¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?

Autor: Norman Geisler

¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?

a1La Biblia no solo dice que se trata de palabras inspiradas por Dios, sino que fue producida por escritores movidos, por el Espíritu. Pedro dice que los profetas del Antiguo Testamento fueron hombres «impulsados» por el Espmtu Santo. «Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de DIOS, impulsados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:21). David, agregó: «El Espíritu del Señor habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua» (2 Samuel23:2). La Biblia, por lo tanto, dice que vino de Dios a través de hombres de Dios.

La Biblia fue escrita por profetas de Dios. Él es la fuente originaria de la Biblia, pero sus hombres, llamados profetas, fueron sus instrumentos para registrar sus palabras. El papel de los profetas bíblicos fue exclusivo. Eran sus voceros, encomendados para pronunciar sus palabras, ni más ni menos (cf. Proverbios 30:6; Apocalipsis 22: 18, 19). Dios le dijo a Balaam: «Limítate a decir sólo lo que yo te mande» (Números 22:35), y él respondió: «Solo que no podré decir nada que Dios no ponga en mi boca» (v. 38). O, como lo expresa Amós: «Habla el Señor omnipotente; ¿quién no profetizará?» (Amós 3:8).

Todo el Antiguo Testamento fue escrito por profetas; algunos fueron profetas de oficio. Moisés fue un profeta (cf. Deuteronomio 18:15). Escribió los primeros cinco libros de la Biblia conocidos como «el libro de Moisés» (Marcos 12:26) o «Moisés» (Lucas 24:27). Todos los libros posteriores a estos al principio se llamaron «los profetas» (Mateo 5.17; Lucas 24:27). El Nuevo Testamento se refiere al conjunto de los libros del Antiguo Testamento como «las profecías» (2 Pedro 1:20,21; cf. Hebreos 1:1). Desde Samuel (cf. 1 Samuel 10:10,12) ha habido un grupo de profetas (cf. 1 Samuel 19:20). Algunos hombres, como Elías (cf. 1 Reyes 18:36; Malaquías 4:5) o Eliseo (cf. 2 Reyes 9:1), fueron reconocidos de esa forma.

Otros escritores del Antiguo Testamento fueron profetas porque tenían ese don. Es decir, no pertenecieron a ningún grupo o conjunto de profetas, pero Dios habló por medio de ellos y les dio un mensaje para transmitir al pueblo (cf. Amós 7:14,15). Daniel era un príncipe por profesión (cf. Daniel 1:3,6), pero se convirtió en profeta porque recibió el llamado y el don. Jesús lo llamó «el profeta Daniel» (Mateo 24:15). David era un pastor, pero Dios le habló. David escribió: «El Espíritu del Señor habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua» (2 Samuel 23:2). Incluso Salomón, que escribió Proverbios, Eclesiastés, y el Cantar de los Cantares, recibió las revelaciones de Dios como un profeta (cf. 1 Reyes 3:5). El resto de los autores del Antiguo Testamento están dentro de esta categoría, porque sus escritos estaban en la sección conocida como «los profetas» (Mateo 5:17; Lucas 24:27) y porque el Antiguo Testamento se conoce como Escrituras Proféticas (cf. Hebreos 1:1; 2 Pedro 1:20-21).

De igual manera, todos los escritores del Nuevo Testamento fueron «apóstoles y profetas», porque la iglesia se construyó sobre este fundamento (Efesios 2:20). Ellos también dijeron que recibieron su mensaje de Dios. Se considera que Pablo, que escribió casi la mitad de los libros del Nuevo Testamento, lo hizo tan inspiradamente como los escritores del Antiguo (cf. 2 Pedro 3:15-16); Mateo y Juan estaban entre aquellos a quienes Jesús prometió guiar «a toda verdad» (Juan 16:13; 14:26). Pedro, uno de los principales apóstoles, escribió dos libros basados en sus credenciales como apóstol y testigo ocular de Jesús (cf. 1 Pedro 1:1; 2 Pedro 1:1~16). Los otros escritores del Nuevo Testamento eran asociados de los apóstoles y tenían el don de la profecía, porque Dios habló también por medio de ellos (cf. Santiago 1:1; Judas 1-3).

