Ejercitar tu poder de elección

Ejercitar tu poder de elección

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios
Por R.C. Sproul
¿Tiene el hombre libre albedrío? Esta es una de las preguntas teológicas más comunes. A veces no se presenta como una pregunta sino como una objeción a la idea de un Dios soberano.

En el centro del problema está la definición de libre albedrío. ¿Qué queremos decir cuando afirmamos que el hombre tiene libre albedrío? En pocas palabras, el libre albedrío significa simplemente que el hombre tiene la habilidad de elegir lo que quiere. Esta habilidad requiere la presencia de una mente, de una voluntad y de un deseo. Si estas facultades están presentes y funcionando, ese hombre tiene libre albedrío.

Libre albedrío no significa que el hombre puede elegir hacer lo que quiera y necesariamente tener éxito. Nosotros podemos elegir volar sin la ayuda de dispositivos mecánicos. Podemos caer por el aire, pero no podemos volar. Nos hace falta el equipamiento natural necesario (en este caso, alas) para poder volar. Sin embargo, esto no significa que no seamos libres. Sí significa que nuestra «libertad» está limitada por nuestras limitaciones físicas. Mi voluntad puede ser derrotada por la voluntad de una mayoría o de algún poder superior. Ese poder conflictivo no elimina mi libertad, pero podría imponer límites sobre ella.

Uno de los límites más importantes para mi libertad soy yo mismo. Si examinamos cuidadosamente cómo funciona la voluntad, encontraremos un punto de ironía que a menudo es pasado por alto en las discusiones sobre el libre albedrío. El punto es este: no solo puedo elegir lo que quiero sino que debo escoger lo que quiero si mi elección ha de ser realmente libre. La elección se hace basada en un deseo. Sin el deseo no puede haber una elección libre (sobre todo cuando hablamos de una elección moral).

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Dios te dio libre albedrío para elegir. Eliges de acuerdo a tus deseos. ¿Te guiarán tus deseos presentes a tomar decisiones sabias para el futuro?

Para estudiar más a fondo
Deuteronomio 30:19 – Josué 24:15 – Salmo 25:12

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios

R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Redescubrir la ley

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul

La reforma de Israel se llevó a cabo por medio del redescubrimiento de la ley, la cual despertó brevemente a esta nación corrupta y le permitió ver su bancarrota espiritual. Siendo joven, el rey Josías inició el proceso de reforma con una depuración espiritual, una limpieza de los elementos paganos de la vida religiosa de la nación.

Pocos años después, Hilcías encontró el libro de la ley del Señor dada por medio de Moisés. Un escriba la trajo al rey Josías y la leyó. El resultado fue dramático: «Y sucedió que cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos» (2 Re 22:11).

Josías fue despertado a la grandeza de la ira de Dios. Se dio cuenta de que Dios había derramado Su ira sobre la nación de Israel. Entendió que este juicio divino sobre la nación era el resultado directo del pecado.

El cambio inmediato más visible en la reforma nacional de Israel fue la restauración de la adoración verdadera, una adoración libre de idolatría y fundamentada en un entendimiento sano del carácter de Dios y Su ley.

Necesitamos un nuevo descubrimiento de la ley de Dios y de la Palabra de Dios en nuestra tierra. Sí, la Palabra de Dios necesita ser redescubierta en la plaza pública, pero sobre todo necesita ser redescubierta en la casa de Dios.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Renueva tu compromiso personal con la Palabra de Dios. ¡Empieza hoy!

Para estudiar más a fondo
2 Crónicas 35:3 – 2 Crónicas 34:3 – Salmo 119:92

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios


R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Entrar en una unión mística

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul
La vida cristiana se vive en el contexto de una unión mística con Cristo. Esta unión encuentra su origen inicial en la eternidad. Desde la fundación del mundo, nuestra salvación está descansando en la gracia de la elección soberana de Dios. Pablo así lo explica en Efesios 1:3-6.

Es en el Amado que encontramos nuestra redención. Desde la eternidad, Dios considera que los elegidos están en Cristo. Antes de que nuestra unión mística se llevara a cabo en el tiempo, ya era una realidad presente en la mente de Dios.

Tal y como Cristo invadió el tiempo desde la eternidad hace dos mil años, así mismo nuestra unión eterna se inmiscuye en el tiempo a través de la obra del Espíritu. Lo que siempre ha existido en la mente eterna de Dios se convierte una realidad atada al tiempo en el corazón de los regenerados. El resultado es que, en Cristo, por medio del Espíritu, contemplaremos al Padre en nuestra muerte y de ahí a la eternidad. Somos hijos del Padre, tal como fue en el principio.

Nuestra salvación es por Cristo y en Cristo. Por Su justicia somos hechos justos. Por Su expiación nuestros pecados son perdonados.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Agradece a Dios por tu salvación, Su justicia y Su expiación por tus pecados.

