra situación de la vida completa. Por ejemplo, «tienes un desorden alimenticio porque tus necesidades de amor y autoestima no fueron satisfechas por tus padres» es igual a «eres esclavo a la obsesión con la comida debido a que un demonio de adicción ha ganado fuerza» y eso es lo mismo que «sufres de un desorden alimenticio porque tienes un desorden obsesivo compulsivo en tus genes». Podría ser cierto que tus padres no fueron amorosos contigo; que Satanás sí merodea; y que podrías haber nacido con ciertas tendencias y no otras. Sin embargo, ninguna de estas cosas es determinante. La sabiduría bíblica considera importante cada parte de nuestras circunstancias, pero le adjudica la causa final al corazón.

En cuarto lugar, ¿cómo se conciben las metas y las actividades de la consejería? ¿Es la cura del alma, la restauración de la humanidad pecadora a la imagen de Cristo por la gracia de Cristo? ¿Está consolando al angustiado y molestando al que está cómodo? ¿Es la transformación de nuestros pecados y el consuelo de nuestras penas? ¿La consejería es esencialmente pastoral? Los modelos de consejería defectuosa siempre aconsejan mal. El consejero actúa como un arqueólogo que explora tu pasado y tu interior para comprender; como un mecánico que altera lo que no está funcionando satisfactoriamente en tu cognición y en tu comportamiento; como un entrenador que formula un plan de juego para vivir exitosamente y alentarte; como un amigo que te acepta tal como eres; como un padre que satisface tu necesidad psicológica de amor; como un filósofo que entrega una interpretación creíble de la vida sin ningún Dios; como un doctor que te receta medicina para hacerte sentir mejor; etc. La sabiduría bíblica considera la consejería como un ministerio del poder salvador de la gracia y de la verdad de Jesucristo. Comprensiones, alteraciones, ánimos válidos y otras cosas se levantan dentro de esa relación.

Cuatro preguntas simples para construir discernimiento… ¡Se necesita tanto discernimiento! Sin embargo, creo que a medida que descubres cómo pensar bien dentro de estas verdades encontrarás que pasarán cosas buenas. Serás más sabio como consejero bíblico digno de tal nombre: un pastor sabio de ovejas y curador de almas. Asimismo, verás que serás más perspicaz ante cualquier sabiduría del mundo que clama por tu oído, tu voto, tu lealtad, tu ministerio, tu gente.

David Powlison
David Powlison enseña y aconseja en la Escuela de Consejería Bíblica de la Christian Counseling & Education Foundation y en el Seminario Teológico de Westminster.

Consejería cristiana, algo indispensable

Consejería cristiana, algo indispensable

Un pastor o misionero, si está realizando bien su trabajo, tiene muchas labores importantes que debe desempeñar con dedicación y esmero, una de ellas es la consejería bíblica impartida a un número elevado de los miembros de la congregación que Dios ha puesto bajo su cuidado. La verdad sea dicha que, como ministros e hijos de Dios, los problemas de las personas deben de ser nuestra constante preocupación y carga, y al mismo tiempo debemos buscar mejorar nuestras habilidades como consejeros cristianos.

Sin embargo, la consejería bíblica no debería ser una labor solamente de los pastores, sino de cada cristiano maduro en la fe, ya que siempre habrá necesidades y problemas de todo tipo entre la gente que requerirá los sabios consejos de la Palabra de Dios. La consejería cristiana, realizada correctamente y basada sólo en la Biblia, es algo indispensable para la edificación en la vida de los creyentes en Cristo. A este respecto, tenemos que reconocer algunos puntos en cuanto a este tema de la consejería cristiana:

MIENTRAS HALLA SERES HUMANOS EXISTIRÁN LOS PROBLEMAS GRAVES
Cuando uno, como pastor, está escuchando atentamente los problemas de alguien, aparte de estar orando a Dios internamente para dar un buen consejo bíblico, en ocasiones uno se pregunta: “¿Y cómo le hizo esta persona para enredar tanto su vida?”