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Preguntas difíciles acerca de la Biblia

Autor: Norman Geisler

Preguntas difíciles acerca de la Biblia

a1La mayoría de los miembros de la iglesia (incluso muchos pastores) no están formalmente entrenados para defender la fe (apologética) y, por lo tanto, no siempre pueden responder a las preguntas difíciles que se les hace. No obstante, la Biblia nos manda: «Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno» (Colosenses 4:6). Pedro exhorta: «Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes» (1 Pedro 3:15). Son mandamientos para todos los creyentes, no se limitan a los líderes cristianos. El apóstol Pablo insistió en que todo líder de iglesia debía «apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan» (Tito 1:9).

En tiempos de creciente escepticismo, agnosticismo y cultismo, se nos convoca con más ahínco a conocer las respuestas de las preguntas que nos formulen. Esto no es solo cierto para poder responder a quienes damos testimonio, sino aun más para los miembros de la familia de Dios que también tienen preguntas sin respuestas con respecto a la fe. Una de las cuestiones más atacadas es la creencia de que la Biblia es la Palabra de Dios. A continuación presento algunas respuestas breves a algunas de las preguntas difíciles que se nos hacen.

Los evangélicos creen que las Escrituras provineron de Dios por medio de hombres piadosos que ,transcribieron las palabras mismas de Dios. Es decir, la Biblia tiene un origen divino, aunque se produjo mediante instrumentos humanos. Sin embargo, esta creencia despierta muchas preguntas de parte de nuestra cultura. Las siguientes dudas son solo algunas de las más comunes.

¿DE DÓNDE PROVIENE LA BIBLIA?

La Escrituras dicen que vino de Dios. Al referirse a todo el Antiguo Testamento, Pablo escribió: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia)) (2 Timoteo 3:16). Al Nuevo Testamento también se lo llama las Escrituras. Cuando Pablo cita al evangelio en 1 Timoteo 5:18, lo llama «las Escrituras». Y Pedro, en 2 Pedro 3:15,16, también se refiere a las epístolas de Pablo como Escrituras. Por lo tanto, tanto todo el Antiguo como el Nuevo Testamento, los Evangelios y las epístolas, se consideran escritos «inspirados por Dios». Jesús usó una expresión similar cuando se refirio a la Palabra de Dios como proveniente «de la boca de DIOS», diciéndole al tentador: «No sólo de pan vive el hombre, smo de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4).

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Surgimiento de la iglesia: llenando un vacío en la historia

Autor: LEE STROBEL

Surgimiento de la iglesia: llenando un vacío en la historia

a1J.P. Moreland ha observado que se hubiera requerido algo tan dramático como la resurrección de Jesús para que los judíos del primer siglo cambiaran el día de adoración del sábado al domingo, que abandonaran el sistema de sacrificio de animales para el perdón de pecados y la adhesión a la ley de Moisés para estar bien con Dios, y aceptaran el concepto de la Trinidad. Al hacerlo, quienes dieron origen a la iglesia corrian el riesgo de convertirse en marginados sociales y, segun la teología hebrea, condenar sus almas a la perdición.

«¿Cómo pudo tener lugar dicho cambio? -se pregunta Moreland-. La resurrección es la única explicación racional».

A raíz de esto, cita de C.F.D. Moule, el experto en Nuevo Testamento de la Universidad de Cambridge: «Si el surgimiento de la (iglesia), un fenómeno innegable atestiguado por el Nuevo Testamento, abre una brecha en la historia, una brecha tan grande y con la forma de la resurrección, ¿qué propone el historiador secular para zanjarla?».

Consideremos los ejemplos más extremos de cambios de vida después de la resurrección: Jacobo era un escéptico mientras Jesús vivió; Saulo de Tarso perseguía a los cristianos. ¿Qué otra cosa excepto su encuentro con el Cristo resucitado podría haberlos transformados en líderes de la Iglesia Primitiva, dispuestos a morir por su convicción de que Jesús era el Hijo de Dios? Con respecto a los discípulos de Jesús, de ser un puñado de cobardes, después de su muerte, comenzaron de pronto a predicar con valor y poder proclamando que Jesús había mostrado ser Dios con su victoria sobre la muerte.