Para estudiar más a fondo
Efesios 1:3-6

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios
R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Salir del lodo

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul

Nuestras almas no pueden salir solas del lodo del pecado porque están muertas. La salvación viene no a aquellos que claman: «Muéstrame el camino al cielo», sino a aquellos que dicen: «Llévame porque no puedo solo».

Para cuidarnos de ver la oración del pecador como una mera técnica, debemos recordar que Cristo levanta a los muertos para que puedan caminar. No pronunciamos las palabras mágicas y luego esperamos morir. El cristianismo también involucra el crecimiento espiritual. Requiere trabajo, el arduo trabajo de la santificación. La regeneración es monergista, obra exclusiva de Dios. La santificación, el proceso mediante el cual somos hechos santos, es sinergista, Dios obra junto con nosotros.

La parte de Dios es fácil para Él. Él no necesita atajos porque Él nunca se cansa. Por el contrario, nosotros debemos estar luchando continuamente contra la tentación de buscar atajos. Ninguna técnica nos hará santos. Sin embargo, ninguna técnica del diablo puede detener el proceso de Cristo conformarnos a Su Imagen. A aquellos a quienes Él llama también los santifica.

Nuestra santificación requiere del Espíritu de Dios y, ya que Él ha ordenado Su mundo como lo ha hecho, la santificación requiere el uso disciplinado y repetitivo de los medios de gracia. Cinco minutos al día de estudio bíblico huele a técnica. Algo seco que seguramente está destinado al fracaso. Debemos sumergirnos en la Palabra de Dios. Entonces, tal como Jesús prometió, conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres. Entonces seremos Sus discípulos (Juan 8:31-32).

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Recuerda, Dios está obrando en ti. Él nunca se cansa. Da gracias por este proceso que está en marcha.

Para estudiar más a fondo
Juan 8:31-32 – Juan 8:36 – Salmo 40:2

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios

R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Ser parte de la esposa

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul
Cuando Cristo compró a Su esposa, compró «mercancía dañada». Su esposa estaba manchada por impurezas manifiestas. Estaba cubierta de manchas y desfigurada por arrugas. Sin embargo, no solo la compró sino que también la santificó:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada (Ef 5:25-27).

Apocalipsis presenta como Cristo prepara a Su esposa para la celebración de Su boda:

Y el ángel me dijo: Escribe: «Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero». Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios (Ap 19:9).

Cada vez que celebramos la Cena del Señor, celebramos no solo el precio de redención pagado por el Esposo, sino que también celebramos simbólicamente la fiesta de bodas del Cordero a la que todo creyente es llamado.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Da gracias por el precio de compra pagado por tu Esposo.

Para estudiar más a fondo
Efesios 5:25-27

1 Corintios 11:23-25

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios

R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Dar fruto espiritual

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul
Por gracia, Dios ofrece la justicia de Cristo a todo aquel que pone su confianza en Él. Para aquellos que creen, todos aquellos que tienen fe en Él, el mérito de Cristo es imputado a su cuenta.

¿Excluye esto las buenas obras en la vida del creyente? De ninguna manera. Nuestra justificación siempre conduce a las buenas obras. Aunque no hay mérito alguno en nuestras obras, ni las de antes ni las de después de nuestra conversión, las buenas obras son un fruto necesario de la verdadera fe.

«¿Fruto necesario?». Sí, necesario. Las buenas obras no son necesarias para ganarnos nuestra justificación. Nunca son la base de nuestra justificación, sino que son necesarias en un sentido más estricto. Son consecuencias necesarias de la fe verdadera. Si una persona dice tener fe pero no da fruto alguno de obediencia, esto es evidencia clara de que su afirmación de tener fe es falsa. La fe verdadera produce fruto de manera inevitable y necesaria. La ausencia de fruto indica la ausencia de fe.

No somos justificados por el fruto de nuestra fe. Somos justificados por el fruto de los méritos de Cristo. Recibimos Su mérito solo por la fe, pero es solo por la fe verdadera. Y toda fe verdadera produce fruto verdadero.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Examina tu fe y tu fruto espiritual en oración.

Para estudiar más a fondo
Gálatas 5:22-25

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios


R.C. Sproul
El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Abrir nuestros oídos para escuchar

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul

Dios le dijo a Isaías: «Ve, y di a este pueblo: «Escuchad bien, pero no entendáis; mirad bien, pero no comprendáis». Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado» (Is 6:9-10).

Pablo explica este tipo de juicio en Romanos 1:28: «Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen».

El peor castigo que puede caer sobre nosotros es que Dios nos entregue a nuestros pecados. Esto anticipa el veredicto de Dios en el juicio final: «Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro» (Ap 22:11a).