El pecado en nuestra vida trae la muerte o separación de Dios (Ro. 6:23), pero también nos acarrea innumerables problemas emocionales, familiares, físicos y aún económicos. Si recordamos la parábola del “Hijo Pródigo” (Lc. 15:11-24), vemos a un joven que por el pecado y la rebeldía de su ser se había metido en tantos problemas: Tenía problemas familiares porque había defraudado a sus padres, había sido muy rebelde y necio, abusó de su confianza, los abandonó; tenía problemas morales porque había estado viviendo perdidamente, consumió sus bienes con prostitutas (15:30); tenía problemas económicos ya que no tenía un solo peso para comer algo digno, anhelaba la comida de los cerdos (15:16-17); seguramente tenía problemas emocionales ya que se sentía rechazado, avergonzado, tenía remordimientos, etc.; y lo más serio es que tenía problemas espirituales fuertes, ya que le había fallado a Dios y ahora estaba hundido por sus propios pecados… tristemente, hoy en día, hay muchas vidas así.

La razón es clara en la Biblia: Todos somos pecadores (Eclesiastés 7:20) y el pecado nos lleva a una vida destruida, así que mientras halla seres humanos sobre esta tierra, existirán problemas graves. Muchos de nosotros así llegamos al Señor Jesucristo con una vida enredada, revuelta y ahora estamos tratando de caminar en los preceptos de Dios, pero por eso necesitamos hermanos mayores en la fe, que nos den buena consejería cristiana que nos ayude a ir saliendo de todos esos problemas en los que nos habíamos metido. Definitivamente, debido a lo grave del problema de pecado en la raza humana, la consejería cristiana se hace indispensable entre el pueblo de Dios.

MIENTRAS HALLA PROBLEMAS GRAVES EXISTIRÁN VIDAS DESTRUÍDAS
El Señor Jesucristo enseñó claramente que él había venido para dar paz a aquellos que se sintieran “trabajados y cargados” (Mateo 11:28); también dijo que él deseaba dar una “vida abundante” (Juan 10:10), una vida con propósito y llena de bendiciones de lo alto. La Biblia menciona tantas veces la palabra “bienaventurados” que es muy obvio que Dios quiere que tengamos vidas felices, dichosas. Pero la realidad en la vida de muchas personas y aún, a veces de algunos creyentes, es otra muy diferente.

Desgraciadamente, un gran número de personas anda en busca de tratamiento psicológico. Tan sólo en nuestro amado México, uno de cada seis habitantes tiene problemas psiquiátricos, uno de cada 25 mexicanos tiene problemas de depresión, hay problemas de ansiedad, de angustias, de fobias, mucha gente esta pasando problemas serios en su vida. Los datos son alarmantes, no sólo en este ámbito, sino también respecto a las adicciones, los problemas familiares, la inmoralidad, la violencia familiar y social, etc.

Las vidas y familias destruidas de tantas personas, hace indispensable la consejería cristiana dentro del pueblo de Dios, para que Dios cumpla su propósito en nosotros de darnos una vida llena de gozo, paz y amor.

MIENTRAS HALLA VIDAS DESTRUÍDAS EXISTIRÁ LA NECESIDAD DE CONSEJERÍA BÍBLICA
En pleno siglo XXI con tanta información y con tantos avances científicos, es incomprensible que el ser humano no sepa resolver sus problemas personales y familiares y siga batallando para vivir en armonía, como dijo Martín Luther King: “Los seres humanos hemos aprendido a volar como las aves, también a nadar como los peces, pero no hemos aprendido a vivir como hermanos”

Allí es exactamente donde entra en acción la consejería cristiana, en realidad es donde entra en acción la Santa Palabra de Dios, dando luz al ser humano para tener una vida verdaderamente feliz. En donde, la sociedad y su sabiduría humana han fracasado rotundamente, es donde los principios bíblicos siempre nos hacen salir victoriosos.

La consejería cristiana es aplicar los principios eternos de las Sagradas Escrituras a los problemas y necesidades específicas de una persona. Es hacer claros los preceptos de la Biblia a la mente de una persona turbada y angustiada por las dificultades que hay en su vida.

La consejería cristiana es algo indispensable por que es una de las maneras en que Dios restaurará esas vidas destruidas, es la forma de confrontar a las personas con los principios eternos de la Palabra de Dios, es poner en evidencia la falsa “sabiduría humana” y exaltar la verdadera sabiduría de Dios. Jay E. Adams en su libro “Capacitados para restaurar” dice que “en pocas palabras la consejería cristiana es la confrontación que brota del sentimiento de cambiar algo que Dios desea cambiar”.