«El cambio de conducta radical que experimentaron los discípulos, después de la resurrección, es la mejor evidencia de la resurrección», declara Thomas C. Oden, de la Universidad de Drew. «Es necesario tener una hipótesis que dé cuenta de la transformación de los discípulos, de seguidores acongojados por un Mesías crucificado a personas que, con la predicación de la resurrección, transformaron el mundo. Ese cambio no podría haber sucedido, según el testimonio de la iglesia, sin un Señor resucitado».

Cuando reflexiono sobre la pregunta de Jesús: «y ustedes, ¿quiénes dicen que»soy?» (Mateo 16:15), estas cinco grandes categorías de evidencia, (la confiabilidad del Nuevo Testamento, la percepción suprema que Jesús tenía de sí, sus milagros, el cumplimiento de la profecía y su resurrección) me vienen inmediatamente a la mente. A mi entender, los datos son claros. Jesús es una verdadera figura histórica cuyas palabras convincentes y consoladoras, y cuyas obras extraordinarias y compasivas han sido fielmente preservadas para nosotros en los Evangelios. Él es alguien que no solo se vio a sí en términos trascendentales, divinos y mesiánicos, sino que también tenía todos los atributos que hacen que Dios sea Dios.

Jesús fue un hacedor de milagros, un sanador que amaba a los ciegos y a los cojos, cuyos prodigios sobrenaturales anunciaron el inicio del reino de Dios. Es el Mesías largamente esperado a través de quien Dios trajo la redención y la esperanza a Israel y al mundo. Y es el Señor resucitado, cuyo sepulcro vacío inspira confianza inquebrantable a sus seguidores de que ha vencido la muerte y, por lo tanto, ellos también tendrán la victoria.

Si tiene inquietudes espirituales, mi esperanza es que considere sinceramente la evidencia y que luego tenga el coraje de responderla ceptando a Jesús como su perdonador y líder.

Sl ya es cnstlano, tiene una tarea por delante: articular la verdad acerca de Cristo, defenderla, predicarla, preservarla y transmitilrla a las siguientes generaciones. Como lo expresa poderosamente la paráfrasis de J B Philll’ps de 2 Corintios 4:6 «Dlos, que primero mandó que la luz resplandeciera en la oscuridad, ha inundado nuestros corazones con su luz, para que nosotros podamos iluminar a los hombres con el conocimiento de la gloria de Dios, que resplandece en el rostro de Cristo».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

El testimonio ocular: si no lo veo, no lo creo

Autor: LEE STROBEL

El testimonio ocular: si no lo veo, no lo creo

a1Además del sepulcro vacío de Jesús, el Nuevo Testamento relata que, durante un período de cuarenta días, Jesús se apareció vivo una docena de veces distintas a quinientos quince individuos, a hombres y mujeres; a quienes creían y dudaban; tanto a personas duras como a almas caritativas; a grupos y a individuos; entre cuatro paredes y al aire libre, a plena luz del día.

Los Evangelios nos dicen que Jesús habló con la gente, comió con ellos y que incluso invitó a un escéptico a tocar con sus dedos las cicatrices de los clavos en sus manos y a poner su mano en la herida de la lanza en su costado para confirmar que se trataba realmente de él. Esta experiencia fue tan conmovedora que, según la historia de la iglesia, Tomás acabó en el sur de la India hasta su muerte violenta, predicando que Jesús efectivamente había resucitado.

CH. Dodd, de la Universidad de Cambridge, analizó cuidadosamente los antecedentes históricos y concluyó que varias de esas apariciones se basan en material especialmente primitivo, incluyendo el encuentro de Jesús con las mujeres, en Mateo 28:8~10; su reencuentro con los once apóstoles, en Mateo 28:16~20; y su reunión con los discípulos, en Juan 20:19~23.