Cada vez que se proclama la Palabra de Dios, cambia a todos los que están a su alcance. Nadie puede permanecer inafectado al oír la Palabra de Dios. Para aquellos que la escuchan de manera positiva, hay crecimiento en gracia. A los que la rechazan o son indiferentes a ella se le añaden callosidades a sus almas y sus corazones se endurecen. El ojo se va cerrando, el oído oye cada vez menos, y el misterio del reino es cada vez más oscuro. El que tiene oídos para oír, que oiga.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Pídele a Dios que abra tus oídos a Su voz, que despeje tus ojos espirituales y que te permita entender con el corazón.

Para estudiar más a fondo
Isaías 6:9-10

Romanos 1:28

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.
Cómo aprender las leyes de Dios
R.C. Sproul
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Aceptar la responsabilidad gradual

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul 

Existe un principio en el Nuevo Testamento que a menudo es descuidado. Yo lo llamo el principio de la «responsabilidad gradual». El principio lo enseñó Jesús en Lucas 12:48b: «A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él».

Este dicho es parte de la parábola del mayordomo fiel. Enfatiza los términos del juicio con los que el señor de la parábola mide a sus siervos. El castigo impuesto es directamente proporcional al conocimiento previo de cada siervo:

Y aquel siervo que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;48 pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco (vv. 47-48a).
Aquí vemos que el juicio y el castigo son impuestos de acuerdo al conocimiento y la acción. A mayor conocimiento, mayor responsabilidad.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
¿Eres un fiel mayordomo sobre todas las cosas que Dios te ha confiado?

Para estudiar más a fondo
Lucas 12:47-48 – 1 Corintios 4:2

R.C. Sproul

El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Atesorar el precio de la redención

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Atesorar el precio de la redención
Por R.C. Sproul

La clave para entender el clamor de Jesús desde la cruz la encontramos en la carta de Pablo a los gálatas: «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO)» (Gal 3:13).

Ser maldito es ser apartado de la presencia de Dios, ser colocado fuera del campamento, ser excluido de Sus beneficios. En la cruz, Jesús fue maldito. Es decir, Él representó a la nación judía que había violado el pacto y estaba expuesta a la maldición. Allí, Él recibió la medida completa de la maldición sobre Sí mismo. Como el Cordero de Dios, Aquel que cargó con el pecado, Él fue apartado de la presencia de Dios.

En la cruz, Jesús experimentó el abandono en lugar nuestro. Dios le dio la espalda y lo apartó de toda bendición, de todo cuidado, de toda gracia y de toda paz.

Dios es demasiado santo como para mirar la iniquidad. Dios el Padre le dio la espalda a Su Hijo, y lo maldijo hasta el abismo del infierno mientras colgaba en la cruz. Aquí estaba «el descenso al infierno» del Hijo. Aquí la furia de Dios se desató contra Él. Su grito fue el grito de los condenados. Por nosotros.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Reflexiona sobre lo que Jesús hizo por ti en el Calvario. Da gracias por el Cordero de Dios que cargó con tu pecado.

Para estudiar más a fondo
Mateo 27:46 – Gálatas 3:13 – Gálatas 3:10

El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.

Explorar los límites de la ley de Dios

Serie: Cómo aprender las leyes de Dios

Por R.C. Sproul

El Catecismo de Westminster define el pecado como «cualquier falta de conformidad con la ley de Dios, o la transgresión de la misma». Aquí vemos que el pecado se define tanto en términos negativos como positivos. El aspecto negativo se indica por las palabras «falta de conformidad». Apunta a una falla o fracaso en el desempeño moral. En términos populares se le llama pecado de omisión. Un pecado de omisión ocurre cuando fallamos en hacer lo que Dios nos ordena.

El aspecto positivo de la definición de pecado en el catecismo se refiere a traspasar abiertamente los límites de la ley de Dios. Es un pecado de comisión.

A veces Dios expresa Sus leyes en términos negativos (no hagas tal cosa) y a veces en términos positivos (haz tal cosa). Los Diez Mandamientos contienen ambas formas (no robarás; honra a tu padre y a tu madre).

Tanto los pecados de omisión como los de comisión son pecados reales. Incurren en culpa real. Cuando hacemos lo que Dios prohíbe, somos culpables del pecado de comisión. Cuando fallamos en hacer lo que Dios ordena, somos culpables del pecado de omisión. En ambos casos la ley de Dios es violada.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Examina tu vida en oración para identificar pecados de omisión o de comisión.

Para estudiar más a fondo
Santiago 4:17 – Salmos 51:1-3

El Dr. R.C. Sproul fue fundador de los Ministerios Ligonier, pastor fundador de Saint Andrew’s Chapel en Sanford, Florida y primer presidente de Reformation Bible College. Escribió más de cien libros, incluyendo La santidad de Dios, Escogidos por Dios, Todos somos teólogos, Moisés y la zarza ardiente, Sorprendido por el sufrimiento, entre otros.