La consejería cristiana es algo sumamente útil porque NO es tratar de cambiar a la gente sólo porque no piensa como nosotros, o porque no es como nosotros, sino que es tomar el manual del Dios Altísimo para la vida y la familia, la Biblia, y mostrarla a la persona que por no seguir las instrucciones eternas tiene su vida, un poco o un mucho, descompuesta. Es tomar la medicina de Dios y aplicarla directamente en la herida grave de una persona mal herida por su pecado. Es tomar la brújula de Dios que llevará a puerto seguro a esa vida que va navegando con dificultad y con peligro de naufragar en el tempestuoso mar.

El mundo está en caos simple y sencillamente por ignorarlos preceptos eternos de Dios, por ignorar sus mandamientos, por violar su Ley, así que debido a la enorme importancia de la Biblia, la consejería cristiana es indispensable dentro del pueblo de Dios.

MIENTRAS HALLA CONSEJERÍA BÍBLICA, EXISTIRÁ LA GUÍA DE DIOS
La consejería, en particular la que emplea y aplica con eficacia la Palabra de Dios, es un deber necesario e indispensable en la vida y compañerismo cristiano. Es también el resultado que se espera de la verdadera madurez espiritual. Cada cristiano verdadero debe entregarse por entero y sin reservas a la meditación de la Palabra de Dios, debe leer la Biblia, memorizarla, escudriñarla y sobretodo vivirla para que llegado el momento pueda dar un consejo sabio que provenga de lo alto.

La carencia de conocimiento bíblico en el pueblo de Dios es lo que está destruyendo los fundamentos y no nos permite tener iglesias fuertes y crecientes, como dijo el profeta Oseas: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento…” (4:6). Necesitamos, urgentemente, que un porcentaje más grande del pueblo de Dios se alimente de la Biblia, madure y pueda ayudar a otros con consejería cristiana, y de esta manera Dios este guiando a sus hijos.

A esta gran necesidad hace referencia John F. MacArthur en su libro “Una nueva mirada a la consejería bíblica” cuando dice: “En años recientes ha habido un fuerte e influyente movimiento dentro de las iglesias intentando reemplazar la consejería bíblica con “sicología cristiana”: técnicas y sabiduría extraídas de las terapias seculares y que, sobretodo, realizan profesionales a sueldo. Esto ha menguado la confianza de la iglesia en las Escrituras, la oración, la comunión y la predicación como medios mediante los cuales el espíritu de Dios obra en la transformación de vidas… que la Iglesia vuelva a las Escrituras como fuente suficiente de ayuda para los problemas espirituales de la gente ” (página 18)

Definitivamente, debemos volver a tomar la guía de Dios en cada aspecto de nuestra vida para poder ser la clase de cristianos que él quiere que seamos. Aunque también es prudente decir, que necesitamos ser buenos oidores de los consejos de Dios, Jesucristo dijo “cualquiera que me oye estas palabras y las hace le compararé a un hombre prudente” (Mateo 7:24), pero notemos que todo empieza con oír los consejos de la Biblia. En ocasiones no tenemos la guía de Dios no por falta de buenos consejeros cristianos, sino por falta de “buenos oídos cristianos”. En ocasiones los pastores o misioneros que aconsejamos llegamos a pensar que las personas piden consejo para hacer exactamente lo contrario o para terminar haciendo su voluntad. Esto es algo irónico porque se invierten horas en aconsejar para finalmente no seguir el consejo de la Biblia, para que cada quien haga, como en el tiempo de los jueces, lo que bien le parezca (Jueces 17:6). Tal vez es lo que mencionó, en una ocasión, el General Norman Schwarzkopf: “Uno sabe siempre lo que debe hacer; lo difícil es hacerlo”. Sin embargo, cuando un consejo cristiano y bíblico es desechado, estamos desechando la guía del mismo Creador del universo. En estos tiempos de tantas mentiras disfrazadas de verdad, de tantas herejías, de tantas doctrinas innovadoras, no podemos darnos el lujo de menospreciar los preceptos de Dios porque eso nos puede traer muchos problemas, recordemos que “vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo” (Proverbios 13:18).