Los críticos aducen que estas apariciones fueron resultado de alucinaciones o«pensamiento colectivo» en que la gente de tanto hablar se convence de que está viendo algo que en realidad no está allí. Sin embargo, los psicólogos han descartado convincentemente estas posibilidades al demostrar que las alucinaciones son fenómenos individuales que no pueden ser experimentadas por un grupo de personas y que las condidones no propiciaban un «pensamiento colectivo». Además, si los discípulos solo se imaginaron que Jesús se les apareció vivo, ¿qué pasó con el cuerpo?

Sugerir que la idea de un Jesús resucitado se originó en mitos antiguos que involucraban la muerte y resurrección de dioses tampoco se sostiene cuando estas leyendas se consideran en el debido contexto como expresiones del ciclo de la naturaleza en que los cultivos mueren y se cosechan en el otoño y renacen a la vida con la primavera. Gregory Boyd, autor de Cynic Sage or Son ofGod? [Cínico sabio o Hijo de Dios], plantea contrastar esto con la descripción de Jesucristo en los Evangelios: «Esos son elementos históricos concretos.

No tienen nada en común con historias que supuestamente ocurrieron «una vez, hace mucho tiempo atrás».

El teólogo e historiador, Carl Braaten, hace esta observación: «Hasta los historiadores más escépticos concuerdan que para el cristianismo primitivo … la resurrección de Jesús fue un acontecimiento histórico real, el fundamento mismo de la fe, y no fue para nada una idea mitológica surgida de la imaginación creativa de los creyentes».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Sepulcro vacío: Es unánimo, el cuerpo ha desaparedo.

Autor: LEE STROBEL

Sepulcro vacío: Es unánimo, el cuerpo ha desaparedo.

a1El sepulcro vacío, registrado o implícito en las fuentes originales del Evangelio de Marcos y del credo de 1 Corintios 15, fue aceptado por todos. Ni siquiera las autoridades romanas ni los dirigentes judíos alegaron que el cuerpo de Jesús todavía estaba dentro del sepulcro. En cambio, se vieron obligados a inventar la historia absurda de que los discípulos, aunque sin motivo ni oportunidad, habían robado el cuerpo, una teoría que ni siquiera el más escéptico de los críticos cree hoy en día.

La autenticidad del sepulcro vacío está reforzada por el hecho de que fue un descubrimiento realizado por mujeres, cuyo testimonio era tan desestimado en la cultura judía del primer siglo, que ni siquiera se aceptaba en un proceso legal. «Que la tumba vacía fue descubierta por las mujeres argumenta a favor de la autenticidad de la historia porque hubiera sido embarazoso para los discípulos tener que admitirlo y de seguro se habría encubierto si hubiera sido una leyenda», observa William Lane Craig. Además, cita otro factor convincente: «La ubicación de la tumba de Jesús era conocida tanto por los cristianos como por los judíos. Por lo tanto, si no hubiera estado vacía, habría sido imposible que un movimiento fundado en la creencia de la resurrección pudiera haber surgido en la misma ciudad donde este hombre había sido ejecutado y sepultado públicamente».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Primeros relatos: el testimonio fidedigno de la historia

Autor: LEE STROBEL

Primeros relatos: el testimonio fidedigno de la historia

a1Los documentos más tempranos de la resurrección de Jesús se remontan al acontecimiento mismo y no pueden desestimarse como falseados por el desarrollo legendano. En 1 Corintios 15:3-8, Pablo registra un credo de importancia crucial que recitaban los primeros cristianos. Confirma:

«Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacabo, más tarde a todos los apóstoles, y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí»

Los estudiosos de un amplio espectro teológico han fechado este credo a dos u ocho años después de la resurrección de Jesús, cuando Pablo lo recibió, en Damasco o en Jerusalén. Gary Habermas, experto en temas relacionados con la resurrección, ha dicho: «Estaría de acuerdo con los estudiosos que creen que Pablo recibió este material tres años después de su conversión, cuando realizó un viaje a Jerusalén y … que lo recibió directamente de los testigos oculares, Pedro y Jacobo»

Una serie de episodios en Hechos 1-5,10,13, también incluyen algunos credos que son los primeros documentos de la muerte y resurrección de Jesús. «La evidencia más temprana que tenemos acerca de la resurrección, casi seguro, se remonta al tiempo inmediatamente posterior al momento en que se dice que ocurrió la resurrección -señala el erudito John Drane-. Esta es la evidencia que aparece en los primeros sermones de losHechos de los Apóstoles … no puede haber lugar a dudas de que en los primeros capítulos de Hechos, su autor preservó material de fuentes muy tempranas».

Además, hay evidencia de que Marcos obtuvo la narración de la Pasión de una fuente más antigua, escrita antes del año 37 d.C., apenas cuatro años después de la resurrección de Jesús. Estos documentos de la primera línea de la historia, junto con la credibilidad de los relatos que figuran en los otros Evangelios, derriban la idea de que la resurrección de Jesús fue resultado de leyendas posteriores, de interpolaciones realizadas décadas después de la vida de Jesús.

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

Autor: LEE STROBEL

¿RESUCITÓ JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS?

a1Cuando se les pide a los cristianos que presenten evidencia de que sus creencias están basadas en la verdad y no en leyendas o ilusiones, invariablemente mencionan la resurección de Jesús. Las razones, según J.L. Packer, profesor emérito de Regent College, son numerosas y de importancia crítica:

«La resurrección, eso dicen, es la demostración de la deidad de Jesús, dio validez a sus enseñanzas, culminó su obra de expiación por el pecado, confirmó su dominio cósmico presente y su próxima reaparición como Juez, nos asegura que su perdón, presencia y poder personal en la vida de las personas de hoy es un hecho, y garantiza a todos los creyentes su propia repersonificación por la resurrección en el mundo venidero».

Cuando se depende tanto de la realidad de la resurrección de Jesús es alentador saber que este hecho sobrenatural está extensamente documentado en los registros históricos. Incluso, el poco convencido, Sir Lionel Luckhoo, identificado en el Libro Guinness de los Récords Mundiales como el abogado mas exitoso del mundo, se vio obligado a concluir después de un anális exhaustivo de la evidencia: «Digo inequívocamente que la evidencia a favor de la resurrección de Jesucristo es tan abrumadora que obliga a aceptar los hechos por las pruebas aportadas y no deja absolutamente lugar a duda».

La evidencia comienza con la muerte de Jesús por medio de una flagelación y crucifixión brutales. Los hechos demuestran la falsedad de las teorías según las cuales simplemente se desmayó sobre la cruz, para luego recuperar la conciencia con el aire fresco del sepulcro. «El peso de la evidencia historica y médica indica fielmente que Jesús estaba muerto antes de que se le infligiera la herida en el costado derecho», según un artículo en la prestigiosa revista de medicina Journal of the American Medical Association. «Por consiguiente, las interpretaciones basadas en la premisa de que Jesús no murió en la cruz parecerían estar en contraposición con la evidencia médica moderna».

Y a pesar de la sugerencia de John Dominic Crossan, en el documental de Jennings, (cf. pág 124) de que el cuerpo de Jesús posiblemente quedó sobre la cruz como «carroña para los cuervos y perros vagabundos», el erudito liberal fallecido, John A.T. Robinson, de la Universidad de Cambridge, afirmó que la sepultura de Jesús «es uno de los hechos más antiguos y mejor testimoniados que tenemos acerca de Jesús».

El caso afirmativo de su resurrección ha sido descrito, de manera extensa, en numerosos libros y revistas académicas. Los siguientes cuatro puntos, sin embargo, nos dan una idea de por qué, como dijo William Lane Craig, con un giro retórico característico: «el tipo de escepticismo expresado por los integrantes del Seminario de Jesús … no solo no es capaz de representar el consenso de la academia sino que está bastante injustificado».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

Jesús cumplió las profecías por casualidad.