La consejería cristiana es indispensable porque es una de las maneras en que Dios guía a sus hijos, les imparte su Palabra y les provee de herramientas para vivir vidas victoriosas. En nuestras iglesias, démosle el valor debido a la buena y bíblica consejería cristiana.

Tribuna Bautista Bíblica

Autor: Eric Robles Díaz

Cómo aconsejar a las parejas a través del pecado sexual pasado

9Marcas

Consejería

Por Scott Croft 

¿Recuerdas cuando la consejería prematrimonial a las parejas jóvenes en materia de sexo consistía en una breve advertencia sobre la tentación y en complementar su educación sobre los pájaros y las abejas que sus padres, aburridos o avergonzados, habían olvidado mencionar? Sí, yo tampoco.

Si estás leyendo este artículo, es probable que estés tratando con parejas en las que al menos una persona ha cometido un pecado sexual repetido y tal vez grave. Ahora, están tratando de navegar a través de esta realidad hacia un matrimonio piadoso y saludable en el que el «banco de confianza» se ha agotado desesperadamente y necesita ser restaurado.

En la práctica, hablemos de cuándo y cómo los pastores pueden guiar a las parejas de novios o parejas comprometidas a través de estas conversaciones difíciles.

¿CUÁNDO?

No hay una respuesta rigurosa, pero mi mejor recomendación es que el pecado sexual pasado se discuta en esa etapa incómoda en la que la relación va bien y probablemente se dirija hacia el matrimonio, pero antes de que la pareja se comprometa formalmente. En nuestra cultura, el compromiso se considera un acuerdo serio que requiere un poco de llanto y crujir de dientes para romperse, aunque ocurre con más frecuencia de lo que se cree. Teniendo en cuenta este hecho, las personas deberían tener la oportunidad de saber, antes de comprometerse para casarse con alguien, que su posible cónyuge ha tenido relaciones sexuales con numerosas personas o hasta la semana pasada estaba en medio de una adicción activa a la pornografía.

Hablaré de las respuestas bíblicas a dicha información a continuación, pero parece prudente que el «autor» del pecado sexual debe confesar antes de que el posible cónyuge haya alcanzado el punto teórico y cultural sin retorno.

Habiendo dicho esto, no deberíamos animar a las parejas a hablar del pecado sexual pasado demasiado pronto. Revelar detalles íntimos de nuestro pecado pasado al principio de una relación generalmente no es una buena idea porque (1) tiende a crear un nivel inapropiado de intimidad en las primeras etapas de una relación, y (2) tiende a imponer una carga injusta sobre una nueva relación pidiéndoles a las personas que lidien con cosas realmente difíciles del pasado de su pareja antes de que realmente conozcan el carácter actual del otro y su caminar con Cristo.

¿CÓMO?

Primero, se debe hablar de los pecados sexuales pasados ​​en términos generales. Confesar el solo hecho del pecado sexual con otras parejas o una lucha pasada con la pornografía puede ser suficiente. Las preguntas de seguimiento razonables podrían discutir la cantidad de parejas sexuales, si han experimentado atracción por personas del mismo sexo o el momento y el nivel de victoria sobre la pornografía. Más allá de eso, los detalles generalmente no suelen ser buenos para el alma de nadie y, por lo general, son inútiles a menos que sean genuinamente relevantes para la sabiduría de una decisión matrimonial. Tampoco es un tema en el que se deba insistir repetidamente si se puede evitar.

Así que este es mi consejo básico: el pecado sexual pasado o presente debe discutirse en una sola conversación en la que ambas personas confiesen lo que necesitan. Quizás a esto le sigan conversaciones adicionales, ya que las personas necesitan procesar lo que han conocido.

Los pecados sexuales pasados ​​deben confesarse con humildad, empatía y probablemente alguna medida de tristeza o arrepentimiento, pero no con culpa o vergüenza, porque el Señor Jesucristo ha dado cuenta de tales pecados en la cruz. No obstante, los hermanos y hermanas que enfrentan el pecado sexual y se lo revelan a alguien que esperan que los ame, pueden sentirse atormentados por la culpa y la vergüenza que no tienen que ser parte de la vida abundante en Cristo.