Autor: LEE STROBEL

Jesús cumplió las profecías por casualidad.

a1Las probabilidades de que Jesús cumpliera las profecías por casualidad serían increíblemente ínfimas. En realidad, el profesor Peter Stoner, que fue presidente de la División de Ciencias de Westmont College, a mediados de los cincuenta, trabajó con seiscientos estudiantes para determinar cuál sería la mejor estimación de probabilidades matemáticas de que solo ocho profecías del Nuevo Testamento se cumplieran en una sola persona hasta la fecha. Tomándolas en conjunto, Stoner luego calculó que la probabilidad era una en cien millones de 3 billones. El equivalente de esto sería la cantidad de cuadrados de tres centímetros de lado que se necesitaría para cubrir toda la superficie seca del planeta. La gente puede discrepar con las estimaciones a las que llegaron estos estudiantes con los cálculos de Stoner. Al fin de cuentas, es difícil cuantificar las profecías, y los criterios de evaluación pueden variar. Stoner retó a los escépticos a producir sus propias estimaciones y hacer ellos los cálculos. Pero cuando examiné las profecías, tuve que concordar con la conclusión suya: la probabilidad de que alguien cumpliera por mera coincidencia estas antiguas predicciones era absolutamente mínima. «Solamente las probabilidades indican que sería imposible que alguien cumpliera las profecías del Antiguo Testamento. Sin embargo, Jesús y solo él en toda la historia, logró hacerlo», dice Louis Lapides, que se crió en un hogar conservador
judío pero que luego se convirtió en cristiano y más adelante en pastor, después de estudiar las profecías.

Jesús cumplió de manera intencionada las profecías.

Aunque Jesús podría haber maniobrado su vida para cumplir ciertas profecías, muchas de éstas hubieran estado completamente fuera de su control, como su lugar de nacimiento, sus antepasados, el haber sido traicionado por treinta piezas de plata, la manera en que lo mataron, el que no le hubiesen quebrado las piernas en la cruz o que los soldados apostaran para quedarse con sus prendas.

Los escritores de los Evangelios inventaron los detalles.

Algunos críticos sostienen que los Evangelios, simplemente, cambiaron los detalles de su vida para hacer que Jesús cumpliera con las profecías. Louis Lapides ofrece esta defensa: «Cuando los Evangelios comenzaron a circular, había gente que había vivido en el tiempo en que sucedieron estas cosas. Alguien le hubiera dicho a Mateo: «Oye, no sucedió así. Estamos tratando de comunicar una vida de rectitud y verdad, por lo tanto no la manches con una mentira». Y agregó que, por otro lado:’¿por qué razón Mateo inventaría profecías cumplidas y luego permitiría que lo mataran por seguir a alguien que bien sabía que no era el Mesías? Péro todavía más, aunque el Talmud judío hace referencia a Jesús en términos derogatorios, nunca alega que el cumplimiento de las profecías fuera falso.

Los Evangelios malinterpretaron las profecías.

Según Mateo, los padres de Jesús lo llevaron a Egipto y luego regresaron a Nazaret, después de la muerte de Herodes; «De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo»» (Mateo 2:15). Los críticos, sin embargo, señalan que esta referencia del Antiguo Testamento se refería a los hijos de Israel que habían salido de Egipto con el éxodo. Para ellos es un ejemplo de cómo se interpretan fuera de contexto las profecías, para alegar falsamente que Jesús cumplió lo que los profetas dijeron.

«Es cierto que el Nuevo Testamento aplicó ciertos pasajes del Antiguo Testamento a Jesús que no profetizaban directamente de él -explica Norman Geisler-. Muchos eruditos ven estas referencias cumplidas en Cristo según la «tipología» … En otras palabras, alguna verdad en el pasaje se puede aplicar a Cristo en forma apropiada, a pesar de que no se profetizó específicamente de él. Otros eruditos dicen que hay un cierto significado genérico en ciertos pasajes del Antiguo Testamento que se ajustan a Israel y Cristo, a los cuales se les llama «hijos» de Dios. A esto, a veces, se le llama «punto de vista de referencia doble» de la profecía».

Muchos psíquicos han adivinado el futuro.

Un estudio cuidadoso del historial de los psíquicos, desde Nostradamus a Jeane Dixon, muestra que, a diferencia de las profecías bíblicas, sus predicciones son extremadamente vagas, en ocasiones contradictorias, y muy a menudo resultan falsas. Dixon es recordada por haber predicho la elección de John Kennedy en 1960, pero la gente se olvida que luego predijo ¡que ganaría Richard Nixon! Un análisis de las profecías de veinticinco psíquicos demostró que en el noventa y dos por ciento de los casos estaban totalmente equivocadas, a diferencia de las profecías bíblicas que invariablemente se cumplían.

El cumplimiento milagroso de Jesús de las profecías de la antigüedad es todavía uno de los argumentos más sólidos para confirmar su identidad. Quienes escudriñan cuidadosamente estos antecedentes, encontrarán que no es fácil descartar estas predicciones. Uno de mis ejemplos favoritos lo suministra el Dr. Peter Greenspan, un obstetra y ginecólogo judío que también es profesor en una facultad de medicina, que dice que cuantos más libros leía escritos por críticos que intentaban atacar las profecías, más reconocía las fallas de sus argumentaciones. Irónicamente, concluyó Greenspan, «Creo que llegué a tener fe en Y’shua (Jesús) al leer lo que sus detractores escribieron».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¿CUMPLIÓ JESÚS LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS?

Autor: LEE STROBEL

¿CUMPLIÓ JESÚS LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS?

a1En una entrevista, Norman Geisler, de su vasta colección de citas de escépticos, me refirió la respuesta del agnóstico, Bertrand Russell, cuando le preguntaron bajo qué condiciones creería en Dios:

«Bueno, si oyera una voz desde el cielo que predijera una serie de cosas para las siguientes veinticuatro horas, cosas muy improbables, y llegaran a suceder, creo que tal vez

tendría que creer que hay alguna clase de inteligencia suprahumana. No puedo concebir otro tipo de evidencia que pudiera convencerme y, en lo que a mí respecta, no existe

dicha evidencia» .

Cuando le preguntaron qué respondería a Russell, Geisler sonrió y dijo: «Yo le diría: «Sr. Russell, hubo una voz del cielo; esta predijo muchas cosas; y sin duda algunas las

hemos visto suceder»».

Geisler se refería a la manera milagrosa en que los profetas predijeron acontecimientos y circunstancias específicas que culnlinarían cientos de años después con la llegada del Mesías (el «Ungido») que redimiría a Israel y al mundo. Aun un escéptico recalcitrante como Russell, tuvo que admitir que se requeriría un acto de Dios para que alguien pudiera predecir una serie de sucesos improbables y que estos se cumplieran contra toda probabilidad. Por lo tanto, las profecías mesiánicas, que se cumplieron con jesús de Nazaret, son una poderosa confirmación de su identidad.

El Antiguo Testamento contiene miles de profecías acerca de la venida del Mesías. Según Barton Payne’s Encyclopedia of Biblical Prophecy [Enciclopedia de Profecía Bíblica Barton Payne] se cumplieron ciento noventa y una profecías, mientras que el académico de Oxford, Alfred Edersheim, cita cuatrocientos casos: «Lo más importante que debemos tener presente es la unidad orgánica del Antiguo Testamento -apunta- . Sus predicciones no están aisladas sino que son parte de un gran cuadro profético».

Es indudable que estas predicciones se escribieran cientos de años antes de que jesús naciera en Belén. «Aun los críticos más liberales reconocen que los libros proféticos se completaron unos cuatrocientos años a.c. y que el libro de Daniel se terminó alrededor del año 167 a.c.», dice Geisler.

Agregó que hay suficiente evidencia para datar la mayoría de los libros en fechas considerablemente anteriores que esas; hay algunos Salmos y profecías tempranas que  datan de los siglos octavo y noveno antes de Cristo.

Geisler señala que un pasaje solo, Isaías 53:2~12, predice doce aspectos de la pasión de Cristo, todos los cuales se cumplieron: Jesús sería rechazado, sería un varón de dolores, tendría una vida de sufrimiento, los hombres lo despreciarían, llevaría nuestros dolores, sería golpeado y herido por Dios, sería traspasado por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, y sufriría como un cordero, moriría por los malvados, sería sin pecado, y oraría por otros.

La mayoría de los rabinos rechazan la noción de que este pasaje de Isaías sea una figura del Mesías e insisten en que se trata de una referencia a la nación judía. Sin embargo, Geisler dice: «Antes del tiempo de Cristo era común que los intérpretes judíos enseñaran que Isaías estaba hablando del Mesías judío. Solo después que los primitivos cristianos comenzaran a usar el texto apologéticamente y con mucha fuerza, se convirtió en una enseñanza rabínica del sufrimiento de la nación judía. Esta visión no es plausible en el contexto».