En el otro lado de la ecuación, un posible cónyuge debería escuchar la confesión de un pecado sexual pasado con tristeza, arrepentimiento e incluso frustración si es ahí donde está el corazón, pero en última instancia con una actitud de gracia.

Para ser claros, la respuesta sabia y piadosa no siempre será seguir adelante con la relación. Ser informado de la adicción previa de un posible cónyuge a la pornografía infantil, por ejemplo, viene a la mente como un tema que puede afectar genuinamente la sabiduría de una decisión matrimonial. Aun así, al lidiar con el pecado pasado, la respuesta piadosa debería ser la voluntad de continuar con la relación si, en conjunto, otros factores ya apuntan en esa dirección [1].

Al mismo tiempo, alguien que escucha tal confesión de un posible cónyuge, especialmente si su propio pecado sexual ha sido comparativamente menos profundo, puede luchar contra la tristeza, la ira, la amargura, el miedo y la justicia propia.

Entonces, ¿cómo aconsejamos a hombres y mujeres en uno o ambos de estos supuestos?

Como sugerí anteriormente, fundamentalmente se trata de mostrar gracia a un hermano pecador perdonado en Cristo. De hecho, la mayoría de los mismos principios bíblicos básicos se refieren tanto al ofensor como al ofendido. Aunque el pecado sexual (como todo pecado) se comete principalmente contra Dios, también es un pecado contra cualquier otra persona involucrada y el futuro cónyuge del pecador, por lo que es perfectamente comprensible que un posible cónyuge responda con sentimientos de dolor y tristeza.

Pero si el pecador está ahora en Cristo, entonces él o ella «nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2Co. 5:17). Si un creyente pecador ha confesado sus pecados pasados ​​a Dios como su hijo, entonces Dios no solo los ha perdonado, sino que lo ha «limpiado de toda maldad» (1 Jn. 1:9); ha arrojado esos pecados al mar para no recordarlos más. Dios no solo perdona; él olvida. Cuando mira a sus hijos, se deleita en nosotros porque ve a su Hijo perfecto. Y por eso nos llama a ver a nuestros hermanos y hermanas en Cristo de la misma manera. Precisamente por eso, Jesús mismo tiene palabras duras y una advertencia severa para aquellos que son perdonados pero no pueden perdonar (Mt. 18:21-35).

Como pastores, debemos recordar a las parejas jóvenes no solo que todos somos pecadores (Ro. 3:23), sino también que todos somos pecadores sexuales. Incluso si un hombre o una mujer no ha pecado sexualmente con otra persona, el uso de la pornografía, la masturbación y los pensamientos lujuriosos cuentan en su contra, arruinando cualquier perfección percibida. Todos hemos caído sexualmente.

Pero hay gracia y sanidad en el evangelio. Anima a los hermanos y hermanas jóvenes a descansar en la gracia que Dios les ha mostrado en Cristo y a mostrar esa misma gracia a sus posibles cónyuges [2].

CONCLUSIÓN

Finalmente, un poco de estímulo práctico: la intimidad emocional, espiritual y sexual que florece en un matrimonio amoroso y piadoso a menudo contribuye en gran medida a sanar las heridas del pasado. Tiene la forma para desplazar los sentimientos relacionados con el pecado pasado.

Recuérdales, pues, a tus ovejas que Dios ordenó el matrimonio; que está a favor de los matrimonios sexualmente saludables; y que todo matrimonio piadoso, amoroso y lleno de gracia, que involucra a dos pecadores sexuales, refleja el evangelio y glorifica a Dios.

Traducido por Samuel Ortiz

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[1]. Cómo lidiar con una adicción actual a la pornografía o el pecado sexual en curso es un tema para otro día.

[2]. Esto puede ser evidente, pero cuando tengas estas conversaciones, mantente atento a aquellas de tus ovejas con problemas relacionados con la sexualidad o problemas más profundos de salud emocional y mental en general. Especialmente en lo que respecta a los problemas de abuso o trauma sexual en el pasado, es probable que se requiera atención amorosa y asesoramiento a más largo plazo.

Mark Deve