Otras de las principales predicciones acerca del Mesías, que se cumplieron todas en Jesús, fueron: que nació de mujer (cf. Génesis 3:15), que sería una virgen (cf. Isaías 7:14), de los descendientes de Abraham (cf. Génesis 12:1~3j 22:18), de la tribu de Judá (cf. Génesis 49:10), de la casa de David (cf. 2 Samuel 7:12~16), que nacería en Belén (cf. Miqueas 5:2), que sería anunciado por el mensajero del Señor (cf. Isaías 40:3); que purificaría el templo (cf. Malaquías 3:1), que se «le quitaría la vida» 483 años después del anuncio de la reconstrucción de Jerusalén en el año 444 a.e. (cf. Daniel 9:24~27), que sería rechazado (cf. Salmo 118:22), que sus manos y sus pies serían horadados (cf. Salmo 22:16), que su costado sería traspasado (cf. Zacarías 12:10), que resucitaría de entre los muertos (cf. Salmo 16:10), que ascendería a los cielos (cf. Salmo 68:18), y que se sentaría a la derecha del estrado de Dios (cf. Salmo 110:1).

El cumplimiento exacto de tantas predicciones específicas es de tal persuasión apologética que los críticos reiteradas veces las han objetado en un intento por negarlas. Las objeciones más comunes son las siguientes:

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

5. La milagrosa resurrección es uno de los hechos más con~ firmados del mundo de la antigüedad

Autor: LEE STROBEL

5. La milagrosa resurrección es uno de los hechos más con~ firmados del mundo de la antigüedad

a1El mayor milagro de Jesús fue su resurrección de entre los muertos, después de la brutal tortura sufrida a manos de los romanos. Como se descdbe en la última sección de este capítulo, hay evidencia histórica convincente para concluir que la resurrección de Jesús efectivamente sucedió.

Las explicaciones alternativas son débiles

Algunos críticos han intentado postular teorías para desechar los milagros de Jesús, pero ninguna resiste el escrutinio. Por ejemplo, Charles Templeton planteó que los milagros de sanidad de Jesús tal vez no fueron más que fenómenos psicosomáticos. Aunque Gary Collins, con una trayectoria de más de veinte años como profesor universitario de Psicología, ha dicho que no se podría descartar que Jesús hubiera sanado a veces por sugestión, de ningún modo es capaz de explicar todos sus milagros. En una entrevista, hizo la siguiente observación:

«A menudo la sanidad sicosomática lleva tiempo; las sanidades de Jesús eran espontáneas. Muchas veces la gente que es sanada psicológicamente experimenta la reaparición de los síntomas pocos días después, sin embargo, no vemos evidencia alguna de eso. Además, Jesús sanó dolencias como la ceguera de nacimiento y la lepra, para las cuales no es muy probable que quepa la explicación psicosomática.

»Y, por encima de todo eso, Jesús resucitó gente de entre los muertos, iY la muerte no es un estado inducido psicológicamente! Además, están todos sus milagros naturales: calmar la tempestad, transformar el agua en vino. Eso desafía las respuestas naturalistas».

Collins está en lo cierto. Las explicaciones naturalistas no son capaces de explicar toda la diversidad, los tipos y las circunstancias de los milagros de jesús. Además, tampoco resisten el escrutinio los alegatos de que sus milagros eran mitos inspirados en historias antiguas de las deidades helénicas o de hombres piadosos judíos. Después de estudiar las diferencias y similitudes entre estas historias y los Evangelios, Gary Habermas concluye: «De ningún modo puede demostrarse que los paralelismos con los mitos antiguos expliquen los hechos de los Evangelios».

Mi conclusión es que los relatos de los prodigios sobrenaturales de jesús, sus sanidades, exorcismos y manifestaciones de poder sobre la naturaleza eran auténticos y que son confirmación adicional de su identidad como Hijo de Dios. «La acumulación de hechos -como hace notar Habermas- muestra que los Evangelios están en lo cierto cuando registran que jesús realizó milagros».

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler